[Festival Escolar] Descanso entre turnos.

¡¿En qué momento se me ocurrió la "brillante" idea de trabajar como Host?! Tenía toda la maldita cara acalambrada de tanto sonreírle a las clientas y los hombros no me dejaban de doler por la postura que tenía que mantener. Apenas era mediodía y estaba harto de fingir ser el caballero/príncipe/sirviente de un montón de desconocidas, por lo que acabé escapándome hacia los baños masculinos, esperando que Lucien me cubriera un rato.

Estábamos en pleno festival escolar y los alumnos se movían de un lado a otro, cada uno atendiendo a sus respectivos clientes.

Escogí este cargo porque era lo más sencillo para mí: detesto hacer ejercicio por lo que descarté ayudar en cualquier actividad deportiva, y soy muy tranquilo como para meter susto en las casas de miedo. No pertenezco a ningún club extaprogramático y tampoco me quise meter en una banda porque soy algo quisquilloso, sólo toco música con la gente que me simpatiza.

Y, por el momento, sólo hay dos personas en este instituto que han conseguido agradarme auténticamente: esos son Senpai y Rory. Y ahora que lo pienso, desde hace un tiempo que llevo notando una actitud algo esquiva de parte del segundo. ¿Le habrá pasado algo? ¿Tendría relación con Senpai? ¿Se habría enterado de alguno de mis singulares secretos? No podía negarlo, el temita me traía algo preocupado.

– Ah... ¿Dónde se habrá metido? – Murmuré en el interior del baño, recordando que no sabía dónde estaba trabajando Rory.

Aparentemente me encontraba solo por lo que aproveché de soltarme la corbata y sacarme la chaquetilla de Host. Mantuve atado mi flequillo en una pequeña cola que me hice con un pedazo de elástico. Debido a que acostumbro a vestir impecable ese accesorio no me quedaba para nada pero el calor era insoportable y necesitaba descansar de tantas formalidades.

Rory no era la clase de persona que se tiraría en plancha a ayudar en algo tan complicado y trabajoso como un festival escolar, normalmente prefería ir a esos sitios como visitante y divertirse. Pero lo había hecho pensando que quizá el trabajo, las reuniones y el estar con otros alumnos del colegio servirían para animarle un poco y distraerle de todo lo que tenía en la cabeza últimamente.

Por desgracia, no lo estaba consiguiendo. Por muy ocupado que estuviera, no podía dejar de darle vueltas a la cabeza y ponerse de los nervios por todo el tema. Aún no se lo podía creer. No era justo. Últimamente pasaba por momentos de enfado extremo, en los que quería pegar a todo el mundo, tuvieran algo que ver con el tema o no. Pero también tenía otros momentos en los que se encontraba muy deprimido, y lo único que quería era encerrarse y no ver a nadie ni hablar con nadie.
Ahora era uno de esos momentos, por eso se había escabullido diciendo que tenía que ir al baño, aunque sólo pretendía pasar un rato alejado de todo. Le sorprendió encontrarse allí a Raito, aunque realmente no era nada extraño verle, teniendo en cuenta que era un sitio público.

-Ah… hola, Raito- dijo, con desgana. Aunque no tenía muchas ganas de conversación, no le pareció bien ignorarle-. ¿Cómo vas? ¿Mucho trabajo?

Noté que alguien entraba. La parte buena de encontrarse en el baño masculino es que ninguna chica me vería con una pinta tan ridícula como esa, y es que sólo me amarraba el flequillo cuando estaba en la habitación. Pero al notar que se trataba de Rory me relajé. Él me había visto en más de una ocasión con esas fachas, sobretodo cuando el aire acondicionado fallaba y el calor del verano resultaba insoportable.

Volteé hacia él y le observé un instante, en silencio. Respondí a su saludo con un simple asentimiento de cabeza, notando de inmediato su desánimo.

Llevamos de conocernos varios meses, el tiempo exacto que he permanecido en esta academia, y a pesar de nuestras claras diferencias en gustos y en personalidad tenemos una buena relación. O así lo he percibido yo... Aunque no hemos vuelto a tocar el tema de Senpai después del encuentro en la biblioteca, las cosas han ido bien. Los tipos de tercero involucrados en la novatada no pudieron reconocerme a la luz del día... Me salvé por los pelos de una posible expulsión.

También me salvé por lo de año nuevo... Eso espero.

