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Deal with the devil
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Deal with the devil
Auri pensó dos cosas mientras se acercaba al edificio: que debió tomar un taxi y que ojalá tuviesen aire acondicionado. Para una chica con serios problemas de orientación y nueva en la ciudad, dió muchas más vueltas que las necesarias para poder llegar y aún tenía duda si era ahí realmente. Revisó por quinta vez la dirección. Parte de ella se negaba a prestarse a este circo...pero la necesidad tiene cara de hereje, y los ahorros se estaban yendo rápidamente. Auri no quería volver a ser garzona, la última vez que lo hizo le descontaron la mitad de su sueldo en vajilla rota. Así que un viejo amigo le había dado la dirección de la Editorial Magnolia, recomendándole que fuera en persona a mostrar su trabajo. Auri se lamentó, pensó en enviar un correo con su portafolio en línea, y esperar a que le respondieran, dar entrevistas de trabajo no era su fuerte, ella trabajaba mejor como freelance. Pero las cosas estaban difíciles, y un contrato le vendría mejor. Además de que en Glass City la vida era bastante cara. Tenía suerte de que un viejo amigo le había dado el dato de aquel lugar, aunque no recordaba si le habían dicho el nombre de la persona encargada de contratar personal.
El edificio por fuera era sobrio y elegante, y en la entrada había una cabina de seguridad. Auri tragó saliva. Debía hablar con el guardia. Apretó su portafolio con fuerza y se dió ánimo.
"Buenas tardes" saludó con un hilo de voz.
"Su credencial, por favor" le respondió el hombre que estaba concentrado en organizar papeles y ni siquiera la miró. Auri entró en pánico, por un segundo creyó que era su obligación tener una credencial pero entonces entendió que no tenía una porque sencillamente no trabajaba ahí. Suspiró resignada.
"Lo siento...no tengo una..."
El hombre arriscó los hombros, observándola y luego volviendo su atención a sus papeles.
"¿Tiene una cita?"
A Auri se le daba pésimo mentir. Sus síntomas de ansiedad empeoraron, sus manos empezaron a sudarle y tenía un millar de polillas en su estómago.
"C-claro, tengo una cita, eso, con una persona, eh, importante, de Editorial Magenta."
"¿Magenta? Creo que está equivocada, señorita. Hasta luego."
"M-Magnolia! Vengo por trabajo..."
"No estamos contratando personal señorita, si no tiene una cita deberá retirarse."
Auri sintió que se le aceleraba el pulso y su mano inconscientemente aflojó su portafolio. Con el golpe, un par de fotografías quedaron regadas en el suelo, y en una de ellas, Lena le sonreía amablemente. Aquella sesión que la llevó al éxito, donde la hermosa modelo llevaba un vestido del diseñador del momento. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Recordó por qué estaba ahí. No podía seguir así, no iba a dejarse vencer. Levantó rápidamente la carpeta oscura del suelo, acomodó su flequillo y volvió a insistir:
"Disculpe. Soy Auri d'Aubigny, fotógrafa, y tengo una entrevista con la jefa de redacción."
El guardia se quedó mirando la foto que Auri recogió del suelo. Levantó una ceja, se rió, y de su escritorio sacó un ejemplar de una conocida revista de farándula. La misma que ella había visto hace un par de días...
"¿Ha trabajado con C-Moon? ¿Vió el último escándalo en el que se metió?"
Claro que sabía. Ese era el motivo por el cual estaba ahí.
"Algo sé...vengo de Francia. Trabajé con varias modelos reconocidas..."
El hombre apretó un citófono.
"Siéntese en recepción. Irán a recibirla en unos minutos. Que tenga buena tarde."
El edificio por fuera era sobrio y elegante, y en la entrada había una cabina de seguridad. Auri tragó saliva. Debía hablar con el guardia. Apretó su portafolio con fuerza y se dió ánimo.
"Buenas tardes" saludó con un hilo de voz.
"Su credencial, por favor" le respondió el hombre que estaba concentrado en organizar papeles y ni siquiera la miró. Auri entró en pánico, por un segundo creyó que era su obligación tener una credencial pero entonces entendió que no tenía una porque sencillamente no trabajaba ahí. Suspiró resignada.
"Lo siento...no tengo una..."
