(San Valentín) Ayato

Caminando de forma lenta y tranquila con una caja de color rosada con un listón rojo llegué a la cima del mirador, el atardecer era uno de los espectáculos más bellos que había en el mundo de los humanos.

Pude ver a lo lejos una banca para poder sentarme, mire la caja, haber asistido a esa clase de como hacer chocolates había sido todo un éxito, había hecho un montón de ellos con formas diversas. Lo único malo que los que tenían forma de animales no parecían los animales que yo quería - que se cree al decir que era un oso y no un conejo...mooooo esta ciego - dije enojada sacando un bombon que tenía forma de conejo.

En mis dedos lo observé y lo volví a meter a la caja, observé la forma de una estrella, un corazón y cruces que sí parecían lo que había dicho, un suspiro salió de mi boca me lleve el dedo al mentón - Los chocolates que hice son de chocolate amargo, de leche, de frutas, nueces, licor pero esos se los regalare a alguien, no tolero mucho el alcohol de por si- me levanté para ver de nuevo el paisaje, se podía ver toda la ciudad de aquí.

Los chocolates pueden ser rellenados con lo que sea.... Hmmm me pregunto si la gente que he conocido habrá recibido su chocolate de San Valentín, Ayato recibirá chocolates rellenos ¿de sangre?

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal -¿A que sabrá la sangre?- dije mirando el árbol que estaba encima mío. - Sola debe ser amarga pero el chocolate capaz la endulce... -

Fue cuando vi una pareja de enamorados que estaba discutiendo, los ignoré pero de pronto escuché un grito desgarrador que me hizo mirar el enorme charco de sangre que había a mis espaldas, la mujer estaba en el suelo desangrandose, de un segundo aparecí en frente de ella poniéndome en cuclillas -la llevare a un hospital - le dije tomándola como una princesa y acercando al hombre que tenía cuchillo con sangre y temblaba- suéltalo - le gruñí y le di un golpe en el estómago mandandolo a volar, lleve a la humana a un hospital para regresar al mirador.

-bien - caminé hacia donde estaba el charco de sangre, lo resguardé con mi poder en un frasco para que no perdiera el sabor... Con movimientos finos hice una esfera con la sangre de la mujer, agarre un bombon que estaba relleno con licor lo saque para rellenarlo con sangre, hice el procedimiento con dos más, para después de haberlo terminado lo agarre para metérmelo a la boca pero... Me dio cosa así que cerré mis ojos - bien, a la cuenta de tres te lo comes - dije respirando hondo y cerrando mis ojos - uno - tragué saliva - dos - abrí mi boca.

Sólo un paso más... Y me lo comeré...

Varios días habían pasado desde la batalla con aquél sujeto que decía ser un ángel pero que claramente le estaba tomando el pelo. Ni rastro había de él ni de las heridas que antes dejó en su cuerpo, cuando Ayato se despertó se encontraba solo, con la ropa rasgada pero ni una herida visible, en la carretera más cercana al bosque donde había tenido aquél fatídico encuentro.

Un desconocido se había tomado el tiempo de despertarle y de decirle cómo llegar a la ciudad a pie, sin embargo la respuesta de Ayato fue bastante agresiva:

- No te atrevas a tocarme... - le dijo sujetando débilmente el cuello de la ropa del sujeto, pero éste supo defenderse y le devolvió un simple puñetazo en toda la cara, tumbándolo.
- Tché, haz como quieras mocoso, yo solo quería ayudar... - dijo el tipo en un gruñido antes de marcharse.

Fue en ese momento en el que se percató de lo débil que estaba, la fuerza sobrenatural de la que tanto abusaba lo había abandonado. Caminó durante largas horas hasta la ciudad, percibiendo cada vez más lo sensible que era su piel y la fragilidad de sus músculos...como un humano, como un simple y decadente humano.

