San valentin en disputa (Antoinette)

Noche de San Valentin y a diferencia de cualquier cosa que pude haber esperado para mi velada que suponía ser romántica, considerando las circunstancias favorables en las que supuestamente me encontraba con quién era mi pareja, resultó terminar no más que en una discusión que finalmente hizo que tanto Ash como yo tomaramos rumbos diferentes hasta el amanecer de aquel 14 de febrero.

Admito con sinceridad que en un principio la cólera me había nublado el pensamiento, al punto en el que al salir de la mansión y no dudé en atacar al primer pobre diablo que se cruzó en el camino, procurando que no fuera capaz de sentirme ni reconocerme sino hasta que ya le hubiese drenado tal cantidad de sangre como para que se desmayara. Eso me calmó, en efecto, pero no tenía la más mínima intención de regresar a lo que era nuestro hogar y que su ausencia me agobiara. Ni siquiera quería pensar en él, saber donde estaba, o con quién...

Caminé por aquel sendero que comunicaba todas las presuntuosas casa, mas bien mansiones, incluyendo la nuestra. No muchos transitaban a pie como yo lo hacía. Las luces de los carros pasaban mi silueta y yo solo me detenía de vez en cuando para levantar la vista al cielo, soltar un suspiro. No me sentía cómodo ahí, ahora mismo tenía la necesidad de verme rodeado de seres humanos, de su calor, del aroma particular de cada uno y de esa vida tan envidiable. Con ese anhelo apresuré el paso, moviendome en la noche como solo nuestra especie puede hacerlo, poco a poco parecía alejarme de la clase alta y sus lujos para recorrer un barrio residencial más común y corriente. La vida familiar tras aquellas puertas me parecía una fantasía que no lograba comprender y fue por eso que la curiosidad de "ver" más allá me hizo indagar en algunos lugares. No soy del tipo de vampiro que ingresaría a un hogar sin ser invitado, pero hipócritamente si a sus mentes, sin aviso previo.

En mi nuevo pasatiempo me vi interrumpido por un aroma peculiar. Y hablo de peculiar cuando me resulta un aroma de sangre ya conocido. A mi mente llegó entonces la imagen de una jovencita peculiar y junto a ello, una promesa pendiente hace algunas semanas atrás.

"-Antoinette...-" Murmuré y mis labios dibujaron una sonrisa complacida. Nada mejor que una cita prometida para una noche que parecía dibujarse solitaria para mi.

Seguí su rastro, como un animal siguiendo a su presa, pero mis intenciones distaban mucho de un ataque. Tal vez, y de una forma más humana que sobrenatural, solo anhelaba compañía y un pequeño consuelo. La soledad es algo que los vampiros no sabemos llevar bien.

Cuando creí dar con su hogar, esperé en la acera de enfrente, y solo envié una imagen sutil de nuestro encuentro pasado a su cabeza. Una imagen y su nombre, si respondía a mí, le cobraría su invitación con descaro inusual.

Eran de esas noches.... no, esperen, ese DIA, en que la magicamente las hormonas de estupidez humana posible se laborotaba y te incomodaban en cualquier parte del mundo, hablo del día de san valentin, siempre deteste ese dia, no ser soltera ni nada por el estilo, pero el aura y presion que ejercian las parejas con sus estupideces amorosas y romanticas me daban nauseas.... no estaba segura el porque... mi tia decia que podia ser porque siempre estuve en el "mundo gris" dando un chiste interno a la escuela militar desde muy pequeña que me transformo, segun ella, en una copìa miniatura de un soltdado como mi padre, sea como sea... este dia era fastidioso, en inglaterra no lo sufria tanto, en japon lo sufri un poco, ya que las chicas, con su traidcion, se la vivian dando chocolates, volaban los chocolates por todos lados... incluso algunas de mi pandilla lo hacian, pero con ellas tenia otra actitud, ya que al menos no eran asi de melosas, pero ya no importaba, en esta ciudad, y encerrada en casa no era tan peligroso el asunto.

Habi terminado de prepararle la cena, me encontraba sola, puestoque al ser un dia tan especial, mi tia tenia que trabajar de noche en el bar con la demanda de parejas y luego iba a salir con un viejo amigo de la escuela que estaba en la ciudad, asi que no llegaria hasta el amanecer o mas de ello. Habia preparado Yakizoba, hacia rato que queria comer eso, pero no encontraba ciertos ingredientes, como el nori, la salsa yakizoba y el paquete de soba seco, y de casualidad, una tienda en el centro tenia estos ingredientes. Las cosas aun estaban en la salten cuando senti algo extraño... y extrañamente familiar...

hubo un silencio en la casa, y una imagen se presento en mi mente, una escena ya conocida puesot que no paso hace mucho, de cierto vampiro. acompañado de un nombre, suspire de manera pesada, no de forma extresante ni nada, de mi forma tipica, desate el delantal que llevaba puesto, no queria ensuciar la camisa que me habi comprado mi tia y que tanto se quejaba que no usaba, la deje sobre la silla, apage el fuego y me dirigi a la puerta de entrada, al abrir esta me quede en el amrco observando a todos lados, no sabia porque justo afuera, pero era algo asi.