– A... Algo así... De alguna u otra forma hemos podido sacar esto a flote – le expliqué, dedicándole una sonrisa para que no se preocupara de ese asuntillo. Hubo una pausa entre nosotros. Tal vez no era el momento adecuado pues se veía igual de agotado que yo, pero aprovecharía que estábamos solos para preguntar. – ¿Te pasa algo? Tienes mala cara. – Hablé con naturalidad, obviando el hecho de que traía ese mal gesto desde hace varios días y que sólo entonces me atreví a preguntar. Estaba preocupado, realmente esperaba que la razón de su disgusto no se relacionara de ningún modo conmigo.

Rory había estado evitando hablar del tema, y aunque a esas alturas ya consideraba a Raito un buen amigo y confiaba en él, ni siquiera había hablado con él de eso. Necesitaba un tiempo para procesarlo todo y recuperarse del shock. Pero quizá ahora fuese un buen momento para hacerlo, y a lo mejor incluso le ayudaría a sentirse mejor compartir sus preocupaciones con alguien.

-Supongo que no sabes lo que ha pasado, ¿no? Creía que ya lo sabría todo el mundo, pero… bueno, tampoco es algo que se quiera airear por ahí.

Miró a su alrededor para asegurarse bien de que estaban solos, y aunque así era, se acercó un poco más a Raito y le habló en voz muy baja.

-Hace unos días echaron a mi hermano del colegio. Dicen que violó a una chica- dijo, muy alterado y con el enfado evidente en su cara-. ¿Te lo puedes creer? ¡Es mi hermano! Nunca jamás haría algo así, estoy seguro, pondría la mano en el fuego por él. No sé mucho más, creo que la chica lo acusó directamente, dijo su nombre. Y él ni siquiera la conoce. ¿Por qué lo habrá hecho? No puedo explicármelo…

Paró un momento para tratar de calmarse. Sin darse cuenta había vuelto a levantar la voz, hablar de eso le ponía muy nervioso. Tras unos segundos siguió contando:

-Aún hay mucha gente que no se ha enterado, pero ya sabes, las noticias vuelan, y ya he oído cotilleos por ahí. Algunos no se lo creen, pero muchos otros están convencidos de que sí lo hizo, sin saber siquiera lo que pasó, sin preocuparse de enterarse bien de las cosas… Pero yo sé que no es verdad, es imposible que Keith hiciera algo tan… horrible. Tú sí me crees, ¿verdad?

Lo miró expectante. Se sentía un poco mejor después de haberse desahogado, pero por otra parte temía lo que el chico pudiera contestarle. No podría soportar que su amigo no se pusiera de su parte.

¿Enterarme? ¿Enterarme de qué? Me quedé como un idiota embobado al escucharle, parpadeando una que otra vez con el ceño fruncido. Siendo francos, no tenía ni puta idea de lo que estaba por decirme ni de lo que eso podía significar para mí.

Rory se acercó tras comprobar que no había nadie cerca. Yo le observé estupefacto y con auténtica curiosidad pero desvié abruptamente la vista hacia el suelo al oír de qué iba el asunto. Me llevé una mano a la boca, esforzándome por contener cualquier expresión que me delatara... ¿Sorpresa? ¿Horror? ¿Felicidad? ¿Nerviosismo? ¿Qué clase de gesto estaba apareciendo en mi rostro en ese momento? Seguí atendiendo a sus palabras, intentando serenarme.

No podía creerlo... ¡No pensé que mi pequeño desliz acabaría expulsando a Keith! Pensaba que Nina cerraría la boca y ya. Dios... ¡Debía contenerme y consolar a Rory! Era lo que cualquier buen amigo haría, ¿no?

– Espera, espera... – Rory estaba hablando de un modo ciertamente atropellado por lo que fingí no estar entendiendo. – ¿Que tu hermano violó a una chica? – Repetí con notoria incredulidad, haciendo énfasis en la palabrita esa, pero Rory no me permitió hablar... Estaba demasiado molesto, nunca lo había visto así y tal vez me sentí un poco culpable en ese instante.

Ojo. Dije tal vez.

