Lo que el viento puede traer (Libre)

La muchacha de cabellos blancos cambiaba de expresiones tan rápido como el pestañeo, desde emoción, decepción, entendimiento, aceptación, cosa que me hacia estar mucho más pendiente de sus reacciones y entender que me generaba curiosidad hasta cada movimiento, es como un conejo, pero de ojos azules, pensé para mi mismo mientras observaba y hablaba de que le habría encantado tocar piano conmigo, al mismo tiempo que preguntaba por mis hermanos y presumía un poco del suyo, observe el celular antes de responder sobre mi familia y me quede atónito, eran mellizos, como nosotros..

-Son idénticos-hable refiriéndome a su hermano y omitiendo el tono de ojos-igual de lindos, pero creo que Juli es más tierna, sobre todo cuando tus mejillas se vuelven rosas-la moleste, pero no mentía, era como un pequeño conejo enojado, daban ganas de darle una o dos palmaditas en la cabeza, pero eso era algo que jamás admitiría.-mis hermanos no son fotogénicos, no tengo fotos de ellos...Lo siento, algún día te los presentare-volví a mentir, no sentía que fuera inteligente enseñar una foto de Luka y Allan, después de todo podrían aparecer en la academia por asuntos míos y encontrarse con Juli no es una buena opción.

Tome mi taza para dar los últimos sorbos que me quedaban en ella, un poco decepcionado por el hecho de que ya no me quedaría más té que tomar y aún me quedaba un poco de pastel para acompañar, por lo que pensaba en pedir uno nuevo pero Juli comenzó a hablar sobre guardar mi "secreto", al mismo tiempo que me revelaba los suyos-por esos sus ojos no coincidían- comente-no quería decir nada, para no cometer un error, pero en la foto tu hermano esta con los ojos rojos-confesé, después de todo la foto que me había mostrado era una que se podía presenciar los ojos naturales de su hermano, por lo que no comprendía por que la chica tenia ojos color azules si eran mellizos...

-Me gustaría ver tus ojos naturales algún día, de seguro son tan bellos y especiales, como ese cabello tan mágico que tienes-le sonreí con sinceridad, odiaba a la gente que trataba diferente a las personas por su apariencia, el odio y frustración en aquellos caso se me hacia  hasta imposible controlarlos...-Disculpe, señorita, me traería otra taza de té por favor, Juli ¿quieres otra también?-le hable a la chica que atendía, al mismo tiempo que le preguntaba a mi nueva amiga.

La forma en que Hailey la halagaba le generaba un poco de mariposas en el estómago pues nunca antes había recibido comentarios tan bonitos y hasta un poco coquetos de parte de una chica cercana a su edad. Normalmente no interactuaban mucho con ella y la tachaban de rara o exagerada por su apariencia o, en algunos casos, incluso como una niña que solo quiere llamar la atención. Es por eso que sus mejillas no abandonaban el sonrojo mientras la charla continuaba con la joven de cabellos rosas.

—¡Oh, que mala eres! ¿Cómo no van a ser fotogénicos tus hermanos si tu eres tan linda? —dijo riendo bajito, sin intención de insistir por más curiosidad que sintiera, después de todo pensaba que si no quería mostrarlos, alguna razón debía tener. Julianne era a veces muy inocente, pero de una intuición natural que a veces asustaba.

—Si alguna vez vamos a un sitio más oscuro puedo quitarme las lentillas. No me molestaría mostrárselo a Hailey. —y esta vez la que sonó inusualmente coqueta era ella. Disimuló la sorpresa de verse hablando como a veces y solo a veces le hablaba a Pietro.

—¡S-sí! ¡Claro! ¡Me encantaría otra taza de té! —dijo trastabillando con sus propias palabras. —No, espera, quizás sea mejor un zumo de arándanos. Sí, con hielo por favor. —dijo arreglándose el cabello y luego llevándose algo a la boca para pasar la vergüenza que de pronto la invadió.

—Lamento si eso sonó algo extraño... —dijo después de un pequeño silencio, desviando la mirada y sintiendo que de pronto se quedaba sin tema de conversación.