El hombre arriscó los hombros, observándola y luego volviendo su atención a sus papeles.
"¿Tiene una cita?"
A Auri se le daba pésimo mentir. Sus síntomas de ansiedad empeoraron, sus manos empezaron a sudarle y tenía un millar de polillas en su estómago.
"C-claro, tengo una cita, eso, con una persona, eh, importante, de Editorial Magenta."
"¿Magenta? Creo que está equivocada, señorita. Hasta luego."
"M-Magnolia! Vengo por trabajo..."
"No estamos contratando personal señorita, si no tiene una cita deberá retirarse."
Auri sintió que se le aceleraba el pulso y su mano inconscientemente aflojó su portafolio. Con el golpe, un par de fotografías quedaron regadas en el suelo, y en una de ellas, Lena le sonreía amablemente. Aquella sesión que la llevó al éxito, donde la hermosa modelo llevaba un vestido del diseñador del momento. Los ojos se le llenaron de lágrimas. Recordó por qué estaba ahí. No podía seguir así, no iba a dejarse vencer. Levantó rápidamente la carpeta oscura del suelo, acomodó su flequillo y volvió a insistir:
"Disculpe. Soy Auri d'Aubigny, fotógrafa, y tengo una entrevista con la jefa de redacción."
El guardia se quedó mirando la foto que Auri recogió del suelo. Levantó una ceja, se rió, y de su escritorio sacó un ejemplar de una conocida revista de farándula. La misma que ella había visto hace un par de días...
"¿Ha trabajado con C-Moon? ¿Vió el último escándalo en el que se metió?"
Claro que sabía. Ese era el motivo por el cual estaba ahí.
"Algo sé...vengo de Francia. Trabajé con varias modelos reconocidas..."
El hombre apretó un citófono.
"Siéntese en recepción. Irán a recibirla en unos minutos. Que tenga buena tarde."
Auri d'Aubigny- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Deal with the devil
Revisar, imprimir y archivar. Durante la mañana esas habían sido sus tediosas ocupaciones, todo por la repentina baja de empleados que estaban experimentando. La Editorial Magnolia contaba con una alta demanda de trabajo y un prestigio único, sin embargo, ser periodista era terriblemente mal mirado en Glass City. La mayoría de sus habitantes crecían con la expectativa de convertirse en una estrella de la música y pertenecer, de algún modo u otro, al proyecto que Regan Vosuet había mantenido a lo largo de esos años. Al situar a los músicos en una categoría ideal, la prensa solo era vista como un mal necesario, como la sombra de una luz resplandeciente llamada "estrellato", y pocos eran los que realmente sentían vocación por el rubro.
Es por ese motivo que no llegaban muchos postulantes a su oficina. Y de llegar, solían ser periodistas mediocres, trabajadores forzados por la necesidad de tener un empleo bien pagado.
Por supuesto, Sadie era la principal encargada de rechazarlos. Para eso también existían las entrevistas iniciales, que tenían por objetivo último filtrar la "basura".
Pero eso no quitaba que quisiera dar una buena impresión. A pesar del exceso de trabajo, la editora era muy cuidadosa de mantener una oficina ordenada y digna de su persona, con un aspecto sobrio que conseguía contrarrestar su apariencia juvenil y rostro aniñado. En ese tipo de situaciones, agradecía ser el tipo de profesional con una gran variedad de funciones, de esas que podían hacer más de una cosa a la vez aunque acabara muerta en el intento, y es que era la única forma de cubrir los huecos dejados por sus subordinados. Pero ya estaba harta de tener que resolver todos los errores de los novicios, como si ella fuera el hada madrina de la organización... Especialmente de los fotógrafos. ¿De verdad tenían un título profesional en el área? Ella sacaba mejores selfies con su I-Phone. Lo peor es que las primicias empezaban a acumularse y ella no estaba satisfecha con las portadas que la oficina de diseño le hacía llegar.
Aún así, Sadie se mostraba especialmente reacia a recibir a nuevos empleados. No permitiría la entrada de ningún aficionado.
— Señorita Brauss, tiene una solicitud de trabajo — escuchó decir desde la línea que conectaba a la portería.
— ¿Ahora? No tengo tiempo para entrevistas — replicó sin apartar la mirada de su ordenador. Estaba haciendo al menos cinco cosas a la vez.
