Alma interesante...[Skyle]

-al abrir la puerta del salón la ventana estaba ligeramente abierta, una pequeña brisa hacía que las blancas cortina se movieran como si danzaran, y la corriente de aire que se genero entre este espacio y el abrir la puerta movieron tanto mi cabello como el del joven. Quería escuchar a esa alma liberarse, mostrarme su ser completo, tomarla en mis manos...contenerla si me llegase a parecer preciosa...pero aún tenía esos sentimientos contradictorios conmigo mismo sobre el bien y el mal...no podía permitirme tomarla como si pudiese hacer lo que deseara con ella, pero...se estaba volviendo tan divertido...hace más de un año que no me comenzaba a interesar tanto desmenuzar a alguien, ver su verdadera personalidad...ver lo que los demás no podían-

...que sucede?y ese peculiar rostro joven Skyle?...-me quede adentro, una suave y calida luz envolvía el lugar, en una esquina estaba un gran piano de cola negro, solía tocar en el cuando nadie se encontraba, casi siempre después de las clases-...Y bien?va a pasar?...tocaré algo para usted...-los libros los deje sobre la mesa que usualmente ocupaba el maestro de turno para después arreglar algunos cabellos desordenados sobre mi hombro, seguía viéndolo, seguía con esa mirada gris sobre la suya, aún cuando no me mirase directamente...con mis manos en mis bolsillos y una sonrisa algo traviesa, divertida...sin querer...más bien con cierta noción dejaba ver que me entretenía a pesar de que no había pasado mucho tiempo desde que nos habíamos hablado...*ah~ los humanos son seres tan interesantes de vez en cuando...*

Se había quedado con la mente en blanco unos momentos por la escena frente a sus ojos, de alguna manera el ambiente dentro de aquel salón parecía como si fuese parte de un sueño, de un sueño en el que a él no se le permitía entrar. Tan ajeno, tan discordante con su ser. En cambio aquel joven parecía calzar perfectamente.

-S-sí… -Asintió y puso un pie dentro del salón de música, cerrando como pudo la puerta a sus espaldas, rompiendo la visión del ensueño. Le siguió hasta el escritorio del profesor, depositando los libros junto a los de Lucien, sintiendo a la perfección aquella mirada sobre su cuerpo. Sintió la clara incomodidad.

-¿O-ocurre algo? -Preguntó inseguro, moviendo sus pupilas de un lado a otro por la habitación, menos hacia la figura del muchacho a su lado. Una parte de él no entendía por qué se sentía tan intimidado. Una de las otras, sí.

Aquel sujeto sabe más de lo que debe, ese sujeto no es una persona cualquiera. Aquel sujeto solo se está burlando de nosotros.

Su respiración comenzó a agitarse notoriamente. No quería ser observado, no quería ser descubierto, no quería causarle problemas a nadie, solo quería que lo dejaran en paz. Solo eso, paz y silencio por un momento.

Pero eso… es mucho pedir.

-se sentó sobre el banquillo del piano aún con esa sonrisa misteriosa en sus labios-...sabe?...el miedo es como el virus del resfriado...algo común que afecta al cuerpo gracias al estrés, la mala alimentación o incluso no dormir...-levanté la tapa protectora del piano para luego colocar los dedos sobre las teclas-...siempre está presente para atacar nuestro cuerpo, nunca se va, pero...el único problema con ello, es que se propaga rápido...es contagioso...y en debidas circunstancias se incrusta en nuestro cuerpo sin previo aviso...-suspiré ligeramente y comencé a tocar en el piano una pieza mientras hablaba.

Al igual que el resfrío uno no puede curarse del miedo fácilmente...nunca saldrá de nuestro ser...sólo..hay que saber las circunstancias que dan pie a que surja...-mis dedos se movían rápido, suaves, sabía que el no merecía tal trato pero ¿Porque no me detenía en mi misión de hacer estremecer su alma con esos acordes? Era por el simple echo de que Skyle tenía algo poco común, algo que las demás personas de ese salón no tenían...demostrar su miedo al mundo sin siquiera darse cuenta.

la respiración agitada del chico fue más visible, mis oídos escuchaban claramente el latir de su corazón*tan inestables...es como si sus latidos fueran arrítmicos*. Cerré los ojos calmando un poco la melodía-...todo ser vive con miedo...sobre todo cuando alguien puede ver en su interior-mi voz se apoyo en esta ultima frase, giré lentamente la cabeza mirándole desde lo bajo-...incluso...el ser más seguro de si mismo tiene miedo a equivocarse, porque esperan demasiado de él...mis dedos se alejaron lentamente del piano exhalando el poc aire que quedaba en mis pulmones-

Terminé la interpretación con un dejo agridulce en la boca girando mi cuerpo hacía donde estaba el-...Skyle...porqué cree que me acerque a usted en primer lugar?-mis manos se entrelazaron y descansaron entre el hueco que dejaban mis piernas algo separadas-

Guardó un silencio sepulcral y es que sentía la malicia que guardaban esas sutiles y aparentes sabias palabras de su compañero de clase, pero su instinto decía que no debía confiarse. ¿Era su instinto o era alguno de ellos?

La obra ejecutada por los dedos de aquella imponente figura no era exactamente algo que podría ayudarle a su estabilidad emocional y mental. Cada acorde le producía un escalofrío difícil de describir. El sudor en su rostro se hizo tan evidente como su respiración propia de un estado de pánico, así como los temblores en sus manos. Su piel se erizaba y se sentía confundido, desorientado. Su mente se había vuelto un total caos.

¿Era odiado? ¿Es que acaso aquello no había sido más que una trampa para acorralarle? ¿Acaso todos en la escuela sabían de su “problema” y habían decidido comenzar a abusar de él? ¿Incluso el presidente de la clase? ¿Acaso los profesores también estaban involucrados? ¿Se divertían a costa de él? Y es que de qué otra forma las palabras dichas podrían cobrar sentido.

