Your...Majesty?(Priv.Regan)

El cielo de esa mañana parecía pintado con colores fríos algo que sin duda le sentaba perfecto para su ánimo, una digna pintura para a los ojos de Camus,  bien le recordaba al Silk Palace y gracias a eso el pensamiento y las memorias de ese día no se iban. Claro que no podrían irse ahora que de él y de las negociaciones dependía en gran parte el futuro de Permafrost...y no solo de él, si no de "ese" hombre.

Así es, Camus no había venido a Glass City solo a "pulir" diamantes en bruto, ni a ayudar a su preciada hermana a ser un idol. Como siempre, la reina le había dado una misión que solo él conocía, después de todo era el perro de la reina y como tal debía obedecer cualquier orden que le diera.

Así pues ese mismo día que traía tantas memorias era el acordado para ir a conocerle. Se alistó con uno de sus usuales trajes a medida y entró en el auto que le llevaría a las oficinas de Merveilles Records.

Repasó en su mente lo que la reina le había dicho.











Camus abrió los ojos al escuchar la voz del chófer decirle que habían llegado. Agradeció y al momento de pisar el establecimiento su fachada de idol noble cubrió su rostro. Sonriente, jovial, respetuoso y siempre seguro de hacer bien su trabajo. Después de todo NADIE debía enterarse que era completamente diferente en cuanto a personalidad, los medios siempre habían sabido que Camus era increíblemente amable y esperaba que Regan también pensara eso.

Ya una vez en la sala de espera consultó con la secretaria de Revo la cual le dijo que esperara un momento.

-Por favor, adelante-

Aquellos eran días agitados, se acercaba el fin del año y con ello también uno de los eventos más importantes de la ciudad: La fiesta de año nuevo de Merveilles Records. Los días de diciembre para Revo comenzaban muy temprano y acababan a altas horas de la noche, sin embargo, de alguna forma aquel hombre era capaz de llevar aquel ritmo loco característico de la época con perfecta normalidad, pero no así todo su personal. En aquellos días no era para nada raro que algunos comenzaran a ausentarse por recomendación médica ante el exceso de trabajo y el estrés, es por eso que Regan siempre daba la bienvenida a las nuevas manos que quisieran sumarse a aquel tremendo, pero maravilloso caos.

Especialmente se sintió algo aliviado cuando supo que cierta reina había tenido la gentileza de mandar a unos de sus más fieles lacayos para trabajar con él. Por supuesto imaginaba que aquello no era todo y fue precisamente esa la razón por la cual pese a todo el ajetreo había dejado su mañana libre, exclusivamente para atender al enviado.

No está demás decir que para Regan la existencia de las criaturas no humanas y de otros mundos no era para nada algo desconocido o algo a lo que fuera escéptico, muy por el contrario, desde siempre contó con cierto don para las cosas "paranormales" y cierto encanto natural para relacionarse con seres de "otros horizontes" como solía llamarles. Quizás eso explicaba, en parte, como un hombre de carne y hueso, un mero humano que por ser quien era estaba expuesto a algunos peligros y sin embargo parecía que nada ni nadie podía tocarlo. Aun que realmente no había prueba que pudiese evidenciar ninguno de estos hechos. Además él solía jugar con el misterio y la ambiguedad de sus respuestas respecto a los mitos urbanos que se decían sobre él.

Lo cierto era que hace mucho tiempo había conocido a la mismísima reina de Permafrost, con quien tenía una muy buena relación a distancia. Eran pocas las veces que podían verse, sin embargo, la estima se mantenía intacta y cómo no si una parte de aquel mismisimo horizonte se mantenía en su propia casa en forma de una gran bola de pelos ronroneante que Revo, sin duda, amaba. Su nombre era Leon, su mascota. Pero aquello era una historia para otro momento pues su reunión estaba por comenzar.

La secretaria hizo pasar a su invitado y Regan dio la orden de que nada ni nadie los molestara intuyendo de antemano que aquello no solo sería un simple saludo de cortesía y que seguramente habría algo más importante o delicado de lo que hablar.

"Bienvenido a Merveilles Records, Camus ¿verdad? " Le extendió la mano junto a una sonrisa cálida, radiante. "Soy Regan Vosuet, es un placer tenerte aquí."

vestuario:

Al entrar la secretaria cerró la puerta dando espacio a la privacidad entre ambos.

Giró su mirada luego de despedirse cordialmente de la mujer y así por fin encontrarse con tan afamada figura.

La primera impresión es importante, al parecer era cierto eso de que nunca se sacaba los lentes oscuros algo que secretamente a Camus le molestaba un poco porque no podía ver sus ojos, más la fachada en su rostro no lo hizo notar en lo absoluto.

Regan no era un rey ni nada de la realeza pero así la gente lo trataba. No debía caer en la poca consideración y en la falta de respeto, después de todo estaba en "sus dominios". 

