La noche boca arriba (Shizuka)

Cuando vi que reaccionaba y daba señales de vida no pude evitar esbozar una sonrisa de alivio. Vi que empezó a toser el agua que había tragado, cuando justo iba a hablarle su comentario me detuvo: - tienes que estar de broma... - me dijo, yo solo pestañee sin entender a que se refería.

-¿Ah?- solo atiné a decir, fue cuando me di cuenta de algo: él estaba desnudo. Inmediatamente giré mi cabeza hacia otra dirección pero su comentario me pilló desprevenida.
- ¿Qué estás haciendo aquí? Pervertida~ - me dijo.

Mis mejillas me pusieron rojas como tomates y miré hacia otro lado inflando mis mofletes - Que más, te saqué del...agua porque te demorabas - dije en un tartamudeo, intenté mirar algo para no mirar el cuerpo de Ayato, algo para distraerme pero no podía encontrar nada, sólo cerré mis ojos para no ver. - ¡Pervertida no soy! - le dije con los ojos cerrados - ¡Créeme que vine a salvarte no a mirarte, ¿entendiste?! - le dije gritando.

Fue cuando sentí que se movió así que tuve que abrir mis ojos por obligación para ver que no se cayera. Ayato volvió a toser pero con un paso torpe no podía mantenerse de pie, así que se apoyó en mí, esto hizo que enseguida mi pulso se acelerara.

Me quedé quieta y tuve que agarrarlo para que no se cayera. - Voy a...buscarte una toalla para sacarte de aquí - le dije completamente nerviosa. Hice una mano acuática con mi poder y busqué una toalla para colocársela a la cintura con cuidado, pero mis manos estaban más temblorosas que gelatinas. - Póntela tú y te ayudo...a salir - dije roja y con espirales en los ojos ya no pudiendo más con mi nerviosismo.

Ay, mi dios...

Ayato se limitó a reír por lo bajo al notar el nerviosismo de la rubia, burlándose de ella y de su rostro lleno de incomodidad. Resultaba increíble que pudiera hacer bromas en ese estado, pero era de esos sujetos que no se dejaba debilitar con facilidad y, aún de ser el caso, no lo explicitaría tanto. Hizo su mayor esfuerzo para mantenerse consciente y estable, y algo de esto dio resultado pero de igual modo necesitaba el apoyo de Shizuka. ¡Vaya joda! ¡Con lo mucho que detestaba pedir ayuda a los demás y ahora se volvía dependiente de ella!

Maldecía en su fuero interno su condición humana, una y otra vez, pero en esos momento sólo debía preocuparse por salir ileso de la tina.

- ...Tch... - no respondió verbalmente a la sugerencia de Shizuka, sólo le arrebató la toalla con brusquedad y se la colocó en la cintura, cubriendo su intimidad. Dejó escapar un leve gruñido pues consideraba que esto era completamente innecesario: no tenía intenciones de hacerle nada...¿por qué se preocupaba de una nimiedad como esa? - ¡Hmp! ¿Por qué te incomoda tanto verme desnudo? Cuando nos conocimos tampoco tenías mucha ropa que digamos...con esto quedamos prácticamente a mano ¿no? - le recordó el encuentro en la enfermería. En aquél entonces Ayato se encontró a Shizuka semidesnuda, no era muy diferente de la situación actual...pero mientras hablaba perdió el equilibrio otra vez, por lo que tuvo que asirse firme de su hombro.

"Vale, vale, no más bromas..."

Ya con la toalla salió de la tina ayudado por Shizuka. Le quitó el tapón antes de retirarse y se drenó toda el agua caliente.

- Llévame a la habitación...tengo calor... - ordenó a la rubia, sintiéndose aún sofocado por todo el vapor del baño. Aunque si visión estaba menos nublada, su cuerpo estaba rojo y sentía sus mejillas arder.

Ayato se rio por lo nerviosa que estaba haciendo que me pusiera aún más nerviosa. Di un suspiro para calmarme y mirar hacia otro lado, fue cuando sentí cómo la toalla fue arrebatada, esto me dejo más tranquila, ya puesta la toalla sonreí aliviada de que se había tapado.

