Más problemas.

Tras recibir esa respuesta Reino le quedó observando, ligeramente irritado por su evasiva. Pese a todas sus advertencias Skyle seguía jugando a las adivinanzas, debía armarse de mucha paciencia para no echar la toalla en lo de ser su cuidador personal.

– Sólo es un analgésico, no te dormirá – respondió tajante sin dar mayores explicaciones. El medicamento se encargaría de mitigar el dolor de la fractura y con ello el estudiante podría permanecer en reposo sin la necesidad de asistir al hospital, cosa que le evitaría la posible expulsión a la señorita Rito.

Si, al fin y al cabo lo que estaban haciendo no sólo le convenía al muchacho sino también a ella. Él se metería en problemas con su familia si esto salía a la luz pero para Momoka la cosa era aún más complicada, podían incluso expulsarla de la academia si las autoridades se enteraban de que dejó tan grave a otro alumno.

– Gracias – dijo a la muchacha al recibir el vaso con agua, dedicándole una mirada breve y cálida. No tardó en volver la vista hacia el herido, observándole repentinamente severo y haciéndole entrega de la pastilla. – Tómala – ordenó de un modo autoritario, ignorando otra vez la evidente tensión que volvía a silenciar el ambiente.

La estudiante se retiró, no sin soltar un comentario más bien insidioso que acabó haciéndolo suspirar pesadamente. Qué complicados eran los jóvenes de hoy en día.

– Supongo que no es necesario aclarar que estoy algo confundido con respecto a ti... ¿Puedes especificar exactamente qué problema tienes? – Preguntó a Skyle sin poder contener más sus dudas, permaneciendo con el vaso y la pastilla extendidos hacia él. Si volvía a contestarle con una evasiva no se haría problema e iría a preguntarle a Momoka al respecto.

-Joh, ¿por qué no tratas de preguntarle a la señorita psicóloga especialista?- Refiriéndose en voz alta, de forma obvia y sarcástica a Momoka. ¿Cómo era que sin haberse conocido con anterioridad la chica ya podía sacar un diagnóstico certero respecto a él? ¡Qué barbaridad! ¿Es que acaso también podía leer su pensamiento? Y es que en particular Zebra no creía haber dado luces de sus pequeñas diferencias, es más, esperaba algo de sospecha por parte de Reino, no de la muchacha.

Luego de responder fue que se movió solo lo necesario como para tomar la pastilla y beber el agua sin derramarla sobre la cama. Inconscientemente confiando en las palabras que aquel mayor había dicho. “Solo un analgésico”.

-¿Por qué piensas que es un problema? Ah, de todos modos no tenemos la intención de explicarte nada, no tenemos por qué hacerlo.- Arisca como siempre fue su respuesta, inevitablemente era una forma de protegerle a él. Ya en la escuela algunos sabían el “secreto”, claro, solo aquellos que debían saberlo. Aunque la repentina propuesta que salió de sus propios labios más que nada, guiada por la indignación de verse expuesto, ahora le hacían querer morderse la lengua hasta hacerla sangrar, con tal de que Reino en verdad no fuera con aquella chica. Instintivamente su mano agarró parte de las ropas ajenas y lejos de mostrar la necesidad de su estadía, su mirada era un reto lascivo que con picardía escondía el temor.

-¿Por qué no intentas descubrirlo por ti mismo? Estoy seguro que tu inteligencia da para más que eso. Mejor aún, podrías obligarme a hablar si realmente quisieras saber la verdad. ¿O es que las amenazas no son lo tuyo?-Dejó una pausa para contener parte de la ira que ahora mismo parecía inundarle el pecho y la razón- Oh, claro, de cualquier forma yo también quisiera saber qué es lo que sabe ella- En ese preciso momento, tuvo un cambio de opinión, guiado por el caos de su cabeza, por el instinto de supervivencia, por destruir aquella amenaza y dejar salir esa rabia que le causaba cada persona que en él plantaba esas miradas de duda y sospecha, como si realmente, el único engendro en todo ese sucio mundo, fuera él.- Porque, ¿sabes? Ella no sabe un coñazo de mí. Es irritante cuando alguien que no sabe nada habla de nosotros, es irritante al punto de que quiero hacer que trague una hoja con sus propias palabras escritas, nosotros no juzgamos, ¡¿qué sabe ella?!.-

La chica solto un pequeño suspiro de molestia ante las palabras de ese rubio teñido, hacia que su piel se erizara un poco , si estaba buscando que ella le diera un buen golpe pero debía ser paciente y tranquila , asi que solo solto un pesado suspiro , mientras decía  

