Conectarse
Últimos temas
Mejores posteadores
Reino (1266) | ||||
Mine Sagan (1143) | ||||
Regan Vosuet (1134) | ||||
Dante Rivelli (1020) | ||||
Aria Ainsley (826) | ||||
Ayato (719) | ||||
Yuki Nakayama (688) | ||||
Momoka (554) | ||||
Lucien Luarent (551) | ||||
Katherine Howell (550) |
Nuevo Comienzo {P. Isabella}
2 participantes
Página 1 de 1.
Nuevo Comienzo {P. Isabella}
Habían pasado 3 largos años desde su despedida de aquella ciudad musical ¿La razón? Era bastante sencillo mentir y decir que un pequeño sentimiento de nostalgia le había devuelto a Londres, el deseo por regresar a las tierras que le criaron; pero era algo más profundo que eso, algo que carcome desde el interior del corazón roto: el fracaso. Así es, el rotundo y despiadado fracaso acosó la vida de Andrew durante el corto año que estuvo en la ciudad de sus sueños, el fracaso fue ese golspe bajo que le regreso a Londres con la cola entre las piernas forradas de cuero negro, así es. Andrew Walker había fracasado en Glass City.
Pero … ¿Por qué?. Existía un proyecto bastante ambicioso en el que Walker estaba interesado y metido, ese proyecto que prometía cambiar su tranquila vida por fama y fortuna, una simple promesa que terminó en una carta arrugada y borrosa que describía como todo había terminado para él en aquella banda que nunca existió; después de tantos años aún guardaba en algún cajón de su habitación en Reino Unido, la había conservado para recordar el echo de que no todo lo que deseas se consigue. Aún recuerda de memoria las últimas palabras de aquella carta, las cuales había grabado como un tatuaje ficticio dentro de su cabeza para nunca olvidar.
Pero … ¿Por qué esta vez sería diferente?. Realmente no lo sabía con exactitud, pues al aterrizar el vuelo, Andrew había bajado de aquel avión, tomado su maleta y finalmente había comenzado a caminar por las calles del centro en busca de una tienda en la cual le vendiera cigarrillos a un joven con el estómago vacío y un humor excepcionalmente delicado, las náuseas por volar habían logrado ponerle un entrecejo fruncido; simplemente no lo sabía, el sentimiento de impotencia al ver todos sus sueños destruidos, era más que suficiente para poder crear un deseo de … superación y el mismo orgullo crecía aún más, pero de una forma rota y vil.
Walker sujetaba con firmeza aquella maleta que arrastraba por un suave pavimento húmedo, mientras que de la otra, colgaba un estuche negro brillante con el más preciado tesoro que las manos de un músico como él pudiera sujetar. Su preciada guitarra también había regresado; pero era difícil cargar con todo aquel equipaje, la espalda dolía al igual que los hombros ¿Dónde quedaba aquella estúpida dirección de piso que había conseguido? Era simplemente ridículo el no poder encontrar la calle 11900 Royal Voice, caminar en círculos era algo de todos los días pues la mala orientación que tenía en las calles casualmente le llevaba siempre a problemas o a un destino curioso.
Derrotado nuevamente por las calles y laberintos de una nueva ciudad. Con la cabeza baja y entre las manos el pedazo de papel con la dirección, dejó caer su cuerpo sobre las escaleras de una fuente a detalles que decoraba la plaza central, una plaza gigante en la que había estado perdido Walker por más de 2 horas ¿Este era su nuevo comienzo? Ser derrotado nuevamente en el mismo día de llegada sonaba muy mal, pésimo; si ese era su nuevo comienzo la idea de comprar un nuevo boleto hacía Londres y terminar la escuela de Derecho parecía ser la mejor opción. Encogido de hombros y de piernas, del bolsillo sacó la cajetilla blanca y nueva de cigarrillos, y tras varios años de práctica comenzó a fumar, sintiéndose nuevamente derrotado por las engañosas calles de Glass City.
Pero … ¿Por qué?. Existía un proyecto bastante ambicioso en el que Walker estaba interesado y metido, ese proyecto que prometía cambiar su tranquila vida por fama y fortuna, una simple promesa que terminó en una carta arrugada y borrosa que describía como todo había terminado para él en aquella banda que nunca existió; después de tantos años aún guardaba en algún cajón de su habitación en Reino Unido, la había conservado para recordar el echo de que no todo lo que deseas se consigue. Aún recuerda de memoria las últimas palabras de aquella carta, las cuales había grabado como un tatuaje ficticio dentro de su cabeza para nunca olvidar.
Pero … ¿Por qué esta vez sería diferente?. Realmente no lo sabía con exactitud, pues al aterrizar el vuelo, Andrew había bajado de aquel avión, tomado su maleta y finalmente había comenzado a caminar por las calles del centro en busca de una tienda en la cual le vendiera cigarrillos a un joven con el estómago vacío y un humor excepcionalmente delicado, las náuseas por volar habían logrado ponerle un entrecejo fruncido; simplemente no lo sabía, el sentimiento de impotencia al ver todos sus sueños destruidos, era más que suficiente para poder crear un deseo de … superación y el mismo orgullo crecía aún más, pero de una forma rota y vil.
