Después de clases (Privado - John Harrison)

Weeh:

Había sido un día agotador, sobre todo en lo mental, clases intensas y sin parar de música, no es que se le diera mal, pero como casi toda su vida había recibido educación en casa, jamás había tenido que atender a horarios tan rigurosos y non-stop, así que estaba agotada, además, estaba tan nervioso que apenas pegó ojo en la noche, por lo tanto, a mitades del día ya estaba bostezando y con lagrimitas en los ojos.

Cuando el profesor dio por terminada la última clase del día, se halló a sí misma frotándose los ojos y hasta haciéndose un masaje en la sien, respiró hondo y se dedicó a hacer un ejercicio de respiración para botar los nervios, aprovechaba esos momentos para escanear la clase, conocer los rostros de sus compañeros y darse una idea del ambiente del salón, se estiró y arqueó la espalda con satisfacción al ver como se acomodaban sus huesos, uff, cansaba estar todo el día sentada, ordenó su pupitre y se dedicó a guardar sus cosas.

Terminó de ordenar sus cuadernos, lápices, lo metió todo dentro de su mochila de gato, estaba a punto de emprender la salida cuando notó que había una billetera sobre una de las mesas, se acercó a ella y levantó la cabeza, alcanzó a dilucidar un chico, que estaba segura que lo había visto sentado sobre ese lugar durante la última clase, este ya estaba con un pie afuera del salón.

— ¡Espera, se te quedó esto--! — Alcanzó a gritar tratando de alcanzarlo, pero se tropezó con una silla y cayó sobre una mesa, haciendo un ruido estruendoso, yéndose al carajo con mochila, billetera y todo.

Mochila:

Llevaba un día bastante buena para su vista, había perdido la primera hora pues se había quedado dormido, algo que a los profesores no les agradaba ni un pelo, pero el poder dormir una hora mas era algo que se agradecía. Por lo demás estaba como siempre, cabreado con el mundo, harto de tanta teoría y cansado de estar sentado sin hacer nada. Se pasó toda la clase espatarrado y apoyando la cabeza en su mano. No es que estuviese cansado (que también), pero de la manga le salía un auricular donde tenía conectado su reproductor de música. Era un plan perfecto, el se sentaba de los últimos al lado de la ventana, era perfecto pues no daba el cante y podía escuchar toda la música que quisiese.

Canción :

Ni si quiera sabía en que clase estaba, no prestaba atención a algo que no le parecía importante, el era una persona muy diferente a sus compañeros, no le gustaba relacionarse con casi nadie, prefería estar solo, como siempre lo ha estado. Esto no le llegaba a llenar del todo, era por eso que se sentía vacío cuando hablaba con gente que solo quiere hacerse famoso y solo sabe hablar de dinero, la música no tiene precio.

Estaba tan embobado mirando a la ventana que ni siquiera escuchó la campana sonar. Pero gracias a que vió de reojo movimiento en la clase se percató de que había acabado.- ya era hora- Dijo mientras se levantaba y se iba hacía fuera, ya solo quería desconectar de este estrés y echarse una buena siesta. Pero justo antes de salir se escuchó un golpe que incluso el suelo tembló un poco. Enseguida el joven se dio la vuelta y se quedo mirando a la persona que estaba en el suelo.

Normalmente el joven se hubiese ido y hubiese dejado que otra persona le hubiese ayudado, parecía una chica bastante sociable comparado con John, pero en cuanto vio su cartera en el suelo se acercó a ella. ¿Iba a devolvérmela?, ¿por que no quedársela si llevaba dinero?. -Ten mas cuidado cuando andes, torpe-chan...- Dijo el joven mientras la sujetaba de ambos brazos y la levantaba. Luego de ayudarle a levantarse se agachó y cogió la cartera de la chica que estaba en el suelo y su billetera. Sin decir nada le devolvió su mochila y se quedó mirando su billetera extrañado. ¿Porque se la quería devolver a el?, ¿a alguien como el?.

El golpe le había dolido, se había dado en la nariz, una costilla, le dolían las rodillas y estaba segura de que se había doblado la mano al caer, se quedó aturdida por el golpe/dolor un rato, apenas logró apoyarse con ambas manos en el suelo.

Entonces sintió como la levantaban del suelo, la ponían de pie, le pasaban sus cosas y hasta la regañaban, se quedó con la boca levemente abierta al observar como el otro le pasaba sus cosas, recuperaba las suyas y además le decía torpe, bueno, sí, lo merecía, pero de verdad pensaba que se iba.

