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El mundo es muy pequeño (Ayato)
2 participantes
Music is War :: Glass City :: Centro de la Ciudad :: Calles
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Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Una vez la humana estuvo dentro, Ayato cerró el ventanal tras de sí ignorando por completo sus berrinches. Aún no decidía qué hacer con ella...por alguna extraña razón sentía el ferviente deseo de jugar con ella un rato antes de alimentarse.
Se volvió hacia el interior del departamento y dio un vistazo rápido, sin prestar tanta atención a lo que veía sino a lo que con su olfato podía percibir. Antes de siquiera pensar en ponerse cómodo debía registrar todo el lugar y matar a los residentes. Podía sentirlo, en el interior de esa estancia había un tercer personaje, un ser humano.
- Debe haber alguien...alguien...¿eh? ¿Por qué me estás mirando así? - Ayato empezó haciendo un comentario en forma de murmullo, dirigiéndolo más para sí mismo que para su acompañante, pero luego notó que ésta le observaba desde el suelo de mala manera, interrumpiendo su concentración. Un tenso silencio se coló entre ambos antes de que la humana volviese a hablar:
- ¿Q-qué vas a hacerme..?
- ¡¿Haa?! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Satisfacerme, por supuesto! - Le respondió el dhampiro, volviendo todo su cuerpo hacia ella e inclinándose para acortar ligeramente la distancia entre ambos. Una vez le tuvo ante él, Ayato ladeó una sonrisa con un dejo de desfachatez, sin apartarle los ojos de encima. - ¿No estás feliz? - Preguntó altanero, deslizando la mirada por su cuello desnudo.
Por un momento parecía que Ayato había olvidado todo lo referente a la banda, al callejón y al escape, sin embargo, un sonido proveniente desde el fondo del pasillo le hizo volver a la realidad. Eran pasos, pasos muy pequeños, totalmente imperceptibles para el oído humano.
El dhampiro se volvió bruscamente hacia esa espesa oscuridad, sus sentidos le alertaban que un humano se encontraba oculto tras el muro contiguo por lo que su instinto de cazador se activó, alejándolo de la muchacha y dirigiéndose de forma lenta, muy pausada, hacia su víctima con los colmillos expuestos.
Se volvió hacia el interior del departamento y dio un vistazo rápido, sin prestar tanta atención a lo que veía sino a lo que con su olfato podía percibir. Antes de siquiera pensar en ponerse cómodo debía registrar todo el lugar y matar a los residentes. Podía sentirlo, en el interior de esa estancia había un tercer personaje, un ser humano.
- Debe haber alguien...alguien...¿eh? ¿Por qué me estás mirando así? - Ayato empezó haciendo un comentario en forma de murmullo, dirigiéndolo más para sí mismo que para su acompañante, pero luego notó que ésta le observaba desde el suelo de mala manera, interrumpiendo su concentración. Un tenso silencio se coló entre ambos antes de que la humana volviese a hablar:
- ¿Q-qué vas a hacerme..?
- ¡¿Haa?! ¿Qué clase de pregunta es esa? ¡Satisfacerme, por supuesto! - Le respondió el dhampiro, volviendo todo su cuerpo hacia ella e inclinándose para acortar ligeramente la distancia entre ambos. Una vez le tuvo ante él, Ayato ladeó una sonrisa con un dejo de desfachatez, sin apartarle los ojos de encima. - ¿No estás feliz? - Preguntó altanero, deslizando la mirada por su cuello desnudo.
Por un momento parecía que Ayato había olvidado todo lo referente a la banda, al callejón y al escape, sin embargo, un sonido proveniente desde el fondo del pasillo le hizo volver a la realidad. Eran pasos, pasos muy pequeños, totalmente imperceptibles para el oído humano.
El dhampiro se volvió bruscamente hacia esa espesa oscuridad, sus sentidos le alertaban que un humano se encontraba oculto tras el muro contiguo por lo que su instinto de cazador se activó, alejándolo de la muchacha y dirigiéndose de forma lenta, muy pausada, hacia su víctima con los colmillos expuestos.
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
No importaba cuan atractivas fueran las facciones del joven frente a ella, o que tan atrayentes resultarán sus felinos jades, en aquel momento después de ser oyente nuevamente de aquella egolatría presente en su tonó de voz, el ceño se mantuvo fruncido mostrando lo odiosa que le resultaba el simple echo de respirar el mismo aire y más aún compartir el mismo metro cuadrado.
Concéntrate Yui... Si solo le distraigo lo suficiente para que la niña pueda escapar será suficiente Pero y si la niña no huía? si estaba tanto o más asustada que ella en ese momento? Sería capaz de dejarla a su buena suerte si el chico llegaba a atentar con su propia vida? Por supuesto que no Señor, como tu humilde pastora puedo confirmarte que si tengo que dar mi vida por esa niña lo haré. La decisión final estaba tomada por lo que la pregunta del chico no inmuto su serio rostro, guardando silencio solo encogiéndose un poco en su lugar.
"Onii-chan la oscuridad me da miedo... los monstruos están cerca"
Lo que en su pecho se sintió cuando le vio separarse de ella la hizo volver a tener la adrenalina en su cuerpo al máximo, hasta hacerle recordar una pequeña fracción de su propia infancia.
Le ha escuchado... Quieto! Vio como él se levantaba y antes de darle tiempo de llegar al muro en un tosco movimiento termino abalanzándose sobre la espalda del chico desestabilizándole. Ella nunca había sido una chica violenta a pesar de criarse junto a dos niños, su salud no era muy estable, y por tanto procuraba distanciarse de actividades que la agitarán, pero no... no le dejaría tocarla. Gracioso como este chico había sido el causante que desatara todos los actos que en su vida había evitado.
Mientras peleaba con el pelirrojo obstruyo su visión con sus manos, mientras era sacudida por él. Solo eso basto para dar aviso a la pequeña con un gesto con su rostro para que saliera por la ventana abierta, la niña temblaba de tal forma que era obvio que estaba desolada, volvió a hacer el mismo gesto y fue por fin que la niña corrió desapareciendo tras abrir una puerta de madera que daba lugar a un pequeño armario por lo que notó en los ropajes del lugar con el ligero sonido de la manilla, opacando por las quejas de ella y el peculiar sujeto.
Sonrió agitada por la lucha que tenía con el chico solo hasta ser consiente de que ambos iban cayendo directo al suelo, con ella sobre él como si montara una bestia lastimando posiblemente el pecho del chico, intentando no soltarle las muñecas, después del forcejeo, de su blusa no quedaba nada más que unos harapos por tanto al continuar reteniendolo en esa posición subió la sangre hasta acumularse en sus mejillas con una respiración pesada
Concéntrate Yui... Si solo le distraigo lo suficiente para que la niña pueda escapar será suficiente Pero y si la niña no huía? si estaba tanto o más asustada que ella en ese momento? Sería capaz de dejarla a su buena suerte si el chico llegaba a atentar con su propia vida? Por supuesto que no Señor, como tu humilde pastora puedo confirmarte que si tengo que dar mi vida por esa niña lo haré. La decisión final estaba tomada por lo que la pregunta del chico no inmuto su serio rostro, guardando silencio solo encogiéndose un poco en su lugar.