Walker sujetaba con firmeza aquella maleta que arrastraba por un suave pavimento húmedo, mientras que de la otra, colgaba un estuche negro brillante con el más preciado tesoro que las manos de un músico como él pudiera sujetar. Su preciada guitarra también había regresado; pero era difícil cargar con todo aquel equipaje, la espalda dolía al igual que los hombros ¿Dónde quedaba aquella estúpida dirección de piso que había conseguido? Era simplemente ridículo el no poder encontrar la calle 11900 Royal Voice, caminar en círculos era algo de todos los días pues la mala orientación que tenía en las calles casualmente le llevaba siempre a problemas o a un destino curioso.
Derrotado nuevamente por las calles y laberintos de una nueva ciudad. Con la cabeza baja y entre las manos el pedazo de papel con la dirección, dejó caer su cuerpo sobre las escaleras de una fuente a detalles que decoraba la plaza central, una plaza gigante en la que había estado perdido Walker por más de 2 horas ¿Este era su nuevo comienzo? Ser derrotado nuevamente en el mismo día de llegada sonaba muy mal, pésimo; si ese era su nuevo comienzo la idea de comprar un nuevo boleto hacía Londres y terminar la escuela de Derecho parecía ser la mejor opción. Encogido de hombros y de piernas, del bolsillo sacó la cajetilla blanca y nueva de cigarrillos, y tras varios años de práctica comenzó a fumar, sintiéndose nuevamente derrotado por las engañosas calles de Glass City.
Andrew Walker- Ocupación : Músico
Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Edad : 27
Re: Nuevo Comienzo {P. Isabella}
La ciudad que en un comienzo le había resultado embriagadora y motivante se volvía rápidamente una irritante continuidad de vacíos. Las cosas no marchaban como había imaginado, y dar con el manager que buscaba resultaba una misión imposible. El tipo parecía estar siempre en otra parte, ¿o es que la estaba evitando? Ya llevaba varios días yendo al sello y siempre le decían que no estaba disponible para atenderla. Aquel miércoles por la tarde no había sido la excepción a la regla, nuevamente se había ido de Merveilles sin poder hablar con ese sujeto. Fastidiada y de mal humor optó por ir al centro comercial y atiborrarse de comida, después de todo no podía seguir viviendo de comida chatarra. Se pasó cerca de una hora en el súper, la comida allí era muy distinta a la de su país, y le costó horrores decidirse por que llevar, aunque terminó por elegir lo clásico para no correr demasiados riesgos. Cargó todos los paquetes y anduvo hasta el apartamento que había rentando frente a la plaza principal, una zona bien ubicada, con muchos locales cerca y buena iluminación por la noche. Cuando llegó dejo caer todo sobre la mesa, los brazos le dolían por el peso de la montaña de productos, y sentía puntadas en la zona baja de la espalda. Probablemente se había excedido un poco considerando que vivía sola, pero prefería no tener que volver al súper demasiado pronto. Encendió las luces y acomodó la comida en su sitio, el apartamento de dos ambientes era pequeño pero práctico y la verdad es que no necesitaba más que eso. Siquiera sabía si realmente iba a quedarse allí… Si no conseguía hablar con Reino seguro volvería a Paris, en donde al menos tenía una reputación que le sería útil para iniciar su carrera como solista.
La rabia provocó que le dieran unas terribles ganas de fumar, buscó entre sus cosas, pero la última cajeta de cigarros estaba vacía, y por supuesto había olvidado comprar más de camino a casa. Cogió de nuevo su abrigo y se abotonó los zapatos antes de descender los dos pisos por escalera que la separaban de la calle. Distraída, guardando sus llaves y asegurándose de tener el dinero en el bolsillo de la chaqueta chocó con alguien que estaba junto a la entrada. Quedó algo atontada por un momento, más por la sorpresa que por el golpe. Parpadeó y enfocó mejor los ojos, descubriendo que se trataba de un joven, de una edad similar a la suya. Llevaba una guitarra, y eso sin dudas le llamó inmediatamente la atención. El aroma a nicotina le hizo sentir un escalofrío delicioso, el desconocido fumaba su marca de cigarros favoritos, de esos que sólo se conseguían en Londres, y aunque se moría de ganas de pedirle uno le pareció demasiado fuera de lugar. –Lo siento-se disculpó, más por cortesía que otra cosa, pues no creía que fuera plenamente su culpa. Iba a seguir su camino, cuando al dar un paso notó un papel bajo la suela de su bota. Se inclinó para tomarlo, leyendo lo que salía anotado a mano en la hoja blanca. Una dirección. La de los departamentos que estaban justo detrás de ella, donde rentaba su piso. Frunció el ceño algo confusa y miró al joven con cierta desconfianza. -¿Vienes aquí?- aquello era una ridícula coincidencia, aunque no del todo, porque probablemente si vivía allí eso explicaba él porque estaba plantado en la entrada disfrutado de un cigarro.
