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Bienvenido (Priv. Dante - R18)
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Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Otra noche empezaba en el pub, otro turno que debía cubrir. Saludé al jefe tratando de hacer que su mirada se concentrara en mi rostro y no en mis muslos, como siempre. De forma instintiva trate de estirar la parte inferior del vestido, la cual sólo cubría el primer tercio de mis muslos, ¿por qué sólo las mujeres debíamos utilizar el maldito uniforme?, cómo sea…a pesar de seguir odiando mi cuerpo, este aún servía para ganar dinero y divertirme en el proceso. Al menos lo que salía de la boca del viejo eran buenas noticias, había encontrado a un reemplazo para la chica que llevaba ya cuatro días sin presentarse, sin siquiera dar explicaciones al respecto.
Hasta el momento el local se encontraba casi vacío, pero era viernes y en cualquier momento el lugar iba a estar repleto, otra persona iba a resultar de mucha ayuda.
-Gracias viejo..- le di unas palmadita en los hombros con ánimos de alejarlo, al menos podía darme esa libertad con el mayor. – Por favor, dígame que no es otra mujer…hemos tenido problemas con las últimas tres. – Lo miré esbozando sin darme cuenta un puchero, pero era verdad, las últimas niñas que habían intentado trabajar con nosotros no eran capaces de superar la primera semana, algunas eran torpes, otras olvidadizas y se sentían intimidadas con facilidad.
Es verdad, algunos clientes eran bastante difíciles, como el hombre que visualizaba con disimulo, llevaba exactamente diez días frecuentando el bar y su resistencia al alcohol parecía un chiste, al tercer vaso ya se notaba que estaba ebrio. El maldito había intentado ya dos veces ligar conmigo, pero…ugh…simplemente no es mi tipo, tratando de acercarse a mi de forma empalagosa llegando a lo cargante era un definitivo NO de mi parte. Luego de servirle su segundo vaso y evitar el contacto visual mientras el sujeto mostraba una mueca extraña, preparaba la cuenta regresiva para el espectáculo.
Sentí como el vocalista de la banda invitada manipulaba el micrófono para iniciar su presentación y al escuchar los primeros acordes de la canción sentí como un escalofríos recorría de forma exquisita mi cuerpo, haciendo que me estremeciera visiblemente, amaba esa canción y mi cuerpo no tardo en seguir el ritmo, mientras limpiaba la barra para pasar el rato y esperaba al reemplazo.
Hasta el momento el local se encontraba casi vacío, pero era viernes y en cualquier momento el lugar iba a estar repleto, otra persona iba a resultar de mucha ayuda.
-Gracias viejo..- le di unas palmadita en los hombros con ánimos de alejarlo, al menos podía darme esa libertad con el mayor. – Por favor, dígame que no es otra mujer…hemos tenido problemas con las últimas tres. – Lo miré esbozando sin darme cuenta un puchero, pero era verdad, las últimas niñas que habían intentado trabajar con nosotros no eran capaces de superar la primera semana, algunas eran torpes, otras olvidadizas y se sentían intimidadas con facilidad.
Es verdad, algunos clientes eran bastante difíciles, como el hombre que visualizaba con disimulo, llevaba exactamente diez días frecuentando el bar y su resistencia al alcohol parecía un chiste, al tercer vaso ya se notaba que estaba ebrio. El maldito había intentado ya dos veces ligar conmigo, pero…ugh…simplemente no es mi tipo, tratando de acercarse a mi de forma empalagosa llegando a lo cargante era un definitivo NO de mi parte. Luego de servirle su segundo vaso y evitar el contacto visual mientras el sujeto mostraba una mueca extraña, preparaba la cuenta regresiva para el espectáculo.
Sentí como el vocalista de la banda invitada manipulaba el micrófono para iniciar su presentación y al escuchar los primeros acordes de la canción sentí como un escalofríos recorría de forma exquisita mi cuerpo, haciendo que me estremeciera visiblemente, amaba esa canción y mi cuerpo no tardo en seguir el ritmo, mientras limpiaba la barra para pasar el rato y esperaba al reemplazo.
- Música:
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 07/01/2018
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Después de una merecida semana de descanso volví a las pistas de los bares. Ya llevaba un par de años en la ciudad y la verdad es que todo estaba saliendo bastante bien, al menos más de lo que al principio esperaba. Mi identidad como Dante Rivelli estaba intacta y podía gozar de una buena vida. La verdad es que aún me quedaba dinero suficiente como para no trabajar por otros dos años probablemente, pero me aburría demasiado en casa. Supongo que de alguna forma me había acostumbrado al ambiente del bar.
Dejé el anterior trabajo por asuntos personales. El lugar me recordaba demasiado a otras personas que no quería recordar y terminé detestándolo. Por ello es que me tomé mis vacaciones y ahora, sin mucha dificultad había logrado encontrar un nuevo puesto, aunque solo era de reemplazo por el momento.
"Buenas, soy Dante Rivelli. Comenzaré como bartender a partir de hoy. Muchas gracias por la oportunidad." Me presenté con el viejo que era, hasta donde entendía, el dueño del local. Al comienzo no le había hecho mucha gracia el asunto del tatuaje en mi rostro, pero ordenando un poco mi cabello hacia atrás y vistiendo un uniforme mi imagen personal mejoraba bastante y eso hizo que reconsiderara la opción de contratarme. A mi favor tenía una buena experiencia en el área.
El viejo me llevó entonces a la barra, ahí pude ver que se encontraba la única chica contratada del lugar limpiando al ritmo de la música. Generalmente son las chicas más voluptuosas y maduras las que me llaman la atención, pero no puedo negar que me quedé embobado mirándola por un rato, hasta que el viejo atinó a presentarnos.
"Hola, soy Dante, mucho gusto." Dije ofreciéndole la mano. ¿Era yo o ella olía endemoniadamente bien? Casi me daban ganas de acercarme a olisquearla descaradamente, pero supongo que eso sería raro.
"Espero que nos llevemos bien y ser de ayuda~ Procuraré no darte demasiados problemas~ " Le di una sonrisa de medio lado que con solo una pequeña chispa coqueta. Me quedé mirándola fijamente a los ojos por un momento y luego recordé que a veces la heterocromía de mis ojos podía intimidar a los demás.
Dejé el anterior trabajo por asuntos personales. El lugar me recordaba demasiado a otras personas que no quería recordar y terminé detestándolo. Por ello es que me tomé mis vacaciones y ahora, sin mucha dificultad había logrado encontrar un nuevo puesto, aunque solo era de reemplazo por el momento.
"Buenas, soy Dante Rivelli. Comenzaré como bartender a partir de hoy. Muchas gracias por la oportunidad." Me presenté con el viejo que era, hasta donde entendía, el dueño del local. Al comienzo no le había hecho mucha gracia el asunto del tatuaje en mi rostro, pero ordenando un poco mi cabello hacia atrás y vistiendo un uniforme mi imagen personal mejoraba bastante y eso hizo que reconsiderara la opción de contratarme. A mi favor tenía una buena experiencia en el área.
- Uniforme:
El viejo me llevó entonces a la barra, ahí pude ver que se encontraba la única chica contratada del lugar limpiando al ritmo de la música. Generalmente son las chicas más voluptuosas y maduras las que me llaman la atención, pero no puedo negar que me quedé embobado mirándola por un rato, hasta que el viejo atinó a presentarnos.
"Hola, soy Dante, mucho gusto." Dije ofreciéndole la mano. ¿Era yo o ella olía endemoniadamente bien? Casi me daban ganas de acercarme a olisquearla descaradamente, pero supongo que eso sería raro.
"Espero que nos llevemos bien y ser de ayuda~ Procuraré no darte demasiados problemas~ " Le di una sonrisa de medio lado que con solo una pequeña chispa coqueta. Me quedé mirándola fijamente a los ojos por un momento y luego recordé que a veces la heterocromía de mis ojos podía intimidar a los demás.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 1020
Fecha de inscripción : 15/03/2012
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
La canción iba a llegar a mi parte favorita mientras que de forma espontánea un aroma inusual y bastante placentero actuaba de forma hipnotizante en mí, ni siquiera había notado que el viejo se encontraba a mi lado hasta que posó una de sus manos en mi hombro haciéndome saltar de la sorpresa.
-¡Jefe! ¿Por qué me-..- antes de que pudiera continuar con mi queja apunto con su mentón hacia un extraño uniformado, debía ser el reemplazo, sonreí de inmediato, aliviada por su llegada y acepté el gesto sin dudarlo - Dalilah, el gusto es mío- Extrañamente mientras más cerca se encontraba Dante el aroma que envolvía el ambiente se hacía más intenso, ¿acaso provenía de él?
-También espero que nos llevemos bien y por supuesto que serás de ayuda! Los viernes son de locos por acá y últimamente no hemos tenido mucha ayuda- Vaya, vaya, apenas media sonrisa demostraba tanta picardía ¿tenemos a playboy por aquí?, había que aceptarlo, el chico tenía un encanto natural.