— Se trata de una fotógrafa llamada Auri d'Aubigny. Pensé que podía interesarle. — Solo entonces la mujer dejó de teclear.
— La veré en cinco minutos — acabó por decir momentos antes de cortar la comunicación.
«La fotógrafa de C-Moon... Esto podría ser muy útil.» Sadie encendió la línea telefónica que le comunicaba directamente con su secretaria, a quien le dio aviso de esta repentina cita. La mujer se escuchó notoriamente sorprendida y no dudó en repetirle su planificación del día, la cual la editora rara vez modificaba.
— ¿Crees que dejaría de trabajar por una estupidez, Cindy? ¿Qué tan ineficiente crees que soy? — Repuso la muchacha con un tono marcadamente agresivo.
— Di... Disculpe, señorita Brauss. Mi nombre es Janice — tartamudeó la tímida secretaria que, a pesar de llevar varios meses trabajando en la editorial, seguía teniéndole un tremendo terror a la jefa de redacción.
— Cindy, Janice, ¿cuál es la diferencia? — Dicho esto, Sadie cortó la línea.
Era un día ajetreado, pero que la fotógrafa de C-Moon fuera a pedirle trabajo le ponía de muy buen humor. Estaba dispuesta a dejar sus quehaceres de lado para entrevistarla, y es que, aunque en Glass City el nombre de esa chica no tuviera ningún peso, era relativamente conocida para quienes se manejaban en el rubro del periodismo. C-Moon era una estrella en Francia, sin embargo, hace solo unos días había protagonizado un escándalo junto a un idol de Glass City que llevaba meses de gira en el continente europeo. Sadie estaba al tanto de todos aquellos que rodeaban a los famosos, por lo que el nombre de la fotógrafa Auri d'Aubigny no había escapado de su lista. La primicia del amorío de C-Moon se había dejado esperar en la ciudad por falta de información, pero la presencia de Auri podría ser la oportunidad de Sadie para averiguar algo más.
Con esto en mente, su secretaria (¿Cindy?) anunció la llegada de la chica, a quien le indicó que ingresara a la oficina de la jefa de redacción.
— Tú debes ser Auri d'Aubigny, la fotógrafa. — Cuando la pelirroja entró a su oficina, Sadie volteó el enorme sillón rodante hacia ella, tal y como hacían en las películas. Ella tenía el escritorio delante de sí, por lo que Auri no podía notar que sus piernas estaban cruzadas una sobre otra ni que la mujer escondía una grabadora entre sus manos. — Bienvenida a la Editorial Magnolia. Soy Sadie Brauss, jefa de redacción — se presentó, dedicándole una sonrisa afable y cálida, de esas que solían indicar a los no muy astutos que estaban con una "jefa amorosa". Nada más lejos de la realidad.
Es por ese motivo que no llegaban muchos postulantes a su oficina. Y de llegar, solían ser periodistas mediocres, trabajadores forzados por la necesidad de tener un empleo bien pagado.
Por supuesto, Sadie era la principal encargada de rechazarlos. Para eso también existían las entrevistas iniciales, que tenían por objetivo último filtrar la "basura".
Pero eso no quitaba que quisiera dar una buena impresión. A pesar del exceso de trabajo, la editora era muy cuidadosa de mantener una oficina ordenada y digna de su persona, con un aspecto sobrio que conseguía contrarrestar su apariencia juvenil y rostro aniñado. En ese tipo de situaciones, agradecía ser el tipo de profesional con una gran variedad de funciones, de esas que podían hacer más de una cosa a la vez aunque acabara muerta en el intento, y es que era la única forma de cubrir los huecos dejados por sus subordinados. Pero ya estaba harta de tener que resolver todos los errores de los novicios, como si ella fuera el hada madrina de la organización... Especialmente de los fotógrafos. ¿De verdad tenían un título profesional en el área? Ella sacaba mejores selfies con su I-Phone. Lo peor es que las primicias empezaban a acumularse y ella no estaba satisfecha con las portadas que la oficina de diseño le hacía llegar.
Aún así, Sadie se mostraba especialmente reacia a recibir a nuevos empleados. No permitiría la entrada de ningún aficionado.
— Señorita Brauss, tiene una solicitud de trabajo — escuchó decir desde la línea que conectaba a la portería.