- Pero a miren quien trajo esta noche tan peculiar...

Seguia en el marco, no me iba a mover hasta que el cruzara la calle, pero era extraño... justo ese día tenia que andar por el barrio?.

-Pense que tendria algun compromiso este dia tan... especial para algunos.

Mi mirada no se salia de encima suyo, que yo hable dos veces con la misma persona en dos dias distintos era un record en la ciudad, asi que porque no? Luego recorde cierta promesa del primer encuentro, ahi todo tenia sentido.

-Viene a cobrar su invitacion de té verdad?

Para mi suerte mi madr eme habia enviado una variedad nueva, asi que podia decirse que eran ideales para ese día.

He de confesar que percatarme de sus pasos acercándose a la puerta me sorprendió de grata manera. Por lo general, cuando uno ejerce un llamado así con un ser humano, lo primero que encuentra en ellos es confusión, más de Antoinette no percibí el más ligero rastro de duda al salir a mi encuentro. Es por eso que mi expresión se alivió cuando nuestras miradas se cruzaron y pude sonreír con la cortesía y gracia habitual.

"-Para algunos, más no para todos.-" Respondí de inmediato, queriendo encubrir mi irrisoria decepción de aquel día. ¿Un vampiro jugando a los enamorados? No era precisamente lo esperado.

"-Si es que no resulta ser un mal momento, o me vuelvo una interrupción, me gustaría hacerlo.-" Asentí con cierta confianza, sin embargo, mis mejillas que por la reciente comida se veían suficientemente humanas, se sonrojaron al verme descubierto en mis intenciones y si de algo estaba seguro, era que Antoinette no podía leer mi mente como yo la de ella. Por supuesto, era vergonzoso, mas nunca lo admitiría.

Crucé la calle en un suspiro y una vez frente a ella le ofrecí una sutil reverencia. Mi forma acostumbrada para mostrar respeto. Esperando de ella su consentimiento.

al final consegui una respuesta, bueno, es verdad, no todos tienen compromisos en este dia, asi que, que mejor que pasarlo con personas que estan igual de solas este dia y pasar un buen rato? En mis labios se dibujo una sonrisa casi inperceptible a la vista de cualquier, y no sabia si el podía notarla.

-bien, eso es cierto, creo que tomo una buena opcion, peor me sigue pareciendo curioso como llego hasta aqui.

Cuando note que ya estaba cruzando la calle, pensaba en que mi Yakizoba seria para mañana, bueno, al menos esperaba que el olor de la comida no le incomodara, no muchos son fanaticos del aroma casero en la casa, al menos en esta zona. Observe su reverencia y solo le respondi con una similar.

-Bueno, ya que esta aqui, espero que no le moleste el aroma a Yakizoba, recien terminaba de cocinar...

me movi a un costado, dandole a entender que podia pasar, no pensaba si eso esataba bien o no, dejar pasar a un vamspiro a tu casa, pero ya que teniamos una promesa de té, y podia notar cierta actitud un poco decepcionada de su parte, quizas podía ayudarlo con una taza.

-sientase como en su casa, solo pido que se quite los zapatos

Dije señalandole una esquina de la entrada para colocar los zapatos, aun aqui, se conservaba a costumbre de mi tierra materna. ya con eso, solo cerre la puerta detras de el y camine un poco por el pasillo para ir a tapar la sarten con el yakizoba. Una vez listo volví con el vampiro para guiarlo un poco.

-El té es toda una ceremonia en mis dos familias... asi que debo decir que me siento honrada de ser yo la que se encargue de cumplir esta promesa

Mi rostro seguia como siempre, serio, pero se podia notar que estaba feliz por tener que encargarme del té.

-Venga, por aqui.

Queria llevarlo a una sala especial que tenia la casa para estos asuntos, iba a ser un escritorio pero al final desidimos que sea la sala exclusiva para esto.

-Y digame... se lo ve un poco deprimido... ah tenido algun problema ademas de la soledad?

Ella se movió amablemente para darme paso a su hogar. Me alegraba la invitación y es que me parecía que la idea no le incomodaba del todo. Si debía hacer una confesión en aquel preciso momento, tal vez sería que me sorprendía que una chica como ella, pese a su caracter fuerte, más sin dudas con una belleza peculiar, no tuviera ninguna clase de planes para aquel día y se encontrara sola en casa. Por supuesto, tampoco iba a insistir, si realmente hubiese algún inconveniente, no dudaba en que ella sería capaz de decirlo.

Presté atención a sus palabras al entrar, y no pude evitar detenerme a mitad de camino, con algo de sorpresa, mezclada en la intriga de lo inusual.