La noche acababa de ceñirse sobre Glass City cuando Ayato llegó al mirador, uno de los sectores más extremos de la ciudad, el sitio donde podía observarse con todo lujo el bello paisaje que contrastaba la luminosidad de las luces artificiales con la oscuridad del sector. ¿Qué horas eran? No lo sabía...pero cada vez empezaba a helar más. Frío, una sensación tan desagradable y desconocida para él.

Abrazó sus hombros como un niño perdido cuando creyó ver la silueta de una mujer conocida sentada en una de las bancas del mirador, se encontraba sola y parecía estar comiendo algo. Su estómago gruñó con prudencia en el momento que comprobó, con mucho disgusto, que tenía hambre. Un hambre humana y normal que jamás en su vida había experimentado.

- Oi... - le llamó a unos pasos de distancia de ella, dejando de lado un momento su orgullo y exhibiéndose ante ella todo andrajoso y sucio, como si acabase de tener una pelea callejera (aunque técnicamente así había sido...). No bastó que la muchacha respondiera antes de que pudiera reconocerla: - Si eres el ángel de la otra vez...¿qué estás haciendo aquí? ¿Qué día es hoy? - Preguntó desorientado.

Un sonido me hizo girarme con rapidez haciendo que el bombon se me resbalara de las manos, con movimientos certeros lo agarre, di un suspiro de alivio para después decir con enojo -¡Quien sea que seas no me des un susto casi se me cae mi choco...! - dije pero me quede atónita a verlo.

- ¡¿Ayatooo?!- dije en un susurro para después responder lo que me había preguntando - Es 14 de febrero, día del amor y la amistad ...y lo que hago aquí - ocultando el bombon que estaba relleno de sangre con los otros - ¿Y...Yo? Nada....sólo como chocolate-dije nerviosa.

- ¡¿Como que el ángel de la otra vez?! Me llamo Shizuka, no te olvides de mi nombre, soy única - dije dolida ya que parece que se había olvidado de lo de la enfermería ....fue cuando noté algo muy raro en Ayato-kun no emitía el mismo poder demoniaco que tenía antes si no más bien era ¿humano?

Recapacite mucho en lo que iba a hacer, me acerque a el de forma rápida, mi mano jalo con fuerza la manga de su ropa para impulsarlo ahí lo hice recostarse en mi pierna y ponerlo boca arriba - se que hice algo irrespetuoso pero debo sanarte - dije - No se qué con qué individuo peleaste pero al juzgar por como te dejaron debió haber sido muy fuerte - dije observando cerré de nuevo mis ojos - aaaah.... ¿Por que no me invitaste a pelear?- dije en tono de broma para hacerle un poco de gracia al dhampiro.

Saque dos bombones uno era el de relleno de chocolate con sangre y el otro era del chocolate relleno con chocolate de leche - Te daré un chocolate, lo hice yo, y no digas nada por su forma porque ya destruí el lugar donde me enseñaron como hacerlo[/colo] - dije inflando mis mofletes recordando que el lugar fue destruido por haberme metido una frutilla bañada de chocolate en la boca...

-buen provecho- dije poniendo el chocolate de sangre en la boca de Ayato y en la mía el de leche mientras hacia un remolino de agua que nos rodeaba para restaurar las fuerzas de él y volverlas a su normalidad pero fue cuando al momento de morder el bombon un líquido se coló. No era chocolate blanco, este sabor ....era ..sangre....

El líquido al hacer contacto con mi lengua hizo que el agua empezara a reaccionar de forma peligrosa, materializándose en navajas empezó a cortar los árboles y a hacerlos trizas mientras en mi cuerpo se ejercía una estimulación de excitación.

Había escuchado que cuando un ángel prueba la sangre le viene un sentimiento de excitación muy grande...mi cuerpo quería luchar...pelear...a puños.... Debo calmarme...

Estaba tan maltrecho que sin importar cuán molesta estuviera Shizuka por su trato a él no podía importarle menos. Curvó sus labios y denotó cierta indiferencia al escucharle decir que se trataba del día del amor y de la amistad (de igual modo era un tío sin lo uno ni lo otro), pero la idea de que estuvieran a catorce de febrero consiguió desarmar su expresión por completo.