- no hay por que ser un psicologo para saber que tienes un problema - dijo arrastrando sus palabras , con un tono filoso - o ya se te olvido lo que dijiste en la playa? - dijo formando en su rostro una sonrisa llena de maldad mientras se giraba para ver los ojos de Skyle - necesitas que te lo recuerde, de acuerdo - dijo ella - esta fueron tus palabras ''Él es estudiante de la escuela, ¿sabes?'' - dijo con una sonrisa , esperando la reacción de Skyle

- si analizamos lo que dijiste uno puede sacar varias conclusiones sobre eso........- hubo un silencio - pero quien soy yo para juzgar a alguien , en eso tienes razón , puede que no sepa nada... - dijo ante su comentario - pero basta con solo ver lo que sucedio hace una hora para hacerse una idea de tu persona - dijo - bueno no quiero seguir teniendo mas discusiones contigo o con tus otras personalidades - dijo cansada.

- ya es muy tarde ... - dijo observando la hora - sera mejor que me retire - dijo ella, se giro para luego dirigirse hacia Reino mientras se inclinaba - muchas gracias por su hospitalidad Reino, ya es tiempo de que me retire para que no le siga estorbando, ya que claramente esa persona de ahi y yo no nos llevamos bien, y dudo que pueda haber paz si seguimos juntos, por eso prefiero irme ya que yo puedo caminar no como otro -dijo con una pequeña risa - después Revo-sama seguro me hara ir a la dirección para decirme el castigo que tengo

Otra vez, Skyle volvía a referirse a sí mismo en plural.

Al menos se contentaba con que hubiera aceptado tomar la pastilla, ahora sólo tenía que aplicar el hielo en intervalos y esperar a que -ojalá- se durmiera pronto. El mánager estaba perdiendo la paciencia, sólo quería que amaneciera para llevar a la "parejita" a la academia y traspasar el problema a Revo. Si es que aguantaba para entonces...

Dejó escapar un exasperado suspiro ante la reacción del muchacho, quien claramente no pensaba callar el disgusto que sentía hacia Momoka. Del mismo modo ella respondió a sus dudas tomando una postura totalmente defensiva, pero lo que en verdad le irritó de sus palabras fue la intención de marcharse.

– Veo que sigues sin comprender la situación – respondió al incorporarse de la cama, volviendo su imponente figura hacia ella. – Que tengas una buena actitud, seas cooperadora e indulgente no expía la falta tan grave que cometiste. Skyle sigue siendo la víctima, señorita Rito, así que haga el favor de asumir su lugar y aceptar mi vigilancia – se dirigió a ella empleando la amabilidad de siempre. – Se quedarán aquí esta noche y si alguno de ustedes tiene algo que replicar los haré dormir en la misma cama – agregó con una gran sonrisa, camuflando la amenaza que escondía detrás.

En su fuero interno no comprendía cómo siquiera tenía el descaro de pedirle marcharse, pero ya que había sido una buena niña hasta entonces lo dejaría pasar.

– En resumen... No sabes nada acerca de este muchacho – concluyó tras un suspiro, volviéndose más tranquilo hacia el menor. – Tener personalidad múltiple es una enfermedad psiquiátrica muy seria, no es algo que se pueda diagnosticar a la ligera... Y de ser el caso... ¿La academia está informada de esto? – Preguntó con seriedad, sin esperar respuesta en verdad. Skyle ya había dicho que "ellos" no le dirían nada. – Como sea, siéndote honesto no sé si creerte... Suena bastante conveniente quitarse parte de la culpa por una cosa así, pero no te amenazaré para que me digas nada – esta vez se dirigió exclusivamente al muchacho.

Se llevó la diestra a la nuca, ya demasiado exhausto para seguir haciendo de intermediario.

– Es hora de dormir, mañana trataremos con Revo los pormenores de este asunto – anunció a ambos estudiantes, dejándose caer en el sitial de cuero que se encontraba en la habitación. Queriendo aminorar la tensión se volvió a mirar a Momoka con una sonrisa: – Puedes ponerte cómoda en la sala de estar, yo me quedaré vigilando a este – dijo refiriéndose a Skyle.

La hoja que ahora el deseaba que Rito tragara no era exactamente una de papel, sino un filo de navaja que le ayudara a silenciarla. Por un momento al fin creyó librarse de su presencia, pero en el mismo momento Reino ya la había logrado retener y claro, la sutil amenaza que éste impuso en ambos, le pareció tan mala idea que quién terminó guardando silencio, fue él, pero no por estar en silencio significaba que su mente se encontraba en las mismas condiciones.

No es una enfermedad,
No es una enfermedad,
No es nada malo,
¡Claro que lo saben!
¡El lo sabe! ¡Papá también!

Los nervios de skyle, protegido en lo profundo de su propia mente, parecían estar a punto de hacer cortocircuito. El nivel de estrés era tal que el conflicto en su cabeza, no hacía más que crecer. Estaba frustrado.

