Aprovechar las dulces circunstancias[L]

Había ido a visitar a su hermano. Estaba preocupada y el maldito no le respondía el teléfono desde la muerte de Kota. Temió lo peor, y era más posible encontrarlo en el trabajo que en la casa con Sel, la cual no había visitado desde ese día.

Le dijeron que estaba ocupado en una audición de modelos, que tomaría horas y había pedido no ser interrumpido, y eso incluía a su hermanita. Era por ello que se encontraba allí, habiendo sido invitada por una de los bailarines que alguna vez habían sido asesorados por su hermano a simplemente comer algo en la cafetería.
Lamentablemente, el muchacho se tuvo que marchar pronto, dejándola sola en aquel lugar. Resignada, simplemente tomó su té y comió lo que le quedaba de sándwich antes de levantarse y contemplar el lugar. Bien podría trabajar allí, estaba en su último año y su currículum era bastante impresionante para sus 18 años, pero algo la detenía. No sabía qué. Quizás le intimidaba la idea de audicionar y simplemente ser rechazada.

Las dudas la llenaban cada vez que pensaba en ello, y luego volvía nuevamente a reconsiderar la posibilidad de ir a la universidad o simplemente trabajar lejos de allí, pese a que su formación siempre había apuntado a una carrera como solista.

Con esas ideas en la cabeza se giró y en este movimiento su cartera cayó al suelo. De esta salió el celular y Any solo atinó a recoger este, girándose para tomar la cartera cuando alguien más ya lo había hecho.

“… Realmente una suerte” Le respondió con una sonrisa a medias, distraída antes de ver su rostro y quedarse algo atónica ante esos ojos. “Uhn…” . Un sonido dejó sus labios a medida que se reincorporaba. “Gracias.”

Nunca antes le había visto, y eso que había pasado mucho tiempo yendo y viniendo en aquel edificio debido a sus lazos con su familia. Su madre había sido una idol, su hermano era un reconocido estilista y … ¿Ella?. Ella aún no era nadie, pero más de una persona la reconocía por su característico pelo verde, tan similar a su hermano.