"-¿Yakizoba...?-" No me sonaba familiar. "-Lamento decirlo, pero me temo que no conozco esa comida.-" Y qué hablar de platos nuevos en este mundo, si hacía siglos que no podía dignarme a probar bocado, no porque no pudiera, pero la comida humana era como para ellos un puñado de arena, y la sangre, en cambio, era como el más refinado y exquisito de los manjares. Una lástima, ciertamente, pues aunque no pudiera probar bocado, mi olfato seguía percibiendo el olor de la comida.

"-De todas formas no tiene que preocuparse, no me molesta. En casa siempre hay alguien que se la pasa cocinando.-" Me detuve en seco, a penas y desatando los cordones de mis lustrados zapatos. ¿Porqué tenía que recordar y hablar de Ash si justamente, venía porque no quería tenerlo en mi mente? Fruncí un poco el ceño, como si me regañara a mi mismo y luego terminé por dejar mi calzado ordenadamente donde debía. Me gustaba apegarme a las reglas de cada casa.

"-El placer es mio. Lamento aparecer de improviso, pero no miento al decir que este encuentro, fue en parte, una gran coincidencia.-" Respondí mientras le seguía por su hogar. Era un ambiente cálido, al punto que agradecía haber llegado hasta ahí.

Su última pregunta me tomó por sorpresa. No sé que tipo de expresión puse, pero bien sé que no soy muy bueno mintiendo, por lo que preferí ser sincero. "-Es usted bastante directa, mas debo decir que es precisamente ese mi problema y creo que usted ya lo entiende.-" No estaba seguro de dar más especificaciones. "-Precisamente hoy no quería pasar la velada escuchando música en una mansión embrujada.-" Es decir, en mi propia casa.

"-Disculpe si sueno imprudente. Pero me sorprende que se encuentre sola...-"

-es una comida de mi tierra, a algunos no les gusta el olor a cebollas y especias, por eso decía.

explique sin dar tantas vueltas, seguro el aroma se iría dentro de un rato, puesto que deje una ventana a medio abrir y eso ayudaría a ventilar la casa. Ya mas tranquila de que se había quitado los zapatos, esperaba a que me siguiera, aunque pude notar una tensión muy fuerte cuando comento que en su hogar siempre había alguien cocinando, bien, se notaba a leguas un mal de amores... una de la ventajas de ser como soy es que no debo lidiar con esas cosas, noto lo mal que se pone la gente con respecto al amor y disputas de pareja.

-Creo que tengo el té indicado para usted...

Aun siendo la hija de un militar, tener una madre con un imperio de té era bueno, aprendías cosas tanto curativas físicas y psicológicas, ademas de que mi familia japonesa ayudaba a forjar eso, nunca lo había usado, pero siempre es bueno tener el dato para casos así, ya sin mas camine un poco mas hasta la puerta del fondo del pasillo.

-no es ninguna molestia, técnicamente dio un aviso antes de su llegada y no vino a tocar el timbre así porque si, entonces fue una manera educada de llegar.

tampoco era que tenia que hacer cosas, mi rutina era, para muchos, muy aburrida, llegar de la escuela, hacer mis debes y quedarme leyendo o escribiendo alguna letra, aunque ahora que mi tío Wyat estaba en la ciudad, solía ir a visitarlo después de la escuela, pero no llegaba tarde a casa. Le escuche atentamente su aclaración a mis dudas, sentía un poco de lastima por el... ademas de la inmortalidad y pasar por estas cosas, debía de ser una buena patada en la base del estomago.

-Es uno de mis defectos ser sincera y directa a lo que pienso u opino... espero que me disculpe... pero aveces agradezco ser la persona que soy, al no distraerme con lo sentimientos comunes de una chica puedo ver mas allá de las expresiones de la gente y darme cuenta de su estado de animo actual.

otra explicación directa de mi parte, pero a diferencia de otras personas, el no parecía tomarlo mal, otro punto extra al vampiro. Al llegar a la puerta la abrí, dejando ver una habitación con un estilo casi igual a un tokonoma, el suelo hecho de tatami con una mesa muy baja y pequeña en el centro de roble oscuro, sobre esta había una especie de estufa con una tetera de cerámica negra, con sus tazas del mismo color alrededor de ella. En la pared había un rollo suspendido con una caligrafia en ella hecha a mano, solo para los que entendían su significado decía el apellido de mi familia materna y debajo de esta había un florero con un arreglo floral de orquídeas purpura.

-Puede tomar asiento, yo me encargare de buscar las hierbas adecuadas.

Hice una reverencia antes de entrar al cuarto y fui directo, el vampiro me comento su sorpresa de que este sola en casa no se si quiso decirlo por el día o por la situación, no era algo extraño para mi, y mientras buscaba en uno de los cajones una caja en particular me digne a respondele.

-No debería sorprenderse, bien le dije la primera vez que nos vimos, que yo era una persona temida por los demás, ni siquiera respeto, es miedo, así que no es sorpresa ni RARO que yo este sola no solo este día, si no todos los días.