-¿De verdad no vas a averiguarlo...?- Fue lo que sus labios apenas modularon, en un murmullo inaudible para ninguno de los presentes y es que no quería ser escuchado. ¿O acaso sí?

Su mirada se fijó en Reino, quien ahora se dejaba caer en el sitial de un costado. Era como si sus iris estuvieran acusándole de algo muy importante mientras apretaba los dientes y apretaba la ropa que llevaba sobre sus costillas, llevando así más de 4 minutos, sin percatarse de la fuerza que en el agarre ponía.

No quería dormir, no podía dormir, si lo hacía, quedarían aún más vulnerables. Por eso es que no se rendiría.

-¿Va a vigilarme mientras duermo como un anciano pervertido?- Su voz fue burlesca y con evidente repulsión.

Zebra... ya basta.
Tu cállate.
Es suficiente.
No lo es.
Estás cansado.
Qué importa, no puedo darme el lujo de bajar la guardia.
Pero... Te duele, ¿verdad?

Su mirada se mantuvo acusadora sobre el hombre moreno, él era el culpable de todo aquello, él y esa mujer. No los necesitaba, lo único que debía hacer era fingir su sueño e intentar escapar de ahí durante lo que quedaba de noche.

Ah, pero eso era una estupidez. Y él lo sabe.

- ¡¿QUEEEE?! - dijo la chica sorprendida - ¿Por qué? ¡Yo quiero irme a mi casa! - dijo ella en un puchero - y no creo que sea correcto que una chica se quede aqui con dos hombres, en ningún lugar se ve bien - decía en alegato pero no podía contradecir la mirada de Reino, resignada y molesta porque no la iban a dejar irse caminó hacia el sofá se lanzo a él como una niña pequeña...claro, Momoka podía ser muy educada pero era solo una adolescente y tenía sus arrebatos y de cuando en cuando no sabía controlar sus emociones, no había cosa en que no la dejaran irse de un lugar que no deseaba estar.

-Esta bien, me quedare - dijo con puchero mientras miraba a Reino a los ojos, como queriendo transmitirle la emoción de culpa - pero me ire cuando amanezca y eso sera en cuatro horas... - dijo ella mientras fruncia el ceño - no me puede tener retenida todo el tiempo... eso seria un secuestro ahi tendria que denunciarlo!!! - dijo esto ultimo mientras se lanzaba hacia atrás y se daba vuelta para no tener que mirar a Reino, cerró sus ojos molesta, abrazó una almohada que estaba ahi y se quedo dormida.

El escándalo que Momoka armó después de su indicación provocó una fuerte tensión en su cabeza. Con la expresión claramente agotada Reino se quitó las gafas y se llevó deliberadamente la diestra a las sienes, como si el solo contacto le permitiese sentirse mejor. En ese momento admiraba más que nunca a los profesores, a ellos y a su infinita paciencia.

— Sería aún más irresponsable de mi parte si dejo que te vayas a esta hora... ¿Acaso no habías pensado en ese detalle? Que seas fuerte no cambia nada, es un asunto de caballerosidad. — Y de protocolo escolar, supongo. Debía admitir que no estaba seguro de si lo mejor era "retenerla" en su departamento, pero si le dejaba partir ¿no sería ponérselo muy fácil? Ella seguía siendo la infractora, no importaba si había sido en defensa propia, dejar a alguien en esas condiciones era ir demasiado lejos. — Realmente lamento no cederte la cama pero debo cuidar de este muchacho. Es la única forma de evitarte la expulsión, espero lo entiendas — sentenció sin moverse de su posición, levantando la mirada hasta ella con seriedad.

Pero Momoka ya le estaba dando la espalda, con refunfuño incluido. Reino dejó escapar un suspiro exasperado antes de volverse hacia el herido.

Esperaba que no hiciera falta recordarle a ambos que eso era un CASTIGO y que él ya estaba siendo lo suficientemente condescendiente con no llevar a Skyle al hospital como debería corresponder, pues de ser el caso Momoka acabaría siendo expulsada de la academia y el muchacho tendría problemas con su padre. ¿Tan difícil era de entender? ¿No podían soportarse solo una noche? Además, tal y como decía la muchacha, no quedaba mucho para el alba.

— Precisamente — respondió divertido ante la segunda pregunta del muchacho, esbozando una amplia sonrisa que mezclaba el cansancio con la calidez. — El interruptor de luz está justo a tu costado derecho, me da igual si la dejas encendida o la apagas. Descansa. — Dicho esto se acomodó apaciblemente en el respaldo del sitial, esperando que el sueño ligero lo invadiera durante unas cuantas horas al menos.

Y así ocurrió.

