De nuevo al trabajo... (priv. Andrew)

Luego de un largo descanso de mi trabajo como sonidista, me llegó un correo del sello informando que me solicitaban para nuevo proyecto, no me daban gran información, solo día y hora para la grabación, cosa que no me generaba gran preocupación, como siempre digo, no es problema mi trabajo, me desarrollo bien en él, me gusta hacerlo perfecto, quien sea la persona que me solicite no es importante...

-Bien, aquí estamos de nuevo.-dije mientras me dirigía a la puerta del impresionante edificio frente a mi, entre y camine al ascensor que solo usaba personal, los caminos principales no era lo mío, varias personas me saludaron en el trayecto a la salas de grabaciones, uno que otro me decía que hace mucho no me veía, yo solo asentía y decía que estaba un poco complicado personalmente, hasta que llegue al lugar indicado, entre a la sala, revise mi reloj y media hora antes, perfecto para poder instalarme y acomodarme para realizar un buen trabajo.

-Veamos que tenemos por aquí-me dispuse a sentarme en la silla, la configure a la altura indicada y con un poco de vuelo, me lance en dirección al pequeño refrigerador que se encontraba en cada una de estas salas y contenían diferentes tipos de refrigerios-Excelente, uno azul-estaba uno de mis helados favoritos, lo tome y decidí comerlo, al mismo tiempo que volvía al escritorio y comenzaba a prender los monitores que me ayudarían a grabar.

Volví a deslizarme por la sala de grabación, estaba vez al lado de la puerta, donde se encontraba la carpeta con el horario y la información de la o las personas que irían a usar el lugar para grabar, así la persona a cargo se daría una idea del tema, abrí la carpeta mientras volvía a deslízame al centro del escritorio y monitores.-Andrew Walker , así que baterista ¿eh?-levante mi vista y mire dentro del lugar donde se realizaría la grabación, notando que habían varios instrumentos en el lugar- pensé que seria una banda completa, bueno, solo debo hacer mi trabajo -deje la carpeta a un lado y decidí enfocarme a ver que debía sincronizar de los monitores, me levante, entrando y saliendo entre las dos salas, prendiendo amplificadores, micrófonos, realizando pruebas de volumen, etc.

Saque nuevamente un helado y luego de darle una mordida volví mi vista a mi reloj de muñeca- ya estamos en la hora, ¿Dónde estará?-dije mientras saboreaba el dulzor en mis labios, de un segundo a otro escuche la puerta abrirse a un lado mío y i vista se dirigió instintivamente al lugar donde provenía dicho ruido.-llegas tarde.-le dije a un chico que cruzaba la puerta.

Spoiler:

El calor abrasivo del verano le fatigaba incluso en sus mejores días. El tema de las altas temperaturas siempre jugaba en contra de Andrew, desde su estado de ánimo hasta la falta de interés que tenía en su actual trabajo en el sello. Aquella mañana, pese al clima que gozaba dentro de su apartamento en el área residencial de la ciudad, sabía que fuera de las instalaciones le esperaba una oleada de calor que posiblemente llevaría todo a ser un mal día.


El despertador no fue suficiente para traerlo de regreso del mundo de los sueños. La alarma se escuchaba a lo lejos y poco a poco comenzaba a ser más fuerte, hasta que de un sobresalto despertó; se había quedado dormido. Dentro del apresuramiento, hizo su rutina lo más rápido posible. Hasta que finalmente estuvo listo para irse al compromiso en el edificio del sello para cumplir con un trabajo que se estaba haciendo relativamente cotidiano. La ausencia de bateristas para las bandas prometedoras de la ciudad le mantenía ocupado la mayor parte del tiempo y de sus días. Pese a los trámites y ensayos de la actual banda a la que pertenecía, Andrew se veía en la necesidad de aceptar tratos de grabar la batería para canciones de bandas ajenas que estaban incompletas por la ausencia o falta de músicos que cumplieran esta parte. A su beneficio, ganaba mucha experiencia y reconocimiento en diversos géneros y estilos; también llevando su carrera como músico por un camino que no había planeado con anterioridad. Para su mala suerte, se le había hecho tarde, y las salas de grabación no gestionaban perdonar retardos.