-¡Hmp! ¿Por qué te incomoda tanto verme desnudo? Cuando nos conocimos tampoco tenías mucha ropa que digamos...con esto quedamos prácticamente a mano ¿no?- me dijo haciendo que lo mirara con un tic en el ojo, estaba toda roja al recordar ese momento. Era cierto, me vio semi desnuda pero ver una mujer es muy distinto que a un hombre. Pude sentir cómo de nuevo mis mejillas se ponían tan rojas como un tomate y ardían como si tuviera fiebre por el bochorno que estaba pasando.

- Hmp - solo atine a decir mientras desviaba mi vista - si, si, lo que usted diga - le dije tratando de cambiar el tema y olvidarme por completo de esa situación y calmar mis nervios. Fue cuando de nuevo perdió un poco el equilibrio y se afirmó en mis hombros - Woops - dije afirmando con más fuerza pero quedando muy cerca de él. Su cabello estaba mojado, las gotas de agua resbalaban por su cuerpo bien formado y sus labios se veían jugosos, ante eso negué con mi cabeza varias veces.

¡¿Que estoy pensando?!

- Llévame a la habitación...tengo calor...
Esta orden me hizo poner los pies en la tierra y lo miré de nuevo - Está bien - le dije - afírmate de mí que te voy a llevar a tu cama - le dije. Debíamos salir de allí porque estaba haciendo mucho calor, tanto para él como para mi.

Se sujetó de Shizuka y avanzó hasta la salida del baño, tanteando las paredes con una mano. El vapor le impedía ver del todo bien.

- Afírmate de mí que te voy a llevar a tu cama... - dijo la rubia poco antes de encontrar la perilla de la puerta.
- Ah...no...es que... - balbuceó Ayato en respuesta, recordando el estado de esa cama que casi nunca ocupaba. Tendría que hacer una limpieza profunda si quería dormir medianamente cómodo.

Como dhampiro el sueño era una necesidad bastante ocasional, sólo se dejaba caer dormido cuando las fuerzas de su propio cuerpo no resistían más (generalmente aducido a una batalla). Era por este motivo que su cama estaba en completo desuso.

Si lo pensaba bien, su apartamento era una guarida funcional y estable para un inmortal con voluntad de abastecimiento, pero resultaba bastante precario para un humano con múltiples necesidades biológicas y posibilidades de contraer enfermedades. Ayato sonrió para sí, no podía creerlo...¿tantos años viviendo sin preocupaciones humanas y ahora tendría que aprender a ocuparse de ellas? Parecía una broma de mal gusto.

Se apartó de Shizuka, permitiéndose caminar por cuenta propia hasta la salida del baño. Al abrir la puerta el aire del exterior aligeró su malestar, pero por otro lado una nueva sensación entumeció sus músculos: tenía frío, algo bastante normal si consideraba que estaba sin ropa.

- Me vestiré, ¿quieres ver? - le preguntó a la mujer, volviéndose hacia ella con aire divertido.

No esperó respuestas, y es que realmente le importaba un coño ser visto por alguien como ella. No estaba de humor para lidiar con nadie, ni aunque fuera a golpes. Debía acostumbrarse a ese estado antes de realizar cualquier movimiento. Volteó hacia los cajones y se quitó la toalla, colocándose la primera ropa que encontró.

Ropa:

- ¿Pretendes pasar la noche acá? - preguntó a la muchacha una vez estuvo vestido - porque si es así...no será gratis.

Avanzamos hacia la salida del baño un poco a tientas ya que Ayato se apoyaba con una mano en la pared y con la otra estaba apoyado en mi, cuando pudo abrir la puerta Ayato balbuceó unas cuantas oraciones -Ah...no...es que... - dijo yo solo miré confundida y reí un poco era raro verlo en ese estado. Fue cuando la puerta se abrió un poco que entró aire al baño provocando que la brisa enfriara el ambiente, entonces su cuerpo se apartó de mí y caminó para buscar ropa.

Cuando se volteó que sentí como un escalofrío me recorría al ver esa sonrisa -Me vestiré, ¿quieres ver?- me dijo divertido, ante eso lo único que sentí fue mis mejillas rojas y sin poder decir ninguna palabra balbuceé: - ¡¡¡Ah...tú...como!!! Aaaah... - dije alterada ya que esa sonrisa divertida me había puesto mucho más nerviosa impidiendo que pudiera taparme al momento que la toalla se cayó. Ver el cuerpo de Ayato me dejó roja de vergüenza me tapé los ojos cuando estaba colocándose la ropa interior.

