He vuelto [Regan]

Había pasado casi un año desde la última vez que la chica había pisado el suelo del Sello. Sus piernas temblaban y le dolía el estómago, estaba casi al punto de las lágrimas, más era algo que debía hacer si pretendendía recrear su vida en esta ciudad.

La chica había llegado a la ciudad el mismo día, hace solo unas horas. Siquiera había dado tiempo de buscar algún lugar donde dejar sus pertenencias, estaba claro que ya no era bienvenida en su antiguo hogar, tampoco sabía si el pelirrojo seguía viviendo en ese lugar. Estaba asustada, aterrada por verle, conocía muy bien al chico y temía lo que hubiera hecho desde que ella se marchó, temía darse cuenta de cuando daño había generado el aquella persona que aun, era quien mas amaba. Pese a todo, quería verle más que a nadie, abrazarlo y no dejarlo ir. Deseaba tanto sentir el olor de su perfume, sentir cada ebra de su cabello entre sus dedos, verle a los ojos, oir su voz y en un tono grave escuchar un "Te amo". Solo el pensar en él llenaba sus ojos de lágrimas y ansiedad.

Pidió una cita con quien había sido su jefe tiempo atrás. Por el pasillo demoró más de lo normal en caminar hasta llegar a la oficina de Revo. Su cuerpo no respondía y solo se encontraba mirando la perilla de la puerta, sus manos sudaban frío, balbuceaba frases cortadas en un volumen inaudible para cualquiera.

Finalmente tomó un bocado de aire y golpeó la puerta, dos veces antes de retroceder unos pasos. Comenzó a jugar con sus dedos esperando la respuesta del otro lado.

Desde la oficina abrió la puerta la mujer que era la secretaria de Regan, quien hace solo unos minutos había entrado a dejar algunos papeles administrativos. Extrañada miró a la muchacha que en su memoria no se le hacía familiar.

“¿Necesita algo?” Preguntó la mujer, un tanto preocupada por la expresión en el rostro de la más joven, pero antes que esta pudiera responderle Regan se asomó a la puerta, casi por curiosidad y es que no eran muchos los que llegaban a su oficina sin una cita previa y grande fue su sorpresa al notar una cara familiar del otro lado, una que hacía muchísimo no veía y creía haber olvidado.

“Adelante” Dijo el castaño con una expresión bastante seria en el rostro, aunque no por ello sentenciadora, después de todo era un hombre amable, pero claro, el estado de shock era evidente en él.

De inmediato una cara se le vino a la cabeza. Kei Houjo. El muchacho sonidista que de a poco se había vuelto su protegido en un tema más allá del sello y lo que era su trabajo. ¿Qué significaba aquello? No, antes de eso. ¿El chico se había topado con ella?.

“Que no nos interrumpan por favor, Aria.” Indicó a su secretaria para cerrar la puerta luego de que ella saliera de la oficina y respondiera a favor.

"Realmente me has sorprendido muchacha... " Confesó tomando asiento en su silla tras el escritorio. "Toma asiento por favor." Le indicó con amabilidad, preocupado también por la cara de espanto. "Me alegra ver que estás bien." Sonrió suavemente, tratando de darle un poco de confianza a la criatura frente a él.

La puerta se abrió y su corazón parecía ir a salirse de su cuerpo con la fuerza que estaba latiendo. Levantó la vista casi de golpe cuando se escuchó el sonido de la puerta. Una mujer frente a ella, no la recordaba realmente, más cuestionarse si se había topado o no con ella.

- A-ah...! -antes de que pudiese responder pudo ver a Regan asomarse por un lado de la puerta. Fue como haber visto un fantasma, contuvo la respiración por unos segundos, su estómago se apretó fuertente y se vió perdida por unos instantes. La grave voz del hombre se escuchó en eco en su cabeza, asintió con la cabeza y se dispuso a entrar en la sala, sus piernas aun temblaban. Siguió con la mirada a la mujer antes de que saliera de la habitación, le costaba mantener la mirada hacia Regan.

