[San Valentín] February 14th

Hola, ¿has estado bien? Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te escribí... Dos años aproximadamente. Mucho tiempo, ¿eh? Esto me trae cierta nostalgia...

Vengo a contarte de un encuentro muy peculiar que tuve hoy, catorce de febrero... Sí, en el día de San Valentín. No sé por qué lo hago de todas formas, probablemente nunca leerás esto... Pero el terapeuta hace tiempo me recomendó escribir algunas vivencias para leerlas en un futuro y percibir cuánto he crecido. Pero no lo he hecho, soy más obstinado de lo que cualquier persona puede creer a simple vista. Vengo a reivindicarme.

Desde hace unos meses que abandoné la escuela y me mudé a Glass City esperando responder algunas de las preguntas que me hice hace dos años, cuando todo se desmoronó desde una suerte de felicidad hasta lo que hoy es... Una vida miserable, un sentimiento deplorable que solo busca y provoca daño.

Personalmente odio esta fecha más que ninguna otra. Actualmente trabajo en una chocolatería, por lo que te imaginarás lo atestado que está el local en esta época. Era temprano cuando él apareció, diría que aún no alcanzábamos el mediodía cuando muchos de nuestros clientes salieron corriendo acompañándose de estruendosos alaridos, aparentemente por distinguir el automóvil de una celebridad.

– ¿Y ahora qué? – Mascullé con fastidio, sin moverme de la caja registradora. Me encontraba tras el mostrador, al parecer ya no había nadie a quien atender debido la histeria colectiva que provocaba la persona aparcada frente a mi lugar de trabajo.

Spoiler:

Cualquiera diría que el castaño estaba siendo precavido por aprovechar la mañana para ir a hacer tal compra que en verdad, era un poco complicada para él. No sería la primera vez que compraba algún presente para San Valentín, pero sí tal vez era la primera vez que lo hacía en las condiciones actuales. ¿Qué se supone que debía comprar? Si hasta se sentía mal por haber divagado al respecto hasta el mismo día, cualquier hombre debería al menos haberse tomado el tiempo durante la semana para algo así.

Por más sencillo que intentara vestir era imposible no acaparar las miradas de la ciudad cuando en verdad, ni las gafas oscuras le ayudaban a pasar desapercibido. De hecho, casi se habían vuelto un símbolo personal, lo cual no dejaba de parecerle cómico. Había decidido ir solo, no es que en ocasiones así pudiera contar con un chofer o con Reino para debatir una decisión que debía tomar por él mismo.

¿Cuál sería el mejor presente para zinnia? Un anillo suponía un compromiso y un tema mucho más delicado entre ellos, unas flores parecerían simple cortesía, un peluche era demasiado inmaduro, entonces la opción era lo más clásico (y propio de pensar en el caso de Regan): Chocolates. Pero ¿Cuáles? Ahí estaría el gran dilema.

Tras estacionar, Revo simplemente caminó hundido en sus pensamientos hasta la chocolatería más prestigiosa de la ciudad, con una variedad infinita de productos para todas las clases y gustos. Se detuvo en la vitrina un momento, completamente inconsciente del alboroto que estaba provocando, sin embargo, y como había ocurrido siempre, la gente solía mantener una distancia prudente de él, aunque se amontonaran de igual forma, procuraban no ser impertinentes.

El hombre entró a la tienda, parecía concentrado mirando cada producto, cada opción. En verdad, era igual a ver a cualquier otro enamorado en San Valentín. Ahora, solo esperaba que en la misma tienda, nadie hiciera alboroto por ser él quién comprara.

“Disculpe…” Llamó un tanto inseguro, pero con su sonrisa cálida de siempre al muchacho tras el mostrador. “¿Podría ayudarme a hacer una elección para un presente?”

Bien, seguro te preguntarás qué estoy haciendo en una ciudad donde si no tienes una carrera musical o algo parecido no eres nadie. Tiempo atrás la única razón por la que quería visitar Glass City era por las idols... Bueno, tampoco me enojaré si conozco algunas en mi estadía, he conservado mis viejas aficiones ñoñas después de todo. No pretendo convertirme en un cantante famoso ni nada parecido, como sabrás, con suerte sé tocar un poco la guitarra.

Estoy aquí por otra razón, es algo complicado de explicar... La verdad trabajo en este lugar para poder matricularme en la escuela esa... Eh... Musette... Sí, así creo que se llama. El problemilla es que como soy un completo novicio en esto de la música no sé cómo podré aprobar el examen de ingreso, como es una escuela de élite dicen que es muy difícil.

En fin, volviendo al relato... Al parecer el sujeto que estaba provocando todo ese barullo afuera de la chocolatería era una especie de celebridad con gafas.

Para ser honesto no sé mucho sobre artistas masculinos y él resultó un completo desconocido para mí. Tengo la atención demasiado centrada en las idols y en su kawaiiosidad, no tengo tiempo para esas cosas. Bien, el asunto es que el sujeto se me acercó de la nada y me pidió algo de ayuda para elegirle un chocolate a una chica. Parpadeé un par de veces como un completo imbécil, y entonces comprendí que debía ponerme en mi rol de vendedor y atenderle.

Sonreí de buena gana y accedí a ayudarlo.

