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Visita previa (Libre)
El sonido de sus tacones resonaba por los pasillos de manera rítmica, acompasada. Había solicitado una visita a la escuela con el fin de saciar su curiosidad y aunque no era la primera vez que ella y su hermano iban a estudiar a otro país, esta vez se sentía mucho más ansiosa, pues a diferencia de París, poco y nada conocía de Glass City. Su hermano no había querido acompañarla, no lo culpaba y es que habían muchas otras cosas que hacer en cuanto a documentos y al traslado de sus pertenenciaas, todavía ni siquiera lograban decidir si iban a vivir en los dormitorios de la escuela o si su padre les otorgaría alguna propiedad en la que pudieran vivir, idea que a Julianne le gustaba mucho más por el simple hecho de que sería libre de dormir con su hermano si así se le antojaba, situación que en los dormitorios sería practicamente imposible, pero incluso así no descartaba por completo la idea del internado. Habían otros beneficios a tener en cuenta, para eso estaba conociendo el lugar. En verdad podría argumentar su visita con muchas excusas, pero la razón principal era sencillamente la necesidad de saciar su curiosidad.
Al ser plenas vacaciones de invierno, la cantidad de alumnos presentes en las instalaciones era mínima. Quizás hubiese sido un poco incómodo de otra manera.
Le había recibido uno de los profesores de... no importaba. Realmente no le había prestado mucha atención al llegar. Su atención había sido robada por la infraestructura y el entorno de la escuela, por el aire refinado, pero no exagerado que nada tenía que envidiarle a las academias europeas. Mientras más avanzaban por el recorrido, más comprendía el renombre de la escuela y de la misma ciudad.
— ¡Esto será maravilloso! — Pensaba con genuina emoción, sintiendo de a ratos que los latidos de su corazón se aceleraban más de lo que ella misma hubiese previsto.
Estaban terminando de ver los salones de clases cuando de pronto el profesor a su lado recibió una llamada. Julianne esperó prudentemente a que esta terminara, intuyendo quizás que podría tratarse de un imprevisto que arruinaría su visita y tal cual como había anticipado, cuando el profesor hubo colgado, sus primeras palabra fueron disculpas ya que debían dejar el recorrido hasta ahí pues él debía ir a quién sabe dónde, por quién sabe qué. No era relevante para la jovencita que no dudó un momento en poner una cara angustiada, disfrazando su insistencia con tristeza y su manipulación, con una humilde y dulce petición a la que el docente no se resistió.
—Adelante, puedes recorrer las instalaciones por tu cuenta, pero procura no meterte en problemas. Respeta los lugares que estén cerrados y cuando debas irte, pasa primero por la sala de profesores. — Le señaló el profesor. Ella respondió con una sonrisa tanto infantil como coqueta y feliz hizo una reverencia de agradecimiento que sostuvo hasta que el profesor se marchó de su vista.
Con la misma delicadeza se giró en dirección contraria y de nuevo el sonido de sus tacones hizo un eco rítmico por los pasillos. Detestaba que su hermano no estuviese con ella, pero quizás algo interesante encontraría por su cuenta esta vez.
Al ser plenas vacaciones de invierno, la cantidad de alumnos presentes en las instalaciones era mínima. Quizás hubiese sido un poco incómodo de otra manera.
Le había recibido uno de los profesores de... no importaba. Realmente no le había prestado mucha atención al llegar. Su atención había sido robada por la infraestructura y el entorno de la escuela, por el aire refinado, pero no exagerado que nada tenía que envidiarle a las academias europeas. Mientras más avanzaban por el recorrido, más comprendía el renombre de la escuela y de la misma ciudad.
— ¡Esto será maravilloso! — Pensaba con genuina emoción, sintiendo de a ratos que los latidos de su corazón se aceleraban más de lo que ella misma hubiese previsto.
Estaban terminando de ver los salones de clases cuando de pronto el profesor a su lado recibió una llamada. Julianne esperó prudentemente a que esta terminara, intuyendo quizás que podría tratarse de un imprevisto que arruinaría su visita y tal cual como había anticipado, cuando el profesor hubo colgado, sus primeras palabra fueron disculpas ya que debían dejar el recorrido hasta ahí pues él debía ir a quién sabe dónde, por quién sabe qué. No era relevante para la jovencita que no dudó un momento en poner una cara angustiada, disfrazando su insistencia con tristeza y su manipulación, con una humilde y dulce petición a la que el docente no se resistió.
—Adelante, puedes recorrer las instalaciones por tu cuenta, pero procura no meterte en problemas. Respeta los lugares que estén cerrados y cuando debas irte, pasa primero por la sala de profesores. — Le señaló el profesor. Ella respondió con una sonrisa tanto infantil como coqueta y feliz hizo una reverencia de agradecimiento que sostuvo hasta que el profesor se marchó de su vista.
Con la misma delicadeza se giró en dirección contraria y de nuevo el sonido de sus tacones hizo un eco rítmico por los pasillos. Detestaba que su hermano no estuviese con ella, pero quizás algo interesante encontraría por su cuenta esta vez.
- Ropa:
Julianne Bianco- Ocupación : Estudiante de 1°
Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 09/08/2017
Re: Visita previa (Libre)
Llevaba ya un año junto a su hermana en aquella ciudad con el único objetivo de que Joa tuviese la mejor formación en música y pudiera vivir su pasión de forma adecuada, aún entendía como su hermana había renunciado a toda su vida por él, cambiando radicalmente la forma de vivir de ambos y hasta teniendo que conseguir dos trabajos, a pesar de tratarse de demonios, no podía ver de otra forma a su hermana como un ser celestial a su lado.
Pero no todo era perfecto en Glass City para Joa y es que no podía soportar a algunos de los alumnos de la escuela, odio que parecía ser mutuo y la mayor parte del tiempo terminaba en actos de violencia, y exactamente era lo que acababa de ocurrir.