-H-he...-sonrió leve y casi forzosamente a la observación del castaño. Sí, en efecto había pasado mucho tiempo, el cual pesaba y se hacía notar. Tomó asiento sin quitar la vista de sus propias manos. Sentía el pesar de una sentencia aun no dictada.

La voz de Regan sonó suave, y la muchacha al fin pudo levantar la mirada hacia él. Se calmó un poco.- M-me alegra saber que usted también...se encuentra bien...Señor Regan.-comentó en un hilo de voz, aclaró un poco su garganta, para luego inclinarse en forma de disculpa.- Por favor, discúlpeme...!- dijo subiendo la voz, manteniendo la reverencia hacia él.

Su mirada se suavizó ante la sentida disculpa de la muchacha, algo le decía que buenas y pesadas razones tuvo para hacer lo que había hecho, pues de otra forma no entendía el porqué de su regreso y aunque la curiosidad se hacía presente no podía dejar de lado aquel lado paterno, inevitable con aquellos artistas jóvenes, en el que se veía obligado a aconsejar, regañar y guiar.

“No te mentiré, pensé que no regresarías y se que probablemente ya eres conciente de alguna de las cosas que te voy a decir, pero me siento en el deber de hacerlo y espero comprendas mis intenciones.” Dicho eso hizo una pausa para inspirar de manera tranquila, dejando ir un suspiro suave de sus labios. “Irse así, de pronto, no es bueno. Ni para ti, ni para nadie de los que te rodea. El mismo sello no pudo dar una respuesta definitiva respecto a tu paradero, pese a que habías cumplido con la mayoría de los compromisos programados. Incluso pensamos lo peor hasta que por diversas fuentes logramos establecer que estabas sana y viva, fuera del país.” Otro suspiro acompañó sus palabras y entonces cruzó sus manos sobre la mesa, tomando una actitud más seria.


“No sé que es lo que ocurrió, y si soy sincero, me gustaría que me lo explicaras, dentro de lo que te sea posible. Pero Ren, te pido y te aconsejo que en una próxima ocasión informes tu situación o en definitiva, renuncies.” Era duro decir algo como eso, en especial cuando sabía lo buena chica y buena artista que era la joven, pero no podía simplemente saltarse el regaño.

“Puedes contarme que ha sido de ti durante este… casi año, no?”

Tragó en forma pesada tras el comienzo de la plática. Sabía perfectamente a lo que Regan se refería, pero también sabía que se merecía toda esta charla al respecto. Le miró de forma sumisa, aceptando cada palabra de reproche y preocupación. Había sido casi un año...se sentía como más. Estaba muy apenada al respecto, si no hubiese sido por Hiro, quien se contactó con el sello la habrían dado por muerta.

No pudo seguir aguantando y tras la palabra "renuncia" las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. ¿Renunciar? ¿A sus sueños? ¿Cómo podría? era lo único a lo que podía aferrarse, lo único que le daría el impulso que necesitaba ahora mismo. Renunciar era algo que no podría permitirse, ni a sus sueños, ni a su vida...ni mucho menos a Kei. La sonrisa cálida del muchacho se venía a su mente cada vez que cerraba los ojos, al igual que su llanto desgarrador que llegaba a sus oidos.

-Yo...-susurró con la voz entrecortada- Señor Regan...-le era dificil saber por donde empezar, le era dificil articular una frase en concreto para explicar lo que había sucedido. Secó sus lágrimas con las mangas de su camisa, respiró un par de veces antes de comenzar a hablar.- Tengo un hermano mayor...-dijo volviendo la vista hacia el castaño.- ...Su nombre es Ion.- Sí, efectivamente era el hombre que había trabajado en el sello y desaparecido como el aire.
Dudó en continuar con esto. No sabía si era correcto contarle toda la historia a quien había sido su jefe, pero que más daba, Regan estaba allí dispuesto a escucharle. Sentía aquella aura paternal a la cual la chica solo quería saltar y protegerse en su regazo.- ...Tengo un hermano...-repitió, bajando la mirada- ...Él se llevó a mis padres...