¡¡¡¡¡¡Ay mi dios lo vi...lo vi!!!!!!!!!!! Ayato no miente al decir que el género femenino cae ante sus encantos...¡¡¡¡Aaaaaaaaah!!!!!!

Me revolví el cabello para dispersar esa imagen del cuerpo de Ayato, mi cabello quedó suelto por completo. Entonces me preguntó algo ya vestido, pero no lo podía mirar a los ojos - ¿Pretendes pasar la noche acá?- me preguntó, no sabia si pensar o mejor dicho ya no sabia que pensar, solo trataba de calmar mi respiración - porque si es así...no será gratis.- me dijo, ante eso lo miré.
-Está bien, dime como te lo compenso por pasar la noche - le dije ruborizada y mirando cualquier cosa que no sea él.

Ignoró por completo el alboroto que armó Shizuka a sus espaldas mientras se vestía. En un momento se contempló a sí mismo y paseó la mirada por su abdomen y pecho: a pesar de tener sus poderes bloqueados no había cambios significativos en su cuerpo. Eso era un buen indicio, aunque un detalle le mosqueó.

"Espera...¿y la herida...?" pensó extrañado. Recordaba que al momento de ser atacado por el supuesto ángel éste le abrió el pecho, dejándole un herida mortal que ahora no asomaba vestigios. No recordaba con absoluta nitidez los acontecimientos ocurridos esa noche, sólo sabía que debía revertirlos... Ayato levantó una mano hasta su cuello y comprobó que las marcas de sus dientes aún estaban allí.

La alternativa más confiable, al parecer, era recurrir a ese sujeto. Y al no conocer su paradero tendría que recopilar información.

- Dos condiciones: la primera es no fastidiarme - sentenció, observando directamente a Shizuka - la segunda... - hizo una pausa antes de indicar el interior del apartamento - ...es dejar este sitio reluciente. Los trabajos hogareños no son dignos de mi persona y me viene bien algo de ayuda...al menos por esta noche.

Dicho esto, Ayato se dejó caer en un sillón de cuero negro que dominaba la estancia. Puso deliberadamente su pierna diestra sobre la otra y apoyó el codo en uno de los brazos del mueble, ladeó ligeramente el rostro para apoyarlo en su mano. No desvió el filo de su mirada de la mujer, se situó como un auténtico rey que espera ser servido por un súbdito.

- Y date prisa, estoy cansado. - Habló de un modo brusco e impositivo. Ni la duda ni la cortesía eran parte de él, aún en su estado.

En mi mente no dejaba de rondar la imagen de Ayato, de su cuerpo, pero si escuché muy bien las dos condiciones -la primera es no fastidiarme - me dijo, yo ante eso solo asentí como un cadete a un superior después la segunda -es dejar este sitio reluciente. Los trabajos hogareños no son dignos de mi persona y me viene bien algo de ayuda...al menos por esta noche.- me dijo, ante eso solo pestañeé varias veces y sonreí con alegría.

-A la orden- dije emocionada, chasqueé los dedos y saqué de los remolinos de agua un par de bolsas para botar un poco los restos de comida. Busqué una escoba y me puse a barrer el lugar, recogía y ordenaba mientras tarareaba una canción muy bajo para así entretenerme ya que hacía mucho tiempo que no limpiaba, y esto me traía recuerdos de cuando vivía con Kanade. Ante eso cerré mis ojos sonriendo con mucha alegría, después me puse a barrer un poco para dejar reluciente todo.

El lugar estaba limpio, todas las cosas estaban en perfecto estado y ordenadas, obviamente que hay cosas que las dejé en su lugar porque no quería un reto así que no las moví sino que limpié alrededor de ellas - Bien- dije viendo que estaba limpio - Así esta bien - le dije sonriendo - ¿También quieres que te prepare algo de comer? - le pregunté mientras caminaba hacia el tacho de basura y dejaba caer las bolsas de basura allí.

Sonrió complacido al notar que Shizuka obedecía sus órdenes, incluso lo hacía con gusto, como si ese fuera su deber. La observó hacer los quehaceres y se sorprendió de la rapidez de su labor, sonriendo para sí con absoluta seguridad. Le agradaba sentir que le atendían y darse aires de superioridad.