Había recurrido a la escuela para pagar su matrícula, que gracias a sus condiciones e llegada era cobraba a mitad de año, pensando en que sería un mero trámite se dirigió al edificio que el profesor le había indicado, hasta que ocurrió. Una de esas malditas ratas que perfectamente podía escupir dinero por la boca mientras hablaba de la importante posición de su familia –que ni siquiera se preocupaba de él, se encontraba interno incluso en vacaciones- decidió que era buena idea entrar en el papel de delincuente sólo para impresionar a los otros internos de cursos menores e intentó robar el dinero que su hermana se había esforzado en juntar.
“No hay necesidad de molestarse, son solo simples ratas” pensaba una y otra vez, controlar su enojo dentro de Musette era fundamental. Notoriamente el niñato no quería cooperar y al ver que Joa ni siquiera se inmutaba, decidió utilizar otra táctica, insultar a la hermana, lamentablemente la existencia de Dalilah era conocida por sus compañeros y el simio que se encontraba frente a él no tuvo una mejor idea que tratarla como ramera –cosa que a Dalilah no le preocupaba, siempre respondiendo mientras ríe “Por favor, las rameras cobran”- pero en la boca del sujeto las palabras le causaban enojo profundo.
“Perdóname, hermana”
Cada una de las palabras desencadenaba la maldita transformación, primero sus uñas se tiñeron de blanco, luego sus ojos adoptaban un color casi dorado, su cabello negro perdía su color quedando del mismo tono que sus uñas y finalmente, cuando su compañero se alteró ante el cambio y de un susto decidió darle un puñetazo en la mejilla, las ramificaciones ya florecidas con rosas blancas aparecieron.
Ahí fue cuando perdió el control y todo se fue al carajo, no controlaba su cuerpo ni su fuerza y cuando al fin recobro el sentido, pero no su verdadera forma ya era demasiado tarde, el niño se encontraba tendido en el piso con claros signos de haber sido golpeado, gritaba de dolor mientras intentaba arrastrarse para escapar y antes de alcanzarlo para seguir con la golpiza escuchó el resonar de tacones contra el cerámico de los pasillos y se detuvo en seco, dejando escapar a la víctima y el resto de sus amigos.
Inconscientemente fue a buscar el origen de estos, el sonido le recordaba a su hermana; al encontrarla nada más en el ambiente importó para él, delante se encontraba una criatura de ensueño. Sin cambiar su expresión se dedicó a observarla detenidamente, nunca había cruzado caminos con una persona así, ¿era una persona o se trataba de una muñeca?. Su tez era tan pálida que podía notar finos vasos sanguíneos bajo ella, al igual que esta su cabello largo y bien arreglado, tenía una expresión inocente, algo ingenua, pero realmente no podía descifrar el color de sus ojos…hasta se encontraba vestida como una de aquellas muñecas cotosas que Dalilah deseaba cuando aún era pequeña.
Una nueva flor nació desde una de sus ramificaciones, la niña le causaba inmensa curiosidad, quería conocerla más, mucho más. Se acercó con paso firme, compitiendo con el eco del caminar de la menor, se situó delante de ella impidiendo que continuara s recorrido y con una delicadeza que en su forma demoniaca no parecía concebible posó una de sus manos sobre la mejilla de aquella extraña y la acarició, su piel se sentía exquisita al tacto.
Era absolutamente hermosa…delicada…
Sus ojos resplandecieron cual citrino expuesto a los rayos del sol, pero su rostro aún no expresaba emoción ni amenaza alguna.
“Necesito destruirla…”
Pero no todo era perfecto en Glass City para Joa y es que no podía soportar a algunos de los alumnos de la escuela, odio que parecía ser mutuo y la mayor parte del tiempo terminaba en actos de violencia, y exactamente era lo que acababa de ocurrir.
Había recurrido a la escuela para pagar su matrícula, que gracias a sus condiciones e llegada era cobraba a mitad de año, pensando en que sería un mero trámite se dirigió al edificio que el profesor le había indicado, hasta que ocurrió. Una de esas malditas ratas que perfectamente podía escupir dinero por la boca mientras hablaba de la importante posición de su familia –que ni siquiera se preocupaba de él, se encontraba interno incluso en vacaciones- decidió que era buena idea entrar en el papel de delincuente sólo para impresionar a los otros internos de cursos menores e intentó robar el dinero que su hermana se había esforzado en juntar.
“No hay necesidad de molestarse, son solo simples ratas” pensaba una y otra vez, controlar su enojo dentro de Musette era fundamental. Notoriamente el niñato no quería cooperar y al ver que Joa ni siquiera se inmutaba, decidió utilizar otra táctica, insultar a la hermana, lamentablemente la existencia de Dalilah era conocida por sus compañeros y el simio que se encontraba frente a él no tuvo una mejor idea que tratarla como ramera –cosa que a Dalilah no le preocupaba, siempre respondiendo mientras ríe “Por favor, las rameras cobran”- pero en la boca del sujeto las palabras le causaban enojo profundo.
“Perdóname, hermana”
Cada una de las palabras desencadenaba la maldita transformación, primero sus uñas se tiñeron de blanco, luego sus ojos adoptaban un color casi dorado, su cabello negro perdía su color quedando del mismo tono que sus uñas y finalmente, cuando su compañero se alteró ante el cambio y de un susto decidió darle un puñetazo en la mejilla, las ramificaciones ya florecidas con rosas blancas aparecieron.
Ahí fue cuando perdió el control y todo se fue al carajo, no controlaba su cuerpo ni su fuerza y cuando al fin recobro el sentido, pero no su verdadera forma ya era demasiado tarde, el niño se encontraba tendido en el piso con claros signos de haber sido golpeado, gritaba de dolor mientras intentaba arrastrarse para escapar y antes de alcanzarlo para seguir con la golpiza escuchó el resonar de tacones contra el cerámico de los pasillos y se detuvo en seco, dejando escapar a la víctima y el resto de sus amigos.
