Ensayo: El ave y la luna (Priv. Aria)

Si las cosas seguían así, probablemente sus compañeras del dormitorio de Musette pensarían que en algún momento la habían asesinado, pues sus chillidos tras recibir la carta no fueron naturales en ella. Claro, después de tratar de volver a sentir sus piernas. Cuando había recibido una segunda carta con el sello de Merveilles Records y con la firma de su jefe, Regan Vosuet, pensó que había ocurrido un error, después de todo jamás pensó que podrían seleccionarla para algo de tan enorme magnitud.

"¿Será cierto que el mismo señor Vosuet eligió al elenco?" De todos modos, fue un enorme agrado ver varios nombres conocidos entre el elenco, como el señor Reino y la profesora Howell, incluso algunos de sus compañeros se encontraban en la lista, incluso su futuro padrino Yuli.

El día de la citación pasó un buen rato intentando escoger qué llevaría puesto, considerando que aquel era su primer ensayo de ese tipo, asumiendo que sería algo mucho más monumental que los ensayos que habían tenido para la obra escolar. Sólo quería golpearse la cabeza por no tener ropa más práctica a la mano, por lo que terminó poniéndose lo más sencillo que tenía a la mano.

Vestimenta:

Había pasado muchísimo tiempo desde su última visita a aquel lugar, por lo que se demoró en encontrar el camino hacia el enorme salón de ensayo, el cual se quedó mirando embelesada tras entrar. Cuando terminó de enriquecer su vista, divisó algo a lo lejos una persona de lentes sentada leyendo unos papeles.

Sintió inmediatamente que sus piernas se hacían de gelatina, ¿realmente era él?

"Vamos Aria, es sencillo, es una persona más, no es como si te fuera a comer si te acercas..." y fue entonces cuando recordó las palabras de Scarlet. "¡Te aseguro que hasta el jefe de esta ciudad tiene un lado perverso! y que incluso de seguro lo usa para componer cosas... Yo digo que no muestra los ojos porque es un pervertido~" ¿por qué tenía que recordar cosas así en un momento como ese?

—¿S-señor Vosuet? –caminó hacia donde se encontraba y se paró a una respetuosa distancia– Mucho gusto, soy Aria Ainsley y... yo... ¡en serio le agradezco mucho la oportunidad! No sabe lo mucho que significa para mí –dijo de forma bastante atropellada, ¿debía de hacer una reverencia o algo así? Simplemente terminó agachando un poco su cabeza.

Spoiler:

Por un segundo ella misma se quedó congelada al igual que el señor Regan al no saber cómo intervenir después de haberle interrumpido de aquella manera, sólo consiguiendo con mayor razón atropellar sus palabras, aunque luego recordaría aquel momento como algo cómico donde ninguno de los dos se apresuraba en hacer el siguiente movimiento.

Por inercia pegó un brinco cuando se levantó de golpe para recibirla, aquella explosión de familiaridad la había descolocado al no haberlo esperado por ningún motivo. ¿S-Señor Vosuet...? –se calmó un poco en cuanto la mano del hombre reposó en su hombro, de alguna manera irradiaba calidez y amabilidad, una cercanía que no había sentido en otro profesional de Merveilles que hubiera conocido– Gracias... ¡de todos modos se lo agradezco! –inclinó de nuevo su cabeza. Tenía razón, se lo había ganado y ya era hora que lo creyera y lo demostrara, sin embargo, siempre pensaba que podría haber escogido a alguien más si se hubiera dado la situación si es que le hubiera parecido capaz, habilidades o no, consideraba una oportunidad que su "expediente" hubiera llegado a manos del señor Vosuet.

—Espero no estar mal, pero... ¿sólo debía traer mi presencia a este lugar, no es así? Aunque... tampoco sé si este es el atuendo adecuado para un ensayo... –le enseñó la carta que le habían enviado, la cual usó como credencial para acreditar que iba a un ensayo con el señor Vosuet, aunque decidió cambiar el tema, prefirió dejar que el otro se encargara de dirigir en parte la conversación– Será un evento muy grande y con mucha gente trabajando aquí... –comentó casi para sí misma mientras miraba a sus alrededores disimuladamente, entre todo el tumulto de tramoyas y sonidistas que pululaban de un lado hacia el otro.