– Seguro, amigo. – Tal vez estaba siendo un poco muy informal con el presente... Pero vamos, que en serio no sé quién es. Lo preocupante era que varias personas del lugar se estaban volteando a vernos, o mejor dicho, se estaban volteando a verlo a él. – Y bien... ¿Con qué tipo de chica estamos tratando? – Pregunté con amabilidad, esforzándome en ignorar las miradas de los demás vendedores y clientes que nos rodeaban.

"Amigo"

Regan en verdad no sabría decir cuanto tiempo había pasado desde que alguien, además de Reino, no le trataba de aquella manera tan informal, asunto que le confirmaba de alguna manera su sospecha inicial respecto al joven vendedor. En definitiva o el muchacho era nuevo en la ciudad o francamente no tenía idea del mundo de la industria musical que practicamente movía a su ciudad, cosa curiosa e completamente inusual, de hecho Revo no lo culpaba ni se ofendía al respecto, hasta encontraba cierto agrado en volver a ser tratado como un ser humano más en aquella ciudad.

"Una señorita dulce y refinada." Contestó a la pregunta del chico dando los primeros adjetivos con los que podría calificar a Zinnia, aunque claro, ella era mucho más que eso.

Regan no parecía tener intenciones de esconder la compra que por si sola parecía ya haberse convertido en un escándalo. De seguro más de un artículo saldría al respecto en la amarillista revista de cierta mujer con la que por cierto, tenía una reunión pendiente. Pero poco le importaba.

"Muchacho, ¿de verdad no me conoces?" Dijo sin querer sonar egocéntrico, sino más bien queriendo confirmar su pensamiento y suposiciones, ya que de alguna manera, si aquello resultaba ser así, probablemente y hasta Revo se volvería un cliente habitual ahí solo por el gusto que se había llevado con tal humorística situación.

Con que una chica refinada, ¿eh? Me interesó un poco el asunto, más que nada porque las mujeres con dinero son mi especialidad... Si saben a lo que me refiero. Me dispuse a observar si el escaparate ofrecía algún chocolate "digno" de la jovencita en cuestión, pero antes de poder dar con alguno, el desconocido volvió a hablarme:

– ¿Eh? – Solté confundido, entrecerrando de inmediato los ojos para ver si su rostro me sonaba de algo. Y... Pues nope. – ¿Tendría que? – En ese momento se levantó un murmullo general en torno a mi "insolente" comentario, como decían aquellos que nos observaban. Eso me permitió confirmar que mi cliente se trataba de alguien realmente famoso, pero la ausencia de personas interceptándole y/o pidiendo autógrafos me hacía reconsiderar esta teoría. Fuera quien fuera, la persona ante mí infundía un inusual respeto en quienes nos rodeaban y eso me puso un poco nervioso. Deliberadamente llevé la diestra hasta mi nuca y la rasqué con despiste, haciéndole ver que sólo estaba tratando con un ignorante. – Ah, lo siento. Llegué a la ciudad hace unos pocos meses y no estoy familiarizado con los artistas masculinos. – Sólo me interesan las idols, dude.

A cierta distancia, uno de mis compañeros de trabajo comenzó a tararear una melodía muy pegajosa que creí haber escuchado con anterioridad. Se asomó impertinentemente entre mi cliente y yo, acompañándose de sus dedos índices para pautear el ritmo... Pero sólo me observaba a mí y parecía querer decirme algo.

– ¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve a trabajar! – Exclamé molesto, apartándolo con poca delicadeza de mi sector del escaparate. – Lamento eso... ¿En qué estábamos? Ah, sí... El chocolate. ¿La señorita tiene alguna preferencia en particular? Si vas a dar un regalo a una mujer tienes que tener en cuenta sus gustos, sino habrás fallado en tu intento por impresionar – aseguré confiado, pese a estar tratando con un sujeto mucho mayor que yo.

Una carcajada de escuchó, fuerte y sincera, saliendo desde los labios de Regan, poco le había faltado al reconocido músico para que las lágrimas se le escaparan, y aunque rió de buena gana, tampoco lo hizo con exageración mediática.

"No, no tienes qué. Y tampoco tienes que disculparte por ello. Me alegra de hecho que así sea." No se guardó su apreciación y le palmeó un poco el hombro al muchacho que parecía un poco confundido con toda la situación, siendo interrumpido entonces por su compañero y claro, aquel single tan conocido que le hizo soltar un suspiro, pero no perdió su amable sonrisa, después de todo, era un honor que reconocieran y más aún, recordaran su trabajo, pero de alguna manera, algo de magia tenía que al menos una persona en la ciudad, solo viera a un hombre más frente a él.

"Oh, claro, los chocolates." Retomó y se quedó pensativo un poco y es que recordaba los gustos de Zinnia cuando ambos eran más jóvenes, y la verdad, no estaba seguro si es que estos seguían siendo los mismos o no. La verdad era que de la Zinnia actual, poco y nada sabía.

Por un instante se sintió derrotado, era un poco desmotivante, pero Regan nunca fue de las personas que bajaran los brazos, ni siquiera ante el más absurdo sueño. Era un romántico, tal vez demasiado, y probaría suerte con ello.

"¿Creo que podrían ser bombones rellenos? Solían gustarle. ¿Tienes algo bueno en chocolates de ese tipo?"