Llegada (Zinnia)

Estacionaron el auto dentro de las dependencias de la escuela, entrando por una de las puertas laterales al recinto. Tal como la vez anterior decendieron del vehículo pero esta vez bajaron la maleta de Zinnia, después de todo era necesario, debía dejarla instalada en el sector de los dormitorios de los profesores, pero para ello debían cruzar gran parte del campus de la escuela a pie ya que, por seguridad de los alumnos, no se permitía recorrer la instalación en auto.

"Deja que te ayude con esto."

Dijo el castaño refiriéndose a la maleta de la muchacha, no tenía sentido ir a dejarla y devolverse todo el camino para ver las aulas y dependencias del colegio, por ello es que pese a que fuera un poco molesto, recorrerian brevemente la zona hasta llegar a los dormitorios.

"Vamos por aquí."

Indicó comenzando a caminar hacia uno de los edificios, el primero y más básico, las aulas de clases. Por los pasillos se escuchaba el sonido repetitivo de las ruedas de la maleta, pero por sobre ello se oía la voz de Regan, explicando cada uno de los lugares.

"Aquí todo funciona en relación a tres divisiones por años. Sin embargo los alumnos de las clases de primero segundo o tercero se dividen según su orientación profesional futura y van haciendo talleres por separados, por ello es que las clases nunca superan los 12 alumnos, es un trabajo muy personalizado."

"Actualmente estamos en plenas vacaciones de invierno, las clases del siguiente semestre comenzarán en una semana, por lo que tendrás al menos unos días para adecuarte al lugar y presentar una planificación para tus clases."

El castaño sonrió otra vez, dulce y sereno pero se notaba que no estaba bromeando, más bien, era evidente su seriedad al respecto. Aunque fueran conocidos no podía dejar de exigirle aquellas cosas correspondientes a su deber como docente.

"Si tienes cualquier duda durante estos días puedes ir al sello, por estas semanas no ando por aquí sino hasta el viernes, el día donde tenemos planeada una reunión con todos los docentes. Espero que puedas asistir, de paso para presentarte a todo el cuerpo de profesores."

Continuaron caminando, para llegar hasta el otra Ala del edificio donde se encontraba la sala de música, una sala amplia, con un gran piano negro al frente, y varios estantes donde descansaban una infinidad de instrumentos. En uno de las esquinas estaba la batería y hacia arriba los asientos para los alumnos estaban dispuestos en forma de gradería.

"Aquí esta la sala de música, esta completamente adaptada para aislar el sonido, al igual que la sala de danza. Vamos a verla, esta al frente."

Dicho esto avanzó en aquella dirección abriendo la siguiente puerta, dejando ver un salón amplio lleno de espejos por sus cuatro ángulos, una pequeña tarima en el frente, junto con todo lo necesario para el desarrollo de una clase.

"Las duchas no están lejos de aquí, y junto a ellas hay casilleros para que los alumnos puedan dejar sus pertenencias, quiero que evalúes la sala por favor y me comuniques si es que consideras que te hará falta algo."

El castaño puso atención al ver que la chica tenía cosas que aportar, sinceramente a él le gustaba la crítica, la constructiva por supuesto, quería que en lo posible todo el establecimiento quedara lo mejor equipado posible, no importaba cuanto de los recursos del sello hubiese que invertir.

Escuchó a Zinnia y sus dos pedidos les parecieron más que aceptables y oportunos. Razonables. Asintió con la cabeza mientras sacaba su celular y anotaba ambas cosas en un pequeño recordatorio para que, al llegar al sello recordara ver el tema cuanto antes.

"Por supuesto que he de tomar tu opinión en cuenta Zinnia, confío en ti y a demás son pequeñas cosas las que estás pidiendo. Respecto a las bancas solo te pido reportar inmediatamente si alguna sufre algún daño, quedarán como parte del inventario de este salón y no podrán ser sacadas de la sala. ¿De acuerdo? Lo mismo va para la cámara y el atril. Si serán de uso de tu curso, entonces solo tu puedes manejarla. ¿Te parece bien?"

Como en todo le gustaban las cosas muy correctas y claras. Pese a que pudiesen jactarse de que como institución tenían recursos de sobra, pues no era gracia estar perdiendo instrumentos valiosos durante el año, no en relación al costo, sino a la utilidad que pudieran representar para los alumnos y su formación.

"Espero implementar ambas cosas en los próximos días. Si consideras que faltó algo más por decir te pido que te comuniques conmigo. Te daré el número de mi telefono personal."

Acompañó su frase con una sonrisa un poco más intima, dejando entreveer que pese a que esto era netamente profesional, no dejaba de haber un trato especial para ella, aunque, en caso de que esto la llegase a molestar sin duda sería capaz de detenerse, pero solo si Zinnia manifestaba incomodidad.