Logre encontrar la caja, en ella había pequeños frascos con hierbas molidas listas para el consumo en té; tenia que buscar una en particular.

-Soy una persona solitaria, desde pequeña, y cuando uno se acostumbra, se acostumbra, suena algo fatalista pero así es mi vida, y no me quejo, a través de los años supe llevar la situación, eh incluso abrazarla.

Ya con eso ultimo dicho, saque un frasco con un polvo de color verde oscuro, cerré el cajón y me dirigí a la pequeña mesa con las tazas, había que poner la cantidad justa de aquel frasco en las tazas para dar el toque justo de sabor y concentración, me acomode la falda antes de sentarme del rodillas en el suelo para empezar a preparar todo y encender, de paso, el fuego de la tetera.

-Puede ser muy trillado, pero el Té verde es el mejor para aliviar su estado de animo

"-Sinceramente no me molesta-" Respondí luego de su explicación. De hecho, me causaba curiosidad. Seguí sus pasos por la casa, sonriendo ligeramente ante su razonamiento, agradecía en mi respetuoso silencio que ella pudiera tolerar mi presencia, mi forma de moverme y de interactuar con ella, cosa que no siempre consigo con los seres humanos, por más que me encante intentarlo.

"-Entonces no hay nada que disculpar. Aunque no es un carácter común, debo decirle que no me desagrada para nada. Ser así le confiere una carácterística que no muchos poseen, honestidad y por lo tanto, confianza.-" Por supuesto no le discutí, sabía que mi estado anímico era bastante obvio ante sus ojos dorados. Y no me molestaba parecer un chiquillo con el corazón roto frente a ella. No me sentía amenazado.

"-Le agradezco su cordialidad... Pero debo decir algo antes de que el té se encuentre listo.-" Comenté tomando asiento, imitando la forma oriental. Mis pequeñas alas en mi espalda se relajaron y se apegaron un poco más a mis ropas mientras mi mirada recorría la sala con serenidad y atención. Me agradaba ese espacio. Tal vez debería algún día intentar ir a las tierras orientales... Los siglos que llevo estancado en occidente me han hecho perder varias maravillas del mundo terrenal.

"-Me temo que como vampiro, pese a mi larga existencia, aún no tolero la comida humana, incluyendo las bebidas.-" Mi mirada entonces se posó con la misma calma sobre su figura. "-Pero siempre he sido amante del aroma del té. Me disculparé de antemano pues probablemente mi solicitud suene descortés, mas dudo que a alguien como usted logre sorprender.-" Cerré los ojos un momento e incliné la cabeza muy ligeramente.

"-Me veo en la obligación de mezclar el té con un poco de sangre, de esta forma, y solo así, me es posible beber.-" Levanté la mirada, esta vez más suave y algo más tranquila. De a poco comenzaba a centrar mi atención en el presente y no en la discusión que tuve con Ash. "-Espero que no lo tome como una ofensa, más debo ser sincero. Ansio la oportunidad de probar su té. Se que parecerá un poco injusto que confiese esta problemática ahora, más es justamente ahora cuando considero que es el momento correcto.-" No iba a obligarla a darme de su sangre, pero aquello era lo que se me antojaba, solo unas gotas en mi taza serian suficientes. Al final sería como una marca personal al preparado que hicieran sus manos, simbólico y delicioso a mi paladar.

Tal vez en otro momento me sentiría un poco avergonzado de aquella petición, mas ahora mismo comenzaba a sentirme inevitablemente atraído hacia el aroma de la joven que inundaba su hogar. Como el ser caprichoso que admito ser, este deseo comenzaba a jugar con mis instintos.

-honestidad y confianza... vaya, eso es nuevo, la gente lo llama mas bien crueldad, últimamente, en el mundo, la gente toma a la sinceridad como algo malo y cruel por parte de uno...

Cerré los ojos como si meditara, pero en verdad era algo que hacia casi siempre cuando hablaba con alguien, me daba un poco de paz por dentro... muy pocas personas tomaban mis palabras como algo bueno, o como algo ventajoso, la gran mayoría se enojaba cuando les decía la verdad del asunto, cuando iban a meter la pata y después de hacerlo.
Podía oír el ruido del agua que se movía en al tetera, aun le faltaba unos pocos minutos antes del punto de ebullición perfecto para disfrutar el té, y justo ahí escuche lo que el joven vampiro tenia que advertirme antes de servir el agua... en silencio y sin interrumpirlo, escuche cada palabra, sobre su pequeño problema con las bebidas humanas y como era su ritual para ingerirlas...tenia sentido, osea... es un ser que solo subsiste de sangre, no es una gran ciencia tratar de arreglar eso.

-ya veo...

Me quede pensando un momento como solucionarlo, bueno, ya sabia como solucionarlo, el tema era hacer una acción rápida y que no haga un desastre en la sala, abrí los ojos para observarlo detenidamente, luego a la tetera y después a las tazas, por ultimo observe alrededor del cuarto, creo que tenia algo para sacarme del problema en ese momento.

