Nuevo hogar, nueva vida

-Aaah... que desperdicio de día!- me quejaba en voz alta mientras estaba de regreso a casa, la verdad era que solo salí temprano a una reunión que parte de durar muy poco no resultó nada bien incluso tuve que recurrir a la violencia y para colmo aun estaba por agregarsele algo más a la lista. Cuando estaba a punto de llegar a mi departamento divise al casero, lo que me recordó que estaba atrasada con la renta y no había sacado mucho provecho de mi trabajo en esta semana. ¿Que hago? ...¿Qué le puedo decir? La verdad me avergonzaba el tener que darle otra excusa, sin mencionar que ya no tenía que decirle. El hombre tocaba insistentemente la puerta, afortunadamente mi padre no había salido a abrirle.

Me detuve frente a la puerta de otro departamento mientras pensaba en algo util, pero mientras me apoyaba perdí apenas el equilibrio y terminé por tocar el timbre. -Ash..- murmuré enojada conmigo misma por la torpeza, y justo en aquel instante por el sonido el hombre se giró en mi dirección, aun así trate de ocultar mi rostro como pude Espero que no me reconozca. Al sentir como la puerta era abierta, una idea poco apropiada vino a mi mente. Al escuchar el saludo, rápidamente empuje al chico adentro invadiendo su departamento. -Lo siento mucho, estoy en un apuro- dije excusando mi maleducada actitud. Tras cerrar la puerta permanecí pegada a ella unos instantes hasta escuchar de nuevo el timbre! -Oh no! ¿Me vio?...¿Qué hago?- estaba nerviosa, no podía simplemente abrirle y enfrentarle, sería humillante... Observé al chico con ojos suplicantes -muy raro en mi-- -Por favor, no le digas que estoy aquí. ¿Si?- le dije juntando las palmas de mi mano rogando por su silencio. Entonces me situé tras el como si me ocultara. -Solo deja que se vaya- insistí esperando haberme topado con una persona comprensiva

Cuando el chico se asomó en la puerta debo decir que me asusté por aquel instante pensé que me delataría, no lo culparía después de todo solo era una extraña que estaba invadiendo su propiedad de una forma… poco usual. Al escuchar la voz del arrendador me puse aun más nerviosa por lo que me escondí en la cocina al ubicarla con la mirada, no sabía si entraría por mi, nada bueno se puede esperar de ese sujeto!¿Me delató?. Intenté asomarme por el arco de la puerta, pero en un torpe movimiento tropecé y caía al suelo, -Auch..- murmuré, desde allí pude notar algunas cajas a mi alrededor ¿Se estaba mudando? Bueno ahora que lo pienso no le había visto por allí antes, así que supongo que si será nuevo por aquí. Me puse de pie y fue cuando noté que mi zapato de tacón había lastimado la zona cercana al talón de mi pie derecho, era un pequeño raspón pero al contacto con el zapato producía molestia. Finalmente escuché el sonido de la puerta al cerrar, por lo que lentamente me asomé y vi que solo estaba el joven. -Se fue…- suspiré aliviada, mientras me acercaba algo tambaleante a la entrada.

-Amm… No!, no me malinterprete no huyo de esa manera de mi cobrador, estoy al día con la renta, es solo que no quería toparme con él- claramente debía mentir, sería una completa vergüenza para mi admitir que estaba en lo cierto, ¿Cómo quedaría frente a un desconocido y de paso vecino? -Le agradezco por no decir nada… Sé que no debí irrumpir de ese modo, pero fue una emergencia- odiaba encontrarme en ese tipo de situación, me refiero al ¡agradecimiento! No era fácil para mi aceptar ayuda de otra persona ni siquiera cuando yo misma la pedía. -Supongo que al ser nuevo, tendrá muchas cosas que organizar, no debería quitarle tiempo- caminé hasta la puerta posando mi mano sobre el picaporte, esperando a que el se apartara para abrirla. -Tsk..- me queje en voz baja al sentir la molestia en el pie. -Por cierto, le debo este favor, cuando necesite ayuda en algo no dude en decirme- si!, no hay que quedar en deuda con nadie…Bueno exceptuando al señor del alquiler, a ese le pagaría luego.