"Muchas gracias"

Había susurrado el castaño cuando de pronto se vio sorprendido por las finas manos de Zinnia sobre su mejilla. El silencio entre ellos se volvió intenso y pudo sentir con claridad como su cuerpo se estremecia ante el repentino escenario intimo que se había formado entre ellos.

Sus ojos se abrieron ante la sorpresa y por primera vez en aquel reencuentro se había quedado sin palabras, sin saber qué expresión poner y es que pese a que no se manejaba en el francés como de seguro Zinnia lo hacía, si era capaz de entender algunas frases y esta la había logrado traducir a la perfección. El tono de aquel idioma, su pronunciación, tampoco ayudaron a la tranquilidad de aquel hombre que, queriendo mantener la postura de caballero prefirió no hacer comentario al respecto. Sentía que ella de por si debía estar agotada y tampoco quería adelantar ningún hecho.

Sí, tenía miedo de ilusionarse y malinterpretar algo y claro era que aquel no era el tiempo ni el lugar para hablar. El único gesto en respuesta fue dar un paso hacia adelante, inclinando su cuerpo para depositar un beso sobre la mejilla de Zinnia.

"Me gustaría que este viernes por la noche me concendieras un poco de tu tiempo, creo que hay cosas que tenemos que hablar fuera del trabajo."

Susurró y volvió a incorporarse para mirar el reloj adosado a la pared y luego la puerta.

"Por hoy creo que es mejor dejarte en tu habitación, el resto de la escuela puedes conocerla mañana y poco a poco. Cualquier duda no temas en recurrir a algún otro profesor. Vamos."

Agregó una sonrisa de las suyas para amenizar el ambiente antes de salir y llegar a las habitaciones.

"Jajaja, tienes razon, ya lo había olvidado." Y por lo general el castaño no era de las personas que olvida algo, en ello se delataba un poco el nerviosismo que tan solo hace un instante le había invadido de forma abrupta. Vaya, de verdad iban a hablar el tema, en un futuro muy cercano.

Por ahora no podía solucionar nada y como era de esperar, prefirió cumplir entonces su promesa antes de llevar a la joven a la recidencia de los profesores.

"De acuerdo, creo que el salon anterior puede ayudarme un poco."

Comentó para devolverse hacia la sala de musica y entonces buscó entre los diversos instrumentos con una canción en particular en mente. Por supuesto con la banda que había formado no solía cantar canciones solo, pero con esta podria hacer algo al respecto.

Tomó el acordeón y se sentó en una de las sillas dentro del salón, invitando a Zinnia a sentarse como espectadora. Sería una nostalgica canción que pese a estar contada como una historia fantástica guardaba un significado más personal para él y estaba seguro de que Zinnia jamás había oído aquella composición.

Remplazando la voz de las lineas femeninas en la melodía por la suya, comenzó a cantar y tocar como hace un tiempo no lo hacía. Con pasión.

El de cabello castaño solo fue capaz de notar las emotivas lágrimas de la muchacha cuando la canción hubo terminado y no antes de eso, francamente, porque se había absorbido en lo que hacía, en el canto y la melodía del acordeón. Se vio sorprendido y hasta un poco preocupado pero de inmediato notó que no eran lágrimas amargas, como él solía denominarlas cuando se trataban del resultado de sentimientos discordantes.

Sonrió luego de los besos que Zinnia le entregó, más no comentó nada. No lo suponía necesario considerando que el brillo en sus ojos, por poco, podía hablar por si solo.

"Me alegra que te haya gustado. Ahahah sí, supongo que ahora sueno un poco más profesional o tal vez es por uno que otro truco que logré aprender a través de mi carrera." Bromeó de buena gana y es que en verdad uno nunca es capaz de ver su propio progreso a diferencia de aquellas personas que no siguen el proceso y solo logran ver los resultados, como era el caso de Zinnia.

"De acuerdo, vayamos a las habitaciones, ya es tiempo de que vaya al sello. Más de algún caos debe haber esperándome." Se rio y es que para él eran como pequeños nudos que debía desatar para que todo siguiera su curso normal. No le complicaba, pero el trabajo en si tampoco le dejaba mucho tiempo para su vida privada.

Guardó el instrumento y tomó de nuevo la maleta de Zinnia esta vez abandonando no solo el salon de clases sino también esa instalación de la escuela, dirigiendose hacia el edificio de los dormitorios de los profesores.

La caminata fue silenciosa pero cálida. La voz de Regan volvió a resonar solo cuando hubieron llegado al lugar. Rápidamente hablaron con el encargado, presentando a la chica como correspondía para luego dirigirse a la habitación de esta. Por respeto, solo la dejó en la puerta.

"Te debo dejar hasta aquí, ya es tiempo de regresar. Por favor revisa la habitación, debería haber todo lo necesario. En caso de que te falte algo puedes hablarlo con el encargado o bien conmigo. Nos vemos pronto."

Una ultima caricia y un beso como "amigos" fueron la forma de despedirse que Revo encontró más apropiada.