¿Llevaba cuatro días inconsciente? ¿Acaso eso era remotamente posible? Se llevó una mano a la cabeza y la otra la observó con pánico: nada, ni una sola herida visible ni perceptible. Pero tampoco ningún sonido ni un aroma palpable, sus sentidos estaban dormidos en relación a su estado habitual.

Antes de dejar escapar cualquier signo de descontento Shizuka lo jaló con tal fuerza que Ayato no pudo hacer nada contra ella. De un momento a otro se halló reposando en su falda, quería apartarse de ella pero un pensamiento le detuvo: en ese instante su fuerza era por lo menos diez veces mayor a la suya, o eso podía deducir por el jalón que acababa de darle.

Esto es una mierda... se dijo en su fuero interno al momento de percibir con fastidio el trozo de chocolate posado sobre sus labios. Sin más remedio apartó el dulce y lo sostuvo entre sus manos mientras se incorporaba sobre el asiento con la expresión claramente crispada.

- ¡Momento! ¡¿A ti quién coño te dijo que estoy mal?! ¡Me siento de maravilla! - le gritó con el ímpetu de siempre pues a pesar de su mal estado no mentía, Elliot se había encargado de sanarlo después de la batalla...hecho que aún no sabía explicarse. - Además, los vampiros como yo no comemos este tipo de tonterías... - agregó, volviendo a encubrir su verdadera naturaleza manteniendo el orgullo de siempre.

Los dhampiros contaban con ciertas características humanas y podían degustar el alimento común aún cuando esto no deshacía en absoluto su instinto vampírico, el cual solo se saciaba con la sangre humana. Pero aún en esas condiciones Ayato no aceptaría su humanización, la sola idea le asqueaba de sobremanera por lo que no estudiaba siquiera la posibilidad...esta era su convicción cuando su estómago emitió un gruñido que lo delataba.

- Bi-bien...supongo que el grandioso de mí hará una excepción para saborear qué tan mal cocinas... - comentó levemente ruborizado antes de echarse el chocolate antes rechazado a la boca. Bastó una mordida para hacerle dar cuenta que, no solo estaba delicioso, sino que también tenía muchísima hambre. Acabó el pequeño chocolate en cuestión de segundos e intentando simular su ansiedad volvió su rostro hacia Shizuka solo para decir: - Quiero más - no se trataba de un pedido sino que de una orden.

-¿Quieres mas? - dije sorprendida para después otorgarle una sonrisa- Toma - entregándole la caja de chocolates y esconder los que estaban rellenos de sangre, el sabor metálico que había probado seguía en mi boca, parece que Ayato no se había percatado del olor eso me tranquilizo un poco.
- Los chocolates están rellenos de distintas cosas aunque no se si te gustaran pero igual te dire lo que contiene cada uno - le dije con los ojos brillando - Son de chocolate amargo, de leche, de frutas, nueces, licor aunque el licor es uno muy suave, yo no puedo tomar alcohol porque podría ser capaz de destruir una ciudad entera - riendo recordando que probé el alcohol en la casa de Kanade y casi destruyo el departamento.

Era muy destructiva...o mejor dicho sigo siendo

Mire hacia atrás para ver como había dejado los arboles por el momento de arrebato cuando probé la sangre en ese chocolate, un suspiro salio de mi boca, las navajas de agua destruyeron o mejor dicho descuartizaron a los arboles quedando solo restos irregulares de los troncos.

Dos chasquidos de dedos hice para que saliera una enorme cantidad de agua del tamaño de una enorme ola que empezó a rodear los arboles en remolinos y volverlos a su normalidad, mi ropa se desintegro solo los listones que amarraban mi pelo, dejando el cabello suelto.

Ya habiendo terminado me voltee- ¿Y como están los chocolates te gustaron?? Ayato- mirando con curiosidad la respuesta que me iba a dar.