— Lo siento... Gracias, me terminaste ayudando tú — Rió nerviosamente como respuesta, aún preguntándose qué era eso de "chan", le miró con su semblante centrado que le caracterizaba — Tendré cuidado, gracias por levantarme y darme mis cosas — Dijo al tiempo que hacia unos movimientos con su muñeca, unos leves estiramientos para evitar que quedara una lesión y levantaba un poco el pie y hacia lo mismo, adolorida, le dolía recargar su peso, cuando pisaba recaía en la rodilla y le ardía, estaba segura que se había raspado, pero no podía verlo a través de la media que le llegaba un poco arriba de la rodilla.

Recogió la silla y se sentó, se bajó su media derecha para comprobar si se había hecho alguna herida o algo, al tiempo que se quedaba pensativa, estaba segura gracias a su empatía, que había sentido mucha mucha inseguridad del otro, estaba algo atontada por el golpe así que eso la pilló con la guardia baja, se notaba que el chico tenía problemas de autoestima, aunque no lo demostrara y mostrara una actitud muy segura. Terminó de revisar, bien, al menos no tenía un raspón ni nada en la pierna, se subió la media al tiempo que notaba como caían unas gotitas de sangre sobre su falda.

— ¿Eh? ¿Eeh? — Se tapó la nariz con ambas manos — No puede ser, me sangga la nariggss — Dijo con una voz chistosa al aplastarse la nariz tratando de parar la hemorragia, sonaba aún más ridícula con su acento francés — ¿Qué haggooo? — En pánico, miraba hacia ambos lados, jamás le había sangrado la nariz, aparte le ardía mucho.

Ayuda:

Para su sorpresa, pudo sentir la consternación y preocupación por parte del otro, a pesar de sus gestos toscos, Hanan pudo percibir que era una buena persona, solo era muy malo expresándose, o de lleno no lo hacía, aunque gracias a su habilidad, Hanan era capaz de saber qué era lo que sentía el otro realmente y ver detrás de sus acciones, eso la hizo sonreír un poco ante la ayuda del otro, incluso le prestó su pañuelo de tela para contener la hemorragia, dentro de todo era una persona amable, lo supo, sobre todo porque a pesar de sus gestos y constante ceño fruncido, le agradeció de corazón que le avisara que se le había quedado la billetera, también fue capaz de captar eso.

— Sí, sí, puedo andar, creo, solo me duele algo al pisar — Agarró bien el pañuelo y lo sujetó contra su nariz — Gracias por el pañuelo,
no sabía qué hacer y no traigo nada parecido ¿Cómo uso esto? ¿Así está bien? — Se puso de pie, mirando hacia los costados, con la mano que le quedaba libre tomó su mochila — De verdad que siento las molestias, uuuuh... — Observó al castaño unos momentos, no muy segura de cómo llamarle — ¿Cómo te llamas? Perdona todo el desmadre que he causado, me centré tanto en pasarte tu billetera y que no te fueras que literal no vi lo que había entre medio... — Le explicó, dedicó una mirada a su alrededor antes de continuar — Mi nombre es Hanan, Hanan Desrosiers, pero no es necesario que te aprendas mi apellido, Hanan está bien... Es difícil pronunciar mi apellido — Sonrió levemente — Soy nueva y no conozco a nadie de mi salón, un gusto.

Hanan no era muy expresiva con sus facciones pero hacía un esfuerzo en al menos comunicarse como correspondía, no quería que la malinterpretaran, pero tampoco iba a fingir sentimientos y usar una máscara para caerle bien a los demás o disfrazar lo que sentía en su interior, así que todas sus expresiones faciales eran muy medidas, así que cuando le sonrió fue con sinceridad.

Pocas veces podías verlo ayudando a alguien, el lo único que quería era no meterse en problemas y que no le metieran en problemas. Aunque le gustaba conocer gente que sabía de música y poder hablar sin problema, no le gustaba estrechar lazos con nadie, por fuera parecía que simplemente le gustaba estar solo, pero eso era mentira, una farsa como un castillo de grande, el no quería tener amigos por que no quería ser manipulado ni nada por el estilo, eso era algo que no quería volver a vivir. Por eso se alejó de la sociedad y de las amistades, solo estaba el contra el mundo, y eso era algo que no le gustaba...