— ¿Ahora? No tengo tiempo para entrevistas — replicó sin apartar la mirada de su ordenador. Estaba haciendo al menos cinco cosas a la vez.
— Se trata de una fotógrafa llamada Auri d'Aubigny. Pensé que podía interesarle. — Solo entonces la mujer dejó de teclear.
— La veré en cinco minutos — acabó por decir momentos antes de cortar la comunicación.
«La fotógrafa de C-Moon... Esto podría ser muy útil.» Sadie encendió la línea telefónica que le comunicaba directamente con su secretaria, a quien le dio aviso de esta repentina cita. La mujer se escuchó notoriamente sorprendida y no dudó en repetirle su planificación del día, la cual la editora rara vez modificaba.
— ¿Crees que dejaría de trabajar por una estupidez, Cindy? ¿Qué tan ineficiente crees que soy? — Repuso la muchacha con un tono marcadamente agresivo.
— Di... Disculpe, señorita Brauss. Mi nombre es Janice — tartamudeó la tímida secretaria que, a pesar de llevar varios meses trabajando en la editorial, seguía teniéndole un tremendo terror a la jefa de redacción.
— Cindy, Janice, ¿cuál es la diferencia? — Dicho esto, Sadie cortó la línea.
Era un día ajetreado, pero que la fotógrafa de C-Moon fuera a pedirle trabajo le ponía de muy buen humor. Estaba dispuesta a dejar sus quehaceres de lado para entrevistarla, y es que, aunque en Glass City el nombre de esa chica no tuviera ningún peso, era relativamente conocida para quienes se manejaban en el rubro del periodismo. C-Moon era una estrella en Francia, sin embargo, hace solo unos días había protagonizado un escándalo junto a un idol de Glass City que llevaba meses de gira en el continente europeo. Sadie estaba al tanto de todos aquellos que rodeaban a los famosos, por lo que el nombre de la fotógrafa Auri d'Aubigny no había escapado de su lista. La primicia del amorío de C-Moon se había dejado esperar en la ciudad por falta de información, pero la presencia de Auri podría ser la oportunidad de Sadie para averiguar algo más.
Con esto en mente, su secretaria (¿Cindy?) anunció la llegada de la chica, a quien le indicó que ingresara a la oficina de la jefa de redacción.
— Tú debes ser Auri d'Aubigny, la fotógrafa. — Cuando la pelirroja entró a su oficina, Sadie volteó el enorme sillón rodante hacia ella, tal y como hacían en las películas. Ella tenía el escritorio delante de sí, por lo que Auri no podía notar que sus piernas estaban cruzadas una sobre otra ni que la mujer escondía una grabadora entre sus manos. — Bienvenida a la Editorial Magnolia. Soy Sadie Brauss, jefa de redacción — se presentó, dedicándole una sonrisa afable y cálida, de esas que solían indicar a los no muy astutos que estaban con una "jefa amorosa". Nada más lejos de la realidad.
- Vestimenta y expresión de referencia:
Sadie Brauss- Reportera de Farándula
- Ocupación : Periodista
Mensajes : 150
Fecha de inscripción : 17/06/2014
Re: Deal with the devil
Auri sentía que en cualquier momento el corazón se le saldría del pecho, por suerte estaba sentada y para su fortuna sí había aire acondicionado. Apretaba su portafolio con fuerza, como si la vida se le fuese en ello. La recepción le parecía algo así como un pueblo fantasma, con suerte había visto personal de aseo y un par de trabajadores caminando rápidamente con la mirada baja o hablando ruidosamente por teléfono. No parecía el lugar más feliz del planeta, precisamente. Hasta la única planta que decoraba el sitio parecía gris. El instinto le gritaba que no quería estar ahí, pero pronto un ruido de tacones lo hizo callar. Una joven, algo nerviosa e igual de gris que el resto del mobiliario, venía a su encuentro.
-¿Señorita d'Aubigny?
- Sí, correcto...
Auri por unos momentos pensó que sería la jefa de redacción y se preocupó de no haber dado una buena impresión, pero de inmediato la joven le dijo:
- Acompáñeme por favor, la jefa de redacción la recibirá en seguida. Por aquí.