Una voz suave y casi formal salió de su boca- Si, así es señor, soy Camus. Gracias por recibirme-Extendió la mano y la apretó en forma de saludo añadiendo a su vez una sonrisa radiante- El placer es mio, me siento honrado de poder concretar nuestro encuentro siendo usted un hombre tan ocupado. 

La sonrisa del hombre sin dudas generaba una extraña aura de confianza,  era un carisma casi mágico ¿a que se debía eso?.

"Tengo entendido que no tiene ningún tipo de poder más que tener muchos contactos. Sin lugar a dudas este hombre es...incluso peligroso. Aun cuando no se vea como del tipo confrontacional."

Esperó que Regan le diera la señal para sentarse y cuando lo hizo agradeció tomando asiento con la espalda recta- Mi Reina me ha contado que ambos se conocen hace mucho tiempo, al parecer le tiene mucha estima y gran confianza, eso habla muy bien de usted a mi juicio, señor Vosuet, ella es más bien reservada.- 

Devolvió el apretón de manos manteniendo su sonrisa y es que era imposible no sentirse incluso halagado con aquella visita. "Oh, no, nunca podría negarle mi tiempo a la reina. Adelante por favor, toma asiento." Señaló el cómodo sillón en medio de la sala y él mismo se dirigió a el sillón contrario.

"¿Quieres algo de beber? ¿Té, café?" Era una costumbre para él ofrecer algo que acompañara sus reuniones. Tras oír lo último dicho por el conde no pudo evitar reír de forma encantadora, pues en parte tenía razón.

"Así es, nos conocemos hace mucho, cuando yo recién comenzaba mi debut como artista. Estoy muy agradecido con ella pues desde siempre me otorgó un apoyo incondicional. Es una de las personas que creyó en mí y en mi música." Al hablar se notaba cierta dulzura en sus palabras y es que en aquella época donde Regan no era más que un muchacho excéntrico y soñador, hubieron personas claves que le hicieron sentir que no estaba loco, que no estaba solo, que podía seguir soñando y aún así construir algo grande. Una de esas personas era precisamente la reina de Permafrost.

"¿Cómo ha estado ella? Hace un tiempo que no he tenido noticias de ella o de su mundo." Su interés sin duda era real. "Lo poco que me comentó es que a partir de ahora trabajarás con nosotros como manager ¿No es así? Me gustaría oír los detalles." Y con eso Revo estaba solicitando entre líneas comenzar a hablar de forma honesta la verdadera razón de aquella conveniente propuesta.

Había algo en el actuar ajeno que hacia sentir a Camus extrañamente fuera de lugar. Sabía que la cortesía era algo necesario como pie para una buena relación en cualquier termino pero...esa extraña calidez casi hogareña de Regan Vosuet lo mantenía inquieto, como sin quererlo sus pies ya se encontraban sumergidos en arena movediza.


-Té para mi estaría bien, es usted muy amable- sonrió cálido y amable, muy por el contrario en su interior se sentía un poco incomodo de entablar una conversación con alguien tan...ni siquiera sabía describirlo. 

"Porque este sujeto es TAN agradable...es como Kotobuki, pero con una presencia completamente dominada. Sus enemigos deben odiarlo infinitamente."

Le llamó la atención la familiaridad con la que hablaba de la Reina, veía en su memoria contadas veces donde alguien se refiriera así de su majestad "Ah, entonces es uno de los consentidos de la reina"- No era para menos señor, me he dado la libertad de estudiar su trabajo y sin lugar a dudas se ha esmerado en hacer algo que cautive a su público. Seguramente es eso lo que cautivó a la Reina, me atrevería a decir que ver y escuchar su música en directo es lo que de seguro maravillo a su majestad.- acomodó su espalda de manera recta, siempre mirando a Regan a los ojos, aun cuando los lentes oscuros imposibilitaban aquello.

La reina está, dentro de todo lo posible en perfecto estado- cruzó sus manos sobre sus rodillas y comenzó a informar al artista, si iban a ser negociaciones era importante ser sincero.- pero no puedo mentirle, en el pasado no fue siempre así. Por lo mismo he tenido que venir a trabajar con usted. 

Permafrost se mueve gracias a su poder generado por las musas, de seguro la reina se lo a comentado.
En el caso de su majestad, ella gracias a eso mantiene el clima en un constante equilibrio lo que por consiguiente ayuda a que la economía del país esté en armonía y no solo eso, si no el buen vivir. Más hace un tiempo nuestra señora se vio debilitada y tuvimos que recurrir a la ayuda extranjera de los músicos de Shining Saotome para poder abastecer a la reina de una nueva fuente de energía. Tal personaje, al igual que usted tiene la facultad de hacerse de muchos aliados...-su mirada se intensificó y sonrió suavemente- y también como es natural tiene opositores. A cambio de las averiguaciones pertinentes a un caso en especifico donde la vida de Saotome estuvo en peligro él nos ayudó con Haruka Nanami con sus composiciones y en consecuencia el poder de las composiciones de esa mujer dio vida otra vez a la fuente de poder que manejaba la reina en Silk Palace.