- Presiona debajo del tabique por los dos lados- Le dijo el joven como consejo para que se detuviera la hemorragia nasal. El joven no era médico ni tampoco sabía de medicina, pero la hemorragia de la chica le recordó a una cosa del pasado, algo que no quería recordar y que le perseguiría hasta el fin de sus días. -No es ninguna molestia, cualquiera puede tropezarse-"¿cualquiera puede tropezarse y luego levantarse?" por un momento esa frase le recordó a su padre.

-¿como?- John se extraño bastante cuando oyó lo del nombre, ¿ni si quiera miró la billetera?¿ni si quiera la abrió?. El joven se dio cuenta que era una buena persona, tal vez un poco despistada, pero la amabilidad de esa chica era algo que John no podía agradecerle con palabras, aunque el quisiese, era demasiado cerrado. - No hace falta que te disculpes en serio, la culpa fue mía, si no llego a olvidar la cartera... tu no te hubieras lastimado, así que gra...gra..gracias- Dijo esto ultimo mirando a otro lado como si de un disparo en la espalda le hubieran dado. ¿Dándole las gracias a alguien por segunda vez sin si quiera conocerse?.

¿Ders...Desr....Desrosiers?-¿Desrosiers? curioso apellido- Hizo una pausa pensando en el apellido, era bastante curioso, ¿diferente tal vez? -Yo tampoco conozco a nadie tranquila, no llevo mucho tiempo aquí- No conocía nadie por el simple echo de que no se relacionaba, ni lo intentaba, demasiado trabajo. -Yo me llamo John Harrison, mis amigos me llam- Enseguida paró de hablar en seco y se quedo mirando hacía bajo, "¿amigos?, ¿que es eso?, ¿alguna vez he llegado a tener?". Dio un giro brusco y se puso su mochila en la espalda - Perdona que te moleste con mis tonterías- Le dijo de espaldas a la chica como ultimas palabras antes de dirigirse a la puerta.

Siguió las instrucciones del otro y se puso bien el pañuelo, le dolió un poco porque tenía la nariz adolorida, pero de todos modos lo hizo, para su alivio, la hemorragia estaba pasando y iba botando cada vez menos, se frotó suavemente la nariz, escuchó como el pelicastaño le decía que no debía disculparse, que incluso la culpa era de él, Hanan se quedó reflexionando, tenía la mala costumbre de disculparse por todo, tenía un miedo constante a dañar a los demás y pasarlos a llevar, por lo que adquirió la molesta costumbre de pedir perdón casi de forma automática.

Cuando le dio las gracias, Hanan sonrió abiertamente y de forma honesta, sus ojos brillaron al escuchar esas palabras, sobre todo porque pudo ver la sinceridad detrás de estas y además, cierta timidez que denotaba el otro al decírselo, incluso lo notó sin tener que leer sus sentimientos, era algo fácil de ver por su postura, eso la alegró bastante.

— ¡De nada! — Contestó alegre, a Hanan siempre le hacían feliz los sentimientos positivos, luego escuchó con atención al otro — Ooh, así que John... — Ladeó la cabeza, mientras trataba de memorizar el nombre, ya que era algo cabeza de chorlito para esas cosas, le alegró y alivió escuchar que también era nuevo y no llevaba mucho tiempo, tenía tiempo aún para hacer amigos, lo que no le gustaba de llegar en esas épocas es que ya muchos grupos estaban formados — ¡Espera! — El joven comenzó a irse ante sus narices, pero lo más preocupante era lo que le siguió.

Pudo entonces sentir muchas cosas, inseguridad, baja autoestima, culpa, vergüenza, como si... Como si John tuviese la idea de que no se merecía esa atención, que le hablaran, se quedó schockeada ante esto, le dio demasiada tristeza, pudo sentir como se le revolvía el estómago y se angustió en demasía, estaba preocupada por él, pronto, su instinto sobreprotector se sobrepuso.

— ¡John! — Le llamó, al tiempo que le jalaba la ropa por la zona de la espalda, con el fin de detenerlo antes de que saliera por la puerta — Eeh, ehh... Ehm, ¿te puedo llamar así cierto?, espera, ya lo hice — Se corrigió y puso una de sus manos sobre su frente, preguntas estúpidas, había dejado de presionar el pañuelo sobre su nariz, pero sin soltarlo, el area de su nariz estaba ligeramente manchada de sangre y roja — No me molesta, de hecho, ¡déjame agradecerte! — Le dijo super decidida, fijando su mirada en el pelicastaño — Tengo que devolverte el pañuelo de alguna forma, ¿no?, aunque sea comprarte uno... Además, francamente, no tengo ningún amigo porque soy una subnormal — Agregó muy segura, sin pensar en lo absurdo que sonaba todo y con una cara de seriedad — Así que seamos amigos, digo, si quieres... Pero podemos ser amigos, eh, ¿seamos amigos? — Luego puso cara de pánico — ¿Así se hace cierto?, ¿pedir que alguien sea tu amigo? — Inquirió, con mucha curiosidad y sin notar que un pequeño hilillo de sangre descendía lentamente por su nariz a mitad de camino hacia sus labios.