Auri se levantó y fue tras la chica, por unos pasillos largos y estrechos. Después de haber sentido tanto calor ahora estaba temblando de frío. Por donde mirase había gente corriendo de un lado a otro. Le pareció bastante familiar, el mundo del periodismo era así, caótico, competitivo, sin piedad alguna. Recordó a sus amigos que trabajaban en Francia en el rubro, eran más ojeras y café que persona. Al parecer aquí no era la excepción. A Auri nada le gustaba más que vivir a su ritmo, pero bueno, ya estaba ahí, tenía sus motivos...entonces, la joven se detuvo frente a una puerta, en donde se podía leer "JEFA DE REDACCIÓN".
- Permítame un momento, señorita.
La chica golpeó y entró brevemente. Escuchó la voz de la mujer que debía ser la jefa, la muchacha le indicó que pase y cerró la puerta tras ella, casi sin hacer ruido. Auri inspeccionó rápidamente el entorno. Todo se veía demasiado ordenado, cuidado y pulcro. Auri sentía que las cosas no se sentían cómodas ahí. Incluída ella. En eso, la jefa se volteó hacia ella en su silla, a Auri le pareció muy de película, hubiese sido maravilloso si la mujer ahí sentada hubiese estado acariciando un gato blanco muy peludo, o incluso si sacara una metralleta debajo de la mesa. Pero la mujer se veía muy joven, dulce y amable, no del tipo gángster. Tenía una cálida sonrisa y su voz era firme pero agradable. Y era muy bella.
— Tú debes ser Auri d'Aubigny, la fotógrafa. Bienvenida a la Editorial Magnolia. Soy Sadie Brauss, jefa de redacción.
Auri avanzó hacia ella y tuvo el instinto de saludarla de mano, pero la mujer no hizo ademán de hacerlo, quizás ahí no era la costumbre. Se sintió torpe y fuera de lugar.
— Mucho gusto en conocerla, señorita Brauss. Le agradezco de antemano su tiempo. - Auri de pronto recobró parte de su confianza. Había trabajado con los diseñadores más severos y exigentes de Europa, podía soportar un poco más de presión. Además, la señorita Brauss no lucía tan intimidante como se la imaginaba. - Trataré de ser breve, ya que debe estar usted muy ocupada. Efectivamente, soy fotógrafa. Traigo conmigo mi portafolio, si es de su interés revisarlo.- trató de no atropellar las palabras, mientras extendía su trabajo frente a la mujer.
-¿Señorita d'Aubigny?
- Sí, correcto...
Auri por unos momentos pensó que sería la jefa de redacción y se preocupó de no haber dado una buena impresión, pero de inmediato la joven le dijo:
- Acompáñeme por favor, la jefa de redacción la recibirá en seguida. Por aquí.
Auri se levantó y fue tras la chica, por unos pasillos largos y estrechos. Después de haber sentido tanto calor ahora estaba temblando de frío. Por donde mirase había gente corriendo de un lado a otro. Le pareció bastante familiar, el mundo del periodismo era así, caótico, competitivo, sin piedad alguna. Recordó a sus amigos que trabajaban en Francia en el rubro, eran más ojeras y café que persona. Al parecer aquí no era la excepción. A Auri nada le gustaba más que vivir a su ritmo, pero bueno, ya estaba ahí, tenía sus motivos...entonces, la joven se detuvo frente a una puerta, en donde se podía leer "JEFA DE REDACCIÓN".
- Permítame un momento, señorita.
La chica golpeó y entró brevemente. Escuchó la voz de la mujer que debía ser la jefa, la muchacha le indicó que pase y cerró la puerta tras ella, casi sin hacer ruido. Auri inspeccionó rápidamente el entorno. Todo se veía demasiado ordenado, cuidado y pulcro. Auri sentía que las cosas no se sentían cómodas ahí. Incluída ella. En eso, la jefa se volteó hacia ella en su silla, a Auri le pareció muy de película, hubiese sido maravilloso si la mujer ahí sentada hubiese estado acariciando un gato blanco muy peludo, o incluso si sacara una metralleta debajo de la mesa. Pero la mujer se veía muy joven, dulce y amable, no del tipo gángster. Tenía una cálida sonrisa y su voz era firme pero agradable. Y era muy bella.
— Tú debes ser Auri d'Aubigny, la fotógrafa. Bienvenida a la Editorial Magnolia. Soy Sadie Brauss, jefa de redacción.
