Sueños...(libre)

La campana que indicaban ya el fin de clases regulares en Musette sonaba por toda la escuela. Momento para que algunos alumnos fueran a comer, descansaran un poco, se preparen para los clubes, o en el caso de la joven japonesa, estudiar y hacer tarea. Los exámenes se aproximaban y como el fuerte de Yuki no eran las matemáticas, aprovechó para ir a la biblioteca y repasar algunos problemas.

Como la otra vez, buscó un par de libros y se fue a sentar. Pero como varias mesas estaban ocupadas, lo que hizo fue irse a la pared cerca del estante donde encontró los libros que le servirían y se sentó recargada en la pared.

-Veamos...problema 2,3,5 7 y 11...- Contestó los primeros sin problemas y los que le seguían se le complicaban un poco. -¿Cómo es posible que el profesor los haga ver tan fácil, pero para mí sean de lo más complicado?

Estuvo así con los problemas 3 y 5, hasta que la factura por desveladas practicando y haciendo tarea le pesaron, haciendo que los ojos se le cerraran poco a poco haciéndola que se durmiera ahí donde estaba; casi depositando su cabeza en sus rodillas. que sostenían el cuaderno.

Spoiler:

El plan era simple: Entrar a la biblioteca, sacar los libros que necesitaba, volver a su habitación y fin del asunto. Arthur se lo repitió mentalmente una y otra vez, mordiéndose ansioso el labio inferior y entrando por el umbral de la biblioteca con paso fúnebre.
"¿Cómo es posible que no estén en PDF?" Pensó mientras revisaba las estanterías buscando lo que necesitaba. Sus ojos repasaban rápidamente todas las letras y negaba con la cabeza al no encontrar nada. Sabía que pedirle ayuda a un encargado hubiese sido mucho mejor, pero el solo pensar en interactuar con alguien más le hacía desistir de la idea.
Luego de estar quince minutos deambulando por diferentes estantes, terminó en la sección de Matemáticas con libros completamente distintos a los que había ido a buscar.
“Me rindo.” Se dijo a sí mismo y se dio media vuelta cuando de pronto notó que había una persona durmiendo. Miró hacia su derecha, luego a su izquierda y todo el mundo parecía estar metido en sus asuntos, ajenos a que alguien estaba durmiendo en el piso.
“Vale, solo le moveré el brazo y ya.” Se agachó con cuidado, dejando la pila de libros a un lado y extendió su mano para tocarle el hombro a la contraria. Mas se paró en seco al pensar un poco más la situación.
“¿Y si está cansada y no ha dormido lo suficiente? Mejor no despertarla.” Con cuidado le quitó el cuaderno para evitar que este se arrugara y lo acomodó en el piso junto a los otros. El rubio se quitó la chaqueta y la coloco sobre la chica a modo de manta.
“Así no se pescara un resfriado.” Se volvió a levantar preguntándose si aquello había sido lo correcto o no. Pero ya no podía hacer nada, solo le quedaba esperar... En un lugar atiborrado de gente.
Tomó aire, contando hasta diez y se apoyó sobre el estante sacando su teléfono celular. Solo tenía que mantenerse distraído y evitar que su ansiedad le jugara en contra.

Estaba tan profundamente dormida que obviamente nunca sintió la chaqueta que el joven que recién llegó le había colocado, en una ocasión normal posiblemente hubiera sentido o incluso el cambio de temperatura hubiera hecho que abriera los ojos, pero esta vez no fue así.

Por alguna sorpresiva razón pareció despertar. Mientras sus ojos estaban entreabiertos sintió la chaqueta e inconscientemente la movió para arroparse mejor, pero en eso recordó algo importante: -¡Yo no traía chaqueta!

Observó el vestuario con la que la habían arropado y luego miró a su alrededor tratando de encontrar al dueño. En eso observó al chico que estaba ahí con su celular. -Etto...disculpa...¿Esta chaqueta es tuya?- Se había levantado y caminó a donde el joven para que la pudiera ver. Yuki se sentía un poco apenada por tan buen gesto del chico.

Arthur nunca se había interesado por los teléfonos hasta que le habían dicho que era posible jugar Pokemon con uno. De a poco, sentía como se abstraía del mundo real y se volvía parte de la fantasía, olvidando por completo el lugar donde estaba parado.
Sin embargo al escuchar una voz femenina, sintió como era devuelto al cruda realidad donde no existían los monstruos de bolsillos. Asintió de forma mecánica a la pregunta.
"Tranquilo, solo toma la chaqueta." Se repitió en un plan mental (que eventualmente, no iba a seguir) Guardó el juego y después el celular en el bolsillo derecho de su pantalón mientras las manos le tiritaban.
El rubio señaló la chaqueta y luego volvió a señalarse a sí mismo. Como ya era costumbre que nadie entendiera lengua de señas, abrió la boca y moduló de forma exagerada "Soy mudo" para que la chica pudiese leerle los labios.