Te lo dije… Eres un imbécil, ¿Qué de bueno hay en haber venido hasta acá? El lo sabe, sabe de nosotros, el solo se interesó por ti… porque estás loco.

Lejos de oír las palabras de Lucien sus oídos dieron paso a lo que su cabeza o más bien a lo que él comenzaba a murmurar. Pero no quería rendirse, no podía hacerlo, no en la escuela, había trabajado tan duro para poder tener un año normal…

La música dejó de sonar y el castaño alzó la mirada hacia su compañero, era una escena realmente patética. Su cuerpo estaba encorvado en si mismo, similar a la postura que tomaría un anciano tras largo rato de caminar.

Pudo oír su ultima pregunta, la cual, evidentemente solo acrecentó sus miedos o quizás simplemente los confirmó. El sabía más de lo que debía…

Por eso… quise huir…

-Eres cruel… Muy cruel…- Las palabras temblorosas se desbocaron de sus labios. Sus piernas fallaron y le llevaron a un inesperado derrumbe que resonó en el salón. Sus manos sujetaron su cabeza, desesperadas, aferrándose a alguna idea que le permitiera continuar, pero pronto se rindió. No había ninguna razón para seguir ahí.

Las lágrimas comenzaron a fluir tan sorpresiva e intensamente que fueron acompañadas por gimoteos y temblores generales en su cuerpo. No hubo otra palabra, no hubo rechazo, no hubo tampoco cabida a que él tomara el control.

Se volvió un niño desesperado balanceándose en su propio peso, susurrando a penas audible, innumerables veces…

“Discúlpame, lo siento, perdón…”

-Eres cruel… Muy cruel…-

Cruel?-una de mis cejas se encorvó hacia abajo de manera irónica y deje salir de mis labios una risa corta y seca-ja!~ vamos joven Skyle~...esto no es ni la mitad de lo que te encontraras afuera...-me puse de pie seguro de mi mismo al ver que el chico caía sobre sus propias piernas en una postura digan de una obra dramática, sus manos sujetando esa caja de maquinaciones contra su propio ser*oh~ esto merece una pintura digna de colores sepia...o quizás carboncillo mmm~ a locura humana es tan excitante...pero tan irritable a la vez*
Me acerqué y pude apreciar sus lagrimas*ah~ lagrimas...¿de verdad ya te rendiste? que ser humano tan despreciable*
Me parecían aturdidoramente bellas pero los gimoteos me sacaron de mis pensamientos recordando esa habitación blanca...¡¡YA DÉJENME EN PAZ, DÉJENME, DEJEN A MI HERMANA!!-una frase del pasado.
¿que estaba haciendole a este chico?Cerré un momento los ojos analizando el estado en el que se encontraba, era deplorable, digno de una persona perdida, temblando, en posición de auto-protección...me recordó cuando era golpeado al proteger a mi hermana, me recordó mis crisis después del pacto.

“Discúlpame, lo siento, perdón…”

Eso ayudo que a volviera en sí pero a su vez me dio impotencia al ver que se rendía ante mi como si yo fuese algún tipo de monstruo, me percaté de que mi actuar estaba siendo llevado por esos pensamientos nefastos de las almas impuras que encerraba*Lucia...deberías estar aquí...esto no pasaría si no fuese dependiente de ti...*-le tomé de los hombros con la voz fuerte y marcada- Deje de hacer esto!cree que este mundo va a perdonar que se muestre tan débil!-mi puño encerró la tela de su ropa mientras que miraba como las lagrimas del chico caían desbordantes, apreté los dientes dejándole caer-

No me acerque por esto, lo hice porque a pesar de ser débil y tenerle pavor al propio miedo usted seguía tratando de estar aquí!Porque se está quedando en el suelo tan patéticamente!!-fruncí el ceño molesto con la mirada fija en ese ente tembloroso, no sabía si realmente mis palabras llegarían a él pero inconcientemente me recordaba a mi mismo, me hacía ver que quizá mi esperanza de confiar en la raza humana y en su capacidad de superación era una perdida de tiempo.
Lucien…haz visto como las mariposas a pesar de ser bellas tiemblan tanto al volar?...es porque a pesar de todo ellas saben que su belleza si es tocada por alguien más pueden morir…por eso las mariposas siguen volando lejos de los demás…hasta que alguien viene y coloca alfileres en sus alas…los humanos son iguales...pero sus propias limitaciones son sus alfileres
Palabras como esas vinieron a mi mente de la mano con la suave voz de mi hermana. Dejándome llevar por ese pensamiento mis piernas se flexionaron ahora quedando en cuclillas mirando al chico, calmándome de a poco, ahora ya en mis propios cabales el ambiente se volvió sereno, apacible y acogedor declinando con el paso de los segundos en algo totalmente contrario a lo que en otro instante mostraba, mi alma se expandió en toda la habitación, al menos la mitad de lo que quedaba de ella.

Shhh ~-mis manos se deslizaron sobre las suyas para luego levantar su rostro, mis ojos se volvieron grises como al principio-... No puedo pedir perdón por lo que he echo...pero si he sido demasiado brusco...-no podía tratarle de la misma manera, y eso era porque la persona que estaba frente a mi era un Skyle pequeño, era esa mancha pequeña que había visto detrás de las otras, no quería conocer a este pequeño ser, quería ver al otro, el que seguía a pesar de todo, eso era lo que deseaba seguir viendo...¿de verdad me estaba perdiendo tanto como para querer lastimar a un espíritu tan joven?*ah~ concéntrate...si haces eso ya no hay vuelta atrás...* decidí cantar, llenar el aula con mi voz, si tocaba el piano ensuciaría su mente recordando esas melodías malditas, la única manera de redimirme era ..
cantar

Sus palabras no le alcanzaron, porque aquella faceta no era más que la de autoprotección. Nada ni nadie podrían ir contra su propia autodestrucción, nada más que el mismo, que sus propias palabras y temores podrían herirle.