"Onii-chan la oscuridad me da miedo... los monstruos están cerca"
Lo que en su pecho se sintió cuando le vio separarse de ella la hizo volver a tener la adrenalina en su cuerpo al máximo, hasta hacerle recordar una pequeña fracción de su propia infancia.
Le ha escuchado... Quieto! Vio como él se levantaba y antes de darle tiempo de llegar al muro en un tosco movimiento termino abalanzándose sobre la espalda del chico desestabilizándole. Ella nunca había sido una chica violenta a pesar de criarse junto a dos niños, su salud no era muy estable, y por tanto procuraba distanciarse de actividades que la agitarán, pero no... no le dejaría tocarla. Gracioso como este chico había sido el causante que desatara todos los actos que en su vida había evitado.
Mientras peleaba con el pelirrojo obstruyo su visión con sus manos, mientras era sacudida por él. Solo eso basto para dar aviso a la pequeña con un gesto con su rostro para que saliera por la ventana abierta, la niña temblaba de tal forma que era obvio que estaba desolada, volvió a hacer el mismo gesto y fue por fin que la niña corrió desapareciendo tras abrir una puerta de madera que daba lugar a un pequeño armario por lo que notó en los ropajes del lugar con el ligero sonido de la manilla, opacando por las quejas de ella y el peculiar sujeto.
Sonrió agitada por la lucha que tenía con el chico solo hasta ser consiente de que ambos iban cayendo directo al suelo, con ella sobre él como si montara una bestia lastimando posiblemente el pecho del chico, intentando no soltarle las muñecas, después del forcejeo, de su blusa no quedaba nada más que unos harapos por tanto al continuar reteniendolo en esa posición subió la sangre hasta acumularse en sus mejillas con una respiración pesada
Yui Komori- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Inspiró profundo, ansioso, tal como si se tratara de un animal salvaje y la criatura escondida en las sombras fuese su presa, pero antes de que pudiera dar con ella la humana que le hacía compañía se abalanzó repentinamente sobre su espalda, haciéndole perder el equilibrio. Ayato se balanceó por la habitación con la muchacha a cuestas, expresando suma indignación en su rostro mientras intentaba quitársela de encima a la fuerza. ¿Esa idiota le estaba atacando? ¿Era su forma de resistencia? ¿O es que acaso creía poder amenazarle con una simple orden?
"¡¡No me hagas reír!!"
- ¡¿Qué te pasa?! ¡Suéltame, estúpida! - Gritó con el ceño muy pronunciado, pero antes de que pudiera deshacerse de aquél abrazo opresor con alguna técnica marcial la maldita le cubrió los ojos.
Bien, no era nada peligroso, nada que no pudiera manejar, solo se había dejado sorprender un poco por ella y por su inesperada e insolente actitud. Si, eso era todo. El fuerte estrépito le hizo dar cuenta de que aquél forcejeo había conseguido derribar la larga estantería de libros que se encontraba en la sala además de un jarrón con flores en su interior.
Pero poco antes de realizar un contraataque apropiado, Ayato se tropezó a ciegas con una mesita de vidrio que se atravesó en su camino, por lo que acabó cayendo de bruces hacia el suelo, haciendo añicos la superficie del mueble. Al abrir los ojos, el dhampiro se vio rodeado de vidrio, libros y flores. Con el enojo arrugándole la frente se incorporó de golpe, utilizando suficiente fuerza como para zafarse del agarre de la chica.
- ¡¿Se puede saber por qué hiciste eso?! ¡Te voy a matar! - Bramó mientras se volvía hacia ella, quien por culpa de su movimiento se había caído con violencia hacia el suelo. Él aún seguía con las rodillas clavadas en el suelo, y tras observarle durante una milésima de segundos pareció olvidar completamente todo lo referente al segundo humano en la habitación. - ¿Huh? Vaya... - masculló más tranquilo, sin advertir el desastre que le rodeaba. - Realmente... - empezó su comentario con voz aterciopelada, interrumpido únicamente por un breve silencio en el que Ayato deslizó la punta de su lengua por el labio inferior - ...no tienes pechos, ¿verdad? - Concluyó, sonriendo con malicia.
"¡¡No me hagas reír!!"
- ¡¿Qué te pasa?! ¡Suéltame, estúpida! - Gritó con el ceño muy pronunciado, pero antes de que pudiera deshacerse de aquél abrazo opresor con alguna técnica marcial la maldita le cubrió los ojos.
Bien, no era nada peligroso, nada que no pudiera manejar, solo se había dejado sorprender un poco por ella y por su inesperada e insolente actitud. Si, eso era todo. El fuerte estrépito le hizo dar cuenta de que aquél forcejeo había conseguido derribar la larga estantería de libros que se encontraba en la sala además de un jarrón con flores en su interior.
Pero poco antes de realizar un contraataque apropiado, Ayato se tropezó a ciegas con una mesita de vidrio que se atravesó en su camino, por lo que acabó cayendo de bruces hacia el suelo, haciendo añicos la superficie del mueble. Al abrir los ojos, el dhampiro se vio rodeado de vidrio, libros y flores. Con el enojo arrugándole la frente se incorporó de golpe, utilizando suficiente fuerza como para zafarse del agarre de la chica.
- ¡¿Se puede saber por qué hiciste eso?! ¡Te voy a matar! - Bramó mientras se volvía hacia ella, quien por culpa de su movimiento se había caído con violencia hacia el suelo. Él aún seguía con las rodillas clavadas en el suelo, y tras observarle durante una milésima de segundos pareció olvidar completamente todo lo referente al segundo humano en la habitación. - ¿Huh? Vaya... - masculló más tranquilo, sin advertir el desastre que le rodeaba. - Realmente... - empezó su comentario con voz aterciopelada, interrumpido únicamente por un breve silencio en el que Ayato deslizó la punta de su lengua por el labio inferior - ...no tienes pechos, ¿verdad? - Concluyó, sonriendo con malicia.
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Nunca en toda su vida, la albina había actuado de una forma tan poco ortodoxa. Y es que, había tenido algunas aventuras de pequeña, pero esto era un tema totalmente distinto, tanta fue su urgencia que se había prácticamente montado sobre un joven a quien a penas conocía, y aún de ser el caso! ésto iba totalmente en desacuerdo a lo que una dama debía hacer en compañía de un hombre!.
Sus amenazas eran la única "salvación" que tenía de dejar que la vergüenza tomara control de ella. Era evidente que no iba a lograr sostener su cuerpo por mucho, y así le demostró él cuando la dejo caer al suelo, solo dejando que algunas gotas del agua derramada del florero humedecieran parte de su cabello. El tonó de voz profundo la cohibía, busco una salida, pero nada. Hacían ya muchos años en que no compartía su presencia con un joven de su edad, definitivamente está sería una noche inolvidable, eso si lograba sobrevivir a ella.