En ese pequeño lapso de reflexión se dio cuenta de que la rubia le simpatizaba cuando asumía esa actitud, le gustaban las mujeres sumisas (fuera en el sentido que fuese) y en la situación que se encontraban necesitaba con urgencia los cuidados de otra persona. Su presencia facilitaba bastante las cosas para un humano novicio, que no sabía cocinar muy bien ni ocuparse de sí mismo.

- Nada mal, angelito - comentó cuando Shizuka dio por terminada la limpieza.

Resultaba ser la primera vez que su apartamento recibía una limpieza profunda como esa, pues al ser un dhampiro Ayato no tenía que preocuparse de su salud ni del estado de su guarida. Sólo debía proveerse de sangre y de diversión, algo que por suerte conseguía con facilidad en los barrios bajos de Glass city.

- ¿También quieres que te prepare algo de comer? - Ayato le observó al escuchar esta propuesta, no estaba acostumbrado a sentir hambre humana por lo que no sabía qué contestar. Pero en su silencio llegó la respuesta: su estómago comenzó a gruñir, anunciando por cuenta propia que la comida de hace un rato no fue suficiente.
- ¿Qué? ¿Qué es ese sonido? - se preguntó, observando su estómago con consternación. En su estado anterior jamás hubiera escuchado nada similar...a lo sumo un gorgoteo, relacionado con el malestar que le invadía cada vez que bebía sangre de criaturas desconocidas o corrosivas para él.

Cuando ya había terminado de limpiar y dejado impecable la habitación, eso fue bueno ya que Ayato me había felicitado o mejor dicho estaba complacido con mi tarea de limpieza - Nada mal, angelito- me dijo, ante eso solo di un suspiro haciendo un refunfuño.

Shizuka es mi nombre... no es difícil decirlo, pero bueno, por hoy me quedo con angelito... solo por hoy.

Me arreglé un poco el cabello porque me lo había soltado por haberme revuelto el cabello. Me lo peiné de nuevo en dos coletas, observé con atención la expresión de Ayato y vi como su vista se dirigía a su estomago, ladeé mi cabeza con curiosidad.

¿Tendrá hambre? o le habrá caído algo mal a su estómago

Ante eso negué con mi cabeza porque si se enfermaba debía prepararle un agua de manzanilla para que se le pasara o usar mis poderes para calmar el dolor pero en eso mi ropa desaparecería y quedaría solo en ropa interior, solo en bragas y con el cabello suelto. Tragué saliva para hacerle la pregunta - Ayato ¿Quieres que te prepare algo para comer?- le dije un poco preocupada y acercando un poco pero con el nerviosismo me tropecé con mis propias piernas, me caí al frente de él como los actores de esas películas cuando se caen y los espectadores se ríen, así me había caído. - Ya decía yo que mi torpeza me faltaba- dije sentándome en el suelo.

- Jajaja qué torpe eres~ - comentó después de verle caer, dejando escapar una carcajada. No se apartó de su sitio ni hubo indicios de que quisiera ayudarle.

Ayato le observó desde la altura mientras pensaba acerca de esos extraños gruñidos que hacía su estómago...¡eran muy molestos! ¡No le dejaban pensar con tranquilidad! Pero era la primera vez que sentía esa clase de dolor, no estaba seguro si se debía al hambre o a alguna otra cosa. Aún así, no sacaría nada si no hacía algo al respecto. Como humano que era debía conocer las nuevas sensaciones que invadían su cuerpo, para así prevenir futuros imprevistos.

- Hazlo - sentenció con seriedad, dirigiéndose hacia Shizuka - pero no uses tus poderes. Cocina algo de carne como lo haría cualquier ser humano y yo te observaré. No quiero que añadas sabores dulces a mi comida ni ninguna clase de veneno. - Ayato tenía dificultades para confiar en las personas y aunque el ángel le simpatizara no podía bajar la guardia ni descartar la posibilidad de traición.

Dicho lo anterior, el muchacho se puso de pie y se dirigió rumbo a la cocina, la cual era bastante pequeña en relación a la sala de estar pero para una o dos personas tenía un tamaño idóneo.