Spoiler:

Yuki pudo notar que el joven parecía estar un poco nervioso con la presencia de ella. -¿Estará todo bien?- No quería incomodar al muchacho, pero también le preocupaba ver a alguien así de tenso.

Mientras el joven guardaba la chaqueta, Yuki con un rostro algo preocupado quería asegurarse que nada malo le sucediera. -¿Está todo bien?- Luego el chico rubio indicó con sus labios su incapacidad de hablar. La japonesa tardó en entender lo que le trataba de decir, hasta que por fin pudo entender lo que los labios del chico decían. -¡Ah!...¡Lo...! ¡Lo siento! No sabía....etto...- Pensó en qué hacer para tratar de aminorar la tensión. -¡Espera un momento!...- Se levantó y fue a uno de los estantes donde estaban los libros de idiomas, luego vio un libro especial en lenguaje en señas. Regresó, lo puso en sus rodillas, y la japonesa le sonrió al chico. -¡Mucho gusto!¡Soy Yuki Nakayama!

Spoiler:

Cuando estaba a punto de marcharse, la chica le pidió que se quedara un momento. Arthur sintió como su corazón comenzaba a latir de manera desesperada, como si quisiera morir pronto para evitar una interacción social. Se quedó de pie, sin saber si lo correcto hubiese sido marchar y fingir demencia.
Se mordió el labio inferior de manera ansiosa mientras esperaba a que la contraria volviera y cuando esta regresó con un libro de lengua de señas, no pudo esconder su sorpresa.
"¿Estará riéndose de mi?" Se preguntó a sí mismo y ladeó la cabeza, no, la chica no parecía hacerlo con mala intención.
Y de pronto, el rubio soltó una risa, como a un niño que por primera vez en su vida le habían invitado a jugar.
Hizo el gesto universal de "Hola" con su mano derecha y luego se señaló a sí mismo. Cruzó los dedos índices y mayores de sus manos formando una "X". Todo de manera lenta, para facilitarle a la chica el entendimiento de lo intentaba comunicar.
"Yo me llamo..."
Y procedió a deletrear las letras de su nombre usando sus manos.
"Arthur"

Atentamente miró el movimiento de las manos del joven rubio frente a él, memorizando como podía los signos para buscarlos luego en el libro. Sí tardó un poco, pero pudo dar con lo que quería decirle, así que después de susurrar lo que significaba, le sonrió al joven que se presentó como "Arthur". -¡Mucho gusto!...Eh...¡Gracias por prestarme tu chaqueta. ¡Fue un buen gesto!- Volvió a decirle con voz suave y cálida.

-¿De pura casualidad?...Eres nuevo en la escuela, o vives aquí desde hace tiempo?- Le preguntó intentando hacer más plática, mientras preparaba el libro en donde pudiera estar los símbolos de lo que tal vez le diría Arthur.

La cosa se volvía un poco más complicada, vale si la chica no le entendía, siempre podía recurrir a escribir en la libreta. Arthur levantó una mano y dejó tres dedos en alto para luego hacer una seña que indicaba 'mes'.
Era un alumno no tan nuevo, mas Arthur tenía la asombrosa capacidad de desaparecer de todos los lugares. Si hubiese podido tomar cursos en Musette en línea, lo habría hecho.
El rubio volvió a sonreír y está vez señaló a la chica, curioso por saber qué le diría ella. Ladeó la cabeza y usando sus señas pidió que hablara sobre ella.

Siguió atenta observando al joven que parecía mostrarse un poco nervioso por intentar hacer que la japonesa le entendiera, a lo que sólo le comentó que no se preocupara, que entendía su situación. Por suerte pudo entender por lo menos que le señalaba 3 y "mes". Aunque Yuki se confundió un rato tratando de entender si se refería al mes de marzo o a 3 meses, esto por su idioma natal.

-3...3...mes tres o...¡Ah! ¡Tres meses!- Rió apenada levándose una mano a la nuca -Disculpa, a veces me confundo...- Ahora lo miró y se señaló. -¿Eh? ¿Quieres que hable de mí?...Bueno, no tengo una vida interesante. Llegué hace unos días antes de iniciar clases aquí, soy de Japón, y tocó tanto el piano como el bajo...este último es mi instrumento favorito- Mencionó con aire tranquilo como si no fuera la gran cosa.