Primera noche juntos (Advertencia: +18)

Finalmente salí del baño tras un breve tiempo en la ducha. Sequé mi cuerpo, pero no lo cubrí. Caminé tranquilo hacia la cama para notar que Ash había caído dormido en un profundo sueño. Naturalmente, sonreí.

Volví a la cama, esta vez cobijándome bajo las sábanas. Me recosté a su lado, tapándolo como quién tapa a su perro malcriado, ese que siempre duerme contigo, no importa la cantidad de pelo que deje sobre tus sábanas. Me acerqué a él, tomando su rostro para robar un último beso.

“-Está bien así. Quédate así y comparte tu calor…-" Susurré mientras entrelazaba mis piernas con las suyas, acoplándome a su cuerpo como si ambos fuéramos piezas de algún puzle. La verdad era que no deseaba que se bañara de nuevo, deseaba sentir su calor, deseaba tener el olor de su cuerpo sobre el mio, deseaba sentirme protegido y deseado, como el más egocéntrico príncipe, en éste, mi pequeño palacio.

Mis alas se contrajeron en mi espalda para no estorbar y luego de obligar a Ash a rodearme con sus pesados brazos, me acomodé contra su pecho y disfruté en el silencio de la habitación el sonido de aquel palpitante corazón, de esa sangre que se bombeaba con potencia y se distribuía en todo su cuerpo como un rio de fuerte corriente.

“-Si pudiera… te mantendría asi para siempre… conmigo…-” Fue mi egoísta declaración, susurrada en un volumen no apto para los humanos, sin estar seguro si Ash, en su sueño, podría escucharme.

Esta vez dormía profundamente, después de tanto tiempo se sentía tan tranquilo que no le importo ser atrapado por los brazos de Morfeo y por otros brazos, los cuales pudo sentir aún entre sueños sin darse cuenta, no tenían calor pero él percibía otra cosa, que no podría describir en palabras, solo era una sensación que sentía desde hace mucho tiempo y le agradaba, sentía que todo estaba y estaría bien. Era una inyección para cargarse de energía positiva.

En el momento en que Yuli quiso que lo abrazara sus brazos reaccionaron, poniéndose más tensos y atrayéndolo a su cuerpo, como si tomara lo que es suyo. Su corazón latía lentamente, con delicadeza, no recordó lo que soñó pero tuvo un descanso muy reparador despertándose hasta tarde estirándose. Al momento de estirarse notó el cuerpo ajeno dejando la mitad de su labor deteniéndose para admirar a la persona que tenía entre sus brazos- No era un sueño después de todo- murmuró esbozando una sonrisa, se veía tan hermoso cuando estaba en aquel sueño pesado- Esta vez no te dejaré ir- Dijo con decisión.

Con suma delicadeza deshizo el abrazo, volviendo a estirarse moviendo las orejas, al momento de hacerlo hizo una queja de dolor, no solo por la oreja sino por el cuerpo en general, había hecho mucho esfuerzo en la noche y al no comer iba a tardar un poco más de lo normal en recuperarse. El plan para lo que quedaba de la tarde era volver a asearse e ir por algo de comer, para después esperar el anochecer.

Fue al baño a tomar una ducha rápida, tomó solo su pantalón con gabardina, dirigiéndose a la puerta. Antes de abrir la puerta miró por última vez a su bello durmiente diciéndole mentalmente que volvería lo mas pronto posible.