¿Superstar?

Se acercó despacio, con las manos en los bolsillos y tarareando alguna canción de moda, hasta el pilar que sostenía a la muchacha, con una sonrisa triunfal en el rostro.-Ararara~ Parece que nuestra princesa no se puede ni a sí misma...- Caminó para llegar frente a ella, y extendió su mano cual caballero.-¿Le ayudo Señorita?-preguntó con cierto tono de galantería y respeto fingido. Sin esperar una respuesta deslizó su mano por la cintura de la rubia, y la otra sosteniendo su otro brazo para poder cargarla.- ¿Así está bien?...¿O prefieres que te lleve como en las películas~?-logró que caminara junto a él, después de todo no tenía otra opción más que esa, suerte para él.

-¿Entonces?...¿Dónde vives?-se apresuró a preguntar, no estaría deambulando por la ciudad con una carga como ella a cuestas, irían directamente al hogar de la chica, o al menos ese era el plan.-¿O seguirás haciendote la señorita independiente, intentando volver a casa sola? Te aseguro que terminarás violada, ultrajada y quizás hasta muerta...Al menos yo lo haré con amor, cuidado y protección~-comentó riendo, a medida que salían del local.-Bromeo...kashira~ ¿Entonces?

Si no hubiera sido porque estaba segura que fallaría, le había asestado un golpe en la cara a Allan, con esa actitud tan orgullosa y tan llena de pedantería, no hacía más que exasperarla, pero prefirió contenerse puesto que no se encontraba en el mejor de sus estados, terminando por estirar su mano hacia él, de todos modos lanzándole una mirada de advertencia ante sus comentarios y actuar irónico.

Justo cuando estaba ofreciéndole su mano, el pelinegro se adelantó y la sostuvo por la cintura para darle más apoyo- Cárgame como novia y creo que ambos caeremos al suelo... -comentó entre como broma y entre gruñendo- Ya puedo caminar mejor, con que me dejes donde pueda tomar un taxi me basta, no tienes que llevarme a donde voy.... sumado a que dudo que te permitan entrar... -dijo refiriéndose a los cuartos de los dormitorios de la academia.

-No me hago la independiente, lo soy... este es.... sólo un percance... -dijo a su pesar, apretando sus ojos al pestañear para enfocar la mirada- Y ese comentario viniendo de alguien como tú no me da la suficiente buena espina como para decirte donde vivo... -dijo más que segura.

Fiuuu~ Tsundere-chan...-rió acercándola un poco más al él, al notar como se iba hacia un lado cuando intentó dejarla ir por su cuenta. No diría nada al respecto, era más divertido ver como sus palabras se desvanecian con lo desarmado de su cuerpo. -¿Eeeeh? ¿Crees que un caballero como yo podría quedarse tranquilo al meter a una chica tan bonita como tú, ebria, a un taxi?...¿Sabes cuantos incidentes que implican ebrios y taxistas existen?-comentó fingiendo preocupación.

-No deberías ser tan testaruda...Si no quieres que sepa donde vives al menos déjame cuidar de tí esta noche~ Puedo pagarte la habitación de un hotel, si gustas.-le dijo ya estando fuera del local. En cierta parte era cierto lo que decía, era peligroso que una chica se fuera sola en un taxi, más en ese estado etílico, pero claramente sus intenciones eran otras.

La sentó en la acera junto a la entrada del bar, sacándo su celular volvió a preguntar.- Entonces...¿Casa u hotel?-dijo sin dejarle mayores opciones que esas dos.

Realmente le exasperaba sentirse tan indefensa, aun más frente a alguien como parecía ser Allan, un aprovechado. Al menos la lección del día era ser como cierto personaje de un libro, siempre bebiendo de su petaca y nada que no haya preparado él mismo. "A quién engaño, soy paranoica pero eso ya está rayano en la locura" -pensó con un pesado suspiro para sí misma- ¿Y qué es eso de tsundere? -le sonaba haber oído esa palabra por allí, ¿acaso era japonés? Al menos parecía serlo, pero nunca se había detenido a pensar en su significado.

-Mira, si quieres que te sea sincera... -comenzó a decir mientras Allan la sujetaba- Comienzo a dudarlo... pero tampoco puedo negarte eso último... -dijo agria al darle la razón en cuanto a los accidentes de taxistas y...- Y no estoy ebria para tu información, sólo mareada, ¿te quedó claro? -gruñó al ver que realmente no tenía otra salida. Si él la llevaba a algún motel sabía que no terminaría en absoluto bien.