-espero que me disculpe un momento

Me puse de píe para ir de nuevo a los cajones del mueble, recodaba tener un costurero en alguno de ellos, si lo que necesitaba eran solo unas gotas de sangre en el te, no era tanto drama, no me pedía una transfusión de sangre de litros para una taza. Encontré es costurero de madera en el tercer cajón y apenas la abrí estaba las agujas en un compartimiento de esta, bien, tarea fácil, solo tome una de ellas, cerré el cajón y me volví a sentar a la pequeña mesa, solo un minuto para el punto perfecto del agua.

-usted es mi invitado, así que lo mínimo que puedo hacer es hacer cómoda su experiencia, no lo veo como un capricho, si no, como una necesidad especial en su condición.

Observe los dedos de mi mano derecha, creo que el indice seria la mejor opción para quitar un poco de sangre de el, pero debería ser una herida algo profunda, antes de hacer cualquier cosa, apague el fuego y servir el agua en las tazas. El aroma del te inundo la habitación en el momento, si había algo que me relajara mas que nada, era el aroma de una buena cosecha de hierbas para este arte.
Ya con ambas tazas con la medida justa era el momento, tome la aguja con la mano izquierda y me tome un momento para calcular la fuerza y velocidad para pincharme el dedo indice, no quería lastimarme de mas; inhale profundamente antes de pinchar mi dedo, no voy a negar que me dolió, a cualquier le duele clavarse una aguja en el dedo, y mas si es intencional.
La sangre broto en pequeña cantidad, pero la suficiente para que empezara a gotear, enseguida coloque el dedo pro encima de una de las taza y presione un poco con la otra mano para que cayeran las gotas de sangre, no se cuantas habrán sido, pero seguro eran suficientes.

-creo que con eso deberá estar bien...

Le entregue su taza con cuidado con la mano izquierda mientras colocaba el dedo herido en mi boca y limpiar la sangre, no se que pensarían mis abuelos si se enteraran que estuve como anfitriona del te con un vampiro y encima mezclar mi sangre en la taza.

"-Supongo que algo como eso puede ser explicado de forma racional en la búsqueda de la aceptación.-" Opiné con cierta distancia al respecto, y es que entendía ese lado de los humanos, aunque era parte de sus defectos e inseguridades, eran cosas que los hacían imperfectos y simplemente humanos.

En ningún momento me temí su espanto, tal vez sí una sincera y cortés negativa de su parte, es por eso que no dejé de sentirme halagado cuando ella se paró, no era necesaria la imaginación para entender qué buscaba.

"-Agradezco sinceramente su consideración -" Mientras el aroma del té nos rodeaba y me relajaba, en mi mente rondaba la tentación de detenerla. Una aguja no me parecía lo más correcto, pero bien sabía que para ella sería más incómodo si la herida la hacia con mis colmillos, y seguramente, sería un poco más profunda de lo que la aguja haría. Por ello me contuve.

Tuve que cerrar los ojos, sabía que ellos me delataban cuando mis sentidos llegaban a percibir el embriagante olor de la sangre de un humano, pero ahora mismo, la mezcla de aromas en la habitación me producían una sensación extraña. Una mezcla perfecta entre la anestesia y algo similar a un afrodisciaco. Me puse un poco ansioso por el té.

Abrí los ojos suavemente, mis ojos carmines tenían un brillo particular dado por el estímulo único de mi alimento. Me veía amenazante, pero sereno. Después de todo los años me han otorgado control, y de forma personal sería incapaz de saltar sobre una dama para alimentarme como un animal.

"-Sí. Efectivamente lo es...-" Murmuré como si mi voz estuviera recitando un hechizo o una suave melodía. Extendí mi mano hasta tomar la herida suya y sobre la punta de sus dedos deposité un suave beso. "- Se lo agradezco-" Aquello no era una forma de impresionarla, sino una costumbre de siglos atrás, y aunque en el instante en que ejecuté el gesto fui conciente de que una acción como esa, seguramente, no iba con ella, no pude evitar sonreír al soltar su mano, como si la situación en general, por si sola, me hubiese hecho feliz.

"-Me alegra tener la oportunidad de disfrutar el té.-" Mi dedo indice acarició la taza, la textura caliente era agradable a mi tacto y el aroma que de ella evaporaba era solo la antesala de aquello que entendía, podía ser toda una ceremonia.

Esperé por ella para beber.

-El ser humano es defectuoso en si… se aprende con los años…

Sus labios eran fríos al tacto, pero no era molesto, más bien… no le preste atención al gesto ni nada, me hacía recordar un poco a mi madre que cuando me lastimaba ella creía que con un beso en la herida se sana todo el dolor… complicado de explicar, pero a estas alturas de mi vida eso no pasaba por nada. Una vez mi mano libre y el joven vampiro tenía él té en mano, me quede apreciando el aroma, tenía cierta debilidad con el aroma al té verde, a cualquier tipo de hierba en sí, me traía cierta nostalgia de cuando estaba en Japón, ahí ese aroma era cotidiano y relajante, incluso después de algún conflicto en la escuela solía prepararlo solo por el aroma.