El llanto se volvió desgarrador y entonces sintió como sus ropas eran sujetas, sus ojos parecían un lago profundo de tristeza y arrepentimientos. Ya no era temor, el sentimiento que controlaba a aquel pequeño infante se saboreaba de manera distinta, un dejo amargo de frustración y culpa rebozaba en su propia sombra. Una situación inusual, sin dudas.

Cayó en el piso con su propio peso, manteniendo la postura de autoprotección porque por unos instantes vio venir sobre su cuerpo golpes, mas el golpe solo fue en palabras.

Patético… Débil…

Eso era lo que era, lo sabía, lo sabía pero a diferencia de lo que Lucien pensaba, no era lo que quería. Pese a lo estúpido que puede ser el ser humano, nadie humano o no, quiere estar encerrado en una habitación oscura, completamente solo, únicamente con tus pensamientos... Porque se vuelve aterrador.

-Perdón… Perdón… No volverá a suceder… - Decía sin realmente mirarlo a él. Su cabeza trazaba torpes movimientos buscando hacia los lados un lugar donde refugiarse, un lugar donde recibir su castigo, pero Lucien no se lo permitió.

Alzó el rostro guiado por las manos largas de aquel joven, sus propios labios temblaban sin saber que esperar. Las lágrimas fueron contenidas y solo cuando la melodía comenzó a sonar pareció rendirse a la paz impuesta por el otro. Los resguardos no parecían necesarios y tal como si se tratara de un hechizo su cuerpo, o mas bien ese lado de su mente comenzó a caer en letargo. Su cabeza quedó cabizbaja, como quién sale de un trance y cuando Lucien terminó de entonar aquella canción de la que no entendió palabras, volvió a moverse, lento, muy lento. Secó sus lágrimas y debido a que sus cuerpos no distaban demasiado el uno del otro, apoyó su cabeza contra el hombro de aquel que, sin ser un adulto, le entregaba una paz muy similar a la que solo su padre podía darle.

-Quisiera… oír otra vez el piano… Esta vez, tal como tu voz… - Susurró en un tono indescriptible. Monótono pero encantador.- Por favor...- La súplica fue depositada en su oído, de forma tan íntima y modesta que aún parecía la súplica de un niño.

Música… eso era lo único que quería, sin palabras, sin miradas, solo música.

-la frente del ahora calmado chico se poso sobre mi hombro...-mis labios se separaron ligeramente*...te acercas de esta manera aún después de todo lo que hice?...que chico más extraño...*

*pero...esta bien verdad?...es natural...buscar algo como esto...*

mis dedos se entrelazaron jugando con la cabellera castaña, acariciándola con sutileza de manera casi paternal, entrecerré los ojos de manera compasiva al escuchar sus palabras*...pero si toco el piano...es posible que no pueda controlar mi emociones...*suspire debilmente, mi mente estaba aún algo caotica, no tanto de la forma hace unos momentos, pero ese sentimiento de querer corromperlo alli estaba...*esta mala costumbre de querer quebrar cosas preciosas...*pero su voz como una suplica...me hacia recordar ese tipo de voz...la había escuchado hace mucho tiempo...

de mis propios labios, cuando mi padre aún no perdía la cordura...y podía abrazarme...tocar el piano para mi...

Fue en ese momento cuando me percate de que si no hacía algo por el...quizá Skyle nunca más podría confiar en otro ser.

Esta bien...pero debe venir conmigo...-dije de manera suave. Tomé la mano que descansaba sin energías a su lado y de manera sutil lo puse de pie, la gravedad lo atrajo hacia mi pecho cayendo casi dormido en el, ese contacto humano contra mi cuerpo era algo casi ajeno, nadie más que mis hermanos se acercaba a mi de esa manera tan cerrada pero no podía no acercarle...y era porque no podía quitarle los ojos de encima-...venga, vamos...- lo encamine hacia el banquillo, sentándolo a mi lado, dejando que descansara su cuerpo en mi, algunos mechones de su flequillo estaban desordenados, los peine con cuidado, notando como su respiración se había vuelto más normal, susurre casi inaudible-...definitivamente usted es como un niño verdad?...-sonreí levemente, de nuevo mi lado protector salia a la luz...y, aunque fuese un ser lleno de oscuros sentimientos, rodeado de pecados...lo que más me podía caracterizar de mi lado bendito era mis ansias y deseos de protección hacia los demás.

Mis dedos comenzaron a moverse en una pieza llena de calidez, llena de familiaridad, sentía como si esas ansias de protección nos envolvieran, los sentimientos transmitidos en esa pieza eran los mismos que yo podía apreciar en mis momentos de infancia cuando había esperanza, esos momentos en los cuales pensaba que podía tener una familia integra, cuando podía creer en al benevolencia de cualquier ente viviente...era sin querer...una de las canciones más humanas y esperanzadoras que habían tocado mis dedos.

...es extraño...siento como si mi corazón se contrajera...pero...a pesar de todo...me alegra poder hacer algo.

La música abandono el lugar, las cortinas se seguían agitando con el viento, ahora solo reinaba el sonido del viento entre las ojos, el canto debil de algunos pajaros y la respiración de dos entes perdidos en una sala.

Es realmente correcto...que una mente perdida como la mia pueda contener a una como la tuya?...