Finalmente, a las afueras del edificio, ingresó su entrada como parte del protocolo de seguridad y le brindaron la información necesaria para saber en qué sala de grabación y el personal que le estaría asistiendo durante el desarrollo del nuevo sencillo de una banda joven, pero que había ganado cierta fama por sus canciones llenas de nostalgia que recordaban a un estilo de rock de los 80’s.

El azabache finalmente llegó a la sala de grabación después de pasear por los pasillos y mantener ciertas conversaciones con algunos compañeros de trabajo y amigos que había hecho durante su estancia en el edificio. Tocó un par de veces la puerta y entró. No fue una grata bienvenida. Primero divisó al chico de…  extraña apariencia. El cabello cubría sus ojos; compartían casi la misma altura y sus orejas eran diferentes, pero ahora no tan peculiares como le hubiera parecido unas semanas atrás, después de su experiencia en el parque de diversiones. Andrew alzó una ceja. Miró el reloj que decoraba su muñeca, y sonrió con sarcasmo.

— ¿Ya contamos con servicio de timing? Qué ortodoxos —bromeó adentrándose en la sala.

Desde su regreso a la ciudad, se notaba como el edificio se había renovado en casi su totalidad. El equipo nuevo, los instrumentos de calidad y los acabados generales le daban un toque sofisticado y original. Dejó una mochila pequeña y una chaqueta ligera por un lado, quedando con una camisa fresca que le daba la movilidad suficiente para tocar la batería sin ningún problema y se dirigió nuevamente al chico que le acompañaba.

—¿Son reales, tus orejas?— No evitó cuestionar ante la apariencia ajena. A decir verdad, era incluso difícil leer las expresiones del contrario debido a que permanecía con los ojos ocultos detrás del cabello.

Referencia de Vestuario :

Mi cuerpo ya estaba completamente girado en dirección al alto chico que entraba ahora por la puerta, de piel blanca y tatuado, deposito sus cosas en el sofá de la gran sala, aunque no llegaba realmente tan tarde, me generaba un poco de disgusto que con una cara como si no sucediera nada "hablara" con bromas.

-Andrew supongo, no es tan tarde pero no se cuanto demoremos en grabar lo que solicitaron, por lo que me gustaría que para la próxima vez intentes estar unos minutos antes..-estire mi brazo a una pared a mi lado, tomando un teléfono que se encontraba pegado a esta, al mismo tiempo que cruzaba mis piernas y depositando la carpeta con información sobre estas, ojee un par de hojas-hola ¿Div? soy D, necesito que alargues el tiempo que estaremos aquí, para que no molesten...gracias-Colgué y mi atención volvió al mucha de pelos oscuros y ojos castaños, que ahora me miraba un poco más curioso que antes.

"—¿Son reales, tus orejas?—" la pregunta no me sorprendió, mucho menos me incomodo, normalmente la gente se asustaba, me solían mirar con prejuicio o asco y los niños, lloraban muchas veces, no solo por mis orejas si no por mis dientes...-son reales...-le hable al mismo tiempo que con mi mano ahora libre, la dirigía a una de mis orejas y la tocaba como si no supiera que estaban allí.

-Bueno-suspire- entonces, la ficha dice que batería ¿eh?, también solicitan que si pudieras tocar cierta melodía en guitarra seria espectacular, así que el tiempo extra de la sala fue necesario, pero no te presiones, concéntrate principalmente en batería.-Le hable despreocupado, después de todo era mejor concentrarse en lo principal y realizarlo de manera correcta y satisfactoria, realizar un buen trabajo es esencial. Decidí cerrar la carpeta y levantarme de mi asiento, me dirigí al pequeño refrigerador y saque un botella de agua, camine donde estaba el chico, era un poco más alto que yo, ¿quizá unos 3 centímetros? ya frente a el, le ofrecí la botella.-Soy Danedelion, me dicen mr. D, un gusto trabajar contigo, chico 3 minutos tarde-bromee con el tema de la altura, sin pensar si lo entendería o no.