Apenas Shizuka le ofreció la caja de chocolates Ayato se la arrebató de las manos de un tirón, dispuesto a comérselos todos sin ninguna clase de consideración. En eso estaba, devorando los bombones con gran ansiedad cuando la rubia volvió a retomar la palabra, explicándole el sabor de cada uno de ellos pues al parecer los había hecho ella.

A Ayato no podía importarle menos cómo o dónde los había conseguido, solo se limitó a echarse uno tras otro a la boca, degustando ese sabor como si fuera la primera vez que lo hubiera probado pues en parte así era. Nunca en su vida había sentido un hambre tan humana, era sumamente similar a la sed vampírica pero tenía otra naturaleza, padecer ese tipo de sensación le exasperaba y al mismo tiempo le confundía.

- ¿Hm? ¿Una ciudad entera? Invitarte una cita debe ser arriesgado - comentó levantando la mirada hacia ella, con la comisura del labio inferior un poco sucia con chocolate.

Debía averiguar cuánto antes qué le había hecho Elliot pues se sentía sumamente indefenso, pero no podía pensar en otra cosa que no fuera comer. Eso era bastante frustrante, sobretodo porque no conseguía percibir el contacto de sus filosos colmillos. Cuando paseaba la punta de la lengua por el borde de su dentadura solo distinguía una hilera de dientes...totalmente humanos y normales, ¿qué estaba pasando?

- ¿Y cómo están los chocolates? ¿Te gustaron? Ayato - La pregunta de la muchacha le pilló desprevenido, por lo que el dhampiro terminó de tragar y alzó el mentón con su acostumbrada altanería, negado a halagarle.
- Hmp, no están a mi altura pero no hay nada mejor por aquí. Tal vez el hecho de que esté tan hambriento haga que sepan mejor...quién sabe~ - le respondió, observando uno de los bombones con desdén antes de echárselo a la boca. - ¿Hoy no es ese estúpido día donde los humanos se regalan chocolates entre sí? ¿A quién pensabas darle estos? - Preguntó con curiosidad, notando que ya se estaba acabando toda la caja y seguía con hambre.

-Hmp, no están a mi altura pero no hay nada mejor por aquí. Tal vez el hecho de que esté tan hambriento haga que sepan mejor...quién sabe~

Ese comentario hizo que surgiera una venita en mi frente: Entonces para que lo comes... pensé. Di un suspiro para calmar la sensación de rabia que recorría todo mi cuerpo pero a decir verdad me giré para ver mejor a Ayato: lucía más humano que de costumbre y no por su esencia sino por la apariencia que tenía ahora. Me quedé mirándolo por un largo rato mientras él comía, hasta que atiné a decir algo con lo que me preguntó.

-Hoy es el día de San Valentín, el día de los enamorados, los humanos le dan chocolates a sus seres queridos o más bien las mujeres le dan un chocolate a su novio. Pero hay algunas que dan chocolates a su seres queridos como una muestra de agradecimiento a ellos, es una forma de retribuir todos los momentos felices y tristes que han vivido - dije explicando mientras acomodaba un poco mi cabello ya que estaba suelto, hacia un poco de viento que provocaba que este se desordenara y no pudiera ver bien a Ayato.

-Aún así yo no se los iba a dar nadie, cualquier persona que esté a mi lado podría recibir un chocolate de mi parte. Se los daría con una gran sonrisa en el rostro, este año los hice como una especie de hobby ya que no tenía nada más que hacer en este día, casi todos mis conocidos están celebrando- dije mirando el cielo - Pero por lo menos te los entregué a ti, Ayato - sonriéndole con ternura y con un rubor en mis mejillas - Eso me hace feliz-

Al decir esto me acerqué un poco más a él, invadiendo su espacio personal le observé con ojos brillantes - ¿Cual de los bombones te gusto más de los que hice?- dije esperando con ansias que respuesta me iba a dar.

- ¿Cuál de los bombones te gustó más de los que hice? - Había preguntado ella con gran entusiasmo, a lo que Ayato simplemente respondió:
- Ah...los oscuros... - masculló, refiriéndose a los amargos.