Aún con todo esto, su comentario sobre el tamaño de su busto, termino por ruborizarla.
...no tienes pechos, ¿verdad?
El eco de su voz resonó en su interior, había algo en su voz... mirando fijamente al chico en unos segundos en que la inexpresividad se apodero de su rostro. ¿Qué? Había escuchado mal, o él realmente le había recalcado el que tenía un pecho pequeño en un momento como este? Arqueó sus cejas, descargando resentimiento hacía él mientras bloqueaba su visión de lo que se mostraba de su sostén entre la rasgada blusa, con un gran calor acumulándose en sus mejillas infladas por la cólera.
No son tan pequeños... Y y no es asunto suyo! Gritó indignada por lo dicho, nadie nunca le había denigrado de esa forma. No se crea importante solo por ser fuerte. Termino enderezándose para girar su cuerpo y así darle la espalda abrazándose a si misma, sus labios se fruncieron, no cabía en ella alguien tan poco educado. Era esta la clase de cosas que la esperaban en la ciudad? Ni siquiera su idol valdría tanto.... Ni rezando veinte ave María's deberías ser perdonado por tus acciones. Murmuró cerrando sus ojos con fuerza al sentir su mirada sobre ella, temblaba y comenzaba a llorar pero no le importaban sus burlas. nada de él le podría importar menos ahora.
Yui no lo había notado por la cólera que la invadía en ese instante, pero al girarse su muslo y parte de sus manos fueron cortadas sutilmente por el polvo del vidrio adherido a la alfombra de la modesta sala sobresaliendo de a poco algunas gotas de sangre que brotaban de su herida.
Sus amenazas eran la única "salvación" que tenía de dejar que la vergüenza tomara control de ella. Era evidente que no iba a lograr sostener su cuerpo por mucho, y así le demostró él cuando la dejo caer al suelo, solo dejando que algunas gotas del agua derramada del florero humedecieran parte de su cabello. El tonó de voz profundo la cohibía, busco una salida, pero nada. Hacían ya muchos años en que no compartía su presencia con un joven de su edad, definitivamente está sería una noche inolvidable, eso si lograba sobrevivir a ella.
Aún con todo esto, su comentario sobre el tamaño de su busto, termino por ruborizarla.
...no tienes pechos, ¿verdad?
El eco de su voz resonó en su interior, había algo en su voz... mirando fijamente al chico en unos segundos en que la inexpresividad se apodero de su rostro. ¿Qué? Había escuchado mal, o él realmente le había recalcado el que tenía un pecho pequeño en un momento como este? Arqueó sus cejas, descargando resentimiento hacía él mientras bloqueaba su visión de lo que se mostraba de su sostén entre la rasgada blusa, con un gran calor acumulándose en sus mejillas infladas por la cólera.
No son tan pequeños... Y y no es asunto suyo! Gritó indignada por lo dicho, nadie nunca le había denigrado de esa forma. No se crea importante solo por ser fuerte. Termino enderezándose para girar su cuerpo y así darle la espalda abrazándose a si misma, sus labios se fruncieron, no cabía en ella alguien tan poco educado. Era esta la clase de cosas que la esperaban en la ciudad? Ni siquiera su idol valdría tanto.... Ni rezando veinte ave María's deberías ser perdonado por tus acciones. Murmuró cerrando sus ojos con fuerza al sentir su mirada sobre ella, temblaba y comenzaba a llorar pero no le importaban sus burlas. nada de él le podría importar menos ahora.
Yui no lo había notado por la cólera que la invadía en ese instante, pero al girarse su muslo y parte de sus manos fueron cortadas sutilmente por el polvo del vidrio adherido a la alfombra de la modesta sala sobresaliendo de a poco algunas gotas de sangre que brotaban de su herida.
Yui Komori- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Todo desapareció de su mente, todo. La existencia de un posible tercero en esa misma habitación, el estado de la misma, incluso el bienestar de la rehén que traía consigo. Todos los aromas se condensaron en uno solo, se perdieron en las partículas de aire que compartían, se centraron en puntos específicos de la blanca piel que cubría a la jovencita.
Un embriagante aroma, algo que no pudo ignorar.
Aún arrodillado ante la humana que se negaba a voltearse, Ayato comenzó a jadear con fuerza, confundido, desorientado... Ya no mostraba ni la mitad de la confianza que hace un momento, simplemente estaba adquiriendo una apariencia mucho más bestial, guiada por el mero instinto. Su característica mirada esmeralda adquirió inmediatamente una intensa tonalidad carmín, dejaba ir y venir el aire con las fauces bien abiertas, sus colmillos aumentaron de tamaño con el transcurrir de los segundos. Beber sangre de jóvenes como ella era algo bastante usual en su itinerario, pero el aroma que esa mujer tan poco agraciada emanaba era diferente, conseguía erizar cada uno de sus sentidos.
Ayato se desabrochó los primeros botones que sujetaban su camisa para respirar mejor, estaba poseído por una sola idea: morder, succionar, despedazar...
Sin pensárselo dos veces, se movió en dirección hacia la humana y, más rápido de lo previsto, ya se encontraba forcejeando otra vez contra ella, aferrándose a sus hombros para acercarla hacia él. De un simple tirón retiró los restos de su blusa, dejando su piel casi al descubierto. Apartó su cabello con la diestra, acomodándolo hacia arriba y jalando ligeramente de él, sin ninguna pizca de delicadeza.
- Quédate... quieta... ah... - ordenó entre jadeos mientras acercaba sus labios hacia la nuca de la jovencita, permitiendo que su respiración agitada le acariciara en este punto. - Acabo de recordar que tengo hambre... Chichinashi... - le advirtió con voz áspera, completamente salido de sí. Sin esperar a su respuesta, Ayato delineó el camino que seguía su nuca con la punta de su lengua, saboreando cada de centímetro de su piel hasta atravesarla con sus colmillos. Ni siquiera se había molestado en preguntar su nombre...
Un embriagante aroma, algo que no pudo ignorar.
Aún arrodillado ante la humana que se negaba a voltearse, Ayato comenzó a jadear con fuerza, confundido, desorientado... Ya no mostraba ni la mitad de la confianza que hace un momento, simplemente estaba adquiriendo una apariencia mucho más bestial, guiada por el mero instinto. Su característica mirada esmeralda adquirió inmediatamente una intensa tonalidad carmín, dejaba ir y venir el aire con las fauces bien abiertas, sus colmillos aumentaron de tamaño con el transcurrir de los segundos. Beber sangre de jóvenes como ella era algo bastante usual en su itinerario, pero el aroma que esa mujer tan poco agraciada emanaba era diferente, conseguía erizar cada uno de sus sentidos.
Ayato se desabrochó los primeros botones que sujetaban su camisa para respirar mejor, estaba poseído por una sola idea: morder, succionar, despedazar...