Evitar o negar decir que las palabras de Dandelion no causaron cierta incomodidad en Andrew, mismo que alzó una ceja ante el “regaño” puesto sobre sus acciones y en referencia a los minutos en que había llegado tarde a la hora de grabación; pero evitó decir algo más al respecto, pues el tiempo correcto siempre llega. Escuchó la llamada que realizó el contrario sin mucho apuro o interés; para él en ese momento disfrutaba de lo fresco de la sala y de lo cómoda que era; 2 cosas que importaban más en ese momento.

No le causó la misma impresión al saber que las orejas de Dandelion se mostraban en su forma natural; ver a su actual compañero de departamento la mayoría de los días había hecho que Andrew normalizara lo que antes solo existía en libros de fantasía o de viejas historias con las que prefería leer para pasar su tiempo libre. No comentó nada al respecto; simplemente caminó un par de pasos hasta quedar a unos cuantos metros del sonidista, y escuchar sus instrucciones. Se cruzó de brazos y le miró desde arriba todas las acciones contrarias: desde las instrucciones de grabación hasta cómo una botella de agua le era ofrecida.

Andrew se quedó en silencio analizando un poco a Dandelion; estando cerca podría analizar mejor los detalles de su aspecto físico. Las orejas puntiagudas eran más notables, incluso podía decir que no tan finas, y parecía que a Dandelion no le importaba mantenerlas visibles todo el tiempo: la fila de dientes afilados que sobresalían ligeramente de su boca. La diferencia de estaturas era mínima, pues incluso Andrew siendo más alto no tenía que bajar la mirada para lograr ver directamente a… ¿Sus ojos? Esa era la parte que a Andrew le intrigaba más; la caída de cabello sobre el rostro ajeno era poco común y desafiaba a las leyes de la física.

— … —Escuchó el chiste; pero no respondió. Al contrario, alzó su mano derecha y la colocó frente al rostro de Dandelion y comenzó a moverla de un lado a otro, esperando una reacción ajena. De los cinco dedos, bajó tres. —¿Cuántos dedos ves? —Preguntó Andrew, soltando una risa divertida y bajando su mano para tomar el agua que se le ofrecía antes de continuar la charla casual. Le gustaba su estilo y la forma que tenía de expresarse; demostraba seguridad y eso era algo que Andrew respetaba en todas las personas que podía conocer. —Tenía que confirmar primero que tuvieras ojos, Mr. D. — Comentó dando un ligero golpe en el hombro de Dandelion antes de dirigirse a la entrada de la cabina de grabación. — Espero trabajar bien contigo, Sharky — Y dicho esto, haciendo referencia a los dientes ajenos, entró a la cabina y cerró la puerta.

Los instrumentos dentro de la cabina eran muy llamativos y de una calidad envidiable. La batería que estaba disponible brillaba ante los ojos castaños de Andrew. Era como un pequeño niño en un parque de diversiones. Se dirigió a un pequeño cajonero y de ahí sacó unas baquetas de madera impecables y jugó con ellas entre sus dedos, haciendo unos trucos, demostrando su habilidad con el instrumento. Tomó asiento detrás de la batería y colocó unos audífonos grandes sobre su cabeza, mismos que le permitirían escuchar la canción que se suponía grabarían esa mañana.

— Estoy listo  — Alzó la mano, señalando con el pulgar alzado que no había más demoras para poder empezar la grabación. — Mr. D ¿Cuantos dedos ves? —

El muchacho mantuvo cero interés en el chiste, pero me la devolvió con una forma burlesca, el hecho de tener el cabello en mi rostro, cosa que me pasaba seguido con tipos como él, se burlaban de vez en cuando por mi cabello, ya no me causaba nada, realmente nunca me hizo sentir mal, solo era una broma.
-Que divertido ¿no? por desgracia si puedo ver tu rostro, los chicos lindos son demasiado...-hable mientras el pelinegro seguía bromeando con el tema de cuantos dedos era capaz de ver, negué un par de veces con la cabeza, se notaba a distancia que este chico lindo iba ser un poco difícil de controlar, su forma de actuar ya me demostraba lo enérgico que podía ser...