Sólo me di cuenta de que la canción había terminado cuando la iluminación del local volvió a estar fija y me pude notar su intensa mirada sobre mí, ¿tendré algo extraño en la cara?, que yo recuerde me había preocupado de maquillarme luego del turno en el laboratorio. Cuando la iluminación del bar volvió en un cien por ciento note lo especial que eran sus ojos y antes de que pudiera apartar la mirada tome con delicadeza su rostro y me acerqué para observarlo mejor. –Heterocromía – mi voz salió con la intención de un susurro, estaba segura de que mi rostro solo reflejaba asombro, pesar de haberlo estudiado en la universidad nunca lo había visto en persona, desde la distancia en la que me encontraba pude apreciar de mejor forma su rostro, delineé con cuidado el curioso tatuaje posicionado bajo su ojo izquierdo, se veía bastante bien a mi gusto. Me demoré unos momentos pero finalmente caí en cuenta de mi actitud y me alejé, sin poder hacerlo de forma brusca, mientras maldecía mi curiosidad.
No quise disculparme por el acto, sentí que ver aquellos ojos desde más cerca había valido la pena, decidí que cambiar el tema podía ser una buena opción.
-Dante, el viejo no me ha dicho nada sobre ti, ¿tienes experiencia en esto? ¿Alguna especialidad? –De cierta forma era divertido ver que ahora los hombres también debían llevar uniforme. A pesar de conocía perfectamente la razón por la que mi uniforme era mucho más provocador que el suyo sentí una leve envidia.
-¡Jefe! ¿Por qué me-..- antes de que pudiera continuar con mi queja apunto con su mentón hacia un extraño uniformado, debía ser el reemplazo, sonreí de inmediato, aliviada por su llegada y acepté el gesto sin dudarlo - Dalilah, el gusto es mío- Extrañamente mientras más cerca se encontraba Dante el aroma que envolvía el ambiente se hacía más intenso, ¿acaso provenía de él?
-También espero que nos llevemos bien y por supuesto que serás de ayuda! Los viernes son de locos por acá y últimamente no hemos tenido mucha ayuda- Vaya, vaya, apenas media sonrisa demostraba tanta picardía ¿tenemos a playboy por aquí?, había que aceptarlo, el chico tenía un encanto natural.
Sólo me di cuenta de que la canción había terminado cuando la iluminación del local volvió a estar fija y me pude notar su intensa mirada sobre mí, ¿tendré algo extraño en la cara?, que yo recuerde me había preocupado de maquillarme luego del turno en el laboratorio. Cuando la iluminación del bar volvió en un cien por ciento note lo especial que eran sus ojos y antes de que pudiera apartar la mirada tome con delicadeza su rostro y me acerqué para observarlo mejor. –Heterocromía – mi voz salió con la intención de un susurro, estaba segura de que mi rostro solo reflejaba asombro, pesar de haberlo estudiado en la universidad nunca lo había visto en persona, desde la distancia en la que me encontraba pude apreciar de mejor forma su rostro, delineé con cuidado el curioso tatuaje posicionado bajo su ojo izquierdo, se veía bastante bien a mi gusto. Me demoré unos momentos pero finalmente caí en cuenta de mi actitud y me alejé, sin poder hacerlo de forma brusca, mientras maldecía mi curiosidad.
No quise disculparme por el acto, sentí que ver aquellos ojos desde más cerca había valido la pena, decidí que cambiar el tema podía ser una buena opción.
-Dante, el viejo no me ha dicho nada sobre ti, ¿tienes experiencia en esto? ¿Alguna especialidad? –De cierta forma era divertido ver que ahora los hombres también debían llevar uniforme. A pesar de conocía perfectamente la razón por la que mi uniforme era mucho más provocador que el suyo sentí una leve envidia.
- Spoiler:
Lo siento, olvide adjuntar su uniformeU
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 07/01/2018
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Cuando sus manos tocaron mi rostro sentí un escalofrío que me recorrió la espalda, pero fue de esos escalofríos ricos. Se quedó mirándome fijo, estudiando mi rostro con más interés del que la gente normal me solía mirar.
No me sentí incómodo por su mirada, sino por como la poca gente cerca de la barra nos miró. Igual apuesto a que los idiotas morían de envidia por ser tocados por esas manos.
La chica se alejó con completa naturalidad de mí, y yo quedé medio con ganas de más, pero hey, tampoco iba a ser tan atrevido de buenas a primeras, de hecho solía no ligar con gente de mi trabajo porque bueno... podía volverse problemático, pero joder, ahora mismo la curiosidad me picaba por mil y sentirme tan atraído a una chica de buenas a primeras era algo muy inusual para mí.
" Ehh, experiencia sí. He trabajado en varios bares de la ciudad y nunca me han hechado eh, soy yo el que se va. Pero llevo más de un año en este mundillo así que supongo que un novato no soy. Si tuviera que decir alguna especialidad... pues diría que son mis manos~" Bromié con un sutil doble sentido, sin querer ser ofensivo. "Hehe. Preparar tragos con destilados es lo mio, me quedan muy buenos, especialmente los mojitos." Sonreí bastante seguro de mi mismo, poniendo las manos en mis caderas.
"Pero bueno dime tú con qué quieres que te ayude. Soy versátil." Sonreí más amplio, algo travieso, pero enserio tampoco tenía las ganas de aparentar ser algo que no soy. Por lo general me suelo llevar bien con mis compañeros de trabajo por ser simplemente honesto y directo. So, esta no sería la excepción.
No me sentí incómodo por su mirada, sino por como la poca gente cerca de la barra nos miró. Igual apuesto a que los idiotas morían de envidia por ser tocados por esas manos.
La chica se alejó con completa naturalidad de mí, y yo quedé medio con ganas de más, pero hey, tampoco iba a ser tan atrevido de buenas a primeras, de hecho solía no ligar con gente de mi trabajo porque bueno... podía volverse problemático, pero joder, ahora mismo la curiosidad me picaba por mil y sentirme tan atraído a una chica de buenas a primeras era algo muy inusual para mí.
" Ehh, experiencia sí. He trabajado en varios bares de la ciudad y nunca me han hechado eh, soy yo el que se va. Pero llevo más de un año en este mundillo así que supongo que un novato no soy. Si tuviera que decir alguna especialidad... pues diría que son mis manos~" Bromié con un sutil doble sentido, sin querer ser ofensivo. "Hehe. Preparar tragos con destilados es lo mio, me quedan muy buenos, especialmente los mojitos." Sonreí bastante seguro de mi mismo, poniendo las manos en mis caderas.
"Pero bueno dime tú con qué quieres que te ayude. Soy versátil." Sonreí más amplio, algo travieso, pero enserio tampoco tenía las ganas de aparentar ser algo que no soy. Por lo general me suelo llevar bien con mis compañeros de trabajo por ser simplemente honesto y directo. So, esta no sería la excepción.
- Spoiler:
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 1020
Fecha de inscripción : 15/03/2012
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
La naturalidad y honestidad de este hombre valían oro, no pude evitar reír ante la espontaneidad con la que mencionaba su especialidad.
-Chico guapo con manos hábiles- reí de forma juguetona mientras le daba palmaditas en la espalda – Al fin llamaremos la atención de las damas, aunque sea por un momento, con mayor razón si te manejas con los destilados – Sin querer sonar sentimental para mí misma, esperaba que el chico no fuese a huir pronto del lugar, parecía que por su actitud podría alegrar el ambiente de una vez por todas.
A pesar de ya haberme alejado mis manos rogaban reanudar el contacto, aún no podía acostumbrarme a su aroma que, de forma placentera me invitaba a acercarme nuevamente, pero estoy en el trabajo, necesito concentrarme, “se supone que ya no soy adolescente” me repetía una y otra vez mientras trataba de buscar una respuesta lógica a la atracción tan inminente. No podía seguir ignorando a mis clientes, así que continué la conversación camino a la barra mientras sin mirarlo le hacía una seña para que me acompañara.
-Tranquilo, sólo quería saber si necesitabas que te enseñara a preparar algún trago, mientras disfrutes el trabajo y lo realices de forma correcta serás de suficiente ayuda - No me molesté en apartar la mirada de su rostro mientras hablaba, sus ojos aún me llamaban mucho la atención.
El mismo cliente que llevaba media hora sentado en la barra y su segunda cerveza pidió otra y además un cenicero para poder fumar su cigarrillo, ¿era mi idea o me miraba algo molesto?, bueno, preferí ignorarlo mientras iba a buscar lo que me había pedido. Qué lástima, el aroma del cigarrillo se mezclaría con el que ya había inundado el ambiente.
Serví la cerveza de forma pulcra, al cliente no le gustaba la espuma, con el tiempo ya te acostumbras a sus gustos y realmente quería que valoraran mi trabajo y volvieran al local, perder clientes nunca es bueno. Limpié su lugar y puse el nuevo vaso junto con el cenicero a un lado, pero antes de soltarlo el sujeto tomo mi mano y me acercó de forma brusca a él -¿Tienes fuego, Cariño?- preguntó en un susurro alcoholizado y desagradable, aparte su mano de forma firme, ¿no tienes una forma menos desagradable de pedirlo?
-Fuego sí, amor no queda- no me molesté en ver su reacción, saqué un encendedor del bolsillo de mi blusa y se lo ofrecí. El hombre puso el cigarrillo en sus labios y cerró sus ojos, esperando a que lo encendiera por él.
Alcé una ceja extrañada…¿En serio?, sólo atiné a dejarle el encendedor en la mesa, me aseguré de que el resto de clientes estuvieran satisfechos y me dirigí a Dante de nuevo.