- forma de demonio:
Inconscientemente fue a buscar el origen de estos, el sonido le recordaba a su hermana; al encontrarla nada más en el ambiente importó para él, delante se encontraba una criatura de ensueño. Sin cambiar su expresión se dedicó a observarla detenidamente, nunca había cruzado caminos con una persona así, ¿era una persona o se trataba de una muñeca?. Su tez era tan pálida que podía notar finos vasos sanguíneos bajo ella, al igual que esta su cabello largo y bien arreglado, tenía una expresión inocente, algo ingenua, pero realmente no podía descifrar el color de sus ojos…hasta se encontraba vestida como una de aquellas muñecas cotosas que Dalilah deseaba cuando aún era pequeña.
Una nueva flor nació desde una de sus ramificaciones, la niña le causaba inmensa curiosidad, quería conocerla más, mucho más. Se acercó con paso firme, compitiendo con el eco del caminar de la menor, se situó delante de ella impidiendo que continuara s recorrido y con una delicadeza que en su forma demoniaca no parecía concebible posó una de sus manos sobre la mejilla de aquella extraña y la acarició, su piel se sentía exquisita al tacto.
Era absolutamente hermosa…delicada…
Sus ojos resplandecieron cual citrino expuesto a los rayos del sol, pero su rostro aún no expresaba emoción ni amenaza alguna.
“Necesito destruirla…”
Joa Nowak- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: Visita previa (Libre)
Escuchó el revuelo de voces masculinas mucho antes de que pudiesen verla o siquiera oírla a ella. Si algo bueno tenía la deficiencia de su visión era la agudeza de sus otros sentidos.
Muy lejos de ser intimidada y tal vez imaginando más o menos la situación, Julianne procuró pisar más fuerte, haciendo que sus tacones resonaran todavía más. No buscaba jugar a la heroína de nadie, pero tampoco deseaba llegar de manera inoportuna sin ser anticipada su aparición. Con el corazón latiendo fuerte en su pecho avanzó impulsada por la curiosidad sabiendo perfectamente que podía ser la tragedia de un conejo cayendo en una trampa sin remedio.
Para su sorpresa los gritos y todo el estruendo pareció alejarse tan solo unos segundos antes de que ella llegara al lugar de los hechos. Ahí solo había una persona, un muchacho más alto que ella o eso fue lo primero que logró distinguir desde la lejanía. Luego se percató de sus cabellos, tan blancos como los propios, con adornos y rosas que le daban un aura completamente irreal.
La luz invernal solo contribuyó a hacerla sentir como en la escena de una película o un sueño. El chico se cruzó en su camino, pero aun así sus pasos no se detuvieron. Con osadía continuó acercándose, atraída por un extraño magnetismo.
Contuvo la respiración cuando la mano del muchacho se posó sobre su mejilla. Su rostro se coloreó con un suave rosado cuando le fue regalada una caricia.
— Frère...? — Sus pequeños y agraciados labios se separaron dubitativos, susurrando aquella palabra francesa que aludía a su hermano. Culpa quizás del anhelo al no tenerlo con ella, anhelo que se delataba en sus ojos brillantes, que se mezclaba con la confusión al encontrar a otro chico con esos cabellos que no fuera Pietro.
Fue en ese preciso instante, estando a una distancia poco prudente del rostro del muchacho, cuando se percató del irreal color de las pupilas del otro, cayendo en cuenta que definitivamente no se trataba de su hermano. Aunque a juicio de la menor de los Bianco, este pudiese ser una maravillosa anticipación del futuro que le depararía a Pietro en algunos años más cuando los alcanzara de lleno la pubertad.
Muy lejos de ser intimidada y tal vez imaginando más o menos la situación, Julianne procuró pisar más fuerte, haciendo que sus tacones resonaran todavía más. No buscaba jugar a la heroína de nadie, pero tampoco deseaba llegar de manera inoportuna sin ser anticipada su aparición. Con el corazón latiendo fuerte en su pecho avanzó impulsada por la curiosidad sabiendo perfectamente que podía ser la tragedia de un conejo cayendo en una trampa sin remedio.
Para su sorpresa los gritos y todo el estruendo pareció alejarse tan solo unos segundos antes de que ella llegara al lugar de los hechos. Ahí solo había una persona, un muchacho más alto que ella o eso fue lo primero que logró distinguir desde la lejanía. Luego se percató de sus cabellos, tan blancos como los propios, con adornos y rosas que le daban un aura completamente irreal.
La luz invernal solo contribuyó a hacerla sentir como en la escena de una película o un sueño. El chico se cruzó en su camino, pero aun así sus pasos no se detuvieron. Con osadía continuó acercándose, atraída por un extraño magnetismo.
Contuvo la respiración cuando la mano del muchacho se posó sobre su mejilla. Su rostro se coloreó con un suave rosado cuando le fue regalada una caricia.
— Frère...? — Sus pequeños y agraciados labios se separaron dubitativos, susurrando aquella palabra francesa que aludía a su hermano. Culpa quizás del anhelo al no tenerlo con ella, anhelo que se delataba en sus ojos brillantes, que se mezclaba con la confusión al encontrar a otro chico con esos cabellos que no fuera Pietro.
Fue en ese preciso instante, estando a una distancia poco prudente del rostro del muchacho, cuando se percató del irreal color de las pupilas del otro, cayendo en cuenta que definitivamente no se trataba de su hermano. Aunque a juicio de la menor de los Bianco, este pudiese ser una maravillosa anticipación del futuro que le depararía a Pietro en algunos años más cuando los alcanzara de lleno la pubertad.
Julianne Bianco- Ocupación : Estudiante de 1°
Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 09/08/2017
Re: Visita previa (Libre)
Desafiando todas las expectativas de Joa, en vez de huir por su vida, la pequeña coneja se acercó en un acto osado al depredador. Por un momento parecía ser dócil, ni siquiera hacía el amago de apartarse.