– Claro que te creo, es obvio que no ha sido él – concluí para tranquilizarle, sonaba bastante seguro por obvias razones y eso permitiría a Rory confiar más en mí. – A tu hermano ni siquiera le van tanto las chicas, ¿verdad? – Aventuré en decir. La verdad casi no conocí a Keith, nos evitábamos precisamente porque no teníamos una buena relación, pero sí escuché uno que otro rumor acerca de la supuesta relación entre él y su compañero de cuarto. – Sea como sea, es imposible que Keith Ryan haya hecho algo así. ¿Sabes qué pienso? Creo que la chica que lo acusó estaba enamorada de él y quiso vengarse al darse cuenta de que no tendría posibilidad... Ya sabes lo trastornadas que están algunas personas...

¿Así o más irónico? Bah, el asunto es que sonaba convincente. No quería que Rory le diera muchas vueltas al asunto o se armaría una buena.

Rory vio cómo Raito ponía esa expresión de sorpresa y horror (aunque no era muy expresivo, fue lo suficiente para que Rory se diera cuenta), y le dio a entender que el chico también se encontraba horrorizado por lo que había sucedido. Se tranquilizó mucho cuando le dijo que le creía, sin dudarlo ni por un segundo.

-Bueno, supongo que no, él estaba con un chico- contestó-. Pero de todas formas, decir que no le gustan las chicas tampoco va a convencer a nadie, la verdad.

No le convencía mucho la explicación de Raito sobre lo que podía haber pasado con esa chica desconocida, pero al menos era una teoría, y eso ya era más de lo que él tenía, porque estaba bastante bloqueado. Por más que lo pensaba, no conseguía explicarse cómo había podido pasar todo aquello.

-¿En serio crees eso?- preguntó-. Ya, sé que hay gente muy loca por ahí, pero… es que ni siquiera se conocían. Si estuviera enamorada de él, ¿no lo habría intentado primero, al menos?

Se quedó un momento pensativo, apartándose el flequillo de la cara. Rory creía que había muy poca gente verdaderamente mala en el mundo. No entendía que alguien pudiera hacer tanto daño a otra persona así, porque sí. Pero quizá Raito llevaba razón. A lo mejor esa chica era una muy mala persona, que por un motivo estúpido había decidido hacerle una putada así de grande a un chico que no le había hecho nada. Pensarlo le ponía triste y furioso a la vez, pero ya había pasado demasiado tiempo lamentándose, y saber que su amigo le apoyaba le había dado fuerzas. Así que finalmente pareció recomponerse, y miró al chico a los ojos, con actitud resuelta.

-¿Sabes qué? No importa por qué lo hiciera o dejara de hacer, porque yo voy a demostrar que no ha sido él, y esa chica tendrá que tragarse sus palabras. Ya sé que es difícil… muy difícil, pero yo voy a hacerlo de todas formas, ¿me ayudarás? Así a lo mejor será un poco más fácil. Quizá… debería hablar con esa chica. Eh, voy a ir de buenas, por supuesto, aunque tenga ganas de partirle la cara, por mentirosa. Pero no quiero llegar a conclusiones precipitadas, así que… supongo que no pierdo nada. ¿Tú crees que debería hacerlo?

Corría un riesgo altísimo si permitía que Rory hablara directamente con Nina, aún sin estar yo presente. Nuestro encuentro y consecuente conversación ocurrió lejos de la fiesta, en un sector escasamente iluminado donde con suerte podría distinguirse la pigmentación exacta de nuestros ojos y cabello. Incluso, si Nina no me hubiera dado su nombre hubiese sido imposible para mí localizarla otra vez en la escuela. Es parte de las precauciones que suelo tomar.

Pero si Rory se presenta ante ella no será difícil notar que el "Keith Ryan" que ella conoce no tiene mayor parecido a su hermano gemelo. Tenía dos opciones: o le inventaba a Rory una mentira tremenda sobre Nina para que evitara tener contacto con ella o le seguía el juego y fingía estar de acuerdo con el plan, arreglándomelas de un modo u otro para que Nina no me indentifique. Fui bastante brusco esa noche y quiero creer que conseguí bloquear parte de sus recuerdos, sobretodo los que conciernen a mi aroma y a mi voz, las pistas que más podrían acercarle a mí. Dudo que retenga todo aquello pero no puedo descartar nada.

El riesgo es alto pero incluso en esta situación me parecería algo forzado evitar ese encuentro. Van a la misma escuela, tarde o temprano Rory y Nina se verían las caras y prefiero enterarme de ello apenas suceda.

Me quedé en silencio a medida que él hablaba, maquinando en mi fuero interno una táctica efectiva para salir de este problema y, al mismo tiempo, sonar convincente.