-¿Tienes algún duda?- La sonrisa que le dirigí fue sincera, pero algo cansada, cada día el hombre salía con un show nuevo y ya me estaba poniendo chispita con él.
-Chico guapo con manos hábiles- reí de forma juguetona mientras le daba palmaditas en la espalda – Al fin llamaremos la atención de las damas, aunque sea por un momento, con mayor razón si te manejas con los destilados – Sin querer sonar sentimental para mí misma, esperaba que el chico no fuese a huir pronto del lugar, parecía que por su actitud podría alegrar el ambiente de una vez por todas.
A pesar de ya haberme alejado mis manos rogaban reanudar el contacto, aún no podía acostumbrarme a su aroma que, de forma placentera me invitaba a acercarme nuevamente, pero estoy en el trabajo, necesito concentrarme, “se supone que ya no soy adolescente” me repetía una y otra vez mientras trataba de buscar una respuesta lógica a la atracción tan inminente. No podía seguir ignorando a mis clientes, así que continué la conversación camino a la barra mientras sin mirarlo le hacía una seña para que me acompañara.
-Tranquilo, sólo quería saber si necesitabas que te enseñara a preparar algún trago, mientras disfrutes el trabajo y lo realices de forma correcta serás de suficiente ayuda - No me molesté en apartar la mirada de su rostro mientras hablaba, sus ojos aún me llamaban mucho la atención.
El mismo cliente que llevaba media hora sentado en la barra y su segunda cerveza pidió otra y además un cenicero para poder fumar su cigarrillo, ¿era mi idea o me miraba algo molesto?, bueno, preferí ignorarlo mientras iba a buscar lo que me había pedido. Qué lástima, el aroma del cigarrillo se mezclaría con el que ya había inundado el ambiente.
Serví la cerveza de forma pulcra, al cliente no le gustaba la espuma, con el tiempo ya te acostumbras a sus gustos y realmente quería que valoraran mi trabajo y volvieran al local, perder clientes nunca es bueno. Limpié su lugar y puse el nuevo vaso junto con el cenicero a un lado, pero antes de soltarlo el sujeto tomo mi mano y me acercó de forma brusca a él -¿Tienes fuego, Cariño?- preguntó en un susurro alcoholizado y desagradable, aparte su mano de forma firme, ¿no tienes una forma menos desagradable de pedirlo?
-Fuego sí, amor no queda- no me molesté en ver su reacción, saqué un encendedor del bolsillo de mi blusa y se lo ofrecí. El hombre puso el cigarrillo en sus labios y cerró sus ojos, esperando a que lo encendiera por él.
Alcé una ceja extrañada…¿En serio?, sólo atiné a dejarle el encendedor en la mesa, me aseguré de que el resto de clientes estuvieran satisfechos y me dirigí a Dante de nuevo.
-¿Tienes algún duda?- La sonrisa que le dirigí fue sincera, pero algo cansada, cada día el hombre salía con un show nuevo y ya me estaba poniendo chispita con él.
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 07/01/2018
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Good, la chica no se tomaba a mal los comentarios juguetones que se me escapaban y eso me hacía sentir bien a gusto y es que bueno, era agradable no tener que coserme el hocico para trabajar y tener algo de libertad para juguetear con esa clase de bromas, sin pensar en llegar a ofender o desagradar a la que sería a partir de hoy mi compañera.
Después de su seña la seguí derechito a la barra y le di un vistazo a todo, donde estaban los vasos, los tragos, el hielo, el jugo de limón, todo aquello que normalmente cambiaba entre un local y otro. Se notaba que una chica estaba a cargo porque el orden era no solo bueno, sino también estratégico.
Aunque no había mucha gente, poco a poco ya comenzaba a llegar más clientela y los pedidos no se hacian esperar.
"Dos margaritas por favor." Me pidió una mujer de unos 40 años acompañada de otra un tanto más joven.
"Por supuesto~ " Dije con el mismo tono juguetón de antes, pero con una seguridad y galantería que solía ser mi perfil general como bartender. Intentaría molestar lo menos posible a mi superior en esta primera ronda~
Saqué los vasos y les puse la sal en el borde, luego tomé el jugo de limón el tequila y un poco de agua para hacer la mezcla, ni muy suave ni muy matador. Mientras hacía eso noté que el tipo sentado al otro lado tomaba de forma bruta a mi compañera y eso me hizo fruncir un poco el ceño. Eso no se hace, man.
Me quedé atento, pero disimulando, no quería empeorar las cosas y solo me involucraría si el tipo se sobrepasaba y Dalilah no podía con la situación, cosa que en verdad llegaba a dudar que pasara. Vamos, la chica estaba sola arreglándoselas antes de que yo llegara, no iba a llegar en son de caballero blanco porque bueno, soy cualquier cosa menos eso.
Serví los margaritas y les dije "Espero que les guste y si no, me avisan y lo arreglamos." Les guiñé el ojo y luego me moví de forma casual hacia Dalilah.
"Sí, dos dudas." Le respondí una vez ella también se acercó a mí. "¿Dónde dejan las botellas vacías? y..." Me incliné un poco para susurrar en su oído. " ¿Qué hago cuando alguien en la barra me cabree lo suficiente?" Mi voz sonó un poquito más profunda, más seria y con algo de malicia, pero solo fue un reflejo de mi molestia. Era honesto incluso con eso.
Sentí el aroma de la chica mucho más fuerte ahora que le estaba susurrando al oído y sentí un cosquilleo peligroso recorrerme la espalda. Joder, enserio, ahora no solo tenía ganas de hundirme en su cuello para olisquearla, sino de paso dar una mordida por aquí y por allá, como si su aroma fuese algo que me abriese el apetito.
"Ah, dear, nada que ver, pero ¿Ocupas algún perfume en particular? Es que...s cn todo respeto, hueles muy rico." Le dije ya separándome de ella, pasando por delante para ir a lavar la coctelera que llevaba en las manos.
Después de su seña la seguí derechito a la barra y le di un vistazo a todo, donde estaban los vasos, los tragos, el hielo, el jugo de limón, todo aquello que normalmente cambiaba entre un local y otro. Se notaba que una chica estaba a cargo porque el orden era no solo bueno, sino también estratégico.
Aunque no había mucha gente, poco a poco ya comenzaba a llegar más clientela y los pedidos no se hacian esperar.
"Dos margaritas por favor." Me pidió una mujer de unos 40 años acompañada de otra un tanto más joven.
"Por supuesto~ " Dije con el mismo tono juguetón de antes, pero con una seguridad y galantería que solía ser mi perfil general como bartender. Intentaría molestar lo menos posible a mi superior en esta primera ronda~
Saqué los vasos y les puse la sal en el borde, luego tomé el jugo de limón el tequila y un poco de agua para hacer la mezcla, ni muy suave ni muy matador. Mientras hacía eso noté que el tipo sentado al otro lado tomaba de forma bruta a mi compañera y eso me hizo fruncir un poco el ceño. Eso no se hace, man.
Me quedé atento, pero disimulando, no quería empeorar las cosas y solo me involucraría si el tipo se sobrepasaba y Dalilah no podía con la situación, cosa que en verdad llegaba a dudar que pasara. Vamos, la chica estaba sola arreglándoselas antes de que yo llegara, no iba a llegar en son de caballero blanco porque bueno, soy cualquier cosa menos eso.
Serví los margaritas y les dije "Espero que les guste y si no, me avisan y lo arreglamos." Les guiñé el ojo y luego me moví de forma casual hacia Dalilah.
"Sí, dos dudas." Le respondí una vez ella también se acercó a mí. "¿Dónde dejan las botellas vacías? y..." Me incliné un poco para susurrar en su oído. " ¿Qué hago cuando alguien en la barra me cabree lo suficiente?" Mi voz sonó un poquito más profunda, más seria y con algo de malicia, pero solo fue un reflejo de mi molestia. Era honesto incluso con eso.
Sentí el aroma de la chica mucho más fuerte ahora que le estaba susurrando al oído y sentí un cosquilleo peligroso recorrerme la espalda. Joder, enserio, ahora no solo tenía ganas de hundirme en su cuello para olisquearla, sino de paso dar una mordida por aquí y por allá, como si su aroma fuese algo que me abriese el apetito.
"Ah, dear, nada que ver, pero ¿Ocupas algún perfume en particular? Es que...s cn todo respeto, hueles muy rico." Le dije ya separándome de ella, pasando por delante para ir a lavar la coctelera que llevaba en las manos.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 1020
Fecha de inscripción : 15/03/2012
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Sonreí conforme al ver de reojo la expresión de las clientas mientras probaban su trago, Dante estaba haciendo un buen trabajo, pero no se lo diría hasta que finalizara la jornada. Mi expresión cambio de forma rotunda cuando mencionó las botellas vacías, estas se dejaban en unos recipientes ubicados justamente donde hoy estaba sentado el jodido cliente, trate de disimular mi resignación mientras lo guiaba hasta el lugar, evitando la mirada del tipo al llegar.
Di un pequeño salto quedando apoyada en la barra, dándole la espalda al cliente, aunque eso no era lo que me tenía preocupada, si no la repentina cercanía que me había tomado por sorpresa. No es que quisiera quejarme pero a esta distancia su aroma se intensificaba a tal extremo que podía sentirme abrazada por él, mi cuerpo por inercia quiso acercarse.