"— Espero trabajar bien contigo, Sharky —"

Me sorprendió aquel apodo, creo que era la primera vez que alguien usaba un apodo en mi, por lo normal acortaban mi nombre o solo usaban mr.D, por lo que quede prácticamente congelado en mi lugar intentando comprender aquella palabra, que hacia juego con un tiburón, ¿era por mis dientes puntudos y eso que tiene de divertido? no entendía para nada al muchacho. Cuando volví en mi Andrew ya estaba del otro lado de la sala, lo observe por el cristal que conectaba con mi lado de la habitación,  y cuando tomo lugar en la batería me hablo para poder avisar que ya estaba más que listo, por lo que camine a mi asiento, coloque mis cascos y me acerque al micrófono que conectaba con la sala-Puedo verte y escucharte fuerte y claro, comencemos -deje de presionar el botón que permitía ser escuchado del otro lado y comencé a mover perillas y apretar botones para poder dejar todo "estable" intentando que no tuviera que modificar tantas cosas al mismo tiempo.

-Andrew, haremos una pruebas antes de comenzar a grabar en serio, así que ponte cómodo, sin presiones -hable en el micrófono, me gustaba hablarle calmadamente a las personas con las que trabajo, tenerlos relajados y cómodos daban mejores resultados-la canción sonara en 3,2,1-solté el botón de encendido del micrófono al mismo tiempo que le indicaba con la mano que la canción estaba andando. Movía, apretaba, bajaba cosas en el mesón, intentando llegar al volumen perfecto, al mismo tiempo que resaltara el instrumento pero que no opacara al resto, después de todo el sonido de la batería debía quedar preciso en la canción.

-alto, estamos bien-pare todo al mismo tiempo que hablaba presionando el botón-¿estas bien, algo que necesites?-me comunique, yo había capotado un volumen adecuado, eso no quería decir que fuera preciso o no fuera a ser necesario volver a grabar, después de todo, la forma, rapidez y fuerza podía cambiar como se escuchara el instrumento en la grabación.-intentemos grabar la siguiente para probar como sale, esta vez la canción completa.

Pronto una sensación de cosquilleo recorrió todo el cuerpo del azabache; un ligero brillo en sus ojos de la sensación se hizo presente en sus castaños. Sus palpitaciones aumentaron, lo que le hizo necesitar más oxígeno para que su cuerpo reaccionara de la manera correcta. Una amplia sonrisa y una expresión viva se formaron en el rostro del baterista. Sentirse completo con cualquier instrumento en sus manos era lo que ocasionaba la música en el joven inglés. Su pasión y su más grande amor, se reflejaba en el momento en que el sonido empezaba a formarse en melodía, en música… Y pese a sus burlas y divertidos comentarios, cuando se trataba de lo que más amaba hacer, la seriedad y profesionalismo en su trabajo se presentaban.

Siguió todas las indicaciones de Dandelion, quien le resultó ser un profesional en su trabajo, Andrew notó como su manejo de la cabina, del sonido, de los filtros, era impecable; muy diferente a otros sonidistas con los que le había tocado trabajar y que parecían apenas saber cómo manejar correctamente los sonidos para crear una canción que fuera del agrado hasta de los oídos más exigentes.

— I’m following you, boss! — Expresó el azabache, quien se veía más suelto, más en su ambiente y en su territorio. Negó ante la pregunta de Dandelion; lo único que necesitaba estaba dentro de esa cabina de grabación: una reluciente batería.

