Distracciones (Momoka)

La chica disfruto los segundos que para ella fueron eternos mientras mantenia contacto con Ayato en ese abrazo, hasta que noto que la separo de él de forma brusca, lo observó con sus ojos y no pudo evitar sonreir ''eres adorable Ayato...'' pensó en su mente.

-si, tienes razón - dijo - si me siento mejor por el abrazo de Ayato - dijo ella sonriendo de oreja a oreja con un rubor en su mejillas, luego noto que del algodón de azúcar que ella sostenia en su mano él saco un pedazo y se lo acercó a sus labios, esto la asustó un poco y a la vez le puso su piel de color roja... ahora su felicidad estaba transformada en una verguenza enorme, iba a decir algo cuando alzó la mirada y vio esos ojos que claramente le estaban dando una orden, tragó un poco de saliva con nerviosismo.

-de acuerdo - dijo abriendo su boca y mordiendo un pedazo de esa cosa rosada llamada algodón de azúcar, cuando sus papilas degustaron esta extraña consistencia su cara se ruborizó y no pudo evitar emitir una gran sonrisa mientras sentía como sus sentidos se encendían, produciendo un gran placer. Nunca había probado algo así... era tan sintético y a la vez tan delicioso...

Su cara ruborizo mientras emitia un pequeño jadeo y miraba a Ayato a los ojos - es delicioso esto...- dijo en un estado de felicidad máxima.

- Si, me siento mejor por el abrazo de Ayato.

La vergüenza volvió a encender su rostro al escuchar la respuesta de Momoka pero bastaba una cuota de su arrogancia para aminorar aquella sensación. Ayato se llevó una mano a su cintura e infló el pecho, altivo y sonriente, dejando de lado aquél lapso lleno de bochorno aún cuando no podía ocultar del todo el leve rubor en sus mejillas.

- Já, ¡cualquiera se sentiría mejor después de ser abrazada por el grandioso de mí! Deberías sentirte honrada~ - exclamó con gran seguridad, recalcando el hecho de que había sido ÉL (y no otra persona) quien consiguió aliviar su malestar. Después de todo esto ella no tendría por qué necesitar a ningún otro hombre, la satisfacción de sentirse único e invaluable para una mujer era una de sus tantas formas de alimentar su narcisismo.

Esta convicción le abrumó durante un instante, el dhampiro volvió la mirada hacia el cielo estrellado antes de agregar en un murmullo casi imperceptible:

- Solo...no te acostumbres...

No tardó en apartar estos pensamientos de sí, volvió su cuerpo hacia Momoka y arqueó una de sus cejas al notar cuán encantada estaba con el algodón de azúcar. Era algo que francamente no conseguía entender pues el sabor que peor percibía su lengua era el dulce, y esa cosa en particular era MUY dulce.

- Tienes unos gustos rarísimos - le aseguró, observando con atención cómo ella degustaba el algodón.

La chica seguía extasiada con el sabor del algodón de azúcar que le dio de probar Ayato, ese sabor tan raro se deshacía en su boca como si fuera la cosa más suave que hubiera probado. Se sentía tan bien que se podría decir que se sentía un poco excitada, sus pies los sintió por un momento sin fuerzas, tanto que se desplomó cayendo sobre sus rodillas de forma suave. Sentía como ese calor recorría su cuerpo, por un momento se sentía ahogada por lo que tomó un poco su polera y la jaló para que pudiera entrar un poco de aire. Con la cara ruborizada decidió mirar hacia el suelo para que Ayato no la viera... qué demonios le había dado? Se sentía tan raro... que acaso era una droga? El caso que se sentía tan bien que no podía pronunciar ninguna palabra porque de seguro no hablaría normal. Tomó un poco de aire, tratando de calmar sus latidos y su respiración agitada.

Ni siquiera podía levantarse del piso por ahora, esperaba que Ayato no lo notara. De seguro cuando ella se recupere le haría un buen interrogatorio...pero por ahora no diría nada...

En su mente lo único que pensaba era: ''esta sensación es parecida a la de su apartamento pero es distinta en algo... en este momento me siento como si me estuviera ahogando y estuviera perdiendo mi sentidos...lo único que pienso es en probar otro poco pero de seguro ...no sería una gran idea.... al parecer hay algunas comidas que los humanos soportan pero para nosotros los Deviluke son como una droga.... Momoka, solo concéntrate... esto ya se pasará....eso... espero....'' pensaba ella mientras se recostaba en el suelo un rato boca abajo.

