(Recuerdo) Start again -Altair-

Los hermanos se hospedaban juntos en una de las suites más lujosas del Hotel Palace. A su disposición tenían todo lo que pudieran necesitar mientras su mánager se encargaba de arreglar el papeleo y buscar una vivienda para los hermanos. Debería sentirse como unas vacaciones: disfrutar de los lujos, derrochar en el servicio a la habitación o imaginar las infinitas posibilidades que aquella ciudad ofrecía. Sin embargo, se quedaba inmóvil frente al ventanal, observando el paisaje con la mirada ausente, incapaz de olvidar que estaban allí por su culpa. En ese mundo no había razones para ser hostil, pero el pasado le acechaba como una sombra persistente, alimentando una lucha interna que nunca cesaba. Su mánager velaba por su bienestar; era primordial que ambos hermanos estuvieran en condiciones óptimas para rendir. Sin embargo, las reprimendas no faltaban. Lo que había hecho seguía siendo una herida abierta.

Podía salvarse de las acusaciones: no había pruebas, y nadie sospechaba del extraño poder que residía en la voz del rubio. Aun así, aquello había dejado una mancha indeleble en la imagen pública de Vanth. Las redes no tardaron en alimentar el rumor de una maldición que perseguía al grupo, causando la pérdida de sponsors y la cancelación de importantes colaboraciones. Su éxito parecía desmoronarse poco a poco, y aunque su mánager hacía todo lo posible por mantenerlos a flote en Corea del Sur, llegó un punto en el que fue necesario tomar una decisión drástica. Todo eso desencadenaba un remolino de emociones que Alnair no conseguía descifrar por completo. Eso le alteraba.

"Odio todo esto con toda mi alma", espetó con desagrado. Aunque le costara descifrar sus propias emociones, al menos podía orientarse por las más evidentes del espectro. "Con lo bien que estábamos en nuestro piso de Seúl…" Frunció el ceño, molesto, pero tan pronto como giró la mirada hacia su hermano, su rostro se suavizó al instante. "Siento haberte arrastrado en esto… te veías tan feliz allí...", se lamentó, con una nota de culpa teñida en su voz. Si algo le dolía más que nada, era que sus errores arrastrasen también a su hermano. En Seúl, Altair tenía todo lo que le hacía feliz, todo aquello que le gustaba. Pero ahora… quién sabe cómo sería su vida en esta nueva ciudad. La incertidumbre le estaba destrozando los nervios.