Sin pensárselo dos veces, se movió en dirección hacia la humana y, más rápido de lo previsto, ya se encontraba forcejeando otra vez contra ella, aferrándose a sus hombros para acercarla hacia él. De un simple tirón retiró los restos de su blusa, dejando su piel casi al descubierto. Apartó su cabello con la diestra, acomodándolo hacia arriba y jalando ligeramente de él, sin ninguna pizca de delicadeza.
- Quédate... quieta... ah... - ordenó entre jadeos mientras acercaba sus labios hacia la nuca de la jovencita, permitiendo que su respiración agitada le acariciara en este punto. - Acabo de recordar que tengo hambre... Chichinashi... - le advirtió con voz áspera, completamente salido de sí. Sin esperar a su respuesta, Ayato delineó el camino que seguía su nuca con la punta de su lengua, saboreando cada de centímetro de su piel hasta atravesarla con sus colmillos. Ni siquiera se había molestado en preguntar su nombre...
Última edición por Ayato el Mar Dic 22, 2015 3:29 pm, editado 1 vez (Razón : Mi compañera se equivocó jajaja así que cambié una de las acciones de mi personaje para hacer calzar la secuencia xd)
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Todo había sido demasiado rápido, cuando sus manos regresaron a su propio busto para consolar los temores en los que estaba envuelta, se dejo oír el acecho de la bestia a sus espaldas, miro en blanco hacía el frente entre abriendo sus labios, y su iris en medio de vibraciones divisó una sombra crecer hasta que las garras del chico la aprisionaron nuevamente. La cuota de valor tomada para salvar a aquella pobre niña fue consumida de nuevo por el miedo, estaba al límite, y así fue cómo aquella lengua humedecía su piel. N-no...
No hubo respuesta más que los colmillos de él delineando aquella zona, y solo en un acto rompiendo su piel, incrustándose en ella mientras succionaba su esencia.
Soltó un grito ahogado inclinando su torso, dando inútiles manotazos a las piernas de aquel chico, estaba aterrada y las oraciones que siempre eran su consuelo no podían llegar hasta ella, la sensación la recorría de pies a cabeza como si una onda eléctrica aterrizará en su cuerpo.
Suéltame.. ¡Estás enfermo! Exclamó sin ser atendida, sus rosáceos giraron hasta las manos de él buscando su rostro, rogando por auxilio. Era demasiado asfixiante como si poco a poco un rosal se expandiera cubriendo cada parte de su cuerpo, aún así entre más segundos pasaban mientras sus ojos se nublaban producto de su propio dolor, la pregunta clave se hacia presente.
¿Por qué este dolor... no es ajeno? Reflexionó intentando recordar a sus atacantes, forzando su subconsciente para intentar traer consigo imágenes inexistentes. Ayúdenme
No hubo respuesta más que los colmillos de él delineando aquella zona, y solo en un acto rompiendo su piel, incrustándose en ella mientras succionaba su esencia.
Soltó un grito ahogado inclinando su torso, dando inútiles manotazos a las piernas de aquel chico, estaba aterrada y las oraciones que siempre eran su consuelo no podían llegar hasta ella, la sensación la recorría de pies a cabeza como si una onda eléctrica aterrizará en su cuerpo.
Suéltame.. ¡Estás enfermo! Exclamó sin ser atendida, sus rosáceos giraron hasta las manos de él buscando su rostro, rogando por auxilio. Era demasiado asfixiante como si poco a poco un rosal se expandiera cubriendo cada parte de su cuerpo, aún así entre más segundos pasaban mientras sus ojos se nublaban producto de su propio dolor, la pregunta clave se hacia presente.
¿Por qué este dolor... no es ajeno? Reflexionó intentando recordar a sus atacantes, forzando su subconsciente para intentar traer consigo imágenes inexistentes. Ayúdenme
Yui Komori- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Ambos permanecieron unidos en una mordida, arrodillados en el suelo de la habitación destruida.
Un sorbo tras otro, cada vez más largo y sonoro...Ayato bebió de ella con la completa disposición de arrebatarle la vida hasta que un inesperado sabor le llenó las papilas: un sabor delicioso y nostálgico. Aquél vago recuerdo controló momentáneamente el frenesí desatado, disminuyendo la brutalidad con la que el dhampiro se adhería a los hombros ajenos. Desencajó sus colmillos del cuello impoluto, ahora perforado por dos pequeños orificios de los cuales manaba la sangre incesante.
Estaba desconcertado y muy seguro de haber probado esa sangre antes.
El asunto era...¿cuándo?
- ¡¿Quién anda ahí?! - una voz masculina se escuchó desde el umbral del pasillo que conectaba hacia las habitaciones interiores. Ayato levantó la vista y encontró miradas con un muchacho de su misma edad, éste le estaba apuntando directamente con un revólver.
- Tch, veo que tenemos un curioso~ - masculló él con una sonrisa, limpiándose la mandíbula que aún escurría restos de sangre.
Estaba claro que después de semejante escándalo alguien en el apartamento despertaría. El chaval mantenía la mirada y el arma fija en Ayato, aunque su cuerpo temblaba de pies a cabeza y el pánico era evidente.
- Mary... ¡Mary, ¿dónde estás?! ¡¿Qué le hiciste a Mary, desgraciado?!
- ¿Huh? ¿Te refieres a Chichinashi? - Ayato le señaló a la joven entre sus brazos, confundido.
- Estoy hablando de mi hermana menor, imbécil...¡dímelo ahora si no quieres que...! - pero antes de acabar la frase, el dhampiro ya no se encontraba en su posición.
- Si no quiero...¿qué...? - agregó apareciendo a sus espaldas con una pérfida sonrisa grabada en su rostro, segundos antes de decapitarlo con el simple roce de sus garras; - ...no me hagas reír, humano.
Un sorbo tras otro, cada vez más largo y sonoro...Ayato bebió de ella con la completa disposición de arrebatarle la vida hasta que un inesperado sabor le llenó las papilas: un sabor delicioso y nostálgico. Aquél vago recuerdo controló momentáneamente el frenesí desatado, disminuyendo la brutalidad con la que el dhampiro se adhería a los hombros ajenos. Desencajó sus colmillos del cuello impoluto, ahora perforado por dos pequeños orificios de los cuales manaba la sangre incesante.
Estaba desconcertado y muy seguro de haber probado esa sangre antes.
El asunto era...¿cuándo?
- ¡¿Quién anda ahí?! - una voz masculina se escuchó desde el umbral del pasillo que conectaba hacia las habitaciones interiores. Ayato levantó la vista y encontró miradas con un muchacho de su misma edad, éste le estaba apuntando directamente con un revólver.
- Tch, veo que tenemos un curioso~ - masculló él con una sonrisa, limpiándose la mandíbula que aún escurría restos de sangre.
Estaba claro que después de semejante escándalo alguien en el apartamento despertaría. El chaval mantenía la mirada y el arma fija en Ayato, aunque su cuerpo temblaba de pies a cabeza y el pánico era evidente.
