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Cambio de Turno (Libre)
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Cambio de Turno (Libre)
Diez minutos para las ocho del día viernes y comenzaría el turno de noche de doce horas de Casper en el área de urgencias. Aunque había estado en la escuela hasta las 5 de la tarde, para él bastaba dormir una hora, comer, alistarse como para continuar con la rutina que a muchos tal vez le parecería exagerada, agotadora o por lo menos un fastidio que cualquiera trataría de evitar, pero un día así no era nada en comparación a dos semanas atrás, cuando pasaba el ochenta porciento de su tiempo dentro del hospital. Turnos de veinticuatro o treinta y seis horas no eran sorpresa para él hasta el momento en que su salud comenzó a deteriorarse. Su postura hablaba por si sola de su agotamiento, y había comenzado a hacer errores estúpidos que por supuesto, no se podía permitir tener cuando se trataba de la vida de una persona, por lo menos y hasta el momento, nada grave había sucedido, pero fueron sus mismos superiores los que notando su estado, le ofrecieron un cambio de ritmo y un empleo distinto. No podía reclamar, la escuela era un lugar agradable, amplio, los muchachos generalmente eran bien educados y los recursos con los que contaba la enfermería eran los suficientes como para sentirse en el mismisimo hospital. Ahora, ya más relajado, poco a poco había vuelto a su equilibrio, aunque mantuviera una postura encorvada, al menos la sombra bajo sus ojos había desaparecido y el color enfermizo en su piel, también. Se podía decir que iba repuntando poco a poco, como si intentara rescribir su historia en aquella ciudad. Y es que habían pasado seis meses desde su llegada pero él poco y nada había hecho más que trabajar, solo conocía los lugares más necesarios de la ciudad y fuera de sus pacientes, no había logrado conocer a nadie, mucho menos entablar una amistad más allá de su vecina, una mujer de edad avanzada que solía siempre cambiarle el nombre, pero a Casper no le molestaba, la mujer solía darle fruta o algún postre casero que preparara, para el polaco aquella mujer se había vuelto como una abuela adoptiva.
Sonriendo se colocó su uniforme de trabajo, un conjunto de un celeste muy pálido que él estimaba bastante, le hacía recordar los días en los que había trabajado con su madre en la clínica de neurología en Estados Unidos, porque básicamente era el mismo modelo, solo que en otro color.
A las ocho en punto Casper realizó el cambio de turno y se puso al día con los casos que habían llegado a urgencias, aquellos que aún no eran derivados a alguna sala del hospital y otros que venían con lesiones menores y no necesitaban hospitalización alguna. ¿Qué llegaría durante la noche? Era un completo juego de azar.
Sonriendo se colocó su uniforme de trabajo, un conjunto de un celeste muy pálido que él estimaba bastante, le hacía recordar los días en los que había trabajado con su madre en la clínica de neurología en Estados Unidos, porque básicamente era el mismo modelo, solo que en otro color.
A las ocho en punto Casper realizó el cambio de turno y se puso al día con los casos que habían llegado a urgencias, aquellos que aún no eran derivados a alguna sala del hospital y otros que venían con lesiones menores y no necesitaban hospitalización alguna. ¿Qué llegaría durante la noche? Era un completo juego de azar.
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 15/09/2014
Edad : 35
Re: Cambio de Turno (Libre)
Detestaba estar en ese lugar, pero desgraciadamente debido a su condición debía ir con regularidad, a veces se sentía como un conejillo de indias para esos aprendices en su mayoría e incluso los experimentados que tenían curiosidad sobre la patología poco común. Ya la consulta había finalizado, así que se mantuvo alerta en los pasillos del ala de psiquiatría, sin saber dónde iba hasta la segunda planta dónde no vio a nadie y se relajó un tanto. Pasó de repente. No lo vio venir, se asustó al principio temiendo perder el conocimiento por completo una vez en el suelo. Caminaba por el pasillo de la segunda planta y de repente cuando iba a bajar las escaleras un interno le empujó por detrás, no le vio la cara hasta que llegó al final de los escalones cuando se le echó encima y le arañó en la frente justo encima de la ceja derecha. A parte el rodar por las escaleras le había hecho una herida en la barbilla y futuros moretones en los brazos, no era grave pero en ese momento temió que no se apartara. Pero unas voces gritando y unas pisadas que bajaban por las escaleras corriendo le daban a entender que ya estaba salvada.