La canción comenzó; tenía unos acordes interesantes, mucha vocalización y mezcla de instrumentos que, al juntarse, daban como resultado una canción divertida, en general para un mercado más joven y que fuera amante de un estilo rock muy suave. Al baterista no le desagradaba en concreto la canción. Sabía disfrutar de cualquier género, incluso si no era precisamente algo que escuchara por simple gusto. Andrew movía los brazos y las piernas con ritmo, al igual que su cabeza seguía los bajos y los golpes del bombo que resultaban ser bastante importantes y resaltaba mucho. Se dejó llevar rápidamente, pasando demasiado rápido el tiempo; pero justo cuando los acordes finales estaban por venir, la música se detuvo por completo, deteniendo la inspiración que Andrew había tomado en esos momentos.

— ¿Eh? — Confundido, pudo notar como las luces comenzaban a bajonearse y a amenazar con apagarse por completo. Giró por completo su rostro, buscando al sonidista que estaba al otro lado del cristal —¡He! Sharky ¿A qué estás jugando? Iba todo muy bien — Chasqueó la lengua, y se sacudió un poco del sudor que se había formado en su frente. Se levantó de su asiento con la intención de salir y ver por sus propios ojos lo que estaba pasando, y, justo cuando quiso girar la perilla de la puerta que dividía la sala, la luz se apagó completamente; cerrando la puerta sin darle la opción de abrirla. Se había quedado encerrado dentro. Andrew intentó girar la perilla, sin éxito, intentando con todas sus fuerzas, pero esta simplemente no se movía. Con molestia en su rostro, con un puño golpeó el cristal a prueba de sonido, exigiendo salir de ahí.

— ¡Hey! ¡Abre la puerta! — La boca de Andrew se movía, pero desde fuera de la cabina era como si una persona estuviera jugando una especie de juego de adivinanzas. Después de todo, la sofisticada sala de grabación era a prueba de ruido. — ¡Abre! —

CANCIÓN :

ABREME :

Todo iba excelente, el chico en la cabina de música era extraordinario, su forma de interpretar y complementarse tan bien con los otros instrumentos me dejaba completamente absorto en querer seguir escuchando aquella canción, el chico sin duda amaba tocar aquel instrumento, se deja llevar pero era perfecto en como se manejaba con la batería, era sin duda el mejor baterista con el que me había tocado trabajar en mucho tiempo, pero decidí dejar de quedarme absorto en el, mi trabajo estaba por algo, así que comencé adaptando el volumen de la batería, al mismo tiempo que no se escuchara doble o con eco en algunas partes que uno o dos micrófonos en la sala podría detectar dejándolo en la pista.

Por un momento las luces del lugar tintinearon un poco-pero que -pero antes de que terminara aquella frase y justo en el momento que Andrew se encontraba en el mejor momento de la canción, la computadora y todo al rededor excepto las luces se apagaron-maldita sea-balbucee al mismo tiempo que intentaba ver si la computadora respondía, el otro chico ahora encerrado en la cabina me hablaba pero no escuchaba nada de lo que decía, en un momento ya se encontraba frente a la ventana y realizó una especie de mímica que no comprendí en el momento-tendré que ver que se puede hacer -hable para mi mismo sin prestar demasiada atención al muchacho del otro lado del cristal que ahora se esforzaba más con las mímicas.

Lo que estaba pasando seguramente era algún tipo de falla en el generador del edificio, seguramente solo de ese piso, muchas veces pasaba en el piso de las salas que de vez en cuando ocurría una falla, cosa desagradable porque perdíamos todo historial de grabación que no se ha guardado... es una molestia, pensé para luego levantarme, dirigirme a la pequeña nevera y sacar los últimos tres helados azules que quedaban, desenvolví uno de ellos y me puse en marcha a las afueras de la sala de grabaciones, sin antes dedicarle una pequeña mirada a mi reloj de muñeca y un adiós al chico encerrado al otro lado del cristal.

-Espero que no sea claustrofóbico, no se cuanto me tarde en encontrar la llave maestra de la sala...-hable mientras caminaba en dirección a la recepción de aquel piso.