- Camus tomó aire para seguir hablando- He sido enviado a hablar con usted más que a ser un manager, mi profesión por sobre todo es serle fiel a mi reina y ella desea, tal y como lo hizo con Shining, negociar con usted para asegurar el futuro de Permafrost y del Silk Palace. Me ha dicho que ser manager ayudará a pulir nuevos músicos y eso traerá más energía a Glass City...energía que en algún momento(el destino no lo desee) podría volver a escasear.- su voz sonó ligeramente más profunda más el tono complaciente y educado no se perdió en lo absoluto- 

La reina está dispuesta a entregarle lo que desee si es que usted proporciona música a nuestra capital. Su majestad piensa que es una utopía que una ciudad entera que está bajo su cargo perezca así sin más por eso, en su representación- colocó su mano cual sirviente sobre su pecho dándole un aire caballeroso y honorable- yo, Camus he sido enviado ante usted para hacerle esta petición.

Por favor, sea el sustento de Permafrost, con su ayuda nuestra reina no tendrá nada que temer, a su vez mis servicios y lo que usted requiera hacer con mi persona o lo que usted desee conveniente serán informados  llevados a cabo. 

"De acuerdo, té entonces. " Dijo haciendo una pausa para levantarse de su asiento y tomar el telefono que lo comunicaba directamente con su secretaria a quien solicitó traer dos tazas de té. Solo fue una breve interrupción antes de volver a su lugar y continuar aquella charla, pues precisamente a continuación comenzarían a tratar lo realmente importante.

Regan se mantuvo atento escuchando aquel relato, asintiendo de vez en cuando ante las afirmaciones de Camus. Aunque el hombre aún no terminaba de explicar, Regan ya se hacía en gran parte una buena idea del trasfondo de todo ello.

No pudo evitar reír cuando Camus aludió a su capacidad de aliarse con otros y es que sí, podía decirse que incluso más que la música, aquel era su don. Justo en ese momento la charla fue interrumpida de forma breve por la secretaria, quien de forma rápida y sin intención alguna de molestar, pasó a dejar ambas tazas, azúcar y endulzante sobre la mesa central que estaba entre ellos. Regan agradeció con su sonrisa habitual y la mujer se retiró para dejarlos continuar.

Mientras el otro explicaba el suceso de Saotome, de quien había escuchado en algún momento de su vida, posiblemente de labios de la misma Reina, Revo llevaba un cubito de azúcar tras otro a su té como si su mano se moviera por voluntad propia. Luego de un rato revolvió la taza y se la llevó a la boca para dar un pequeño sorbo, sin perder en ningún momento el hilo de lo que se estaba tratando.

A diferencia de lo que se pudiera esperar, aquella petición no era tan inesperada para él, aunque el hecho de que Camus estuviese ahí significaba que la situación si era un tanto más seria de la que el mismo mánager intentaba aparentar. Sus últimas palabras le parecieron tan o más dulces que su té, pero eran un tanto descuidadas para venir de un hombre bajo el mando de la Reina ¿Sería tan compleja la situación o solo había sido un error de aquel hombre de cabellos claros? No pudo evitar sonreír en una mezcla única entre la calidez, la travesura y la malicia.

" Lo que usted requiera hacer con mi persona..." Citó ampliando un poco más la sonrisa, dio otro sorbo a su té y luego lo dejó de lado, pues en verdad ni el azúcar lograba hacer que aquello tuviera buen sabor.

"Creo que la Reina ya imagina mi respuesta, de todas formas seré un poco más ambicioso esta vez. Por supuesto estoy dispuesto a ayudarlos, si algo puedo hacer por una de las personas que me dio apoyo cuando más lo necesité, lo haré encantado, sin embargo tal y como dices es natural que nosotros tengamos opositores y mi único interés, con mis aliados, es que puedan prestarme su apoyo y protección, pero como he dicho, seré algo más caprichoso y más que un mánager, lo que en este momento necesito es que te conviertas en mi mánager y algo así como un secretario personal, pues mi mano derecha que es Reino, una de las pocas personas de mi completa confianza, es alguien competente y digno de ese título, sin embargo, en este momento ya está lo suficientemente ocupado con otras cosas como para poder prestarme apoyo directo. Si estas de acuerdo, entonces te convertirás en mi mano izquierda y trabajarás junto a mí." Por supuesto, aquella petición, más bien negociación fue acompañada de el carisma particular de Regan Vosuet donde un "no" era prácticamente imposible de obtener.

