Y si no fuera como esperabas...( Rory)

Un año. Un año entero llevaba hablando con la chica más maravillosa que podía existir en el mundo. Y además era su novia virtual.
Para ser novios virtuales y conocerse desde hacía tanto tiempo, lo cierto era que Rory sabía muy poco acerca de aquella chica. No sabía su nombre ni su edad, dónde vivía ni a qué colegio iba. Nunca había visto una foto suya y sólo hacía unos días que sabía que vivían en la misma ciudad.
Lo cual le había parecido un desperdicio de tiempo, porque si lo hubiera sabido, habría insistido mucho antes en que se conocieran en persona.

Así que cualquier persona sensata le habría dicho al chico que tuviera cuidado, que no podía saber si realmente esa chica era quien decía ser, que en Internet hay mucho loco suelto, que podía ser alguien peligroso, que… cualquier cosa.
Rory no se preocupaba por esas cosas. Para él todo era sencillo y emocionante, como en las películas.

Se había preguntado muchas veces cómo sería la chica físicamente. Había llegado a pensar que podía ser muy fea, o muy gorda, o muy tímida, o las tres cosas, al ver que ella le había dado varias negativas al proponerle que quedaran. No iba a negar que preferiría una chica guapa, pero si no era el caso, en realidad no le importaba.

Miró el reloj de su móvil mientras corría a toda prisa. Había salido con el tiempo justo y ahora iba a llegar tarde. Y no podía permitirse ese lujo. No podía ser un malqueda en un momento tan importante.
Llegó a la puerta del karaoke sólo con cinco minutos de retraso. Bueno, la chica no podía haberse ido tan pronto, ¿no? Rory echó un vistazo alrededor, jadeando por la carrera. Había grupitos de chicos y chicas, pero chicas solas muy pocas. Y que llevara uniforme sólo veía a una. Una chica de su colegio, concretamente.

Una chica a la que no quería ver ni en pintura.

-Jope, qué mala suerte, ¿qué hace esa aquí?- protestó, entre dientes.

Ni siquiera se le pasó por la cabeza que ella fuera la chica que estaba buscando. Siguió mirando alrededor, buscando bien, no fuera y la chica estuviera medio escondida detrás de algún sitio, igual prefería observarle bien antes de salir.
Pero por más que miraba, no veía ninguna otra chica en uniforme que estuviera sola.

La llamaría. Ya había llegado algo tarde, así que no podía perder más tiempo.
El chico cogió su móvil y marcó el número.

Lucía bastante aburrida, y es que no era demasiado paciente. Millones de cosas pasaban por su cabeza, como el hecho de que quizás el otro se hubiese acobardado. También podía ser que fuera una chica, lo cual no le molestaría, fue entonces que recién le molestó lo poco que realmente sabía de su novio virtual, nunca habían hablado de las cosas más triviales como un nombre, edad, sino que se habían ido directamente a los sentimientos y opiniones más profundas en su ser, siendo dos libros abiertos desde el comienzo cuando se trataba de aquello.

Miró alrededor, pero nadie parecía acercarse. Captó la mirada de un chico de su escuela, pero luego lucía como si no quisiera mirarle, desviándola prontamente. Se levantó para estirarse justo en el momento en el que su teléfono sonó con esa musiquita de Vocaloid que tanto le gustaba.

Miró la pantalla fijo, sin hacer nada por unos instantes mientras entrecerraba los ojos ante la vista de un número desconocido...¿Sería él?.

Se tomó un momento antes de volver a sentarse y responder con los ojos bien abiertos, mirando a su alrededor.

-¿Aló?... Artemisa al habla- dijo con su sobrenombre, aquel que utilizaba por internet.

No sabía por qué, pero se había quedado mirando a la chica del pelo verde mientras esperaba a que le cogieran el teléfono. Por eso no le pasó desapercibido cómo ella echaba mano de su propio móvil y lo descolgaba. También vio cómo ella hablaba justo cuando él escuchaba la voz al otro lado del teléfono.