-¿eh? espera, ¿quién te está cabreando?- fruncí el ceño y dirigí la mirada hacia sus clientas, pero se veían tan felices con su atención que no podía ser la opción, segundos más tarde comprendí a qué se refería realmente, no pude evitar dejar escapar una pequeña risa –Lo siento, tengo un hermano menor, es la costumbre- no había notado lo tenso que estaba mi cuerpo hasta que estuve relajada por completo. Nuevamente sin pensarlo me acomodé y acaricié su mejilla, ¿Qué perfume usa este hombre? Empiezo a sentir ganas de hacer cosas indecentes…
Intenté concentrarme en acariciarle la mejilla en vez de estar pendiente de su aroma y proseguí –Pues, lamentablemente, no importa cuanto te cabree el cliente, siempre hay que tratarles con respeto hasta que abandonen el lugar y ya no tengas puesto el uniforme, pero...-
Descolocada por la última pregunta me quede viendo como se alejaba… ¿De qué estaba hablando? El único aroma que se sentía en el lugar era el suyo, era yo la que debería estar preguntándolo.
Antes de que pudiera pensar en seguirlo sentí como con rabia tomaban mi mano y la quemaban con algo, todo se volvió blanco. El dolor no tardo en llegar, subiendo por los nervios de mi brazo y repartiéndose por el resto del cuerpo a través de la médula espinal. Hice lo posible por ahogar el grito de dolor, no quería hacer público el espectáculo.
Me giré lo más rápido que mis piernas me dejaron y apoyé mi torso en la barra, ya había empezado a tambalear. Vi la satisfacción en el rostro del maldito y a pesar de no poder escucharlo por el volumen de la música de fondo su boca modulo de manera perfecta “te pasa por darme la espalda”, aún mantenía presionado el cigarrillo en el dorso de mi mano.
-Hijo de puta…- dije entre dientes, mi voz ya sonaba algo gutural –hnng…-tome aire, empezaba a brotar mi mayor defecto; la sensación de dolor se transformó rápidamente en placer y mi cuerpo entero tembló mientras juntaba mis piernas. Pronto mi esencia se haría más intensa y llamaría la atención de los demonios alrededor.
Mi temperatura corporal bajó de golpe, la presión que ejercía sobre el cigarrillo ya no era suficiente para causarme dolor, necesitaba más, más, más. Me vi a mi misma presionando la mano del hombre contra la mía, su grito hacía obvio el hecho de que él también se estaba quemando, reí descaradamente –Esto te pasa por meterte con un demonio, imbécil. – me cubrí la boca con fuerza para que no pudieran escuchar mis gemidos a causa del dolor, el cual cada vez era más placentero.
La divertida expresión de pánico de su rostro era la señal de que la transformación ya había comenzado, mis uñas ya se habían teñido de negro, mi cabello seguía manteniendo su largo, solo mis ojos y colmillos debieron vieron haber cambiado. El tipo trataba de zafarse de forma desesperada de mí y esperando a que no volviera a aparecerse por el lugar lo dejé ir, tres cervezas no iba a acabar con la economía.
Me deslicé por la barra hasta quedar sentada en el piso y miré a mi compañero, aún sonriendo -Pero siempre está la opción de seguirles el juego, están ebrios, nadie va a creerles. –
Di un pequeño salto quedando apoyada en la barra, dándole la espalda al cliente, aunque eso no era lo que me tenía preocupada, si no la repentina cercanía que me había tomado por sorpresa. No es que quisiera quejarme pero a esta distancia su aroma se intensificaba a tal extremo que podía sentirme abrazada por él, mi cuerpo por inercia quiso acercarse.
-¿eh? espera, ¿quién te está cabreando?- fruncí el ceño y dirigí la mirada hacia sus clientas, pero se veían tan felices con su atención que no podía ser la opción, segundos más tarde comprendí a qué se refería realmente, no pude evitar dejar escapar una pequeña risa –Lo siento, tengo un hermano menor, es la costumbre- no había notado lo tenso que estaba mi cuerpo hasta que estuve relajada por completo. Nuevamente sin pensarlo me acomodé y acaricié su mejilla, ¿Qué perfume usa este hombre? Empiezo a sentir ganas de hacer cosas indecentes…
Intenté concentrarme en acariciarle la mejilla en vez de estar pendiente de su aroma y proseguí –Pues, lamentablemente, no importa cuanto te cabree el cliente, siempre hay que tratarles con respeto hasta que abandonen el lugar y ya no tengas puesto el uniforme, pero...-
Descolocada por la última pregunta me quede viendo como se alejaba… ¿De qué estaba hablando? El único aroma que se sentía en el lugar era el suyo, era yo la que debería estar preguntándolo.
Antes de que pudiera pensar en seguirlo sentí como con rabia tomaban mi mano y la quemaban con algo, todo se volvió blanco. El dolor no tardo en llegar, subiendo por los nervios de mi brazo y repartiéndose por el resto del cuerpo a través de la médula espinal. Hice lo posible por ahogar el grito de dolor, no quería hacer público el espectáculo.
Me giré lo más rápido que mis piernas me dejaron y apoyé mi torso en la barra, ya había empezado a tambalear. Vi la satisfacción en el rostro del maldito y a pesar de no poder escucharlo por el volumen de la música de fondo su boca modulo de manera perfecta “te pasa por darme la espalda”, aún mantenía presionado el cigarrillo en el dorso de mi mano.
-Hijo de puta…- dije entre dientes, mi voz ya sonaba algo gutural –hnng…-tome aire, empezaba a brotar mi mayor defecto; la sensación de dolor se transformó rápidamente en placer y mi cuerpo entero tembló mientras juntaba mis piernas. Pronto mi esencia se haría más intensa y llamaría la atención de los demonios alrededor.
Mi temperatura corporal bajó de golpe, la presión que ejercía sobre el cigarrillo ya no era suficiente para causarme dolor, necesitaba más, más, más. Me vi a mi misma presionando la mano del hombre contra la mía, su grito hacía obvio el hecho de que él también se estaba quemando, reí descaradamente –Esto te pasa por meterte con un demonio, imbécil. – me cubrí la boca con fuerza para que no pudieran escuchar mis gemidos a causa del dolor, el cual cada vez era más placentero.
La divertida expresión de pánico de su rostro era la señal de que la transformación ya había comenzado, mis uñas ya se habían teñido de negro, mi cabello seguía manteniendo su largo, solo mis ojos y colmillos debieron vieron haber cambiado. El tipo trataba de zafarse de forma desesperada de mí y esperando a que no volviera a aparecerse por el lugar lo dejé ir, tres cervezas no iba a acabar con la economía.
- Spoiler:
Lo único que mantiene de su forma humana es el largo de su cabello
Me deslicé por la barra hasta quedar sentada en el piso y miré a mi compañero, aún sonriendo -Pero siempre está la opción de seguirles el juego, están ebrios, nadie va a creerles. –
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
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Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Por un momento creí que la había asustado al acercarme de esa forma, pero no hubo rechazo ni mala cara por su parte, quizás solo la tomé por sorpresa y ya.
Me reí ante su respuesta simple, pero concisa. Así que tenía que ser pacientes hasta salir del turno para poder agarrarme a puñetazos con quién llegara a tocarme los huevos. Well, fine with me.
Dejé las botellas vacías donde ella me indicó y después de mi pregunta sobre su perfume me alejé para lavar la coctelera jurando que Dalilah me seguiría para continuar la conversación, pero no fue así. Entonces me voltié intrigado y noté que el mismo sujeto desagradable de antes la tenía tomada de la mano.
No, wait... No era solo eso ¿verdad? Mis ojos disernían perfectamente como le estaba "apagando" un cigarrillo en la mano a Dalilah ¿El muy mal nacido se había atrevido a quemarla?
Dejé de lado lo que hacía y olvidandome de la charla sobre tolerancia de recién fui en dirección a mi compañera, dispuesto a sacar al puto de la barra con uno o dos dientes menos, pero después de unos dos o tres pasos mi cuerpo se congeló. De un momento a otro el aroma rico que sentía que venía de Dalilah se intensificó como si hubiesen puesto un ambiental de la misma fragancia.
Tuve que llevarme una mano a la nariz porque sentía que la cabeza comenzaba a darme vueltas y el cuerpo me reaccionaba como si el olor fuera más bien algún afrodisiaco.
Llevé mi atención de nuevo a Dalilah y entonces ya no entendí qué mierda pasaba. Ahora ella le tomaba la mano al tipo y el tipo se retorcía en su lugar.
En una fracción de segundos vi algo que más que la realidad, me pareció una ilusión óptica causada por algún estupefaciente y no, de verdad que esa es una de las pocas cosas a las que no le hago.
Vi cómo la apariencia de mi compañera había cambiado ligeramente a algo un poco más aterrador. Pude notar el cambio primero en sus uñas, luego mis ojos subieron a su rostro y noté con sorpresa el cambio en sus ojos. Por suerte los demás cleintes en la barra parecían estar suficientemente distraídos en lo suyo como para prestar atención al espectáculo que veía.
Ella lo soltó y el tipo huyó en evidente estado de pánico. No me importó mucho seguirlo porque ahora mismo mi curiosidad y desconcierto eran para la chica que ahora estaba sentada en el piso.
"¿Ah?" Murmuré ante su respuesta, todavía pasmado a medio camino. Podía ver perfectamente como algunos rasgos de su rostro habían cambiado, especialmente en su boca y sus ojos.