"Precisamente". Con una simple palabra Reino pudo hacer que se sintiera no solo como el perdedor de una inexistente discusión, sino también se hubo sentido burlado con la indiferencia, algo que de forma precisa a zebra no le agradaba en lo más minimo y que, por otra parte, Skyle agradecía desde el fondo de su alma. De esta manera, eran concientes, él no tendría como continuar.

En silencio y sin responder estiró el brazo solo lo suficiente como para alcanzar el interruptor y dejar la habitación en penumbras. ¿Dormir? Era imposible, su mente se encontraba saturada en la amargura que siente cualquier adolescente al ser sobrepasado por un adulto. Aquello ya no parecía tanto ser en defensa de su protegido, sino más bien, era una cuestión personal, dentro de lo que en su estado se puede llamar.

Esas sensaciones de interés y rechazo enlatadas en el mismo frasco le eran tan incomodas como el mismo malestar de su cuerpo. Esperó en silencio, llevando la cuenta regresiva que le aseguraba las probabilidades de que Reino, por cansancio, se hubiese rendido al sueño.

Realizó el esfuerzo, un ademán de levantarse, luego de transcurrida cerca de una hora de que la luz se esfumó. La cama sonó y él dejó escapar una incomoda respiración por el esfuerzo. Y tan solo entonces el más duro de ellos, fue por fin conciente de un pedazo de realidad: No eran tan fuertes. No sería capaz de salir de ahí por sus medios. No podía huír como en su mente planeaba el escape.

De hecho, no alcanzó a despegarse por completo de la cama, se giró y volvió a recostar el cuerpo en el colchón, impotente. Tenían frío, se sentían prisioneros, querían salir corriendo, no querían disciplina, lo que de verdad querian era la comodidad de su soledad, el olor que ya no reconocían de su habitación, tranquilos, pero eso en sí mismo, era una mentira. ¿Sino por que otro motivo hubiese salido zebra a la ciudad?

¿Y ahora querian volver a la comodidad de su jaula? ¿O era acaso el respaldo de la falsa protección que les entregaba?

Sus manos apretaron las sábanas en la frustración y finalmente el cansancio terminó arrebatando de zebra el control de aquel cuerpo. Su conciencia se apagó al igual que una televisión y de ésta forma, lo más probable, era que su despertar fuera diferente.

Skyle tendría que evitar más problemas, y más sospechas.

A la mañana siguiente la situación siguió siendo igual de conflictiva que hace unas horas, antes de conciliar el sueño, pero una salvedad volvió todo más llevadero: la extraña nueva actitud que había adquirido Skyle. Se mantuvo silente todo el lapso en el que Reino dio por iniciada la sentencia de ambos, sin emitir gesto alguno más que el de mantener la cabeza gacha. Esto no dejó de extrañarle al mayor, quien se esperaba una nueva tanda de insultos entre él y Momoka en lo que quedaba de trayecto.

Reino no había terminado de decidir qué hacer con ellos pero después de darse una breve ducha y darles algo de comer a cada uno hizo una llamada a la secretaria principal de la Academia Musette, quien le informó que Skyle Townsend y Momoka Rito eran estudiantes internos, lo que implicaría un problema menos. No estaba de humor para encarar padres, no después de todo lo ocurrido la noche anterior.

Le dio a ambos la libertad de bañarse antes de partir pues deducía que estaban mucho más sucios que él por la riña que tuvieron. Reino ayudó al muchacho con su aseo personal, consciente de que tendría dificultades por la fractura; pudo distinguir cierto atisbo de vergüenza en su semblante al momento de establecer contacto con su cuerpo, aún cuando fuera mediante una toalla mojada. Por más que el mánager estuviera dispuesto a entablar un diálogo amigable él persistía en guardar silencio:

— ¿Qué ocurre? Ayer ni siquiera controlabas esa boca tuya~ — Le comentó con un dejo de picardía, extrañadísimo por ese retraimiento suyo. Sin embargo no había espacios para cuestionarlo más, debía llevarlos al pertinente castigo cuánto antes. Al terminar envolvió su torso en un firme vendaje que le permitiría al menos mantener la postura ante Revo, ya tendría tiempo de dar con el reposo adecuado, en su propia alcoba.

Al cabo de unas horas los tres involucrados viajaron rumbo a la Academia Musette en el tren expreso de la ciudad. Al llegar Reino los escoltó hasta la oficina del director, a quien explicó la situación omitiendo el hecho de que Skyle estaba fracturado. Una vez terminada su labor allí el mánager se retiró con suma solemnidad, esperando que Revo no notara las heridas de Skyle. Aquello podría significar la expulsión de Momoka y una gran conmoción en todo el instituto, además que el muchacho se metería en problemas indeseados con su familia.

Eran unos chicos problemáticos, sin duda, pero aún así no podía hacer más que velar por su suerte. De todo corazón, espero que las cosas salgan bien.