“Frère?” la palabra resonó profundo en su cabeza, en la odisea de sobrevivir durante su infancia llegaron a un pueblo casi en la frontera de Francia, donde vivieron tiempo suficiente para tener que manejar el idioma, ¿Cómo iba a olvidar la forma en la que su hermana lo buscaba cada vez que se perdía?
La rosa que cubría parte de su ojo izquierdo cayó al piso, sintió que recuperaba un poco el control de su cuerpo y mente. Su pulgar se trasladó hasta el labio inferior de la chica y lo delineó, cada vez se convencía de que quizá se tratase de una muñeca y no un humano, en un acto de curiosidad paso su brazo libre por la cintura de la joven y la atrajo más a él, cualquiera que viera la escena desde fuera pensaría que sus intenciones eran ligar con ella, pero no era así, para Joa era claro que en ese mismo instante ella pensaba en alguien más.
¿Quién era la persona que reflejaban esos ojos?, ¿Por qué su rostro expresaba tanta soledad? La verdad es que a pesar de la soledad que reflejaba su expresión podría deberse a alguien, pero al mismo tiempo podía notarse algo de resignación, ha estado aguantando un tiempo, ¿o era él mismo el que se veía reflejado? Ya no podía frenar su curiosidad.
-]Ton…nom?- buscando distraerse más preguntó por su nombre, pero su voz aún se escuchaba gutural, ¿ahora sí saldría corriendo?
Otra rosa calló, pero se encontraban tan cerca que en vez de caer al piso, reposaba sobre los finos cabellos de la joven.
“Frère?” la palabra resonó profundo en su cabeza, en la odisea de sobrevivir durante su infancia llegaron a un pueblo casi en la frontera de Francia, donde vivieron tiempo suficiente para tener que manejar el idioma, ¿Cómo iba a olvidar la forma en la que su hermana lo buscaba cada vez que se perdía?
La rosa que cubría parte de su ojo izquierdo cayó al piso, sintió que recuperaba un poco el control de su cuerpo y mente. Su pulgar se trasladó hasta el labio inferior de la chica y lo delineó, cada vez se convencía de que quizá se tratase de una muñeca y no un humano, en un acto de curiosidad paso su brazo libre por la cintura de la joven y la atrajo más a él, cualquiera que viera la escena desde fuera pensaría que sus intenciones eran ligar con ella, pero no era así, para Joa era claro que en ese mismo instante ella pensaba en alguien más.
¿Quién era la persona que reflejaban esos ojos?, ¿Por qué su rostro expresaba tanta soledad? La verdad es que a pesar de la soledad que reflejaba su expresión podría deberse a alguien, pero al mismo tiempo podía notarse algo de resignación, ha estado aguantando un tiempo, ¿o era él mismo el que se veía reflejado? Ya no podía frenar su curiosidad.
-]Ton…nom?- buscando distraerse más preguntó por su nombre, pero su voz aún se escuchaba gutural, ¿ahora sí saldría corriendo?
Otra rosa calló, pero se encontraban tan cerca que en vez de caer al piso, reposaba sobre los finos cabellos de la joven.
Joa Nowak- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: Visita previa (Libre)
La primera rosa que cayó y descubrió su rostro la distrajo, por lo que no logró reaccionar a tiempo ante las acciones del muchacho. El toque en su cintura y el roce sobre sus labios tensó su cuerpo y coloreó sus mejillas e instintivamente llevó las puntas de sus dedos a los labios ajenos, frenando su acción justo en el momento en que él respondió, para su sorpresa, también en francés.
Pestañeó confundida un par de veces cuando la otra rosa cayó sobre su cabeza, titubeó un momento y cuando se decidió a responder, su voz tembló nerviosa. — Je m'appelle Julianne... — Sus manos bajaron hasta la altura del pecho del joven que la sostenía y ejercieron una moderada presión, buscaba liberar el agarre de una forma sutil. Nadie más que su hermano tenía permiso para tocarla de esa manera y aunque el chico frente a ella se pareciera muchísimo a su hermano o a una versión futurista de él, no lo era.
— ¿Quién es usted? — Susurró como si de pronto recordara que en verdad no estaba en francia. Miró entonces hacia los lados un tanto preocupada ¿No había nadie más en los alrededores?
— Por un momento lo confundí con mi hermano, Pardon. — Se excusó escondiendo un momento la mirada, luego alzando la vista con nerviosismo hacia los ojos dorados sobre ella. — ¿Qué es usted? — Corrigió su anterior pregunta, olvidando los modales y la prudencia alzó una de sus manos buscando tocar una de las ramas en su cabeza, aquella de la cual había caído la última rosa.
— Qué bonito... — Susurró maravillada en la curiosidad.
Pestañeó confundida un par de veces cuando la otra rosa cayó sobre su cabeza, titubeó un momento y cuando se decidió a responder, su voz tembló nerviosa. — Je m'appelle Julianne... — Sus manos bajaron hasta la altura del pecho del joven que la sostenía y ejercieron una moderada presión, buscaba liberar el agarre de una forma sutil. Nadie más que su hermano tenía permiso para tocarla de esa manera y aunque el chico frente a ella se pareciera muchísimo a su hermano o a una versión futurista de él, no lo era.
— ¿Quién es usted? — Susurró como si de pronto recordara que en verdad no estaba en francia. Miró entonces hacia los lados un tanto preocupada ¿No había nadie más en los alrededores?
— Por un momento lo confundí con mi hermano, Pardon. — Se excusó escondiendo un momento la mirada, luego alzando la vista con nerviosismo hacia los ojos dorados sobre ella. — ¿Qué es usted? — Corrigió su anterior pregunta, olvidando los modales y la prudencia alzó una de sus manos buscando tocar una de las ramas en su cabeza, aquella de la cual había caído la última rosa.
— Qué bonito... — Susurró maravillada en la curiosidad.
Julianne Bianco- Ocupación : Estudiante de 1°
Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 09/08/2017
Re: Visita previa (Libre)
No llegaba a comprender por completo a la chica, primero hacía todo lo posible por alejarlo y luego era ella la que se acercaba curiosa, sentía como si el conejo quisiera acercarse sin siquiera una pizca de temor al perro de caza. ¿De verdad era humana?