La enfermera cogió al interno y pronto llegó un enfermero que lo agarró también alejándolo de ella mientras se movía y casi convulsionaba estirando los brazos. No sabía qué cosa había pasado por su mente para atacarle de esa forma. La enfermera le dijo que fuera a que le curaran esas heridas antes de que se le infectasen, lo dijo de una forma que parecía que lo escupiese, como si Momo fuera la culpable de cruzarse en el camino de aquel interno que parecía querer matarle a propósito.
Una vez se hubieron alejado se sentó en el suelo pegada a la pared encogiéndose y abrazando sus piernas meciéndose para tranquilizarse, una vez calmada soltó sus manos dejando las piernas estiradas y apoyó la cabeza en la pared. Aquella situación le había recordado a cuando su padre vino a pegarle. Muchas de las veces, no sabía por dónde iba a salir, con que pretexto, con qué cosa había hecho mal para que le pegara, muchas veces cuando iba bebido ni siquiera le hablaba tan solo actuaba y no le valía que se resistiera. Por ello había aprendido a quedarse quieta echa un ovillo en el suelo hasta que los golpes cesaran y pudiera reflexionar que había hecho mal. Las imágenes me venían como un flashback e incluso podía escuchar los sonidos de los golpes y los producidos por ella al recibirlos...
Negó mirando al techo con los ojos cerrados sin querer pensar en eso, queriendo olvidar, y pasó una mano por su rostro sin pensar en las heridas hasta que las notó y dio un respingo pero no apartó la mano abriendo los ojos. Tocó su frente, y bajó la mano viendo la sangre. No era un corte muy profundo ya que no le había hundido la uña, no salía tanta sangre. Notaba los brazos entumecidos y también la espalda. No quiso levantarse hasta que pasados unos minutos pudo notar a uno de esos gorilas de traje, que laboraban para el viejo mafioso. «¿Qué es lo que sucede con este día?». Salía de uno de los consultorios y venía en su dirección. Le vio y le reconoció. Sin pensarlo demasiado, se puso de pie y trató de correr a toda velocidad, por la hora los pasillos estaban poco concurridos así que se le hacía fácil desplazarse. Se adentró en un consultorio vacio, su respiración estaba agitada, no deseaba que la encontrara. Una vez que sus pupilas se adaptaron a la oscuridad notó una bata blanca que colgaba de un perchero, se la puso al igual que cogió unas tijeras del escritorio y la ocultó en uno de sus bolsillos.
Al asegurarse de que no estaba afuera salió ocultando parte de su rostro con el cabello y comenzó a caminar. Una enfermera caminó en su dirección, ella miró hacia otro lado intentando que no le mirara pero era tarde, escuchó sus pasos rápidos y pesados hacía ella. Se detuvo preguntándole si estaba disponible para recibir el turno en urgencias. Era una de esas enfermeras que cuando eres niña te dan miedo y prefieres a la doctora dulce y amable que te da una piruleta después de ponerte la inyección... Sin darle tiempo de responder le cogió del brazo y le guió hasta la sala de emergencias.
