Nueva Rutina {P}

Finalmente una fría mañana, tranquila y serena, tal y como le gustaban al azabache. Hacía meses que no sentía el frío ambiente en Glass City, después de todo, era un clima bastante parecido al de Londres, nublado y con pocos rayos de sol e incluso unas cuantas gotas de lluvia que armonizaban con la calma del amanecer. Walker respiró hondo el frío aire, llenando sus pulmones y luego liberándolo en una condensada nube de vapor saliente de su boca, logrando que un escalofrío recorriera su espina dorsal como una conciencia.

Acostumbraba a dormir hasta tarde en sus días libres; pero incluso una mañana como esa le dio la energía suficiente como para salir y dar un paseo mañanero por las aún tranquilas calles de la ciudad. Se amarro la agujeta del zapato que cubría a su piel del frío y se acomodó la chaqueta con textura parecía al cuero de un color oscuro, de esa manera se sentía bastante cómodo y abrigado; no olvidó llevar a su fiel instrumento: Su guitarra, con el cual era bastante bueno y le había hecho ganar una oportunidad en el sello, sí, era bastante especial.

Salió de aquel pequeño apartamento donde había vivido casi por un año, y se dedicó a emprender un viaje sin rumbo alguno. Después de un rato, cuando el sol ya estaba comenzando aumentar sólo un poco la temperatura de la ciudad, se dio cuenta de que había llegado una especie de parque deportivo, donde las personas corrían alrededor de una pista que rodeaba a la zona verde, también notó una sección donde hombres y muy pocas mujeres se dedicaban a levantar pesas enormes, otros simplemente hacían rutinas de ejercicio propuestas por ellos mismos. Se sintió un poco fuera de lugar.

Siguió caminando por aquel parque, buscando algún lugar en donde poder sentarse y pasar un rato tocando algunos acordes; pero mientras más se adentraba en ese lugar, más se sentía un poco intimidado por los cuerpos trabajados de muchas de las personas que disfrutaban el parque. Andrew nunca fue de músculos realmente; pero su contextura algo marcada era una herencia que su padre le había dejado, al menos tuvo algo de suerte con los genes.

Decidió tirarse sobre el pasto, bajo la sombra de un naciente árbol, lamentablemente para él, había olvidado el camino para salir de aquel lugar lleno de personas activas; odiaba su maldita falta de orientación al igual como los lugares grandes y confusos – Esto sólo me pasa a mí – Murmuró para sí mismo, su suerte era lamentable.

-Se quedó varios minutos sin saber qué hacer para salir de aquella situación tan problemática, el hecho de estar rodeado de cuerpos esbeltos y hombres mucho más fornidos que él, le resultaba bastante incómodo. A cada minuto que giraba el reloj, era un minuto en el que su paciencia llegaba a límites muy peligroso, en ese momento, recordó que su fiel y estética amiga estaba detrás de él, colgando sobre su espalda en un escuche, forrado con una tela parecido al cuero; pero bastante ligero y atrayente a la vista.

Con suaves y tranquilos movimientos, se quitó la correa que se apoyaba sobre su pecho, cruzando de hombro a costado de su cuerpo, recargó su espalda finalmente sobre la corteza del árbol y deslizó el cierre de la funda para sacar a aquel instrumento tan delicado y especial, al cual llamaba “su bebé” un extraño apodo; pero representaba el mucho respeto y cariño que Walker le tenía. De una pequeña bolsillo en el interior del escuche, sacó una plumilla con una “W” grabada sobre un fondo platinado, una plumilla que le había acompañado durante bastante tiempo. Y finalmente se dedicó a tocar. Sus dedos rasgaban las cuerdas del instrumento, creando un sonido armónico y algo rudo, típico de una guitarra hecha para la acción. Interpretaban el sólo de “Hotel California” una de sus canciones favoritas por la habilidad del guitarrista de la banda, simplemente arte.

Y ahí se mantuvo el hombre de corta edad, bajo la sombra de un árbol, interpretando solos de canciones famosas y antiguas; pero que fueron parte importante en la historia de la música. Levantó su cabeza cuando escuchó una conmoción ligera; pero suficiente como para regresarle a la realidad. Sus ojos morados dieron con la figura de un joven que se lucia levanto pesas. Su cuerpo era marcado y resaltaba por las hebras de cabello rubio. Parecía que le gustaba dar demostraciones de su fuerza y de su habilidad para cargar una  cantidad grande de peso con tan sólo la fuerza de sus brazos – Jum – Walker soltó una especie de quejido no muy interesado en su habilidad con las pesas, aunque a decir verdad, más músculo le vendría bastante bien – Presumido – Murmuró el azabache y siguió deslizando con estilo las yemas de los dedos sobre las cuerdas de la guitarra, un poco celoso.