Probando suerte [Priv.]

La figura del tuerto por entre los pasillos del sello poco a poco dejaba de ser la novedad. Llevaba alrededor de dos semanas deambulando por ellos y de alguna forma el personal del lugar parecía haberse acostumbrado a sus vendajes y a su mal carácter. Lo habían reprochado un par de veces, pero Eiji no era precisamente el ejemplo de obediencia y seguía metiendo la nariz en donde fuera que deseara hacerlo, como un niño mal criado, o bien, como un sujeto demasiado impulsivo.

Podía decirse que en el transcurso de aquellos días, su actividad era discutiblemente productiva. Había conocido a un gran número de personas, entre ellas, no tan pocos managers como posiblemente cualquiera podría temer, mas aún no encontraba alguien que pudiera representarlo y, claro, soportarlo.

Tenía unas cuantas luces, algunos objetivos en la mira, pero era conciente de cuanto estaba distendiendo aquello. Es por eso que cuando la orden desde lo más alto llegó a él, no se sorprendio. Si esto continuaba, al parecer iban a citarlo con cada manage posible hasta que decidiera por uno, en un plazo no mayor a 7 días más. Eiji, por suparte, no se quejaba, era como seguir tanteando el terreno, pero ahora con una especie de mapa improvisado. Una lista de candidatos.

Llegó a la hora que lo habían citado, tocó la puerta y a penas escuchó el permiso para ingresar, pasó al pequeño lugar aromatizado por tan conocido aroma. Cigarrillos.

Nostálgico en un sentido bastante irónico, pero de una forma inconciente el fuerte olor del tabaco relajaba su cuerpo, le hacía sentir "como en casa", implicando que el recuerdo no estaba relacionado con lo que llamariamos directamente un hogar.

-Permiso. - Realizó una reverencia breve con la cabeza y luego se presentó.- Soy Mitsuo Eiji, ayer me citaron para venir aquí. No me han dado mayores antecedentes, por lo que asumo que será alguna especie de entrevista.- Sus pasos se acercaron hasta quedar frente al escritorio. Su único ojo miró sin reparos a aquel hombre, de pies a cabeza. Su expresión era neutra, casi aburrida. Eiji detestaba las situaciones en las que no tenía ningún parámetro o espectativa, pero seguramente pronto tomaría el gusto por querer saber qué clase de sujeto era aquel.

Antes de responder decidió aceptar la oferta de tomar asiento. En sus somnolientas mañana siempre venía bien para su cuerpo no forzarlo demasiado, sin embargo y muy por el contrario, rechazó de forma rotunda la oferta muda de dulces. La sola idea le revolía el estómago. Quizás un café sería más tentador, pero como el japonés que era, cualquier pensamiento que no fuera con el momento quedaba retenido simplemente en esa caótica cabeza suya.

-Si así lo planteas entonces creo que no puedo responder. Todo cuanto diga será lo obvio.- La espalda del pelinegro descansó en el respaldo, su voz fue monótona al responder, sin embargo, era el brillo de su mirada el que ahora comenzaba a encenderse poco a poco producto de la curiosidad insaciable de Eiji.

- Seré sincero, no soy un amante del estrellato, no tengo curiosidad por la fama, sino por la gente que hay en este lugar. - Su mirada se posó fija y casi insanamente en el cigarrillo, a la espera inminente de verlo dar una calada.- Pero no soy un mediocre. Si debo hacer algo, lo haré bien. - Afirmó con la convicción que solo su formación podría darle.-No tengo experiencia "real". Es poco lo que se de la teoría. No quiero que me limiten. Si cumplo con lo que me pides, entonces me darás la libertad de hacer lo que yo quiera. Solo busco a alguien que me tolere y a alguien que me mantenga interesado en esto. Lo primero debería ser tu trabajo, lo segundo, no es necesariamente tu papel- Y con eso Eiji quería decir que la entretención se la podía dar cualquiera en el sello, por algo había venido a meterse en el centro de la discordia. Y hacía la mención particularmente porque ya había entendido que al menos los managers ahí eran bastante moralistas y dificilmene iban a meter la nariz, mucho menos las manos, con uno de sus representados. Aunque para el tuerto la idea era terriblemente tentadora, ahora mismo solo quería acabar con el tedio del tramite y la distención de una búsqueda que no aseguraba ir a mejores resultados.

-Eso es todo.-

-Realmente no tengo interés en los métodos. - Desvió la mirada, esta vez dándose el permiso y el tiempo de observar los detalles dentro de la estrecha sala. - Lo haces sonar sencillo. -Su afilada mirada cayó de lleno en los ojos ajenos, imprudentemente, conciente de la incomodidad de toda especie al ser mirada fijamente a los ojos mucho tiempo.

- ¿Eres conciente de que "lo que yo quiera" no te excluye en absoluto, no es así? - ¿Por qué no probar un poco? Después de todo, estaba en su derecho de poner a prueba, de juzgar y evaluar a quién tenía en frente, y es que aunque debía apresurarse en encontrar un manager, tampoco estaba dispuesto a elegir algo de forma apresurada, únicamente, por que parecía sospechosamente ideal.  