El móvil se le cayó de la mano, de la sorpresa, yendo a estamparse contra el suelo por enésima vez. Lo raro era que no se le hubiera roto ya, con tanto golpe.

Rory lo recogió enseguida, pero no volvió a ponérselo en la oreja. Sólo seguía mirando a la chica con la boca abierta.
Pues vaya decepción. Rory había pensado que cuando viera a la chica, sabría enseguida que era ella. Porque el tiempo se pararía, y bla bla… como pasaba en las películas.
Pues estaba claro que no todo era como en las películas.

Ahora estaba en un intenso debate consigo mismo. No podía creer que esa chica fuera la que llevaba casi un año siendo su novia virtual. La había visto en el colegio, y la había visto rechazar a su amigo de aquella forma tan poco amable. Y le había parecido una niñata estirada, que iba siempre mirando a los demás por encima del hombro. ¿Cómo podía ser la misma chica simpática y amable que él conocía por internet? ¿Era sólo una fachada? ¿Cuál de las dos era la verdadera?

Por otra parte… vale, ella había rechazado a su amigo, y lo había hecho con muy poco tacto, pero… ¿no lo habría hecho acaso porque le estaba esperando a él? Pensar eso hizo que Rory se estremeciera. De repente sólo tenía ganas de tirarse a ella y abrazarla.

Bueno, tenía que actuar rápido, o ella se iría al ver que él no aparecía ni le contestaba al teléfono. Así que se acercó a ella, con pasos rápidos, y la saludó con un sonriente y alegre “¡hola!”, mientras le enseñaba el móvil con la llamada todavía en curso.

Sostenía el móvil contra su oreja en silencio tras haber dicho eso, pero solo escuchó un "crash" cuando este cayó al suelo. Ni siquiera notó que en ese instante al muchacho aquel se le caía de las manos, por lo que no notó de inmediato que... se trataba de él.

Alzó el rostro con un suspiro cuando pareció cortarse la llamada (lo cual había hecho sin querer al apoyar la mejilla en el teléfono touch), quizás no era él, número equivocado... podía ser, ¿Tan cruel era el destino en esos momentos?.

Luego una voz la arrastró lejos de sus pensamientos, enarcando ambas cejas miró a Rory algo perdida... ¿No lo había visto antes?. Claro, era uno de los chicos de su escuela y pese a que lo encontraba lindo, había oído que era de primero, además... ella no tenía tiempo para otros hombres, simplemente apartándose del resto en su necesidad por ese novio virtual.

Suspiró y miró el móvil ¿Qué era lo que mostraba?. Ya había cortado la llamada sin querer, era por eso que no podía darse por aludida aún, no entendía ese gesto.

-Hola... - le respondió sin demasiado interés, como solía hacerlo, y miró alrededor un par de veces nuevamente .- Eh... estoy esperando a alguien, se supone que debería estar sola.- le dijo sin reales ánimos de ofenderle. Miró su móvil y comenzó a llamarlo, a aquel número que le había llamado recientemente, y cuando vio como el aparato en la mano de Rory vibraba y sonada, abrió los ojos de sobremanera... ¿Era él?.

Se quedó mirándola como una boba antes de sonrojarse, poco a poco, hasta que un vívido color rosa pintaba su nariz y mejillas.

-Ah... hn... - no sabía como, pero repentinamente su estómago estaba lleno de mariposas. Se levantó y sin palabra alguna tomó el móvil de la mano del chico, comprobando con una leve sonrisa que... sí, era él, antes de devolverle aquello.

Su expresión distante y molesta cambió entonces, para sonreírle felizmente, luciendo completamente distinta a la chica que rechazó al amigo de Rory, o la que simplemente lucía indiferente en los pasillos de la escuela.

- ¿Apolo...? Soy...Artemisa.-

Rory ya sabía que era ella, la había visto llamarle, así que no se molestó cuando la chica le dijo que esperaba a alguien. Pues claro que esperaba a alguien. A él. No se había dado cuenta de que la llamada ya se había cortado, pero cuando ella le volvió a llamar y el móvil vibró en su mano, ya no quedaba ninguna duda.