Aunque no recordaba haberlo visto antes, y a un chico como aquel seguro que iba a poder recordarlo, era bastante apuesto. Le devolvió el papel, alisándolo primero con los dedos. Notó entonces que llevaba equipaje, y entonces todo cobró un poco mas de sentido.-Espero no esté muy pesado, son dos pisos por escalera- no había podido evitar husmear con más atención el papel antes de devolvérselo, y había notado que el chico ocuparía el departamento libre junto al suyo. Aparentemente acababa de conocer a su nuevo vecino. ¡Y olía a delicioso cigarrillo londinense! Al parecer el día estaba comenzando a mejorar.
La rabia provocó que le dieran unas terribles ganas de fumar, buscó entre sus cosas, pero la última cajeta de cigarros estaba vacía, y por supuesto había olvidado comprar más de camino a casa. Cogió de nuevo su abrigo y se abotonó los zapatos antes de descender los dos pisos por escalera que la separaban de la calle. Distraída, guardando sus llaves y asegurándose de tener el dinero en el bolsillo de la chaqueta chocó con alguien que estaba junto a la entrada. Quedó algo atontada por un momento, más por la sorpresa que por el golpe. Parpadeó y enfocó mejor los ojos, descubriendo que se trataba de un joven, de una edad similar a la suya. Llevaba una guitarra, y eso sin dudas le llamó inmediatamente la atención. El aroma a nicotina le hizo sentir un escalofrío delicioso, el desconocido fumaba su marca de cigarros favoritos, de esos que sólo se conseguían en Londres, y aunque se moría de ganas de pedirle uno le pareció demasiado fuera de lugar. –Lo siento-se disculpó, más por cortesía que otra cosa, pues no creía que fuera plenamente su culpa. Iba a seguir su camino, cuando al dar un paso notó un papel bajo la suela de su bota. Se inclinó para tomarlo, leyendo lo que salía anotado a mano en la hoja blanca. Una dirección. La de los departamentos que estaban justo detrás de ella, donde rentaba su piso. Frunció el ceño algo confusa y miró al joven con cierta desconfianza. -¿Vienes aquí?- aquello era una ridícula coincidencia, aunque no del todo, porque probablemente si vivía allí eso explicaba él porque estaba plantado en la entrada disfrutado de un cigarro.
Aunque no recordaba haberlo visto antes, y a un chico como aquel seguro que iba a poder recordarlo, era bastante apuesto. Le devolvió el papel, alisándolo primero con los dedos. Notó entonces que llevaba equipaje, y entonces todo cobró un poco mas de sentido.-Espero no esté muy pesado, son dos pisos por escalera- no había podido evitar husmear con más atención el papel antes de devolvérselo, y había notado que el chico ocuparía el departamento libre junto al suyo. Aparentemente acababa de conocer a su nuevo vecino. ¡Y olía a delicioso cigarrillo londinense! Al parecer el día estaba comenzando a mejorar.
Isabella Collins- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 15/04/2018
Re: Nuevo Comienzo {P. Isabella}
Cerró los zafiros ojos durante unos cortos momentos, segundos; los pulmones llenos de humo blanco le hicieron sentir más cómodo en esa situación llena de estrés en la que se encontraba, era todo un laberinto que no podía resolver por su propia cuenta ¿Por qué? Sencillamente porque no quería hacerlo. Cuando las ganas de respirar aumentaron, y la sensación de falta de aire llegó, dejó escapar el humo que formó una abundante nube que se fue esparciendo rápidamente por el aire; era tan delicioso sabor sobrante en la boca, que incluso podría relamerse los labios si es que fuera mal educado que por suerte no lo era. El cigarrillo reposaba entre los dedos de su mano zurda mientras que la diestra rascaba con enojo los cabellos azabache que decoraban su altura, pensando en qué carajos iba a ser ¡¿Qué carajos iba a hacer?!
Esas preguntas quedaron en el olvido cuando escuchó una dulce voz, una voz que… - ¿Lay…? – Su decepción fue grande para cuando su cabeza se giró lentamente para ver el rostro de la persona que creyó era una vieja conocida, pero no era así. Una chica linda, de ojos grandes y brillantes que no pudo dejar de ver por unos cuantos segundos, hasta que simplemente suspiró y giró su rostro de nuevo al piso para dar una calada nueva al cigarrillo blanco con el sello de la reina en el papel. – Si este es 11900 Royal Voice, sí – Habló con aquel destacado acento que desearía nunca perder. Se sintió estúpido, pues con tan sólo alzar la cabeza y leer la dirección en la pared manchada del edificio suspiró, había pasado por aquel edificio unas 3 veces y nunca se había percatado de dónde estaba – Sí, vengo aquí – Aceptó finalmente levantándose de las escaleras remarcando la diferencia de alturas entre ambos cuerpos.