- Mary... ¡Mary, ¿dónde estás?! ¡¿Qué le hiciste a Mary, desgraciado?!
- ¿Huh? ¿Te refieres a Chichinashi? - Ayato le señaló a la joven entre sus brazos, confundido.
- Estoy hablando de mi hermana menor, imbécil...¡dímelo ahora si no quieres que...! - pero antes de acabar la frase, el dhampiro ya no se encontraba en su posición.
- Si no quiero...¿qué...? - agregó apareciendo a sus espaldas con una pérfida sonrisa grabada en su rostro, segundos antes de decapitarlo con el simple roce de sus garras; - ...no me hagas reír, humano.
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Había escuchado en reiteradas ocasiones, de novicias, sacerdotes, incluso de su hermano que Dios nos ponía obstáculos para probar nuestra fe, podría esto resumirse a una prueba del señor, o el mismo diablo se hacía presente en su vida para jugar con ella a su antojo al haber caído en la tentación de alejarse del camino que había seguido hasta ahora?
Esa podría ser la respuesta más clara al porque el dolor comenzaba a sofocarla, quemando su piel como si la falta de energía fuera lo que menos parecía afectarle, todas aquellas sensaciones permanecían vibrantes cuando dejo caer las mismas extremidades que minutos antes luchaban en inútil defensa propia. El sonido estrepitoso del espectador recién llegado a duras penas la logró mantenerla despierta, todo se distorsionaba, su mente no lograba procesar nada, mientras el sujeto discutía con su atacantes, un aliado? Escúchame señor te lo ruego... Retuvo su propio peso con ambas palmas en el suelo, ante una recaída, su vista direccionaba hacía el fondo de la habitación aún completamente aturdida Por favor, cierra tus ojos.
Y fue cuando pasó, tan rápido como el termino del rollo de una película vieja, su concentración fue tal en el cuidado que quedó ajena a las palabras de amenaza de su depredador, y mucho más al hecho de que había cambiado su ubicación, todo se redujo a un cuerpo cayendo sin vida ante ella. Su iris se estrechó y por el borde de rebalsaron lágrimas de pánico, desespero, pero por sobre todo shock. Volvió su mirada al único responsable de aquella pesadilla, con rastros de sus acciones resbalando por sus manos.
Una amplia sonrisa y suave caricia, no necesitaba nada más para sonreír que lo que la rodeaba en una soleada tarde después de la misa de los domingos, muy lejos de su actual realidad pero todos tenemos salvación. una sonrisa que se desvanecía junto a sus palabras hasta traerla a su actual "compañero". Su cuerpo no dejaba de temblar, ni siquiera un grito o ruego por piedad salían de ella, solo seguí mirando al chico presa del miedo, con la amenaza de la muerte como única compañía.
Esa podría ser la respuesta más clara al porque el dolor comenzaba a sofocarla, quemando su piel como si la falta de energía fuera lo que menos parecía afectarle, todas aquellas sensaciones permanecían vibrantes cuando dejo caer las mismas extremidades que minutos antes luchaban en inútil defensa propia. El sonido estrepitoso del espectador recién llegado a duras penas la logró mantenerla despierta, todo se distorsionaba, su mente no lograba procesar nada, mientras el sujeto discutía con su atacantes, un aliado? Escúchame señor te lo ruego... Retuvo su propio peso con ambas palmas en el suelo, ante una recaída, su vista direccionaba hacía el fondo de la habitación aún completamente aturdida Por favor, cierra tus ojos.
Y fue cuando pasó, tan rápido como el termino del rollo de una película vieja, su concentración fue tal en el cuidado que quedó ajena a las palabras de amenaza de su depredador, y mucho más al hecho de que había cambiado su ubicación, todo se redujo a un cuerpo cayendo sin vida ante ella. Su iris se estrechó y por el borde de rebalsaron lágrimas de pánico, desespero, pero por sobre todo shock. Volvió su mirada al único responsable de aquella pesadilla, con rastros de sus acciones resbalando por sus manos.
Yui, debes recordar siempre que hay de todo en el camino del señor...
Una amplia sonrisa y suave caricia, no necesitaba nada más para sonreír que lo que la rodeaba en una soleada tarde después de la misa de los domingos, muy lejos de su actual realidad pero todos tenemos salvación. una sonrisa que se desvanecía junto a sus palabras hasta traerla a su actual "compañero". Su cuerpo no dejaba de temblar, ni siquiera un grito o ruego por piedad salían de ella, solo seguí mirando al chico presa del miedo, con la amenaza de la muerte como única compañía.
Yui Komori- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
El cuerpo cayó pesadamente hacia adelante, provocando un golpe seco. En eso se hizo un silencio absoluto en la sala. Ayato y Yui encontraron miradas: él sediento y descontrolado, ella presa del pánico. Tal y parecía que en cualquier momento ambos iban a perder la cordura. La sangre manaba copiosamente desde el cuello de la reciente víctima, llenando la habitación con el inconfundible hedor a muerte.
Un chillido desgarrador interrumpió la escena: se trataba de Mary, la niña que Yui tanto se había empeñado en proteger. Ella les observaba aterrorizada desde su escondite con los ojos abiertos como platos y la expresión compungida. Las lágrimas no dejaban de caer en honor a su difunto hermano, el que valientemente había desafiado a Ayato minutos atrás. Sin palabras, la infante corrió hasta el cuerpo inerte del muchacho y lo zamarreó con fuerza, repitiendo su nombre una y otra vez, ignorando a los desconocidos que tanto terror le infundían. Ella desconocía que ese podía ser el último momento de su corta vida.
El dhampiro observó a la niña desconcertado, para entonces volverse a mirar a la rubia con una sonrisa socarrona.
- Con que esto te traías entre manos... - comprendió después de un instante de reflexión, - intentabas proteger a esta mocosa de su inevitable destino...
En un simple movimiento Ayato sujetó a la pequeña desde el cráneo con una mano, levantándola por los aires en dirección hacia Yui, enseñándosela como si se tratara de un objeto. Mary gritaba con todas sus fuerzas y agitaba los pies de un lado a otro, intentando librarse de esas garras que parecían querer atravesarle la cabeza con un simple apretón.
- ¿Y? ¿Qué harás ahora? - quiso saber Ayato con la mirada aun encendida y las garras expuestas. - Acabar con ustedes es demasiado sencillo. Son seres insignificantes. Pero...no me molestaría perdonarle la vida si me das tu sangre a cambio.
Un chillido desgarrador interrumpió la escena: se trataba de Mary, la niña que Yui tanto se había empeñado en proteger. Ella les observaba aterrorizada desde su escondite con los ojos abiertos como platos y la expresión compungida. Las lágrimas no dejaban de caer en honor a su difunto hermano, el que valientemente había desafiado a Ayato minutos atrás. Sin palabras, la infante corrió hasta el cuerpo inerte del muchacho y lo zamarreó con fuerza, repitiendo su nombre una y otra vez, ignorando a los desconocidos que tanto terror le infundían. Ella desconocía que ese podía ser el último momento de su corta vida.