-Mi nombre es Joa, a veces soy lo mismo que tu…creo… -por alguna razón que aún no comprendía no podía apartar su vista de esos hermosos ojos, expresaban claramente sus emociones y la dejaban al descubierto – Otras me transformo en esto.
El aura de Julianne parecía ser tan pura que de cierta forma le transmitía la tranquilidad que necesitaba para volver a su estado humano, al menos ya podía decir frases coherentes. Sutilmente apartó sus manos de su pequeño cuerpo y la llevó hasta una de sus ramas, terminó de sacar la última rosa que quedaba en ella y la observó un momento, jamás iba a entender el por qué su rabia se manifestaba en aquellas hermosas y delicadas flores.
-Lamento la invasión al espacio personal y la interrupción de tu paseo-dijo mientras le ofrecía la flor que, a diferencia de las anteriores que cayeron, se encontraba indemne- Pero en esta forma me cuesta controlarme.
La brisa invernal se deslizaba por los pasillos, jugueteando el cabello de ambos peliblancos, desordenándolos casi por completo. Nuevamente el instinto ganó y antes de que la chica pudiese hacerlo por sí misma, él despejó su pequeño rostro.
-No te había visto antes por Musette, ¿Serán alumnos nuevos? – dijo pensando en que había identificado como su hermano. Sus ojos retornaban lentamente a su color natural. – Déjame adivinar…el maestro tuvo una emergencia…y esa emergencia debí haber sido yo…- miró hacia ambos lados del pasillo para asegurarse de que no vinieran por él - ¿Puedo compensarte de alguna forma?, hay algún lugar que quieras visitar?
-Mi nombre es Joa, a veces soy lo mismo que tu…creo… -por alguna razón que aún no comprendía no podía apartar su vista de esos hermosos ojos, expresaban claramente sus emociones y la dejaban al descubierto – Otras me transformo en esto.
El aura de Julianne parecía ser tan pura que de cierta forma le transmitía la tranquilidad que necesitaba para volver a su estado humano, al menos ya podía decir frases coherentes. Sutilmente apartó sus manos de su pequeño cuerpo y la llevó hasta una de sus ramas, terminó de sacar la última rosa que quedaba en ella y la observó un momento, jamás iba a entender el por qué su rabia se manifestaba en aquellas hermosas y delicadas flores.
-Lamento la invasión al espacio personal y la interrupción de tu paseo-dijo mientras le ofrecía la flor que, a diferencia de las anteriores que cayeron, se encontraba indemne- Pero en esta forma me cuesta controlarme.
La brisa invernal se deslizaba por los pasillos, jugueteando el cabello de ambos peliblancos, desordenándolos casi por completo. Nuevamente el instinto ganó y antes de que la chica pudiese hacerlo por sí misma, él despejó su pequeño rostro.
-No te había visto antes por Musette, ¿Serán alumnos nuevos? – dijo pensando en que había identificado como su hermano. Sus ojos retornaban lentamente a su color natural. – Déjame adivinar…el maestro tuvo una emergencia…y esa emergencia debí haber sido yo…- miró hacia ambos lados del pasillo para asegurarse de que no vinieran por él - ¿Puedo compensarte de alguna forma?, hay algún lugar que quieras visitar?
Joa Nowak- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: Visita previa (Libre)
A penas el chico soltó el agarre y le dio libertad a su cuerpo para moverse ella retrocedió un paso, mas no no por miedo, sino por el mero intento de recobrar la compostura en aquella extraña situación.
¿Hace cuánto no se maravillaba con otro ser que no fuera su hermano?
Mucho, más de lo que era normal y precisamente por eso es que se sentía incómoda y avergonzada, como si cargara la culpa de una traición inexistente hacia su idolatría fraternal.
Al menos el muchacho se disculpaba por lo ocurrido, asumiendo la culpa que en verdad era compartida. Sus ojos se enfocaron a la flor que le era ofrecida y que recibió con la misma delicadeza de cada uno de sus gestos. Se quedó un rato observándola, en silencio, apenas pudiendo asimilar parte de lo dicho.
Entendía entonces que aquel chico no era un ser humano. No como ella, ni como su hermano. Por lo tanto, pese al color de sus cabellos y los rasgos generales que compartían, no se trataba de otra persona con su misma condición, no era otro albino.
Sus labios se apretaron en una expresión sutil, pero denotaba desilusión. La misma cara que ponía desde pequeña cada vez que uno de sus caprichos no era concedido. No había berrinche ni un llanto desconsolado, sino esa encantadora expresión todavía infantil que junto a sus ojos lograba decir incluso más que cualquier rabieta, mas bastó la pequeña mención en plural de ella y su hermano como para que su atención y humor volviese a cambiar. El chico había logrado dar en el clavo en cada cosa que había dicho.
—Así es. Seremos nuevos alumnos y es tal y cómo ha dicho. — La joven, como era de esperarse, no dejaba de lado la formalidad.
—Apenas y he comenzado el recorrido. Todavía no he visto nada de esta escuela además de mi salón y la sala de profesores — Agregó llevando la rosa que descansaba en sus manos a su rostro, tomando el aroma de esta de tal forma que parecía perfecta como para una fotografía.
—¿Sería tan amable de guiarme, Monsieur? — Acompañó sus palabras con una tímida mirada.
Sí, quizás estaba exagerando.
¿Hace cuánto no se maravillaba con otro ser que no fuera su hermano?
Mucho, más de lo que era normal y precisamente por eso es que se sentía incómoda y avergonzada, como si cargara la culpa de una traición inexistente hacia su idolatría fraternal.
Al menos el muchacho se disculpaba por lo ocurrido, asumiendo la culpa que en verdad era compartida. Sus ojos se enfocaron a la flor que le era ofrecida y que recibió con la misma delicadeza de cada uno de sus gestos. Se quedó un rato observándola, en silencio, apenas pudiendo asimilar parte de lo dicho.