El hombre se sintió mal al notar como la muchacha comenzaba a llorar por lo que tuvo que apartar la mirada, aunque les doliera, todas aquellas palabras eran necesarias.

De su cajón sacó un paquetito de pañuelos desechables y se los ofreció en silencio mientras se mantenía atento a las pocas y vagas palabras que Ren de a poco comenzaba a dar.

Al comienzo no entendía bien a qué iba lo de su hermano pero al oír el nombre de aquel personaje un caos total le vino a la cabeza.

“Ion Heather” Aquel nombre que pensó que nunca más se escucharía por los pasillos del sello y es que recordaba claramente la estadía de este sujeto y el caos que de a poco fue dejando a su paso, sin mencionar algunas cosas que tal vez ni la muchacha sabía.

Tragó seco, como era que dos personas tan opuestas, a su juicio, podrían estar relacionadas por sangre? Pero ahí no terminaba su sorpresa, lo peor fueron sus últimas palabras y es que bien sabía que la muchacha era huérfana debido a un accidente, así lo había indicado el historial de antecedentes que se mantenía en la ficha de cada persona del sello.

Se tensó, sin querer adelantar pensamientos, pero comenzaba a sentirse tremendamente nervioso.

“¿A qué te refieres, Ren?” Preguntó confundido. “¿Te refieres al mismo muchacho albino que alguna vez trabajó aquí, verdad?” Necesitaba asegurarse de ello.

Asintió bajando la mirada hasta sus manos, que apretaba con fuerza para mantener el control el si misma. Sus uñas comenzaban a presionar contra su piel algo que la tenía sin cuidado pues la tensión era mayor que cualquier cosa. Comenzó a ordenar sus ideas, los sucesos en su mente estaban un poco desordenados y borrosos había sido ya bastante tiempo desde que se enteró.

Se generó silencio en la habitación antes de que la muchacha comenzara a hablar nuevamente, agradeció con una pequeña sonrisa nerviosa los pañuelos que se le habían ofrecido. -Él mismo. -afirmó- Ion, el manager que desapareció sin aviso...es mi hermano mayor...-mordió levemente su labio inferior- Mis padres no murieron en un accidente...no sé...como pude haber olvidado algo como esto...heh...-una de sus manos llegó a su cabeza, llevandose algunos mechones de cabello consigo.

El último día que trabajé en este lugar, al salir...me encontré con Ion...-suspiró pesadamente, volvió la mirada al castaño para preguntar- Hace varios años, un chico de seis años...mató a sus padres en su propia casa...¿lo recuerda?- la voz de la chica se quebraba en cada sílaba- Creo que todo ello fue demasiado para mi hehehe -dijo sonriendo y tomando un pañuelo para limpiar su cara, bajó nuevamente inclinandose hacia Regan- Lamento todos los problemas que pude haberle causado...

Le dio el tiempo para comenzar a hablar, no quería presionarla, no iba a hacerlo pues no había que tener mucho intelecto para darse cuenta que la condición emocional de la muchacha no era de las mejores.

“Hermano mayor…” Repitió cubriéndose los labios con incredulidad, bajando la mirada hasta el escritorio, mientras su mente iba armando el rompecabezas de todo aquello. Al oír lo consiguiente, Regan alzó la mirada de golpe con la boca un poco abierta por el shock de oír aquello. Claro que recordaba aquella noticia, o más bien escándalo, y es que por meses no se dejó de hablar del tema hace ya varios años atrás. Había sido un suceso inédito, casi de película, pero claro, un menor no podía ser juzgado por la ley, o más bien la ley no era apta para juzgar al menor, quién se refugiaba en sus propios derechos. A finales de cuenta el tema se vio cerrado cuando el muchacho fue derivado a servicios de psiquiatría infantil y desde entonces no hubo más rumores al respecto. Nunca se supo el nombre o la apariencia del chico ya que la misma policía prefirió resguardar su integridad. Así mismo, nunca se supo que además de sus padres podía haber otros integrantes de su familia.

