De las palabras a la Acción [Priv Borislav, Andrew]

Los tres se habían dirigido desde la sala de conferencias a la sala de ensayo que les habían prestado, James examino con curiosidad la sala, a pesar de llevar varios meses trabajando en la empresa, había estado tan ocupado con trabajo de oficina que no se había dado el tiempo de conocer todas las instalaciones del sello, que después de todo no eran pocas tampoco.

Bueno, Aquí estamos

Para la suerte de Borislav, la batería que estaba en ese salón era como la que el había mencionado a la salida de la primera parte de la reunión, por lo que podría hacer la prueba que quería.

James se busco una silla para sentarse mientras dejaba a los mas Jovenes tomar las riendas de la situación.

James sentado (?):

Era un alivio para Borislav que encontraran justamente una sala con la batería que necesitaba. Era un poco perfeccionista en ese aspecto ya que quería ver a Andrew con todo su potencial sin realmente que la carencia de herramientas pudieran opacar la situación.

Al entrar observó detenidamente la habitación, viendo si había un estereo o algo con lo cual apoyarse con pista y luego se acercó al instrumento antes mencionado para ver la calidad de este, tocando con la yema de sus dedos la tarola y los toms, haciendo un gesto de aprobación al escuchar los sonidos de este. Obvio no era un experto en ese instrumento, pero su mejor amigo le había enseñado lo básico cuando estaban en la banda.

—¡Bien, parece que todo en orden!— Comentó volteándose hacia los dos presentes. —Andrew, primero quiero escuchar el "mejor material" que tienes: lo que tocabas en Redline o tal vez algún material propio que tengas. Quiero ver de qué eres capaz...Dos o tres canciones estarán bien— De repente ese Borislav que suele verse como una persona exageradamente seria, casi desinteresada, había cambiado a alguien un poco más serio y dedicado; claramente se mostraba el interés que tenía respecto a este nuevo proyecto.

Le indicó con la mando que podía dirigirse a la batería y le daba tiempo para prepararse. ——¡Todo tuyo!

El sello no escatimaba en gastos cuando se trataba de invertir en las mejores tecnologías para el edificio; las salas de grabaciones de los pisos mal altos eran todo un deleite para los que se dedicaban a la música; aunque muchas veces las salas estaban ocupadas por ensayos y reuniones de otras bandas, era casi como si el destino estuviera a favor de Andrew en ese momento. La variedad de instrumentos perfectamente cuidados dentro de esa sala significaba el paraíso para el azabache; una de sus habitaciones favoritas en todo el mundo. Andrew no dudó en ponerse cómodo una vez dentro del aula, casi como si estuviera en su casa. Retiró la cazadora de su cuerpo y dejó el resto de sus cosas a un lado de la mesa donde James había tomado asiento; sus ojos castaños miraban a Borislav, que parecía revisar con detenimiento la batería que esperaba impaciente, casi tanto como Andrew, que saboreaba el reto que Borislav le estaba poniendo enfrente; una extraña corazonada le decía que se llevaría bien con ese chico.

Estaba preparado, obviamente; en el mundo de la música no era suficiente con exponer con palabras la experiencia o con simples relatos; no, se tenía que demostrar, y eso era justamente lo que Andrew haría. No perdió más el tiempo y se acercó a la impecable batería que relucía con un brillo tentador para cualquier músico. Tomó las baquetas de madera que reposaban sobre una pequeña mesa justo al lado del instrumento y tomó asiento; su mirada viajó por todos los elementos de la batería como una especie de ritual al que se entregaba justo antes de empezar a tocar. Su mirada viajó a James y después a Borislav; sintiendo una ligera tensión en el silencio que invadió la sala de grabaciones. Andrew no habló más, las palabras sobraban, y después de un corto suspiro, alzó los brazos y se entregó a su talento.

El estruendoso sonido lleno de ritmo inundó la sala de grabaciones. Los brazos y los pies de Andrew se movían de una manera inteligente y veloz, ágil y con fuerza medida a cada golpe de las baquetas. Su respiración era agitada, pero la sonrisa en sus labios nunca se borró de su rostro, mucho menos cuando la interpretación exigía cada vez más y más de él. No paró, incluso cuando cambió el ritmo y el género a uno más clásico, más rápido; sus manos temblaban por el esfuerzo y la adrenalina del momento, mientras su mente estaba en completa paz. Sí, era eso lo que más le gustaba de estar vivo, la música.

Andrew alejó las baquetas en un último movimiento; podía sentir como su corazón latía sin control en su pecho y su mirada tenía un brillo intenso que reflejaba el amor por su pasión. Andrew bajó los brazos; en espera. ¿Cómo le juzgaran aquellos dos sujetos? ¿Había sido suficiente?

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