Mientras hablaban, el ex idol veía las acciones del que sería ahora su jefe. No eran necesariamente demasiado formales, de hecho tenían un delicado tono hogareño y ameno...eso que desprendía su personalidad completa.

Cuando el té estuvo allí agradeció y prosiguió con su relato. Observó impresionado de muy buena gana el hecho de que Revo tuviera "tan buen gusto" al depositar tanta azúcar en su té.


"Vaya, no pensé jamás que fuera un hombre tan culto en ámbitos del buen beber..."


Cuando los labios del otro se curvaron en una sonrisa inusual a las otras, Camus supo que sus sospechas eran correctas y sus músculos se tensaron ligeramente porque por mucho que fuera su intensión entregarse...la sensación fue algo avasalladora.

"Si Regan te pide algo, dáselo. El no es una mala persona, o no claro que no. Por lo mismo sé que no abandonaría a Permafrost. Camus, él...sabe aceptar las buenas ofertas y quiero que se sienta completamente seguro de que le estoy siendo sincera con que necesito de su ayuda...si debes incluso acceder a alguna de sus ordenes, hazlo...casi como si fuera yo. "

La voz de la reina en su cabeza le dio la razón y más aún cuando escuchó que ahora su trabajo sería literalmente servirle de brazo izquierdo. 
Cerró los ojos, ahora entendía un poco mejor como este hombre había llegado tan lejos. Era astuto y el hecho de que no perdiera su carisma y su sonrisa lo hacía incluso parecido a las plantas carnivoras

Más sabía que si la reina no le hubiera dicho tal orden Camus en este momento estaría mordiendo su lengua...en realidad casi lo hacia, odiaba ser el perro de alguien más. 

Sonrió, aún cuando tenía unas ganas horribles de no hacerlo y es que no podía decirle que no.





No hay entonces nada más que dudar, señor Vosuet. Comprendo perfectamente el deseo de ser más ambicioso y creo incluso inspirador poder trabajar con alguien que busca más en una negociación. 

Spoiler:

Y como si él fuera su nuevo rey se arrodilló ante él- Mi esfuerzo, conocimientos y energía estará dispuesta para usted, señor. Si de su ciudad será nuestro mayor aliado para que el reino prospere no habrá más honor que ser su mano izquierda...su escudo o incluso espada ante los opositores que se le atraviesen. Tenga por seguro que Camus no fallará.

Spoiler:

Regan pensó que aquella acotación a las palabras ajenas provocaría algo de ira de su parte, sin embargo el otro se mantuvo con un semblante no solo sereno, sino que con una sonrisa que parecía esculpida a la perfección. Eso quería decir que sin dudas aquel sujeto estaba dando lo mejor de sí para cumplir la petición hecha por la reina de Permafrost y aunque fuese una sonrisa forzada, a Regan le simpatizaba ese grado de lealtad. Estaba claro que Camus era digno de su confianza, por más contradictorio que eso pareciera.

Lo que sin dudas lo sorprendió fue que además de la aceptación Camus hiciera una revencia frente a él como si él fuera su Rey. Se sintió un poco incómodo y es que aunque muchas veces en los medios le trataran como tal, la verdad es que a Regan le costaba realmente creer tener una importancia comparable a la de un Rey.

Spoiler:

"Vamos, no es necesario que te arrodilles. Me alegra que estés de acuerdo con mi petición, pero por favor no te arrodilles frente a alguien más que no sea tu Reina." Dijo enarcando las cejas, levantándose casi de inmediato de su lugar para acercarse al rubio y extenderle la mano.

"Hagamos un buen trabajo, por Permafrost y por Glass City." Su expresión cambió entonces a una llena de seguridad, al semblante con el que casi siempre se le podía ver.

Spoiler:

"Por cierto. Como dije al comienzo, llegas en un excelente momento, estamos en medio de la organización de la fiesta de fin de año que ofrece Merveilles Records. Me encantaría que te familiarizaras con todo por lo que, si no está en contra de tus planes para el día de hoy ¿me acompañarías durante las actividades del día?" Por supuesto Regan Vosuet no perdía el tiempo y si podía aprovechar la presencia del Mánager y además ayudarlo a tomar el ritmo de Merveilles estaría matando dos pájaros de un tiro.

Las costumbres de un hombre a la edad del rubio eran algo que no podrían cambiar. Un árbol con tronco torcido jamás podrá enderezarse de nuevo si no es joven y a su vez uno en perfecto equilibrio no podría ser doblado. Por lo mismo, aun cuando Camus odiara arrodillarse ante ese sujeto lo haría, haría cualquier cosa si era necesario.

Esperaba algo más parecido a Shining Saotome, un hombre más oscuro y oportunista. Porque la excentricidad del mayor para con él le hacía un hombre inteligente y muy bien usó en su momento a Camus para completar sus planes.