Se dejó llevar una vez más por las manos de aquel que ahora le trataba con cuidado. El calor y la dulzura parecían traspasarle la piel, o al menos eso hubiese sido minutos atrás para el castaño. Guardó silencio, como un muñeco que espera a su dueño para que gire la cuerda y le haga andar. Estoico, pareció disfrutar de la música, siempre apoyado contra el cuerpo del otro. No había lágrimas, no había temor. Por un momento, nada hubo.

-Qué conmovedor….- Fue el susurro que se desprendió tras la interpretación. El silencio y la tranquilidad fueron interrumpidos luego por un mayor estruendo. El eco del gran instrumento y sus cuerdas llenó el vacío salón que encapsulaba el sonido hacia el exterior. El hecho se había producido luego de que Skyle cerrara la tapa protectora del piano sobre los largos y finos dedos de su compañero, sin compasión ni remordimiento. No, la verdad se debe decir que Skyle Townsend ya no se encontraba ahí para aquel momento.

El movimiento fue rápido. En 1, 2, 3, 4.

Zebra había abandonado la jaula y el banquillo en el que antes reposaba con tranquilidad había sido solo un peldaño de ayuda que lo impulsó para sentarse grotescamente sobre el pedazo de madera que aprisionaba los dedos ajenos, porque claro, solo el peso de su cuerpo era ideal para mantener a ese prisionero. Posó sus piernas sobre los antebrazos ajenos y hubo inclinado su cuerpo hacia Lucien, apoyando los codos sobre sus propios muslos, juntando sus manos bajo su mentón, tal y como se ejecutaría el ademán en una interesante conversación.

-¿Me llamaste?- La enfermedad asomaba en su rostro, describir una sonrisa desquiciada tal vez sería demasiado efímero para un ser tan presente como él. Lo ofendería, tal vez.

Una risa juguetona y perversa se escurrió de sus labios hacia la hermosa piel de Lucien, la distancia que los separaba se hacía mínima. Sus manos tocaron su rostro y lo acercaron sin deferencia, muy brusco, muy tosco. Semejante fue el gesto que depositó sobre sus labios, un beso parecía y a la vez distaba con creces de serlo, lo indiscutible fue la mordida que regaló sobre ellos.

-En verdad te esforzaste para conocerme. Tal vez no sea necesario que me presente. De todos modos te he estado observando y sé que tu a mí. ¿Qué eres? Dime ¿Cómo es que tus ojos percibieron al Matryoshka?- ¿Sería porque aquel hermoso y casi divino ser no era humano? Bien, él tampoco lo era, mas su escudo sería siempre el frágil cuerpo de Skyle. Aquello comenzaba a parecerle endemoniadamente interesante, atrayente, provocador.

Mis cinco sentidos se agudizaron y vieron claramente como el chico se transformaba, todo su alrededor se veía oscuro, nefasto, demente*te dignaste a aparecer…*-sonreí para mi mismo sin demostrar lo contento que estaba…tenía el rostro bajo, oculto gracias a mi flequillo largo plateado, soporte el dolor, *es un humano el que está frente a mi…ah~ pero estas ganas incesantes de querer arrancarlo…*
soporte ese impulso sádico, las ganas de tomar su cuello y desgarrarlo con la fuerza de mis dedos, extirpar su manzana de Adan y comer su alma, succionarla…saborear su demencia, tal y como lo hacían con los pecadores en mi aldea, pero claro…como un ser divino haría tal cosa…ja....no…no podía hacer tal cosa, si lo hacía todo se vería derrumbado sólo por un parásito en el cuerpo de un inocente humano. Mi puesto en el infierno estaría asegurado con eso. Mi misión no era esa...

Comedlo…será una buena compañía…es igual a nosotros
Cometelo….le harías un bien al chico~ sería libre!!es una buena acción…¿o no?
siii, siii cometeloooo quiero jugar con el!!!
Cometelo…después de todo para esos estás aquí, para eso te condenaste…
*callense, no tienen derecho de desear algo…ustedes no están vivos…perdieron ese lujo hace mucho…*

-la voz del hombre que encadeno mi destino se escucho-Pero Lucien…tu mismo fuiste el que decidió ese cargo…o no? Podrías sacarlo de su dolor…vamos~ si lo haces seguro perdonaría todas tus faltas…
* Cállate!no me importa tu aceptación….hace mucho…*

-la mordida que proporciono el ente ahora al frente de mi en mis labios hizo que mis ojos se posaran sobre los desquiciados suyos-
*te atreves a tocarme con semejante sabor a demencia…*me estaba molestando…demasiado para mi gusto, por no mencionar que había “dañado” mis manos…y ahora estaba sentado sobre el piano…
sobre el instrumento al cual le tenía más amor en el mundo*que insolente*

…-guarde silencio cuando empezó a hablar al mismo tiempo que mi lengua se deslizaba suavemente sobre el labio resentido, preguntas y más preguntas*que fastidio…*-tsk…-mis ojos volvieron a ser negros, mi pupila se contrajo y dilato en un instante, mientras quitaba en una fracción de segundos mis manos con fuerza levantándome del banquillo, todo se volvió en cámara lenta ante mis ojos debido a mi velocidad, veía como el cuerpo del chico iba cayendo, le sujete de las muñecas con una sola mano, girándole, dejándolo sobre el piano reducido de espaldas a mi boca a bajo, mi fuerza superaba con creces la de él, mis cabellos cayeron sobre mis hombros hasta quedar suspendidos en el aire al estar sobre su espalda y susurrar en su oído-…no te precipites pequeño…-mi voz se volvio ronca, desafiante-primero que todo no te atrevas de nuevo a hacerle tal cosa a mis manos y menos poner tu sucia esencia sobre este magnifico instrumento…-le levante aún con las muñecas atadas dejándolo erguido contra mi y lo aleje de un empujón haciéndole perder ligeramente el equilibrio, saque un pañuelo y comencé a limpiar el instrumento-

Soy yo el que te busco y tu vienes a hacer las preguntas?...estás siendo demasiado grosero…jaja, sin presentarte si quiera como si yo fuese un adivino*oh...bueno lo soy de cierta manera*-termine de hacer lo que para mi era un medio de tranquilizarme, no podía perder la cabeza delante de un humano que no tenía la capacidad de controlar ese tipo de padecimiento.