Tras ese ventanal de acrílico, se miraba como un azabache molesto; movía las manos con rapidez y el cuerpo tratando de hacerle entender a Dandelion que algo estaba demasiado mal, aunque era obvio. Los golpes moderados que daba con el puño sobre el acrílico, tratando de llamar la atención del sonidista, parecían no ser suficientes, pues sin tener un contexto pudo notar el paseo despreocupado de Dandelion, quien abrió uno de los postres que siempre dejaban en las neveras para los involucrados en las grabaciones; incluso en el pasado había consumido uno de aquellos helados, de  los cuales no terminaba de ser convencido de su sabor.

"¿Es en serio?" Pensó a sus adentros, siguiendo los pasos del sonidista, con algo de incredulidad en sus ojos.

Todo fue peor cuando el de cabello más largo le dedicó una última mirada y un adiós, saliendo de la sala de grabación.

— ¡Dandelion, joder! ¡Regresa, cabrón! — Pero pese a los gritos que el baterista daba, ninguno pasaba la barrera transparente para dejar que alguna alma piadosa pudiera ayudarle. En verdad, no creía que Dandelion le hubiera dejado ahí a su suerte, esperando a que alguien más capacitado le encontrara y se hiciera cargo. ¿O sí?

Maldiciendo su situación y toda la mala suerte que había llegado a su vida como una especie de karma, Andrew empezó a buscar una forma de salir de ese problema. Miró las ventilas, que eran demasiado pequeñas como para que su cuerpo pudiera entrar por las mismas; pensó en romper la barrera transparente, pero había dos problemas: Era un acrílico demasiado resistente como para romperlo con algún instrumento de la cabina y, por su puesto, el costo que tendría y el castigo por atentar contra las instalaciones del edificio. Un suspiro pesado salió desde sus pulmones, y una de sus manos pasó entre sus cabellos negros en un ademán que por inercia hacía, cada vez que la situación se le salía de control. A punto de la resignación, dio una última mirada a la cabina, topándose con una tablilla de madera colgada en la pared de la entrada, que contenía los nombres de los que estarían usando la sala de grabaciones en ese día. ¿Un golpe de suerte? Se acercó, intentando tener una mejor visión de la lista que se encontraba al otro lado del acrílico; pese al reflejo y a la distancia, logró divisar el nombre de “Mr. D” y a continuación un número telefónico. Sintiendo aquello como una pequeña victoria, Andrew sacó su celular que de puro milagro había metido a la cabina, a pesar de que los mismos estaban prohibidos en las grabaciones por obvias razones.

“Mr. Demente”

Pensó el azabache, terminando de teclear el número en la pantalla táctil, que a continuación marcó. La bocina sonó un par de veces; y justo cuando se escuchó que respondieron la llamada, Andrew no tardó en hablar.

— Heey~ Sharky, ¿Me recuerdas? ¿El chico lindo de la sala de grabación? — Preguntó, incluso manteniendo un poco de humor tras la situación en la que se encontraba metido — ¡Abre la maldita puerta! —

Le di otra mordida a mi helado mientras seguía caminando por el largo pasillo, mire una que otra sala de grabación, por la ventana de la puerta, pero todas estaban vacías, aun así abrí una de ellas mirando si había alguna llave maestra colgada, pero no había nada.-¿Dónde estarán todo?-hable para mi mi mismo.

Seguí la caminata por el largo lugar, a final no se veía a nadie en recepción, de seguro más de uno estaba buscando la causa del fallo- no creo que hayan conectado el microondas y el hervidor al mismo tiempo...mh-en mitad de mi meditación sobre que era lo que podía causar la falla en este piso escuche mi celular sonar, era un numero desconocido, por un momento pensé que era mejor ignorarlo hasta que recordé que Andrew estaba en la sala encerrado, pero no tenia mi numero...aún así decidí contestar.-Hola?-me interrumpió la voz de un chico.

