Primera noche juntos (Advertencia: +18)

Pese a que nos costó un poco llegar hasta el lugar, al cabo de media hora o un poco más pudimos poner un pie dentro del lujoso recinto. El hotel más prestigioso de la ciudad. No era por ser presumido, pero llevaba casi un mes durmiendo en el cementerio en la ausencia de mi compañero y ahora, que por fin nos habiamos reencontrado, creo que ambos mereciamos un buen descanso.

En la recepción pagué de inmediato por dos noches y un día, asegurando que nuestra salida sería durante la madrugada siguiente. La primavera se sentía y la potencia de sol iba aumentando durante el día lo que hacía que cada vez fuera más dificil para mi caminar a plena luz diurna.

Nos entregaron la llave y agradecí educadamente. De a ratos me molestaban sus miradas curiosas ya no solo por mis alas o mi atuendo, sino simplemente por mis facciones delicadas.

Con la llave en mi mano izquierda comencé a caminar, tomando con mi derecha la mano de Ash. Una vez entramos al cuarto asignado descubrimos una alcoba preciosa que me hacía recordar antiguas épocas vividas. Di un suspiro y cerré la puerta colocando con anterioridad el típico pero útil cartel de "no molestar".

Avancé por la habitación luego de que Ash lo hiciera. Disfruté de su emoción y de sus palabras que no dejaban de ser siempre un cumplido a mi favor, es cierto, siento que me merecía esto pero también quería darle al menos una noche agradable a Ash, antes de comenzar a buscar un hogar definitivo.

-"Deberíamos darnos una ducha. ¿No crees?"- Al menos yo lo sentía absolutamente necesario al llevar durmiendo algunos días en el cementerio. No por el hecho normal de los humanos de que pudiera llegar a tener mal olor, simplemente deseaba quitar el polvo de mi cabello y relajarme unos momentos en la ducha, en el agua tibia que, por mi condición, era dificil de percibir como tal, pero se sentía bien.

-"Vamos"- Insistí solo una vez. Luego llevé las manos a mi cuello para desatar la cinta roja que adornaba mi camisa, bajo mi abrigo. Dejé el listón sobre la cama y a un lado mi abrigo perfectamente doblado, luego fui abriendo la camisa, desabrochando uno a uno los botones hasta poder quitarmela, y dejarla igual de doblada y ordenada que el resto de mis pertenencias. Mi piel era blanca, pero gracias a mi reciente "cena" mis pezones tenían un leve color rosado. Mis alas contrastaban en exceso como siempre. Desabroché mi última prenda, los pantalones. Habiendo previamente quitado mis zapatos.

Respecto a mi ropa interior, he de admitir con extrema sinceridad, que jamás me ha gustado y tampoco me es necesario llevarla.

Estar desnudo frente a Ash no me incomodaba, mas sí me intrigaba observar su reacción. Hacia dónde apuntaban sus ojos escondidos en aquel frondoso cabello, qué color tomaban sus mejillas o qué movimiento hacía su peluda cola.

Con una ligera sonrisa terminé de dejar todo perfectamente ordenado sobre uno de los muebles y me dirigí entonces al baño, esperando a que Ash me alcanzara ahí dentro.

Entré al baño esbozando una traviesa sonrisa sobre mis finos labios y es que sin dudas había sido consiente de la reacción que el lobo, que era mi actual compañía, estaba teniendo. De alguna manera, le envidiaba.

Como he dicho, siempre he sentido que Ash encaja más con los seres humanos que Smile o yo, su cuerpo es cálido, su piel es suave, su presencia es imponente pese a que no es más que un dulce cachorro o “cachorrón” más bien, para mi. Su respiración, sus reacciones, su propio cuerpo responde de manera similar a la de un ser humano, o incluso, de una forma más vivida que los mismos. Es por eso tal vez que me encantaba fastidiarlo a mi modo, provocarlo, regañarlo, incitarlo a perder el control.

Entré en el baño dándole tiempo para desnudarse en privado. La bañera no tardó en llenarse con el agua tibia, a ésta agregué algunas sales de baño, espuma y esencias de aromas complacientes, sabiendo también que la sensible nariz de Ash los detectarían con más potencia.