Cuando Ayato era un dhampiro podía degustar comidas como cualquier ser humano, pero nada le satisfacía tanto como la sangre. En su condición actual solamente la comida humana saciaría su hambre por lo que tenía que aprender a cocinar lo antes posible. Su orgullo le impedía decirlo en voz alta pero creía que si observaba a Shizuka aprendería una cosa o dos.

El ver la risa de Ayato riéndose -Jajaja qué torpe eres~-por mi caída que había tenido no pude evitar sonreír ya que era gracioso así que no reprimí un poco reírme parecía como si fuéramos amigos pasando la noche pero bueno eso lo que me daba la impresión pero era algo divertido estar con el. 


Me incorpore para ponerme de pie y ver que no tenía ningún tipo de daño en las piernas ya listo levante mi vista para verlo y escuchar lo que decía - Hazlo- me dijo el hecho que podía cocinarle ante eso me puse aun mas contenta porque algo me encantaba era cocinar pero me detuvo un poco lo siguente-  pero no uses tus poderes. Cocina algo de carne como lo haría cualquier ser humano y yo te observaré. No quiero que añadas sabores dulces a mi comida ni ninguna clase de veneno.-  ante eso solo quede estática y con un tic en el ojos infle mis mofletes en señal de enojo.

¡¿Que cree que soy?! Que lo voy a envenenar soy un ángel no haría ese acto impuro contra el ni menos con nadie si quiero encargarme de alguien lo hago con mis manos no con sustancias raras !!!

Después vi que Ayato se levantaba y se dirigía a la cocina - Espera un poco que voy - le dije ya que no podía cocinar con esa ropa de combate debía estar cómoda me moví para ocultarme un poco para poder cambiarme de ropa cerré mis ojos y haciendo unos chasquidos de dedos el agua me rodeo y me cambio mi ropa dejándome con una más cómoda.

cambio de ropa:

Cuando estuve lista camine hacia la cocina donde cabian dos personas - Bueno sin condimentos raros,ni dulces -dije recordando lo que me habia dicho solo di un suspiro - ni usar mis poderes de agua para cortar los alimentos-le dije sonriendo - Pero quieres algo en especial algun tipo de platillo con carne con un acompañamiento? Como una carne al jugo con unas papas fritas o predieres una carne al horno tu dime el platillo que quieres y yo te lo preparo-le dije sonriendo emocionada - Tambien puedo hacerte algun postre como tiramisu pero ahi debo usar mis poderes para acelerar para que este listo pero de ahi tu me dices que quieres - sonriendo y buscando cuchillos y los condimentos como aceite,sal, pimienta me acerque a la llave y me lave las manos para empezar a cocinar- Listo-dije fue cuando sentí que mi estomago gruñía por el hambre, cerré mis ojos e hice un remolino de agua al lado mio y saque unos bocadillos para comer un poco era unos pokys de chocolate amargo, el remolino desapareció y yo tenia mi cajita de botanas la abrí y me lleve uno a la boca, acerque la cajita para que el sacara - ¿Quieres comer?-le dije con el pokys en mi boca.

¿Un platillo en especial? Le escuchó desde la cocina y reflexionó un instante, mientras observaba el desgastado fogón y el congelador casi vacío. No era un especialista en alimentos humanos, su única certeza era que la carne y el takoyaki sabían bastante mejor que otras comidas. Desconocía la dificultad que requería el preparativo de aquellos platillos pero poco le importaba. Shizuka se había ofrecido para alimentarle y él pensaba hacer uso de ella aún si tenía que tratarla como su criada (es más, esta era su intención).

La rubia no había llegado aún a la cocina cuando él decidió contestar:

- Sólo haz algo que sea comes... - comenzó a decir, antes que una fuerte punzada atacara su corazón - ...tible... - concluyó la frase después de una pausa, aminorando el tono de voz y la tenacidad que empleaba al hablar.

La mirada de Ayato descendió hasta su propio pecho y, en medida que aproximaba su diestra hacia el mismo, otra dolorosa punzada volvía a atacarle.

- ¡Tch! - Dio un respingo y se apoyó fieramente de la arista del mueble de la cocina, seguro de que si no lo hacía caería de bruces al piso.