Entendía entonces que aquel chico no era un ser humano. No como ella, ni como su hermano. Por lo tanto, pese al color de sus cabellos y los rasgos generales que compartían, no se trataba de otra persona con su misma condición, no era otro albino.
Sus labios se apretaron en una expresión sutil, pero denotaba desilusión. La misma cara que ponía desde pequeña cada vez que uno de sus caprichos no era concedido. No había berrinche ni un llanto desconsolado, sino esa encantadora expresión todavía infantil que junto a sus ojos lograba decir incluso más que cualquier rabieta, mas bastó la pequeña mención en plural de ella y su hermano como para que su atención y humor volviese a cambiar. El chico había logrado dar en el clavo en cada cosa que había dicho.
—Así es. Seremos nuevos alumnos y es tal y cómo ha dicho. — La joven, como era de esperarse, no dejaba de lado la formalidad.
—Apenas y he comenzado el recorrido. Todavía no he visto nada de esta escuela además de mi salón y la sala de profesores — Agregó llevando la rosa que descansaba en sus manos a su rostro, tomando el aroma de esta de tal forma que parecía perfecta como para una fotografía.
—¿Sería tan amable de guiarme, Monsieur? — Acompañó sus palabras con una tímida mirada.
Sí, quizás estaba exagerando.
Julianne Bianco- Ocupación : Estudiante de 1°
Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 09/08/2017
Re: Visita previa (Libre)
El toque de desilusión que reflejaba el rostro de la menor le hizo sentir de inmediato una sensación muy extraña e incómoda en su estómago, acompañado de la necesidad de enmendar el daño que había causado, a pesar de realmente no tener ni la menor idea de qué había hecho mal.
Dicha sensación no duró mucho, pues al parecer sólo la mención de la existencia de su hermano le devolvió a la chica algo que de un momento a otro pareció haber perdido. El hecho de que la existencia de esa persona influyera de forma tan marcada en sus emociones creó un sentimiento que no pudo entender del todo, pero sonrió calmado al recordar que la existencia de su hermana también alegraba hasta el más sombrío de los días.
Se sintió apenado al saber que realmente fue él quién causo la interrupción de su visita, quiso continuar con la conversación, pero algo en la escena le tenía ensimismado. Una imagen tan encantadora y delicada parecía más irreal que sus propias astas, pero es que simplemente no le cabía en la cabeza que pudiera existir un ser que pareciera haber nacido para ser la protagonista de un cuento de hadas, a lo mejor para alguien más le parecería una exageración, pero a pesar de haber pasado por más de 10 países distintos, incluyendo Francia, jamás se había topado con una persona que le hiciera reaccionar de tal forma.
Su cabeza dolió de golpe, sintió como sus instintos nuevamente eran más fuertes que su propia voluntad, al menos le hizo volver a la realidad. ¿De qué color eran sus ojos ahora?, hasta podía notar un pequeño botón blanco al extremo de una de sus astas.
Quiso por un momento que se lo tragara la tierra, quizá por cuanto tiempo se había quedado mirando fijamente a Julianne, ¿la situación la habrá hecho sentir muy incómoda?
Iba a proceder a disculparse, pero un tono de voz que podía reconocer como uno de los idiotas de antes se hizo escuchar por los pasillos. El choque de emociones del momento causó que nuevamente hermosas flores blancas se hicieran presentes en sus ramificaciones.
Si ya no sólo el hecho de que ser adolescente fuera suficiente, definitivamente ahora era un desastre.
-Por supuesto, Mademoiselle, puedo llevarla a donde quiera, desde el invernadero hasta la sala de música. -Le sonrió- Pero voy a pedirle que no grite por favor, juro que no haré nada malo.
Hizo el amago de calmarse, pero a quien engañaba, en esa forma no iba a conseguirlo, así que solo siguió su instinto y de forma rápida, pero delicada, alzó en brazos a la que parecía ser la pequeña princesa, mientras susurraba una disculpa, pues es verdad que podía huir solo, pero quería saber más de ella, ¿Qué sueño la habrá traído a Musette?
Avanzó por los pasillos hasta encontrar un lugar que sirviera de escondite temporal. La bajó de sus brazos con la misma delicadeza de antes, tratando de hacerse la idea de cualquier respuesta que pudiera obtener.
Dicha sensación no duró mucho, pues al parecer sólo la mención de la existencia de su hermano le devolvió a la chica algo que de un momento a otro pareció haber perdido. El hecho de que la existencia de esa persona influyera de forma tan marcada en sus emociones creó un sentimiento que no pudo entender del todo, pero sonrió calmado al recordar que la existencia de su hermana también alegraba hasta el más sombrío de los días.
Se sintió apenado al saber que realmente fue él quién causo la interrupción de su visita, quiso continuar con la conversación, pero algo en la escena le tenía ensimismado. Una imagen tan encantadora y delicada parecía más irreal que sus propias astas, pero es que simplemente no le cabía en la cabeza que pudiera existir un ser que pareciera haber nacido para ser la protagonista de un cuento de hadas, a lo mejor para alguien más le parecería una exageración, pero a pesar de haber pasado por más de 10 países distintos, incluyendo Francia, jamás se había topado con una persona que le hiciera reaccionar de tal forma.
Su cabeza dolió de golpe, sintió como sus instintos nuevamente eran más fuertes que su propia voluntad, al menos le hizo volver a la realidad. ¿De qué color eran sus ojos ahora?, hasta podía notar un pequeño botón blanco al extremo de una de sus astas.
Quiso por un momento que se lo tragara la tierra, quizá por cuanto tiempo se había quedado mirando fijamente a Julianne, ¿la situación la habrá hecho sentir muy incómoda?
Iba a proceder a disculparse, pero un tono de voz que podía reconocer como uno de los idiotas de antes se hizo escuchar por los pasillos. El choque de emociones del momento causó que nuevamente hermosas flores blancas se hicieran presentes en sus ramificaciones.