Quieres saber porque puedo verte?...-gire mi cuerpo lentamente, las ventanas se cerraron una por una de golpe, la sonrisa en mi boca se transformo en algo ególatra…llenando el ambiente de una sensación desagradable, mucho más desagradable que la primera vez, como si la gravedad jugara en contra de cualquier movimiento que no fuera el mio.-podría perfectamente decirte quien soy, pero que sacarías con ello?...-caminé hacia el, mi presencia era más fuerte, mis cabellos se movían ligeramente¿Cómo, si no había ni una brisa?la densidad de mi alma lo hacía posible-…lo veo…lo veo claramente…veo el parásito que eres en el cuerpo de un alma joven, he visto miles como tu en toda mi vida…en todas las vidas que poseo…es simple…-mi mano se deslizo sobre el mentón del chico hasta sostener con fuerza su quijada abriéndola de apoco-…tu demencia…mi pequeño....-sonreía burlonamente mostrando mis fauces, un rostro que jamás nadie ve, que no es aconsejable relucir a la luz…oscuro, lleno de potencia, de presencia…de oscuridad…tenebroso, como si en cualquier momento pudiese irse la vida en un suspiro, como si al abrir su boca fuese a robarle la respiración-…matryoska lo denominas? Jaja…cada ves ustedes intentan llamarle de otra manera… entonces digamos que yo…-seguía jugando con su rostro haciéndole retroceder al yo caminar hacia adelante, su espalda choco con una de las paredes-..conozco y poseo mucho más de ello que tu esencia completa….-aún sosteniéndolo abrí ligeramente mi camisa-…ves esto?- en mi pecho se veían los tatuajes marcados en mi piel, contrayéndose y tratando de expandirse, palpitantes, todo ser que los veía sentía rechazo, ¿como no? eran la marca de alguien quien había vendido su alma, tinta sobre piel quemada con hierro…las marcas de un hereje, expelían repulsión ante cualquiera que las veía... excepto mi hermana-…esto es una muestra de cuantos como tu he devorado…los conozco a los de tu especie…débiles…inmersos en el querer seguir viviendo a costa de seres humanos con almas débiles-me acerqué peligrosamente a con el rostro serio por unos momento para luego sonreír pedantemente de nuevo-…podría extinguir tu vida en un segundo sin la necesidad de lastimar al chiquillo skyle que tanto me agrada~ y aún así vienes con ese porte de que puedes manejar las cosas?...jajajajajaja-mi risa invadió el aula-…¿Quieres saber quien soy?...

Es verdad~ no soy completamente humano…pero mi parte humana es lo suficientemente fuerte como para poder manejar miles como tu dentro de mi cuerpo…miles de entes asquerosos, de parásitos mentales que solo se aferran a la vida de otros…yo…-levante una ceja , la otra se dejo estar dándome un semblante de pregunta y a la vez ironía-…soy una demencia de siglos…en un cuerpo humano…con alma divina…-solté su mandíbula y me aleje caminando hacia las ventanas, abriéndolas haciéndole paso de nuevo a la brisa y a la calma, mi alma volvía a estar serena, el cambio fue drástico, casi chocante entre el terror y la tranquilidad de ahora-…pero vamos jajajjaa quien le creería a un chico que nadie conoce…no puedes usar a Skyle~-me gire sonriente, normal, con la cara de siempre, el chico que todo el mundo ama en su clase, el que maneja a las masas con solo hablar-…después de todo…no hay forma de que puedan creerte…y si hubiese una...la destruiría...

-me apoye en el ventanal, mis cabellos jugaban con el viento-…así que mi querido amigo…quisiera que trajeras de nuevo a Skyle si no es mucho pedir, solo me interesaba saber que tipo de ser eras~ y como pensaba veo que siempre lo estás molestando…definitivamente no sabes vivir sin él verdad?...que patético ja…verte tan poderoso, de mentalidad tan violenta como si nada pudiese derrotarte…pero dependes de su existencia para poder vivir…oh~ pequeño…jajaja eres muy gracioso…

Spoiler:

Lucien fue rápido, demasiado para cualquier humano, sin siquiera tomar un segundo para ejecutar tal cambio de posición en el tablero recién establecido. Aparentemente quién había hecho el Jaque Mate por esta ocasión, era el mayor.

Para su tristeza o frustración, no hubo temor o amago de escape. No tenía sentido pelear contra un “dios”. ¿Verdad?

Para el castaño la posición no hizo más que parecerle, como menos, interesante. Movió sus dedos solo como un reflejo, comprobando que al menos el agarre sostenido no era tan despiadado como para privarle de esos pequeños movimientos y del flujo sanguíneo conveniente. Los cabellos del otro a penas le rozaban la nuca, pero le producían un incitante cosquilleo o eso creyó. Quizás la sensación era producto de aquella voz ronca que resonaba desafiante en su oído, retumbando en su interior.

Estremeciéndonos.

Escuchó atentamente sin comentar cosa alguna al respecto, después de todo, no podía poner resistencia a tan firmes movimientos. Cuando le empujó, Zebra trastabilló hasta casi dar con el piso, asunto que por suerte, no aconteció. Vio limpiar el instrumento y eso le sacó una risa incisiva que prefirió contener.