" What the hell...?" Murmuré mientras parpadeaba un par de veces, enserio ¿Qué diablos había pasado?
"¿E-estás bien?" Pregunté intentando salir de mi asombro, recién logrando mover las piernas y acercarme otro tanto más a ella. No tenía miedo, no era miedo exactamente lo que sentía, solo desconcierto y confusión.
Me incliné preocupado, mirando su mano, pero antes que pudiera decir algo o siquiera ofrecerle la mano para levantarse, mi tatuaje reaccionó a la cercanía y comenzó a arder. Tuve que llevarme una mano a la mejilla para cubrirlo, temiendo que cambiara de color.
Me sentía sofocado.
Me reí ante su respuesta simple, pero concisa. Así que tenía que ser pacientes hasta salir del turno para poder agarrarme a puñetazos con quién llegara a tocarme los huevos. Well, fine with me.
Dejé las botellas vacías donde ella me indicó y después de mi pregunta sobre su perfume me alejé para lavar la coctelera jurando que Dalilah me seguiría para continuar la conversación, pero no fue así. Entonces me voltié intrigado y noté que el mismo sujeto desagradable de antes la tenía tomada de la mano.
No, wait... No era solo eso ¿verdad? Mis ojos disernían perfectamente como le estaba "apagando" un cigarrillo en la mano a Dalilah ¿El muy mal nacido se había atrevido a quemarla?
Dejé de lado lo que hacía y olvidandome de la charla sobre tolerancia de recién fui en dirección a mi compañera, dispuesto a sacar al puto de la barra con uno o dos dientes menos, pero después de unos dos o tres pasos mi cuerpo se congeló. De un momento a otro el aroma rico que sentía que venía de Dalilah se intensificó como si hubiesen puesto un ambiental de la misma fragancia.
Tuve que llevarme una mano a la nariz porque sentía que la cabeza comenzaba a darme vueltas y el cuerpo me reaccionaba como si el olor fuera más bien algún afrodisiaco.
Llevé mi atención de nuevo a Dalilah y entonces ya no entendí qué mierda pasaba. Ahora ella le tomaba la mano al tipo y el tipo se retorcía en su lugar.
En una fracción de segundos vi algo que más que la realidad, me pareció una ilusión óptica causada por algún estupefaciente y no, de verdad que esa es una de las pocas cosas a las que no le hago.
Vi cómo la apariencia de mi compañera había cambiado ligeramente a algo un poco más aterrador. Pude notar el cambio primero en sus uñas, luego mis ojos subieron a su rostro y noté con sorpresa el cambio en sus ojos. Por suerte los demás cleintes en la barra parecían estar suficientemente distraídos en lo suyo como para prestar atención al espectáculo que veía.
Ella lo soltó y el tipo huyó en evidente estado de pánico. No me importó mucho seguirlo porque ahora mismo mi curiosidad y desconcierto eran para la chica que ahora estaba sentada en el piso.
"¿Ah?" Murmuré ante su respuesta, todavía pasmado a medio camino. Podía ver perfectamente como algunos rasgos de su rostro habían cambiado, especialmente en su boca y sus ojos.
" What the hell...?" Murmuré mientras parpadeaba un par de veces, enserio ¿Qué diablos había pasado?
"¿E-estás bien?" Pregunté intentando salir de mi asombro, recién logrando mover las piernas y acercarme otro tanto más a ella. No tenía miedo, no era miedo exactamente lo que sentía, solo desconcierto y confusión.
Me incliné preocupado, mirando su mano, pero antes que pudiera decir algo o siquiera ofrecerle la mano para levantarse, mi tatuaje reaccionó a la cercanía y comenzó a arder. Tuve que llevarme una mano a la mejilla para cubrirlo, temiendo que cambiara de color.
Me sentía sofocado.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
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Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Mi sonrisa se desvaneció al ver la expresión de mi compañero. Al principio pensé que había asustado al pobre, pero al ver que trataba de acercarse a mí e incluso preguntar si me encontraba bien me hizo suponer que sólo se encontraba desconcertado.
Ignoré su pregunta, creo que por mi estado no hace falta expresar que no me encuentro bien, en su lugar decidí que era mejor darle una explicación.
-Long story short… nací de la unión de dos razas distintas: un demonio y una humana- Desvié por primera vez mi mirada de la del chico, no sentía vergüenza de mí misma, pero al hacer esta confesión no siempre es bueno el feedback que se genera y el nivel de aceptación social es bastante bajo. ¿Y si él ya no tiene ganas de seguir trabajando acá por culpa mía?
– Soy un híbrido, la mayor parte del tiempo parezco una humana común y corriente, pero en cuanto siento cierto nivel de dolor me transformo en esto- señalé mi rostro con ambas manos - De hecho, puedo verme incluso más aterradora aún- sonreí resignada, esta era yo y así sería hasta el día de mi muerte.
No importa cuántas veces y ni de cuantas ciudades huya, nunca sirve tratar de ser quién no eres por mucho tiempo.
En ese momento el jefe llego a salvarme de mi colapso emocional, al parecer debió haber estado vigilando al tipo desde el otro extremo del bar, a primeras me miro desconcertado, al igual que Dante -Así que el hijo de puta realmente consiguió lo que quería- luego su expresión cambió a una más paternal, después de todo el vivía la misma historia en su hogar. – Al menos no volveremos a verlo más por aquí- dirigió luego su rostro al de mi compañero y no pudo evitar soltar una carcajada. -Creo que ambos necesitan tomarse un momento, Dalilah no puede atender en ese estado y parece que tú ni siquiera puedes moverte, vayan atrás un momento.
Era ridículo seguir pensando que la fragancia que emanaba el chico se trataba de un simple perfume, era demasiado intensa, ¿acaso sería su misma esencia? ...pero entonces Dante no podía ser un simple humano, o al pobre se le había caído todo el frasco de perfume encima o algo se había quedado en el tintero.
Ya no puedo pensar cuerdo, ni tratar de ser responsable, su esencia me embriaga y ahoga en una sensación exquisita…
A quién engaño, no puedo con esto.
-Gracias viejo…- dije mientras me ponía de pie y sin esperar la respuesta de Dante tome su mano y lo guíe a paso tembloroso, pero rápido hacia la bodega al fondo del pasillo. El lugar no era tan pequeño como para causar claustrofobia y todo se encontraba en orden. ¿A quién le importa eso ahora? Cerré la puerta de golpe y le puse pestillo.
-Mira, normalmente no tengo problemas en controlarme, pero tú y tu aroma me están volviendo loca- dije mientras me apegaba más a él, acorralándolo con mi cuerpo contra la puerta. Adopté tal posición que su muslo chocaba directamente con mi entrepierna, mandando descargas eléctricas por mi espalda y haciendo que dejara escapar un gemido ahogado, acaricié suavemente su tatuaje, que parecía arder contra mis frías manos.
La cercanía de nuestros cuerpos era lo único que nos unía por el momento, a pesar de tener mis instintos a flor de piel y estar completamente entregada a la persona que acababa de conocer, aún no podía traspasar la invisible tensión que nos separaba. Después de todo el dolor de ser rechazado no se compara con el dolor de la incertidumbre, al menos para mí.
-¿Crees que puedas hacerte responsable?- susurré mirándolo fijamente.
Ignoré su pregunta, creo que por mi estado no hace falta expresar que no me encuentro bien, en su lugar decidí que era mejor darle una explicación.
-Long story short… nací de la unión de dos razas distintas: un demonio y una humana- Desvié por primera vez mi mirada de la del chico, no sentía vergüenza de mí misma, pero al hacer esta confesión no siempre es bueno el feedback que se genera y el nivel de aceptación social es bastante bajo. ¿Y si él ya no tiene ganas de seguir trabajando acá por culpa mía?
– Soy un híbrido, la mayor parte del tiempo parezco una humana común y corriente, pero en cuanto siento cierto nivel de dolor me transformo en esto- señalé mi rostro con ambas manos - De hecho, puedo verme incluso más aterradora aún- sonreí resignada, esta era yo y así sería hasta el día de mi muerte.
No importa cuántas veces y ni de cuantas ciudades huya, nunca sirve tratar de ser quién no eres por mucho tiempo.
En ese momento el jefe llego a salvarme de mi colapso emocional, al parecer debió haber estado vigilando al tipo desde el otro extremo del bar, a primeras me miro desconcertado, al igual que Dante -Así que el hijo de puta realmente consiguió lo que quería- luego su expresión cambió a una más paternal, después de todo el vivía la misma historia en su hogar. – Al menos no volveremos a verlo más por aquí- dirigió luego su rostro al de mi compañero y no pudo evitar soltar una carcajada. -Creo que ambos necesitan tomarse un momento, Dalilah no puede atender en ese estado y parece que tú ni siquiera puedes moverte, vayan atrás un momento.
Era ridículo seguir pensando que la fragancia que emanaba el chico se trataba de un simple perfume, era demasiado intensa, ¿acaso sería su misma esencia? ...pero entonces Dante no podía ser un simple humano, o al pobre se le había caído todo el frasco de perfume encima o algo se había quedado en el tintero.
Ya no puedo pensar cuerdo, ni tratar de ser responsable, su esencia me embriaga y ahoga en una sensación exquisita…
A quién engaño, no puedo con esto.