El dhampiro observó a la niña desconcertado, para entonces volverse a mirar a la rubia con una sonrisa socarrona.
- Con que esto te traías entre manos... - comprendió después de un instante de reflexión, - intentabas proteger a esta mocosa de su inevitable destino...
En un simple movimiento Ayato sujetó a la pequeña desde el cráneo con una mano, levantándola por los aires en dirección hacia Yui, enseñándosela como si se tratara de un objeto. Mary gritaba con todas sus fuerzas y agitaba los pies de un lado a otro, intentando librarse de esas garras que parecían querer atravesarle la cabeza con un simple apretón.
- ¿Y? ¿Qué harás ahora? - quiso saber Ayato con la mirada aun encendida y las garras expuestas. - Acabar con ustedes es demasiado sencillo. Son seres insignificantes. Pero...no me molestaría perdonarle la vida si me das tu sangre a cambio.
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Ya a estas alturas cualquier movimiento era sólo por su sistema nervioso que seguía en funcionamiento en pequeños tic, el silencio se perdió en cuanto la pequeña se hizo presente. Por favor no! Hizo afán al lanzarse con la poca energía que la mantenía consciente hacia ambos cuando se vio descubierta pero el ritmo era acelerado y su cuerpo comenzaba el colapso.
Dios ni siquiera alcanzó a escuchar sus ruegos con respecto a la infante, su guardián parecía haber tomado vacaciones haciendo oídos sordos a toda la tragedia que ella presenciaba. Prueba, castigo o ironía, poco importaban estos cuestionamientos cuando la vida de la inocente parecía estar en sus manos.
Apenas alcanzo a tocar parte de sus pies cuando Mary comenzó a patalear, reducida a la carnada del anfitrión que hacía y deshacía a su antojo, la niña la miraba con tanto pavor que sus iris parecían gritar por auxilio, la orquesta continuaba, ya no quedaban esperanzas, sólo la más amarga de las expresiones Sólo déjala ir... su zurda comenzó el camino hacia el captor, estaba desesperada por mostrarse a su merced y que así todo terminara, que la pequeña involucrada en todo este circo solo siguiera su rumbo muy lejos del lugar, junto con el valor que le quedaba por piedad
Aún esperando que los cielos le concibieran el milagro de que aquella palabra estuviera en el vocabulario ajeno, Yui dedico una última mirada lastimosa al sujeto antes de cerrar sus ojos dejando que éstos rebalsaran las lágrimas acumuladas, corriendo su propio cabello hacia un costado exponiendo lo que pensaba correcto, todo en obediencia absoluta,
Dios ni siquiera alcanzó a escuchar sus ruegos con respecto a la infante, su guardián parecía haber tomado vacaciones haciendo oídos sordos a toda la tragedia que ella presenciaba. Prueba, castigo o ironía, poco importaban estos cuestionamientos cuando la vida de la inocente parecía estar en sus manos.
Apenas alcanzo a tocar parte de sus pies cuando Mary comenzó a patalear, reducida a la carnada del anfitrión que hacía y deshacía a su antojo, la niña la miraba con tanto pavor que sus iris parecían gritar por auxilio, la orquesta continuaba, ya no quedaban esperanzas, sólo la más amarga de las expresiones Sólo déjala ir... su zurda comenzó el camino hacia el captor, estaba desesperada por mostrarse a su merced y que así todo terminara, que la pequeña involucrada en todo este circo solo siguiera su rumbo muy lejos del lugar, junto con el valor que le quedaba por piedad
Señor... en tus brazos, encomiendo mi espíritu.
Aún esperando que los cielos le concibieran el milagro de que aquella palabra estuviera en el vocabulario ajeno, Yui dedico una última mirada lastimosa al sujeto antes de cerrar sus ojos dejando que éstos rebalsaran las lágrimas acumuladas, corriendo su propio cabello hacia un costado exponiendo lo que pensaba correcto, todo en obediencia absoluta,
Yui Komori- Ocupación : Ciudadano
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Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Ayato sonrió complacido. Podía ver en sus ojos el horror y la impotencia, estas emociones estaban claramente grabadas en su semblante como si el Dios al que tanto veneraba la hubiera creado para padecerlas. Un vistazo bastó para saberlo: ella iba en serio, estaba resignada a entregarse por completo en cuerpo y sangre con tal de salvar a la pequeña.
"No entiendo a los humanos" pensó curioso. No esperaba que se rindiera tan fácilmente, mucho menos que ofreciera su vida. Pero aquel escenario no hacía más que excitar a su instinto depredador, el cual, para fortuna de la desdichada humana, gobernaba todas y cada una de las acciones del dhampiro.
Soltó a la niña con un simple estiramiento de dedos, provocando que cayera duramente contra el piso. Apenas estuvo libre ella corrió hacia el cadáver de su hermano y lo abrazó entre llantos desconsolados. Seguía aterrada, pero al menos ya estaba a salvo de las sanguinarias garras de su asesino.
- Eres una estúpida, Chichinashi - murmuró sin dejar de sonreír mientras acortaba distancias con la muchacha, ignorando por completo la tragedia que él mismo había provocado en esa inocente familia, - ¿por qué te exaltas? Tú misma asesinaste a un tipo momentos atrás...con tus propias manos... - le recordó y apenas la tuvo al frente la tomó de la mandíbula con firmeza. - No estarás buscando expiar tus pecados sacrificándote, ¿o si? El Dios en el que crees no perdonará tu existencia manchada de sangre...tú mejor que nadie deberías saberlo...
"No entiendo a los humanos" pensó curioso. No esperaba que se rindiera tan fácilmente, mucho menos que ofreciera su vida. Pero aquel escenario no hacía más que excitar a su instinto depredador, el cual, para fortuna de la desdichada humana, gobernaba todas y cada una de las acciones del dhampiro.
Soltó a la niña con un simple estiramiento de dedos, provocando que cayera duramente contra el piso. Apenas estuvo libre ella corrió hacia el cadáver de su hermano y lo abrazó entre llantos desconsolados. Seguía aterrada, pero al menos ya estaba a salvo de las sanguinarias garras de su asesino.
- Eres una estúpida, Chichinashi - murmuró sin dejar de sonreír mientras acortaba distancias con la muchacha, ignorando por completo la tragedia que él mismo había provocado en esa inocente familia, - ¿por qué te exaltas? Tú misma asesinaste a un tipo momentos atrás...con tus propias manos... - le recordó y apenas la tuvo al frente la tomó de la mandíbula con firmeza. - No estarás buscando expiar tus pecados sacrificándote, ¿o si? El Dios en el que crees no perdonará tu existencia manchada de sangre...tú mejor que nadie deberías saberlo...