-Sabes perfectamente quién soy. No tengo por qué hacer cosas que me parecen innecesarias.- Era increíble ver como el señorito del aula de tercero había perdido la compostura, eso era suficiente para el regocijo de un simple “parásito”, como él lo catalogaba.

El quiebre ya está hecho.

Su cuerpo se exaltó, como era natural, ante el violento cierre de las ventanas. ¿Era aquello realmente necesario? La sensación que le acompañó fue nauseabunda y eso, no hacía más que ponerle expectante, pero su cuerpo no lo asimilaba de la misma manera. Muy pronto terminó apoyando su cuerpo sobre uno de los pupitres de la sala para poder continuar aquella grata conversación sin que sus piernas cedieran hasta el piso con humana fragilidad.

-No saco nada más que satisfacer mi propia curiosidad. ¿Qué más sino?- La ironía escurría tan innata como la mirada insalubre. Sus respuestas eran expuestas con tal lógica que aturdía.

-Quizás tus ojos se encuentren un poco empañados, tal vez tu vasta experiencia te confunda de tal forma que puedas cometer errores. Cuidado. El poder no siempre es una ventaja.- Cuando sus dedos abrieron su boca un escalofrío le recorrió la espalda y un gemido se escapó de sus labios. ¿Miedo? ¿Por qué no? El regocijo se encontraba en los sentimientos más intensos, más profundos, ahí, en las entrañas de un cuerpo humano.

Deseo, más que rechazo hacia tanta intimidante maldad. Una mente enferma sabe dar vuelta cada trazo pintado. Incluso si la mano no es la habitual.

Su lengua se escabulló sin permiso, rozando a penas esos dedos largos y firmes que le sostenían dolorosamente, obligándole a ceder el paso hasta que una pared frenó su andar.

-Nadie denomina, solo existe, un muñeco, un mensaje en la mente que no se puede dejar de escuchar. Quizás alguien lo reciba. ¿Por qué no?- Respondió al ver recriminado su nombre, su esencia y existencia, pero no había indignación, solo la respuesta estoica de lo que es, del que sabe que habla con certeza y razón. O locura y mera impudicia.

-Hermoso…- Musitó ante los tatuajes develados por el mayor. Las palabras fluyeron, como el rosario que vendría de parte de cualquier creyente. Parásito, demonio, locura, debilidad.

-Ah~ La idea de ser devorado por ti, es, sin duda alguna, excitante.- Contestó con una mirada casi obsesionada por aquel que le parecía dominar.

-No estás entendiendo nada, pero qué adorable. Anda, ¿por qué no le intentas salvar entonces? ¿Por qué no me destruyes? Solo para que encuentres la verdad de tus propias tinieblas, solo para que vivas con la culpa eterna.- Sus manos se posaron a cada lado de la cara de Lucien, sosteniendo con la única fuerza que podía aquel cuerpo, enredando sus dedos con esos hermosos y delicados cabellos.

-No estaría aquí si Skyle no prescindiera de mí. Destrúyeme y verás como el chico se desmorona sin remedio. Te equivocas conmigo Lu. Yo no soy un parásito. No me interesa cuanto puedas comer, no me interesa lo genial y poderoso que eres. Me asquea la divinidad y la omnipotencia. Ellas no tuvieron piedad.- Su mueca fue de asco literal al verse al fin liberado del agarre en su quijada. Lo vio alejarse y hablar como si probara adelantarse a sus pensamientos.

-¿Y quién dijo que íbamos a delatarte?- Su sonrisa fue sutil, pero victoriosa. Pobre aquel caído en la paranoia. Qué altanería, qué estupidez.

- Sinceramente aquí, entre nos, siempre me he comportado así, él, tú, yo. ¿Crees que lo estoy molestando? Qué hipócrita resultas ser. En ningún momento me he jactado de poder alguno, todo lo que hice fue aparecer ante ti sorpresivamente. ¿Tanto te ha molestado mi buena actuación?- Lo siguió con la mirada, viéndolo reír y recalcar cosas que no eran sino signo de su inestabilidad.

-¿Acaso me crees lo suficientemente estúpido para no entender tu poder? Eres tú quién realmente está cegado en sí mismo. Pobre alma atormentada. Si incluso tú debes depender de alguien… ¿No eres tú el parásito de alguien más?- Hizo una pausa prolongada antes de levantarse, de moverse de su lugar, avanzando una vez más hacia él. Como quién va directamente hacia el desastre.

-Si entiendes la dependencia entonces entenderás que mi debilidad, es mi única ventaja, dependo de él para existir, y él depende de mí para vivir. Él es el único que puede ahuyentarme, y si realmente puedes ver nuestra alma sabrás que tú no puedes salvarle.- La risa ya le parecía absurda, incluso si su espíritu parecía más liviano ahora, Lucien no parecía poder controlar los impulsos que la ira ocasionaba.

-Mi poderoso y encantador príncipe despiadado. Yo no juego tu juego, aquí, ahora el único siendo un payaso… Eres tú.- Señaló con el indice a solo un metro de aquel cuerpo, de aquel hermoso y a la vez detestable ser. Tal y como él.

