¿Sorpresa...? {Priv. Sora}

A pesar de ser un día “laboral”, la escuela no abre sus puertas ya que era un día festivo y por tanto, la morena se lo podría tomar a modo de descanso… Si no fuera porque se tiene que levantar temprano para preparar las clases de esa semana, y eso la llevaría para un buen rato, especialmente si quiere al menos la tarde para ella sola, pues no podría estar con su pareja ya que está en audiciones.
Hace ya varios días que su hermano le dijo que vendría a la ciudad y se encargó de preparar algunas de las dos habitaciones para que no quedara “tan de invitados”, pues así él podría decorarlo como quisiera. Se esperaba que él tardaría unos días más, pero en el momento en que suena su móvil es cuando lo escucha.

-¿Elliot? ¿Ocurre algo? –Pregunta con una ceja arqueada, hasta que no puede evitar soltar una leve risa cuando le escucha criticar al taxista- Está bien, enseguida salgo –Le dice para colgar y levantarse de su asiento, buscando su monedero para bajar.

En el momento en que abre la puerta, no paga al taxista, lo que hace es recibir a su hermano en un abrazo en cuanto corre a por él, dándole la bienvenida. Como que parece que eso iba para largo a ojos del taxista, no duda en resoplar a modo de queja, cruzarse de brazos y dar golpecitos en el suelo con el pie. Uno de los mayores errores de un taxista es meterle prisa a un cliente, y especialmente cuando es nuevo en la ciudad, así que la morena no duda en ser tal vez un poco “borde” en cuanto escucha el resoplo.

-Elliot, ¿por qué trajiste un caballo? –Le pregunta a modo de ironía, ya que en verdad el resoplo del taxista sonó al de un caballo. El taxista lo escucha, y en vez de quejarse sólo pone cara de mal humor- Aquí tiene –Termina diciendo cuando deshace el abrazo y paga al taxista, dejando que se quedara con el cambio al menos. Sin duda alguna el taxista se va con cara de “espero no volver a verlos, ¡nunca!” y se marcha- Bueno, la casa no es muy grande, así que no creo que te pierdas mucho –Le dice ayudándolo con el equipaje y entrando en casa.

La casa es solamente de dos plantas, donde la primera se encuentra la cocina, el comedor, un baño simple y la zona de la lavadora y la secadora; en cuanto a la segunda planta se encuentra tres habitaciones y el baño ya con la ducha.

-Arriba están las habitaciones, puedes elegir la que quieras –Le dice mientras sube a la segunda planta para que al menos dejaran el equipaje donde no molestara- ¿Querrás tomar algo? Me imagino que el viaje estuvo bastante cansado -Le dice riendo suavemente, acordándose cuando ella llegó hace un mes apenas.

Ríe ligeramente por lo que dice antes de entrar en casa, justo cuando el taxista se marcha.

-Seguro que te aburrirías mucho –Le responde con amabilidad, y agradece que su hermano también tenga la costumbre de quitarse el calzado como ella, pues ya no es sólo por costumbre en Japón, sino porque así la casa se mantiene un poco más limpia y era menos la paliza que se tendrían que pegar a la hora de ir limpiando de vez en cuando la casa- Oh, el refrigerador… Lo que me recuerda que tendría que comprar algo más de comer –Comenta a modo de recordatorio para sí misma, pues mayormente se compraba las cosas justas al vivir sola, pero ahora con su hermano y con alguna visita fugaz de su pareja, más le valía tener un poco más lleno la nevera- Bueno, al menos lo agotador ya ha quedado de lado, aquí estarás más tranquilo… Más o menos –Comenta al recordar a la vecina pesada del momento que no se le ocurría de otra que hincarle el diente a la morena, y no quiere ni imaginarse cuando vea a Elliot- Está bien, ahora te traigo algo –Le dice para dejar que elija la habitación que quisiera mientras ella baja y le busca algo de beber.

Se dirige hacia la cocina para abrir el refrigerador y buscar lo que tiene: algún que otro jugo de naranja en lata, agua y café frío en lata. Teniendo en cuenta que el pobre tendría que acostumbrarse al horario de la ciudad, vuelve con la lata de café ya que eso le ayudaría a recuperar un poco las energías del viaje.
Al llegar ve como su hermano se acerca para medirse con ella, lo que le hace reír ligeramente, acordándose como él de pequeño siempre terminaba midiéndose con ella cada vez que crecía; pues a pesar de que de pequeños era más alta por motivos obvios, en cuanto el chico entró en la adolescencia eso cambió bastante, y ahora se nota la diferencia.