“Pequeña… ¿Por qué no nos dijiste nada? ¿Acaso ese chico te hizo algo?” El castaño se puso de pie y rodeó su escritorio para quedar a un lado de la silla de la chica, y acariciar su cabeza de una forma inevitablemente paternal.

“Dime, qué pasó con él? Dónde se encuentra?” Regan dio un suspiro al notar que estaba haciendo demasiadas preguntas sin llegar a esperar la respuesta de la anterior. Tomó una de las manos de la muchacha y la apretó suavemente, como queriendo entregarle un poco de tranquilidad.

“No importan los problemas, todo eso ya está solucionado y creo que nunca en tu vida volverás a desaparecer de algún lugar así. ¿verdad?. Pero debiste haber confiado en nosotros… Ren, debiste haber confiado en Kei.”

Negó con la cabeza a las primeras preguntas de Regan, Ion no le había hecho ningún tipo de daño físico, según sus palabras era todo lo contrario. En la mente del albino todo cuanto había generado no era más que para cuidar y proteger a su pequeña hermana. Las palabras de éste derrumbaron la muralla que había construido para poder salvar su mente de aquel trauma, olvidar todas las imágenes de aquel fatídico día, los gritos y llantos de su madre, la agonía de su padre, y la realidad familiar que ella misma cambió, creandose un cuento imaginario, ficticio...irreal.

Volvió a negar a lo siguiente, no supo más de Ion desde ese día, a penas supo de si misma. El shock fue mayor que su cordura y lo que le aconteció fue la desesperación.

Las caricias de Regan fueron un salvavidas para su mente que comenzaba otra vez a llenarse de imágenes indeseadas. Su mano la devolvió a la realidad, solo para escuchar aquello que la quebraría. "...haber confiado más en Kei..." Seguramente esa sería el mismo sentimiento que tendría Kei cuando hablase con él...claro si tenía la oportunidad.

Se rompió en llanto llevando ambas manos hacia su rostro, encorvando su cuerpo, entre gritos ahogados trató de contenerse. En casi un año lo único que quería era sentir los brazos del pelirrojo rodeándola, oir susurros de su boca para calmarla, ver su sonrisa y besarle, pero no podía.

Se volteó rápidamente hacia Regan, agarrándo parte de sus ropas antes de preguntar.-"K-kei...él...él está...?...Bien...-su voz aun temblaba.

Sabía que sus palabras le dolerían, pero al parecer el efecto fue más de lo que había pensado. Y claro, no había sido intencional, pero tenía que hacerle saber que por sobretodo, aquello había estado mal. Y fuera cual fuera la razón simplemente desaparecer por casi un año, no era bueno para nadie, incluso para ella misma.

El hombre acarició con suavidad los cabellos de la muchacha y luego apoyó la mano en su hombro cuando ella se volteó y sujetó sus ropas con fuerza, de hecho, Revo casi pierde el equilibrio, pero logró sujetarse de la misma silla donde ella estaba sentada.

Hubo silencio por algunos segundos, tenía que ser objetivo al responder sin esperar arreglar un asunto que no debía arreglar él. Debía ser sincero, siempre lo había sido con todos y esta no sería la excepción.

“No lo estuvo.” Confesó junto con un suspiro, incorporándose para tomar asiento, esta vez a su lado, en la otra silla que descansaba frente a su escritorio. “Conoces la estabilidad emocional de Kei, esto fue un gran golpe. Pensé que incluso dejaría el trabajo…” Cerró los ojos e intentó hacer una descripción de forma objetiva.

“Simplemente hacía las cosas por inercia, eso al menos hasta uno o dos meses atrás. No te mentiré, ahora se ve mucho más repuesto, pero sabes que el también es bueno escondiendo sus emociones…” Eso era todo lo que Regan podía informarle, lo poco y nada que había visto del muchacho, por supuesto, estuvo muy pendiente, pero intentó no entrometerse en demasía, de alguna forma tenía la esperanza de que el chico pudiera superar las cosas por si mismo.