-Gracias viejo…- dije mientras me ponía de pie y sin esperar la respuesta de Dante tome su mano y lo guíe a paso tembloroso, pero rápido hacia la bodega al fondo del pasillo. El lugar no era tan pequeño como para causar claustrofobia y todo se encontraba en orden. ¿A quién le importa eso ahora? Cerré la puerta de golpe y le puse pestillo.
-Mira, normalmente no tengo problemas en controlarme, pero tú y tu aroma me están volviendo loca- dije mientras me apegaba más a él, acorralándolo con mi cuerpo contra la puerta. Adopté tal posición que su muslo chocaba directamente con mi entrepierna, mandando descargas eléctricas por mi espalda y haciendo que dejara escapar un gemido ahogado, acaricié suavemente su tatuaje, que parecía arder contra mis frías manos.
La cercanía de nuestros cuerpos era lo único que nos unía por el momento, a pesar de tener mis instintos a flor de piel y estar completamente entregada a la persona que acababa de conocer, aún no podía traspasar la invisible tensión que nos separaba. Después de todo el dolor de ser rechazado no se compara con el dolor de la incertidumbre, al menos para mí.
-¿Crees que puedas hacerte responsable?- susurré mirándolo fijamente.
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
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Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Ok. Todo esto se estaba saliendo un poco de la norma ¿no? Por más explicación que Dalilah me intentara dar, comenzar afirmando que era un demonio o algo así ya era de por sí bastante freak. Osea vamos, no todo el mundo anda por ahí diciendo "Sí, bueno mira, es que soy un extraterrestre" ¿No?
¿O seré yo el imbécil?
Well, como sea, mi impacto fue suficiente como para que el mismo viejo que me había contratado lo notara al llegar y de paso me mandara junto a mi compañera para ventilarme un rato y pasar el... ¿susto?
¿Y POR QUE MIERDA EL VIEJO ACTUABA COMO SI NADA?
Estaba desconcertado y con mil preguntas en la cabeza, tan confundido que de hecho no atiné a nada cuando Dalilah me tomó de la mano y me arrastró con ella a una de las bodegas.
"W-w-wait!" Casi grité cuando ella cerró la puerta de golpe y puso el pestillo. Tragué en seco y la miré con mucha desconfianza, porque sí joder, estaba un poquito intimidado. "Soy imbécil y necesito una explicación con manzanitas, ok?" Pero fui interrumpido por sus palabras que culpaban a mi aroma de estarla... provocando?
Entonces eramos los dos los que encontrábamos que el aroma del otro era jodidamente atrayente... No era perfume, porque no, al menos yo no había ocupado nada de eso y por lo que me decía, mi percepción con ella era la misma de ella conmigo.
Joder. Cuando sus manos se posaron sobre mis mejillas fui entonces capaz de darme cuenta de lo ardiente que estaba mi tatuaje. Bueno... no solo mi tatuaje y es que con la cercanía de su cuerpo y su aroma ahora directo golpeando mi nariz, mi cuerpo no tardaba en responder de forma amigable.
"O-ok... Eso si puedo entenderlo..." Murmuré todavía algo desconcertado. Aunque por lo general mis gustos en mujeres tendía a ser un tanto diferente, no podía ser hipócrita y negar la química natural que se daba entre nuestros cuerpos. Tampoco podía negar lo emocionante y prohibido que me resultaba el pensamiento de follar con un demonio ¿Qué tan diferente sería? ¿Me mataría en medio de todo? ¿Me mataría mas bien al final? ¿Perdería mi alma por un manoseo loco? Well, who cares~
Mis ojos se clavaron en ella por un momento, seguramente ahora que el tatuaje ardía mis ojos contrastaban aún más uno con el otro. A la vez una de mis manos rodeó su cintura y acercó más su cuerpo al mío, pudiendo sentir perfectamente el calor de su entrepierna por sobre la tela de mi pantalón. La otra mano dio una caricia que más que eso quiso correr algunos mechones de su rostro y ver bien aquellos rasgos inhumanos.
"You're dark and beautiful dear~" Le sonreí de medio lado a Dalilah, incluso si todavía me sentía un poco intimidado, incluso si solo jugábamos un rato, pues no pretendía alejarme ni un centímetro de ella. El juego ya lo había aceptado.
"And black is the color I love the most."
¿O seré yo el imbécil?
Well, como sea, mi impacto fue suficiente como para que el mismo viejo que me había contratado lo notara al llegar y de paso me mandara junto a mi compañera para ventilarme un rato y pasar el... ¿susto?
¿Y POR QUE MIERDA EL VIEJO ACTUABA COMO SI NADA?
Estaba desconcertado y con mil preguntas en la cabeza, tan confundido que de hecho no atiné a nada cuando Dalilah me tomó de la mano y me arrastró con ella a una de las bodegas.
"W-w-wait!" Casi grité cuando ella cerró la puerta de golpe y puso el pestillo. Tragué en seco y la miré con mucha desconfianza, porque sí joder, estaba un poquito intimidado. "Soy imbécil y necesito una explicación con manzanitas, ok?" Pero fui interrumpido por sus palabras que culpaban a mi aroma de estarla... provocando?
Entonces eramos los dos los que encontrábamos que el aroma del otro era jodidamente atrayente... No era perfume, porque no, al menos yo no había ocupado nada de eso y por lo que me decía, mi percepción con ella era la misma de ella conmigo.
Joder. Cuando sus manos se posaron sobre mis mejillas fui entonces capaz de darme cuenta de lo ardiente que estaba mi tatuaje. Bueno... no solo mi tatuaje y es que con la cercanía de su cuerpo y su aroma ahora directo golpeando mi nariz, mi cuerpo no tardaba en responder de forma amigable.
"O-ok... Eso si puedo entenderlo..." Murmuré todavía algo desconcertado. Aunque por lo general mis gustos en mujeres tendía a ser un tanto diferente, no podía ser hipócrita y negar la química natural que se daba entre nuestros cuerpos. Tampoco podía negar lo emocionante y prohibido que me resultaba el pensamiento de follar con un demonio ¿Qué tan diferente sería? ¿Me mataría en medio de todo? ¿Me mataría mas bien al final? ¿Perdería mi alma por un manoseo loco? Well, who cares~
Mis ojos se clavaron en ella por un momento, seguramente ahora que el tatuaje ardía mis ojos contrastaban aún más uno con el otro. A la vez una de mis manos rodeó su cintura y acercó más su cuerpo al mío, pudiendo sentir perfectamente el calor de su entrepierna por sobre la tela de mi pantalón. La otra mano dio una caricia que más que eso quiso correr algunos mechones de su rostro y ver bien aquellos rasgos inhumanos.
"You're dark and beautiful dear~" Le sonreí de medio lado a Dalilah, incluso si todavía me sentía un poco intimidado, incluso si solo jugábamos un rato, pues no pretendía alejarme ni un centímetro de ella. El juego ya lo había aceptado.
"And black is the color I love the most."
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
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Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Completamente hipnotizada por su mirada que, incluso en la parcial oscuridad del lugar, aquellos bellos y curiosos ojos se hacían notar mucho más que antes. Nunca he tenido preferencias en particular en chicos a la hora de tener sexo, pero este completo extraño ya parecía tenerme a su merced sin siquiera haberme tocado, hasta yo misma me encontraba sorprendida.
Sentí un leve cosquilleo en la parte baja del abdomen al notar como examinaban mi rostro al mismo tiempo que su brazo rodeaba mi cintura y me acercaba más a él, complaciendo la necesidad de roce que sentía en la entrepierna, respiré profundo disfrutando de la sensación mientras el resto de mi cuerpo se estremecía.
No pude evitar sonreír de forma descarada ante sus coquetas palabra, si no fuese porque hace unos minutos lo había visto entrar en pánico jamás se me habría pasado por la cabeza que Dante pudiese encontrarse nervioso.
-And this darkness is all yours right now, Darling.
Rodeé con ambas manos su cuello pegando mi pecho contra el suyo y a pesar de que ya parecía imposible, ese maldito aroma me hacía desear tenerlo incluso más cerca. Sin interrumpir el contacto visual, mis manos acariciaron con deseo el cabello del menor mientras al mismo tiempo lo acercaban a mi rostro, haciendo el amago de querer probar sus labios sólo para luego jalar de forma brusca su negra cabellera dejando su cuello a mi disposición.
Acaricié con la punta de la nariz justo bajo el lóbulo de su oreja y humedecí mis labios llegando a mordérmelos con la punta de los colmillos y besé su cuello repetidas veces sintiendo que me derretía entre sus brazos. La cercanía, la sensación que daba su calor corporal en contraste con mi frío cuerpo, el aroma que ya hace un rato me mantenía embriagada y el contacto de mis labios con su suave piel sólo me hacían querer probar más de él.
Una de mis manos soltó su cabello y se dedico a recorrer con la punta de los dedos el camino hacia su pecho, deteniéndose antes en la corbatilla roja de su uniforme deshaciéndome de ella, no hacía nada más que estorbar ahí.
Continué besando su irresistible piel, trazando el camino de vuelta a su oreja y susurré. -¿Qué diablos eres, Dante?- ¿Sabes?, a la mierda todo, quiero más, necesito más. Dejando de lado los besos humedecí con mi lengua el lóbulo de su oreja y me dispuse a atacarlo, succionando con fuerza, mientras mi lengua se dedicaba a acariciarlo dentro de mi boca.
