Atrapado (+18)

Asintió ante el primer comentario y desvió la mirada, bastante incómodo. Sabía que una persona como ella no necesitaría a un sonidista; él se refería a otro tipo de servicios, a los más comunes, aquellos que podía realizar cualquier ser humano con un cuerpo sano...como limpiar una casa, pasear mascotas o atender caprichos como un maldito sirviente. Pero debido a que eran los trabajos más humillantes para él lo más conveniente era seguir la corriente del mal entendido.

Todo iba la mar de bien hasta que ella hirió directamente su enorme orgullo:

- No creas que ofrecer tu cuerpo sea una opción, lo que hice 10 minutos atrás me dejó un mal sabor de boca y no tengo ganas ahora.
- ¡Oi, ni creas que has probado lo que realmente puedo hacer! ¡Estábamos en un aprieto y todo pasó muy rápido! ¡Yo...! - se excusó ofendido, sacando a relucir ese mal carácter que le caracterizaba. Pero se arrepintió inmediatamente y dejó la frase a medio terminar; no era momento para portarse con un idiota, después de todo Katherine le acababa de hacer un gran favor. Ayato apretó la mandíbula y ocultó ambas manos en sus bolsillos, como si haciendo eso estuviera conteniéndose. - Per-perdona...sólo dime qué quieres... - se disculpó como un crío, dejándole continuar.

Katherine expuso su propuesta con la elegancia de siempre, desconcertando al muchacho. ¿Una amiga? ¿Desperdiciaría la oportunidad de usarlo a placer? ¿Tan inútil lucía? El orgullo de Ayato volvió a hacer de las suyas, pero esta vez supo ahorrarse sus comentarios. Debía dejar que ella hiriera su ego si no quería que las consecuencias fueran peores.

A decir verdad la idea no sonaba nada mal, seguía siendo mejor que cargar las compras de la cantante; pero...¿qué clase de amiga necesitaría semejante favor? La curiosidad le carcomía.

- ¡Va-vale! ¡Acepto! Cogeré con tu amiga como a ella mejor le guste... - ¿a eso se refería con "jugar rudo", no? De todos modos, Ayato aceptó el trato sin saber qué era lo que realmente le esperaba.

Se tuvo que poner una mano el la boca al escuchar al chico ofendido por su comentario. Era difícil contener la risa y su mirada condescendiente. Vaya, Katherine se terminaría divirtiendo bastante, aunque también hacía que meditara de que tanto se metería el orgullo del otro en su diversión. Bueno, por algo era buena manipulando la voluntad de los hombres.

- No me refería a ti, ¡pffft! ja ja ja ja era al tipejo ese en los archivos -  Ayato era un chico con mucho ego, se notaba que cada golpe verbal suyo hacia cambiar su lenguaje corporal. - B-bien, bien... Te daré su número y yo le pasaré el tuyo, no le marques hoy, creo que estaba ocupada con algo o alguien, no se.

Una pequeña mentirilla de nuevo, en realidad el teléfono lo tenía con ella y no quería delatarse, sería aún mas difícil cubrir ese rastro de su doble vida como Lilith. Sacó su celular y le mandó el número por mensaje a la última llamada que tuvo, la del sonidista.
Pero bueno, no podía dejarlo ahí solo en la intemperie e irse, y sobre todo porque tenía una preocupación clave, quería probar al chico antes de mandarlo con su "amiga". Una sonrisa confidente se dibujó en su rostro y miró con aquellos ojos chocolate, haciendo contacto directo con los de él.

- Sígueme, si te atreves - le guiñó en lo que se levantaba del banco y caminaba a paso ligero, esperando que al menos llevara su ritmo.

Fueron varias cuadras cuando dobló a un callejón, metiéndose más y mas para perderse de la mirada de los transeúntes. Katherine dejó su bolsa colgada en unas escaleras de terraza y se apoyó contra la pared,  esperando al jovencito.

- Vamos a hacerte un pequeño control de calidad antes de dejarte ir con mi amiga - mordió su labio inferior mientras veía al otro - Será algo pequeño, un faje, besos y manoseos solamente... Quiero que me demuestres lo que realmente sabes hacer - le retó con las mismas palabras con las que expresó su enojo hacia momentos.