Sintió que quería hundirse en un agujero, ¡claro que no era el más adecuado! Vaya forma de hacer el ridículo frente al señor Vosuet, de quien en su momento hasta había pensado que su nombre sonaba algo extraño o hasta ridículo, ¿quién diría que al fin se encontraría frente a él?... sólo para terminar metiendo la pata de semejante manera.

—D-disculpe... –murmuró con la cabeza algo gacha– ¡De todos modos espero algo se pueda hacer a pesar de eso! –después de todo se sentía algo más aliviada de comprobar que el señor Regan no parecía demasiado afectado por el tema.

Asintió a todas sus indicaciones, memorizando y repasando todo bastante atenta en caso de que le surgiera alguna duda, siguiendo con la mirada al hombre que a pesar de fama y renombre no le daba la impresión de ser alguien que impusiera una enorme presencia, sino que parecía dar calma, incluso tenía la impresión de que podría perderse en una esquina sin que nadie se diera cuenta... pero su imagen jugaba en contra de ello, suponía que todos en la ciudad le conocían sin dudarlo un instante.

Sólo guardó un respetuoso silencio, dándole paso a que pudiera comenzar a tocar, ¿entonces todo dependería de su voz? "Espero lograr estar a la altura... y eso que ni siquiera he escuchado del todo la canción todavía..." aquel pensamiento invadió su mente pero trató de frenarlo antes que pudiera diseminarse más, concentrándose en la canción que había comenzado a sonar a su alrededor.

¿Realmente serían ciertos los rumores de que Regan Vosuet no era humano? Mínimo debería de saber algo de magia. La atmósfera a su alrededor parecía casi sobrenatural en el instante que todo se serenó para permitir que la música fluyera, como una brisa, como un gentil riachuelo. Ciertamente no sabía las palabras, pero al cerrar los ojos sentía como si de alguna manera su música le hablara, por lo que con el pasar del tiempo se volvía más irrefrenable el deseo de comenzar a tararear la melodía que la llenaba de un sentimiento de nostalgia.

Hacia el final de su canción sintió algo casi indescriptible, su corazón latía muy fuerte en su pecho y una calidez y vigor le inundaron, casi como si pudiera tomar la forma de unas alas y brotar repentinamente de su espalda, aquello era...

Cuando se dio cuenta, la canción ya había acabado, por lo que abrió los ojos algo sobresaltada con la mirada de Regan sobre ella, inquisitivo.

—¡Perdone...! –demoró un poco en reaccionar y darse cuenta que ya no estaba sumergida en la melodía, esperando que no se tomara a mal y creyera que no había prestado atención– Yo... ¡es bellísimo...! –musitó a falta de mejores palabras– Ahora... ahora entiendo por qué su fama es tan grande... pude... pude sentir la melodía, la letra aunque aún no exista... –sentía que su voz temblaba por la emoción, mientras su corazón seguía saltando en su pecho.

—¡De verdad ahora más que nunca será un honor para mí poder darle vida a esta canción tan hermosa! ¡Quiero cantarla y estar a la altura de lo que espera para su creación! –dio un par de dubitativos pasos hacia adelante– Quiero saber más de esa historia... yo... prometo esforzarme y ser una digna Elizabeth para su canción –después de haber escuchado todo, la espina de la duda le punzaba, pero no iba a rendirse sólo por eso, la determinación brillaba en sus ojos mucho más ahora que se había decidido a avanzar hacia adelante, estando a tan sólo unos pasos del piano donde se encontraba el señor Vosuet.

De a poco fue intentando dejar las dudas atrás y ponerle el máximo esfuerzo al presente, a aquello que aún consideraba un sueño. "De verdad, si esto es un sueño... jamás me dejen despertar por favor, que nadie eche a perder esto". La fe que manifestaba el señor Vosuet en ella sólo le hacía entusiasmarse más y acelerar su corazón, escuchando con atención lo que tenía que decirle hasta ir a sentarse a su lado después de estrechar su cálida mano.

