Buscando una voz (Privado)

Llevaba horas deambulando en el centro de la ciudad y el sol comenzaba a ocultarse. Quizás mudarse a Glass City había sido un error. Ya habían pasado seis meses desde que había sido contratada como manager en Merveilles Records, y aún no conseguía encontrar un verdadero talento. El camino a la cima en la industria de la música era despiadado, y si bien los humanos con los que había trabajado hasta entonces tenían la determinación para cumplir sus sueños, todos carecían de lo que Haru consideraba esencial: pasión por la música.

Notó como a lo lejos comenzaban a encenderse las luces en las calles, y un letrero con colores neón llamó su atención. Suspiró al comprender que se trataba de un karaoke. No importaba que tan molesta o cansada estuviera al no poder cumplir su sueño de encontrar ese “gran talento”, la música era algo de lo que no podía escapar. Sonrió con resignación y sin pensarlo demasiado entró a aquel lugar. Dentro de aquellas pequeñas cabinas solo había jóvenes estudiantes pasando un buen rato con sus amigos, era el último lugar donde podría encontrar lo que buscaba, pero eso ya no importaba.

Sus pasos se detuvieron. Escuchó una voz cantar a lo lejos y el tiempo pareció detenerse en ese instante. Sus pensamientos desaparecieron e instintivamente corrió por el pasillo mirando hacia ambos lados, buscando la puerta de donde provenía aquella melodía.

La puerta de una de las cabinas estaba abierta. Su corazón comenzó a latir con mayor rapidez y lentamente se acercó a aquel lugar.

Frente a ella se encontraba una chica de cabello rosáceo oscuro y de baja estatura, a juzgar por su ropa debía ser una estudiante. En ese momento lo supo: la había encontrado.

Quería acercarse a ella, pero no se atrevía a interrumpirla mientras cantaba, ¿cómo podía llamar su atención? No podía evitar sentirse nerviosa y a la vez emocionada al comprender que, después de meses, había encontrado el talento que tanto había estado buscando.

Respiró profundo, debía pensar con calma. La chica no se había percatado aún de su presencia, y aprovechó esto para escuchar su bella voz hasta que la canción llegó a su fin.