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Hermano, hermano! cada sollozo y grito hacían eco en sus memorias, tal vez haber sido consentida con una vida pacifica por todos estos años había sido el regalo concebido por el creador. Ahora el mismo Diablo cobraba la cuenta, tal vez por alejarse de sus creencias, por tomarse las atribuciones de pensar en sus caprichos con todo este viaje... estaba devastada, tanto por el acecho de lo que sabía ocurriría, como por haberle entregado esa suerte a la pequeña que no dejaba de llorar.
Mi señor por qué. Su iris se contrajo por segundos en el primer contacto visual hasta que su cerebro proceso el ataque verbal, observando aquella desquiciada sonrisa ajena, con la peor y más amarga de las expresiones. Dios es fiel testigo de que mi consciencia no ha cometido ningun pecado.
La pregunta era si aquella afirmación en susurros temblorosos estaba dirigido al chico o a ella misma, después de todo lo ocurrido... Acaso Dios la había abandonado? las imágenes de sus manos manchadas en sangre y el cadaver bajo su cuerpo... Como si todo el escenario actual no fuera poco, ella misma no dejaba de llorar en silencio. ¿Ella? El sujeto estaba demente, eso era lo único seguro, la voz que había escuchado por momento debía ser algún tipo de defensa de su subconsciente.. algun efecto secundario producto de un ataque de pánico, y tras haber sido testigo de todos los actos del sujeto no ponía duda de que él debía ser el autor de todo... cierto?
Puede que mi voluntad esté en tus manos, pero él siempre sabrá la verdad.
Sentenció antes de mirar de reojo a la pequeña, y luego volver el rostro al chico sabiendo que tras su derrota podría acabar su vida, pero no así su espíritu, lo único que le iba quedando.
Mi señor por qué. Su iris se contrajo por segundos en el primer contacto visual hasta que su cerebro proceso el ataque verbal, observando aquella desquiciada sonrisa ajena, con la peor y más amarga de las expresiones. Dios es fiel testigo de que mi consciencia no ha cometido ningun pecado.
La pregunta era si aquella afirmación en susurros temblorosos estaba dirigido al chico o a ella misma, después de todo lo ocurrido... Acaso Dios la había abandonado? las imágenes de sus manos manchadas en sangre y el cadaver bajo su cuerpo... Como si todo el escenario actual no fuera poco, ella misma no dejaba de llorar en silencio. ¿Ella? El sujeto estaba demente, eso era lo único seguro, la voz que había escuchado por momento debía ser algún tipo de defensa de su subconsciente.. algun efecto secundario producto de un ataque de pánico, y tras haber sido testigo de todos los actos del sujeto no ponía duda de que él debía ser el autor de todo... cierto?
Puede que mi voluntad esté en tus manos, pero él siempre sabrá la verdad.
Sentenció antes de mirar de reojo a la pequeña, y luego volver el rostro al chico sabiendo que tras su derrota podría acabar su vida, pero no así su espíritu, lo único que le iba quedando.
Y sé que a pesar de todo... él Señor expirará mis culpas...
Yui Komori- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
- ¡No juegues conmigo! - respondió colérico al escuchar una respuesta llena de preceptos religiosos que él no entendía. Forcejeó contra ella hasta acorralarla contra la pared más cercana, ignorando completamente los lloriqueos de la niña a sus espaldas. Una de sus manos seguía sosteniendo firmemente la mandíbula de la joven humana, mientras que la otra la usó de apoyo contra la pared. - Sabes perfectamente que quien dio comienzo a esa masacre fuiste tú...tú mataste a Kyle con ese...crucifijo que traes contigo... - le recordó enseñándole los colmillos.
Después de todo, Ayato no confiaba en Yui. Ella por sí misma no le transmitía ningún tipo de amenaza pero sabía que en su interior existía una especie de segunda personalidad o derechamente otro ser. Quería saber cómo encontrarse de nuevo con esa entidad y quién era, y para lograrlo se comportaba de manera violenta: quería obligar al "segundo yo" de Yui a "salir" otra vez.
¿Por qué hacía esto? No lo tenía muy claro; podía ser la simple curiosidad de un forastero que quiere tantear terreno...o eso quería creer. Algo en sus instintos le advertía que debía descubrir la verdad a toda costa, aunque ésta quizá no fuera de su agrado.
Fue principalmente por este motivo que el dhampiro usó la mano libre que le quedaba para hurgar en el bolsillo de la humana y sacar el rosario ensangrentado. Iba a volver a recalcar que ella había matado al pandillero con ese objeto cuando algo llamó su atención y se quedó mirándolo. Parecía ser de plata y estaba decorado con piedras preciosa de color amatista.
- Esto...es... - balbuceó atónito, como si sus recuerdos le estuvieran jugando una mala pasada.
Después de todo, Ayato no confiaba en Yui. Ella por sí misma no le transmitía ningún tipo de amenaza pero sabía que en su interior existía una especie de segunda personalidad o derechamente otro ser. Quería saber cómo encontrarse de nuevo con esa entidad y quién era, y para lograrlo se comportaba de manera violenta: quería obligar al "segundo yo" de Yui a "salir" otra vez.
¿Por qué hacía esto? No lo tenía muy claro; podía ser la simple curiosidad de un forastero que quiere tantear terreno...o eso quería creer. Algo en sus instintos le advertía que debía descubrir la verdad a toda costa, aunque ésta quizá no fuera de su agrado.
Fue principalmente por este motivo que el dhampiro usó la mano libre que le quedaba para hurgar en el bolsillo de la humana y sacar el rosario ensangrentado. Iba a volver a recalcar que ella había matado al pandillero con ese objeto cuando algo llamó su atención y se quedó mirándolo. Parecía ser de plata y estaba decorado con piedras preciosa de color amatista.
- Esto...es... - balbuceó atónito, como si sus recuerdos le estuvieran jugando una mala pasada.
Última edición por Ayato el Lun Mayo 08, 2017 2:13 pm, editado 1 vez
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
Las lágrimas continuaban mientras apretaba su mandibula a causa de la posición, cada grito y tacto con fuerza sobre humana solo desgastaba más sus energías y su fuerza de voluntad. Yo no hice nada! Alzo la voz quebrada cuando su cuerpo choco contra la pared de cemento, sin poder hacerle comprender, porque sí, había llegado al límite de querer razonar con él, aún cuando la mirada de rabia entre ambos era compartida.
Estaba cansada, en todo sentido, intento buscar entre sus pensamientos algo que lo hiciera comprender, pero nada venía a ella, al sentir su mano entre lo que quedaba de sus ropas volvió a encojerse sin saber qué esperar. Como cámara lenta la plata se vio reflejada pendulante en sus ojos. No hubo pausas, ni razonamientos.
¡NO LO TOQUES! Eso no, el crucifijo no, y con aquel grito desde lo más profundo de su garganta comenzo a forcejear de su agarre, los llantos de la infante cesaron congelando el ambiente por un instanroto solo con las fuerzas que ella imponía en sus muñecas intentando soltarse de aquellas manos para alcanzar aquel objeto, no como alguien más, sino con la prepotencia de su espiritu, totalmente ajena a las reflexiones y recuerdos de su opresor.