-Sólo espero que no me dejes más abajo de lo que estoy ahora –Comenta por su altura mientras le tiende la lata- Espero que te valga esto, tengo agua y jugo de naranja por si lo prefieres –Pestañea un par de veces ante las pregunta, riendo suavemente- En la escuela va todo bien, prestan bastante atención para mi sorpresa. Aunque siempre habrán días en que evitarán dar clase preguntando si tengo hermanos, pareja y etcétera –Se encoge de hombros, es inevitable, incluso la escuela con más prestigio siempre querrán un poco de descanso los alumnos y eso la morena es algo que respeta, es decir, también estuvo en sus lugares y lo entendía- ¿Algo bueno? Erm… –En cuanto cierta rubia se pasa por su cabeza, es inevitable para ella que el rubor aparezca de manera muy suave sobre sus mejillas- Bueno… Digamos que tienes cuñada –Termina por confesarle con cierta timidez- Por cierto, ¿a la tarde querrás ir a hacer el cambio de moneda? No quiero que lleguen a saltarte encima por los yenes

-Por eso iré cocinando cosas sencillas y así evitar que comas siempre cosas de sobre –Le dice atrapando su nariz entre sus dedos a modo de “no vas a comer cualquier cosa”- Mmm, lo del “más o menos” es porque tenemos a una vecina un poco… ¿acosadora? –Suelta un gran suspiro realmente pesado, dejando claro que esa vecina es un dolor de cabeza… para ella.

En el momento que vuelve con él, ríe ligeramente cuando este le desordena un poco el pelo.

-Ahora es mi turno de mirar un poco hacia arriba –Comenta para pestañear un par de veces- Lo justo, tan sólo te puse de ejemplo, de que cuando algo sale mal siempre hay que intentarlo –Le comenta encogiéndose de hombros, y es que se sentía orgullosa de que el chico quisiera seguir intentándolo aunque fuera un camino distinto; principalmente se alegra porque no hizo como muchos: quedarse tirado en el sofá sin hacer nada y apenarse por lo malo- Alumnas guapas las hay… Ya hay alguna y alguno que me persiguen con el típico “¡preséntamelo!” –Le explica para que al rato no pueda evitar reír por las preguntas del chico- Está bien, está bien –Empieza- Se llama Andrea Laakkonen y es de Finlandia; posiblemente la veas por el Sello cuando empieces a ir allá… Ya que es cantante –Busca en su pantalón para sacar el móvil y buscar una foto de la chica para enseñársela- Es ella, además tiene ganas de conocer a su cuñado –Se encoge de hombros sonriendo con algo de timidez.

Se pone pensativa cuando le pregunta sobre la vecina, haciendo algo de memoria para poder definírsela.

-Tan sólo es un año mayor que yo… Lleva escote exagerados así que… Es difícil mirarla a los ojos –Confiesa con un pequeño rubor en las mejillas por la vergüenza de acordarse de ello, pues sinceramente, la morena es una chica tan leal a su pareja que se siente hasta mal cuando se le escapa la vista- Cuando te vea te acosará a ti… Alegría para ti, alegría para mí para no ver más batallas entre ellas –Suspira de manera pesada hasta que frunce el ceño y le pellizca muy sutilmente la mejilla a modo de riña- ¡Oye! No fue un fracaso, sólo tuviste la mala suerte de tener a un compañero como ese –Le dice acariciando su mejilla, terminando riendo un poco por lo que dice- Estoy segura de que en el Sello también encontrarás a chicas bonitas

Agradece que bromee, ya que en verdad su pareja si tiene un secreto bajo su espalda que Sora la ayuda a cargar. Ella lo aceptó de buena manera, pero no sabe si su hermano cree que hay más seres aparte del ser humano, y de todas formas, confesar ese secreto es cosa de su pareja y no suyo.

-De vez en cuando viene, y no te preocupes no harás de sujeta velas. Nos comportaremos –Le dice para ver a su reloj- Tal vez puedas conocer a la vecina en un par de horas… Cuando empiece a aporrear el timbre –Le comenta para reír suavemente, encogiéndose de hombros- Creo que después de mis dos exs, te parecerá perfecta –Dice acordándose de sus dos únicas parejas en sus vidas, y que una era un poco… arpía y la otra… pesada, chicas con las que aceptó salir porque no supo decirles un “no”; sólo espera que se note que por Andrea todo es distinto, que es la única por la que siente algo de verdad. Cierra un ojo cuando este le besa la mejilla- Eso es bueno, ¿quieres hacer algo en específico o prefieres descansar del viaje?