- no hay porque agradecer… es solo cortesía al invitado.

Tome mi taza  de té con ambas manos, como era la costumbre, y antes de beber un sorbo volví a apreciar el aroma, esperaba que el sabor no le fuera amargo, puesto que no muchos eran fanáticos del té verde por ese detallito, ya con eso, tome el primer sorbo, realmente relajaba  y quitaba tensiones de encima.

-Se dice que el té verde, además de ser un antioxidante para el humano y bueno para la salud, también sirve para quitar las tensiones y relajarse de los problemas personales… a mí me servía como terapia cuando tenía arranques violentos…

Aun para las personas con problemas amorosos, era bueno, en cierta medida, no te curaba el corazón, pero te quitaba la tensión de esos conflictos, al menos por un rato y podían pensar en cómo solucionarlo. Bebí otro sorbo de té, era como compartir un pequeña ceremonia de té con una persona común y corriente, y eso que no lo era, que importaba eso?

-si lo desea… puede ser libre de contarme que es lo que provoca que tenga esa expresión, claro, solo si así lo quiere.

Me le quede mirando un momento, no quería incomodarlo, pero a veces las personas… o creo que debería decir, al menos en este caso, los seres, debían hablar para poder desahogarse un poco.

"-Una cortesía muy particular.-" Acoté sin tener la intención de contradecirle, pero aunque ella se esforzara por simplificar el acto, no había manera de decir que bajo cualquier contexto, esto era una mera atención para un invitado. Mis ojos siguieron sus movimientos y luego la abandonaron para clavarse en el té. Aún podía apreciar la ligera turbidez dada por sus glóbulos rojos. Tomé la taza y con cuidado la llevé hasta mis labios. Hice una pausa, pero no le di tiempo al aroma para embriagarme, la ansiedad ya era un conflicto para mí en esos momento, es por ello que me apresuré a dar un sorbo de forma pausada.

El líquido inusualmente caliente tocó mis labios, no siempre disfrutaba de aquel calor que excedía los 37° celcius con creces. El sabor, era un poco dificil de describir para un ser que todo cuanto prueba es tan amargo como la arena. El adorno de su sangre daba un toque dulce y casi perfecto a aquel líquido. Conciente de que mi sentido del gusto difería por completo del de cualquier humano, me límite a comentar más sobre la sensación que sobre el sabor.

"-Es realmente reconfortante-" Susurré en un suspiro, era probable que, gracias a Antoinette, a partir de ahora retomara tan vieja costumbre olvidada, como lo era, la hora del té. Tendría que comprar algunas hierbas, el juego de tazas, la tetera, y todo cuanto fuera necesario. Ahí, hundido en un pensamiento un poco impulsivo, fue que sus palabras me sacaron, de forma precipitada e inesperada.

"-¿Expresión...?-" Dudé por un momento, pero bien sabía que no podía negar, después de lo conversado, que en efecto, algo ocurría. Lo curioso era que la pequeña taza de té fue capaz de alejar esos pensamientos por completo, al menos, por unos cuantos segundos. "-No me gustaría aburrirla con las tontas inquietudes en mi cabeza, mas aprecio su preocupación o al menos, el darme la oportunidad para desahogar un poco de mi malestar.-" Dejé la taza sobre la mesa un momento y esta vez bajé la mirada junto con ella, conciente de que al hablar iba a contradecir mis recientes palabras, sin embargo, tal vez era lo que necesitaba y lo que, de forma inconciente, había venido a bucar, aunque podría ser que el tema en sí, me provocara algo de vergüenza.

"-Simplemente discutí con mi compañero. No ha sido nada particular, pero por algún motivo siento que las diferencias entre nosotros no han hecho más que acrecentarse desde que llegamos a la ciudad. Aunque aquello es en verdad parte de nuestra naturaleza. Soy un amante de la ciudad, me gusta el ruido, la música, la gente. El por el contrario, se incomoda. Supongo que piensa que voy a dejarlo a cambio de esta ciudad.-" Dio un nuevo suspiro. "-Simplemente es demasiado testarudo como para entender que no lo haré.-" Podría haber dicho que, en efecto, Ash era un idiota por no entender que hasta el día de su muerte tendría que cargar con mi compañía ahora que había decidido seguirme hasta aquí. Y mi frustración, básicamente, descanzaba en su falta de confianza, hacia mí y hacia él mismo.

"-Solo es eso. Si lo veo de una forma más dramática, diría que él está desperdiciando nuestro tiempo al dudar.-"

-son solo los modales que me fueron impuestos desde pequeña, tómelo como una costumbre.