Sentí un leve cosquilleo en la parte baja del abdomen al notar como examinaban mi rostro al mismo tiempo que su brazo rodeaba mi cintura y me acercaba más a él, complaciendo la necesidad de roce que sentía en la entrepierna, respiré profundo disfrutando de la sensación mientras el resto de mi cuerpo se estremecía.
No pude evitar sonreír de forma descarada ante sus coquetas palabra, si no fuese porque hace unos minutos lo había visto entrar en pánico jamás se me habría pasado por la cabeza que Dante pudiese encontrarse nervioso.
-And this darkness is all yours right now, Darling.
Rodeé con ambas manos su cuello pegando mi pecho contra el suyo y a pesar de que ya parecía imposible, ese maldito aroma me hacía desear tenerlo incluso más cerca. Sin interrumpir el contacto visual, mis manos acariciaron con deseo el cabello del menor mientras al mismo tiempo lo acercaban a mi rostro, haciendo el amago de querer probar sus labios sólo para luego jalar de forma brusca su negra cabellera dejando su cuello a mi disposición.
Acaricié con la punta de la nariz justo bajo el lóbulo de su oreja y humedecí mis labios llegando a mordérmelos con la punta de los colmillos y besé su cuello repetidas veces sintiendo que me derretía entre sus brazos. La cercanía, la sensación que daba su calor corporal en contraste con mi frío cuerpo, el aroma que ya hace un rato me mantenía embriagada y el contacto de mis labios con su suave piel sólo me hacían querer probar más de él.
Una de mis manos soltó su cabello y se dedico a recorrer con la punta de los dedos el camino hacia su pecho, deteniéndose antes en la corbatilla roja de su uniforme deshaciéndome de ella, no hacía nada más que estorbar ahí.
Continué besando su irresistible piel, trazando el camino de vuelta a su oreja y susurré. -¿Qué diablos eres, Dante?- ¿Sabes?, a la mierda todo, quiero más, necesito más. Dejando de lado los besos humedecí con mi lengua el lóbulo de su oreja y me dispuse a atacarlo, succionando con fuerza, mientras mi lengua se dedicaba a acariciarlo dentro de mi boca.
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
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Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Oh fuck.
¿De verdad iba a follar en la bodega mi primer día de trabajo?
Well, no me molesta, pero enserio esto estaba raro, más todavía teniendo la autorización del viejo para "escaparnos" un rato.
Ella me rodeó por sobre los hombros y aceptó mi invitación para estar más cerca. Cuando se acercó a mi rostro yo separé los labios gustoso, anticipando un beso hambriento, pero solo obtuve un agarrón de mechas que me sacó un quejido, más de sorpresa que de dolor.
La chica parecía estar divirtiéndose a gusto con mi cuello, luego con mi pecho y finalmente con mi lóbulo como si se tratara de algún dulce, pero joder, que o me chupaba la boca o se arrodillaba a chuparme otra cosa.
Dejé que una de mis manos abandonara su cintura para ir a su trasero, ahí donde acaricié una de sus nalgas por sobre la falda y luego arrastré la prenda hacia arriba para acariciar la piel de sus glúteos directamente. Mi otra mano en cambio se aventuró por su blusa, desabrochando con urgencia su ropa hasta poder dejar a la vista su ropa interior.
"Lindo conjunto dear~" Murmuré simpático antes de posar una mano sobre uno de sus senos, rozándolo con el dorso de esta para verificar qué tanto la podían delatar sus pezones. Sobre ellos realicé algunos movimientos circulares con mi pulgar para estimularlos antes de tomar su pecho y comenzar a masajear con mayor dedicación al mismo tiempo que mi mano en su trasero ejercía presión, marcando un ritmo lento para masturbarla contra mi pierna, como un baile sensual.
"C'mon dear, give me a kiss." Demandé moviendo el rostro para buscar sus labios. Mis orejas no eran de mis lugares favoritos o más sensibles, así que prefería entretener su lengua con la mía.
¿De verdad iba a follar en la bodega mi primer día de trabajo?
Well, no me molesta, pero enserio esto estaba raro, más todavía teniendo la autorización del viejo para "escaparnos" un rato.
Ella me rodeó por sobre los hombros y aceptó mi invitación para estar más cerca. Cuando se acercó a mi rostro yo separé los labios gustoso, anticipando un beso hambriento, pero solo obtuve un agarrón de mechas que me sacó un quejido, más de sorpresa que de dolor.
La chica parecía estar divirtiéndose a gusto con mi cuello, luego con mi pecho y finalmente con mi lóbulo como si se tratara de algún dulce, pero joder, que o me chupaba la boca o se arrodillaba a chuparme otra cosa.
Dejé que una de mis manos abandonara su cintura para ir a su trasero, ahí donde acaricié una de sus nalgas por sobre la falda y luego arrastré la prenda hacia arriba para acariciar la piel de sus glúteos directamente. Mi otra mano en cambio se aventuró por su blusa, desabrochando con urgencia su ropa hasta poder dejar a la vista su ropa interior.
"Lindo conjunto dear~" Murmuré simpático antes de posar una mano sobre uno de sus senos, rozándolo con el dorso de esta para verificar qué tanto la podían delatar sus pezones. Sobre ellos realicé algunos movimientos circulares con mi pulgar para estimularlos antes de tomar su pecho y comenzar a masajear con mayor dedicación al mismo tiempo que mi mano en su trasero ejercía presión, marcando un ritmo lento para masturbarla contra mi pierna, como un baile sensual.
"C'mon dear, give me a kiss." Demandé moviendo el rostro para buscar sus labios. Mis orejas no eran de mis lugares favoritos o más sensibles, así que prefería entretener su lengua con la mía.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
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Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Luego de la sorpresa que le hice pasar al pobre con la jalada de cabello pude sentir como el adictivo aroma que emanaba de su cuerpo mutaba a uno…¿incomodo? Detuve lo que estaba haciendo, extrañada, de seguro no le había agradado, pero justo antes de poder siquiera pensar en algo sentí su mano deslizarse hasta mi trasero.
Esto podría ser completamente distinto al resto de relaciones sexuales que había tenido antes…
Un suspiro se escapó de mis labios al sentir su piel directamente con la mía a la vez que dejaba al descubierto mi ropa interior. Reí al escuchar el halago a mi conjunto de encaje negro semi translúcido, esperando en vano que no fuera una vista tan genérica.
Se percibía diestro en sus acciones dando justo en blanco, mis pezones reaccionaron de inmediato a sus caricias, endureciéndose con cada movimiento, pero fue cuando tomo mis pechos que dejé salir un sonoro gemido, efecto de sus manos que sentían calientes sobre mi piel. El ritmo de su mano en mi trasero era lento, casi como una tortura exquisita, el placer que causaba en mi entrepierna al frotarse contra él hizo que olvidara que al otro lado de la puerta se encontraba el bar y gemidos suaves salían de mi boca directo a la piel de su cuello.
La diferencia de temperatura de nuestros cuerpos se sentía jodidamente bien.
No es que no quisiera besarlo desde un principio, es más, moría de ganas por probar sus labios y me sorprendió bastante que él mismo lo estuviera pidiendo luego de que en las experiencias anteriores, en especial las mujeres, no querían acercarse realmente a mi rostro en este estado. Ahora era yo quién buscaba con urgencia sus labios, trasladando mis manos a sus mejillas, acercándolo a mi rostro.
Al momento en el que nuestros labios se encontraron de inmediato mi lengua busco la suya dándole caricias juguetonas, sentir como correspondía al beso y la respiración ajena sobre mis labios me excitaba aún más, apegándome a su cuerpo completamente, sintiendo como ahora mi pierna chocaba con el bulto en sus pantalones, soltando gemidos que se ahogaban en su boca.
De forma rápida me deshice de la parte superior de su uniforme, dejando su pecho al descubierto junto al mío, mientras le ayudaba de igual forma retirar el resto de mi uniforme.
Mis manos recorrieron rápidamente su pecho, sin pasar por alto el piercing en su tetilla derecha, con el que de seguro jugaría luego. Pero la prisa de intensificar los movimientos llevó mis manos a su trasero para hacer aún más marcado el ritmo con el que me masturbaba.
-mmgh, Dante- mi voz fue una mezcla entre un susurro y un gemido sobre sus labios- se s-siente tan bien…-realmente quería más, pero también quería complacerlo a él. Acerqué mi mano a su entrepierna para acariciarla con mis dedos y para ser sincera, en ese estado no iba a durar mucho más antes de arrodillarme.
Esto podría ser completamente distinto al resto de relaciones sexuales que había tenido antes…
Un suspiro se escapó de mis labios al sentir su piel directamente con la mía a la vez que dejaba al descubierto mi ropa interior. Reí al escuchar el halago a mi conjunto de encaje negro semi translúcido, esperando en vano que no fuera una vista tan genérica.
Se percibía diestro en sus acciones dando justo en blanco, mis pezones reaccionaron de inmediato a sus caricias, endureciéndose con cada movimiento, pero fue cuando tomo mis pechos que dejé salir un sonoro gemido, efecto de sus manos que sentían calientes sobre mi piel. El ritmo de su mano en mi trasero era lento, casi como una tortura exquisita, el placer que causaba en mi entrepierna al frotarse contra él hizo que olvidara que al otro lado de la puerta se encontraba el bar y gemidos suaves salían de mi boca directo a la piel de su cuello.
