Trato con el diablo (+18)

Ante cada estocada un gemido o jadeo salía de mi boca, podía sentir como se aferraba a mí por todas aquellas sensaciones que ahora sentiría. Mi apretado pero lubricado interior facilitaría las cosas para que su miembro entrara y saliera de una manera deliciosa.
Pero cuando empezó a metérmela de una manera ruda empecé a perder el control, eso era demasiado placer para mi. Mis brazos se dieron por vencido que tuve que dejar caer mi pecho y cabeza a la cama, quedando solo mis piernas en la misma posición, la cual no iba a cambiar mientras Ayato estuviera aferrado a mi.

- ¡¡AAH!! ¡AH!... A-ayato, ¡Ayato! - a veces podía gemir, otras veces solo podía pronunciar su nombre y algunas veces era interrumpida por mis jadeos. - NGHhh... ¡Ahh~! Ayato... s-sama~

Que me cogieran de ahí era uno de los mejores placeres que habría experimentado en mi vida, no podía creer que había pasado mi vida adulta sin haberlo intentado al menos una vez y bien, a pesar de que nunca me faltaron proposiciones así.
Era obvio que ya empezaba a tener fallas en mi voluntad y razonamiento y que solo estaba ahogandome en placer.

- Estas... estas ¡AH~! - intenté hablar entre gemidos pero sus penetraciones era demasiado buenas - estas en ¡ahh~!... mi top 50... amo como m-me coges... ¡Ayato-sama~! - Lo decía como me lo había pedido, y debía reconocer que lo hacía muy bien.

Follar con ella le estaba volviendo loco. Los movimientos de su cadera que se acoplaban a su propio ritmo, su cadencia y esa precisión con la que le decía las justas palabras que quería escuchar le tenía colgando de un hilo. Se notaba a todas luces que tenía mucha más experiencia que él.

Ayato esbozó una media sonrisa llena de orgullo al escuchar la afirmación de la inglesa. Se sentía satisfecho con estar en su top 50, deseaba disminuir el número de su posición actual pero no creía poder aspirar a mucho más. Al menos, no en esos momentos pues su sexo le estaba cobrando la cuenta por toda la actividad realizada hasta ahora. No creía poder aguantar más tiempo por lo que mantuvo la velocidad y la rudeza de las estocadas hasta el final.

- Tché...ah...ahhhh~ mghhh~ - gimió con las mejillas encendidas y los ojos brillantes y entrecerrados, completamente poseído por el placer; - Kath...Katherine...ah...yo...estoy por...

El segundo orificio de la mujer le apretaba tanto que no podía detenerse. Y de esa forma, Ayato se clavó completamente en ella y se vino en su interior con una fuerza desmedida.

- ¡¡AAAAAH KATHERINE~~!! - su mente se quedó en blanco en ese momento, sumergida en un orgasmo inigualable.

Entre jadeos y profundos suspiros, Ayato retiró cuidadosamente su miembro del interior de la mujer, notando que estaba llena de sus fluidos. Pero no estuvo mucho tiempo contemplándola pues se desplomó sin remedio a un costado de ella, en la misma cama.

Ayato no dejaba de ser rudo contra mi, las estocadas me llevaron al límite mientras mis manos se aferraban a las sabanas, desesperada por el placer que sentía. Era demasiado para mí, pero eso era lo que quería... olvidar mi inmortalidad, mi dolor, mi soledad. Solo pensar en como se erizaba mi piel, el calor de mis mejillas, y las sensaciones de ser penetrada de manera ruda por ese chico.

- Aahhh... ¡¡Ahh!! - no podía más, reconocía mis límites, apenas podía escucharlo - A-Ayato... sama, mmnkk~... Yes, ¡YES!... Aaaahhh~ ¡¡AYATO~!!

Llegué a orgasmo, no podía creerlo por segunda vez, pude tener un orgasmo teniendo sexo anal. Y el sonidista también había llegado a su climax, suspiré pesadamente mientras me dejaba caer en la cama, aun boca abajo mientras tomaba aire.

- I love it~... top 30 - apenas pude musitar, mi cuerpo aun estaba procesando todas aquellas sensaciones que había tenido desde que llegué a este cuarto

- Estuvo...increíble... - murmuró suavemente.

Ambos se encontraban tendidos junto al otro con las respiraciones agitadas y la mente en blanco. Ayato respondió el comentario de Katherine dedicándole una sonrisa llena de agotamiento y satisfacción. Se sentía orgulloso de su logro, había sido halagado por una mujer mayor mucho más experimentada que él. Era motivo para regocijarse, aunque al muchacho le faltaran energías para ello, le bastaba con disfrutar el momento en silencio.

Al menos, eso sería por ahora.

Los minutos pasaron, minutos en los que la habitación, antes llena de gemidos y placer, empezó a vaciarse. Esa sensación era muy común entre los que solían tener sexo con desconocidos por pura diversión. Mientras que algunos le llamaban soledad, Ayato lo consideraba un proceso natural.

El chico se incorporó lentamente sobre la cama, buscando una postura cómoda para recostarse sobre su codo y dirigirse hacia la inglesa:

- ¿Qué dices? - preguntó, - ¿califico para complacer a tu amiga?

No olvidaba que el objetivo de todo aquello era complacer a esa desconocida, aunque después de Katherine dudaba que ella le interesara en lo más mínimo.

Estar cerca de él y divertirse era relajante, vaciaba mi mente de aquellos pensamientos y sensaciones que me atormentaban. Y verlo feliz por un simple comentario mío me daba una inexplicable ternura.
Solo se escuchaban nuestras respiraciones tranquilandose, y el gemido ocasional de cuartos continuos, pero estaba contenta de esta tarde, mejoró mucho a el encuentro que tuvo en el archivo.

- Le vas a encantar~... - le sonreí complice de este encuentro casual - Me haces incluso dudar de nuevo mi juramento de no involucrarme con gente de la industria... Lo que pasó allá fue un desliz, pero tu aquí fue muy diferente~

Me acerqué a él para darle un beso, travieso e incendiario, por que ese chico se lo merecía después de como me había complacido.

- Pero, dime... - dije después de ese beso - ¿Te gustó lo que sucedió? - a pesar de que esto fue un acuerdo para mi placer y venganza por andar en el lugar y momento equivocado, aun así procuraba que mis parejas disfrutan de estar conmigo.

Le escuchó atento y se inclinó hacia ella para hacer aún más íntimo aquél momento after-sex. Para Ayato las caricias y el afecto no estaban incluidas dentro de su itinerario después de follar, pero Katherine le provocaba algo especial: quería que fuera un instante agradable para ambos. Quién sabía si a futuro la experiencia podía repetirse.

- ¿Un juramento? ¿Lo decías en serio? - preguntó Ayato, divertido. - Entiendo que el tío de hace unas horas te dejara con un mal sabor de boca...pero no todos somos iguales. Además, el trabajo es más divertido si puedes juguetear con tus compañeros un rato, ¿no crees? - Él mismo se había involucrado con algunas compañeras de trabajo. - O no me digas que es por un asunto ético...no te ves como el tipo de chica que huye de los problemas... - agregó con una sonrisa maliciosa - por el contrario, parecieran gustarte.

En ese momento Katherine le besó y él correspondió gustoso el gesto.

- Pero, dime... ¿Te gustó lo que sucedió?
- ¿Estás de broma? - Ayato no podía creer que después de todo le estaba preguntando algo así. - Me hiciste gemir como en una porno, eso es algo...nuevo para mí. Está claro que me encantó lo que sucedió "aquí" - dijo esto señalándose a sí mismo y a ella, como refiriéndose a ese espacio que les distanciaba; - a que tienes a una horda de tíos enamorados de ti y a quienes puedes controlar a tu antojo. No lo dudaría ni un segundo.

- Ayato, silly boy~ - le dije entre una risa condescendiente - Cuando se es famoso, uno tiene que tener cuidado con quien se junta... Los periodicos saben quien soy y que salgo en citas y fiestas - mis dedos se pasaron por sus cabellos. no podía evitarlo verlo como un niño inocente - Nadie sabe que soy una puta que todos los fines de semana busco a alguien que me plazca. Soy una dama para el público, y eso lo decidí hace muchos años.

Escuché sus alabanzas a mi persona y mi "técnica" para pasarlo bien. Me encantaba que me alabaran y satisficieran mi ego. Pero había unas cosas que aclarar con el chico.

- Bueno, ¿como crees que me volví tan buena? - me acerqué más a él, para dar a entender un punto - Practicando y preguntando, es como servicio al cliente ja ja ja~ - me reí ante mi analogía - Quiero ser tan buen amante como yo quiero que los míos lo sean. - Y claro que le había, mi anterior celular se veía plagado de mensajes insistentes. - Oh si~, gente que me ruega darles una nueva oportunidad para que puedan acostarse conmigo o súplicas de que les otorgue mi cuerpo una noche más... Pero imagino que apareces en los sueños húmedos de varias chicas. - susurré eso último.

Reconocía a la gente como él. Lleno de orgullo y lujuria, en busca de diversión en cada oportunidad, con un ego a saciar. Él y yo éramos muy parecidos.

- Ah, es verdad. Eso arruinaría tu reputación - comentó curioso cuando le escuchó decir que los medios la catalogaban como una dama. - ¿Y no te asusta que alguno de tus amantes hable de más? Digo, la prensa en esta ciudad es una putada y son capaces de tomarse de cualquier rumor para destruir a los famosos de Merveilles. Aunque no lo parezca soy un tipo prudente pero conozco muchos otros que no lo son. ¿Qué haces para silenciarlos?

La vida de la mujer le resultaba cada vez más fascinante y misteriosa. Eran muy parecidos, pero muy diferentes a la vez. "¿Cómo habría reaccionado ella si me hubiera conocido bajo mi forma original?" Pensaba entonces, atraído por la idea de morderla en pleno acto sexual. Eso hubiera sido una delicia. No le cabía la menor duda de que la sangre de Katherine sería un auténtico manjar para él.

Paseó la mirada por sus senos, sus muslos y todos los sitios prominentes que mordería gustoso con sus afilados colmillos.

- Heeh~ Tal vez te pida algunos tips, así puedo expandir aún más el número de chicas que sienten eso por mí~ - respondió con una sonrisa maliciosa al escuchar de sus métodos y pretendientes. No tenía ni que preguntar para saber de inmediato que Katherine también se acostaba con muchachas y que era perfectamente capaz de llevarlas al éxtasis una y otra vez. Era algo que Ayato también sabía, pero nunca estaba de más aprender una cosa o dos. - O mejor aún, enséñame cómo complacer a esa amiga tuya que quieres presentarme~ - sugirió mientras volvía a acercarse a la mujer y depositaba suaves besos en su hombro, para luego subir hasta su cuello y rozar el lóbulo de su oreja.

- Miento, como todo mundo... A pesar de ser una mujer reconocida, mi género no me hace muy popular como las estrellas de pop o rock, es muy raro que alguien me reconozca - Era una preocupación válida sobre mi imagen y como debía cuidarla - Tengo mis trucos, pero si te los dijera tendría que emplearlos en ti~

Mi sonrisa era encantadora, tomándome muy a la ligera que acabo de amenazarlo. Pero rara vez he empleado alguno de mis trucos por lo mismo de que soy una desconocida para el mundo, incluso en Glass City, pero uno siempre tenía que parecer mas dominante y amenazador para salirse con la suya. Ayato debía estar consciente de que si yo perdía, no caería sola.

El chico se mostraba entusiasta de aprender, y tal vez emplear sus conocimientos con mi alter ego, eso sería divertido.
Deje que se acercara y disfrutara de mi, el jovencito sabía bien que hacer.

- Nos parecemos mucho, pero ella le gusta experimentar cosas nuevas, es de esperar de una jovencita - Insinué la edad, imaginando que Ayato gustaría de jugar con ella - Probablemente te pida intentar cosas nuevas, pero no te forzará si no te gusta lo que propone. - Aclaré para que no se sintiera inseguro o intimidado

- Vale, vale, no te fastidiaré. De cualquier modo no gano nada haciéndolo - aceptó Ayato al comprender la sutil amenaza que acababa de mandarle la bella mujer. No había mentido al decir que era un tipo prudente cuando se trataba de las mujeres con las que se acostaba, pues a pesar de ser un tanto cabrón entendía muy bien lo difícil que era moverse en la empresa y el daño que podía producir una imagen manchada.

En ese momento Katherine describió a su amiga de una forma que Ayato no esperaba. Por un momento creyó que se trataba de una mujer de su edad o incluso mayor. Aquello no influía mucho en sus preferencias, pero sí tenía el prejuicio de que una muchacha de su edad podía ser más sumisa que la dominante cantante que tenía a su lado. (Aunque, a decir verdad, cualquier persona podría ser más sumisa al lado de ella...)

- ¿Qué tan joven es? - quiso saber curioso mientras apoyaba una de sus mejillas en su mano, - ¿es menor que yo?

- Good boy~ - respondí al acercar mi cara a la suya y plantarle un buen beso. Con los chicos como Ayate era vital proveer de recompensas y castigos. Aunque él no tuviera intensiones de perjudicarme, tenía que tratarlo bien para que no se le ocurrieran ideas "equivocadas". - Eres un chico de fiar, solo tenía que descubrirlo.

Me recosté en la cama mientras me relajaba antes de ganar fuerzas para levantarme y tomar caminos distintos.

- Hummm.... creo que 22 - Respondí intentando pensar que edad sería apropiada para conocerle - Y tu te ves joven, comparado contigo no se muy bien - Intenté llenar los huecos de la historia de esta "amiga" - Le gusta la fiesta y experimentar cosas nuevas, por ejemplo lo del shibari... Creo que me comento que solo quería saber si es tan divertido como se ve en las fotos, solo necesitaba alguien con quien intentarlo, se cansó de amarrarse ella misma - Luego volteé a verlo con una sonrisa - Aunque si tu le das ideas de cosas que hacer para divertirse te seguirá la corriente.

Luego rodé en la cama para quedar en su regazo.

- Pero bueno, si no quieres hacerlo no tienes por que... igual puedo usarte como mula cuando vaya de compras en unas semanas ¿Qué opinas?