- No me refería a ti, ¡pffft! ja ja ja ja era al tipejo ese en los archivos - al escuchar esto Ayato se ruborizó al instante, consciente de haber confundido lo que ella había querido decir.
- ¡¡Aclara eso primero!! - repuso entre avergonzado y molesto.
- B-bien, bien... Te daré su número y yo le pasaré el tuyo, no le marques hoy, creo que estaba ocupada con algo o alguien, no se.
- Va-vale - aceptó él mientras la mujer le enviaba el número mediante la última llamada realizada a su teléfono.

Cuando la operación acabó ella le observó directamente a los ojos, intimidándolo por un instante. Estaba claro que Katherine era una de armas a tomar, ¿acaso su amiga sería igual? No podía hacerse la idea de acostarse con una chica así en el estado que él mismo se encontraba. Después de mostrarse sorprendido por el gesto le dirigió una mirada llena de determinación, aun cuando no estaba realmente seguro de qué estaba a punto de suceder.

- Sígueme, si te atreves - dijo ella de un modo irresistible y seductor.

Ayato le siguió con la vista y manteniendo la guardia en alto empezó a andar con ella. Acabaron escondidos en un callejón y, para sorpresa del sonidista, la mujer quería poner a prueba sus habilidades.

- ¿Aquí? - preguntó él, viendo a su alrededor con un gesto incrédulo - no pareces ser del tipo que le mole follar al aire libre...además creía que te habías quedado con un mal sabor de boca por lo ocurrido con el tipejo ese... - argumentó divertido, dedicándole una sonrisa socarrona antes de cortar las distancias. Katherine tenía la espalda apoyada contra la pared por lo que no fue difícil acorralarla y pegar su cuerpo al de ella. Ayato situó estratégicamente ambas manos en su cintura y fue aproximando poco a poco sus labios a los ajenos, mientras decía: - pero ya qué, tú no eres una chiquilla delicada después de todo ¿o me equivoco?

No iba a engañarse, aunque no le iban las mayores Katherine tenía todo lo que podía pedir en una mujer y más. Tal vez su dominancia le quedara grande, incluso él pensaba eso, pero no estaba mal variar de cuando en cuando ¿no?

Spoiler:

Las manos de Katherine recorrieron su espalda y él percibió su tacto como una muy estimulante caricia. Del mismo modo, su miembro reaccionó de inmediato al sentir su pierna rozarlo.

No había tenido sexo desde antes de su conversión, desde aquél trío casual con Dante y Zephaniah, por lo que temía tener menos resistencia que en su forma dhampiro...además, sabía que Katherine se estaba burlando de él y que esperaría cualquier oportunidad para tomarle el pelo. Su orgullo estaba en juego, ¡sin mencionar que si no conseguía satisfacerla el trato estaría anulado y tendría que "pagarle" de otro modo!

Ayato suspiró pesadamente mientras acariciaba con delicadeza la cintura de la mujer, sin saber por dónde empezar. Ella tenía un cuerpo que parecía esculpido por los propios dioses, al punto de resultarle un poco intimidante. Conocía el cuerpo femenino, lo había saboreado muchas veces, de muchas formas; pero a pesar de su aparente arrogancia dudaba estar a la altura de una mujer que prácticamente le doblaba en edad y que muy seguramente tenía más experiencia que él.

El truco estaba en ser delicado y paciente. Justo dos de las características que Ayato no poseía.

Intentando dejar estas ideas de lado, buscó las muñecas de Katherine y las sostuvo con fuerza, de manera que pudo recargarlas contra la pared y así inmovilizarla un instante. En eso, el muchacho buscó su boca, la cual desde hace tiempo lucía sumamente tentadora. La besó con fogosidad al tiempo que encajaba una rodilla firme en la entrepierna ajena y sentía el fuerte deseo de dejarse llevar por el inexplicable calor que empezaba a gobernar toda su razón y sus sentidos, al punto de abandonar su muy secreta inseguridad.

Dejé que el otro me tocara, el chico no estaba siendo tan curioso lo cual me decepcionó un poco. Pero vi que las cosas se pusieron interesantes cuando el buscó someterme. No opuse resistencia para mi inmovilización.

Me deje besar por aquel jovencito, no dejándome llevar por mis impulsos más perversos como para darle un susto, al cabo y esta era una prueba. Pero los besos, siempre tenían algo mágico que me emocionaba.
Al tiempo que Ayato puso su pierna en mi entrepierna, yo moví mis caderas para frotarme contra él. Lo único que lo separaba era la tela de su pantalón y la de mis panties. Pero yo quería más.