En tal condición un acercamiento inoportuno resultaba un gesto increíblemente incómodo pues no contaba con la fuerza suficiente como para ejercer dominio. Sabiéndose limitado, desvió la mirada de Shizuka con las comisuras algo sucias.

Imagen de referencia:

Chasqueó su lengua en silencio, saboreando por vez primera el delicioso dulzor de un alimento que no fuera la sangre, con papilas menos perceptivas pero tan humanas como las de cualquiera. Una sensación curiosa que incluso despertaba en él cierto placer.

Así, uno por uno los bombones fueron desapareciendo hasta que se acabaron. Nada de lo que Shizuka decía tenía sentido para él, sus explicaciones sólo confirmaban la visión general que Ayato tenía de ese día y, aún cuando no terminaba de entender esa costumbre humana, debía contentarse con ser alimentado gracias a ella. Aunque no estaba seguro de poder resistir todo el resto de la noche sólo a chocolate casero, aún tratándose de una caja entera...

- ¿Por qué no se los diste a la persona que te gusta y ya? Qué mujer tan estúpida... - comentó con fastidio, volviéndose a ella con ese habitual gesto suyo, incapaz de comprender un simple acto de generosidad. - ¿Y por qué te hace feliz entregármelos a mí? La última vez que nos vimos intenté matarte - agregó sin pelos en la lengua, observándole con el ceño claramente fruncido.

Pero entonces la 'respuesta' llegó a su mente como la obviedad más absurda...¡estaba claro! Invadido por esta convicción Ayato dio un respingo e irguió su cuerpo en el respaldo del banco, enalteciendo su orgullo con una gran sonrisa.

- Ah, ¡de seguro es eso! ¡Ahora entiendo! - exclamó repentino, volviéndose a ella con un aire jactancioso. - Estás perdidamente enamorada de mí, ¿es eso verdad? ¡Tiene que serlo! No encontrarás mejor hombre que yo aunque te gastes toda la vida buscando~ - aseguró con orgullo, llevándose una mano al pecho con el fin de acentuar su punto.

- Con que las cosas amargas te gustan- dije sonriendo para observar que se acababa hasta el ultimo bombón excepto los que tenía ocultos en mi bolsillo ya que esos estaban rellenos de sangre, di varios suspiros para después escuchar como Ayato me decía algo tan de él.

- ¿Por qué no se los diste a la persona que te gusta y ya? Qué mujer tan estúpida...

- ¿Ah? ¡Estúpida, estúpida tus polainas! Yo no tengo a nadie que me guste, ademas la persona a quien le daba chocolates, que era a quien yo protegía, se alejó por un accidente. He pasado dos años sola en estas fiestas donde lo pasas con gente, muchas veces quería pasarla con alguien solo para estar acompañada, por eso estoy feliz de pasar esta fecha contigo- dije inflando mis mofletes en señal de enojo.

- Si eso es cierto, intentaste matarme pero eso es pasado ya, te considero un amigo - le dije sonriendole con ternura y acercandome a su rostro y sonriendole con picardia- Aunque si no hubieras hecho trampa créeme que el resultado no hubiera sido un empate como resulto esa vez, si no que hubiera ganado- dije confiada en mis palabras. Podía sentir el respirar de Ayato era tranquilo y humano.

- Ah, ¡de seguro es eso! ¡Ahora entiendo!

- ¿Ah? - dije con puntitos en mi cabeza, no entiendo a que venia ese repentino cambio de actitud de Ayato que ahora parecia muy confiado con lo que iba a decir.[/color]

expresion:

- Estás perdidamente enamorada de mí, ¿es eso verdad? ¡Tiene que serlo! No encontrarás mejor hombre que yo aunque te gastes toda la vida buscando~

expresion 2:

-Con que era eso...- dije en un suspiro para después volver a procesar bien la información que me había dicho, dando un sobresalto y alejandome de Ayato con las mejillas ruborizadas y nerviosa.
-¡Que! ¡Qué! ¡¿Enamorada de ti?! Eso es imposible, baka - dije gritándole y haciendo señales de negación - Definitivamente eso es imposible en muchos sentidos, usted no me mueve el piso ni nada - dijo con las mejillas ruborizadas - ¡Ademas yo no le agrado para nada así que eso imposible! - dije haciendo una cruz con mis brazos.- Yo lo veo como un amigo, ademas yo no he experimentado nunca esa cosa de estar enamorada de alguien así que no haga bromas de mal gusto- dije nerviosa sintiendo como la sensación de la excitación por parte de la sangre me descolocó mostrando un claro rojo en mis mejillas y mi respiración era agitada.

Fue cuando recordé el beso que le había dado a Ayato y el que me dio de vuelta, ahí las mejillas no dejaban de echar humo...

¡Ay mi dios que he hecho! ¡¿Será verdad?!

Cuando Shizuka hizo mención a lo de sus polainas Ayato se miró los pies, notando que no llevaba polainas y que no tenía de dónde insultarlas. Pero no tardó en caer en cuenta de que hablaba en sentido figurado por lo que volvió su altiva mirada hacia ella, sin entender un coñazo de su historia. No importa cómo lo dijera, seguía pareciéndole estúpido que quisiera pasar una fecha tan comercial como ésta con alguien sin importar quién fuera. ¿Qué tal si esa persona era su peor enemigo? ¿No sería mejor estar sola? No entendía la lógica del 14 de febrero.

De igual modo prefirió mantener silencio porque tal y parecía que a nada iban a llegar con ese asunto, luego procedió a responderle lo de su último encuentro:

- Si, eso es cierto, intentaste matarme pero eso es pasado ya, te considero un amigo - dicho esto el dhampiro le observó con aún más extrañeza, ¿a qué iba eso de hacerse amigos de tus enemigos? ¿Estaba loca?
- Qué mujer tan rara... - fue lo único que dijo mientras flectaba su pierna diestra sobre la banca, apoyando uno de sus codos en la rodilla de la misma, dándole un aspecto aún más informal al que ya tenía.
- Aunque si no hubieras hecho trampa créeme que el resultado no hubiera sido un empate como resultó esa vez, sino que hubiera ganado - este comentario consiguió molestarle muchísimo.
- ¿Haa? ¿De qué trampa me estás hablando? Lo que ocurrió en la enfermería no fue una competencia ni nada parecido, fue una pelea improvisada de vida o muerte donde utilicé una estrategia para salirme con la mía. Es algo que solo un sujeto ingenioso como yo puede hacer - le explicó con el mentón en alza y mucho orgullo, para luego inclinarse hacia ella y agregar con fastidio: - Si nos enfrentáramos en una competencia es más que seguro que ganaré, ¡soy el mejor en todo lo que hago, tarada!

No tenía reparos en insultarla ni nada parecido, menos si lo hacía para proteger su ego. Hablar de competencias con un sujeto tan temperamental como Ayato era siempre un asunto complicado que suponía riesgos y problemas. Todo esto se vio ligeramente solapado con todo el escándalo que armó Shizuka para negar que estaba enamorada de él, aún cuando esto no acabaría por eliminar su convicción.

- ¿Qué es esa expresión? No me digas que di en el blanco... - comentó divertido, ladeando el rostro hacia ella con picardía. - No tengas miedo, puedes confesar tus más profundos sentimientos al grandioso de mí, prometo ser comprensivo...y quién sabe, hasta puedo darte un premio - dijo divertido, entrecerrando un poco los ojos para dirigirse a ella, con esa mirada usualmente afilada y atrevida.

Si nos enfrentáramos en una competencia es más que seguro que ganaré, ¡soy el mejor en todo lo que hago, tarada!