"¿Será que todas las cosas que decían de él son un rumor? Aunque debo admitir que tiene un aire bastante... particular" pensó unos instantes al recordar las palabras de Scarlet, de la prensa y todo lo que había oído en relación a la cabeza de Merveilles Records. De todos modos le costaba creer en ellas, aún más tras haber visto esa cara de él, casi paternal.

—Entonces, ¡será como contar un cuento de hadas esparcido! –comentó con entusiasmo, mirando con curiosidad e interés las partituras y todas las cosas que se ponía a ojear, notando inmediatamente el cambio a su alrededor. "Ciertamente la reputación de su música está clara... tanto que la gente se detiene a oírlo... es como si te hiciera olvidar cualquier preocupación"

Acto seguido frunció el ceño al escuchar sobre "pistas" y "rompecabezas" contenidos en las canciones para poder entender la historia completa, casi tomándolo como un desafío personal el desentrañarlo mientras iba pasando rápidamente su mirada por las hojas.

—Entiendo... este... ¿esto es una forma de ponerme a prueba? ¿Ver si soy capaz de este rol... no sólo vocalmente? –preguntó refiriéndose a las canciones– Si logro entender la historia leyendo la letra de todas las canciones... –entonces enrojecieron sus mejillas de vergüenza, ¿de veras acababa de decirle eso al mayor compositor del sello?

"Por favor, que me trague la tierra"

Se mordió los labios cuando Revo negó con la cabeza. ¡¿S-se había equivocado?!. "¡No, acabo de empezar y ya metí la pata...!"

—¡L-lo siento mucho! –estaba a punto de decir algo más cuando Revo habló– E-entiendo... –¡al menos tenía fe en ella de que era capaz de entender la historia! Claramente ignorando que había dicho que era la idea de que fuera comprensible.

Alcanzarlos... escuchar a Elizabeth...

—¿Poder canalizarla? –preguntó. Quería estar segura de estar comprendiendo bien sus instrucciones y sujetó las partituras y las letras entre sus brazos con delicadeza, como sujetando un tesoro. Asintió nuevamente– N-no voy a defraudarlo...

Aunque seguía sintiéndose con una gran carga encima, igual que la responsabilidad de la obra escolar. Se retiró hacia una de las butacas y tarareó la melodía mientras leía, tratando de absorber lo más posible de la Elizabeth que dormía entre esas letras y notas.

Repasó una y otra vez la letra, pintando en su mente la imagen de Elizabeth. Una separación triste de su único amigo, el que le mostró el mundo y la sacó de su jaula... pero... si entendía bien y unía las piezas... aquello era una tragedia. No se volvieron a ver.

—Qué... irónico... –murmuró para sí misma. ¿Sería que había logrado escucharla? ¿O veía un poco de sí misma en ella?

Sus ojos se humedecieron con lágrimas al sentir una presión en su pecho, y escuchar en su mente la melodía para empatizar con Elizabeth, al mismo tiempo que recordaba sus visitas en Londres a la librería, el conocer a alguien que la sacaría de su jaula... para luego...

Negó con la cabeza. No se parecían en absoluto. Además el amigo de Elizabeth no se veía como alguien que la lastimaría así.

"Aria concéntrate, ¿qué dirá Revo si te ve así?". Se secó disimuladamente los ojos y tomó aire de nuevo.

—Creo... que ya está... lamento la demora... –dijo mientras cogía las partituras y regresaba para pararse frente a Revo– Elizabeth es... –meditó unos instantes antes de continuar– Me da la sensación de ser una joven frágil... pero que aun así lucha por lo que quiere... aunque está muy llena de tristeza y soledad, uhm... –negó con la cabeza para corregirse– No, es pese a eso... tiene una gran devoción por "él", por su único amigo... y su único amor... una joven encerrada que conoció lo hermoso del mundo gracias a él.

Al inicio se había sentido reticente a "interrumpir" a Revo al verle tan ocupado con el staff, pero... tenía que entender que ella era un engranaje más en este proyecto tan grande, y se le había concedido una oportunidad que no debía desperdiciar.