- Ayato~... - separe mis labios de los de él para comentar - ¿Realmente te interesa mi cuerpo? - Susurré de manera erótica, para motivarlo aun más a que se desenfrenara. - Dime ¿Que te gusta de mi?... Tócalo, gózalo, quiero que tus manos o tu boca me digan que partes de mi quieres pervertir.

Saque mi lengua para lamer sus labios y después le di un breve pero suculento beso, de esos que roban suspiros de placer.

¿Eso era una provocación? Lo fuera o no, había tenido cierto efecto sobre él.

Correspondiendo el gesto, Ayato devoró la boca de Katherine sin soltar sus muñecas. Enredó su lengua con la de ella y le dio suaves mordiscos a su labio inferior, viéndose embriagado por el dulce sabor ajeno. Estaba empezando a abandonar la razón y a disfrutar de verdad. Podía olvidar un segundo su humanidad y gozar con el cuerpo de esa hermosa mujer...claro, sin perder de vista que ella también debía divertirse. Ese era el trato después de todo.

Recargó el muslo en la entrepierna de ella e inició un vaivén suave al ritmo de sus movimientos, lo que permitiría aumentar la sensibilidad en esa zona.

Después de un rato abandonó los labios de la mayor y se dedicó a explorar su cuello, besándolo y dándole hambrientas lamidas. Saboreó curioso el sector tras el lóbulo de su oreja, para después morder suavemente este mismo y descender otra vez hacia el cuello, luego hacia la clavícula y más tarde hacia sus gloriosos pechos, los cuales besó antes de tocar con plena libertad, con ambas manos. Dadas las condiciones lo hizo sobre la ropa, y al detectar los pezones bajo la tela no dudó en acariciarlos por fuera con los pulgares, de manera marcada e insistente.

- Tus senos me vuelven loco... - admitió en un murmullo ronco, observándola a los ojos con lascivo interés.

Los besos no me dejaban descansar, suspiraba con pesadez debido a que me dejaba agotada o sin aire, el chico incluso me ayudo a estimularme en mi entrepierna y mi cara revelaba cuan agradecida estaba de esta provocación.
Ayato atacó mi cuerpo a besos, lamidas y mordidas, mi agitación se revelaba por mi respiración, elevándose mi pecho abruptamente.

La vista que tenía era divertida, el chico tocaba con emoción mis senos, los cuales a pesar de estar cubiertos por mi ropa, se notarían mas debido a la falta de un brassier.

- Do you really like them, boy? - con mis manos libres, me atreví a abrir aquella prenda fastidiosa para que pudiera ver mis senos color chocolate - Keep touching.

Pero mi vista se desvió por unos instantes dándome cuenta que había algo detrás de un contenedor de basura. Una mueca de molestia se asomó a mi cara.
Puse ambas manos sobre las mejillas del chico y lo acerqué a mi faz para que viera como mi humor había cambiado por cierto inconveniente que nos impediría seguir divirtiendonos.

- ¿Recuerdas que me ofreciste tu servicio de matón, Ayato? - una sonrisa malvada se formó - ¿Podrías ir a detener al paparazzo que esta detrás del contenedor de basura? Vas a tener que enseñarle una lección - Le di un profundo y exquisito beso antes de soltarle - Si lo haces bien, te daré un premio~ - le guiñé en complicidad.

Yo se como compensar bien a los hombres.

La forma en que la mujer le miraba le seducía y le incitaba a seguir tocándola sin importar las consecuencias de su hacer. Cuando ella descubrió sus senos Ayato comprobó con sorpresa que no andaba llevando brassier. Él arqueó ambas cejas y le contempló acompañándose de un silbido.

- Creo que podría acostumbrarme a esto - comentó complacido.

Estuvo a punto de lanzarse sobre ella cuando una mueca extraña se dibujó en su semblante. Antes Ayato se hubiera dado cuenta de inmediato de una nueva presencia, sin embargo, al prescindir de sus sentidos desarrollados tardó un poco en captar que había un tercero no deseado observándolos desde cierta distancia. “Mierda, ¿nos habrá tomado una fotografía?” pensó preocupado. Pero antes de poder tomar acción por su cuenta la mujer tomó su rostro entre sus manos y le pidió encargarse del tipo.

