Recuperativa ( Convocatoria libre Alumnos de Tercero)

Spoiler:

El reloj marca casi las 10 de la mañana de un día sábado. ¿Y que es lo que hace mi persona en estos momentos? Me encuentro sentado en la silla del profesor dentro de aquella sala, que ahora mismo, se encuentra vacía. Lamentablemente había tenido la responsabilidad poco democrática de estar a cargo de la clase recuperativa este día, a raíz del último feriado vivido. Lo único bueno era que al menos las clases comenzaban 2 horas más tarde de lo habitual y deberían terminar antes de la hora de almuerzo. A eso de las 13.30 hrs.

Di un suspiro, esperando que pronto algún alumno se dignara a aparecer y es que para colmo, la asistencia no contaba ese día. (Básicamente porque muchos de los alumnos internados salen durante el fin de semana a ver a sus familiares)

¿Mis planes para el día de hoy?
Una cláse didáctica más que otra cosa, recién comenzaba a conocer a aquel curso y esperaba que al menos lograra algo de los objetivos autoimpuestos cuando llegué a este lugar.

Mi mirada siguió una de las vigas de madera del techo y es que pese a que el edificio era moderno, conservaba un aire muy clásico. Así, con el cuello estirado y la cabeza hacia atrás fue que escuché un ruido. Mis ojos se movieron hacia la puerta del salón, pero el resto de mi cuerpo tardó un poco más en retomar su postura normal.

¿Quién sería el primero en llegar? Jaja, no tenía caso preguntarme eso cuando no los conocía a todos aún.

Sus ojos se abrieron de golpe esa mañana y no fue culpa de la alarma y es que había olvidado configurarla. Asustado se puso de pie y se arregló lo más rápido que pudo. Su cabeza le dolía un poco y no podía recordar bien lo último que había hecho la noche anterior pero por alguna razón su cuerpo se sentía muy cansado. Ignorando esas sensaciones y a penas peinándose fue que salió de su habitación y cruzó todo el campus hasta llegar a la sala de tercero. Y pese a que era fin de semana se había anunciado que sería un día de clases recuperativas. Aún así Skyle no deseaba llegar tarde. Ya tenía suficientes problemas intentando pasar desapercibido como para que ahora el profesor pusiera un ojo sobre él por poco puntual.

Casi sin aliento fue que llegó al salon. Sin hacer mucho escándalo, pero el movimiento de su pecho delataba su carrera.

"Buenos días..."

Fue su tímido saludo, intentando no interrumpir a la chica que estaba hablando en esos momentos. Luego caminó silenciosamente hacia su puesto, sentándose, sin poner mucha atención a lo que decía, ni tampoco a los otros alumnos.

Se dio cuenta que no habían muchas personas en el salón. Eso lo ponía un poco nervioso. Nunca habían tenido clases con ese profesor tampoco ¿O si?. Una ola de ansiedad le recorrió el cuerpo y para intentar ignorarlo desvió su mirada a la ventana. Realmente esperaba que llegara más gente antes de que el profesor iniciara la clase o aquello iba a ser una tutoría muy personalizada, de esas que no le gustan.

Un día normal de clases aun cuando era una recuperativa, tenía entendido que el profesor Manabu impartiría una clase así que fue a buscar el libro donde la asistencia sería anotada.

Pulcro como siempre entro al salón observando a los alumnos dentro de el, llegaba casi de los ultimos al ir a buscar los papeles de la clase- Buenos días Profesor, compañeros-sonrió cortes ante todos con la presencia de siempre reflejándose en algunos rostros conocidos, le sonrió a Skyle y dejando el libro sobre la mesa del profesor junto con los demás papeles se dirigió hacia el chico de cabellos castaños, no dudo en sentarse junto a una silla continua a él. Le sonrió de buena gana.

Buenos días Skyle-miró el cabello del chico y sin previo aviso se lo ordeno- cabello de recién despertado, cuida un poco mas aquello si no quieres que te noten demasiado-sonrió suavemente, luego de esto tomó un libro de su bolso y comenzó a leer tranquilamente esperando ver si algún alumno retazado entraba-

La verdad, es que Beth no tenía pensado en realidad asistir un día sábado. No porque no tuviera ganas, sino porque no lo había recordado. De hecho, a no ser por el correo que tenía en su celular avisando tal encuentro, simplemente no se habría enterado. Sí, así de despistada era.
Gracias a un encuentro anterior con un estudiante del mismo curso, se enteró de esas cosas del uniforme y horas de llegada y todo eso. A decir verdad cuando se matriculó no prestó mucha atención a esas trivialidades, pero al parecer eran importantes.
Su cara de sueño no podía ser más notoria, aunque se había dado una ducha antes de venir y su lacio cabello aún estaba un poco mojado, el agua caliente solo había hecho que su cuero se relajara aún más. Con celular en mano, caminó por los pasillos hasta dar con la sala que estaba escrita en la pantalla.
-creo que es aquí~ -susurró para sí- veamos qué hay detrás de la puerta número uno~ -volvió a susurrar en un juego mental que estaba llevando con sigo misma.
-Ding Ding Ding~ -susurró y entró-
-Buenos días~ -dijo en tono normal, más que por cortesía que por el propósito de saludar a alguien, así que inmediatamente fue a sentarse al último asiento, cerca de la ventana. Se sentó en silencio y bostezó antes de apoyar su mentón en su mano. Observando el patio por la ventana.

