Un fantasma (libre)

No estaba allí por ninguna razón en especial, simplemente estaba curioseando por la escuela y había visto la puerta abierta y la clase vacía. Se había imaginado la sala de música un poco más espectacular. Pero aparte de un gran piano, no había mucho más de interés.
Pero qué más daba, al fin y al cabo no tenía nada que hacer. Rory se sentó en el piano y empezó a toquitear teclas. No podía evitar ese impulso de tocarlo todo, era una costumbre infantil que aún no había superado. En realidad casi no sabía tocar el piano, nada más que alguna que otra cancioncita sencilla que tocaba con una sola mano. Le pareció que las teclas sonaban muy fuerte en aquella sala vacía. Pasó un ratito entretenido intentando tocar algo que sonara medio decente.
Al rato, cuando acababa de levantarse para irse a otra cosa, la luz de la sala se apagó de repente.

-¿Un apagón?- se preguntó Rory, extrañado.

Fuera ya había oscurecido y no entraba casi luz por las ventanas, por lo que la oscuridad era total. Y la oscuridad le agobiaba mucho. Era por esa afición suya de ver vídeos de terror en internet, que luego su cabeza se llenaba de todo tipo de imágenes espeluznantes y horripilantes.

-Claro, el móvil…- murmuró, metiendo la mano en su bolsillo, para descubrir con horror que éste estaba vacío.

-¿¿Y mi móvil??- casi gritó en voz alta, entrando en pánico. Él nunca, NUNCA se dejaba el teléfono olvidado… excepto en el momento más inoportuno, claro, cuando se había quedado en una habitación a oscuras.

-No importa- se dijo, tratando de tranquilizarse-. Aquí no hay nada raro. No hay nada raro, y los fantasmas no existen.

¿Por qué había tenido que pasarse la noche anterior viendo gameplays de videojuegos de terror en internet? ¿Por qué? ¿Y por qué su cerebro le tenía que recordar esas cosas cuando menos lo necesitaba?
Le pareció oír un ruido y se giró de golpe, con el corazón a cien y esperando encontrarse cara a cara con algún terrorífico malo de videojuego. Por supuesto no había nada, pero él estaba seguro de estar escuchando ruidos raros a cada momento. Como si alguien diera golpes.

-Es sólo mi imaginación- se dijo, pero el corazón no dejaba de latirle muy fuerte-. Sólo mi…

Pero se paró en seco. Esta vez sí que eran de verdad, estaba seguro. Ruido de pasos. Lo más sensato habría sido pensar que venían del pasillo, pero a Rory le parecía que resonaban en toda la sala, más como si fueran sonidos de ultratumba. Casi le da un infarto.

Para entonces ya casi se estaba acostumbrando a la oscuridad y creía distinguir la puerta. Estaba a punto de lanzarse en picado cuando algo lo detuvo. El picaporte giraba. Había alguien detrás de la puerta. Alguien de ultratumba. Sin darle tiempo a reaccionar a la parte sensata de su cerebro, corrió a esconderse detrás del piano como alma que llevaba el diablo.

Se quedó allí agazapado, muy quieto y mirando hacia la puerta con los ojos muy abiertos, esperando ver entrar por ella a algún ser diabólico.

Rory se pasmó aún más cuando vio la sombra alargada que proyectaba el ser que había entrado en la sala. Eso sólo le recordaba a una cosa.
¿Slenderman?

“Rápido: ¿cómo se mata a Slenderman?”- fue lo primero que se le ocurrió pensar, aunque fuera algo absurdo.
“No se puede”- se contestó a sí mismo-. “Lo único que se puede hacer es correr”

¿Pero y si salía corriendo y Slenderman lo pillaba?
Estaba a punto de salir corriendo, pero entonces tuvo un momento de lucidez.

-“Slenderman no existe, idiota”- se dijo a sí mismo.

Probablemente era sólo una persona normal y corriente y no había ningún peligro…
Quien quiera que fuera se estaba acercando cada vez más, y Rory se preguntaba si lo había visto. Su respuesta la tuvo al escuchar cómo el misterioso visitante le hablaba. Esta vez Rory ya no se pudo contener y soltó un grito con toda la capacidad que le permitían sus pulmones.

-¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!

Y aunque lo más sensato habría sido correr, el chico actuó por impulso y, saliendo de detrás del piano, se abalanzó sobre la persona, ser, o lo que quiera que fuera que tenía delante, atacándole con todas sus fuerzas con intención de derribarlo.

Aquel chico era más alto y fuerte que Rory, así que no tuvo problemas en pararlo. Rory ya se había dado cuenta de que no era ni Slenderman ni ningún otro monstruo, pero aún así, cuando el chico le cogió por las muñecas, estuvo a punto de darle una buena patada, de pura rabia. Por gracioso.
Pero entonces el chico le habló, esta vez en tono amistoso, disculpándose, y Rory paró la patada justo en el último momento.

Una vez que el chico lo soltó, Rory se apoyó en el piano para que no se le notara que estaba temblando, su corazón todavía no había recuperado su ritmo normal.

-Menudo susto me has dado, imbécil- dijo, secamente.

En realidad estaba más enfadado consigo mismo que con el chico en sí, por haberse pensado cosas tan raras y ser, en general, tan infantil.
Observó al chico lo mejor que podía, teniendo en cuenta que la sala seguía a oscuras. Parecía demasiado joven para ser un profesor, pero demasiado mayor para ser un alumno. El chico se lo confirmó diciendo que era un exalumno.

-Me llamo Rory- dijo, en un tono algo áspero, cuando Scherzo se presentó.

Desde luego no pensaba decir que estaba encantado de conocerle. Faltaría más. Aún así, como ya se le estaba pasando el susto, volvió a hablar al chico, esta vez con tono menos seco.

-¿Eres un “exalumno” y vienes a la “escuela” a pasar el rato?- preguntó, con sorna, recalcando esas dos palabras-. Eres un poco rarito, ¿no? Anda que no habrá sitios a los que ir para divertirse…

Rory era básicamente anti escuela. No se le ocurría por qué alguien querría ir a una escuela una vez que ya no estudiaba allí.
Después de pensar un momento, añadió:

-Y dime, ¿lo haces mucho? Ir por ahí asustando a la gente, quiero decir.

-Psé, bueno, la escuela es algo que hay que sufrir sí o sí… no soy demasiado buen estudiante y me sienta mal eso de estar sentado y callado tantas horas- dijo con aire aburrido y resignado-. Pero por lo menos imagino que una escuela de música como ésta será algo más divertida que una normal. Aunque nos sigan metiendo rollos que no sirven para nada, como la historia de la música.

A Rory se le escapó una carcajada ante la pregunta de Scherzo. No se esperaba esa salida, pero le pareció divertida. Igual hasta podía caerle bien y todo.

-No, de hecho es la primera vez que lo hago, creo recordar- contestó, divertido.

Le parecía que el chico tenía un aire excéntrico, pero Rory pensaba que eso era normal en gente que se dedica a la música. De hecho, incluso le gustaba.

-Claro, soy cantante… bueno, técnicamente, lo era hasta que dejamos el grupo- dijo ante la última pregunta del chico-. Y también toco el violín. Pero en realidad no había venido aquí por un motivo en especial, sólo estaba dando una vuelta. ¿Y tú? Si estudiaste en la escuela trabajarás en algo relacionado con la música, ¿no? ¿A qué te dedicas?