- Si lo haces bien, te daré un premio~ - agregó ella después de besarlo.

Él asintió sin chistar, con la seguridad de siempre. Se alejó de Katherine y caminó hacia el paparazzi, pero apenas este se puso a correr en dirección contraria Ayato sintió otra vez las consecuencias de su transformación. El tipo salió del callejón y escapó a toda prisa con una cámara entre sus manos; el dhampiro corrió tras él y le siguió a lo largo de varias cuadras. En su estado natural dos pasos eran suficientes para alcanzar a una presa tan torpe y lenta como resultaba ser este reportero, pero ahora era una misión tediosa y que requería auténtico esfuerzo.

Después de un rato Ayato consiguió embestir al periodista, con quien se dio de leches hasta que logró arrebatarle la cámara y hacerla pedazos con sus propias manos.

- ¡Vas a pagar por esto! - le gritó el sujeto hecho una furia.
- Di eso cuando no estés violando la privacidad de otros, idiota - respondió él antes de propinarle un último puñetazo.

Cuando Ayato volvió al callejón ya habían pasado quince minutos desde su partida. Estaba malherido de pies a cabeza, lo cual le ponía de muy mal humor. Nunca pensó que un humano podría darle caña en una pelea...hasta ahora.

- Fue…más difícil de lo normal - comentó de mala gana mientras hacía tronar su cuello y se llevaba una mano hasta la nuca.

Katherine no comprendería a qué venía su comentario pero por orgullo necesitaba hacerle saber que no estaba en su mejor momento.

Mi orgullo estaba siendo saciado, me encantaba verlo satisfacerse con mis senos solamente de verlos, más tuve que interrumpirlo por el bien de los dos.

Me arreglé un poco en lo que esperaba que el sonisiata volviera. Fueron unos minutos bastante aburridos, pero era necesario enviarlo a que hiciera su trabajo.
Aunque yo tuve mi propio dilema. Si me quedaba aquí a hacerlo era posible que simplemente otro paparazzi volviera, cosa que dudaba, tal vez ese nos venía siguiendo desde que salimos del edificio de la disquera y no nos dimos cuenta. Pero por otro lado yo deseaba continuar, al menos para poder pagarle, pues yo misma le había hecho una promesa de recompensarlo.

Decisiones, decisiones... Decisiones que tomé.

- Ohh~, poor baby - le tomé entre mis brazos al verlo tan maltratado, me recordaba a cierta parte de mi pasado - ...Con el tiempo las cosas se hacen más difíciles - le comenté pensando más en mis propias problemáticas - Ayato, esto se puede repetir... y volver a la disquera es riesgoso para los dos. - yo tenía un carro para usar, pero lo más probable es qué tal vez me siguiera otro paparazzi - ya pedí un taxi y llegará en breve a esta esquina. Tú me dices dónde quieres tener tu recompensa - luego acerqué mis labios a su oído para susurrarle con mi voz más erotica su recompensa - I suck dick divinely... Do you wanna feel heaven, Ayato?

Lo tomé de la mano para guiarlo a la salida de callejón y así subirnos al taxi a donde quiera que el pelirrojo quisiera cumplir su deseo.

Cuando Katherine lo rodeó entre sus brazos involuntariamente recordó a Momoka. "¿Por qué" Su cuerpo se tensó al repasar lo sucedido en la fiesta de año nuevo: "Está bien...ya le dije que no quería nada serio. Esto también es prueba de que solo estoy jugando con ella...nada ha cambiado..." pensó con fastidio. Antes veía aquella transacción como el pago de un gran favor, sin embargo, ahora que el deseo empezaba a apoderarse de su cuerpo la culpa estaba haciendo lo suyo. Debía despojarse de esos absurdos pensamientos.

En ese momento, Katherine le advirtió de los riesgos que corrían quedándose ahí y él coincidió.

- I suck dick divinely... Do you wanna feel heaven, Ayato? - al escucharla decir esto su erección volvió a pronunciarse. "Mierda, no sabía que me calentaba tanto el inglés...¿debería culpar al porno?" reflexionó divertido mientras la seguía afuera del callejón.