La imagen del chico llegó a su cabeza instataneamente, escencialmente aquellas cuando lo vió mas vulnerable y perdido. Esta vez había sido por su causa, era imperdonable para si misma, se cuestionaba el hecho de que se le permitiera verlo, en especial por las las palabras de Regan. Él estaba mejor...o eso trataba de demostrar. ¿Qué sucedería con su presencia frente a él? ¿Volvería a romperse? Ni siquiera sabía que ocurriría con ella al verle, como actuar. Una cosa era segura, Kei merecía una explicación al respecto.

Cayeron un par de lágrimas por su mejilla nuevamente, su cabeza comenzaba a ser un lío otra vez. Al menos sabía que el chico no habría cometido una locura y podría encontrarlo en el sello. -Gracias por decirme esto, señor Regan...pese a que no estuviese obligado a hacerlo...-La razón de esta conversación en un comienzo había sido meramente profesional, agradecía enormemente la amabilidad del castaño al escucharla, pese a que una parte se sentía un tanto apenada de esto, después de todo el hombre era su jefe, o era. -Yo...le agradezco todo esto...-

Volvió a secar sus lágrimas, miró al hombre un tanto mas tranquila, pese a que se le aproximaba una tormeta de emociones y sucesos mas adelante, el hablar con alguien había hecho descanzar un poco su corazón. Dejó pasar unos segundos para hablar nuevamente -Quisiera volver a trabajar en el Sello...-dijo en forma seria. Las cosas no serían tan fáciles como decir y volver, era el mundo real y un real trabajo que mucho le había costado alcanzar.

“No te preocupes, no tienes que agradecer. No podría no decir nada al respecto, les tengo mucho afecto a ustedes dos y a todos aquellos jóvenes que han dedicado la exclusividad de su carrera con nosotros.” Contestó mientras se ponía de pie y se dirigía a la puerta, abriéndola para hablar con la secretaria.

“Aria, trae un té por favor.” Dicho esto cerró la puerta de nuevo y volvió a su silla detrás del escritorio, frente a la muchacha.

Revo suspiró, ahora la conversación se tornaba plenamente profesional y tenía que pensar bien las consecuencias y las circunstancias en las que estaba la muchacha.

“Primero me gustaría que respondieras algunas cosas Ren, pero te pido el máximo de sinceridad.” Dicho esto su mirada se tornó seria, y tal vez un poco distante, pero quería hacerle entender a la muchacha que aquello era de vital importancia.

“¿Has estado con apoyo psicológico durante este periodo?” Regan no era una persona que se iba con rodeos, no en esa clase de cosas que insidian directamente en el trabajo. “Por otra parte, qué meritos crees que puedes presentar, como para argumentar frente a todo un grupo de personas a las que no cumplimos con tu nombre, como para que vuelvan a confiar en ti y en nosotros?. Por favor, no te lo tomes como un ataque, pero necesito oír tu opinión al respecto, pues bien sabes que siendo el jefe, no soy el único que toma decisiones de lo que aquí acontece.” Hubo una pausa en el momento en que la secretaria abrió la puerta y trajo el té, dejándoselo en el escritorio a la muchacha.

"Muchas gracias." Dijo Regan con una sonrisa suave y no emitiendo palabra alguna sino hasta que volvieron a estar solo los dos en la sala.

Sonrió por la amabilidad de Regan, realmente se sentía afortunada por contar con él como cabecilla del lugar de trabajo. Nunca se había mostrado realmente abierta al hombre hasta ahora, no pensó encontrar en él una imagen paternal a este nivel. Le hubiera gustado hablar de esa forma fraternal un poco más, pero no podía seguir estirando la conversación aunque así lo quisiera. Regan tenía un lugar que dirigir y ella...ella tenía que encontrar la forma de resolver todo lo que dejó tras su desaparición.

Escuchó con atención y seguido de esto asintió. Sintió un poco de medio hacia lo que venía el castaño se había vuelto más serio, después de todo era una charla profesional, aun así se intimidó. Atendió a cada palabra antes de comenzar a responder.