—Buenas noches, Grayling. Ella parece ser una de las residentes nuevas, parecía un poco perdida así que la guie hasta aquí ¿Tiene un momento para indicarle su lugar mientras llega el doctor a cargo? ¿O está muy ocupado?— dijo la enfermera a lo que yo fruncí el ceño queriendo decir que eso no era verdad. «¿Acaso no se ha dado cuenta de mi edad? » aunque por suerte había ignorado sus heridas. La mujer se alejó, despidiéndose de su compañero. Momo se mordió el labio inferior antes de decirle cualquier cosa al enfermero y desvió la mirada al suelo. No iba a decirle la verdad. Se apartó un poco tapando sus manos con la manga larga, cubriendo antes la frente con el flequillo. —Yo…— murmuró al fin. — Puedo moverme sola— no podía arriesgarse, estaría en problemas si le descubren. Paseó la mirada por un escritorio cercano e intentó coger con su mano izquierda una de las carpetas que suponía eran de las historias médicas, pero esta no le respondió adecuadamente. Con la diestra sujetó la contraria tratando de determinar el problema, probablemente tenía lesionada la muñeca, pero no podía sentirlo, ni siquiera que tan grave era, ahora los problemas parecían acumulársele. —Debo irme— susurró.
La enfermera cogió al interno y pronto llegó un enfermero que lo agarró también alejándolo de ella mientras se movía y casi convulsionaba estirando los brazos. No sabía qué cosa había pasado por su mente para atacarle de esa forma. La enfermera le dijo que fuera a que le curaran esas heridas antes de que se le infectasen, lo dijo de una forma que parecía que lo escupiese, como si Momo fuera la culpable de cruzarse en el camino de aquel interno que parecía querer matarle a propósito.
Una vez se hubieron alejado se sentó en el suelo pegada a la pared encogiéndose y abrazando sus piernas meciéndose para tranquilizarse, una vez calmada soltó sus manos dejando las piernas estiradas y apoyó la cabeza en la pared. Aquella situación le había recordado a cuando su padre vino a pegarle. Muchas de las veces, no sabía por dónde iba a salir, con que pretexto, con qué cosa había hecho mal para que le pegara, muchas veces cuando iba bebido ni siquiera le hablaba tan solo actuaba y no le valía que se resistiera. Por ello había aprendido a quedarse quieta echa un ovillo en el suelo hasta que los golpes cesaran y pudiera reflexionar que había hecho mal. Las imágenes me venían como un flashback e incluso podía escuchar los sonidos de los golpes y los producidos por ella al recibirlos...
Negó mirando al techo con los ojos cerrados sin querer pensar en eso, queriendo olvidar, y pasó una mano por su rostro sin pensar en las heridas hasta que las notó y dio un respingo pero no apartó la mano abriendo los ojos. Tocó su frente, y bajó la mano viendo la sangre. No era un corte muy profundo ya que no le había hundido la uña, no salía tanta sangre. Notaba los brazos entumecidos y también la espalda. No quiso levantarse hasta que pasados unos minutos pudo notar a uno de esos gorilas de traje, que laboraban para el viejo mafioso. «¿Qué es lo que sucede con este día?». Salía de uno de los consultorios y venía en su dirección. Le vio y le reconoció. Sin pensarlo demasiado, se puso de pie y trató de correr a toda velocidad, por la hora los pasillos estaban poco concurridos así que se le hacía fácil desplazarse. Se adentró en un consultorio vacio, su respiración estaba agitada, no deseaba que la encontrara. Una vez que sus pupilas se adaptaron a la oscuridad notó una bata blanca que colgaba de un perchero, se la puso al igual que cogió unas tijeras del escritorio y la ocultó en uno de sus bolsillos.
Al asegurarse de que no estaba afuera salió ocultando parte de su rostro con el cabello y comenzó a caminar. Una enfermera caminó en su dirección, ella miró hacia otro lado intentando que no le mirara pero era tarde, escuchó sus pasos rápidos y pesados hacía ella. Se detuvo preguntándole si estaba disponible para recibir el turno en urgencias. Era una de esas enfermeras que cuando eres niña te dan miedo y prefieres a la doctora dulce y amable que te da una piruleta después de ponerte la inyección... Sin darle tiempo de responder le cogió del brazo y le guió hasta la sala de emergencias.
