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Inicios: Meeting Mr. Walker [Priv. Andrew]
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Inicios: Meeting Mr. Walker [Priv. Andrew]
-Al menos tendré dónde quedarme- dijo en voz alta a medida que caminaba por la ciudad. Luego de una atareada mañana buscando arriendo, finalmente encontró uno que se acomodaba a sus necesidades.
La Plaza principal estaba en el Centro de la ciudad. ¿Quién lo diría?. Él no lo hubiera pensado la verdad, pues andaba tan optimista que ni siquiera sintió la distancia entre los Barrios Bajos y la ciudad. Andaba con seguridad, fijándose en todos lados pero siempre buscando algo, “música”, cosa que notó en cada rincón de esa ciudad. Era maravilloso y reconfortante.
Pero había algo que lo molestaba, esto era desconocido para él, el no tener ninguna obligación o algo en que ocuparse (por el momento). Alguien que siempre estaba en busca de cosas en las que distraerse. -Está bien, “cosas por hacer”: dedicarme a hacer ejercicio, conseguir trabajo a medio tiempo, conocer la empresa, buscar a alguien en la empresa que me guíe o sino tendré que hacer una visita autoguiada.- Solía hablar en voz alta porque sino sentía que sus pensamientos se desvanecerían en el aire.- Y finalmente conocer gente, ojalá me toque alguien agradable- Soltó un suspiro mientras levantaba sus hombros.
Quedó tan absorto en sus pensamientos que de golpe le vino el hambre. -Creo que vi una tienda por ahí- lugar al que fué rápidamente para comprarse un sándwich y su cajita de jugo favorita, de manzana. Buscó la banca más cercana para sentarse a comer y, en lo que estaba terminando de disfrutar su comida decidió cantar, algo bajo, para sí mismo y no molestar al resto.
Así es, nada menos que La Sirenita, como todo iba bien en su llegada a la ciudad se sintió lo suficientemente cómodo como para expresarse de esa manera. Lo que no se dió cuenta era que alguien llegó en medio de su canción a sentarse a su lado ¿Cómo reaccionará Mao al saber que era escuchado?
La Plaza principal estaba en el Centro de la ciudad. ¿Quién lo diría?. Él no lo hubiera pensado la verdad, pues andaba tan optimista que ni siquiera sintió la distancia entre los Barrios Bajos y la ciudad. Andaba con seguridad, fijándose en todos lados pero siempre buscando algo, “música”, cosa que notó en cada rincón de esa ciudad. Era maravilloso y reconfortante.
Pero había algo que lo molestaba, esto era desconocido para él, el no tener ninguna obligación o algo en que ocuparse (por el momento). Alguien que siempre estaba en busca de cosas en las que distraerse. -Está bien, “cosas por hacer”: dedicarme a hacer ejercicio, conseguir trabajo a medio tiempo, conocer la empresa, buscar a alguien en la empresa que me guíe o sino tendré que hacer una visita autoguiada.- Solía hablar en voz alta porque sino sentía que sus pensamientos se desvanecerían en el aire.- Y finalmente conocer gente, ojalá me toque alguien agradable- Soltó un suspiro mientras levantaba sus hombros.
Quedó tan absorto en sus pensamientos que de golpe le vino el hambre. -Creo que vi una tienda por ahí- lugar al que fué rápidamente para comprarse un sándwich y su cajita de jugo favorita, de manzana. Buscó la banca más cercana para sentarse a comer y, en lo que estaba terminando de disfrutar su comida decidió cantar, algo bajo, para sí mismo y no molestar al resto.
- Canción:
Así es, nada menos que La Sirenita, como todo iba bien en su llegada a la ciudad se sintió lo suficientemente cómodo como para expresarse de esa manera. Lo que no se dió cuenta era que alguien llegó en medio de su canción a sentarse a su lado ¿Cómo reaccionará Mao al saber que era escuchado?
- Ropa de Mao:
Isara Mao- Ocupación : Sonidista
Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 28/10/2024
Edad : 27
Re: Inicios: Meeting Mr. Walker [Priv. Andrew]
A pesar del calor de la mañana, Andrew había decidido seguir adelante con su vida, o lo que quedaba de ella. Cuando el alboroto por todo lo sucedido “aquella noche” se calmó, pudo decidir salir a despejarse a las calles de la ciudad sin el temor de ser visto como una amenaza para la sociedad, sí, una amenaza. La farándula era vil; la manera en que absorbe a una persona y a su vida, sacando a la luz incluso los mejores secretos mejor guardados, era un reto mental para aquellos que estaban bajo la mira de toda una ciudad completa.
