Sombra aquí y sombra allá... [Libre*]

Cuando estás en un lugar alejado de casa, lo mejor es hacer cosas nuevas. Por lo menos eso es lo que Yuki pensaba conforme a su nueva vida aquí. Si bien la música le apasionaba y su deseo era pertenecer el mundo de la música, una actividad diferente le vendría muy bien, en este caso sería aprender sobre estética. Como cualquier otra chica promedio de su edad, le gustaba lucir bien, además sería un "plus" a su vida.
Por suerte las clases no le estorbaban para que pudiera entrar al taller, pero había un detalle...¡Ya se le estaba haciendo tarde!
Apresurada lo más que pudo llegó al salón donde el taller sería impartido, abrió la puerta y se disculpó. -¡Perdón! Se me estaba haciendo tarde- Aunque al parecer la clase no comenzaba del todo.
Observó al profesor que tenía una muy peculiar apariencia y luego se sentó en uno de los lugares disponibles sin dar ni un otro comentario.

Ren se había presentado muy temprano por la mañana, como todos los días, para no causarle molestías a su temperamental jefe. Aunque resultaba realmente difícil y hasta complicado no hacerle enojar, prefería ser puntual para no crear nuevas instancias; no estaba de ánimos. Últimamente parecía no estarlo casi en ningún momento, inclusive eso le molestaba, ella era alguien más accesible, alegre y hasta, tal vez, un poco radiante; más ahora todo parecía de cabeza, la verdad era ella misma la que se encontraba de cabeza. Sentimientos mezclados, confusiones, temor, ansiedad, eso era la chica ahora mismo.

Al ingresar al Salón el mismo Delta la interrumpió de su trabajo diario, para informarle que la había prestado de modelo para una clase de maquillaje de Musette. No pudo emitir sonido alguno antes de que la filosa mirada del peliverde cerra de inmediato el pensar en palabras de protesta, se limitó a asentir obedientemente, dirigiéndose al baño del personal para, al menos, lavarse el rostro, ponerse algo más presentable para con el alumnado. Desde allí escuchó voces, más joviales y entuciastas de lo que normalmente se oía en el salón, Es como volver a la escuela..., pensó armando una cola de caballo en su, ahora, largo cabello, disponiéndose a salir del lugar, sin antes ordenar su vestimenta.

Salió con su mano arreglando los mechos de cabello sobre su rostro, al alzar la vista se encontró con el grupo de estudiantes. Saludó con una reverencia al profesor (o lo que ella pensaba que era) a cargo, sin decir palabra alguna, esperando que Delta hubiese hecho los preparativos pertinentes. Enseguida sus ojos se dirigieron a una cabellera peculiar, un peinado familiar, un rostro que no podía olvidar.-¿...Kouda...san...?-Susurró para si misma, de forma imposible que alguien pudiese saber que había dicho entre el bullicio de la multitud, a menos que leyera sus labios. ¿Era ella en realidad?

La joven de tez blanca como la nieve suspiró aliviada, pues había llegado a tiempo, pero al parecer tendrá que tener más cuidado pues su horario estará un poco apretado para las veces que tenga que ir saliendo de la escuela hacia su curso. -¡Gracias!- Dijo con voz suave y calmada y luego fue a sentarse. El profesor se veía amable, pero las apariencias pueden engañar, o tal vez eso no quitaba que se tratase de alguien estricto.
Para sorpresa de Yuki, la clase al parecer la pondría a prueba el primer día, pues tendrá que exponer su concepto de "estética", aparte de tener que hacer su primera prueba. Tragó saliva pensando en qué es lo que tendrá que decir si es que es seleccionada para hablar. Por suerte tenía unas pocas experiencias cortando cabello y maquillando...Pocas, pero al fina y al cabo tenía.
-¡Tranquila, sólo relájate!- Suspiró antes de que una de las estudiantes le respondiera al profesor. Dándole tiempo para pensar algo más.

Al sentir la voz del llamativo profesor desvió la mirada hacia él. ¿Conejillo de Indias? ¿A dónde la había enviado Delta? Esperaba que no la terminaran dejando peor de como se veía cuando estaba desarreglada, y sin la rápida mano maestra de su jefe para ocultar sus ojeras, a estas alturas naturales.-¿E-eh? Creo que no es así heheh...-rió nerviosa tras su comentario, comenzaba a temer realmente, más su atención seguía casi por completo en la pequeña pelirroja frente a ella.

Efectivamente era Kouda Ichigo, la aspirante a cantante que había conocido fugazmente una noche de verano hacia ya varios meses. Nunca pudo olvidar su rostro ni la promesa que habían hecho aquellas dos desconocidas, aun le pasaba en la conciencia jamás haber llamado, su celular desapareció en su encuentro con Ion, y por muchos meses su propio paradero fue incierto. ¿Le habría llamado ella? ¿Cuántas veces? ¿Cuánto tiempo le habría buscado? Quizás ni una sola vez, tal vez muchas, no lo sabía. La muchacha desvió su atención tan rápido de ella Ah...seguramente no se acuerda de mi...tal vez me odie..., pensó descendiendo la mirada hasta el suelo, con una triste sonrisa en el rostro. No la culpaba, ella había desaparecido sin más, Ichigo le debía guardar rencor por faltar a su promesa.