Notó que la chica estaba entrando a la cocina por lo que se incorporó rápidamente, disimulando su malestar para no preocuparla. La observó ir y venir por el sitio mientras tomaba los utensilios, mas no reparó mucho en lo que hacía ni respondió a sus palabras, estaba más preocupado de las sensaciones físicas que padecía en ese momento.

¿Y ahora qué sucedía? ¿Qué otro síntoma secundario después de la transformación le aguardaba? Apretó la mandíbula, conteniendo los quejidos y el dolor que comenzaba a extenderse desde su corazón, elevando la frecuencia de sus latidos con gran intensidad. Poco antes de que Shizuka se volviera hacia él y le ofreciera pockys un fino hilo de sangre se deslizó desde la comisura de sus labios hasta el término de su mentón. En eso, y sin dirigir una mirada a la rubia, se desplomó abruptamente en el piso y perdió el conocimiento sin posibilidades de recuperación.

"Los músculos...no me responden..."

Lo único que tuvo en su mente, momentos antes del desmayo, fue la imagen de una muchacha, aquella que no veía desde hace un par de meses, desde la fiesta de año nuevo.

"Je, ¿qué estás haciendo aquí...princesa...?"

La oscuridad y el silencio se expandieron de un modo virulento por su consciencia, hasta la mañana siguiente.

Justo cuando le estaba ofreciendo unos bocadillos a Ayato me quedé estática al ver como un hilo de sangre aparecía en sus labios. Se desplomó con rapidez, me moví, puse mi cuerpo para que no se golpeara, la primera razón fue para que no se hiciera daño y la segunda para no recibir un regaño por no haber agarrado su cuerpo a tiempo - ¿¡Oye?! ¡Ayato! -Le grité para hacerlo entrar en sí, pero no había ningún tipo de señal.

Mierda...¿que estará pasando ?

-Perdóname Ayato - le dije, le levanté la polera dejando a la vista su torso y coloqué mi mano en su pecho. Hice que el agua nos rodeara y pude ver con atención su núcleo: - Ya veo...el proceso se aceleró-dije un poco seria. Lo volví a tapar con su polera, me moví para apoyar su cabeza en mis piernas. Concentré mi poder para llevarlo a la cama, para mí seria fácil levantarlo como una princesa y dejarlo en la cama, pero no sé si eso le molestará así que utilicé las manos acuáticas para levantarlo. No habrá problemas, además estas serán como manos reales. Haciendo un chasquido de dedos, de mi frasco salió un montón de agua que se materializó a nuestro al rededor, cuatro grandes manos acuáticas tomaron el cuerpo de Ayato con cuidado. El problema de esto era que me estaba quedando sin energías, mi ropa se iba desintegrando de a poco, quedando sólo en bragas y con el cabello suelto, ya no me quedaban fuerzas.

Cuando lo dejé en su cama me acerqué a él y lo tapé con las mantas para que no pasara frío. Me fui a la cocina a preparar un poco de comida para la mañana. Ya habiendo terminado me miré en el espejo y vi como estaba, un rubor se asomó en mis mejillas - Genial- dije con ojos bajos, debía encontrar algo con qué taparme porque no iba a dormir desnuda. Justo miré por la ventana que alguien había dejado una toalla de color rosado claro colgando afuera - La tomaré prestada, así nada pasara- dije cubriendo con mis manos mis pechos para alcanzar la toalla que estaba tendida cerca de la ventana. La coloqué bien para que no se me soltara, me acerqué a la cama de Ayato para observarlo como dormía - Se ve como un angelito- dije empezando a sentirme cansada, de a poco me apoyé en el respaldo de la cama y lo último que dije fue: - Buenas noches Ayato, que sueñes bonito- quedándome dormida.

Espero despertarme primero para que no me pille en pocos trapos...

- ¡Ayato! ¡Ayato! - Una voz femenina le hablaba desde lo más profundo de su sueño.
- Tch...qué molesta... - fue la respuesta del dhampiro que caminaba en sentido opuesto, dándole la espalda a la mujer.
- ¡Estás en peligro, Ayato! ¡Debes tener mucho cuidado!
- ¿Hee? - se volteó incrédulo hacia ella. - El grandioso de mí no necesita esas advertencias...puedo cuidarme perfectamente yo solo - replicó orgulloso.
- ¡Ayato, esa mu...! - y se hizo el silencio.