Me metí dentro de la bañera y di un suspiro luego de sentir el agua sobre mi piel. Si bien el calor no lo sentía como tal, era una sensación de cosquilleo reconfortante sobre mi piel. Estiré una de mis piernas por sobre el límite de la loza que adornaba los alrededores de la bañera. Mi cuerpo como siempre era demasiado delicado como para ser de un hombre y en estos cientos de años vividos aún no estaba seguro acerca de mi agrado o rechazo al respecto. Si cubriera mi torso y omitiera por supuesto mis genitales, podría ser tomado fácilmente como una frágil señorita.

Me hundí en mis pensamientos y controversias referentes a mi figura cuando escuché la voz de mi hombre lobo que esperaba en el marco de la puerta. Mis ojos bajaron desde su cabeza a sus labios, a su cuello, sus pectorales, los músculos marcados del abdomen, los oblicuos y noté que mi vista era interrumpida por sus manos. Solo entonces volví a sonreír con travesura y un aire coqueto que para mi era natural, era propio de mi especie el seducir a nuestra compañía. Apoyé uno de mis codos en el borde de la bañera mientras le dedicaba una mirada media compasiva, media entretenida.

-“Qué envidia“- Mumuré a tiempo que mis alas se movían suavemente para quitarse de encima el acumulo de espuma. Sí, sentía envidia por un cuerpo tan vivo y, como suelen decir, "lleno de energía". En cambio mi cuerpo siendo más similar a un cadáver era incapaz de tener tales reacciones de forma tan fácil. Si no bebía sangre era imposible para mi tener una erección o algo similar.

-“Ven Aquí…”- Hice una seña para invitarlo a entrar al agua conmigo, quería tocar su cuerpo.

Una suave y provocadora sonrisa se escapó de mis labios al notar cuán perceptivo era Ash a mis insinuaciones, aunque cubriera sus genitales era conciente de lo que en un cuerpo tan vivo como él, podía llegar a ocurrir por una situación como esa. Y me gustaba.

Por un momento me pareció el chico torpe de siempre, eso hasta cuando sus orbes dieron con las mías y su mirada penetrante me produjo un escalofrío.

¿Asi que yo también podía sentirme un poco vivo?

Acomodé mis piernas dentro de la bañera para poder darle el espacio a Ash, desvié la mirada cuando hubo entrado en la bañera, la verdad es que no quería incomodarlo más de la cuenta.

Ante el comentario del agua fría fingí molestia y negué con la cabeza.

-“¿Porqué habría de ocupar agua fría en el mejor hotel de la ciudad?”- Le miré con arrogancia, pero por supuesto eso no servía de nada al lado del lobo. De un momento a otro vi mi rostro cubierto con espuma y sentí que todo el ambiente que había querido forma se había desvanecido.

Suspiré.

Reí sin muchas ganas pero noté que mi compañero se ponía serio de nuevo y esta vez mi sonrisa fue natural.

-“Lo sé, yo también estoy alegre de que estés aquí conmigo.” – Enternecí la mirada antes de cerrar los ojos y dejar mi cabeza hacia atrás, apoyándola en la bañera, dejando expuesto mi cuello y torso.

-“Me alegra más que disfrutes aun estando a mi lado…” – Aquello fue un susurro que se escapó de mis labios, mas como una confesión personal que algo que quisiera confiarle a Ash.

Moví mis piernas lentamente, pasándolas por sobre los gruesos muslos de Ash para que así ambos pudiéramos estar cómodos, pero a la vez tener algo de contacto entre nosotros.

Al oír su consejo ladeé la cabeza con cierto aire de intriga, pero sabía bien a qué se estaba refiriendo Ash. Conocía bien sus debilidades y mi naturaleza era seductora, implicando que con él se potenciaba a diez.

“- Sabes que no me gusta que me den órdenes.-” Contesté orgulloso, altanero, comenzando a molestarme por como el lobo parecía luchar contra su propia naturaleza mientras yo disfrutaba de la mía.

Su cabeza se apoyó sobre mi pecho y supe que estaba midiendo, a su manera, mi temperatura corporal. Su declaración me tomó por sorpresa y me sacó un sonrojo sutil que coloreó mis mejillas, tan sutilmente como se maquillaría a una doncella.