Escuchó con atención a Revo, asintiendo mientras absorbía sus palabras para asimilarlo a lo que había dicho antes.

–Lo bueno y lo malo de Elizabeth... –repitió para sí misma, asintiendo.

Amor y soledad... Una vez más, qué irónico... ¿Acaso Revo sabía más de lo que mostraba? ¿Serían reales los rumores de tener alguna especie de poder sobrenatural?. "No, de seguro sólo tiene una buena intuición, probablemente..."

Las palmadas en la cabeza por parte de Revo le hicieron reaccionar, con algo de vergüenza y rubor en su rostro.

–¡S-sí...! ¡Prometo que daré lo mejor! –abrió los ojos de par en par, ¡seguro sabía algo! No era que tuviera miedo a las emociones que despertaba la conexión con Elizabeth que estaba comenzando a explorar, más que miedo... era dolor, dolor y rencor. Apretó los labios, no sabía cuánto más debía de decir, después de todo, por más jovial y cercano que se viera Revo, era alguien muy importante, no podía permitirse tantas confianzas con él.

–Elizabeth me da impresión de... ser alguien muy fuerte pese a todo, que aunque tenga al mundo en contra, seguirá firme... no tiene nada que probar, sólo quiere mostrarse como es y ser libre... ¿no? –murmuró casi para sí misma.

En un instante se vio rodeada de muchas personas, casi abrumándola, todos con tijeras, cintas y alfileres. ¡M-momento! No tuvo mucho tiempo de protestar mientras la medían por todos lados posibles mientras Revo se dedicaba una vez más al piano.

"Creo que es mejor no luchar contra la corriente", pensó mientras cerraba los ojos y seguía las instrucciones de los sastres, modistas y vestuaristas. Su atención se fue hacia la melodía de Revo, intentando seguirle mientras tarareaba para poder tomarle pulso a la canción de alguna forma, casi pareciendo en un trance propio.

Intentaba no avergonzarse cuando Regan le iba corrigiendo con los cambios de melodía. Tenía que recordarse a sí misma que aún estaba aprendiendo, no iba a tomarle pulso de inmediato, si acaso debería agradecerle que lo hiciera de forma tan sutil y con gentileza. De a poco fue agarrando confianza para ir tarareando cada vez más fluido y finalmente ir incorporando lo que recordaba de la letra.

¿Teléfono móvil? Oh.

A veces se olvidaba de darle ese tipo de usos, no era tan asidua a la tecnología, al menos al nivel que había visto en sus otros compañeros de la academia. Una vez una de sus compañeras de cuarto le había dicho que parecía una señora mayor.

–¡Gracias por la idea! –se apresuró a negar con la cabeza– No tengo redes de todas maneras... y bueno, no es que tenga muchas personas para compartirlo, pero... ¡aún así prometo que no saldrá de aquí! No voy a defraudar su confianza.

Dudas... ¿tenía alguna? Tenía el presentimiento que todas vendrían a su mente en el momento en que ya no fuera posible preguntar nada. ¿Y si improvisaba alguna?

–Este... sé que es algo que no viene del todo al tema, pero... ¿tendremos que dar entrevistas? ¡Ah, no tiene que decirme ahora mismo, sé que la producción aún está en marcha y...!

¿Qué tanto debía gesticular al cantar? ¿Qué tanta teatralidad? Sentía que pensar en todas esas cosas sólo iba a bloquearla sobre el escenario, y tampoco quería que tuvieran que guiarla tan milimétricamente casi como diciendo "eh, no haces nada bien". Negó rápidamente para apartar los pensamientos de su cabeza.

Elisabeth estaba contando su historia. Esta era una declamación, un testamento de sus convicciones.

"Mi Ego lo sabe, no amaré a nadie más que no sea él". Heh, ¿algún día lograría deshacerse de esa herida que le dejó? Algún día seguramente dejaría de pensar en él a cada mención del amor, ya había envenenado su percepción en Romeo y Julieta. No dejaría que arruinara esto también.