No tuve que esperar demasiado para que los primeros alumnos comenzaran a llegar. Tal como correspondía, cambié mi postura a penas ellos entraron, sin realmente la intención de disimular, no había necesidad de algo así, pero sí era necesario para comenzar la clase con el pie derecho. Escuché a los dos primeros en entrar y luego de haberse explicado respondí bastante despreocupado.

"No hay ningún problema en verdad. Mientras más gente haya hoy, menos deprimido me sentiré. De paso siempre puedes comenzar a familiarizarte con algunos de tus compañeros y de éste modo no te sentirás tan extraño el lunes." Respondí a los muchachos con bastante confianza, pareciéndome la duda de ambos bastante adorable. ¿Será que me estoy poniendo viejo?

Mientras les contestaba más alumnos comenzaban a llegar y pese a que mi atención primaria estaba centrada en los dos que tenía al frente, no pude evitar que mis ojos siguieran a cada uno de los que ingresaban a la sala. "Buenas" Era mi corta respuesta a cada saludo formal de estos chicos.

Una sonrisa acompañó mi saludo cuando vi ingresar a Lucien, el único muchacho que había conocido con anterioridad. Pese a llevar unos días impartiendo clases, no me sentía del todo ajeno a la escuela, pero claro, siempre es más agradable ver rostros conocidos.

Miré mi reloj y éste me indicó que era la hora exacta para comenzar la clase. "Bien, vamos a comenzar." Anuncié para que todos prestaran atención y aunque aquella clase no era una obligación, decidí de todos modos pasar la asistencia, mas que nada como una herramienta para ayudarme a identificar rostros.

Nombre a nombre los fui llamando, recibiendo de vuelta alguna palabra o gesto para un "presente". Lo bueno de que la clase no fuera tan masiva era que me ayudaría con la memoria fotográfica de éstos angelitos. Una vez acabé, hice un ruido con mi lengua, como si fuera una molestia todo ese trámite formal previo.

"Bien, mi nombre es Hara Manabu, para ustedes, Harasen. Eh, bueno, como han de saber, imparto la clase de canto e interpretación. Por supuesto, no me sirve de nada que estén ahí sentados escribiendo. Vamos a hacer la mayoría de las clases más practicas que teóricas. Asi que..." Yo mismo me puse de pie y me saqué mi saco, dejándolo en el respaldo de la silla del profesor, aflojé mi corbata y los miré con malicia. "Los quiero de pie, cada uno se presentará con su nombre, su aspiración y su rango vocal."

Por algunos momentos Skyle parecía estar ajeno a todo, como si sus propios pensamientos le hubiesen absorbido en aquel paisaje tras la ventana. El ruido inevitable de una silla desplazándose a su lado le hizo dar un pequeño brinco, trayendo de nuevo su atención al lugar en el que se encontraba. Para su sorpresa el único compañero con el que realmente había llegado a interactuar se encontraba a su lado, Lucien Luarent.

-Buenos dí-… -No terminó de saludar cuando el gesto del otro le sacó un poco de contexto. Un toque en su cabello era un detalle que nadie tenía con él esos días. En un mismo momento por su mente pasó la duda y la vergüenza.

¿Realmente se notaba tanto? ¿No era eso demasiado cercano? Su rostro se sonrojó violentamente, seguido por la pregunta de su compañera, que parecía haber notado su retraso, preocupación y urgencia desde el comienzo, pero el mencionarlo tan abierto, no era algo muy amable. ¿No es así?

Sus ojos bajaron rápidamente al pupitre frente a él, incapaz de responder algo a ninguno. Solo la mención de la lista le hizo salir de su estupor y su tímida mano fue la señal de presencia en el salón. Solo después de eso fue que volvió a mirar a Lucien, con una muy pequeña sonrisa en los labios. Iba a hablarle cuando el profesor, de un momento a otro, comenzó con la clase. A medida que iba escuchando al profesor su ansiedad volvía a crecer y sus nervios se volvían evidentes. ¿Clases prácticas? ¿Presentarse? ¿Su aspiración? Antes de poder formular su respuesta ya resultaba ser su turno de hablar. Sentía las manos sudorosas y no sabía qué hacer para no quedar en ridículo. Miró a Lucien, queriendo que éste se presentara primero, pero para esa altura las miradas ya estaban esperándole. Resignadamente, se puso de pie, dando la impresión de ser más bajo de lo que era por la postura de su cuerpo.