Su faceta de hombre parecía salir a flote, sentí como su mirada me devoraba en silencio, atrapándome en esas orbes carmín como la sangre que me alimentaba noche tras noche. Su lengua traviesa tocó mi piel y con ello mi cuerpo tuvo un pequeño espasmo ante la sorpresa, o bien ante el calor que se desprendía de su boca. Como he mencionado con anterioridad, mi percepción al calor es diferente a la de los humanos, mas podría decir que se asemeja en cuanto al placer se trata.

Llevé mi cabeza de nuevo hacia atrás y di un suspiro largo a la vez que los dedos de mis pies se contraían por las sensaciones que mi cuerpo comenzaba a experimentar.

Cuando volví a oír su voz mi mirada parecía hasta cierto punto suplicante. Incluso si mi cuerpo no reaccionaba por la falta de sangre, mi libido no tenía límites.

Quería beber, quería el placer de enterrar mis dientes en su piel y luego recoger con mis labios el líquido carmín, quería complacer mi inhumanidad antes de volverme a sentir un ser humano. Lo miré hambriento, como un espectro capaz de devorar su alma. Por supuesto no quería asustarlo, pero el autocontrol había comenzado a fallar conmigo también.

Mis dedos delinearon la vena que se apreciaba en su antebrazo. Mi cuerpo se estremeció y mi mente hizo el ejercicio de imaginar todo el proceso previamente, para luego ejecutarlo de forma pausada.

Enterré mis colmillos y vi la sangre brotar de la herida, desperdiciando unas gotas a propósito sobre el agua de la bañera. Mis sentidos se agudizaron y sintieron el aroma con mayor intensidad. Acerqué mis labios y succioné con fuerza, seguro que dejaría una marca más allá de los dos agujeros típicos para luego entregarme al mar de sensaciones que acompañaban mi alimento.
Bebí un poco de su brazo derecho y otro tanto del izquierdo. Mi hombría despertó dándole un aspecto muy vital y humano a mi cuerpo. Mis pezones habían tomado color y calor y se encontraban igualmente erectados. Por ultimo me abracé al cuello de Ash y le mordí el cuello soltando ahí un gemido necesitado mientras mis piernas le rodeaban las caderas y lo atraían más hacia mí.

Cuando logré sentir el calor latente de mi cuerpo di la última lamida a su cuello y aflojé el agarre de mis brazos alrededor de éste, apoyándome por completo en la tina, siendo cubierto por el agua mezclada con algo de la sangre ajena, aunque no era demasiado. A diferencia de hace algunos minutos, mis sentidos ahora parecían estar nublados, embriagados. Todo se mezclaba perfectamente y me mantenían aturdido en el éxtasis primario.

“-Ah…-” El segundo suspiro que escapó de mis labios fue otra vez junto a su oído. Mi rostro estaba sonrojado y mi cuerpo se estremecía con el roce de su cuerpo. Todas y cada una de esas sensaciones me eran ajenas, inusuales, pero realmente viciantes. No oponía resistencia a lo que Ash decidiera hacer, era mi turno de complacerle después de haber robado una inusual cantidad de sangre por esa noche.

Sentía que habían depositado mi alma en un cuerpo humano luego de mucho tiempo. Esa era la mejor forma de describir lo que ahora intimar con Ash significaba para mí.

Busqué sus labios, no deseaba que detuviera aún ese roce entre nuestros cuerpos bajo el agua. Separé mis labios, dejándole ver mis colmillos, invitándolo a apoderarse de mi boca pese al peligro de esos afilados cuchillos naturales. No le haría daño, tras doscientos años los colmillos dejan de ser un estorbo al besar y se aprende incluso a sacar provecho de ello.

Poco a poco el calor de Yuli era percibido por Ash a pesar de que se habían separado momentos antes. El rozamiento perdió la cercanía pero eso no evitó que dejara de moverse. Los sonidos que hacía el vampiro eran sencillamente excitantes, como sonidos de los Ángeles y por un momento le pareció un sonido más hermoso que su canto, debido en parte que él era el causante de eso.

