Trato con el diablo (+18)

La exclamación de la mujer bastó para que Ayato se percatara de que la acción le dolió. "Entonces es verdad..." pensó divertido, manteniendo su miembro en el interior de la mujer pero frenando su brusca actividad. ¿Estaba bien si admitía que le encantaba la expresión de dolor dibujada en su semblante? No era del tipo que aprobara una violación o algo parecido, pero mezclar el dolor con el placer consensuado le ponía y mucho.

Y como ya se ha dicho antes, los gestos virginales eran su debilidad.

Le estaba pidiendo que fuera más lento, que le tuviera paciencia. El muchacho sonrió con malicia antes de seguir clavándose en su interior, procurando llenar el ano de Katherine con su polla.

- Ummm...no lo sé...tendría que pensarlo... - dijo con un tono sugerente mientras volvía a echarse para atrás para embestirla con fuerza, - ah...¿qué tal...si dices "por favor Ayato-sama sea gentil conmigo"...o alguna mierda parecida? - propuso entre jadeos.

Cuando se detuvo Ayato me dio oportunidad de relajarme un poco y acostumbrarme a tener a su miembro dentro de mi. Pero ver los gestos que hacía me hizo darme cuenta de cuanto realmente disfrutaba de hacerme gemir y colocarme en una posición con vulnerable. Lo excitaba verme a sus pies.
Más yo no podía negar que me gustaba como se clavaba en mi interior. La inexperiencia me hacía disfrutar estas sensaciones con un nuevo tinte de placer que no tenía todo los días y a pesar de mi orgullo, dejé que me cogiera como deseara. No era común que bajara mi dominancia, pero solo podía concentrarme en el placer.

- ¡AAaaahhh~! - Mis gestos llenos de sumisión y placer llenaban el cuarto del motel cuando me embistó con fuerza - ¡Ayato! ¡Ayato-sama! - Gemí su nombre como indicó el sonidista. Pero antes de volver a hablar, hice un gesto confiado en son de desafío - M-make me, you fucker~!

No le iba a dar todo en bandeja de plata y aún tenía algo algo de orgullo. Quería desafiarlo para me llevara al borde de la locura. Ya le di algunas en las palabras que deseaba escuchar, pero tenía que ganarse las demás si querían escucharla.

¿Me arrepentiría cuando siguiera dándome duro? No lo sabia, pero eso era lo divertido.

Entre gemidos Katherine lo llamó con aquél sufijo que en su país utilizaban para denotar respeto y cierta inferioridad. Ayato-sama. Sonaba muy bien. Ayato sonrió complacido al escucharla mientras aumentaba la velocidad y la fuerza de sus estocadas. No era tan fácil: la inglesa estaba estrecha allá abajo, tanto que incluso un simple vaivén requería cierto esfuerzo de su parte. No como con los genitales, donde la lubricación hacía el trabajo por ambos.

El muchacho había lamido esa zona antes pero no era suficiente. Esto perjudicaba a Katherine, ya que la penetración resultaba más dolorosa. Pero era un castigo, ¿no? La poca piedad que estaba mostrando Ayato era parte de este juego de roles.

Aunque la mujer aún no se atenía a su papel:

- M-make me, you fucker~!
- Tché...¿aún tienes ánimos de desafiarme? - bramó él entre jadeos, muy molesto.

Como en respuesta a su "ofensa" Ayato sujetó a Katherine de la cintura y la volteó. Esta operación le llevó unos segundos ya que tuvo que quitarse la pierna que yacía reposada en su hombro y dejarla en su lado opuesto, también requirió que retirara su miembro por unos segundos.

Apenas la tuvo en cuatro volvió a clavarse en ella, conteniendo los gemidos que le provocaba su exquisito y apretado interior.

En vez de disminuir su velocidad al llamarle como deseó, el pareció emocionarse más. Pero la dificultad de tener sexo debido al uso de mi ano era inconveniente pero excitante, mi propia estrechez era lo que lo complicaba pero se sentía tan bien que aquel miembro se hiciera camino en mi interior, era doloroso, pero el placer se mezclaba muy bien con el mismo.

Antes de decirle que estaba jugando, Ayato ya estaba colocándome en una mejor posición, ahora bocabajo y mi trasero expuesto y a su total disposición.
Al tener su miembro fuera pude respirar de alivio, me permitió relajarme más y eso provocó que Ayato pudiera adentrarse de nuevo fácilmente.

- ¡Ah! Es-espera... ¡Ayato! - me aferré de nuevo a las sabanas mientras gemía de placer y dolor. Creo que era hora de bajar la cabeza y aceptar quien mandaba ahora. En esa posición se sentía como me penetraba más fácil. - ¡Ayato, por favor~! - mi mano se extendió a donde el chico había sacado el dildo antes, probablemente allá habría lubricante que facilitaría y haría menos tortuoso el sexo - ¿P-podrías usar lubricante? ¡AH~!... Prometo portarme b-bien.... Ayato-sama~

Incluso me atreví a llamarlo como él deseaba, con las palabras que quería escuchar, esperando que eso funcionara para que tuviera piedad de mi cuerpo.

A pesar de que el placer lo tenía cegado, la petición de la mujer le hizo detenerse. Esto sucedió poco después de que cambiaran de posición.

Al ver la expresión de Katherine vaciló: ¿le estaba tomando el pelo o en verdad necesitaba ir más lento? Se veía muy caliente y hermosa a pesar de que, aparentemente, estaba sufriendo. Incluso le llamó con ese sufijo otra vez, lo que despertó la duda de si le estaba provocando o la súplica iba en serio. "Anda, ¿qué posibilidades hay de que una mujer como ella admita que necesita ayuda?" se dijo para sus adentros mientras dejaba escapar un suspiro.

Si lo pedía de ese modo claro que se lo concedería. Su sadismo tenía un límite si la chica de verdad no estaba disfrutando del todo el sexo.

Además, no dejaba de sentirse el puto amo por poder follar con ella y además lograr sus objetivos. ¿Se merecía el lubricante? Coño, sí.

Sintiéndose un poco culpable, Ayato retiró nuevamente su miembro. Lo hizo de forma lenta para que sus paredes interiores no sintieran demasiado la diferencia, y una vez fuera se dirigió a la cómoda que estaba junto a la cama: bingo. Sacó la pequeña loción y volvió a posicionarse tras Katherine, pero antes de aplicar el contenido se inclinó hacia el ano de la inglesa, el cual comenzó a lamer con suavidad. Dejando el lubricante cerca, Ayato tomó su trasero con ambas manos y mientras lo acariciaba, su lengua dibujaba círculos, líneas y zig-zags sobre el orificio adolorido.

Un largo suspiro salió de sus labios al sentir su miembro salir de ella con cuidado. Extrañaba que algo hubiera adentro de mi, pero realmente deseaba que cuando me penetrara, lo hiciera tan fácil como en mi vagina. Ya no quería perderme entre dolor y placer, quería que me cogiera hasta perder la cabeza.

Apenas pude levantar la cabeza para observar sus acciones y estar al corriente de lo que sucedía a mi al rededor.

- P-perdón - intenté hablar con Ayato - Me gustaba como lo hacías pero... ahora solo quiero sentirme bien. - no era que no me gustara su brutalidad, pero creo que necesitaba un descanso.

Pero antes de poder añadir otra cosa, el chico empezó a lamerme y tratar esa entrada con cuidado. Los gemidos que expresé eran mas suaves. Lengua se deslizaba muy bien dentro de mi y aliviaba el dolor que llegué a sentir. Follar así fue divertido, mas era hora de cambiar un poco el juego.

- Lo entiendo - respondió sin disculparse, aunque a decir verdad si se sentía mal por haberse dejado llevar de esa forma. Él también solo quería sentirse bien y por un momento olvidó todo lo demás.

Ayato introdujo su lengua en la retaguardia de la morena y esperó que el área se relajara antes de untar un poco de loción allí. Lo hizo de manera superficial, acariciando suavemente su ano con la yema de sus dedos lubricados. Estuvo así bastante rato hasta que decidió introducir suavemente un dedo.

- ¿Todo bien? - preguntó al introducir la punta y deslizar el índice lentamente hacia el interior. Estaba muy apretada pero húmedo, por lo que no resultaba tan difícil. - Si necesitas un poco más de lubricante solo dilo.

Su voz sonaba un poco obstinada, como si le costara trabajo ser amable. Pero vale, al menos lo estaba intentando.

Tomé una almohada y la coloqué debajo mío para que mi pelvis quedara más arriba y así Ayato tuviera más cómodo. Pero gracias a sus cuidados pude tomar un respiro y relajarme mientras masajeaba mi interior, incluso jadeaba al tener su dedo dentro mío, entraban aún más fácil y delicioso.

- Si... solo un poco más por favor~ - mejor ser precavida y para que su miembro se deslizara por mi ano con facilidad. - Gracias por ser gentil cuando te lo pedí.

Era una perra, pero tenía corazón y modales, por lo que expresaba mi afecto y agradecimiento a Ayato por sus atenciones a lo que necesitara mi cuerpo. Aunque ahora el no sonaba tan alegre como antes.

- ¿Ayato-sama? - voltee lo más que pude para verlo, usando aquel apelativo que pidió - Me encanto como se sentía tu verga dentro de mi~... la sabes usar muy bien, mejor de lo que imaginé.

Al oír a la inglesa obedeció y untó aún más lubricante en su ano, introduciendo un segundo dedo en esta ocasión y esperando que su cuerpo se adaptara a mayor dilatación.

Cuando ella le agradeció el gesto Ayato se sonrojó involuntariamente, pues aunque no estuviera dispuesto a admitirlo la ternura era otro de sus grandes puntos débiles, más cuando venía de mujeres fuertes y de carácter dominante, ya que no era una característica que solía salir a la luz.

- N-no hay cuidado... - murmuró mientras seguía penetrándola con ambos dedos, de manera lenta y cuidadosa.

Katherine le llamó y volvió a utilizar ese sufijo que tantas cosas le provocaba, lo cual despertó nuevamente la ansiedad y el deseo de Ayato. Cuando la mujer lo reconoció sintió cómo su pecho se inflaba de orgullo y de excitación. Quería volver a penetrarla. Mucho

- ¡Já! Por supuesto, soy el mejor~ - dijo altanero mientras le dedicaba una sonrisa llena de confianza que camuflaba sus verdaderas emociones. - Tú solo dime cuando estés lista... - agregó en un susurro. Debía mantenerse tranquilo a pesar de que su erección le rogara descargarse sobre esa mujer que estaba seduciéndole de muchas maneras.

- Ah... ahh~

Dos dedos, dentro de mi. Y se deslizaban tan fácilmente. Así no parecía que era una virgen en este asunto, solo mis gemidos delataban mi vulnerabilidad. El chico cuidaba de mi y era muy obediente, tenía suerte de haberme encontrado a alguien como él después de mi incidente en el archivo. Incluso "Lilith" estaría muy feliz de conocerlo.

Una sonrisa llena de ternura se marcó en mi rostro cuando se pavoneó ante mi cumplido. Era un muchacho después de todo.

- Calma tus caballos Ayato... estas por ahora en mi top 100 de parejas sexuales - mis manos se deslizaron a mis gluteos y los tomé para separarlos y dejar el acceso de mi segunda entrada aun más despejada - Pero aun estas a tiempo de llegar al top 50... Te deseo suerte, tienes mucha competencia~

Recompensarlo con mis dulces palabras, bajarlo hasta mis pies cuando quería ser cruel. Iba a dejarlo disfrutar de mi cuerpo, pero esperaba que aun tuviera en su mente mi placer en todo momento para salir satisfecha de ahí.

Wow, ¡¿top 100?! ¡Le superaba con creces en experiencia! Él no llevaba la cuenta de cuantas chicas se había follado pero estaba seguro de que eran menos de 15. ¿Y cómo es posible que Katherine recordara tan bien a más de 100 personas? Sabía que no era el momento de preguntar al respecto, pero quizá lo haría después.

Esa mujer era un misterio.

- Hee...me muero por saber de tu número uno~ - comentó sin dejar de tocarla con suavidad. Un pequeño tic se apoderó de su ojo cuando pensó que ni siquiera estaba dentro del top 50 y que la competencia estaba difícil, pero luego se relamió los labios al ver la entrada abierta y disponible. - Aquí voy...si quieres que me detenga solo dilo - le dijo solo para ser considerado.

Ayato se masturbó con la mano llena de lubricante, cubriendo su propio miembro de aquella sustancia fría y gelatinosa. Luego volvió a apuntar hacia el ano de Katherine y la penetró de la manera más lenta que pudo. El muchacho se tensó y apretó la mandíbula al momento de sentir nuevamente las paredes apretadas de la inglesa, las cuales amenazaban con hacerle venirse en cualquier momento.

- Kjjjj...ah...ah...ngh... - jadeó, haciendo un gran esfuerzo por controlarse.

- Pues yo me muero por ser tu numero uno~ - lo noté curioso, molesto ¿acaso eso era un orgullo lastimado lo que veía? - Ayato, lo ultimo que quiero ahora es que te detengas, poppet~

Me coloqué en posición cuando íbamos a retomar la acción. Al sentir su miembro entrando a mi, noté como aquel agujero estrecho cedía fácilmente gracias al lubricante, pero seguía siendo virginal, sin experiencia, y con un abanico de posibilidades a experimentar.

- Gyaah~ - gemí al tenerlo totalmente dentro mío. Y escuché el placer que le envolvía. Era hora de jugar un poco con el jovencito.

Coloqué los brazos debajo mío para tener un soporte y mis piernas ya no estaban totalmente recostadas en la cama, mientras aún mantenía aquel miembro en posición en mi ano.
Sin avisar, empecé a mover mis caderas en un movimiento erótico y pendular para que se deslizara poco a poco dentro mío, afuera y adentro.
Gemía de hacer estos movimientos al rozar paredes sensible pero tenía que demostrarle a Ayato que no solo era una mujer que esperaba que la complacieran, sino que también me gustaba jugar con el amante en turno.

Ya cuando logré acostumbrarme más, me atreví que mis caderas se movieran adelante y atrás rápidamente, para que el sonidista pudiera sentir las penetraciones provocadas por mi. Aunque estuviera en una situación de desventaja para una dominante como yo, tenía mis trucos.

- ¡Ah! ¡AAH! T-tu verga....¡Tu verga me encanta! ¡A-ayato-sama! - gemí su nombre, para que reconociera quien era el autor del placer en ese momento y para alentarlo a que reconociera que con las sensaciones que provocaba en mi eran excitantes y que me dejaban hambrienta por más.

Los movimientos de Katherine lo atraparon desprevenido. Se suponía que ella era la inexperta en el área del sexo anal por lo que él estaba tomándose todo con calma para no provocarle ninguna molestia, sino puro placer. Aun así, ella tomó la iniciativa de iniciar un vaivén erótico que logró que Ayato empezara a gemir como pocas veces hacía.

- Ah...ah...mgh~ - los jadeos se mezclaban con susurros graves que revelaban que el joven estaba alcanzando su límite.

Apretó los dientes mientras sostuvo la cadera de la inglesa con ambas manos para guiar un poco el movimiento, el cual empezaba a enloquecerle. Introdujo su miembro en el interior de la mujer de manera pausada, acompañándose de profundos suspiros, un acentuado rubor y descontrolada calentura, hasta alcanzar a meterlo por completo.

Sintió cómo las estrechas paredes le cubrían en su totalidad y ahogó un gemido en su garganta.

- Tu culo...kjjj...me está...succionando... - habló dificultosamente entre quejidos llenos de placer. "Voy a venirme en cualquier momento..." pensó un poco angustiado mientras se movía al compás de los movimientos de Katherine, guiando un poco el ritmo de la penetración.

Este vaivén comenzó de manera lenta y tortuosa (como prometió que sería para acostumbrar a la mujer), provocando que un ansioso Ayato empezara a perder la paciencia y todo su preciado control.

- ¿Puedo...? - con voz débil dejó escapar una pregunta que no concluyó.

Al darse cuenta de lo que estaba haciendo Ayato se calló de inmediato. ¿En verdad estaba por pedir permiso para follarla con todas sus fuerzas? ¿En qué punto se invirtieron los papeles?

Katherine no paraba de sonreír, el chico estaba disfrutando de sus acciones tal y como ella quiso, aún si se encontraba en desventaja por sus posiciones. Oír a un hombre gemir era maravilloso, muy pocos lo hacían a pesar de que escucharlos perdiendose en el placer era muy estimulante para mi y varias mujeres.
Dejé que Ayato controlara la manera en que me penetraba, que aún era cuidadoso debido a mi inexperiencia, aunque el lubricante hacía que fuera más fácil que entrara y saliera de mi.

- ¿hm? - volteé a verlo con una sonrisa. Aquel "puedo" solo podía significar una cosa. Pero el chico era orgulloso e imaginaba que no iba a ceder fácilmente.

Así que Katherine en un momento dejó de moverse según indicaran las manos de aquí chico. Moví las caderas hacia atrás de manera brusca para que su miembro entrara rápido, eso me arrebató un gemido agudo y fuerte. Se había sentido tan bien que incluso me temblaban las piernas y brazos.

- A-ayato, por favor - supliqué con el tono más sumiso que pude musitar - Dame d-duro... Ayato-sama~.

Cuando la mujer movió las caderas hacia atrás, Ayato tuvo que contener la respiración. Su cuerpo estaba completamente tenso, intentaba que su mente pensara en otras cosas para no venirse de una sola vez...debía distraerse de alguna forma de todo ese placer.

Pero en ese momento Katherine dijo las palabras justas para atraparlo y hacerle creer que estaba viviendo la fantasía de sus sueños y que nada más importaba:

- A-ayato, por favor... Dame d-duro... Ayato-sama~.

Supo que era un engaño, que solo estaba siendo manipulado por una mujer mayor y mucho más inteligente que él. Pero eso ya no le importaba.

Ayato dejó de pensar y solo actuó: la penetró repetidas veces, al principio de manera lenta y profunda para luego acelerar la velocidad y el ritmo. Cuando notó que el cuerpo de la inglesa estaba recepcionando mejor sus estocadas, se aferró a su cintura y volvió a meterla de forma bruta e incansable. Ya nada le importaba, solo ese valioso momento. Cerró los ojos para dejarse absorber:

- Mmh...Katherine...ah...Katheri... - pronunció su nombre quedamente, pues era interrumpido una y otra vez por sus propios jadeos y gemidos, los cuales ya ni siquiera podía pensar en retener.