De un momento a otro y sin aviso previo Momoka se desplomó sobre sus rodillas con algodón de azúcar incluido, gesto que le sobresaltó. El muchacho se limitó a observarle desde la altura con la boca abierta, un tanto alterado por tan inesperada reacción.

- Oi, ¿qué tienes? - Preguntó claramente confundido, poco antes de flectar sus piernas para quedar a su altura. Ya hincado colocó un brazo sobre su rodilla delantera, aproximando deliberadamente su rostro hacia ella para comprobar qué era lo que ocurría. - No me digas que te vas a largar a llorar de nuevo...hmp, después de todo lo que el grandioso de mí ha hecho por ti...debe ser una broma - le replicó con molestia, sin simular su indignación.

Chasqueó la lengua y le analizó en silencio, pues ese no parecía ser el problema: su rostro estaba rojo...como si hubiera pescado un resfriado, pero ¿eso era posible? ¿Los de su especie también se enfermaban? ¡Cómo odiaba en ese momento no entender nada! Con toda la tecnología que Momoka poseía ¿no podía crear alguna especie de pócima o antídoto para la fiebre? Las preguntas continuaron asediando su mente, al punto de que se desesperó.

- ¡OI, ¿ME ESTÁS ESCUCHANDO SIQUIERA?! - Bramó furioso, aproximando la mano libre para sostener la mandíbula de la muchacha y, con brutalidad, forzarle a que lo mirara. Su piel estaba realmente colorada y muy caliente; el gélido tacto de sus dedos podía percibirlo con suma intensidad.

Al parecer su intento de pasar desapercibida no fue lo más inteligente. Trataba de ver si la situación no empeoraba pero para su desgracia Ayato se había alterado y no sabía que le estaba sucediendo a ella. Ella tampoco sabía a ciencia cierta que demonios le habia ocasionado ese dulce llamado algodón de azúcar, pero este estaba volviendo su cuerpo un volcán que estaba apunto de estallar, se sentía debil y todo le parecía muy suave..., pensó en guardar silencio pero Ayato en su forma tan delicada la obligó a mirarle mientras sostenía su mandíbula. Como se sentía tan débil ni siquiera podía oponerse, su rubor ahora se notaba aun más y sentía como su respiración jadeaba muy cerca de él. Que situación más embarazosa y si hablaba iba ser peor pero tenía que explicarle de alguna manera...

-Etto - decía ella con mucha dificultad mientras jadeaba - solo estoy... -gimió en ese momento, su cara se ruborizó pero no tenia la suficiente fuerza como para ocultarse y que Ayato no la viera en ese estado -mgh...solo estoy...ahh- decia ella mientras suspiraba muy cerca de él - ahogada....hace calor....- fue lo último que pudo decir cuando sintió como se le hacía dificil respirar. Incluso poder modular bien una frase le costaba, su cerebro no funcionaba bien en estos momentos - no te preocupes, mhg...- volvió de nuevo a soltar otro gemido - estaré bien.... al parecer no soy tan resistente a los alimentos de este planeta - dijo sonriendo forzosamente mientras sentía como su cuerpo ardía, al parecer ese dulce la estaba drogando.

- Mgh...solo estoy...ahh...ahogada...hace calor...
- ¿Ah? ¿De qué hablas? - Sin soltarla, Ayato cuestionó a su declaración con una ceja en alza y el rostro deliberadamente ladeado.

Los cambios de temperatura casi ni le afectaban pero estaba seguro de que la noche en esos momentos, si bien no estaba helada, no estaba precisamente calurosa ni nada similar, al menos no al punto de provocarle tal reacción. Su piel se sentía muy caliente y al juzgar por su respiración podía deducir lo sofocada que se encontraba.

El dhampiro permaneció observando su rostro un instante, revisándole como si estuviera buscando algo defectuoso en él. No comprendía del todo a qué venía eso de 'los alimentos de este planeta, pero al juzgar por su apariencia...

- Oi, podría ser que tú... - fue entonces cuando una idea llegó a su mente, iluminando su rostro con la sorpresa. Había sido bastante lento en captar el lío pero una vez lo hizo trazó una sonrisa burlona en su rostro, enseñándole otra vez el filo de sus colmillos que dejaban entrever cierta malicia - ...¿Quieres hacerlo? - completó la frase, forzando a Momoka a acercar su rostro al suyo.

La tenía a pocos centímetros de distancia pero no tuvo reparos en largarse a reír frente a ella, con la afilada mirada fija en ella...en esos gestos tan incitantes.