-Mi nombre… es Skyle Townsend… Aspiro a… Vocalista…- mintió, dándose una pausa repentina al haber notado que no recordaba su rango vocal. ¿Cuál era? ¿Cuál le correspondía? ¡Haber faltado a las clases de canto anteriormente no le ayudaba!- S-soy tenor… -Susurró a modo de respuesta, queriendo encubrir su falta.

Quiero irme, quiero irme, sácame de aquí…

sonreía ante las pequeñas muestras de vergüenza del chico y es que como siempre le hacía divertirse. No dijo nada, no iba a presionarle a hablar.

El profesor comenzaba la clase, Lucien trataba de observar como este se desenvolvía. Mientras todos se presentaban procuró ver y memorizar todos los nombres y rostros, algo no demasiado dificil. Las presentaciones eran variadas tanto como el carácter de los chicos. Luego de Skyle procuro levantarse con un suave gesto quedando en una postura firme pero relajada, respiró, y habló lo suficientemente alto para que todos le escucharan.

Soy Lucien Luarent, aspiro a ser pianista profesional en Merveilles records, mi rango vocal...-pensó un poco, no dudando de ello pero la verdad no le daba demasiada importancia a eso, solo cantaba para personas importantes- veamos...ronda entre el tenor-barítono...mi rango es de 4 1/2 octavas la ultima vez que practiqué. Es un placer conocerlos-le sonrió a todos con su usual aire calmada atrayente para luego mirar a Skyle y darle algo mas de confianza.

Lo hiciste bien, relájate-susurro solo para el chico.

Si alguien hubiera estado prestando atención a la peli-blanca, se hubiera dado cuenta que ella estaba completamente absorta en observar al resto. Sus ojos grandes estaban absolutamente puestos en cada uno de sus aparentes compañeros. Claro, cualquiera podría considerar aquello rudo, algo sacado de contexto y demasiado intimidador. Pero Beth no se daba cuenta. Para ella, todos los chicos eran cosas curiosas de las cuales quería saber aunque sea un poco. Porque cada persona es un mundo nuevo... y porque la curiosidad de Beth no tiene fondo.

Una vez escuchó el nombre de Lucien y le vio pararse... le escuchó con atención y luego cuando este cesó de hablar, la chica de hebras blancas se levantó y arreglando su uniforme casi inmaculado, sonrió pacíficamente.

-Mi nombre es Beth DuMort... -dijo en una voz normal, aunque suficientemente fuerte para que la audiencia le escuchara- Nunca he medido mi rango vocal... -dijo mientras ladeaba la cabeza y fruncía el ceño al admitir eso.- La verdad es que soy Violinista... y espero convertirme en uno profesional... -enderezó la cabeza- Siento no saber algo tan crucial -dijo con una leve reverencia ante el maestro, al estilo victoriano, tomando las puntas de su falda, alzándolas un poco y agachando la cabeza ligeramente-

Hay que admitir que, en cuanto estos pajarillos abrieron sus bocas, me dejaron un poco atónito debido a la especificidad en sus respuestas y claro, la forma particular que tenía cada uno al desenvolverse. Cuando hablaba de rango vocal solo esperaba que me dijeran si eran graves o agudos, como mucho una descripción del tipo de coro entre las cuales no deberían salir más de 4 o 6 categorías, sin embargo, en los primeros 10 minutos de la clase ya me habían hecho notar cuan técnico es el asunto aquí. Por supuesto, podía entender sin mucho esfuerzo que la anterior escuela en la que trabajé era nada más que una sala de párvulos al lado de Musette.

Cada vez que alguno terminaba su presentación yo asentía con la cabeza dándole el paso al siguiente chico o chica. Había de todo en esta bandada. Confiados, tímidos, caballerosos, unos más inocentes que otros, algunos más parlanchines y otros más observadores. Era la diversidad de la jungla del ser humano.

Acabando la ronda de presentaciones no pude evitar exclamar. “Me alegra ver que tenemos una buena diversidad. Eso quiere decir que podemos hacer cosas. Beth, no debes preocuparte por eso, pero me es curioso que estando en tercero no lo sepas. ¿Nunca antes han hecho clases de canto en común?” Pregunté al aire, también caía la posibilidad de que muchos de ellos fueran nuevos y que por sus edades, tanto como por sus habilidades, hubiesen quedado en un grado y no en otro.

“De cualquier manera vamos a superar eso, después de todo, esto es canto e interpretación.” Comencé a caminar por entre los pequeños pasillos que los bancos dejaban. “Me intriga saber qué es lo que ustedes entienden por interpretación. ¿Alguien quiere responder?”