No podía creer su suerte. Era una chica de tercero, y guapísima, y era toda suya. Jope, lo que iba a fardar de novia en la escuela…
Eso suponiendo que ella quisiera seguir siendo su novia en la realidad, pero eso él no dudaba ni por un instante.
Aunque seguía sin poderse creer que esa chica a la que le había cogido tanta manía en la escuela, y que hasta hacía dos minutos le parecía una rancia estirada, fuera ella de verdad. Estaba claro que las apariencias engañan.

La expresión de la chica cambió totalmente cuando se dio cuenta de que era él a quien había estado esperando, y a Rory le pareció de lo más mona. Se habría tirado a abrazarla en ese mismo momento, pero no quiso precipitarse. Sabía que había gente a la que no le gustaban tantas efusividades a los dos minutos de haberse conocido.

-Sí, soy yo- dijo, aunque era algo obvio.

De repente se había quedado sin saber qué decirle, ¿sería tonto?

-Jope, nunca me habría imaginado que fueras tú- comentó-. Si llego a saber que íbamos a la misma escuela… ¿cuántas veces nos habremos cruzado sin saber que éramos nosotros?

De repente se le ocurrió pensar que, aunque él más o menos la conocía y la había estado mirando mal cada vez que se cruzaban por algún pasillo, seguramente él a ella le habría pasado desapercibido. Al fin y al cabo, las chicas mayores no se suelen fijar en los pequeñajos de primero.
Bueno, casi mejor, así ella no se habría dado cuenta de que él la había estado mirando mal todo este tiempo. Y todo por culpa de un estúpido malentendido.

De momento, y por no darle el abrazo tan pronto, se conformó con cogerle la mano que ella tenía libre, y le dijo:

-No importa, ahora podremos remediar eso.

Sus ojos se abrieron de par en par ante el abrazo, no pudo evitar sonreír como una boba ante aquello y simplemente sus manos ascendieron para apoyarse sobre su espalda mientras hundía su rostro en el pecho ajeno, refugiándose en el extraño cuerpo. Respiró profundamente al descubrir el aroma de aquel muchacho, era simplemente como un cuento de hadas, el hecho de que el otro le mostrara esa clase de afecto sin importar el que esa fuera la primera vez que se veían frente a frente.

Cuando le tomó la mano y dijo aquello, asintió con media sonrisa y se apoyó contra su hombro, murmurando felizmente -Está bien... entonces, vamos, mi novio.-

Le guió hacia uno de los cuartos, algo pequeños, en los que se cantaba karaoke. Se pagaba a la salida, así que solo dio aviso de su entrada junto a Rory.

Una vez dentro, cerró la puerta tras ellos y soltó su mano, sentándose y mirando un meno de comida... no había comido nada y ahora su estómago estaba a punto de quejarse.

Le miró con media sonrisa, y prontamente se levantó estirando los brazos y rodeando su cuello, le miró a los ojos en silencio, luego sus labios, y nuevamente los ojos.

-Eh... ¿Cómo te llamas...de verdad...?- murmuró en una nueva y extraña intimidad.

¿En serio iban a entrar al karaoke? Rory pensaba que sólo habían quedado en la puerta por quedar en algún sitio, pero realmente a él no le apetecía nada ponerse a cantar ahora. Habría preferido que fueran a algún sitio donde pudieran hablar tranquilamente. Seguramente tendrían muchas cosas de que hablar.
Pero cuando estuvieron en la salita del karaoke, empezó a entender que la chica no debía estar tampoco muy dispuesta a cantar. Ni siquiera a hablar, luego a luego.

No pensaba que se fuera a poner tan nervioso después de llevar tanto tiempo hablando con ella, aunque fuera por internet, para él era lo mismo, como si la viera todos los días. No, realmente no era por el hecho de acabar de conocerla en persona, sino por lo cerca que estaba ella, y en esa actitud tan… cariñosa.
Parecía que eso de ser novios estaba a otro nivel en la vida real.

-Rory- contestó tímidamente, casi en un susurro-. ¿Y tú?