La sola presencia de la menor traía consigo las palabras que le dijo esa noche, y ahora mismo solo podía asentir. Por ser tan ingenua su vida se había puesto de cabeza, Ichigo tuvo tanta razón.

Se mantuvo al margen de la clase, dando un paso hacia atrás, suponía que estar allí frente a la menor le traería tantas incomodidades. Inconcientemente se refugió tras el profesor, esperando que toda la atención se fuera hacia él.

-Estética, estética, estética, "bigaku"...¿Qué es para mí la estética?...- Se cuestionaba la azabache en su interior esperando la pregunta del profesor (que en realidad anciaba salvarse de eso), obvio, no se sentía lista para responder, y sus dedos delataban un poco ese nerviosismo.

Hojeó al rededor de salón y luego miró a la compañera de cabello rojizo. Al parecer la conocía de su clase en la Escuela Musette ¿Cuál era su nombre? -...Ella...¡Ah sí, Kouda!...- Por lo menos eso parecía recordar.

El profesor, nada contento por tan pobre respuesta de chica de cabello rojizo, dio a su clase una pequeña cátedra sobre el significado de la "estética", cuyo significado al parecer no se iba a acercar a lo que la joven Yuki tenía en mente: "la forma en que se ve el exterior de algo", sí era también una descripción muy pobre, pero ella nunca se había cuestionado eso en su vida. Por suerte se salvó de la pregunta y respiró aliviada, pero el profe al parecer la tendría identificada como una alumna que a duras penas y habla...Podría ser malo en un futuro.

Al parecer la clase iba a continuar tranquilamente, pero un suceso extraño en el salón cambió el ambiente ¡Las cortinas empezaron a quemarse!. -¿Eh...? ¿Algo se quema?- Mencionó confundida cuando volteó para atrás y vio que las cortinas ya estaban en fuego. Ella se levantó y se alejó lo más posible siguiendo a sus compañeros que desalojaban el salón. Por su mala suerte terminó tropezando, dándose un duro golpe en la rodilla, y para poner la cereza en el pastel, las regaderas contra incendios del salón se encendieron empapándola toda. -¡Bonito primer día de clase tienes, Yuki!-

Realmente no estaba escuchando nada de lo que el profesor le decía, solo terminó por sonreirle y asentir. Pues vamos, en realidad no entendía ni una palabra de lo que el peliceleste decía, sumada a la presencia de Ichigo que la mantenía en las nubes, le preocupaba la obvia incomodidad de la chica, y era de esperarse, de la noche a la mañana la castaña desapareció dejando a la joven con las manos vacías, luego de toda la palabrería y promesas que Ren le había hecho hacer.

Estaba flotando en sus pensamientos cuando un fuerte aroma y gritos del alumnado la sacaron de allí ¿Se quemaban las cortinas? ¿Pero cómo? Se levantó rápidamente de su asiento, sin saber exactamente hacia donde ir. Automáticamente sus ojos buscaron a Ichigo, corriendo hacia ella para tomarla de su brazo e intentar sacarla de allí, sólo lograron dar unos cuantos pasos hasta que apareció en su camino la chica de cabello negro que acababa de dar contra el piso.-¿Te encuentras bien?-preguntó ayudándola a levantarse con su mano libre, sin soltar a la pelirosa.

Y allí estaba, en un "gran gran día", cuando pensaba que ya nada más podía empeorar las regaderas comenzaron a funcionar dejando a las tres completamente empapadas.-Ugh...-se volteó hacia su "amiga", sonriéndole con torpeza.

-Itt...- El golpe en la rodilla había sido muy fuerte, pero nada que pase de un simple dolor de uno o dos días. Se socorrió con una de las compañeras agradeciéndole el acto. -¡Gracias!...¿Cómo fue que se incendiaron las cortinas?- La duda le intrigaba, no tenía ni la más mínima idea del ser que lo había causado.

Se estremeció al escuchar a Ichigo gritar, mirándola fijamente. Sobresaltada sólo observó como el fuego rodeaba a su compañera que salió corriendo del lugar. La japonesa no podía dar fé de lo que veía; estaba totalmente paralizada, no reaccionó hasta unos segundos después. -¡¿Qué...qué fue eso?! ¿Quién era esa chica?- Respirando exaltada se sentó hasta recuperar el aliento. Había ya olvidado que estaba empapada por los aspersores.

Después de eso, no le quedaba de otra que volver a su dormitorio, secarse y tratar de olvidar lo ocurrido.