“Peligroso, inmaduro, desequilibrado” Eran tan solo unos pocos títulos que Andrew había recibido como castigo, como si todo hubiera sido totalmente su culpa. La respiración agitada del baterista culminaba en un desahogo total de su frustración mientras echaba la carrera por las calles de la ciudad. El ejercicio había sido una perfecta forma de liberar ese "estrés” que tanto le había carcomido por semanas, poniendo a prueba una vez más su destreza nula para sobrellevar situaciones incómodas.
El día era perfecto; el clima caluroso de la ciudad había ayudado a que finalmente a que algo de paz se sintiera en las calles, invitando a aquellos que disfrutaban del verano a tomar un poco de aire fresco. Andrew se detuvo en medio de la plaza central, donde quitó la diadema de su cabeza, reposando en su cuello los audífonos que reproducían una canción de metal pesado con un alto volumen. No dudó ni un minuto en dejarse caer en una de las bancas de la plaza, buscando un descanso de su agitada mañana, sin percatarse de si estaba ocupada o libre. Andrew puso pausa a la música y limpió un poco de sudor que caía de su frente, hasta que sus oídos escucharon una voz que provenía justo a su lado, una voz fina y dulce que logró llamar su atención; giró su rostro y sus ojos finalmente encontraron al dueño: Un chico de cabello carmín, con unos ojos esmeralda que reflejaban una tranquilidad envidiable y un estilo casual. ¿Sería una coincidencia? Un chico pelirrojo cantando un clásico, compartiendo casi la misma gama de colores que la protagonista, qué irónico. La curva en la comisura de sus labios, con un atisbo de diversión, fue acompañada de una expresión que demostraba interés y curiosidad; Andrew alzó una ceja mientras su cuerpo permanecía relajado y sentado en la banca.
— ¿Te interrumpo? — Preguntó el azabache, estirando los brazos descubiertos sobre el respaldo de la banca, tomando una posición incluso aún más relajada, sin importarle el tener permiso del chico de quedarse o no.— No te pongas nervioso, quiero seguir escuchándote —
“Peligroso, inmaduro, desequilibrado” Eran tan solo unos pocos títulos que Andrew había recibido como castigo, como si todo hubiera sido totalmente su culpa. La respiración agitada del baterista culminaba en un desahogo total de su frustración mientras echaba la carrera por las calles de la ciudad. El ejercicio había sido una perfecta forma de liberar ese "estrés” que tanto le había carcomido por semanas, poniendo a prueba una vez más su destreza nula para sobrellevar situaciones incómodas.
El día era perfecto; el clima caluroso de la ciudad había ayudado a que finalmente a que algo de paz se sintiera en las calles, invitando a aquellos que disfrutaban del verano a tomar un poco de aire fresco. Andrew se detuvo en medio de la plaza central, donde quitó la diadema de su cabeza, reposando en su cuello los audífonos que reproducían una canción de metal pesado con un alto volumen. No dudó ni un minuto en dejarse caer en una de las bancas de la plaza, buscando un descanso de su agitada mañana, sin percatarse de si estaba ocupada o libre. Andrew puso pausa a la música y limpió un poco de sudor que caía de su frente, hasta que sus oídos escucharon una voz que provenía justo a su lado, una voz fina y dulce que logró llamar su atención; giró su rostro y sus ojos finalmente encontraron al dueño: Un chico de cabello carmín, con unos ojos esmeralda que reflejaban una tranquilidad envidiable y un estilo casual. ¿Sería una coincidencia? Un chico pelirrojo cantando un clásico, compartiendo casi la misma gama de colores que la protagonista, qué irónico. La curva en la comisura de sus labios, con un atisbo de diversión, fue acompañada de una expresión que demostraba interés y curiosidad; Andrew alzó una ceja mientras su cuerpo permanecía relajado y sentado en la banca.
— ¿Te interrumpo? — Preguntó el azabache, estirando los brazos descubiertos sobre el respaldo de la banca, tomando una posición incluso aún más relajada, sin importarle el tener permiso del chico de quedarse o no.— No te pongas nervioso, quiero seguir escuchándote —
Andrew Walker- Ocupación : Músico
Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Edad : 27
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