Auri avanzó hacia ella y tuvo el instinto de saludarla de mano, pero la mujer no hizo ademán de hacerlo, quizás ahí no era la costumbre. Se sintió torpe y fuera de lugar.
— Mucho gusto en conocerla, señorita Brauss. Le agradezco de antemano su tiempo. - Auri de pronto recobró parte de su confianza. Había trabajado con los diseñadores más severos y exigentes de Europa, podía soportar un poco más de presión. Además, la señorita Brauss no lucía tan intimidante como se la imaginaba. - Trataré de ser breve, ya que debe estar usted muy ocupada. Efectivamente, soy fotógrafa. Traigo conmigo mi portafolio, si es de su interés revisarlo.- trató de no atropellar las palabras, mientras extendía su trabajo frente a la mujer.
- Portafolio:
Auri d'Aubigny- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Deal with the devil
Sadie recibió el portafolio y lo revisó cuidadosamente, tomándose varios segundos de observación antes de dar vuelta una página. Los encuadres y los colores de las fotografías estaban pensados con soberbia, creando un conjunto perfecto y bellísimo. Incluso una persona como ella —totalmente ajena al mundo del arte— podía apreciar la expresividad de esas obras. Auri tenía talento. No cabía dudas de por qué era la fotógrafa de C-Moon.
— Tienes muy buenos trabajos aquí. Estoy impresionada... — comentó con auténtica fascinación. Estaba por comentar algo más cuando una fotografía acaparó por completo su atención: — ¿Oh? — Soltó traviesa antes de que una sonrisa involuntariamente maliciosa se dibujara en su rostro. En la fotografía se lucía una mujer espléndida de cabello corto ataviada con un vestido de diseñador y una hermosa sonrisa. — ¿Trabajaste con C-Moon? — Preguntó con cinismo, simulando una ignorancia que no le pertenecía. Claro que sabía que había trabajado con C-Moon, de no ser el caso, no la estaría entrevistando ahora. — En Glass City no es tan conocida, pero protagonizó un gran escándalo hace poco con uno de nuestros idols... — agregó, deteniendo su mirada en la pelirroja. — ¿Lo sabías?
Su tono seguía siendo dulce, amable y profesional. No había abandonado en lo absoluto su apariencia de jefa agradable. Sin embargo, sus ojos ambarinos revelaban parte de esa perspicacia que Sadie se esforzaba en ocultar cuando intentaba conseguir algo.
— ¡Ah, qué descortés he sido! — Soltó de pronto. — ¿Se te ofrece algo? ¿Té? ¿Café? También tenemos pastelillos y chocolate... — comentó, queriendo darle a entender que tenía todo el tiempo del mundo para tratar con ella.
— Tienes muy buenos trabajos aquí. Estoy impresionada... — comentó con auténtica fascinación. Estaba por comentar algo más cuando una fotografía acaparó por completo su atención: — ¿Oh? — Soltó traviesa antes de que una sonrisa involuntariamente maliciosa se dibujara en su rostro. En la fotografía se lucía una mujer espléndida de cabello corto ataviada con un vestido de diseñador y una hermosa sonrisa. — ¿Trabajaste con C-Moon? — Preguntó con cinismo, simulando una ignorancia que no le pertenecía. Claro que sabía que había trabajado con C-Moon, de no ser el caso, no la estaría entrevistando ahora. — En Glass City no es tan conocida, pero protagonizó un gran escándalo hace poco con uno de nuestros idols... — agregó, deteniendo su mirada en la pelirroja. — ¿Lo sabías?
Su tono seguía siendo dulce, amable y profesional. No había abandonado en lo absoluto su apariencia de jefa agradable. Sin embargo, sus ojos ambarinos revelaban parte de esa perspicacia que Sadie se esforzaba en ocultar cuando intentaba conseguir algo.
— ¡Ah, qué descortés he sido! — Soltó de pronto. — ¿Se te ofrece algo? ¿Té? ¿Café? También tenemos pastelillos y chocolate... — comentó, queriendo darle a entender que tenía todo el tiempo del mundo para tratar con ella.
Sadie Brauss- Reportera de Farándula
- Ocupación : Periodista
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Fecha de inscripción : 17/06/2014
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