-Así es...-dijo- conté con ayuda hasta que se dijo que podría volver a mis actividades normales...-respondió con cierta vergüenza al respecto. Pese a su inseguridad a la chica no le gustaba depender de nadie para avanzar, le apenaba no poder sobreponerse por si misma a todo esto. - Respecto a lo siguiente...lo entiendo y esperaba que no fuera tan sencillo -sonrió pesadamente- ...Si es necesario comenzar desde abajo lo haré...Se perfectamente que he fallado en el Sello, y no puedo esperar volver como si nada desde donde estaba. -hizo una pausa- Yo...quisiera volver a ganar mi lugar aquí...-

"¿Crees que estarás bien sola, para enfrentar todo lo que se viene? Piénsalo, no debes responderme ahora, pero si necesitas ayuda y apoyo en ese sentido, procuraré contactarte con un buen profesional, esto también es parte de las garantías que como jefe te debo dar.” Explicó el mayor con mucha franqueza.

“Respecto a lo otro, no tengo problemas en dejarte entrar pues nunca hubo papeleo de renuncia o despido de nuestra parte. Sin embargo tienes que estar consciente de que este lugar es el cielo como es un infierno. Los rumores no son fáciles de controlar y algunos serán despectivos y abusarán de refregar en tu rostro tus falencias, así es este mundo y creo que bien lo sabes.” Hizo una pausa y luego continuó.

“Si insistes, no es necesario en hacer de nuevo una audición, pero si te integrarás al programa de las personas que recién se integran al sello. Hay gente nueva que debes conocer y hay cosas a las que te tienes que volver a acostumbrar.” Ladeó un poco la silla pensando en como decir el último detalle en su mente.

“Pero hay algo fundamental y me temo que seré tajante en esto. No puedes volver al sello sino hasta haber hablado las cosas con Kei y llegar a un consenso pacifico de su situación. No puedo permitir conflictos de esta índole dentro del edificio, no es el lugar apropiado. Kei está trabajando ahora mismo, es una suerte que no te hayas topado con él, pero nada garantiza que así sea si comienzas a venir diariamente. Si puedes encargarte de esto en las afueras, entonces no tengo problemas con reactivar tu contrato. Ren Hikari."

Se le había prestado ayuda por varios meses, el resto esperaba que pasara tanto por ella como por la fuerza de voluntad que le quedara. Aun así asintió a las palabras de Regan, realmente se había llevado una grata sorpresa por parte del hombre con cada detalle de ayuda que le había prestado en este corto tiempo que estuvieron juntos.

-Sí, estoy de acuerdo al respecto...yo...necesito acostumbrarme a todo nuevamente -sonrió- he estado lejos del escenario mucho tiempo...pero nunca dejé de tocar...-le dijo de modo que el castaño no llegase a dudar en su decisión de aceptarla nuevamente. Si bien se había alejado de lo profesional, nunca apartó la vista de sus sueños, ni permitió que sus dedos dejaran de crear una melodía. Le agradeció nuevamente con una pequeña reverencia, estaba...feliz de volver a lo que consideraba parte de su hogar.

Frente a lo último quedó un poco extrañada, no se lo esperaba, levanto su cabeza lentamente a medida que Revo hablaba. Más era entendible, el trabajo y la vida personal no podían mezclarse, ¿verdad?. Su estómago se volvió un caos, se apretó. Comenzó a sentir la presión de la realidad encima nuevamente. Debía enferntar al chico lo antes posible.-L-lo entiendo...-dijo algo nerviosa- Yo...procuraré no causarle problemas dentro del Sello...-Sería dificil buscar a Kei, a menos que siguiera viviendo en los departamentos de siempre. Ya habría tiempo para eso luego de terminar con este encuentro.
-A-ah...Señor Regan...yo...¡necesito buscar a Guita! -hizo una pausa- E-eh...digo mi guitarra...yo...la dejé...aquí...-bajó lentamente la voz. Realmente esperaba no causarle problemas, pero no podía dejar pasar el abandonar así a su compañera, esperaba que no la hubieran tirado.