Ficha: Ayato Rokujō.

La madre de Ayato era una humana. Debido a un ataque de vampiros ocurrido en su pueblo natal esta muchacha acabó como prisionera de la familia Alvatore, una dinastía de vampiros elitistas, quienes le utilizaron como cebo para sus ambiciosas investigaciones, comúnmente llamadas 'torturas'. A razón de que Ludwig Alvatore, el cabeza de familia, empezó a sentir afecto hacia la niña la liberó, para consternación de los suyos, en un prestigioso instituto constituido por alumnos humanos y vampiros a fin de fomentar la convivencia entre ambos, donde pudo refugiarse por un tiempo.

Tras una serie de acontecimientos la joven se vio amenazada por la presencia de los miembros de la familia Alvatore en el lugar que suponía era su refugio, camuflados como estudiantes y docentes. Tras un terrible incidente ella contrajo una misteriosa enfermedad y tuvo que retirarse de la academia.

Aquella 'enfermedad' no era otra que la del embarazo, que acabó consumiendo su vida al dar a luz, pues las delicadas entrañas de una humana eran incapaces de soportar y complacer la demanda de un vampiro. La familia Alvatore siguió el rastro de la muchacha: no tardaron en dar con su cadáver y con su hijo. Aún con la oposición de la mayoría Ludwig decidió conservar al niño y criarlo como un Eraser, cuya única función consistía en la de fortalecer sus habilidades para defender los intereses de la familia.

Ayato vivió la mayor parte de su vida criado como un guerrero más de la familia Alvatore, por lo que adoptó su ideología elitista y su repulsión hacia los humanos. Desde pequeño se esforzó por igualar en fuerza y en habilidad a sus superiores, aún cuando su condición de dhampiro le significaba una gran desventaja. Eso le generó un complejo de inferioridad que desde entonces desea revertir. Al cumplir los dieciséis años Ludwig le permitió la emancipación al igual como había hecho con su madre ya que quería alejarlo de aquél infierno tan sombrío en el que ellos vivían.

No conserva ningún recuerdo de su madre mas sostiene una relación de amor y odio con ella al saberla humana. Desconoce quién es su padre, aún cuando considera a Ludwig como tal, él siempre aseguró no serlo.

Sus pasos de forastero lo han llevado a Glass City, lugar donde decidió asentarse durante un par de años y ganarse la vida con lo que más dinero podía dejarle: la música. Gracias a su audición desarrollada, Ayato consiguió hacerse un espacio entre los sonidistas del sello. Aprendió las bases del canto por gusto con el único fin de tener un buen pasatiempo además de los videojuegos y las batallas (aún cuando le da mucha vergüenza el ser escuchado por otra persona).