-No necesito que finjas nada, mucho menos que te preocupes por mi. Me basta con que no seas un cobarde o un aguafiestas. Tolérame, soporta mi existencia sin hacer un escándalo de ello y te daré lo que quieras. - Su sonrisa no era particularmente el reflejo de la inocencia, sin ser su fin intimidar a un hombre que parecía estar lejos de preocuparle todo cuanto pudiera decir, pero bajo ese mismo hecho era que Eiji planteaba cierta complicidad con sus palabras. El sujeto la tendría fácil siempre y cuando fuera flexible y supiera como manipular a una serpiente entre sus dedos.

-¿Qué dices?- Su cuerpo se inclinó sobre el escritorio para aceptar uno de los cigarrillos ofrecidos. No era que tuviera esa clase de vicio arraigado, pero Eiji era capaz de encender un cigarrillo solo para inhalar el particular y pasoso aroma del tabaco y la nicotina. Suerte que aquel aroma parecería que le acompañaría siempre si es que se quedaba con este sujeto.

Se llevó el cigarrillo a la boca y no retrocedió, aún faltaba que el mayor se encargara de encenderlo.

-Lo mismo he de decir. Si no nos servimos, ambos podemos buscar a otro. - Eiji sonrió y es que frente a su excusa, aparentemente, él era el que tenía menos que perder en aquella apuesta a la coincidencia y al mutuo beneficio.

Encendió el cigarrillo con una inusual sutileza, y es que pese a que su cuerpo no era particularmente andrógeno ni tampoco era una representación estereotipada de masculinidad, sus movimientos, por el contrario, muchas veces resultaban ser algo felinos o bien, comparables con las serpientes.

Mitsuo volvió a tomar asiento y lo miró ladino, tomaría la propuesta y probaría. Sin dudas lo haría.

-Jugaremos. - Asintió dándo la primera calada a aquel vicio adquirido.- Yo siempre quiero hacerlo.- Su frase fue ambigua a propósito, pero con ello si quedaba una cosa en claro y era que Eiji no estaba dispuesto a aburrirse, sin tomar en cuenta las consecuencias de sus caprichos.

El menor solo levantó una ceja como si con ello cuestionara, o más bien desaprobara tan mediocre esfuerzo por simular una celebración que claramente no parecía ser necesaria.

Esperó unos momentos viendo como el otro buscaba entre algunos papeles. ¿Era de tratarse del contrato? Para su sorpresa aquel detalle pasó por alto y lo que llegó a sus manos fue la descripción de su primer posible trabajo.

Eiji dejó de lado el cigarrillo que había estado fumando de manera floja, delatándo que su vicio no era el  aspirar aquel humo, pero ese era un detalle que ahora no venía a cuentas. Eiji leyó, tomándose su tiempo y es que si el texto hubiese estado en japonés, probablemente solo hubiese hecho falta una mirada superficial, pero este, no era el caso.

-¿Ni siquiera vas a escucharme? No pareces ser de los que se quedan con la opinión de otros como propia, pero creo que fui claro al decir que de técnica y estudios musicales, no tengo nada. Si incluso así quieres arriesgarte, pues hagámoslo. Preguntarme si me interesa el trabajo es una estupidez, considerando que ya me tienes sentado aquí. - Explicó con burlesca obviedad, apagándo el cigarrillo que no alcanzaba a estar consumido ni a la mitad.- ¿El contrato? ¿Te encargas tu de ello o vamos a hacer algo informal hasta que quieras arriesgarte?- Sabía a la perfección que sus palabras eran confusas, pues primeramente ambos habían planteado una especie de etapa para tantear terreno, pero si no presentaban ningún papel. ¿Como se supondría que el sello reconocería que efectivamente ya estaba "trabajando"?

-Mm... - Esta vez no hizo comentario alguno, pero si retenía con atención las palabras del otro. Ya no era dificil darse una idea de la clase de persona que era, seguro y lo mismo le pasaba al mayor con respecto a él mismo, aunque claro, Eiji no era de la clase de persona que emitía un juicio sin razones, pero sí era alguien que se fiaba mucho de su instinto.

Observó el papel con los datos que le había dado, ya dejando el tema del contrato de lado, era claro y fácil de entender la estrategia poco profesional del sujeto, pero ¿quién era Eiji para criticar? Bastó con oír esas efímeras y poco dedicadas palabras para entender de qué iba. Seguramente tenían que encargarse de su apariencia para presentarse, asunto del cual no tenía una postura en contra, mas bien, se lo esperaba desde el comienzo. Su imagen sería uno de los principales puntos de discordia, pero ni orgullo ni apego tenía para con ello. Solo era un precio más que le dejaría más inserto en aquel mundo.

-Voy a hacerlo, iré a ver a ese sujeto ahora. Considera que me presentaré en ese lugar aunque antes de salir deban hacerme una transfusión. -Por supuesto era sarcasmo, pero le causaba algo de gracia la idea de que algo así pudiera ocurrir.- ¿Oh? No, solo sé lo básico. Pero como dijiste, seré yo quién haga el ridículo. -Recalcó sus palabras anteriores, particularmente por haber encontrado en aquel último dejo de preocupación una contradicción irrisoria.

- ¿No habías dicho eso? ¿O es que notaste que si yo caigo, también será tu fracaso? -Sonrió con burla evidente, con la misma que había contestado a aquel sujeto que había intentado llevarlo a la enfermería.- Los managers aquí son bastante especiales, ¿no?- Comentó al aire mientras se levantaba de su lugar, guardando el papel en uno de sus bolsillos, dispuesto a salir de aquella oficina, ignorando por completo si el sujeto tenía algo más por decir.