Vale, ahora se estaba haciendo el tímido de repente sin saber por qué. Bueno, sí lo sabía, porque ella era su novia. La primera de verdad (o al menos eso parecía), no como esas que tenía cuando era un crío, y decían que eran novios pero realmente lo único que hacían era jugar juntos o ir a comer hamburguesas y luego ir al cine a ver una peli de Disney.
Tenía a su novia de verdad delante, muy muy cerca, y ahora no sabía qué hacer ni qué decir.

Le sonrió ampliamente ante aquel tímido susurro y ladeó el rostro para besar su mejilla lentamente, murmurando bajito "Soy... Anysia Duquesne... voy en tercero... eh" .

Se apartó un poco de él y se sentó nuevamente, revisando nuevamente el menú mientras tomaba un pequeño teléfono y pedía varias porciones de papas fritas, hamburguesas y cocacola, además de algunas salsas para untar las papas.

Se giró para mirarle y apoyó su mano en el largo sofá, invitándole.

-Bueno...eh, Rory- era extraño tratarlo y llamarle por otro nombre. -Creo que... bueno, espero que .... ah... seamos buenos... ¿Novios...?.-

Esperó que se acercara y una vez a su lado, tomó su mano, inclinando el rostro algo tímida esta vez, murmurando... -Porque...sabes... realmente quiero seguir a tu lado después de todo, sino... no te hubiese dicho que nos juntásemos.-

Aunque sólo había sido un inocente besito en la mejilla, a Rory se le aceleró el corazón como a un estúpido adolescente enamorado. No, espera, es que era un adolescente enamorado (sólo que no estúpido… o sólo a veces).

Así que en tercero, ¿eh? Ya le había dado la impresión de que era mayor que él, pero no lo sabía con seguridad. Con esto quedaban confirmadas sus sospechas de lo mucho que iba a fardar en la escuela, estando con una chica de tercero. Todos se iban a morir de envidia. Además, lo de estar en la misma escuela era genial. Podrían estar juntos todo el tiempo (menos en clase, claro).
Además le gustó su nombre, nunca lo había oído, era como muy… rimbombante, pero eso le gustaba.

-Qué guay- dijo, recuperando su actitud de siempre-. Yo soy de primero, espero que no te importe.

Por supuesto lo había dicho por decir, porque si una chica dejara de salir con él sólo por ser más pequeño que ella, es que no merecía la pena. Pero ella no era de esas, creía conocerla lo suficiente como para saberlo.

Una vez que ella hubo pedido la comida, Rory se sentó (o más bien se tiró de un salto) en el sofá sin mucha delicadeza, al lado de ella.

-Sí, seguro que lo seremos- le dijo, con una sonrisa.

Rory la miró a los ojos cuando ella le dijo eso, en actitud mucho más confiada que antes. Eso no lo había dudado ni por un momento porque, a ver, si ella no quisiera estar con él no le habría dicho que se encontraran, ¿no? Bastante le había costado, después de un año de conocerse y aunque él se lo había propuesto varias veces.

-Ya, ya lo sé- dijo-. O sea, quiero decir que me lo imaginaba. ¿Por qué no ibas a querer? Yo también quiero seguir contigo…

Spoiler:

- ¿Por qué me habría de molestar? Además... eso da igual, en unos años más nadie lo notará ni preguntará por ello.- murmuró y se giró un poco para mirarle al rostro.

Apoyó una mano en su pierna y se acercó un poco más a su rostro, ladeándolo mientras susurraba - La verdad es que... eres mejor de lo que pensé...- sus labios dieron una leve caricia a la boca ajena, no era un beso del todo, pero casi... casi uno. Se inclinó un poco para apoyar su cabeza bajo el mentón ajeno y descansar sus manos en el pecho del muchacho, era simplemente perfecto, como si ambos cuerpos hubiesen sido moldeados para encajar completamente cuando Any se acurrucó un poco contra él.