Andrew sujetó la guitarra que tenía entre las piernas hasta el momento en el que se puso de pie, y jaló de la maleta oscura y pesada para terminar de subir las escaleras; pero primero miró a la chica nuevamente y le pareció curioso que se haya detenido simplemente por un sujeto que estaba fumando y sentando en las escaleras, al lado de una fuente y del mismo edificio que había estado buscando durante horas, cosa que no admitiría frente a ella - … Gracias – Murmuró finalmente Walker sin expresar mucho en realidad, como era de esperarse; no conocía para nada a aquella mujer, no sabía su nombre ni absolutamente quién era pero; sacó la cajetilla blanca con el sello de la reina de su bolsillo, la abrió y la extendió finalmente a la joven que hasta el momento seguía frente suyo ¿Qué era lo peor que podía pasar al compartir uno de sus cigarrillos caros? Dos cosas: La primera, si lo rechazaba era darse cuenta de que aquella chica simplemente no sabía de lo que se perdía y segundo, podría conocer a alguien con gusto que con la que posiblemente podría llevarse bien.
Con el cuello tenso y los hombros adoloridos por el vuelo, Walker miró la altura de aquella construcción, no era mucho; pero sí algo significativo si se trata de subir una maleta llena hasta el piso donde se suponía iba a vivir de ahora en adelante, se mordió ligeramente los labios, si quería subir tendría que llevar la guitarra o todas sus pertenencias; era algo completo que no podía dejar que cualquier persona le ayudase con algo tan peculiar, nuevamente miró a la joven, como si nada en el mundo pasara, todo estaba en su cabeza – Dos pisos ¿Dices? … será divertido – Dijo sin nada de gracia, con aquella voz madura y seca que iba bien con aquella fachada que tenía – Sé que es raro; pero podrías sujetar mi … guitarra mientras yo llevo esto – Y dudó, dudó bastante, quien diría que la chica sería cuidadosa con el objeto más preciado que Andrew tenía en ese momento.
Esas preguntas quedaron en el olvido cuando escuchó una dulce voz, una voz que… - ¿Lay…? – Su decepción fue grande para cuando su cabeza se giró lentamente para ver el rostro de la persona que creyó era una vieja conocida, pero no era así. Una chica linda, de ojos grandes y brillantes que no pudo dejar de ver por unos cuantos segundos, hasta que simplemente suspiró y giró su rostro de nuevo al piso para dar una calada nueva al cigarrillo blanco con el sello de la reina en el papel. – Si este es 11900 Royal Voice, sí – Habló con aquel destacado acento que desearía nunca perder. Se sintió estúpido, pues con tan sólo alzar la cabeza y leer la dirección en la pared manchada del edificio suspiró, había pasado por aquel edificio unas 3 veces y nunca se había percatado de dónde estaba – Sí, vengo aquí – Aceptó finalmente levantándose de las escaleras remarcando la diferencia de alturas entre ambos cuerpos.
Andrew sujetó la guitarra que tenía entre las piernas hasta el momento en el que se puso de pie, y jaló de la maleta oscura y pesada para terminar de subir las escaleras; pero primero miró a la chica nuevamente y le pareció curioso que se haya detenido simplemente por un sujeto que estaba fumando y sentando en las escaleras, al lado de una fuente y del mismo edificio que había estado buscando durante horas, cosa que no admitiría frente a ella - … Gracias – Murmuró finalmente Walker sin expresar mucho en realidad, como era de esperarse; no conocía para nada a aquella mujer, no sabía su nombre ni absolutamente quién era pero; sacó la cajetilla blanca con el sello de la reina de su bolsillo, la abrió y la extendió finalmente a la joven que hasta el momento seguía frente suyo ¿Qué era lo peor que podía pasar al compartir uno de sus cigarrillos caros? Dos cosas: La primera, si lo rechazaba era darse cuenta de que aquella chica simplemente no sabía de lo que se perdía y segundo, podría conocer a alguien con gusto que con la que posiblemente podría llevarse bien.
Con el cuello tenso y los hombros adoloridos por el vuelo, Walker miró la altura de aquella construcción, no era mucho; pero sí algo significativo si se trata de subir una maleta llena hasta el piso donde se suponía iba a vivir de ahora en adelante, se mordió ligeramente los labios, si quería subir tendría que llevar la guitarra o todas sus pertenencias; era algo completo que no podía dejar que cualquier persona le ayudase con algo tan peculiar, nuevamente miró a la joven, como si nada en el mundo pasara, todo estaba en su cabeza – Dos pisos ¿Dices? … será divertido – Dijo sin nada de gracia, con aquella voz madura y seca que iba bien con aquella fachada que tenía – Sé que es raro; pero podrías sujetar mi … guitarra mientras yo llevo esto – Y dudó, dudó bastante, quien diría que la chica sería cuidadosa con el objeto más preciado que Andrew tenía en ese momento.
