Nunca como un mediocre (Libre)

Ya había pasado una semana desde su primera presentación, nada muy grande a decir verdad, un pequeño espectáculo de 5 canciones en un bar underground de la ciudad. Apenas había tenido tiempo para arreglarselas con sus canciones, músicos del sello habían hecho la base para sus canciones y él había tenido que aprender lo básico de lo técnico de la composición e interpretación en un lapsus no mayor a una semana, sin mencionar el ligero cambio estético que Koizumi había hecho con él, por supuesto, "ligero" no es mas que una subestimación, porque de hecho ahora mismo Eiji sí irradiaba esa aura de cantante, extraño, excéntrico, un tanto oscuro, pero con la suficiente presencia para que las miradas en el sello ya no fueran de extrañeza hacia su persona. Ahora mismo el único parche visible en su cuerpo era el que cubria su ojo, que apenas se veía por como Koizumi había arreglado su cabello.

Desde su presentación que no se encontraba con su manager, o quién estaba en proceso de serlo. Durante aquella semana se supone, el hombre daría su veredicto. Después de todo, dependiendo de qué tan bien saliera la presentación el apático y dejado manager se dignaría a volver las cosas un poco más interesantes. Bien, pero tampoco era que Eiji tuviera gran moral para decirle nada al sujeto. El mismo se reconocía como alguien igual de apático. Tal vez la única diferencia era que el nipón no tenía intenciones de quedarse atascado, sin importar qué, deseaba mantenerse en ese rubro y conocer más de aquel mundo tan brillante y conflictivo. En otras palabras, planeaba seguir en ello, con o sin él.

Es por eso que últimamente se exigía un poco más, al tuerto le frustraba hasta cierto punto no contar con una educación musical previa, pero eso no era más que un pequeño obstáculo. Aún no conocía a nadie a quién pudiera solicitarle ayuda, lamentablemente.

Eran las 11 de la mañana y Eiji había solicitado una sala, costumbre que tenía desde el Lunes de auqella semana. Ensayar por su cuenta no era tan terrible, al menos contaba con las pistas instrumentales de sus propias canciones. Un gran logro, porque el muchacho nunca pensó oír sus canciones con todo un acompañamiento musical. Era extraño. Normalmente solía cantar a cappella o bien, sobre el ritmo sencillo de una guitarra, ahora mismo sus letras parecían sonar con un poco más de vida y era exactamente eso lo que le impulsaba a ensayar y a mejorar, aunque no supiera como hacerlo.

Spoiler:

Estaba en ello cuando de pronto escuchó la puerta abrirse, y se maldijo a si mismo por no haber tenido la precaución de cerrarla antes de comenzar.

El nipón suspiró al ver entrar justamente a la última persona que en verdad esperaba que llegara hasta él, pero ahí estaba, su incompetente y desganado manager, o intento de tal. La interrupción ya estaba hecha. Eiji lo miró en silencio hasta que el sujeto hubo sacado el cigarrillo y lo encendió. Solo eso le sacó una sonrisa maliciosa, tan típica en el japonés.

-Pensé que no te vería hasta algunos días más.- Comentó resignado a la presencia del otro, no era como que Eiji le diera importancia a esa clase de cosas versus el continuar su ensayo, pero cuando iba a retomar fueron las mismas palabras del pelinegro las que terminaron por frenarle en seco.

"¿Mi nueva estrella?"

¿Hablaba enserio o le estaba tomando el pelo con un sarcasmo de muy mal gusto? De cualquier manera Eiji procuró bajar la espectativa y simplemente dignarse a aclarar sus dudas, dejando el micrófono de lado, caminando hasta quedar en frente del mayor.

-¿Eso es un acuerdo? Espero que sí. Eso significa que fuiste a la presentación. Quiero oír tu crítica.- El muchacho fue directo, tal vez demasiado. Olvidando los modales básicos que en verdad, no consideraba necesarios con ese sujeto. Era como hablar con los mismos sujetos de la mafia. Como si la relación entre ellos dos y su forma de comunicarse fuera parte de un submundo.

-Creo que es lo mínico para demostrarme ahora tú lo competente que puedes ser. ¿no?- Un niño insolente, eso era, y parecía estar plenamente conciente de ello, pero a la vez y aunque tenían un método retorcido, estaba claro que ambos estaban jugando el todo por el todo con tal de asegurar su estadía en el sello.

-No puedo negarlo. Hasta yo me he sorprendido de mi apariencia, y lo escencial es que me siento cómodo con ella.Me alegra que fuera Koizumi-san... - Realmente Koizumi había hecho un buen trabajo, no solo por darle una apariencia presentable, sino porque dentro de todo arreglo, supo manejar la escencia del mismo Eiji para darle una imagen más pulcra y más comercial.

- Mmm... - Eiji alzó las cejas tras escuchar la "critica" que Kiritsugu realizaba, meditándolo un poco tenía que admitir que no estaba del todo familiarizado con el asunto de los músicos, no era que se hubiese incomodado como tal, pero tampoco era que hubiese hecho algo más como para que se notara que realmente habian músicos y no era un playback instrumental. -Va. Lo tendré en cuenta.-Dijo en verdad haciendo una nota mental de ello. Ahora mismo no se podía imaginar de qué manera cambiar aquello, pero siempre podría preguntar a alguna alma caritativa del lugar. ¿Su manager? Dificilmente tendría la respuesta.

-¿Entonces estás dispuesto a representarme?- Preguntó de nuevo invadiendo su espacio, un poco tentado por el olor que emanaba del vicio encendido del mayor. A diferencia de él, Eiji casi tenía una fijación por el aroma de Kiritsugu, aunque no por Kiritsugu en sí, solo era un pequeño fetiche con el aroma a cigarro que evidentemente no tenía ganas de esconder.

-¿Vas a procurar responsabilizarte por mi?- A propósito había escogido aquellas palabras tan fastidiosas, pero era necesario por que aunque por alguna razón ellos dos eran bastante iguales en muchos sentidos, había una fuerza superior que parecía conspirar en que no terminaran por llevarse bien.

De sus labios se escapó una risilla mal intencionada por la respuesta sincera y por cada pequeño detalle en los movimientos ajenos que de alguna manera, alimentaban su rebelde personalidad. Que hubiese retrocedido en sus pasos y a la vez le hubiese lanzado el humo al rostro eran dos acciones tan incoherentes que era inevitable la risa del menor que sí, encontraba regocijo en los detalles como esos.

Lentamente inspiró el humo cual perfume en el ambiente antes de cruzar los brazos y permitierle al otro su espacio personal. El acoso era una cuestión de cortos episodios, al menos, para el gusto del nipón.

- Qué modesto. - Lo miró de pies a cabeza, era su tiempo para subestimar a aquel hombre. - Bien, entonces estoy en tus manos. Procura hacer bien tu trabajo si no quieres que me vuelva un real dolor de cabeza para ti. - Advirtió con descaro y cierto grado de confianza. A final de cuentas el muchacho no había entrado al mundo del espectáculo solo para un debut y muerte prematura, quería mantenerse ahí lo máximo posible.

-Quiero que me digas cómo mejorar. Si no sabes, derívame con quién sepa y pueda ayudarme. No me importa como hagas las cosas, pero si eres un mediocre conmigo, procuraré convertirme en tu peor pesadilla. -Caminó un par de pasos, dejando en claro su determinación, una que probablemente distaba un poco de la que la mayoría de los muchachitos de 19 mostrarían hoy en día al hacer las cosas.- Yoroshiku~