- Jajajaja vieras la expresión de tu rostro en este momento, princesa. No te reconocerías... - le dijo entre susurros, segundos antes de deslizar el filo de su lengua por la mejilla ajena y apartarse con rapidez. La estaba invitando, no quería hacer nada tan directo pues buscaba hacerla sufrir...aunque fuera un rato. - Dímelo con tus propias palabras: ¿qué quieres que te haga?

- Pues...yo - trato de explicarle cuando de repente noto la reacción que había tenido Ayato ''tal vez habrá entendido que me siento mal'' pensó ilusamente mientras lo observaba con ojos brillosos, ilusionada de que Ayato no haría nada y esperaría a que se le pasara, ''este maldito malestar me hace muy vulnerable'', pero sus pensamientos no eran los correctos, estaban completamente errados.

Al parecer Ayato no comprendio nada la burda explicación que pudo dar y al escucharlo decir: -...¿Quieres hacerlo?- que yo quiero hacer qué? de qué demonios habla este ahora?'' pensó en su mente mientras Ayato la miraba con esos ojos con filo. Con otras intenciones acercó más su rostro al de ella, podía sentir como la respiración de él le hacía cosquillas, mordió su labio inferior un momento para que no saliera ninguna clase de ruido. Estaba a punto de decir algo por su comentario, ya que estaba burlándose en su estado, cuando sintió la lengua de Ayato pasar por su piel. Ese maldito dulce del diablo llamado algodón de azúcar había aumentado su sensibilidad, por lo que no pudo evitar estremecerse por esa sola sensación y soltar un pequeño grito junto con un gemido: -Kya~ Nghmmg....- se estremeció por completo, por lo que cuando pudo recobrar de nuevo sus sentidos y mirar la cara de Ayato, sentía como si su corazón estuviera latiendo a mil por hora. Su respiración era jadeante, como si estuviera en un entrenamiento al estilo Deviluke pero mucho peor. '' Esto me trae un mal presentimiento'' pensó mientras sentía cómo su piel se erizaba y al escuchar decir: Dímelo con tus propias palabras: ¿qué quieres que te haga? su cara cambió repentinamente mientras sentía como una pequeña venita sobresalía de su sien.

Expresión de la cara de Momo

Spoiler:

-Nada...- dijo firmemente mientras miraba a Ayato: ''Momoka, hay que pensar. Este efecto no durará más de 15 minutos y luego podrás darle un buen zape a Ayato y explicarle qué demonios fue lo que te ocurrió con ese dulce llamado algodón de azúcar... a pesar de la consistencia que tenía el dulce y la porción que me dio calculo que no fueron más de 15 gramos, por lo tanto en mi sangre solo circulara este efecto por unos 15 minutos más, así que debo aguantar hasta ese entonces y asegurarme nunca más comer ese dulce'' pensó en su mente.

De los labios de Momoka escapó un suave y melodioso gemido, una voz totalmente diferente a cuando conversaba con normalidad. Ayato le sonrió ladino, complacido por esa reacción. Pero, en contra de lo previsto, la respuesta ajena no tuvo relación alguna con lo que él esperaba:

- Nada... - su sonrisa entonces desapareció.
- Mentirosa, se te nota en toda la cara que quieres sentirte bien - objetó con fastidio mientras le apretaba los mofletes, frustrado de no haber escuchado lo que quería.

Por más que ella quisiera hacerse la dura él sabía que necesitaba alguna clase de contacto, su cara la delataba totalmente, aunque al juzgar por su inocente personalidad de igual modo le extrañaba que actuase así. Parecía haber un detonante previo que justificara ese comportamiento...¿el llanto? ¿El abrazo? ¿O simplemente quería provocarle?

¡Jajajaja, eso debe ser, después de todo ninguna mujer se me resiste! Pensó, totalmente confiado de sus habilidades de conquista. Con esto en mente apartó la mano con la que sostenía el rostro de la muchacha para luego devolverle su espacio personal, alejándose mas permaneciendo en cuclillas ante ella.

- Vamos a un lugar más privado - dijo, ladeando el rostro un momento con picardía. Dicho esto se acercó a ella, envolviéndola en sus brazos como si estuviera abrazándola pero en lugar de eso la sostuvo por los aires. Ayato se puso de pie con Momoka entre sus brazos, tal y como un príncipe haría. - Así no tienes que esforzarte en caminar~

Momoka observó claramente que su respuesta no era la que Ayato esperaba, pero ella no le iba a mentir de verdad no queria que le hiciera algo, luego vio como las manos Ayato se acercaban a su cara y sintio como algo le jalaba de sus mejillas - Itai...itai... eso duele!!!! - dijo ella mientras no podia hacer nada ante ese ataque de niño pequeño, reclamaba lo que podía aunque todavía estaba a su merced ''Ayato, juro que te arrepentiras de haber jalado mis cachetes, esto se paga'' penso en su mente mientras vio como este le soltaba sus mejillas, quedaron un poco rojas pero ya estaba mejor, decidió descansar un poco, su respiración aun se escuchaba agitada pero se sentía como se iba calmando...