Andrew Walker- Ocupación : Músico
Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Edad : 27
Re: Nuevo Comienzo {P. Isabella}
Isabella era naturalmente sociable, la verdad es que estar sola en una ciudad desconocida resultaba increíblemente aburrido. Necesitaba un nuevo compañero de aventuras, y que mejor que un músico que viviría a tan solo unos pocos metros de su apartamento. Aquello pintaba bien, al menos si ignoraba la expresión poco amistosa que la faz del joven no se esforzaba en disfrazar. Sabía que podía ser encantadora si se lo proponía, y aquel sujeto olía a sus cigarros favoritos, aquello sin duda era alguna clase de señal del destino. O una graciosa coincidencia. Fuera como fuera no iba a desperdiciar tremenda oportunidad de hacer un amigo. –Bienvenido a su nuevo hogar-anunció como si se tratara de una auténtica anfitriona, haciendo un gesto de recibimiento con el brazo como si lo invitara a ingresar al antiguo edificio de apartamentos. La construcción era antigua, con ladrillo a la vista y altas puertas de madera estaba bien mantenida considerando que al menos debía cumplir cien años. Las largas escaleras de fino mármol le daban al sitio un toque lujoso que no pegaba del todo con lo demás, pero que hacían que Izzy fantaseara con la vida en su propio castillo. Algo en el desconocido le daba buena espina, y aunque no podía precisar de qué se trataba, solía dejarse guiar por su instinto. Su acento británico confirmó su sospecha respecto al origen de aquel jovencito, había pasado en Londres más de un año, y tenía preciosos recuerdos de ese lugar.
Apenas se encogió de hombros, desestimando su agradecimiento, porque francamente no le parecía gran cosa. –No fue nada- ¿Qué había hecho bien? No entendía del todo porque le agradecía, pero estaba bien así, ¡sobre todo si el premio por ello era una de aquellas delicias! No pudo negarse y metiendo sus delicados dedos dentro de la cajetilla cogió uno, pasándolo cerca de su nariz para olisquear aquel aroma a tabaco que la llenaba de nostalgia. Cerró los ojos y suspiró apenas, el solo hecho de olerlo ya llenaba su cuerpo de aquella curiosa adrenalina. Volvió a mirar al músico entonces, con los ojos brillantes de entusiasmo por el obsequio. –Solía fumarlos cuando estaba en Londres-explicó de buen ánimo llevándose luego el cigarro a la boca, esperando que el otro fuera quien lo encendiera ya que había dejado su encendedor arriba. Una vez lo hizo el sabor inundó su boca, el humo le llenó la garganta hasta que decidió quitarlo de sus labios y exhalar con disfrute. –Probablemente una de las cosas más maravillosas que echo de menos de Inglaterra-afirmó dejando descansar el cigarro entre los dedos índice y anular. El joven no se veía muy cargado, sólo una maleta y una guitarra, se preguntaba si el resto de su equipaje llegaría más tarde, o si quizás tan sólo estaría un breve tiempo en la ciudad.
Su pedido la tomó por sorpresa, pero no dudó en asentir con la cabeza y volver a dejar el cigarro entre sus labios para coger el estuche de cuero negro y colgarlo en su espalda con cuidado, sabía cuál era el valor sentimental que unía a un músico con su instrumento, y no podía estropearlo. Cogió las llaves de su bolsillo y abrió las puertas dobles ingresando primero, guiándolo escaleras arriba. Los pasillos eran increíblemente luminosos gracias a amplios ventanales vidriados, que a medida que subían ofrecían una preciosa vista del parque que se extendía frente a las viviendas de Royal Voice. Ese era uno de los motivos principales por los que se había decidido, por ese piso, además el balcón también ofrecía vista al parque, y el apartamento tenía una excelente dosis de luz natural. Pronto llegaron al segundo piso, con tres apartamentos en cada piso, el último estaba ocupado por una pareja de chicos que pasaban más tiempo fuera que en su propia casa. Isabella sólo los había visto un par de veces, y aunque parecían agradables, era evidente que estaban metidos en su mundo. –Aquí es-mencionó deteniéndose frente a la puerta pintada de blanco con una letra B. –Yo vivo allí-señaló entonces la puerta que se encontraba un poco más allá, mas lejos de las escaleras, que llevaba la letra A. –Así que parece que seremos vecinos-sonrió con simpatía, y devolvió entonces al instrumento al músico. –Isabella Collins, un placer- era momento ya de decirle su nombre, al menos si quería generar algo de confianza entre ellos. Igualmente, no quería abusar y resultar demasiado pegajosa, el pobre acababa de llegar y seguro quería tiempo para instalarse. Dio otra calada al cigarro y torció los labios considerando un momento el asunto. –Intentaré terminar una melodía, pero más tarde seguro pediré algo de cenar, si quieres podemos comer juntos-quizás pareciera un poco atrevida, pero así estaba acostumbrada a manejarse, desesperada por interactuar con otro ser humano después de estar tantos días sola.