El joven ya había huido de aquella conversación y se dirigía a la puerta para salir, cuando de repente fue agarrado por detrás parándose así en seco. Se dio la vuelta extrañado y algo nervioso. ¿Que es lo que quería?, estaba empezando a alterarse, la miraba un poco desesperante, ya había hablado demasiado con alguien por hoy.

Ella también parecía algo nerviosa, sobretodo por el extraño comentario de la chica sobre si podía llamarlo John. El joven se apartó un poco las gafas y se frotó un poco los ojos por el cansancio de llevar todo el día las gafas. - ser amable no es lo mismo que ser subnormal, ah y no te preocupes por el pañuelo, solo era un trozo de tela...- ¿Decía que no tenía ningún amigo?, le parecía bastante raro que una chica tan simpática como ella no tuviese amigos, aunque como era nueva solo sería cuestión de tiempo.

De repente la chica volvió a lanzar una pregunta rara, ¿era una pregunta?. El joven no pudo evitar echar una pequeña carcajada que enseguida se tapo la boca, pues tampoco quería alterarla. -La sangre- Le limpió la sangre con el pañuelo que parecía que no estaba surgiendo mucho efecto, - Presiona bien- . Luego de limpiarle la sangre se le quedó mirando, ¿Amigos?, el ya se sabía a donde iría esto, amigos... ¿eso de verdad existe?, ¿o solo lo dice por caer bien?. La amistad del joven no era algo fácil de conseguir. Era como una tortuga gruñona y con una coraza de metal.

El joven por un momento le dio un poco de esperanzas, fue a darle la mano, pero justo antes de si quiera moverse se lo volvió a pensar. Le pareció una persona simpática y honesta, algo torpe e incluso con falta de autoestima por casi matarse por devolverle la cartera. El claramente que quería ser su amigo, quería tener esperanzas, pero ¿realmente sabía como era?, ¿y si se volvía a repetir lo de las otras veces?, volvería a acabar solo. El prefería estar ya solo, así no se llevaría ningún golpe, "no puedes caer mas bajo si ya estas abajo" - ¿Por que alguien como tu querría juntarse con gentuza como yo?- Era mejor así, ser el marginado, el que va vagando de sitio en sitio, ya estaba acostumbrado a estar así.

Al ver la reacción del otro, no pudo evitar sentir MUCHA vergüenza, notó que lo estaba exasperando en demasía, lo supo solo con ver su rostro, no fue necesaria su empatía para nada, pero de verdad no quería que terminaran las cosas así, no le importaba de dónde venía ni nada, pero John se veía realmente como un buen chico, era del tipo de gente que ella veía y pensaba que quería estar cerca de ellos, ser su amiga, pero no sabría cómo explicarle esto sin sentir que era una rarita.

Aceptó su gesto amable, dejó que le limpiaran la nariz como si una niña fuera, bueno, se estaba comportando como una, y realmente, no sabía hasta que punto uno dejaba de ser un niño en la adolescencia o cuando llegabas a la adultez y podías decir oh, soy adulto. En fin, mantuvo una de sus manos en el brazo de este, sin tomarlo con mucha fuerza, había aflojado el agarre en su distracción, pero sin soltarlo, temía que se fuera. Escuchó algo avergonzada cómo se reían de ella, bueno, de seguro todo era demasiado ridícula, cerró los ojos sintiendo como le subía la temperatura al rostro, cosas estúpidas Hanan, deja de decir cosas estúpidaaas.