-Que??? - dijo ladeando su rostro al escuchar a Ayato decir: Vamos a un lugar más privado, ''de que demonios habla ahora?'' pensó en su mente sintiendo un extraño peligro en esas palabras, su cara se puso un poco blanca, tenia un mal presentimiento sobre eso. Iba a tratar de hacer algo pero en su condición fue presa facil de Ayato, no pudo evitar que de nuevo la abrazara esto le puso la cara roja y esa sensación nuevamente invadió su cuerpo causando una extraña electricidad que se extendía desde su cuello hasta su cola. Por suerte pudo morderse el labio inferior y contener ese sonido luego vio como era llevada como princesa, esto le puso la cara aún más roja, tanto que ella no sabía que hacer ahora que sus nervios se alteraron.

- Hey, que haces!!! - dijo con toda su fuerza mientras trataba de mover su cuerpo pero lo único que se podia mover era su boca ''ahora puedo hablar con claridad, eso es...'' dijo: - Hey espera Ayato - dijo ella mientras trataba de explicar - no es lo que parece - decia ella pero su cara y su cuerpo aún seguían emitiendo esa extraña sensación, tanto que el solo tacto de las manos que la sujetaban le producían algo extraño - gm...- por suerte no se escuchó ya que se mordio su labio inferior fuerte ''NO VOY DEJAR EMITIR ESE SONIDO Y MENOS ESTANDO ASIIIIIII!!'' pensó en su mente mientras sentía como esa apretón que se dio con los dientes le produjo una pequeña herida  ''lo que me faltaba...'' Momoka apretó sus labios los unos con los otros tratando de que la herida por la cual brotaba un poco de su sangre ella se la tragara... pero ese sabor ''sabe salado...pero al juzgar por el tiempo creo que ya han pasado unos 5 minutos, muy bien solo quedan 10 minutos más y podre ser yo y no esta pobre conejo sometido contra el lobo feroz'' pensó.

El dhampiro no prestó mayor atención a las quejas de Momoka, aunque si notó la curiosa reacción de su cuerpo al establecer contacto con él. No importaba lo mucho que se contuviera, normalmente ella no se comportaba de ese modo y la expresión en su rostro resultaba evidente. No sabía con certeza cómo había acabado así pero estaba seguro de que deseaba que jugara con ella, ¡era obvio! El grandioso Ayato era capaz de enamorar a cuánta mujer quisiera, sin importar edades o limitaciones...o al menos esa era su certeza.

- ¿No es lo que parece? ¿Entonces qué es? - Le preguntó empleando un tono juguetón mientras aproximaba deliberadamente su rostro hacia ella, divertido - ¿hm? - pronunció con malicia, sin embargo un singular olor le detuvo.

Ayato se frenó en seco y le observó con expresión queda, sus sentidos conseguían percibir con suma facilidad la presencia de sangre y podía reconocer el aroma de la suya. Después del incidente en su apartamento esa fragancia se había quedado impregnada durante varios días sobre sus sábanas, algo bastante normal pues le había mordido en diferentes zonas y había bebido bastante de ella.

- ¡Tsk! - Su expresión antes atrevida ahora era de suma molestia, como si la sola idea de beber de ella le resultara repugnante. - Te dije que no estoy interesado en tu sangre, estúpida, ¿acaso me estás provocando? - quiso saber acompañándose de un gruñido inquisidor, acortando aún más la distancia entre su rostro y el ajeno. - Maldita sea... - arrastró las palabras en un profundo susurro que lentamente comenzó a apagarse, al unísono que Ayato unió sus labios con los de la muchacha.

La tenía aún sujeta por lo que, aunque ella intentara resistirse, uno de sus brazos la forzaba a mantenerse cerca, lo que le permitió profundizar el beso un poco para degustar aquella herida en sus labios. No pasó mucho tiempo antes de que Ayato se distanciara de ella y la soltara sin más, dejándola caer duramente contra el piso.

- Me largo - fue lo único que dijo, matando toda atmósfera romántica que pudiera crearse entre ellos. Sin saber qué coño había hecho, le dio la espalda y apresuró el paso.

