Efecto espectador (Priv. Aria)

El metro era uno de esos lugares tan llenos de energías que debía hacer esfuerzos mayores para no alterarse, no tenía otra que aguantar; no le era fácil viajar dentro de uno de esos trenes, para rematar el trayecto era hora punta y aquello estaba a reventar de gente, de hecho, estando tan apretado, empezó a dudar sobre si aquello que estaba desgastado su trasero era un mero roce accidental o una metida de mano en toda regla. Por si acaso prefirió hacerse el desentendido y dejarlo pasar, habían momentos en la vida de uno donde la ignorancia era lo mejor; no fue hasta llegar a su primera parada que se volteó por mera curiosidad, había una ancianita que le decía adiós con la mano con una sonrisa de satisfacción dibujada en su rostro. Realmente no supo cómo sentirse, pero, ¡Bah! seguro que aquella señora acababa de tener el momento más emocionante del día.

Debía hacer un trasbordo por lo que le tocaba andar hacia el siguiente andén, le estaba estresando demasiado aquel flujo de gente, ¡diablos! No había dado siquiera el siguiente paso que ya se le cruzaba alguien en medio, la situación empezaba a estresarle, necesitaba salir de ahí por lo que optó por tomar el camino largo y andar lo que quedaba de trayecto hasta su casa. No había salido aún de la estación de metro cuando su oído captó algo que llamó su atención. Primero lo escuchó apenas como un eco, había demasiado ruido pero algo le decía que prestara atención.

-Oye, moná, ¿no ere’ tu la que sale en la revi’ta? Con er melena’ ese, ¿No te quiere’ vení con nosotros? Lo vamo' a pasá' geniá' -Eran dos hombres que la estaban acorralando con intenciones tan claras que sólo les faltaba ponerlo en un cartel con luces de neón. No estaba seguro de si debía meterse en medio, quizá esa muchacha era capaz de deshacerse de ellos sin problemas, quizá aceptarían un “no” como respuesta y se largarían a molestar a otra, había algo que llamaba aún más la atención, ¿por qué nadie parecía fijarse en lo que estaba ocurriendo? Pasaban de largo o miraban con el rabillo del ojo, como haciendo ver que no se percataban de nada, como si estuvieran sordos. Es posible que aquella joven se enfadara si se metía donde no le llamaban, pero por si acaso se mantendría cerca.

Había sido un día bastante largo y ajetreado, por lo que decidió tomar el metro antes que se hiciera demasiado tarde y llegara la hora del toque de queda. Ya había pasado por eso una vez por una tontería, no iba a repetirlo de nuevo.

Esperó con paciencia a su vagón hasta que algo llamó su atención. Un par de tipos con extraño acento. Les miró con total extrañeza y ladeó la cabeza.

—Uhm... disculpen, creo que no he entendido bien... –se sentía un poco intimidada en situaciones así, mucho más cuando no lograba divisar a mucha gente alrededor– Pero mi vagón ya está por llegar, así que si me disculpan...

A lo lejos vio a un joven, algo apartado de los demás. Ya estaba harta de ser acosada gracias a esa estúpida revista. Que la hubieran involucrado con Ren Jinguji no significaba que ella era una fácil.

Como si no hubiese notado que estaban mirando a cualquier parte que no fuera su cara.

Si los tipos seguían en su insistencia se tendría que ver forzada a jugar la carta de agarrar a alguien como falso novio. Pero desgraciadamente era algo muy arriesgado, quién sabe y quizás terminaba escogiendo a alguien peor que aquellos dos sujetos que no parecían tener intenciones de dejarla en paz por lo pronto.