No dije mas y me concentre en sus palabras y en el té, esa era una sala para relajarse y hablar asuntos serios, el ambiente proponía eso, y como venia el, bueno, con esa expresión de tristeza oculta, como que era lo mas adecuado; solo observe por un momento como se disponía a probar el té, una combinación extraña, te verde con sangre... no me imagino nada así, hasta ahora.

La hora del té  era sagrada, era como ese pequeño momento del día donde podías despejar tu mente y todos tus problemas, dejarlos ir en el aire y ver como solucionarlos de una forma mas tranquila e inteligente, y era mejor cuando se tenia compañía, se hace como una pequeña conexión por el ambiente de la sala y los aromas, mas barato que ir a un psicólogo o psiquiatra ciertamente.

-usted no sebe preocuparse, yo estoy aquí para escuchar, siempre hay que aprovechar cuando alguien dice eso, ya que... hoy en día es un milagro ser escuchado atentamente, no cree? 

Le di otro sorbo a mi te y deje la taza a solo milímetros de mis labios, me gustaba mucho el aroma, aveces me hacia sonreír, pero como dije, solo aveces y esa no era una excepción... seguía con mi gesto serio, mi gesto cotidiano de todos los días, pero no parecía molestarle al joven como a otras personas.
Le mire fijo por un instante antes de que comenzara a comentar su problema... un problema amoroso, bastante irónico para el día, no se podía negar.

Una riña con su compañero, celos, uhmmm era como escuchar a un ser humano común y corriente hablar de una pelea con su pareja, eso no se escucha todos los días, al menos en mi caso; me quede meditando un momento antes de darle una opinión clara.

-muchas veces... los nuevos territorios son duros para un ejercito, nuevos mares una perdición para los barcos... en su caso, una ciudad para su pareja.... es normal, creame.

tome un poco de aire y deje la taza sobre la pequeña mesa antes de proseguir.

-En mi tierra, Japón, mas bien mi familia materna, mi clan, siempre dicen que el amor es una guerra que se pelea de a dos, uno jamas puede batallar solo sin el otro, y muchas veces el otro no quiere hacerlo porque no cree poder ganar, entonces uno se siente solo... pero si hay una conexión especial, ese lazo que solo ustedes dos pueden sentir... entonces no hay riña que no se pueda solucionar....

Me quede observando la taza que había dejado en la mesa, el  agua seguía emitiendo vapor por la temperatura ideal del agua. EN ese momento levante mis manos mostrando solamente mis meñiques.

- Hay una vieja leyenda que habla de un hilo rojo, el cual poseen dos o mas personas entre si, el hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es, siempre, una muestra del vínculo que existe entre ellas.

Baje mis manos para volver a tomar la taza y queda mirando el agua.

-No soy la persona mas indicada para decir estas cosas, la verdad, pero en el fondo se que tengo un corazón  y puedo ver los sentimientos de los, en cierta forma.

suspire de manera pesada antes de darle otro sorbo a mi te y esperar no haberlo incomodado.

“Hoy en día es un milagro ser escuchado atentamente, no cree?”

Efectivamente, compartía la opinión de la señorita Antoinette, sin embargo, si hubiese añadido algo, era que eventualmente, sin importar la época, es un milagro que los seres humanos, se escuchen entre ellos, aunque este no era literalmente el caso. Tampoco intento poner con ello a mi raza como algo superior. Por si solos, los vampiros son seres solitarios, y es por eso mismo que tal vez, somos unas de las criaturas que más necesitamos ser escuchadas por alguien más.

Levanté mi mirada, evidentemente sobrenatural, casi intimidante para cualquiera pues resplandecía de nuevo en un brillo carmín inusual, sin embargo, aunque mis colmillos seguían afilados y ansiosos, mi actitud tranquila se mantenía al ir bebiendo del té, sorbo a sorbo. Me sentía un poco extraño, pues el beber de esta forma era como distender el momento de placer al saciar mi sed. Cuando ella se dispuso a hablar, aproveche para continuar degustando tan aromática bebida mientras mis oídos prestaban atención a sus palabras. Asentí, pues entendía sus palabras, y más allá de eso, creo que compartía el pensamiento plenamente, quería creer en ello y entender lo difícil que era para Ash enfrentar esta ciudad.

Escuché lo del hilo rojo, era extraño, pues de seguro para los seres humanos aquello sonaría como, literalmente, una cuerda uniéndolos, sin embargo, para mí, más bien era una metáfora a aquello que nos unió desde el primer momento. Un hilo de sangre. Explicar lo caótico de nuestra relación desde el comienzo no venía al caso, pero nuestro lazo estaba manchado y muchas veces creía que, por eso, era imposible ganarme la confianza de Ash por completo.

“-No creo que exista la persona más indicada para esto. Mejor dicho, creo que no hay nadie más indicado, para mí, en estos momentos, que usted.-“ Corregí mientras dejaba la taza frente a mi. De alguna manera sintiéndome menos angustiado, no por haber encontrado una respuesta o solución para Ash y para mi, sino por el momento actual que compartía, por contar con los oídos delicados y las palabras certeras de ella. “-Yo creo que su corazón no está tan al fondo como cree. De otro modo, no se hubiese molestado con muchos de los detalles de esta noche. La cordialidad no implica empatía.-“ Susurré y le dediqué una muy suave sonrisa.