Razoné todo lo que me decía, para mi un loco sabía en cierta forma dar en el clavo por lo que seguí escuchándole, y muchas palabras tenían razón. Vi el dedo acusador que me señalaba muy cerca de mi, ladee el rostro ligeramente al escuchar cada palabra que el insano me daba, poniendo mi dedo índice sobre mis labios pensativo, mientras que los demás dedos imitaban el gesto curvándose, mi semblante quedo por unos momentos en neutralidad-
payaso?…mmm...payaso...
-mi voz sonaba calmada, levante mi rostro y me encaminé hacia una de las mesas individuales que habían en la sala, sentándome en ella de manera despreocupada posando mis manos a los lados de mi cuerpo-…ciertamente tienes razón, soy un payaso~¿te entretengo verdad?…-reí un poco manteniendo una ligera sonrisa en mis labios-…y he estado actuando como uno, mil disculpas mi estimado ser que se da el lujo de denominarme de una forma sin siquiera tener una existencia propia…-moví mi cuello generando un sonido proveniente de el-ya ya, eso ultimo fue solo por molestarte, no lo tomes enserio~
Oh bien!, vamos por parte. Sí, dependo de alguien, es más, mi propia dependencia hace que este actuando de esta manera, en mi caso no es habitual que lo haga, me conociste en el lugar propicio y en el momento exacto…me deje llevar por mis banales emociones e inestabilidad, sucede cada cierto tiempo al ser incompleto…no me quejo, me divierte cuando lo hago~-mis dedos comenzaron a juguetear con mi collar de cristal rojo, el liquido dentro de él se movía brillante-…pero, eso de lo que dependo es una parte de mi, como decirlo…mmm-pestañee un par de veces- oh si~ es mi cable a tierra, todo lo bueno de mi sale de ese pilar, eso soy yo mismo~-mis ojos se fueron al techo unos breves momentos-…ah~ quiero esa canción, ayudaría mucho ahora…una pausa silenció el lugar mostrándome un poco más serio- pero mi caso con el tuyo es diferente...yo se que eso podría sobrevivir sin mi...-y es que en cierta manera lo sabía...y es por eso que temía que Lucia no estuviese conmigo-
-crucé las piernas-lo otro, el poder…
no me interesa en lo más mínimo ni demostrarlo, solo me causa gracia que te moleste tanto el que lo tenga…no es mi culpa que sean malos contigo y que no tengan piedad...cada cual recibe lo que merece-sabía que de cierta forma no era cierto pero solo buscaba molestar un poco y era que me podía aburrir muy facilmente- Mis ojos pueden estar empañados, y la verdad puede que por eso suene paranoico, es una mala manía de hace ya muchos años-mis gestos eran como los de un hombre conversando con un viejo amigo, es más me daba el lujo de hacer una que otra mueca resultando algo sarcastico sin quererlo-pero ¿quien no? inclusive tu mismo vives día a día algo que no es…
tercero y es aquí donde hay una sola cosa que me llama mucho la atención y es que dices que Skyle no podría vivir sin ti…¿Por qué estás tan seguro de ello? a mi parecer si desaparecieras sería su vida más fácil…podría comerte, bien lo sabes…pero…quiero saber el porqué de tu seguridad mi estimado~-mi pregunta podía parecer tonta, pero quería escuchar de sus propios labios y ver que era lo que pensaba el sujeto, ya estaba menos violento y es que el recordar a Lucia me ayudo a entrar de nuevo en solo la etapa del interés*me ayudaste a recordar a mi pilar, te debo un poco loquito~*-

-¿Entretenerme? No, tú me fascinas. – Su mano descendió hasta su cadera y dejó de acusarle, solo su mirada a través de las orbes de Skyle le seguían cada gesto y postura que tomaba.

-Disculpas aceptadas- Se burlaba en la omisión de sus pensamientos, después de todo aunque fuera orgullo del otro, se estaba disculpando con un ser que él mismo consideraba “inexistente”. Irrisorio hasta cierto punto.

-¿Te diviertes…? –Una carcajada profunda escapó desde sus cuerdas vocales, incrédulo en la oración dicha, incrédulo en la tranquilidad y en la falsa humildad. – Para mí pareces de a ratos tan herido como él. – No se refería a otro que a su pequeño afectado y protegido, a su amado y odiado recipiente, Skyle.- Con la vista al cielo cada día, intentando ignorar esa grieta que está en tu corazón.

Hubo un silencio profundo y lo respetó, pero Lucien seguía hablándole a favor.

-“Pero mi caso con el tuyo es diferente...yo sé que eso podría sobrevivir sin mí...” Te has respondido a ti mismo, por supuesto no tengo intenciones de hacerte las cosas tan fáciles y explicarte nuestros secretos.- Uno de los dedos del castaño indicó silencio sobre sus labios para posteriormente guardar las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones escolares.

-Ya te lo dije, puedes intentar matarme, porque estoy más seguro del resultado que aquel que solo ha especulado. Este chico pende de un hilo, y quienes sostienen la cuerda, somos nosotros. No tú, sino él y yo, para él.- Otra risotada se le escapó. Uno de sus pies se posicionó en punta y dio tres golpecitos contra el piso, como si con eso recuperara la seriedad del asunto.

- Yo creo que deberías tratar de comerme de otra manera. Sería más divertido para los dos. – Levantó la cabeza y miró de reojo. Ahora que la violencia había descendido, podía evidenciar su fascinación por Lucien. Un paso, otro paso, y un tercero que le acercaron hasta aquella mesa individual.

-El, yo, incluso el otro, todos te deseamos…- Confesó con la sonrisa del gato de Alicia, figuradamente, pero al contacto de sus miradas la expresión del castaño cambió drásticamente a una acongojada, contrita.

Un cambio, otro y otro.

-¡Argh!- Exclamó tomándose la cabeza, como si batallara consigo mismo, sin apartarse un centímetro de Lucien.

- ¡Quieto estúpido! –Gruñó contra sí mismo y proyectó una mirada furiosa contra Lucien. – Je… Te lo devolveré por ahora.- Fue su modo orgulloso de desaparecer para entregar un cuerpo pesado y sin fuerza, Skyle. Quejándose muy tenue, débilmente, como si intentara despertar de una pesadilla.

Fascinar a un loco era algo peligroso, y más aún desagradable para mí, ya había tenido suficiente con toda esa gente en la aldea, la idea me asqueaba…
Salí de ese pensamiento cuando el susodicho acepto mis disculpas algo que había echo netamente por una cosa de cortesía.