Si ya no sólo el hecho de que ser adolescente fuera suficiente, definitivamente ahora era un desastre.
-Por supuesto, Mademoiselle, puedo llevarla a donde quiera, desde el invernadero hasta la sala de música. -Le sonrió- Pero voy a pedirle que no grite por favor, juro que no haré nada malo.
Hizo el amago de calmarse, pero a quien engañaba, en esa forma no iba a conseguirlo, así que solo siguió su instinto y de forma rápida, pero delicada, alzó en brazos a la que parecía ser la pequeña princesa, mientras susurraba una disculpa, pues es verdad que podía huir solo, pero quería saber más de ella, ¿Qué sueño la habrá traído a Musette?
Avanzó por los pasillos hasta encontrar un lugar que sirviera de escondite temporal. La bajó de sus brazos con la misma delicadeza de antes, tratando de hacerse la idea de cualquier respuesta que pudiera obtener.
Joa Nowak- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: Visita previa (Libre)
La joven se tomó el tiempo que quiso para oler la hermosa flor que había sido arrancada de aquellas astas. Por alguna razón y pese a que la lógica demandaba estar al menos un poco a la defensiva frente a un ser que había confesado no ser del todo humano, Julianne no parecía realmente preocupada por el hecho.
"Es que amo las cosas lindas" Pensó para sí misma, soltando una muy pequeña y casi inaudible risita en el momento en que apartaba la rosa y volvía su mirada hacia el muchacho, quien la miraba fijo desde hace quién sabe cuánto tiempo, mas la interrupción fue evidente, incluso si ella no había escuchado nada, pudo percibir la situación a través de los cambios visuales en el chico.
— Qué bonito... — Volvió a repetir pero esta vez en un susurro que definitivamente no tuvo intención de ser escuchado.
La declaración del joven la tomó por sorpresa. De un momento a otro se vio alzada en brazos de un extraño que apenas y acababa de conocer y aunque no estaba de acuerdo, procuró cumplir con la única cosa que el muchacho había pedido. No gritar. Sus manos en cambio se aferraron como un animal aterrado a los hombros del chico hasta el momento en que sus tacones volvieron a tocar el suelo. Su rostro sonrojado y su mirada desconcertada exigían silentes una explicación, pero antes de obtenerla se dio cuenta que su falso se había desordenado por el inusual movimiento y de inmediato comenzó a arreglar su falda y luego acomodó su sombrero. No iba a permitirse andar por los pasillos de su escuela de esa manera.
—Por favor no vuelva a hacer eso, Mosieur. No quisiera que mi hermano escuche algún rumor que pudiera mal interpretarse. Aunque no tiene una personalidad demasiado fuerte, suele enojarse mucho cuando alguien me toca sin permiso.— Explico con el mismo tono de voz, pasivo y dulce, elegante que había ocupado desde el primer momento.
"Es que amo las cosas lindas" Pensó para sí misma, soltando una muy pequeña y casi inaudible risita en el momento en que apartaba la rosa y volvía su mirada hacia el muchacho, quien la miraba fijo desde hace quién sabe cuánto tiempo, mas la interrupción fue evidente, incluso si ella no había escuchado nada, pudo percibir la situación a través de los cambios visuales en el chico.
— Qué bonito... — Volvió a repetir pero esta vez en un susurro que definitivamente no tuvo intención de ser escuchado.
La declaración del joven la tomó por sorpresa. De un momento a otro se vio alzada en brazos de un extraño que apenas y acababa de conocer y aunque no estaba de acuerdo, procuró cumplir con la única cosa que el muchacho había pedido. No gritar. Sus manos en cambio se aferraron como un animal aterrado a los hombros del chico hasta el momento en que sus tacones volvieron a tocar el suelo. Su rostro sonrojado y su mirada desconcertada exigían silentes una explicación, pero antes de obtenerla se dio cuenta que su falso se había desordenado por el inusual movimiento y de inmediato comenzó a arreglar su falda y luego acomodó su sombrero. No iba a permitirse andar por los pasillos de su escuela de esa manera.
—Por favor no vuelva a hacer eso, Mosieur. No quisiera que mi hermano escuche algún rumor que pudiera mal interpretarse. Aunque no tiene una personalidad demasiado fuerte, suele enojarse mucho cuando alguien me toca sin permiso.— Explico con el mismo tono de voz, pasivo y dulce, elegante que había ocupado desde el primer momento.
Última edición por Julianne Bianco el Miér Mar 21, 2018 1:28 pm, editado 1 vez
Julianne Bianco- Ocupación : Estudiante de 1°
Mensajes : 45
Fecha de inscripción : 09/08/2017
Re: Visita previa (Libre)
A pesar del temor que percibía a través de su agarre de camino al escondite, agradeció que a pesar de todo se mantuviera en silencio, tampoco es como si quisiera meterla en problemas.
Oh…
Pero que vista más tentadora tenía frente a él. El rosado de sus mejillas contrastaba de forma deliciosa con su pálida tez junto al desconcierto plasmado en su fino rostro…¿esta era la clase de emoción que sintió el lobo al intentar cazar a la caperucita?. Ah…pero si incluso toda desarreglada, aquella escena seguía viéndose hermosa.
Una pizca de conciencia despertó en el con tan solo escucharla ¿Por qué diablos le respondía de forma tan dulce si se notaba molesta?, que ganas sentía de al menos haber recibido esas palabras a modo de reproche y que ganas sentía de que el pequeño conejo fuera mucho más caprichoso, pero por qué le incomodaba más que le molestara a su hermano en vez de a ella misma.
Suspiró resignado, por alguna razón la sola mención de su hermano hacía que su pecho ardiera de forma molesta, sin poder disimular su mueca de disgusto junto a la aparición de la única rosa que siempre terminaba cubriendo uno de sus ojos se arrodillo mientras desviaba su mirada al piso.