Sonríe al escuchar a su hermano. No fueron pocos los años en el que estuvo en ese grupo, y sabía que su hermano llegaría lejos en el mundo de la música sino fuera porque tuvo un encuentro bastante feo con uno de los integrantes; nunca entendió el motivo del egoísmo de su compañero pero en cierta manera, apoya la decisión de su hermano, incluso si este era la decisión de hundir a su anterior grupo. Ríe ligeramente al recordar a sus anteriores parejas.

-Lo siento… Incluso yo no las soportaba… –Suspira y se rasca la nuca a modo de torpeza- Cosas de la edad supongo… De todas formas, si querían apartarte hicieron que mi cariño por ellas desapareciera –Desordena un poco su cabello- Quien esté conmigo debe querer a mí hermano y padre… Y Andrea lo hará, tiene muchas ganas de conocerte, incluso se emocionó cuando le conté que venías aquí –Le cuenta recordando su reacción cuando se lo explicó.

Sonríe con gusto al verlo en ciertamente emocionado por conocer su nuevo hogar, pero en cierta manera eso le hace pensar y se nota por su manía de poner su dedo índice y pulgar en su barbilla.

-La piscina está en la parte de atrás del edificio, alguna vez hacen reuniones de vecinos ahí, ya con la parrillada que comentas… –Comenta recordando cada parte del edificio hasta que se encoge de hombros- Si quieres, primero te enseño el condominio, tal vez la vecina esté en la piscina o algo –Comenta riendo suavemente al ver el gran interés en conocerla, y es que sinceramente, si la morena no estuviera con su pareja posiblemente ni a ella le molestaría el acoso de la contrario, pero su lealtad es intachable.

Ríe suavemente al sentir su codo en su brazo, ruborizándose muy suavemente- Claro que se alegra, e incluso se interesó en vosotros –Le sonríe- Cuando queráis, aunque puede que os veáis en el Sello, después de todo trabajaréis en el mismo lugar; oh, sí, ella es cantante –Le dice, recordando que es importante que supiera a que se dedica su pareja, sobre todo si existiera la casualidad que se toparan ambos, aunque ella está algo perdida sobre los temas del Sello.

Mira en silencio a su hermano, y ahoga la risa como puede, sabiendo lo que por su cabeza pasaba. Menos mal que el lugar no permitían animales, sino ya veía a su hermano tirando a los gatos por la ventana, y a algún que otro vecino molesto. Al final no puede evitar soltar una muy pequeña risa.

-Claro, enseguida vamos –Le espera mientras va a dejar la chaqueta- En la papelera que hay en la cocina, está en una esquina, a la derecha cuando entres; se va por ahí –Teniendo en cuenta que el departamento no era precisamente pequeño, le señala con la mano donde estaba la cocina.

En cuanto estuvieron listos, salen del piso para bajar hasta abajo del todo. Es decir, estaban en el piso 10 y no había más que puertas y puertas de vecinos; sólo había un par de plantas más encima de ellos y ya.
Bajan del todo y le enseña donde está el gimnasio, y como que junto a la piscina está dentro del pago del piso, no se tendrían que preocupar como en un gimnasio de la ciudad. Después lo enseña la piscina, que como dijo antes, está detrás del edificio, así se evitan a que gente se colara, ya que necesitarían sí o sí entrar al edificio, y el edificio tienen porteros las 24 horas del día que no se mueven mucho del lugar.

En cuanto llegan a la piscina, no había mucha gente a causa del día que era, muchos salen por su cuenta, pero ahí está la vecina que le había comentado. No era tan alta como ellos, pero nadie podría negar que tenía un buen cuerpo y que la sensualidad en su cuerpo estaba sí o sí, ahí.
La chica estaba nadando en la piscina, y cuando sus ojos se fijan en los hermanos, nada hasta ellos con una sonrisa coqueta y traviesa mirándolos desde donde está.

-Puedo suponer que eres su hermano, ¿cierto? Ser guapos debe ser genético~ –Los mira con diversión a ambos.