Apenas se encogió de hombros, desestimando su agradecimiento, porque francamente no le parecía gran cosa. –No fue nada- ¿Qué había hecho bien? No entendía del todo porque le agradecía, pero estaba bien así, ¡sobre todo si el premio por ello era una de aquellas delicias! No pudo negarse y metiendo sus delicados dedos dentro de la cajetilla cogió uno, pasándolo cerca de su nariz para olisquear aquel aroma a tabaco que la llenaba de nostalgia. Cerró los ojos y suspiró apenas, el solo hecho de olerlo ya llenaba su cuerpo de aquella curiosa adrenalina. Volvió a mirar al músico entonces, con los ojos brillantes de entusiasmo por el obsequio. –Solía fumarlos cuando estaba en Londres-explicó de buen ánimo llevándose luego el cigarro a la boca, esperando que el otro fuera quien lo encendiera ya que había dejado su encendedor arriba. Una vez lo hizo el sabor inundó su boca, el humo le llenó la garganta hasta que decidió quitarlo de sus labios y exhalar con disfrute. –Probablemente una de las cosas más maravillosas que echo de menos de Inglaterra-afirmó dejando descansar el cigarro entre los dedos índice y anular. El joven no se veía muy cargado, sólo una maleta y una guitarra, se preguntaba si el resto de su equipaje llegaría más tarde, o si quizás tan sólo estaría un breve tiempo en la ciudad.
Su pedido la tomó por sorpresa, pero no dudó en asentir con la cabeza y volver a dejar el cigarro entre sus labios para coger el estuche de cuero negro y colgarlo en su espalda con cuidado, sabía cuál era el valor sentimental que unía a un músico con su instrumento, y no podía estropearlo. Cogió las llaves de su bolsillo y abrió las puertas dobles ingresando primero, guiándolo escaleras arriba. Los pasillos eran increíblemente luminosos gracias a amplios ventanales vidriados, que a medida que subían ofrecían una preciosa vista del parque que se extendía frente a las viviendas de Royal Voice. Ese era uno de los motivos principales por los que se había decidido, por ese piso, además el balcón también ofrecía vista al parque, y el apartamento tenía una excelente dosis de luz natural. Pronto llegaron al segundo piso, con tres apartamentos en cada piso, el último estaba ocupado por una pareja de chicos que pasaban más tiempo fuera que en su propia casa. Isabella sólo los había visto un par de veces, y aunque parecían agradables, era evidente que estaban metidos en su mundo. –Aquí es-mencionó deteniéndose frente a la puerta pintada de blanco con una letra B. –Yo vivo allí-señaló entonces la puerta que se encontraba un poco más allá, mas lejos de las escaleras, que llevaba la letra A. –Así que parece que seremos vecinos-sonrió con simpatía, y devolvió entonces al instrumento al músico. –Isabella Collins, un placer- era momento ya de decirle su nombre, al menos si quería generar algo de confianza entre ellos. Igualmente, no quería abusar y resultar demasiado pegajosa, el pobre acababa de llegar y seguro quería tiempo para instalarse. Dio otra calada al cigarro y torció los labios considerando un momento el asunto. –Intentaré terminar una melodía, pero más tarde seguro pediré algo de cenar, si quieres podemos comer juntos-quizás pareciera un poco atrevida, pero así estaba acostumbrada a manejarse, desesperada por interactuar con otro ser humano después de estar tantos días sola.
Isabella Collins- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 15/04/2018
Re: Nuevo Comienzo {P. Isabella}
Una de sus cejas se curvó lentamente, detonando de esa forma curiosidad y al mismo tiempo extrañeza de haber presenciado las palabras de la chica ¿Gustaba de los mismo cigarrillos? ¿Había ido ya Londres? Le cruzó por la cabeza que aquella persona podría ser más interesante de lo que había pensado, pues aún no olvidaba como su voz sonaba tan parecida a la de una vieja amiga con la que ya no tenía contacto ¿Qué sería de ella?. Suspiró muy silenciosamente, pasando aquello por una simple respiración más y, acto seguido desvió la mirada – Pues tienes buen gusto, me agrada – Habló de forma tranquila, suponía que aquellas escaleras no era precisamente el lugar indicado para entablar una charla más profunda sobre los diferentes gustos en tabaco de ambos; pero con gusto, acercó el encendedor que con la pequeña flama dio inicio a la quema. – No lo echo mucho de menos, he estado ahí toda mi vida – Admitió Andrew una vez su guitarra estuvo en manos de la más baja; y finalmente se dejó guiar por pasillos y escaleras, arrastrando y cargando con él la pesada maleta, que no era la única que vendría con él.
Los pasillos, y la estructura general del edificio era realmente mejor de lo que había esperado. Un estilo rústico y realmente algo que no sabría cómo describir, pues quién mierda era experto en interiores, resumido en palabras sencillas: Era mejor de lo que imaginó. Aliviado por eso, se sintió más cómodo y seguro, el único problema era que el elevador aparentemente no servía ¿Cuánto tiempo tendría así? ¿Días, meses, años? Imposible saber. Mientras caminaba, los ojos del joven guitarrista miraron un par de veces a la chica que tenía frente de él, no siento irrespetuoso, admiró su cabello largo y oscuro, al mismo tiempo un perfil fino y facciones femeninas, era gracioso ver como sujetaba el cigarrillo a medio fumar mientras caminaba, la sensación de ser guiado por la soberana del edificio llegó a él.