“-Tal y como ha dicho, esto es de a dos, y no tiene mucho caso pensar el asunto por mi mismo. Hablaré con él cuando regrese.-“ Resolví luego de meditarlo por unos minutos. “-Pero regresaré cuando me sienta lo suficientemente tranquilo para entablar una conversación. -“Agregué apoyando mis codos en la mesa, cruzando mis manos y sobre ellas dejando descansar mi rostro, observando de nuevo las orbes doradas que eran sus ojos.

“- Me gustaría agradecerle este momento, aunque no sé bien qué sería lo más correcto o de su gusto.-“

Inhale un poco del aroma antes de dar otro sorbo a mi té y dejarlo hablar, sentía.. pena por el, me lo repetía algunas veces, los dolores sentimentales son algo realmente molesto, aunque yo solo padecí algo de soledad ne general, nada después de eso. Comento sobre la cordialidad y que mi corazón no estaba tan al fondo.

-Yo fui bien educada, y saber cuando brindar ciertos cuidados y privilegios a mis invitados, cada uno pone el limite de que aceptar, usted demostro que puedo confiar, y que no tendría que pensar en clavarle una estaca en el corazón, y con respecto a mi corazón... prefiero mantenerlo en el fondo, que solo salga cuando debo cantar.

Algunos dicen que soy fatalista al hablar así, pero así era yo, era mi forma de ser. Apreciaba sus palabras al intentar, o eso creí interpretar, que era una "buena" persona, lo era, pero tenia mi forma de definirme. Volviendo al asunto, mejor era seguir escuchándolo.

-solo... haga las cosas con la cabeza fría, en cuento comience a hervir la situación, mejor apagar todo hasta que se enfríe de nuevo.... así me decía mi madre cuando iba a escuela.

sabios consejos maternos que no servían mucho para alguien que casi apuñala a su compañera con un bolígrafo, pero no venia al caso, mi mas gran placer ahora, era ser de "ayuda" para alguien, aunque la verdad... yo era tan delicada en esos asuntos como toque de plomo. Tomo una postura mas relajada, le mire fijo como el hacía, no me incomodaba eso, capaz otras personas, como a mi prima, podría darle sensación de miedo o algo que la miren fijo a los ojos, pero en mi caso no era así.

-le diré con que puede agradecerme... dejando de pensar en "agradecerme" y dejando de pedir "perdón"  cada rato, eso se lo APRECIARÍA MUCHO....

no lo dije de mala manera, pero creo que las cosas serian mejor si me cumplía esas dos cositas.

-Que le parece el té? olvide preguntar eso.




Tal parecía que mejor era, en este momento, cambiar el tema a cosas mas tranquilas, eso podría ayudarle a sentirse mejor y distraerse del asunto, mas en un día como este donde el amor y las cursiladas andaban en el aire.

-disculpe mi curiosidad, pero me gustaría saber un poco mas de usted, si es posible, como... de donde viene?

La miré con profunda admiración luego de escuchar su respuesta, habiéndose ella referido a su corazón, el que aparentemente solo salía cuando ella cantaba. Por supuesto, aquello me produjo no solo la curiosidad innata por preguntar, sino que también algo movió dentro de mí. Un profundo interés que independiente de como a cualquiera que nos viese, le pudiera parecer, me hacía sentirme tal vez más cercano a ella de lo que verdad éramos el uno del otro.

“-Si lo menciona así, me es imposible no querer indagar un poco más. ¿Sería demasiado capricho solicitar escucharla? Realmente me intriga.-” De lo otro conversado, no me quedó más que asentir, entendiendo que hasta un sutil regaño me había ganado por su parte con mi insistente y hasta tediosa forma de hablar. Menos disculpas y menos agradecimientos. En efecto, podría moderarme con ello. Respecto a mi relación, creo que sí, lo mejor era al menos darnos la oportunidad de conversar.

“-El té está exquisito, aunque mi paladar no lo aprecie de igual forma que usted, me alegra mucho poder volver a este viejo hábito. A partir de ahora creo que comenzaré a degustar de nuevo este tipo de cosas.-“ Aseguré y entonces, acto seguido, me vi de nuevo sorprendido ante su curiosidad, si es que eso era. “- No es mucho lo que puedo contar, he vivido varios siglos y realmente no recuerdo mi origen de por sí, pero durante el último periodo estuve viviendo en un lejano y escondido pueblo llamado Meruhen. Creo que es el único lugar que he conocido hasta ahora donde las criaturas sobrenaturales viven tal cual lo hacen las personas. Aunque tal vez esté subestimando esta misma ciudad. En Glass City se perciben muchos aromas.-“ Sonreí recordando algunos encuentros mientras volvía a disfrutar de un sorbo de té.