Una gotita apareció en mi frente ya que su comentario era algo típico de este individuo, solo di un suspiro - ¿Ganarme? Tarada...Ja ja ja -dije riéndome de su comentario- Primero que todo Ayato, estamos en las mismas condiciones. No somos humanos, así que en deporte soy buena y en las luchas soy mejor, ademas me he peleado con cien sujetos y ni siquiera me hicieron sudar o cansarme-dije explicando- En fuerza puede que estemos igualados, pero aunque no lo demuestre soy muy competitiva- dije sonriendo con picardía.

Genial, ahora he desviado el tema que me preguntó, si lo incito a una competencia no me volverá a preguntar sobre eso, muy bien pensado Shizuka eres un genio...

Mi sonrisa de victoria era notoria y me sentía con un ego superior ya que si podía mantenerme firme todo saldría bien, ya que no sabia lo que sentía por Ayato, ante esa duda fue cuando el comentario de que podía recibir un premio me hizo quedar interesada pero negué con mi cabeza, debía seguir con mi linea firme y no dudar.

-Hmmmm...-pensando - Ese tipo de sentimiento no sé si seria lo que dices, pero si sé algo- dije decidida- Que no puedes vencerme en algo que yo soy muy buena -dije contenta y con un tono de superioridad fue cuando al momento de que me moví muy fuerte dos de los bombones que tenia ocultos en mi ropa rodaron hacia el zapato de Ayato.

-Maldición- dije agachándome y gateando para agarrar los bombones, mi rostro mostraba el claro susto de cuando un niño va ser pillado por algún tipo de travesura que había hecho pero lo mio era peor, era un tabú. Si Ayato se enteraba de que había probado sangre humana y lo que producía en mi ...Solo pensar eso me ponía nerviosa.

¡Debo recuperarlo ahora!

El muchacho no parecía en lo absoluto sorprendido de las hazañas que Shizuka presumía, pues él también había hecho cosas parecidas en más de una ocasión. Vivir en los barrios bajos tenía esa consecuencia de andar todos los días metido en roscas que ni al caso venían, dándose de leches con los residentes de la cuadra siguiente. No era algo que le disgustara, al contrario, tenía su lado divertido...pero tal y como estaba actualmente tenía que estudiar la posibilidad de mudarse a un sitio más tranquilo. Le hacían falta unas vacaciones.

- ...Pero si sé algo, que no puedes vencerme en algo que yo soy muy buena - había dicho Shizuka, a lo que Ayato simplemente arrugó el ceño incredulidad.
- ¿Ah si? ¿En qué? - Quiso saber, echando al olvido el tema anterior pues podía detectar esos deseos de competencia que tenía el ángel.

Sin embargo en el estado físico que estaba Ayato no podía hacer uso de su fuerza bruta, sería presa fácil para cualquier enemigo que se le bancara en frente. Incluso Shizuka podría derrotarle con facilidad en cualquier competencia que se propusiera, y eso era algo que él no permitiría. Tampoco quería que se burlara de él por carecer de poderes, debía disimular su condición lo más que pudiera.

Esto pensaba cuando unos pequeños chocolates rodaron desde los bolsillos de la rubia hasta sus pies, Ayato los observó con extrañeza antes de decir:

- ¿Haa? ¿Te quedaban chocolates? Maldita... - gruñó enseñando el filo de sus colmillos. Con la arrogancia usual, el muchacho estiró una mano hacia ella y, sin apartarle la afilada mirada de encima, le ordenó: - Venga, dámelos ahora. - Sabía que no era normal en él ansiar tanto la comida humana, sobretodo si se trataba de dulces pero su apetito era voraz y no podía tolerar que Shizuka le hubiera engañado.

Era una ofensa a su altísimo ego.

La negativa del ángel no dejó de sorprenderle, y más allá de eso, le molestó muchísimo. El muchacho se levantó bruscamente de la banca, avanzando en su dirección para obtener los chocolates a la fuerza, pero percibirse tan desvalido y humano le frenó. Ayato restó ante ella, de pie, sin hacer más que observarle mientras mantenía ambos puños apretados a cada costado de su cuerpo.