Ash es una persona muy torpe la mayoría de las veces, no entendiendo muchas cosas que le dicen pero en esta ocasión sabia lo que quería Yuli y es que también lo deseaba de manera desesperada; como si el besarlo pudiera saciarle ese deseo. A pocos milímetros de que sus labios se unieran su lengua invadió la boca del contrario rozando aquellos colmillos característicos. Eran besos voraces, apasionados y en ningún momento dejo de mover los labios sintiendo los otros tan suaves, antes muertos, pero ahora llenos de vida.

Ya no había necesidad de tener apoyadas las manos al acomodarse Yuli en la tina, decidió utilizarlas en otras cosas como explorar el cuerpo ajeno. Solo tuvo que deslizarlas hasta las caderas delgadas, casi femeninas, de su acompañante, haciendo movimientos de arriba hacia abajo. Cuando acariciaba la parte superior los pulgares rozaban los pezones que ya se sentían de manera diferente, mucho más placenteros.

Los leves movimientos fueron aumentando paulatinamente y esto daba resultado la frecuencia con que el sonido del agua cayéndose al piso se oía, primero incolora pero después con la sangre del joven hombre lobo. La espuma crecía debido a la acción de los dos ocultando sus cuerpos, esto molestó a Ash pues le cubría la vista del otro cuerpo cuando abría por unos segundos los ojos para ver el rostro de placer de Yuli. En el beso hizo un sonido parecido a un gruñido cortando el beso dejando ver un hilo de saliva que los mantenía todavía unidos.

Su respiración era muy agitada, dejo de moverse para recobrar el aliento- Odio la espuma- Susurro roncamente incorporándose y con sus dos manos quito casi toda la espuma, hizo una leve sonrisa de satisfacción-Mejor quiero ver que tan vivo estás- Volvió a tomarle de las caderas para alzarlo y sentarlo en e borde de la tina, aun sin quitar las manos miró de arriba hacia abajo con lentitud-Parece que también mueres de deseo, quiero hacerte muchas cosas pero ¿Qué es lo que quieres que te haga?-Acercando su rostro peligrosamente a la erección de Yuli.

Mi cuerpo entero temblaba ante cada caricia que el lobo otorgaba. Mis suspiros a veces se hacían más notorios, otras veces los intentaba disimular entre los besos que compartíamos, mas estos se vieron interrumpidos por el enojo de Ash ante un detalle tan vago como la espuma. Me causó gracia.

Sin poder oponer resistencia a la fuerza que un hombre lobo poseía, incluso si se trataba de mi pequeño perro, fui alzado hasta el borde de la tina donde me sentí expuesto por completo. Lo miré detenidamente, como esperando a ver qué intentaba hacer, pero cuando fui consciente de sus intenciones la vergüenza y el pudo se apoderaron un poco de mí, tan solo un poco.

“-¡N-no!-“ Mi voz hizo eco en los azulejos del baño mientras mis dos manos tiraban de la cabellera verde, apartándolo de mis genitales.

¿Por qué?

La verdad es que aunque me cueste admitirlo, mi orgullo suele ganarme a veces, pero esta ocasión no solo era eso. Me avergonzaba de sobremanera pensar en Ash haciendo algo como aquello en ese momento, sin mencionar que quizás, solo como una pequeña posibilidad, el estímulo pudiera ser muy fuerte para mí y aquello terminaría acabando de un momento a otro, al menos para mí.

“-No será agradable sentir el sabor de la espuma, ¿No crees?-“ Solté un poco el agarre sobre sus cabellos y los reemplacé por una caricia suave que cayó hasta su mentón, obligándolo a alzar la cabeza.

“-Aún no. Quiero que primero recorras el resto de mi cuerpo… Mi espalda, mis alas, ayúdame a estar limpio y luego disfrutaremos la alcoba. ¿De acuerdo?-” Mi voz sonó un poco perturbada, como si yo mismo no estuviera convencido de lo que decía pese a que la forma en que me había expresado parecía no dejar espacios a dudas.

Se quedó paralizado al escuchar la negativa de Yuli, tal vez por que, a pesar de que sus deseos más profundos estaban ganando sobre la razón, ya estaba acostumbrado a hacer lo que Yuli le pidiera. No movió ni un centímetro de su cuerpo a excepción de sus ojos los cuales ahora sólo miraban el rostro del vampiro. Al escuchar la explicación del por que la negativa hizo una leve mueca, realmente el sentir el sabor de la espuma o no lo tenía sin cuidado pero no dijo nada, por el momento, solo quería volver a traer un poco de control y analizar las cosas y la situación en la que se encontraba pero esa tarea fue interrumpida por el tacto de Yuli.

