Caminata al atardecer (Priv. Aria)

Su salud mejoraba y con eso su ánimo, vaya que habían sido días complicados, tanto que casi todo el tiempo que duró lo peor de su enfermedad fue Satsuki quien a la fuerza había salido para soportar ella los dolores y penas de estar enfermo, más aun estando sola en una ciudad extraña, ella se lo agradecía enormemente, pero una parte de ella se preguntaba si aquello estaba bien realmente, siempre ser protegida de todo dolor, de toda molestia, vivía en un lugar seguro, pero el mundo en realidad no lo era, estaba algo pensativa, pero su personalidad alegre no le permitía quedarse en aquel oscuro lugar mucho tiempo, por lo que decidida a tomar algo de aire fresco se puso una chaqueta color crema, cubrió su garganta con un pañuelo de color blanco a juego para cuidar ésta misma de pasar algún frío e incluso se puso un par de jeans, cosa que ella jamás usaba, pero usar sus usuales faldas y vestidos en aquellas condiciones sería muy irresponsable y no quería una recaída peor que Satsuki tuviera que soportar, ya bien abrigada y con sus botas negras de tacón alto, salió del hotel en el que se hospedaba desde que había llegado a Glass City y comenzó a caminar sin ningún destino como preferencia.

Se detuvo a comprar un café para llevar, el cual llenó de azúcar por costumbre y siguió caminando por un rato, preguntándose donde podría ir hasta que se percató de que hasta el momento no había visitado la plaza central del lugar, por lo que sonrió y comenzó a caminar en esa dirección, de seguro habría alguna persona con la cual charlar en ese lugar o en el mejor de los casos algunos niños que pudiera observar jugar y reír, cosa que siempre la hacía sonreír.

Con su café entre las manos y dando pequeños sorbos se adentró en los caminos de la plaza, la cual era bastante más grande de lo que había pensado y así permaneció paseando por un rato hasta que simplemente se cansó y viendo la banca más cercana se sentó en ésta a contemplar el anochecer y terminar de beber su café- Ah... Extrañaba esta sensación de tranquilidad... -Murmuró-

Con el tiempo había tomado la costumbre de salir más seguido, así fuera algo tarde para respirar y quizás hasta leer un poco, por lo que se puso una chaqueta y echó un libro en su bolso al salir, dejando a Louise con sus series y sus juegos, lo cual no pareció importarle en absoluto, a decir verdad, parecía ni haberse percatado de su ausencia por la forma tan autómata en la que le había respondido. Ya había oscurecido no hacía mucho pero por suerte la plaza no le quedaba demasiado lejos y aquella era una zona transitada, por lo que no debía de preocuparse demasiado por tener algún inconveniente con desconocidos... o eso esperaba, al menos. Aún recordaba el altercado con el pelirrojo altanero, ¿cómo se llamaba? Ayato, allí mismo en esa misma plaza. "Parece que atraigo a ese tipo de cretinos..." reflexionó por unos momentos al momento en que se aproximaba al centro del lugar.

Se dio un par de vueltas alrededor del lugar, por entre las jardineras con plantas y flores e incluso hacia la fuente, cerca de la cual decidió buscar un banco para poder sentarse, justo debajo de un farol. Sí, este lugar parece el adecuado... –murmuró para sí misma al sentarse con una de sus piernas cruzadas para sacar el libro que había traído consigo, suspirando de vez en cuando para disfrutar la brisa fresca de la tarde.

No mucho después, pudo apreciar por el rabillo de sus ojos que llegaba alguien más, una joven con un café en sus manos que parecía estar en la misma situación que ella, sólo dando un simple paseo para tomar aire. Sólo dedicó unos cuantos instantes a mirarle de arriba hacia abajo antes de seguir con su lectura, de vez en cuando era sociable, pero en momentos así, de noche y con libro en mano, se volvía un poco más retraída, sobre todo para hablarle a cualquier extraño que conociera en medio de una plaza, y además porque no pretendía invadir el espacio de otra persona que probablemente no desearía aquello, sin embargo, poco se dio cuenta que se había quedado mirando más de la cuenta, algo sumergida en sus pensamientos.

-Tomo aire ampliamente y bebió otro sorbo de su café, antes de que algo en su interior le indicara que debía ponerse alerta, Satsuki la regañaba de alguna manera, pestañeó un par de veces y observó a su alrededor notando que había alguien más en la banca en la que había decidido sentarse anteriormente, pestañeó un par de veces algo sorprendida ¿Cómo no la había visto?

Se preguntó si había sido demasiada su mala educación, la otra chica parecía estarla mirando directamente y quizás esperaba ser saludada, cosa que Natsuko hizo inmediatamente- Hola -Sonrió con dulzura- Lamento haber sido tan maleducada, no noté que la banca estaba ocupada ¿Le molesta si me quedo? -Preguntó algo preocupada, ella estaba tranquila, pero quizás estaba invadiendo el espacio de alguien más, cosa que no quería hacer por nada del mundo.

Se terminó lo que quedaba de su café y se puso de pie para botar el envase en algún basurero que viera cerca, siempre con la mirada pendiente de la extraña que había estado a su lado quizás por mucho tiempo sin que ella se percatara para nada. Volvió a sentarse y en un intento de ser amable continuó- Mi nombre es Natsuko ¿Cual es el tuyo? -Preguntó con curiosidad, parecía una estudiante, pero no podía estar completamente segura de aquello-

Se sobresaltó en el instante en que la joven le correspondió a su mirada, sentándose más derecha en el banco. En efecto se veía mayor que ella y con una expresión amable y jovial, ¿cuánto tiempo habría estado mirando para que se percatara de ello?

—¡L-lo siento! No fue mi intención mirar, no quise ser maledu... ¿eh? –intentó explicarse y movió sus manos para darse a entender hasta que se percató que la otra sólo le estaba sonriendo y hasta se trataba de maleducada– ¡Todo lo contrario! Yo me quedé mirando, lo siento... claro que no me molesta, está... todo bien... –rascó un poco su cabeza y parpadeando suavemente al mirarle, después de todo no se veía como una mala persona, no tendría razones para que pasara algo malo, ¿verdad?– No se preocupe...

Esperó a que la joven volviera de ir a desechar su café para volver a sentarse a su lado mientras ella misma acomodaba un poco sus piernas para cruzarlas de mejor manera. Oh, el mío es Aria, mucho gusto... uhm, ¿buscando un poco de aire? –fue lo que atinó a decir, ciertamente no deseaba ponerse a hablar de algo como el clima, de seguro semejante tema podría incomodarle a Natsuko, ¿cierto?– Porque al menos eso hago yo... podría decirse que fue una agradable coincidencia –le dijo con una suave sonrisa.