La diferencia de temperatura de nuestros cuerpos se sentía jodidamente bien.
No es que no quisiera besarlo desde un principio, es más, moría de ganas por probar sus labios y me sorprendió bastante que él mismo lo estuviera pidiendo luego de que en las experiencias anteriores, en especial las mujeres, no querían acercarse realmente a mi rostro en este estado. Ahora era yo quién buscaba con urgencia sus labios, trasladando mis manos a sus mejillas, acercándolo a mi rostro.
Al momento en el que nuestros labios se encontraron de inmediato mi lengua busco la suya dándole caricias juguetonas, sentir como correspondía al beso y la respiración ajena sobre mis labios me excitaba aún más, apegándome a su cuerpo completamente, sintiendo como ahora mi pierna chocaba con el bulto en sus pantalones, soltando gemidos que se ahogaban en su boca.
De forma rápida me deshice de la parte superior de su uniforme, dejando su pecho al descubierto junto al mío, mientras le ayudaba de igual forma retirar el resto de mi uniforme.
Mis manos recorrieron rápidamente su pecho, sin pasar por alto el piercing en su tetilla derecha, con el que de seguro jugaría luego. Pero la prisa de intensificar los movimientos llevó mis manos a su trasero para hacer aún más marcado el ritmo con el que me masturbaba.
-mmgh, Dante- mi voz fue una mezcla entre un susurro y un gemido sobre sus labios- se s-siente tan bien…-realmente quería más, pero también quería complacerlo a él. Acerqué mi mano a su entrepierna para acariciarla con mis dedos y para ser sincera, en ese estado no iba a durar mucho más antes de arrodillarme.
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 13
Fecha de inscripción : 07/01/2018
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Sus labios me parecieron adictivos, el sabor de su boca era como un fruto prohibido o alguna clase de droga de la que iba a tener que entrar a rehabilitación para poder dejar. Incluso en medio de nuestras respiraciones entrecortadas y de los gemidos que poco a poco comenzaban a ser mutuos, mi lengua seguía buscando la suya, de vez en cuando dando algunas mordidas sobre ella mientras se nos escapaban risillas de por medio.
Ya se me había olvidado gran parte de mi shock inicial, sería muy hipócrita decir que me sentía freakeado cuando en mi pantalón ya se notaba un bulto entre mis piernas.
Sus manos frías recorrieron mi torso hasta desnudarlo. Su roce era placentero, pero no podía evitar dar algunos saltos involuntarios ante los contactos inesperados pues la diferencia de temperatura entre ambos era tremenda. Ella parecía muerta, pero qué importaba eso cuando mi sangre parecía hervir por ella.
Sus manos bajaron hasta mi trasero para incrementar la intensidad de ese vaivén que llevábamos. Cuando sus dedos alcanzaron mi semi erección no pude evitar lamerme los labios.
"¿Cuanto aguantas, dear?" Murmuré desafiante, provocador. Abandoné su trasero para llevar una de mis manos a su rostro, dando una caricia en su mejilla, avanzando por su oreja y terminando en su nuca, luego descendiendo por su brazo para tomar su mano y guiar uno de sus dedos dentro de mi boca, mientras mi otra mano se posaba en el borde de mi pantalón, insinuante.
"Wanna come first? At least once?" Era una pregunta directa, pero también podía inrerpretarse de más de una manera. Lamí su dedo como un perro ofreciendo un saludo amistoso a su dueño. Sabía que no teníamos tiempo de sobra, pero dude, me encanta el oral y estaba dispuesto tanto a darlo como recibirlo, dependiendo de qué tan urgida estuviese mi amiga, a eso iba mi pregunta.
Ya se me había olvidado gran parte de mi shock inicial, sería muy hipócrita decir que me sentía freakeado cuando en mi pantalón ya se notaba un bulto entre mis piernas.
Sus manos frías recorrieron mi torso hasta desnudarlo. Su roce era placentero, pero no podía evitar dar algunos saltos involuntarios ante los contactos inesperados pues la diferencia de temperatura entre ambos era tremenda. Ella parecía muerta, pero qué importaba eso cuando mi sangre parecía hervir por ella.
Sus manos bajaron hasta mi trasero para incrementar la intensidad de ese vaivén que llevábamos. Cuando sus dedos alcanzaron mi semi erección no pude evitar lamerme los labios.
"¿Cuanto aguantas, dear?" Murmuré desafiante, provocador. Abandoné su trasero para llevar una de mis manos a su rostro, dando una caricia en su mejilla, avanzando por su oreja y terminando en su nuca, luego descendiendo por su brazo para tomar su mano y guiar uno de sus dedos dentro de mi boca, mientras mi otra mano se posaba en el borde de mi pantalón, insinuante.
"Wanna come first? At least once?" Era una pregunta directa, pero también podía inrerpretarse de más de una manera. Lamí su dedo como un perro ofreciendo un saludo amistoso a su dueño. Sabía que no teníamos tiempo de sobra, pero dude, me encanta el oral y estaba dispuesto tanto a darlo como recibirlo, dependiendo de qué tan urgida estuviese mi amiga, a eso iba mi pregunta.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 1020
Fecha de inscripción : 15/03/2012
Re: Bienvenido (Priv. Dante - R18)
Poder reír junto a él en un momento tan íntimo luego de su shock inicial hizo que pudiera relajarme y quitar un poco es fachada de seriedad que siempre mantenía en estas situaciones, Dante definitivamente no era mi primera vez pero al mismo tiempo estaba logrando hacer que todo se sintiera nuevo. Los saltos causados por el toque de mis manos lograron sacarme risitas juguetonas mientras me disculpaba, a pesar de que a él no parecía importarle demasiado.
El cese brusco del vaivén hizo que soltara un quejido acallado de inmediato por su tono provocador y mirada penetrante, haciendo que volviera a sentir el cosquilleo placentero en mi vientre bajo -La verdad es que aguanto bastante…- respondí algo ausente, cautivada por su movimiento no pude evitar seguir su mano con la mirada. Maldición, ¿es posible sentir envidia de mis propios dedos? Sentir la calidez y humedad de su boca sólo intensificó el placer e hizo que mis piernas temblaran un poco.
La oferta era realmente tentadora cuando sus habilidades con la lengua estaban más que claras, pero el tiempo era limitado y no quería perder la oportunidad de conocer a su amiguito, que parecía ir despertando poco a poco. Retiré un poco mis dedos de su boca, acariciando su labio inferior, apegándome un poco más a él me pare en punta de pies para besarle con aún más deseo que antes, el solo contacto con su piel me hacía sentir arder de una forma tan deleitable que podría llegar a ser adictiva.
-Me encantaría, cariño, pero ¿me dejarías darme el gusto primero? –sonreí mientras acariciaba su pecho. No esperé mucho antes de empezar a bajar por su cuerpo, repartiendo fríos besos hasta posicionarme de rodillas en el suelo.
Tracé una línea suave con mi lengua sobre la cola del dragón, tatuada cerca del límite del pantalón y ya sobre la ropa acaricié toda la extensión de su miembro semi erecto con la punta de mi nariz. Con toda la habilidad que aún me queda desabotoné y bajé el cierre del pantalón sólo con mi boca. Ya cuando la prenda al fin no era un impedimento volví mi mirada a esos fascinantes ojos.
- ¿Alguna preferencia? - con mis manos ocupadas acariciando su trasero, besé con deseo la punta de su erección sobre su ropa interior.
El cese brusco del vaivén hizo que soltara un quejido acallado de inmediato por su tono provocador y mirada penetrante, haciendo que volviera a sentir el cosquilleo placentero en mi vientre bajo -La verdad es que aguanto bastante…- respondí algo ausente, cautivada por su movimiento no pude evitar seguir su mano con la mirada. Maldición, ¿es posible sentir envidia de mis propios dedos? Sentir la calidez y humedad de su boca sólo intensificó el placer e hizo que mis piernas temblaran un poco.
La oferta era realmente tentadora cuando sus habilidades con la lengua estaban más que claras, pero el tiempo era limitado y no quería perder la oportunidad de conocer a su amiguito, que parecía ir despertando poco a poco. Retiré un poco mis dedos de su boca, acariciando su labio inferior, apegándome un poco más a él me pare en punta de pies para besarle con aún más deseo que antes, el solo contacto con su piel me hacía sentir arder de una forma tan deleitable que podría llegar a ser adictiva.
-Me encantaría, cariño, pero ¿me dejarías darme el gusto primero? –sonreí mientras acariciaba su pecho. No esperé mucho antes de empezar a bajar por su cuerpo, repartiendo fríos besos hasta posicionarme de rodillas en el suelo.
Tracé una línea suave con mi lengua sobre la cola del dragón, tatuada cerca del límite del pantalón y ya sobre la ropa acaricié toda la extensión de su miembro semi erecto con la punta de mi nariz. Con toda la habilidad que aún me queda desabotoné y bajé el cierre del pantalón sólo con mi boca. Ya cuando la prenda al fin no era un impedimento volví mi mirada a esos fascinantes ojos.
- ¿Alguna preferencia? - con mis manos ocupadas acariciando su trasero, besé con deseo la punta de su erección sobre su ropa interior.
Dalilah Nowak- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 07/01/2018
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