Walker bajó la maleta pesada de su espalda una vez subieron hasta el segundo piso, 4 series de escaleras debía de subir para llegar a lo que sería su nuevo departamento, no era tan difícil decía él. Suspiró disimulando el dolor de hombros ¿Por qué mierda no había tomado un taxi? Del bolsillo izquierdo de sus pantalones, Andrew sacó una pequeña llave dorada, misma que venía con un código que tenía que introducir para que la misma funcionara, le gustaba que la seguridad del edificio fuera buena. Una vez introdujo la clave y escuchado las palabras de la mujer, introdujo la llave y abrió la puerta, no parecía haber mucho adentro; entonces giró el rostro y miró a la joven interesado por la invitación ¿Era demasiado ingenua o muy amable? – Andrew Walker – Musitó de forma corta, omitiendo su segundo nombre como era de esperarse, extendió la mano en forma de saludo cordial, aunque lo pensó un par de veces, era su costumbre y juego besar el dorso de las manos de las chicas con las que tenía más contacto; pero no parecía el momento para aquello. Pensó de forma más detenida aquella invitación, para Andrew le resultaba muy curioso escuchar a la chica tocar un instrumento, o cantar en defecto – Oh ¿Qué instrumento? … ¿Cantas? – Preguntó ahora un curioso azabache – Quizá podría ayudarte – Esta vez, se sintió más cómodo, suponía que no podía ser una mala persona si le gustaba la música, y sobre todo mirándose tan joven – No suelo aprovecharme de la hospitalidad de las personas ¿Te parece si cocino algo para ti como agradecimiento por ayudarme a llegar? De no ser por ti seguiría sentado en las escaleras – Y esta vez, Andrew sonrió muy suavemente ante el pensamiento de que sin la ayuda de Isabella, posiblemente hubiera pasado la noche bajo el cobijo de un árbol. – Bien señorita Collins ¿Me devolvería mi guitarra? – Preguntó de forma amable y alzando sólo un poco el tono de voz, remarcando su presencia, y una vez la guitarra estuvo en sus manos, agradeció – Hasta más tarde- Se despidió y comenzó a explorar una vez dentro su nuevo departamento.
Entonces, arrastrando la maleta hasta el centro de la estancia, decorada por unos sillones aparentemente cómodos, algunos muebles pequeños, comenzó a pensar ¿Qué será lo que a la chica le gustaría comer? Se encogió de hombros un momento, no le había preguntado; entonces soltó un suspiro mientras examinaba las demás habitaciones. La cocina era amplía al menos, y contaba con lo básico para poder sobrevivir. El comedor, a comparación era pequeño y se juntaba con la estancia a escasos metros de distancia; entonces caminó a lo que parecía sería la habitación principal, misma que contaba con una terraza pequeña en la cual daba una espectacular vista al parque de en frente, y a lo lejos a un parque de diversiones – Nada mal – Murmuró el azabache abriendo las puertas corredizas de la terraza, aún había luz de sol y un fresco aire. La cama era lo suficientemente espaciosa, aunque faltaban muebles y el estilo del que al final viviría ahí; le agradaba el lugar y el ambiente claramente.
Andrew pasó aquella tarde arreglando, limpiando y rastreando las maletas que le hacían falta; al parecer el vuelo donde estas venían se había retrasado por mal tiempo; lo único que le faltaba era que ese mismo avión de correo cayera justo a mitad del océano. Ligeramente estresado, decidió tomar una ducha, el cambio de horario comenzaba a hacer estragos en su reloj biológico. No pudo evitar quedarse dormido sobre la mullida y fresca cama, se sentía tan bien poder dormir después de todo. Lamentablemente, había olvidado el compromiso de aquella noche con su nueva vecina, la interesante y bella : Isabella Collins.
Los pasillos, y la estructura general del edificio era realmente mejor de lo que había esperado. Un estilo rústico y realmente algo que no sabría cómo describir, pues quién mierda era experto en interiores, resumido en palabras sencillas: Era mejor de lo que imaginó. Aliviado por eso, se sintió más cómodo y seguro, el único problema era que el elevador aparentemente no servía ¿Cuánto tiempo tendría así? ¿Días, meses, años? Imposible saber. Mientras caminaba, los ojos del joven guitarrista miraron un par de veces a la chica que tenía frente de él, no siento irrespetuoso, admiró su cabello largo y oscuro, al mismo tiempo un perfil fino y facciones femeninas, era gracioso ver como sujetaba el cigarrillo a medio fumar mientras caminaba, la sensación de ser guiado por la soberana del edificio llegó a él.