Para mí pareces de a ratos tan herido como él- le miré normal después de esas palabras-*Después de todo soy humano…tengo las debilidades de uno, aunque las deteste, aunque pese y me odie a mi mismo, pero esto desaparecerá pronto, algo tan innecesario como los sentimientos…es preferible ser más racional…*

-una sonrisa algo cómplice se dibujo en mis labios después de escuchar todas sus palabras, algunas ciertas para mi y otras no más que simples, carentes de sentido…no era mi verdad al fin de cuentas, era como el decía…el tomaba el destino del chico que pendía de un hilo…pero, vamos…era algo gracioso escuchar eso sobre todo porque yo y Lucia manejábamos mucho el destino de las personas.
Al momento de ver como el pesado cuerpo del castaño volvía a la normalidad, le tomé de los hombros y susurre- para que intentar acabar…con una existencia tan perdida y frágil…a la vez hermosa como el destino de un alma perdida?...estoy aquí para esto…para tomarla entre mis manos aunque me intente perder…-observe el rostro de Skyle envuelto en un semblante somnoliento como si nada hubiese pasado, como si fuese todo una pesadilla y es que era mejor así…-Estás bien?...ya volviste verdad?-sonreí sereno, casi paternalmente al ver al muchacho del cual me había interesado, esa alma interesante, impetuosa pero a la vez débil que me hacía querer salvarle.
Mis dedos algo fríos se deslizaron por la cabellera del muchacho intentando que este no cayera por su propio peso-Eso es…de a poco…-intentando que su cuerpo se estabilizara de nuevo intentaba levantar su rostro con delicados movimientos, no podía seguir actuando como hace un momento y es que Skyle era totalmente diferente-…ya estás de vuelta…eso me alegra…-le dediqué una sonrisa sincera…de verdad me daba gusto que estuviese de vuelta.

Sus ojos se abrieron tan lentamente que daban la sensación de que su peso era casi inaguantable, poco a poco su semblante fue pareciendo más claro, solo un reflejo de que la conciencia de aquel, del más inofensivo y por lo mismo el más susceptible al ambiente, estaba regresando. Aunque para él no era un regresar, sino más bien un despertar del cual siempre el primer pensamiento en su mente era: Temor.

¿Por qué estaba despertando? ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué había dormido? ¿Lo había hecho, verdad? ¿Por qué Lucien lo tenía entre sus brazos? ¿Porqué de pronto el ambiente parecía tan diferente?

-¿Volver? – Preguntó con una voz tan fina como un hilo que se entretejía hacia los oídos de su compañero. Una voz dulce, desvalida y confundida. El sabor tentador de la debilidad, de la vulnerabilidad.

-¡L-lo lamento mucho! – Exclamó el más bajo con sus mejillas coloreadas de un rosa sutil al notar la suavidad con que era acariciado. ¿Por qué? Resonaba en su mente la pregunta, la duda, la confusión. Hace cuanto su cabello no era tocado por alguien más? Incluso Padre había dejado de hacerlo por recomendación de los médicos, para desligar la dependencia.

Su rosto delataba la incomprensión de su situación. Sus cejas se arquearon en duda y tal como un mentiroso desesperado, intentó encubrir el vacío que su mente tenía de solo momentos atrás.

-C-creo que… ¿Me desmayé…? – No se entendía si estaba argumentando o lo estaba preguntando- Últimamente no he dormido muy bien… Lo siento mucho… Ha sido una falta de respeto para usted…-Intentaba ser coherente mientras de manera inconsciente dejaba de lado, no, más bien negaba que podía haber ocurrido algo más. Algo de eso que él no quería compartir con nadie. Su demente secreto.

Quiso ponerse de pie, mas fue torpe en su intento. Su cuerpo parecía exhausto y eso le asustó más, ¿tal vez él había salido….?

Y esta vez la expresión dedicada fue la de espanto.

¡NO QUIERO SER ODIADO!

Se veía confundido, tratando de ocultar su propia preocupación y temor… ¿acaso le tenía tanto miedo a ser rechazado por causa de ese ente?
*temor al rechazo...es irónico*
Antes de que se disculpara su voz tenue me hizo verle con dulzura…
De que se está disculpado?-sonreí ligeramente-no hay nada que disculpar joven Skyle…-asentí con la cabeza al escucharle-sí, cayó en un sueño profundo…después de que toque el piano…-luego negué con la cabeza-no, para nada, yo fui más irrespetuoso cuando se encontraba dormido…-susurre-…si, lo fui…
Con la fuerza de mis brazos y con delicadeza intentaba que el chico se quedase de pie pero al verlo tan desvalido le senté en una silla. Flexione mis piernas quedando así a su altura mientras peinaba de nuevo su cabello y colocaba un mechón de este detrás de su oreja.

No debe preocuparse por nada…estoy aquí...no me iré.

-tomé su mano derecha y la deslicé con la mía dejándolas frente a frente, dedo con dedo, mi mano algo más larga jugueteaba con sus dedos, mis orbes grises algo más claras mostraban amabilidad-

Está bien…no hay nada que temer…-levanté la mirada para enfrentarla con la de Skyle, con esa paciencia de maestro de siempre-…no podría juzgarte por nada, no estoy en ningún derecho…está bien, no hay nada que ocultar, nada que esconder…-quería escuchar su compás…me acerqué como un gran felino y en un acto de cortesía bese la mano del muchacho-…es usted joven Skyle…del cual me interese…nadie más-lo miré detenidamente, mi rostro era escondido por nuestras manos, solo nuestros ojos se encontraban-sé que…es capaz de mantenerse más tiempo aquí…de esta forma…algún día...quiero escuchar su voz en una canción sin la necesidad de escucharla llena de temor...