– Esa mujer está loca, estoy seguro – sentencié con una tranquilidad tan absoluta y natural que llegué a asustarme de mi propio cinismo. – He leído que hay personas que desarrollan obsesiones enfermizas hacia otros sin hablarles siquiera. Este parece ser uno de esos casos, ¿no crees? – Agradecí que en esos momentos nos encontráramos en los baños masculinos, un sitio en el que resultaba imposible encontrarse con Nina. – Pero si hablar con ella te hará sentir mejor, pues adelante. Te ayudaré en lo que necesites, sólo no me pidas relacionarme en exceso con esa tipa – dije llevándome la mano hacia la nuca, gesticulando un poco de asco.

Decidido, me aseguraría de presenciar los avances de la investigación de Rory, esto me permitiría desviarla en el momento oportuno. Lo de inventarle una mentira acerca de Nina podría servir más adelante, ahora debía ser muy cuidadoso a la hora de jugar mis cartas.

Rory sopesó sus posibilidades. Al principio la teoría de Raito le había parecido un poco descabellada. Pero aun así confiaba tanto en él que se tomaba muy en serio su opinión. Si lo pensaba bien, Raito era un tío enterado de la vida, que se veía super maduro comparado con él, y si él creía que la chica era una loca obsesionada que podía hacer cualquier cosa para destrozar a una persona… entonces Rory también lo creía. Cuanto más lo pensaba más se lo creía, y cuanto más se lo creía más se enfadaba. Y cuanto más se enfadaba, más ganas tenía de salir corriendo de allí y pegar a quien hubiera que pegar. Bueno, quizá era pronto para pensar en pegar (tampoco le gustaba pegar a las chicas), pero al menos cantarle las cuarenta, eso sí podía hacerlo.
Todos sus buenos propósitos de hacer las cosas con tranquilidad y diplomacia se esfumaron en un momento y volvió a actuar como el chico impulsivo que era.

-¿Sabes qué? Creo que tienes razón, seguro que es una loca asquerosa. Me voy a buscarla ahora mismo y voy a aclarar esto- dijo, resuelto-. La haré soltarlo todo, cuanto antes, mejor.

Se fue derecho a la puerta, pero justo antes de salir, se volvió y dijo a Raito:

-Gracias colega, me has ayudado mucho a aclararme, si no fuera por ti…

Y diciendo esto, salió del baño como una tromba.

Spoiler:

Rory dudaba, pude verlo en sus ojos. Pero no me rendiría, en cuanto conociera a Nina Brauss y me dijera directamente su nombre me encargaría de hablarle mierda de ella. Su reputación de hikikomori me ayudará a adjudicarle algún trastorno mental inventado que justificara cualquier cosa que pudiera decir en mi contra. Pero para convencer a Rory de algo así debía mantenerle de mi lado. Mi plan consistía en reforzar nuestro lazo de amistad al punto de convertirme en su mejor amigo, en aquél tipo que confiaría a ojos cerrados. Y claro, debía mantenerme lejos de Nina, arriesgaba mucho al presentarme ante ella. ¿Qué si me reconocía, aún después de la denuncia contra Keith?

A medida que yo formulaba estas ideas, mi compañero de cuarto parecía más y más convencido de lo que le decía. Su molestia contra Nina comenzó a hacerse visible, lo cual me daba a entender que en serio me creía. Tuve que reprimir una sonrisa triunfal. Pero entonces ocurrió lo inesperado: en un arranque, él decidió ir a aclarar las cosas cuanto antes.

Su declaración me pilló de improviso, le quedé viendo con estupefacción y tardé unos cuantos segundos en procesar. ¿Él iba a...? No, espera. Ahora mismo no podía acechar libremente a ese par y si Nina decía algo indebido debía saberlo, de otro modo no podría desmentirlo ante Rory. Pero... ¿No sería contradictorio que le detuviera en este momento? Mierda, sí, sería demasiado extraño. Debía arriesgarme. Ya encontraría un modo de espiarlos.

Cuando Rory me dio la espalda, apreté la mandíbula de forma sutil e imperceptible, y me sorprendió bastante cuando se volvió a darme las gracias. Le quedé viendo un instante, para luego dedicarle una sonrisa llena de camaradería, la mejor de mi repertorio.

– Descuida, puedes contar conmigo cuando quieras. Para eso estamos los amigos. – Y dicho esto, él se retiró de los baños masculinos, abandonándome con una sensación cruda y peligrosa que amenazaba con hacerme perder el control.