— Está bien, yo te devolví la billetera y tu me pasaste este pañuelo, err... Supongo que estamos a mano, aún así quiero que seamos amigos — Insistió, a pesar de que pedirlo la había avergonzado en demasía, estaba convencida de no debía perder esa oportunidad, se quedó anonada ante la pregunta del otro, al tratar de ver sus intenciones detrás de estas, solo pudo notar que el castaño iba en serio — ¿Necesito alguna razón en especial para pedirte algo así? Digo, es algo que uno simplemente siente, no tengo ninguna otra intención — Ladeó la cabeza, tratando de comprender el significado detrás, Hanan solo podía interpretar sentimientos, muchas veces no estaba segura de siquiera interpretarlos bien — ¿Por qué hablas así de ti? Te vi durante el día y no diría que eres una gentuza, estabas ahí tranquilo, sin molestar en clases, encuentro que eres un buen chico, además, en vez de dejarme tirada o algo me atendiste bien y hasta me ayudaste — Sonrió, casi todo el rubor que tenía en su rostro se había ido, oh, alejó el pañuelo de su nariz, al parecer la hemorragia ya había parado — Mira, se detuvo — Se restregó bien los restos de sangre con el pañuelo, le dolió un poco el gesto, temió probar otra mini hemorragia, pero no sucedió.

Se quedó con el pañuelo en la mano, pensando sobre qué hacer para convencer a John sobre que era una buena chica, que no buscaba hacerle daño ni nada, se cruzó de brazos al tiempo que meditaba y con la cabeza levemente inclinada. Se quedó mirando su mochila, sus cosas, al enderezarse la correa, sintió el típico ruido que hacen objetos al chocar entre sí, esto le dio una idea. Tomó su celular y se puso a rebuscar en su galería, tenía por ahí guardado un PDF con guías turísticas sobre la ciudad y otro sobre los planos de la escuela y explicaciones básicas que le habían dado.

— Dame tu número de celular, para mantenernos en contacto y así poder charlar más, si quieres te invito algo delicioso de comer, podría ser en los comedores de la escuela o afuera — Sonrió, muy segura — Si quieres vamos a tiendas de instrumentos y me hablas más sobre qué haces, estoy muy curiosa — Hanan estaba siendo muy proactiva, sí, no iba a dejar que le sucediera de nuevo, todas las malas experiencias que tuvo con sus anteriores amigos fue porque se apoyó demasiado en su empatía y no los conoció a fondo, estaba segura de que eso había causado que desconfiaran tanto de ella, ya que quizás los hizo pensar que su amistad para con ella era superficial, esta vez iba a ser diferente.

A Hanan le pareció oír risas a la distancia, pero no les prestó importancia, era un mero ruido de fondo típico de la hora de salida, escuchó a John con atención, quizás era cierto lo que decía, que solo era un mero acto de cortesía, pero el solo hecho de que haya tenido la suficiente educación era suficiente para que Hanan le tomara mucho cariño al gesto, aunque John no lo sabía, le había tocado ver la envidia, la cizaña, la rabia y frustración de otros hacia ella, sabía lo que significaba, sabía que no había gente amable por todos lados, así que aunque él dijese que era poca cosa, para Hanan significa mucho.

— ¿En serio le dicen gentuza a la gente que no socializa demasiado? — Se quedó atónita ante esa respuesta, le creía, pero aún así le parecía muy injusto — No me parece, no encuentro que sea justo que por no hacer lo que todos hacen, se sientan con la libertad de pasarte a llevar... — Se mostró entristecida ante la idea, no le gustaba para nada — Oh — Dijo al tiempo que le arrebataban el celular de entre sus manos, alzó la vista mirándole sorprendida.

Miró con absoluta curiosidad como se desplazaba por la pantalla para luego llamar, cuando le devolvió su celular, revisó y efectivamente había dejado su número, al menos no le había dejado un número falso, se alegró en secreto ante esto, temía que le pasara un número falso o algo, pero ella estaba dispuesta a fastidiarlo en clases si eso hubiese pasado, sonrió para sí, bastante satisfecha.

— ¡Gracias! — Gritó a su pesar, no le gustaba mucho alzar la voz, por lo general tenía una voz suave y calmada, se sorprendió al escucharse gritar, el joven se estaba yendo del salón — ¡Te-Te llamaré! — Gritó esto indecisa, tenía miedo de que se enfadara o algo — ¡También te devolveré el pañuelo  lavado! No lo puedo devolver así — Le explicó antes de que se fuera por la puerta, sorprendida de su propia tenacidad, puso una de sus manos en el pecho, respiró hondo, calmándose — La próxima vez, hablemos apropiadamente — Habló con su típica voz suave y dulce, le dedicó una cálida sonrisa, esta vez, sin detenerlo, dejándolo ir en paz, había conseguido lo que quería — Nos vemos, John — Se despidió agitando una de sus manos, muy feliz de haber conocido tan buena persona.