-Llévame a casa... ya veremos si me permiten entrar... Vivo en el dormitorio de chicas de la Academia Musette... ¿qué hora es? Creo que aún no es el toque de queda. -dijo, intentando pensar en qué hora era.

-Si, si, tsundere-chan. Lo que tu digas.-se burló un tanto exasperado por la histérica forma de ser de la otra, pero que va, era bastante bonita como una muñequita de porcelana y tenía un buen cuerpo. Si las cosas le salían como quería tendría una buena historia que contar. Enseguida acomodó a la chica sobre unas barandas para que pudiera sentarse y no caerse en el acto, ahá era todo un caballero. Se acercó al borde de la calle para hacer parar un taxi, esto le llevó algunos minutos pues el bar quedaba algo retirado de la avenida principal. Oh-oooh...¡Qué recuerdos me trae ese lugar!-rió al recordar más de una pequeña aventura con una chica (o chico) que terminó por abrirle las puertas de su dormitorio en el tiempo que estudió. -Mh...nueve en punto respondió viendo la hora del celular.

Al notar que nada pasaba por la calle decidió ocupar la linea de radiotaxis que tenía guardado en el aparato.-Dame un segundo...-Marcó el número dando las indicaciones necesarias para que llegara. Si bien saldría más costoso que un taxi normal, esto comenzaba a tomar demasiado tiempo.

-Están aquí en quince minutos- Se sentó a su lado, mirando en dirección contraria al sentido de la calle, para estar atento al momento que apareciera el automóvil.-¿Cómo te sientes?-preguntó sin voltearse.

Se acomodó como pudo en el barandal y gruñó un poco al afirmarse. Ya el mareo comenzaba a irse de a poco, pero la jaqueca era inminente- Aún no contestas mi pregunta, ¿qué es eso de tsundere? -preguntó, ya algo impaciente inclusive. Miró cómo Allan intentaba hacer parar un taxi sin mayores resultados, ¿qué les pasaba el día de hoy? No era tan tarde como para que no pasara nada por el lugar, y tampoco se veían demasiados autos transitando por la zona como para decir que podrían estar abarrotados de trabajo, al menos en aquel momento no lo parecía.

-Pues parece que vamos para un largo rato esperando aquí -dijo un tanto cansada- ¿Qué horas son? No creo que sea tan tarde como para que ya no estén trabajando, ¿o sí? -vio a Allan marcando un número, comenzando a sospechar de qué podría tratarse, confirmando sus sospechas cuando escuchó que alguien estaría allí pronto- Oh, así que a eso llamabas... -parpadeó entre confusa y sorprendida por la forma en que le preguntaba sobre su estado- Uhm... yo... mejor, gracias... pero creo que se me vendrá encima una jaqueca... muy pronto -comentó con una leve risa, casi de lamento.

-¿Mh? A poco y vives en una burbuja...¿No ves anime o esas cosas? Si que eres una princesita...Pero seré amable y te explicaré. Tsundere es algo así como una nicha que no muestra lo que en verdad siente y más bien se comporta de forma agresiva o mal educada...Así como tú-le respondió agregando una sonrisa un tanto burlona, su mirada se mantuvo en la calle principal y los automóviles que iban y venían.-Tendrás que decirme la dirección luego, la verdad es que no la recuerdo bien.-Nueve meses fuera de la ciudad...no era necesario recordar la dirección de un sitio al cual no volvería a ir, o eso imaginaba él.

Se volteó al momento de escuchar las palabras de la muchacha.-¿Jaqueca? Ha~~ Pues bueno, nada que hacer...seré un enfermero personal señorita Aria-comentó girándose por completo junto a una elegante reverencia, manteniendo la vista en los ojos violaceos de la muchacha.-A menos que seas tan cabezota como para rechazar la noble ayuda de este joven-continuó con un puchero en los labios.

Debían esperar unos cuantos minutos más antes de que el taxi llegara, si la chica accedía podría tener un lugar donde dormir por esta noche...sino, tendría que aventurarse y habría perdido el tiempo de encontrar alojo por preocuparse por la rubia.

Se volteó con curiosidad y algo de extrañeza hacia el chico, ladeando un poco su cabeza- ¿Animé? ¿Eso qué es? ¿No es animación japonesa o algo por el estilo? Porque si es eso, la verdad es que no tengo ni la menor idea sobre esas cosas... de lo contrario, estoy más que segura que jamás te habría preguntado sobre el significado de tsundere... ¡¿Eh?! ¡¿Cómo que mal educada...?! –le miró bastante molesta, ¿cómo se atrevía a decirle semejante cosa?- Ungh... –se volvió a quejar al sentir un creciente malestar- “Sí, definitivamente mañana no será un buen día, just great...” -sentía algo de mareo y como su estómago amenazaba a cada segundo con descomponerse más y más, lo cual la llenaba de vergüenza a más no poder, ¿qué podría haber más humillante en el mundo que ponerse a vomitar en medio de la calle afuera de un bar como una mujer ebria cualquiera? Esperaba que aquel no fuera su caso.

