[Festival Escolar] Tal vez, amistad (Priv. Kouda Ichigo)

El festival y ser delegada la hacían correr por todas partes, que esté en orden todo aquí en el café, que no falte nada por allá en los conciertos, que la gente no ha llegado, que se perdió un alumno colaborador. Algunas cosas iban muy bien y otras demasiado mal, por lo que había sido todo una locura para todos los organizadores y delegados del asunto. Como delegada no le era inconveniente alguno ayudar, pero su constitución la estaba dejando agotada de tanto correr y levantar la voz para ser escuchada.

Ahora debía ir a una de las bodegas cerca del patio porque le habían pedido revisar si quedaban suficientes pompones para las chicas que iban a animar al resto durante la carrera de relevos. Para su mala suerte cuando llegó se dio cuenta que estaba rodeada de miles de cajas polvorientas, por lo que se vio obligada a internarse entre ellas buscando lo que necesitaba, incluso teniendo que inclinarse sobre una enorme caja al punto que solo sus piernas sobresalían y tuvo que hacer un esfuerzo colosal para no caerse en el interior.

Probablemente no aguantaría mucho tiempo más así.

Parecía que estaba sucediendo algo afuera, por un momento creyó escuchar un alboroto desde el patio. Tenía que ir a revisar eso pronto, alguien podría necesitar ayuda... pero también necesitaban lo que le habían mandado a buscar, asi que lo sacaría lo más pronto posible y se marcharía de la bodega. Para su mala suerte entre rebuscar y rebuscar en la enorme caja de la que ahora se encontraba colgando, uno de los pompones se había ido hasta el fondo de la caja, obligándola a inclinarse aún más y sin ser suficiente, sus dedos apenas le alcanzaban. El colmo de su desgracia fue cuando perdió el equilibrio y cayó hacia el contenedor, sobresaliendo sus piernas y dejándola en una muy incómoda situación mientras se aferraba entre las pelotas y otras cosas que "flotaban" allí.

Pero como no hay mal que por bien no venga, creyó escuchar abrir y cerrarse inmediatamente la puerta de la bodega. Sea quien sea que hubiera entrado dijo algo, pero entre sus esfuerzos por recuperar el equilibrio no logró distinguir de quién se trataba o qué había dicho.

—¿H-Hola...? ¿Hay alguien ahí, verdad? —su voz sonaba ahogada entre todas las cosas mientras lograba incorporarse pero con dificultad— Y-ya voy... a-aquí tengo los pompones y... ¡p-perdón! Escuché ruido afuera, ¿necesitan ayuda, verdad?