Walker bajó la maleta pesada de su espalda una vez subieron hasta el segundo piso, 4 series de escaleras debía de subir para llegar a lo que sería su nuevo departamento, no era tan difícil decía él. Suspiró disimulando el dolor de hombros ¿Por qué mierda no había tomado un taxi? Del bolsillo izquierdo de sus pantalones, Andrew sacó una pequeña llave dorada, misma que venía con un código que tenía que introducir para que la misma funcionara, le gustaba que la seguridad del edificio fuera buena. Una vez introdujo la clave y escuchado las palabras de la mujer, introdujo la llave y abrió la puerta, no parecía haber mucho adentro; entonces giró el rostro y miró a la joven interesado por la invitación ¿Era demasiado ingenua o muy amable? – Andrew Walker – Musitó de forma corta, omitiendo su segundo nombre como era de esperarse, extendió la mano en forma de saludo cordial, aunque lo pensó un par de veces, era su costumbre y juego besar el dorso de las manos de las chicas con las que tenía más contacto; pero no parecía el momento para aquello. Pensó de forma más detenida aquella invitación, para Andrew le resultaba muy curioso escuchar a la chica tocar un instrumento, o cantar en defecto – Oh ¿Qué instrumento? … ¿Cantas? – Preguntó ahora un curioso azabache – Quizá podría ayudarte – Esta vez, se sintió más cómodo, suponía que no podía ser una mala persona si le gustaba la música, y sobre todo mirándose tan joven – No suelo aprovecharme de la hospitalidad de las personas ¿Te parece si cocino algo para ti como agradecimiento por ayudarme a llegar? De no ser por ti seguiría sentado en las escaleras – Y esta vez, Andrew sonrió muy suavemente ante el pensamiento de que sin la ayuda de Isabella, posiblemente hubiera pasado la noche bajo el cobijo de un árbol. – Bien señorita Collins ¿Me devolvería mi guitarra? – Preguntó de forma amable y alzando sólo un poco el tono de voz, remarcando su presencia, y una vez la guitarra estuvo en sus manos, agradeció – Hasta más tarde- Se despidió y comenzó a explorar una vez dentro su nuevo departamento.
Entonces, arrastrando la maleta hasta el centro de la estancia, decorada por unos sillones aparentemente cómodos, algunos muebles pequeños, comenzó a pensar ¿Qué será lo que a la chica le gustaría comer? Se encogió de hombros un momento, no le había preguntado; entonces soltó un suspiro mientras examinaba las demás habitaciones. La cocina era amplía al menos, y contaba con lo básico para poder sobrevivir. El comedor, a comparación era pequeño y se juntaba con la estancia a escasos metros de distancia; entonces caminó a lo que parecía sería la habitación principal, misma que contaba con una terraza pequeña en la cual daba una espectacular vista al parque de en frente, y a lo lejos a un parque de diversiones – Nada mal – Murmuró el azabache abriendo las puertas corredizas de la terraza, aún había luz de sol y un fresco aire. La cama era lo suficientemente espaciosa, aunque faltaban muebles y el estilo del que al final viviría ahí; le agradaba el lugar y el ambiente claramente.
Andrew pasó aquella tarde arreglando, limpiando y rastreando las maletas que le hacían falta; al parecer el vuelo donde estas venían se había retrasado por mal tiempo; lo único que le faltaba era que ese mismo avión de correo cayera justo a mitad del océano. Ligeramente estresado, decidió tomar una ducha, el cambio de horario comenzaba a hacer estragos en su reloj biológico. No pudo evitar quedarse dormido sobre la mullida y fresca cama, se sentía tan bien poder dormir después de todo. Lamentablemente, había olvidado el compromiso de aquella noche con su nueva vecina, la interesante y bella : Isabella Collins.
- Referencia en Tamaño y Aspecto:
- PD:
Aquí te doy la libertad de hacer lo que desees xD Qué le reclame si gustas, incluso que haya visto el código y que entre a ver si sigue vivo (?) Si es que claro quieres más confianza entre ellos, lo que desees.
Las imágenes sólo son como quedaría el departamento en un futuro, imagínalo un poco menos ordenado y claro desatibado pero con el mismo estilo.
Andrew Walker- Ocupación : Músico
Mensajes : 141
Fecha de inscripción : 01/05/2014
Edad : 27
Temas similares
» Un nuevo comienzo (audición libre)
» Isabella Collins
» El comienzo del fin (Priv.)
» [Mansión Courtois] El comienzo (Ash)
» El comienzo de mi historia (libre)
» Isabella Collins
» El comienzo del fin (Priv.)
» [Mansión Courtois] El comienzo (Ash)
» El comienzo de mi historia (libre)
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 5:02 pm por Raum
» El oro que no reluce (Pric. Raum)
Hoy a las 4:45 pm por Raum
» Volviendo a las raíces (priv. Yuli)
Hoy a las 1:36 pm por Antoinette Birdwhistle
» Lawson station24/7 -Tienda de convivencias [Libre]
Hoy a las 12:26 pm por Notus
» Entre consultas (Priv. Notus)
Hoy a las 12:04 pm por Notus
» In nomine Domini... Dissipatas alae [Priv. Yuli]
Ayer a las 7:10 pm por Yuli
» Una botella, dos bocas (Priv.Dante)
Ayer a las 2:58 pm por Dante Rivelli
» Primeros antojos
Ayer a las 1:39 am por Eos Inkblot
» Ratas (Priv. Dante)
Ayer a las 12:44 am por Eos Inkblot