Realmente la sangre de Momoka no tenía una consistencia nociva y sabía bien, era él quien no recepcionaba adecuadamente grandes cantidades de sangre a la que no acostumbraba. Era un defecto personal por estar incompleto, por no ser el vampiro puro que tanto anhelaba. No quería volver a sentirse débil como en la última ocasión.

Momoka observó como se iba acercando cuando notó un cambio repentino en su actuar, al ver que este se molestó ella solo pudo enarcar su ceja con curiosidad y luego escuchó de su boca esas palabras que le causaron un cierto desagrado... ''estúpida?! lo dice alguien que no sabe como andar en bicicleta'' pensó en su mente mientras guardaba silencio. Notó que le gruñó, ella solo lo vio aún mas extrañada: ''que demonios le sucede a este ahora?'', cuando vio que Ayato se acercó a su rostro se sorprendió. Su cara se ruborizó como un tomate al sentir el contacto de sus labios tocando los suyos, trató de correr la cara pero la tenia bien sujeta por lo que no pudo evitar el beso, el cual se profundizó sin que ella se diera cuenta. Solo sentía que entraba en una puerta giratoria porque de un momento a otro su cabeza se quedó en blanco y comenzó a girar. Se sentía rara, de nuevo le recorría esa misma sensación extraña por todo su cuerpo, no era algo desagradable pero tampoco le gustaba sentirse así pues se sentía vulnerable.

Luego cayó al suelo, lo cual le hizo reaccionar:

- ahh??- se dijo a si misma, sorprendida ladeó el rostro mientras sus dedos tocaban sus labios, aún sentía esa sensación en su boca. Luego vio como Ayato emprendía camino para largarse... Esto a Momoka le molestó ya que aún le debía algo y no entendía como trataba a una dama así, ¡¿en que clase de mundo vivia este sujeto?!
Y como Momoka era muy niña para sus cosas, se levantó del suelo, se sacó un zapato y fue por detrás de él para darle un golpe en la cabeza con la plantilla. - Momoka-punch!!!!!!! - dijo ella mientras lo golpeaba y emprendía rumbo corriendo. Cuando tomó distancia con él se giró a verlo y le gritó: - EL ESTÚPIDO ERES TÚUUUUUUU!!!!!!! GRAN PERVERTIDOOO!!!!! - dijo ella mientras le sacaba la lengua. - ¡Si crees que soy algo que se sirve y se deja estás muy equivocado, grandísimo troglodita! No, troglodita es una ofensa para esa raza... ¡Eres un cabernícola con cero educación! ¡Retiro todo sobre lo que dije, no eres nada genial! ¡Eres un borsh con patas de cangrejo y un schiam! - dijo esto último y se echó a saltar por sobre los árboles a paso veloz mientras iba maldiciendo en su idioma a ese troglodita de Ayato.

Ayato no tuvo mayor noción de lo que Momoka pensaba hacer, simplemente le dio la espalda y se marchó con las manos en los bolsillos. Su lengua aún podía degustar la poca cantidad de sangre que la herida en sus labios tenía, lo que resultaba un peligroso estimulante. De pronto su aguda audición identificó el repiqueteo de unos pasos acercándose hacia él, pero antes de que pudiera notar qué ocurría fue golpeado con un zapato en toda la nuca.

- ¡¿Haa...?! - Soltó en un gruñido, incrédulo.

El dhampiro se volvió furioso hacia la cría, sin poder creer lo que acababa de pasar. ¿Cómo se atrevía a golpear al grandioso Ayato con un zapato? Quería castigarla por tal acción, pero antes de lo previsto la extraterrestre se marchaba en dirección contraria, maldiciéndolo una y otra vez por lo que acababa de hacer.

Él se limitó a escucharle, restando en su posición con una ceja ligeramente enarcada, sin comprender a qué iba todo eso. En el encuentro pasado él no sólo le había besado, sino que también tuvo la oportunidad de desnudarla y de beber de diferentes puntos de su cuerpo...¿ahora recién le tildaba de pervertido? Era un sinsentido, una estupidez. Este desconcierto aminoró los deseos de perseguirla, ya tendría la oportunidad de hacerle pagar por esa ofensa.

- ¿A qué vino eso? - Masculló para si mismo, volviendo sobre sus propios pasos con toda la calma del mundo, rumbo a su hogar.

No entendía cómo había acabado en esa situación, y pensar que su visita al parque tenía como objetivo principal el tener un mejor día.