-Genial... –musitó al escuchar que Allan no tenía ni una pista de dónde se encontraba su escuela. De lo que menos poseía ganas en aquel momento era hablar, gracias a un nudo que se había comenzado a formar en su garganta por causa de las náuseas, lo que hacía que el hablar no fuera una tarea del todo placentera para ella. Ante su falsa galantería le miró con algo de irritación, por supuesto que no se lo tragaba, pero como ya se había dicho a sí misma antes, Allan era su única oportunidad de llegar sana y salva a su habitación en Musette, si es que conseguía hacerlo del todo- Aunque me pese, no, no lo haré... no rechazaré tu ayuda... yo le diré al taxista cómo llegar a la academia... no es difícil... de todos modos, todos en la ciudad la conocen... sería difícil que no lo hicieran... ungh... –hizo un amago de querer vomitar, pero sólo fue una desagradable arcada.

-Espero no falte demasiado... la verdad no pienso tener un episodio vergonzoso aquí en medio de la calle... –dijo mientras miraba a lo lejos, en espera de un taxi que aún no llegaba.

Spoiler:

El chico solo le miró con suma extrañeza. El caso no resultaba ser que Allan fuera un friki, ni adicto a esa clase de animaciones, ni mucho menos en su infancia en la cual se la pasó encerrado entre blancas paredes, pero en su vida actual era de lo más normal ver televisión, o en los arcades de video-juegos en los cuales solía rondar. E incluso más, Kei, Ren e incluso ese molesto chico albino que, para su suerte, parecía haberse marchado eran japoneses, estaba bastante acostumbrado a las terminologías niponas...Si uno se detenía a pensarlo bien, la gran parte de la población de Glass City lo era.

-¡Maravilloso!-exclamó alzando sus brazos hasta el cielo, con una sonrisa amplia y algo picarona. Justo en aquel momento las luces de un automóvil se encendieron para llamar la atención de ambos, era el taxi que venía por ellos. Allan se acercó abriendo la puerta, como todo un caballero dándole la pasada a la joven bastante mareada a causa del alcohol.-Por favor, señorita.-tendió su mano hasta ella, con la idea de guiarla y cuidando de que no perdiera el equilibrio a causa de su deplorable estado y los inestables tacones que las mujeres solían usar para salir.

Cuando la muchacha ya estuvo adentro, ingresó, dejando el espacio necesario entre ambos.-Nos dirigimos a la escuela Musette, en caso de no conocer el camino, y sólo si es absolutamente necesario...consulte a mi adorable comprañera. Se encuentra algo enferma, por lo que pediré que sea prudente en su forma de manejar...no vaya demasiado rápido.-dijo antes de desviar su mirada hasta el paisaje efímero de las calles que se esfumaban tras el andar de el vehículo, apoyando su mentón sobre la mano más próxima a la puerta junto a él.

Hizo un nuevo amago de querer vomitar, asqueada por la presión que sentía tanto en su estómago como en su garganta, ¿qué porquería tenía el trago que tomó? No tenía ni la menor idea y presentía que por el momento aquello no era algo que quisiera saber del todo, por lo que, ignorando cualquier comentario de Allan, aceptó su ayuda para introducirse en el taxi que acababa de llegar para recogerlos a ambos, casi desplomándose en el asiento con sus ojos cerrados, pues al haberse puesto en movimiento, todo había comenzado a darle vueltas una vez más.

–Ngh... gracias... -fue lo único que pudo decirle tanto al taxista como a Allan, sin mirarle. Independiente de las intenciones que pudiera tener, le había pagado una movilización y la había acompañado, cualquier otro simplemente la hubiera engañado y la habría llevado a algún lugar para hacerle Dios sabía qué.

Se sintió aliviada de que el hombre supiera a dónde debía dirigirse, lo que le evitaba tener que hablar y posiblemente despertar sus latentes náuseas, por lo que cruzó ceremoniosamente sus manos sobre su regazo y cerró los ojos, sumiéndose en un sopor que le permitía ignorar los saltos del camino y los movimientos que las curvas le daban a su cuerpo, sólo haciendo muecas de vez en cuando, dirigiéndose a su escuela mientras esperaba que no fuera demasiado tarde como para ganarse una reprimenda y una detención, aquello era lo último que deseaba.