(San Valentín) Ayato

De un momento a otro Ayato vio el rostro de Shizuka muy cerca de sí, al punto que podía percibir su respiración. Los nervios del muchacho se crisparon y su mirada se afiló, no comprendía qué coño le pasaba ahora, estaba a puertas de darle un buen empujón y de gritarle algunos insultos como solía hacer cuando le escuchó decir:

- No me interrumpas, porque si lo haces puede que te deje desnudo y lo menos que quiero es eso.
- ¡¿Haa?! - Ayato no entendía en absoluto a qué se refería con eso, pero el desconcierto fue suficiente para mantenerle quieto.

En menos tiempo del que pudo procesar lo que sucedía una gran marejada de agua les rodeó a ambos, envolviéndolos en su oleaje y creando una vestimenta apropiada para él. El dhampiro observó la situación con pánico pero mantuvo la misma posición hasta que el proceso terminó, luego de eso Shizuka se apoyó un instante en su pecho.

- Oi, oi...no me entendiste... - empezó a decir, poco antes de que ella se desplomara en el suelo con una apariencia débil.

Luego de esto siguió el truco de la comida, algo que Ayato no pudo concebir de buenas maneras. Quiso decirle que se detuviera pero ya era demasiado tarde: el pedido había llegado. ¿Cómo un vendedor de comida rápida podía seguir tranquilamente su negocio con una mano acuática deambulando por las calles? ¿Acaso esta mujer quería que les descubrieran? Era estúpida, esa era su conclusión.

No importaba cuán débil estuviera, no le iba a dar las gracias por obedecer a sus caprichos. Ayato le observó desde la altura con un dejo despectivo, cabreado de que no hubiese captado sus impertinencias ni lo que él realmente quería hacer.

Gesto de referencia:

- Debo deducir que esta es tu forma real... - murmuró de forma pausada, segundos antes de abalanzarse sobre ella y sostenerla del cuello de su ropa, alzándola hacia él con violencia. - ¿Crees que puedo ir por ahí con esta ropa? ¿Y qué si se deshace? ¡Sólo está hecha de agua! - Le habló de un modo agresivo y claramente insatisfecho: - Y además de eso...¿por qué haces uso de tu poder de forma tan innecesaria? ¡Bastaba con ir nosotros mismos a comprar la comida! ¡Quién sabe el caos que desataste entre los humanos por culpa de tu maldito poder! ¡¿Acaso usas la cabeza?!

Después de este brusco regaño el dhampiro soltó las ropas de Shizuka con brusquedad, alejándose de ella y dirigiéndose hacia la banca. Se hizo con los paquetes de comida y volvió sus pasos hacia la salida del mirador, dispuesto a marchar rumbo a la ciudad. Quería ir a su departamento, necesitaba con urgencia descansar y reordenar sus ideas...pero tampoco quería estar solo. No esa noche.

Antes de partir, Ayato se volvió hacia el ángel y le dijo:

- Lo que quiero es irme de este lugar, me enerva tener que ver las estrellas como si fuéramos una maldita pareja enamorada. Hay asuntos más importantes que arreglar... - bufó, revelándole sus verdaderas intenciones. - ¿Vienes o no?