—" Heey~ Sharky, ¿Me recuerdas? ¿El chico lindo de la sala de grabación? "—Pare en seco, la frase aquella casi me hace dejar caer mi helado, no pensé que fuera el de verdad y menos que me llamara de esa forma, me sorprendió mucho. "— ¡Abre la maldita puerta! —" se me había olvidado por completo que no le había dicho sobre ir a buscar la llave o ayuda para poder sacarlo, pero su forma de gritarme me hizo molestar un poco, no era la forma, así que decidí castigarlo un segundo.

-No me llamo así y no conozco a ningún chico lindo, menos que lo haya dejado en una sala, adiós-colgué el teléfono, sonreí por la forma tan divertida de haberle contestado, que se llamara a el mismo chico lindo, seguí mirando mi celular para recibir nuevamente su llamada, viendo su personalidad de seguro volverá a llamar.

-Mr. D, soy Jeff, la electricidad aún no vuelve, no sabemos que lo esta causando pero en unos minutos estará solucionado si es que logramos dar la causa.-me hablaba el trabajador que se encargaba junto a otra persona de la recepción de este piso, nos veíamos seguido, el siempre se preocupaba de que el helado que me gustaba estuviera disponible, un buen muchacho.-Jeff, gracias chico, espero se solucione, por cierto, ¿sabes donde esta la llave maestra por casualidad?-le pregunte sobre la llave necesaria para sacar a Andrew.

-La llave, debería tenerla Sofí, estaba abriendo el baño, déjeme la busco por usted.-me dijo el chico mientras se alejaba en dirección a los baños del lugar.-gracias-termine de decir y en pocos segundos el muchacho ya no estaba, decidí abrir otro paquete de helados , le di una mordida y al segundo mi celular sonó, el mismo numero de antes, sonreí y decidí contestar.

-¿Hola, quien habla?-dije con una voz de poco interés, no sabia que molestar a alguien podía ser muy divertido.

Las palabras de Dandelion al otro lado del teléfono pusieron a prueba la paciencia que durante las últimas semanas había tenido que trabajar, muy bien. Y después la bocina colgándose, y dejándolo solo con palabras tiradas al aire, hicieron que una respiración cansada y profunda llegara a sus pulmones. Se dio un masaje en las sienes de su frente, tratando de calmar sus más instintivas reacciones de romper todo y a ir a por aquel que se había dignado a dejarle encerrado en aquella cabina de grabación.

Se dirigió a la puerta nuevamente, intentando con fuerza abrirla; pero los seguros que atrancaban la misma parecían no ceder ante los insistentes movimientos del azabache; por más fuerza que pusiera, inclusive un par de golpes secos ante el acrílico, no parecía ser de gran ayuda.

—Mierda —Esbozó, consciente de que cualquiera que pasara por la puerta de la sala, no sería capaz de escucharle, aunque gritara con todas sus fuerzas. No tenía otra alternativa más que intentar razonar con aquel que había sido designado para ser el sonidista en la grabación de ese día; y aunque pareciera difícil para Andrew, tenía que ceder, al menos un poco. Con el teléfono en manos, se dignó a marcar nuevamente aquel número que había guardado como “Mr. Demente”, un apodo adecuado para el sujeto. Una chispa de esperanza creció en su pecho, al escuchar la desinteresada voz de Dandelion al otro lado de la bocina.

—Shar… Mr. D — Se mordió la lengua, recordando que Dandelion era la única persona en ese edificio que sabía donde estaba, y su única escapatoria. — ¿Qué mierda tengo que hacer para que vuelvas y me saques de aquí? —

Preguntó, ignorante de las verdaderas intenciones de su compañero. No con mucha paciencia, esperó la respuesta del hombre, mientras aún buscaba la forma de salir de aquella cabina que era el único testigo de los grandes esfuerzos de Andrew por mantener la calma y no lanzar, como siempre, toda aquella palabrería hiriente que era parte de un amplio vocabulario de insultos.

—Regresa, sácame de aquí, y te daré una ventaja de cinco minutos antes de que vaya a por ti — En verdad lo intentaba.