-Hn... hueles bien...Rory...-

Tras algunos largos minutos un joven abrió la puerta cargando el pedido y encontrándose la escena aquella, en la que la chica prácticamente parecía dormitar contra el pecho de rory. Sin decir palabra dejó las cosas sobre la mesa y se marchó, al sentir que obviamente interrumpía algo.

-Rory...- los dulces labios de la muchacha susurraron .- entonces... ah, creo que deberías besarme o algo así...si es que soy tu novia de verdad. - sugirió algo divertida.

Sí, eso era cierto, en unos años nadie lo notaría, quizá incluso en menos tiempo del que Rory pensaba. Pero ahora mismo él parecía un crío, y estaba con una chica de tercero. Seguro que más de uno no se creería que fueran novios, y quizá incluso se reirían de ellos (o más bien de ella). Pero allá ellos. Aquí lo único importante eran ellos dos, y a ninguno le importaba la diferencia de edad.

Rory estaba bastante contento e incluso orgulloso de sí mismo, aunque no hubiera hecho nada especial para que ella pensara eso de él. A decir verdad, ella también era mucho mejor de lo que él había pensado, sobre todo teniendo en cuenta que había llegado a pensar en la posibilidad de que fuera gorda, o fea, o alguna cosa así. Así que superaba enormemente las expectativas. Pero no se lo quiso decir, no fuera y ella hiciera preguntas incómodas y tuviera que confesarle eso. Ahora que lo pensaba, a lo mejor ella también se lo había imaginado feo y gordo. Rory tuvo que contener la risa al pensar en eso.

Estaba a punto de abrir la boca para decir algo cuando ella le dio ese “casi beso”, y luego se apoyó en él. Rory no pensaba que fueran a ir tan rápido, ni siquiera le había dado tiempo todavía a procesar. Pero aún así pasó sus brazos alrededor de ella y le acarició el pelo, estaba suave y era muy agradable.

-No tanto como tú- le contestó, aunque era consciente de que era una frase de lo más cursi.

Casi se echó a reír cuando el chico del karaoke entró a dejarles la comida. Se debió pensar que eran una pareja haciendo manitas… ah bueno, claro, es que eran una pareja haciendo manitas. Bueno, no exactamente… pero casi.
Estaba a punto de compartir sus pensamientos con Any, y decirle riendo que si se había fijado en la cara que había puesto el chico, pero por segunda vez se interrumpió al ver que ella le hablaba primero.

-¿Qué? Ah… sí, claro…- dijo, pillado por sorpresa.

¿Era eso un desafío? Pues claro que eran novios, creía que eso ya había quedado más que claro. Por supuesto que no tenía ningún inconveniente en hacerlo. Se inclinó sobre ella con suavidad y le dio un beso en los labios.

Le pilló por sorpresa ese beso tan… de película (su primer beso, además). Pero aún así sonrió mentalmente (porque físicamente le era un poco difícil). Tenía sentimientos encontrados sobre ese tipo de besos, que hasta ahora le habían parecido fascinantes pero un poco… asqueroso, por decirlo de alguna forma.
Pero ahora le parecía más bien lo primero. No era para nada desagradable. Igual es que ya no era tan crío, después de todo.

-Tengo 14- contestó Rory, sintiéndose super enano-. ¿Y tú?

Aunque en realidad a él no le importaba la edad de ella, y además podía hacerse una idea, teniendo en cuenta el curso en el que estaba ella, le hizo la pregunta por simple curiosidad.
Rory supuso que las amigas de la chica se esperarían que el chico que estuviera con ella sería alguien más… maduro, quizá.

-¿Les has dicho algo de mí?- preguntó Rory.

Tenía curiosidad por saber qué era lo que había dicho ella de él a sus amigas, si es que les había dicho algo, pero también se sentía algo culpable, porque él nunca jamás había hablado de ella (excepto a su hermano), y lo había mantenido en el más absoluto de los secretos. De repente pensaba que a lo mejor había sido un poco exagerado.

-Bueno, mientras la sorpresa sea buena… Mis amigos también lo van a flipar, seguro que se piensan que me estoy tirando un farol. Se morirán de envidia, seguro- dijo, guiñándole un ojo y con una sonrisa cómplice.