Aquella pieza de plata no tenía tanto peso sagrado como el emocional al que Yui se aferraba. Después de todo era lo único que sus "memorias" y testimonios de todos los que se encargaron de su custodia, que le quedaba de la memoría de su progenitora. Su mente estaba demasiado acorazada entre cicatrices por cosas como las de esa noche, estar en el momento equivocado en el lugar equivocado, su consciencia no le permetía fisuras. No toques el crucifijo de mi madre!
Estaba cansada, en todo sentido, intento buscar entre sus pensamientos algo que lo hiciera comprender, pero nada venía a ella, al sentir su mano entre lo que quedaba de sus ropas volvió a encojerse sin saber qué esperar. Como cámara lenta la plata se vio reflejada pendulante en sus ojos. No hubo pausas, ni razonamientos.
¡NO LO TOQUES! Eso no, el crucifijo no, y con aquel grito desde lo más profundo de su garganta comenzo a forcejear de su agarre, los llantos de la infante cesaron congelando el ambiente por un instanroto solo con las fuerzas que ella imponía en sus muñecas intentando soltarse de aquellas manos para alcanzar aquel objeto, no como alguien más, sino con la prepotencia de su espiritu, totalmente ajena a las reflexiones y recuerdos de su opresor.
Aquella pieza de plata no tenía tanto peso sagrado como el emocional al que Yui se aferraba. Después de todo era lo único que sus "memorias" y testimonios de todos los que se encargaron de su custodia, que le quedaba de la memoría de su progenitora. Su mente estaba demasiado acorazada entre cicatrices por cosas como las de esa noche, estar en el momento equivocado en el lugar equivocado, su consciencia no le permetía fisuras. No toques el crucifijo de mi madre!
Yui Komori- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: El mundo es muy pequeño (Ayato)
De improviso, la chica reconoció el rosario y se abalanzó contra él. Ayato supo mantenerla controlada con la mano que seguía ubicada en su mandíbula, pero tuvo que ejercer mayor presión para que permaneciera lejos y no pudiera arrebatarle el objeto. La humana no parecía ser consciente de las consecuencias de sus acciones, o si lo era, no estaba teniéndolas en cuenta. En tan solo un parpadeo podía acabar decapitada...y era lo que Ayato tenía planeado para ella si no fuera por la evidente curiosidad que le provocaban sus palabras.
- ¿De tu madre...? - repitió el dhampiro con marcada incredulidad. Volvió la vista hacia el crucifijo sangrante. "No cabe duda...este es...el rosario de MI madre..." se dijo en pensamientos, calculando cuáles eran las probabilidades de que Yui y él fueran hermanos. "No, imposible." Mientras la muchacha forcejeaba, el recuerdo de la última vez que tuvo ese singular objeto en sus manos empezaba a esclarecerse en su mente. - ¡¿De qué estás hablando?! Tú...tú...
Lucía confundido y desorientado. El rostro de Yui volvía a aparecer en sus memorias, en un escenario muy diferente del actual.
La conocía.
Sólo habían pasado dos años desde entonces.
- Jaja...jajajaja... - rió suavemente al tiempo que liberaba a la humana de su agarre y tomaba distancia con ella: estaba empezando a entender por qué el sabor de su sangre le resultaba tan familiar, - ¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!! - su risa fue tomando fuerza a medida que los recuerdos eran más y más claros. Los colmillos se lucían mejor por el gesto y las pupilas del dhampiro se dilataron al punto de evidenciar su inestabilidad. En un rincón de la sala, la niña víctima de ese inexplicable atentado observaba la escena en silencio. - Te han engañado, Chichinashi. Ese crucifijo te lo di yo - declaró segundos antes de ser interrumpidos por voces y golpes que provenían del exterior.
Eran los vecinos.
- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
- Escuchamos ruidos...y gritos...
- ¿Mary? ¿Sam? ¿Están bien?
En ese momento la sobreviviente se puso a gritar con todas sus fuerzas:
- ¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡MI HERMANO ESTÁ MUERTO!
El sobresalto y la urgencia se apoderaron de los oyentes, quienes empezaron a forcejear la entrada del departamento. Otros anunciaron que llamarían a la policía. Ayato mantuvo la calma. Volvió una última mirada a Yui antes de lanzarle de regreso el crucifijo. "Suerte, Chichinashi" pronunció con los labios sin emitir sonido alguno, tras ello le dedicó una sonrisa llena de malicia y se fundió con la nada.
Habiendo desaparecido de la vista de todos, Ayato simplemente huyó por la ventana, desentendiéndose de todo el ajetreo que él mismo había provocado.
- ¿De tu madre...? - repitió el dhampiro con marcada incredulidad. Volvió la vista hacia el crucifijo sangrante. "No cabe duda...este es...el rosario de MI madre..." se dijo en pensamientos, calculando cuáles eran las probabilidades de que Yui y él fueran hermanos. "No, imposible." Mientras la muchacha forcejeaba, el recuerdo de la última vez que tuvo ese singular objeto en sus manos empezaba a esclarecerse en su mente. - ¡¿De qué estás hablando?! Tú...tú...
Lucía confundido y desorientado. El rostro de Yui volvía a aparecer en sus memorias, en un escenario muy diferente del actual.
La conocía.
Sólo habían pasado dos años desde entonces.
- Jaja...jajajaja... - rió suavemente al tiempo que liberaba a la humana de su agarre y tomaba distancia con ella: estaba empezando a entender por qué el sabor de su sangre le resultaba tan familiar, - ¡¡JAJAJAJAJAJAJAJA!! - su risa fue tomando fuerza a medida que los recuerdos eran más y más claros. Los colmillos se lucían mejor por el gesto y las pupilas del dhampiro se dilataron al punto de evidenciar su inestabilidad. En un rincón de la sala, la niña víctima de ese inexplicable atentado observaba la escena en silencio. - Te han engañado, Chichinashi. Ese crucifijo te lo di yo - declaró segundos antes de ser interrumpidos por voces y golpes que provenían del exterior.
Eran los vecinos.
- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?
- Escuchamos ruidos...y gritos...
- ¿Mary? ¿Sam? ¿Están bien?
En ese momento la sobreviviente se puso a gritar con todas sus fuerzas:
- ¡AYUDA! ¡AYUDA! ¡MI HERMANO ESTÁ MUERTO!
El sobresalto y la urgencia se apoderaron de los oyentes, quienes empezaron a forcejear la entrada del departamento. Otros anunciaron que llamarían a la policía. Ayato mantuvo la calma. Volvió una última mirada a Yui antes de lanzarle de regreso el crucifijo. "Suerte, Chichinashi" pronunció con los labios sin emitir sonido alguno, tras ello le dedicó una sonrisa llena de malicia y se fundió con la nada.
Habiendo desaparecido de la vista de todos, Ayato simplemente huyó por la ventana, desentendiéndose de todo el ajetreo que él mismo había provocado.
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