- ¿Y por qué llenarías unos simples bombones con esa sustancia? ¿A quién se los piensas obsequiar? - Le preguntó en primera instancia, intentando calmar aquél impulso de arrebatarle la comida y devorarla sin más. Lo hubiese hecho de estar en sus condiciones normales, pero tal y como estaba en esos momentos sus pensamientos solo podían repetir una y otra vez la misma palabra: 'Cuidado'.

Sabía que debía tomar precauciones por lo que tal vez lo mejor era no probar de esa supuesta sustancia, pues no tenía idea qué efectos colaterales podría tener sobre su cuerpo. Estaba intranquilo, necesitaba despejarse un momento, cambiarse de ropa, comer algo y pensar mejor qué le había sucedido. Le echó un vistazo a su apariencia, como recordándola: no estaba visiblemente herido pero la tierra ensuciaba notoriamente su camisa y sus pantalones, estaba totalmente indecente...al punto de no entender cómo Shizuka no se fijaba en ese tipo de detalles.

- Estos chocolates no te los daré pero si quieres puede darte otro tipo de alimento, usted pida y se lo traigo - había dicho ella, llamando nuevamente la atención del depredador ahora amansado.
- Pues ya que estás aquí... - soltó en un murmullo lo suficientemente audible como para que ella lo escuchara - consígueme algo de ropa y dinero, iré a comer a algún sitio de esta ciudad... - tal fue su orden y su aviso,  en lo que levantaba la mirada hacia ella con determinación. - Supongo que cualquier local de comida rápida estará bien...necesito tranquilizarme - esperaba que ella entendiera su solicitud, por lo que sin preguntarle una segunda vez Ayato le dio la espalda y se marchó en dirección a la ciudad.

Al ver que Shizuka seguía abstraída con el paisaje nocturno, el dhampiro se volteó hacia ella para agregar con fastidio:

- ¿Por qué aún sigues allí? Muévete de una vez.

Spoiler:

- Consígueme algo de ropa y dinero, iré a comer a algún sitio de esta ciudad.

Con que ropa quiere, mire al suelo y camine hacia él, agarre su manga y lo hice girarse apoye mis manos en sus hombros y acerque mi cuerpo a de él-No te muevas- le dije apoyando mi frente con la de él, para esto tuve que apoyarme en la punta de los pies porque Ayato es más alto que yo - No me interrumpas, porque si lo haces puede que te deje desnudo y lo menos que quiero es eso- dije ruborizada.
- Te haré una ropa nueva así que quédate quieto - le dije cerrando mis ojos, haciendo que del frasco que siempre llevo conmigo saliera una cantidad de agua que formó un remolino que comenzó a rodearnos. La energía que debía usar para crear la ropa que fuera de su agrado era grande, tanto que tuve que agarrarme de sus hombros para no caerme, el agua impregnó en la ropa de Ayato y la empezó a modificar poco a poco hasta que terminé.

Spoiler:

Cuando terminé miré Ayato a los ojos, dejé de apoyarme en puntillas para agachar mi cabeza y apoyarme por unos segundos en su pecho, después me aleje de él para que no molestara con mi cercanía. Mis piernas no pudieron resistirlo, caí al suelo sentada, mi respiración era agitada y jadeante.
- Primer pedido listo- le dije sonriendo mientras jadeaba, hice un chasquido con mis dedos y del frasco volvió a salir una gran cantidad de agua que se materializó en una mano hecha de agua, a la cual le pasé un poco de dinero y se fue al local de comida rápida, comprando unas papas y una hamburguesas que las trajo enseguida, los dejó en la banca y el agua regresó al frasco.

Mi respiración iba acelerándose - Segundo mandato listo - dije ya sin energías - Y para tranquilizarlo...¿qué es lo que quiere? - dije ya agotada, no podia aguantar más estos jadeos necesitaba eso y ya.
Cerré mis ojos e hice que mi ropa se deshiciera formándose la que utilizaba para estas situación cuando ya estaba muy débil, este traje solo lo he usado cuando me he enfrentado a Kouda Ichigo pero de ahi nada mas.

traje de Shizuka: