{P} Nuestro pequeño "lugar feliz".

- ¡Tch! Odio cuando es invierno en esta mierda… Aún y muerta no aguanto ninguna ventisca, ni una puñetera lluvia – exclamó, metiéndose las manos en el bolsillo y encogiéndose de hombros, viendo que su “respiración” se hacía una nubecita blanca que después desaparecía.

Glass City cambiaba drásticamente a cada estación que llegaba. La primavera molaba, el verano era una época cachonda, e incluso el otoño resultaba ser más agradable. Pero invierno… Uff, cómo deseaba que esa estación no existiera, o al menos que fuera más agradable. Asumía que por lo menos lo usaban de excusa para “tomar calor corporal” con un chocolate caliente o con otra persona, que era lo que la vampiro hacía precisamente con su acompañante, teniéndole abrazada por detrás, obligándolo a avanzar como si nada sucediera.

Restregó mejillas mientras dejaba escapar un sonidito de gusto al sentirse calentita de nuevo, aprovechando a molestar a su acompañante con un leve manoseo a la vista del público, ¿Por qué no? Aprovecharse también de esas mejillitas rojas que siempre le gustaba “tomar” su color, depositando un beso juguetón en la mejilla. Incluso el jardín cambiaba con el invierno; viendo que muchas de las flores que había visto al llegar estaban cubiertas por nieve y el árbol que habían quemado hace tiempo atrás estaba cortado. ¡Qué pena! Se dijo, le hubiera gustado verlo más tiempo “en vida”, pero parece que la gente no apreciaba el arte bélico.

- Ow, y a mí que me gustaba nuestro pequeño lugar feliz – murmuró, haciendo un pucherito, apegándose a la mejilla de Yuki (que muchos seguramente ya se habrían percatado que era con quien estaba), volviéndole a apretujar los pechos sin escrúpulos.

- Sabes que en el fondo te gusta que lo haga, porque de lo contrario, me hubieras puesto en alto esa noche – murmuró divertida a su oído, levantando las cejas de forma sugestiva. Apoyó la barbilla del hombro de su compañera, viendo nuevamente el tocón de lo que anteriormente fue un árbol quemado que usó para celebrar su llegada a Glass City – Lo hubieran conservado para el próximo Halloween, hubiera sido una historia de terror fabulosa que contarle a los turistas. – sonrió de oreja a oreja, aprovechando que estaban de frente para así robarle un beso en los labios y separarse antes de que pudiera protestar ante el morreo rápido que le había hecho, riéndose con una sonrisita burlona.

Caminó hasta lo que quedaba del tronco, sentándose de inmediato en él con las piernas cruzadas para hacerle una señal para que se sentara con ella. Tomó una gran cantidad de aire por la nariz y suspiró, desinflándose cual globo por la boca. Jugueteaba con su cabeza, tarareando una canción de las suyas a la par que miraba a su alrededor, como si estuviera buscando algo en particular, que en efecto era lo que hacía. Estaba buscando el no encontrarse con ninguno de sus compañeros de los Scream Queens, que parecían estarla siguiendo a donde fuera que estuviese yendo con Yuki, o con cualquiera. ¿Será que alguien les pagó para que la persiguieran sin que ella fuera a enterarse? Eso suena ridículo, pero si. Ya ha sido más de una vez que ha visto a Bongo o a Keilla por donde sale. Guy parece tener algún completo ninja porque jamás lo ha visto pero sabe que está metido en ello.

Se acomodó un mechón de cabello, girándose en dirección a su compañera, torciendo el cuello a un lado como si la misma estuviera a punto de caérsele por tener el cuello flojo. Hizo crujir su cuello sólo por diversión, a ver si se creía lo que justamente la vampiro estaba creyendo.

- Oye… – murmuró, buscando su atención – ¿Estas pensado que esa corbata de moño del señor de la entrada parecía un sostén?

Si, sabía perfectamente que no estaba disimulando nada sus preocupaciones internas y estaba mirando mucho hacia el infinito y más allá, cuando solía estar dedicada a observar plenamente a su compañera (o mejor dicho, a las amiguitas de su compañera) para hacerla molestar. El beso sólo consiguió hacerla reír, atrapando a la azabache con un brazo para atraerla hacia ella y posar la punta de sus colmillos sobre sus mejillas rosadas, haciéndose con el color rojo que estaban en ellas para soltar un pequeño eructo que “contuvo” con el puño cerrado.

- ¿Soy tan obvia? – preguntó retóricamente hacia la muchacha, mirándole con una ceja levantada – Si, todo bien. Sólo me aseguro que no haya ningún cotilla interrumpiendo a nuestra cita aparentemente normal, como sueles llamarlas – sonrió de oreja a oreja, guiñándole un ojo.

Se levantó de un brinco para sentir cómo sus pies se hundían en la nieve, cosa que le produjo un escalofrío y un desagrado de ultratumba, peor que pelear con fantasmas o zombies borrachos. Tragó grueso, volteándose hacia la azabache para que así pudiera hacer lo que tenía en mente: Arrodillarse frente a ella (no sin antes mirar a ambos lados para asegurarse de que ninguno de los Scream Queens estuviera allí y malinterpretara todo) mientras ponía una mano en su pecho y la otra la extendía hacia ella:

- Y como he dado mi palabra – prosiguió a explicar la vampiro, hablando con un tono como de tiempos antiguos en los que los probadores contaban relatos de héroes o cosas por el estilo – , para esta ocasión no habrá ni incendios, ni alcohol, ni ninguna otra cosa paranormal que afecte a una saluda humana completamente normal… considerando el hecho de que de por sí no soy normal – rió, volviéndose a levantar para ofrecerle una mano a su compañera – Como también prometí que serías tú la que me llevaras esta vez, por sentirte la dominante al menos una vez en tu vida. ¿Y bien? ¿A dónde vamos primero, querida “Sra. Pro-activa”?

No hubo necesidad de responderle, y tiempo tampoco, considerando que la azabache se había emocionado como si hubiera ganado el quino o algo por el estilo, mientras la vampiro se levantaba para sacudirse la nieve de la ropa y tener otro escalofrío por sentir sus manos heladas. Dio un paso hacia atrás un poco sorprendida por el beso, apenas y dándose el tiempo para corresponderle antes de mirarle con una ceja levantada, conteniendo una sonrisa jocosa al verla tan repentinamente animada:

- Eso sonó casi como un halago… casi – respondió, cuando casi de un tirón la chica se la lleva por delante al comenzar a caminar.

Empezaba a sentirse un poco extrañada por el comportamiento tan emocionada de su compañera, ¿Es que acaso llevaba toda la vida esperando a que alguien se lo dijera o algo por el estilo? Bueno, al menos era como un honor saber que sería la primera, pero le daba algo de miedo saber lo que se le pudiera ocurrir a alguien tan “acaramelado” como lo era Yuki. Se limitó a asentir y dedicarle una sonrisa forzada cuando le propuso lo del karaoke, recordando que tenía que resolver ciertos asuntos con la gente del Merveilles Records… esperaba que su hermano y el lacayo estuviesen haciendo lo que les pidió.

Tal y como había dicho su compañera, llegaron a un sitio donde había un pequeño escenario y frente a él sillas, así como algunos pequeños locales de comida y quién-sabe-qué otras más. Habían pequeños grupos de personas dispersos, y algunos cerca del escenario que asumía ser los pirujos que esperaban a la susodicha profesora. Se acercaron hasta la multitud y Marceline lo primero que hizo fue buscar una silla en primera fila para mirar fijamente hacia el micrófono que estaba puesto allí, considerando la idea de subir y robarse el show e hipnotizar a unos pocos a ver si hacían lo que se le antojaba. Desgraciadamente, se había acordado que le había dado su palabra a su compañera, limitándose a soltar un suspiro luego de ensimismarse en sus pensamientos y voltear a mirarle:

- Lindura, ¿Tú cantas? – preguntó, mirándola de reojo – Hasta hace poco había caído en cuenta que no te lo había preguntado antes, y la verdad es que siento curiosidad. Ya veo que sabes tocar el bajo como yo, ¿Pero cantas? Jamás te oído… y me gustaría hacerlo – ladeó la cabeza, levantando las cejas con una sonrisita picarona.

Levantó las cejas, un tanto sorprendida porque al final había aceptado. ¿Sería eso posible? La vio caminar en dirección al escenario, todavía sin poder creérselo. ¡Iba a hacerlo! Qué bonito era saber que tenía el suficiente coraje para gemir en público como hizo con ella, si saben a lo que se refiere. Se acomodó en su asiento, cruzándose de brazos y piernas para hacerle un gesto con el pulgar levantado de que le iría bien, algo así como haciendo un intento de darle apoyo moral. La gente que parecía discutir consigo misma sobre subir al escenario o no, notó a la chica, incorporándose alrededor de la vampiro para mirar a la pelinegra que se había subido.

En un principio aguantó las ganas de reírse de ella por lo adorable que se veía, pero a medida de que avanzaba, tenía que admitir que la “Lindura” podría probar por el canto si se lo proponía. Al finalizar, la gente aplaudió bastante alegre, aunque sin llegar a ser tan eufóricos como Marceline, quien se había tomado el descaro de retirar su brasier y darle vueltas en el aire, lanzándolo en dirección a la azabache mientras silbaba como fanática enloquecida:

- ¡Nada mal, lindura! – exclamó, flotando para quedar sobre el escenario mientras recogía su brasier y se aseguraba que la muchacha lo tuviera en sus manos – Sabía yo que tenías una voz oculta por ahí, sólo necesitaba sacártelo de alguna manera – sonrió, guiñándole un ojo con la esperanza de que entendiera la indirecta-directa.

Al volver hacia el público confuso, la vampiro los saludó con una mano mientras que anunciaba por el micrófono la voz de inauguración, que parecía haber sido la voz de Yuki. Superando la actuación de Marceline, el público volvió a aplaudiré entusiasmado mientras ella hacía el papel de anfitrión, haciendo que la azabache levantase su mano como si hubiera ganado un gran premio o algo por el estilo:

- ¡Que empiecen los Juegos del Hambre! – dijo, emocionando más al público para bajar su mano y darle una pequeña (y no tan delicada, como no) nalgada a su compañera, sujetando firmemente su trasero al aferrar sus dedos sobre él, mirándola de reojo con una sonrisita socarrona.

Era sumamente adorable ver que en el fondo a la chiquilla le estaba gustando la idea de cantar, ¡Miren nada más lo nerviosa que se opina! Sus ansias por detenerla sólo para estirar sus mejillas eran enormes, pero con mucho pesar tuvo que alejar ese pensamiento de su cabeza por un momento, así como ceder el espacio del escenario a su compañera, quedando en la orilla para ver cómo se iba desenvolviendo a medida de que cantaba. Cruzaba de brazos y fingiendo ser una crítica como las del Sello, la miró de pies a cabeza a cada momento, mientras las personas parecían revivir parte de su infancia al escuchar esa vieja canción de un grupo cuya vocalista le recordaba a sí misma, ¿Se habrán basado en ella para el diseño? Ojalá, así podría cobrar derechos de autor más adelante.

Jugueteaba con sus manos y movía un pie al ritmo de la canción, apenas y acordándose que había recuperado su brasier y un tonto lo miraba con la codicia infinita de cualquier pervertido. Cuando sintió un pequeño tirón de su mano, miró había abajo y se dio cuenta que el chico sudaba a millones por haberse movido rápidamente para fingir que miraba era al concierto y no a la etiqueta de la copa de la vampiro. Se agachó para estar a su altura, invitándose para que se acercara. Al hacerlo, aprovechó que todos parecían ocupados con Yuki para rodear su cuello con el brasier, poniendo al chico nervioso por lo cerca que ella estaba. Al final de todo, tiró del sostén para así ahorcar al chico y que éste se desplomara justo después de que la pelinegra terminara, haciéndolo ver como si su música era demasiado buena para él.

- ¿Qué te parece, lindura? Parece que ya tienes un fanático – dijo, señalando al muchacho inconsciente al que le daban aire con un abanico para que despertase – ¿Quieres una última canción antes de lanzar un álbum o nos vamos? Después de todo, tú eres la jefaza por hoy – dijo, robándole un beso en la mejilla antes de reír con picardía.

Le resultó gratificante que el público siguiera su juego y avergonzara a la pelinegra, ¡Su plan era infalible! Cuando el dúo bajó del escenario, Marceline se despidió de ellos entre besos y risas, haciéndole diversos gestos a su público hasta que finalmente se perdieron de vista. Estando ya en un sitio supuestamente seguro, se recostó de la pared al igual que la azabache, dándose la libertad de reír mientras ella parecía estar haciendo vagos intentos de superar lo que había sucedido. «Lo siento, cariño. No podrás zafarte tan fácilmente de la pequeña atención “extra” que recibiste de parte de tu público» y eso le hizo reír con un poco más de ganas, hasta sentir el abrazo de la azabache que le hizo sonreír un tanto distorsionada.

Le rodó como si correspondiese al abrazo y al poco tiempo su sonrisa se deslizó de forma más natural, hasta sentir que su atención se desviaba en dirección al brasier, haciendo que la vampiro arqueara las cejas en una expresión divertida:

- Si eso te molesta, claro que si – respondió, rodeándole la cintura con un brazo para después tenderle uno de los extremos de la prenda en su mano – Aunque supongo que hacer algo más divertido como que lo carguemos los dos sería mejor. Si te da pena, no te preocupes, igual y necesitaré de tu ayuda para volvérmelo a poner – levantó sus cejas de forma sugestiva antes de arrastrar a la muchacha hacia otro lado, apartándola del Karaoke con tal de no tener muchas miradas curiosas.

Se mantuvo caminando por la zona, sin embargo, queriendo conocer parte del sitio y comprobar si había algo más interesante que valiera la pena el no hacer un escándalo público para divertirla. Le estaba costando mucho el no hacerlo, después de todo, Marceline sin ser el centro de atención no era Marceline, y tener que compartirlo con alguien más que no fuera su banda (o su hermano menor, valga la redundancia) era… un poco difícil. El sólo hecho de tener que prestarle atención a otra persona que no fuera ella misma ya suponía una tarea complicada, ¿Y que de paso tuviera que cuidar de ella? Pff, era más fácil cuidar de Schwable y ya, aunque… quién sabe, tal vez en el fondo sí le gustaba fastidiar a la azabache más de la cuenta.

Y hablando de fastidiar…

- Lindura – llamó Marceline, pellizcando su cintura en el proceso – , creo que verte cantar me ha abierto el apetito. ¿Dónde hay un local con buena pinta por aquí? – miró de reojo su cuello, teniendo que sacudir la cabeza para desviar algunos pensamientos y volver la mirada hacia su compañera.

A veces se le olvidaba que lo adorable de Yuki sólo escondía una que otra broma muy a lo Marceline, sólo a veces. La vampiro desvió la mirada haciendo como que estaba distraída mirando otras cosas una vez que Yuki le contestaba, encontrándose curiosamente con su mirada y la mano que ocultaba su cuello. Rodó los ojos al suelo, mordiéndose el labio inferior hasta que su comentario le tomó desprevenida, al punto en el que se marcó un fino color pastel en sus mejillas, frunciendo el entrecejo:

- ¡Hey! – quiso tratar de reclamarle, pero ya estaba siendo arrastrado a otro lado «¡Tch!»

El sitio parecía cambiar de colores conforme avanzaban: A diferencia de donde estaba el escenario de baile, cubierto por unos colores verdosos, la “feria de comida” tenía unos adornos más cálidos que la zona anterior, como para hacerte olvidar de que estabas en invierno y te estabas muriendo de frío. A lo mejor probaba con un chocolate caliente o algo, aunque sabía que eso prácticamente no le servía para nada. Señaló con su mano libre al local y esta vez fue ella quien arrastró a su compañera, pidiendo dos chocolates calientes para, una vez pagados, soplara su tacita y le diera un sorbo. Hace años que no sentía que algo le escocía el esófago de esa manera, era agradable.

- Oye, has estado mencionando bastante a esa profesora tuya hoy – dijo, mirándola de reojo. Por el tono que usaba, casi parecía no estar muy contenta de tanta importancia hacia esa mujer. Marceline podía llegar a ser bastante celosa, aunque trataba de disimularlo bebiendo chocolate y recordando el hecho de que Yuki seguía siendo una mocosa – ¿Quién es? A veces olvido que sigues en la escuela, no puedo esperar para cuando te gradúes y te deshagas de ese ridículo uniforme – desvió la mirada, dándole otro sorbo al chocolate.