Al no comprender qué sucedía, Ayato giró todo el cuerpo hacia ella. La voz de la muchacha fue solapada por una especie de ¿interferencia? Fuera como fuera, ya no podía oírle, sólo ver su desesperado rostro a cierta distancia; estaban separados por un muro de cristal cuya procedencia desconocía. Contempló su silueta: ella insistía en hablar y gritar pero era como observar una película en silencio. Su voz no le alcanzaba.

No era primera vez que le escuchaba, antes del encuentro con Odette y Demian pasó algo similar. Esa voz femenina, aparentemente desconocida, y esa figura que al despertar olvidaba...¿quién era esa mujer y por qué aparecía en sus sueños? ¿Quería decirle algo?

- Ven, proscrito. Te llevaré al lugar donde perteneces...

- ¿...? - Ayato despertó esa mañana con una pesada sensación acalambrando su cuerpo - ¿quién...? - murmuró al cabo de unos segundos en los que paseó la mirada de un lado a otro, desorientado - ¿huh? - al mover un poco la mano notó que no estaba solo, que una mujer de cabello rubio se encontraba durmiendo medio desnuda a orillas de su cama.

Ayato se incorporó ante su presencia y le observó un instante, permaneciendo sentado sobre la cama. Se llevó una mano hasta la cabeza y se sacudió el cabello bruscamente, intentando recordar lo ocurrido. Algo no andaba bien.

- ¿Un bocadillo matutino? - masculló mientras observaba a Shizuka. No le agradaba la idea de volver a beber la sangre de un ángel pero se sentía sumamente débil, como si en cualquier momento fuera a desfallecer. Pasó una mano sobre el cuello de la rubia, apartando el cabello lacio para tener una visión más clara del mismo. Pero momentos antes de morderla una horrible sensación en su lengua lo paralizó: - ¡...! - dejándose llevar por la sorpresa, empujó violentamente a Shizuka y se puso de pie, abandonando la cama.

Estaba débil, ahora lo sentía más que nunca. Sus piernas respondían a penas y un fuerte mareo nubló su visión. El pánico empezaba a apoderarse de él pero cuando entró al baño y se observó al espejo todo fue peor.

Apariencia:

- ¿Q-qué...? ¿Por qué? - balbuceó al ver la imagen de sí mismo reflejada. Se observó horrorizado; se veía corriente y humano, con la piel levemente sonrosada, la temperatura promedio de un ser vivo y el cabello oscuro...¡incluso sus colmillos habían desaparecido! - ¡¿Qué está pasando acá?!

Sumergida en un sueño tan cálido que no quería despertarme, estaba muy agotada y lo único que quería era descansar un rato más pero parece que no todo lo que disfrutamos de forma placentera dura demasiado.

Sentí que alguien movía unas mechas de mi cabello para dejar descubierto mi cuello, a eso no le di importancia y traté de seguir durmiendo, sin embargo un estruendo remeció mi cuerpo o mejor dicho me dieron un empujón con mucha fuerza que me hizo caer al suelo, provocando que me despertara. La toalla se me cayó y quedé toda descubierta, un par de segundos pasaron para luego levantarme bien enojada y furiosa.

¡¡¡Ayato has cavado tu propia tumba, prepárate!!!!!

Caminé hacia el baño con pasos lentos mientras él se observaba al espejo, lo giré brusco muy enojada y lo alcé sin percatarme - ¡¡¡OYE!!! ¡¡HUBIERA PREFERIDO QUE ME DESPERTARAS A GRITOS PERO A EMPUJONES NO, SEÑOR!!!!- Le dije enojada. Fue cuando lo vi bien toda su apariencia, había cambiado en forma drástica, más encima lo tenía levantado con una mano un par de centímetros del suelo. Me quedé helada por completo, agaché mi vista y me puse más seria, lo dejé de forma suave y me alejé de él. Me apoyé contra la pared del baño y me crucé de brazos, no me importaba en absoluto estar con el torso desnudo ahora en frente de él, era algo trivial y sin significado, lo más grave de todo es que el proceso se aceleró de forma muy rápida.

- Esto es grave...-dije en un susurro mirando la apariencia de Ayato de arriba hacia abajo.