- Fräulein Julianne…-le llamo en el idioma en el que solía hablar en su infancia, pidiendo su atención sin poder levantar aun su rostro, mostrando de lleno sus astas decoradas. -Lamento haberla tomado de esa forma y haberle dicho que no gritara, por favor, si está molesta o sea lo que sea que expresaron sus ojos al momento de bajarla por favor dígalo.
No hacía falta ser un genio para deducir el tipo de relación que tenía con su hermano, pero a pesar de todas las emociones a las que se estaba viendo enfrentado en ese instante, realmente no quería que la pequeña se metiera en problemas con él por las malas lenguas.
Con su rostro sereno volvió a buscar los ojos de la menor para proseguir con su pregunta.
-¿Se siente cómoda como para continuar con el paseo?, si es así dígame que lugar quiere visitar, le guiaré con gusto a él-
Oh…
Pero que vista más tentadora tenía frente a él. El rosado de sus mejillas contrastaba de forma deliciosa con su pálida tez junto al desconcierto plasmado en su fino rostro…¿esta era la clase de emoción que sintió el lobo al intentar cazar a la caperucita?. Ah…pero si incluso toda desarreglada, aquella escena seguía viéndose hermosa.
Una pizca de conciencia despertó en el con tan solo escucharla ¿Por qué diablos le respondía de forma tan dulce si se notaba molesta?, que ganas sentía de al menos haber recibido esas palabras a modo de reproche y que ganas sentía de que el pequeño conejo fuera mucho más caprichoso, pero por qué le incomodaba más que le molestara a su hermano en vez de a ella misma.
Suspiró resignado, por alguna razón la sola mención de su hermano hacía que su pecho ardiera de forma molesta, sin poder disimular su mueca de disgusto junto a la aparición de la única rosa que siempre terminaba cubriendo uno de sus ojos se arrodillo mientras desviaba su mirada al piso.
- Fräulein Julianne…-le llamo en el idioma en el que solía hablar en su infancia, pidiendo su atención sin poder levantar aun su rostro, mostrando de lleno sus astas decoradas. -Lamento haberla tomado de esa forma y haberle dicho que no gritara, por favor, si está molesta o sea lo que sea que expresaron sus ojos al momento de bajarla por favor dígalo.
No hacía falta ser un genio para deducir el tipo de relación que tenía con su hermano, pero a pesar de todas las emociones a las que se estaba viendo enfrentado en ese instante, realmente no quería que la pequeña se metiera en problemas con él por las malas lenguas.
Con su rostro sereno volvió a buscar los ojos de la menor para proseguir con su pregunta.
-¿Se siente cómoda como para continuar con el paseo?, si es así dígame que lugar quiere visitar, le guiaré con gusto a él-
Joa Nowak- Ocupación : Estudiante de 2°
Mensajes : 9
Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: Visita previa (Libre)
Julianne observó en silencio como el muchacho se arrodillaba frente a ella con la cabeza baja y la mirada rehusando el contacto como muestra de profundo arrepentimiento. De alguna manera le conmovió.
No era tonta, bien sabía que si el joven tuviese malas intenciones, ya podría fácilmente haber hecho cuaquier cosa, sin emabrgo ahí estaba, dispuesto a disculparse y a cumplir sus deseos, incluso a recibir un reproche por su actuar.
— Fufu~ — Una pequeña y coqueta risita entonaron sus labios, los que cubrió con la punta de sus dedos. Le había causado gracia lo dócil que resultaba ser aquella criatura.
— Solo quisiera una explicación a sus acciones, Monsieur. — Sus delicados dedos se posaron sobre su cabeza y le regalaron una caricia que se deslizó hasta la rosa que cubría su ojo —Quizás también me gustaría escuchar una explicación para esto. Me disculpo si mi persepción es errónea, pero hace un momento me pareció que algo lo hizo tensarse ¿No es así?— Hizo una pausa en sus palabras para delinear con gran cuidado uno de los pétalos sobre su ojo — ¿Ha ocurrido algo? Pues su rostro ha vuelto a cambiar. — Hizo su acotación y luego retiró su mano, enderezó la postura antes de dar una media vuelta que hizo bailar las hebras de su cabello que hoy apenas y llevaba medio ondulado en las puntas.
— Si no es mucha molestia, quisiera ver la sala de música. He oído en reiteradas ocasiones que esta escuela posee un piano maravilloso.— Colocó las manos en su espalda y apenas se giró un poco para observarle— En el camino puede darme su explicación.
No era tonta, bien sabía que si el joven tuviese malas intenciones, ya podría fácilmente haber hecho cuaquier cosa, sin emabrgo ahí estaba, dispuesto a disculparse y a cumplir sus deseos, incluso a recibir un reproche por su actuar.
— Fufu~ — Una pequeña y coqueta risita entonaron sus labios, los que cubrió con la punta de sus dedos. Le había causado gracia lo dócil que resultaba ser aquella criatura.
— Solo quisiera una explicación a sus acciones, Monsieur. — Sus delicados dedos se posaron sobre su cabeza y le regalaron una caricia que se deslizó hasta la rosa que cubría su ojo —Quizás también me gustaría escuchar una explicación para esto. Me disculpo si mi persepción es errónea, pero hace un momento me pareció que algo lo hizo tensarse ¿No es así?— Hizo una pausa en sus palabras para delinear con gran cuidado uno de los pétalos sobre su ojo — ¿Ha ocurrido algo? Pues su rostro ha vuelto a cambiar. — Hizo su acotación y luego retiró su mano, enderezó la postura antes de dar una media vuelta que hizo bailar las hebras de su cabello que hoy apenas y llevaba medio ondulado en las puntas.
— Si no es mucha molestia, quisiera ver la sala de música. He oído en reiteradas ocasiones que esta escuela posee un piano maravilloso.— Colocó las manos en su espalda y apenas se giró un poco para observarle— En el camino puede darme su explicación.
Julianne Bianco- Ocupación : Estudiante de 1°
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