El pequeño receso que estaba teniendo hacía que entendiera el mensaje que le estaba dando el vampiro, pero no quería eso, no pudo evitar dar un suspiro moviendo su rostro para que la mano de Yuli estuviera en su mejilla, moviéndose para producir una caricia- De acuerdo, te limpiaré en todas partes para que así, al final, podamos estar muy cerca- Por fin se separó del cuerpo contrario para después alzarlo y volverlo a meter en la tina con suma delicadeza, tratando de guardar en su memoria el bello cuerpo ajeno, hasta que pudiera disfrutarlo al máximo. Lo movió para que le diera la espalda, abrazándolo de la cintura juntándolo a él. Con la otra mano tomó un poco de agua empezando a echársela.

-Debemos de mantener de nuevo tu cuerpo caliente, de seguro estar fuera del agua te enfrió un poco- Una vez que le echó en los hombros y en la cabeza tomó un pequeño jabón empezando a limpiarle las alas. Estaba algo nervioso ya que era la primera vez que las tocaba de ese modo. Mientras le limpiaba, de vez en cuando le daba pequeños besitos en el cuello. Terminando con las alas, quitando el jabón con agua, fue a los hombros. En esta ocasión los besos se transformaron en lamidas, lentas y provocativas- Yuli…-Murmuraba sobre su cuello con una voz muy grave, cargado de deseo. Movía las caderas muy poco, casi imperceptible pero era el único modo de tranquilizarse y no tomarlo por la fuerza- ¿Te gusta?- Preguntó al momento de quitarle el jabón de los hombros no desaprovechando la ocasión para rozar con la yema de los dedos el pecho del vampiro.



(U: perdón por tardar tanto u////u m-me da mucha pena contigo y te envié un MP, sobre algo que tengo en mente, espero que me perdones u//x//u)

Sonreí con dulzura al notar su docilidad ante mi petición, sabía que estaba siendo un poco egoísta, pero si no alargaba esto lo más posible luego me arrepentiría. Agradecí que volviera a meterme a la tina junto a él, disfruté del abrazo contrayendo mis alas para que por ese momento no estorbaran. Aún así podía sentir el calor desde la parte baja del lobo presionando en la base de mi columna.

Asentí a su comentario pese a que no era tan cierto, una vez bebía sangre mi cuerpo no se enfriaba tan rápido, pero le dejé pensar aquello solo porque deseaba cada vez más el calor de su cuerpo.

Estiré mis alas nuevamente y le dejé lavarlas. Quizás la sensibilidad de mi cuerpo había aumentado y es que el solo roce me produjo un cosquilleo intimo, sumado a los besos sobre mi cuello que hicieron que pronto comenzara a dar pequeños suspiros imposibles de retener a medida que sus caricias en mis hombros se volvían más lascivas.

“-¿Nh...?-” Dejé escapar al oír mi nombre ser pronunciado por su voz grave y profunda. Sentía el leve movimiento, pero no me molestaba, aquello simplemente nos estaba llevando de una forma exquisita a los grados mas altos de deseo. “-Ah… Por supuesto.-” Confirmé notando que yo mismo comenzaba a seguir el leve movimiento de mi compañero. Entonces entendí que por más que quisiera, ninguno de los dos podría aguantar mucho más.

Una vez el agua recorrió mi cuerpo me puse de pie, consciente de que yo mismo tenía una erección. Extendí mi mano hasta Ash, invitándolo a salir de la tina también. Una vez afuera solo tomé una toalla pequeña y la acerqué a sus cabellos para quitar de el todo el exceso de agua. Hice similar con su cuerpo, aunque quería que mantuviera la humedad, mientras mis manos se ocupaban de eso mis labios buscaron por su cuenta los del moreno, reclamando un beso necesitado. Al separarme le entregué la toalla para que me ayudara con mi cabello, mas no dejé libre sus labios.

Comenzaba a viciarme.

“-Vamos a la cama…-”