Antes de poder responder el taxi ya estaba en la esquina. Ambos subieron no sin antes echar un vistazo al perímetro: no habían testigos visibles. Las ventanas del carro eran polarizadas por lo que no tenían que preocuparse de que algún mirón les estuviera espiando mientras viajaban.

- Conozco un buen lugar pero está algo apartado de aquí. Es justo lo que quieres, ¿no es así? - preguntó a la inglesa antes de indicarle al taxista dónde debían ir. Su destino era los barrios bajos...concretamente, un motel de ese sector. - Y...¿qué rollo tiene tu amiga? ¿Le hace falta un buen polvo? ¿Quiere sacarle celos a alguien? ¿O tiene algún fetiche extraño que nadie le quiere cumplir? - susurró a la mujer una vez ambos se acomodaron en el asiento trasero. Ya le estaba sonando muy extraño su pago por guardar silencio de lo que había visto y ayudado en la disquera. - Vamos, este trato es muy bueno para ser cierto. ¿Coger contigo y con tu amiga? Debe haber un apartado con letras pequeñas que no me estás dejando leer - insistió divertido.

Al ya estar en el taxi no paraba de sonreír, el anonimato era algo que nunca había considerado que extrañaría tanto cuando emprendí mi carrera profesional, con lo que adoraba tener tanta atención. Si fuera más joven, bajaría la ventana del carro mientras gesticulaba maldiciones a los transeúntes.

Asentí ante la pregunta, entre más lejos, mejor. Al escuchar sobre los barrios bajos se me erizó la piel, llevaba demasiado tiempo desde la última vez que fui. Ese espacio estaba entintando de sexo e inseguridad, de las veces que he puesto un pie en ese espacio.
Mi mente se dejó de distraer cuando escuché la voz de Ayato tan cerca de mi, y opté por actuar como siempre.

- Según lo ultimo que me dijo, ella quiere practicar Shibari, pero no tiene con quién - comenté con indiferencia, aunque realmente me hervía la sangre de recordar cómo no encontraba nadie dispuesto, eran dominantes o payasos que no se dejaban por su ego. - ¿En serio crees que voy a coger contigo? - tuve que poner mi mano en la boca para contener la risa - Dije que te la iba a chupar como recompensa, no que cogeria contigo poppet. Recuerda que aún estás a prueba... - continue susurrándole con mi voz erótica, pero esta vez no con un tinte intimidante, sino retador - ¿o acaso realmente me deseas?... Pruébame después de tu premio que puedes complacer a una mujer Ayato.

- Según lo último que me dijo, ella quiere practicar Shibari, pero no tiene con quién.
- Hee... - murmuró el chico al escucharla, intentando disimular su nerviosismo.

Debía ser una broma, ¿no? Katherine estaba diciendo eso para intimidarlo.

"Shibari". Conocía el fetiche...en parte...sabía que iba de cuerdas o algo así. Uno de sus hermanastros tenía libros con fotografías de ese estilo y solía aplicar algunas técnicas en sus víctimas. A Ayato ciertamente le llamaba la atención por la posibilidad de inmovilizar a sus compañeras sexuales, sin embargo, cuando intentó familiarizarse con el tema lo dejó de inmediato. Era un arte muy complicado para alguien como él, que solo iba al grano en todo lo que hacía.

Y bueno...si en su puta vida había probado el shibari en otra persona menos lo había aplicado en sí mismo. Lo máximo que había intentado alguna vez era atar de manos a una chica y vendarle los ojos...cosas así. "¿Pero dejar que me lo hagan a mí? Ni de coña" pensó resuelto, deseando que esas no fueran las verdaderas intenciones de la amiga de Katherine.

- ¿En serio crees que voy a coger contigo? Dije que te la iba a chupar como recompensa, no que cogería contigo poppet. Recuerda que aún estás a prueba...
- Tch...cierto - soltó el muchacho con fastidio. En principio no estaba mentalizado para follársela pero ahora que la idea se le metió en la cabeza quitársela estaba difícil.
- ¿O acaso realmente me deseas?... Pruébame después de tu premio que puedes complacer a una mujer Ayato.
- ... - Ayato volvió la vista hacia la hermosa inglesa que le acompañaba y acarició uno de sus muslos con suavidad y deseo; - vale...me encantan los retos - le susurró con una sonrisa ladina colada en los labios.

//Continúa en https://musiciswar.activoforo.com/t2893-trato-con-el-diablo-18#26395