—Buenas noches, Grayling. Ella parece ser una de las residentes nuevas, parecía un poco perdida así que la guie hasta aquí ¿Tiene un momento para indicarle su lugar mientras llega el doctor a cargo? ¿O está muy ocupado?— dijo la enfermera a lo que yo fruncí el ceño queriendo decir que eso no era verdad. «¿Acaso no se ha dado cuenta de mi edad? » aunque por suerte había ignorado sus heridas. La mujer se alejó, despidiéndose de su compañero. Momo se mordió el labio inferior antes de decirle cualquier cosa al enfermero y desvió la mirada al suelo. No iba a decirle la verdad. Se apartó un poco tapando sus manos con la manga larga, cubriendo antes la frente con el flequillo. —Yo…— murmuró al fin. — Puedo moverme sola— no podía arriesgarse, estaría en problemas si le descubren. Paseó la mirada por un escritorio cercano e intentó coger con su mano izquierda una de las carpetas que suponía eran de las historias médicas, pero esta no le respondió adecuadamente. Con la diestra sujetó la contraria tratando de determinar el problema, probablemente tenía lesionada la muñeca, pero no podía sentirlo, ni siquiera que tan grave era, ahora los problemas parecían acumulársele. —Debo irme— susurró.
Takeshi Momo- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Edad : 27
Re: Cambio de Turno (Libre)
20:05 de la noche y una de las enfermeras salientes de turno volvía con otra joven del brazo, una cara que no le era para nada familiar pues aparentemente se trataba de una de las nuevas residentes.
-Buenas noches - Respondió el saludo de forma cortés pero sonando inevitablemente cansado, como siempre, como si el hablar significara algún esfuerzo más allá de mover los labios, sin embargo, se levantó de su silla de inmediato para acatar la petición de la mujer. - Claro, no hay problema - Tras un gesto breve con la mano ambos colegas se despidieron y entonces la atención del polaco se dirigió de forma exclusiva a la joven de cabello largo, a quien observó en completo silencio. Era evidente que la chica no era quien su compañera había dicho ser y no es que Casper tuviera capacidades sobre humanas o alguna afición por jugar al detective, solo era que, por suerte o desgracia, solía prestar mucha atención a los detalles:
Primero, la muchacha llevaba el cabello suelto y, por protocolo, ningún residente o pasante jamás llevaba el cabello así, mucho menos para entrar a emergencias. Segundo, era pequeña, y con eso no quería decir que el tamaño o contextura de alguien podría tener relación alguna con su edad, pero su estatura y talla no coincidía para nada con la bata blanca que llevaba puesta, que por supuesto, debiese ser la suya. Y por ultimo estaba su actitud. No hablaba y desviaba la mirada, podía ser timidez, pero era evidente que ella realmente no quería estar ahí.
-¿Irte? - Preguntó inclinándose un poco hacia ella, sin ninguna expresión de duda o reproche en su rostro. Sin ninguna expresión en realidad. - ¿Qué sucede? - Susurró al igual que ella, no buscaba espantarla, ni mucho menos dejarla en evidencia, después de todo por algo estaba ahí.
En ese momento Casper reparó también en los gestos de sus manos. Algo no estaba bien con ellas. Entonces con cuidado llevó una de sus manos hacia el flequillo de la muchacha, tras el cual escondía sus ojos, pues quería que le mirara sin esconderse, pero le pareció mal hacerlo a la fuerza, tomando su rostro o algo similar, por lo que solo despejó su vista y entonces notó sus heridas. Hubo silencio y un diminuto gesto de sorpresa en su rostro. Las expresiones del enfermero eran tan cansinas como toda su esencia, hiporeactivas.
-...- Suspiró suavemente y apartó su mano incluso antes de que ella pudiese reaccionar. Era de esperar que tuviera una actitud defensiva así que se adelantó a ello y retrocedió unos pasos.- Si no quieres contarme qué ocurre, al menos déjame tratar esas heridas o se te van a infectar. Tu mano tampoco parece estar bien ¿No es así? - Le dio la espalda para volver a su asiento y mirarla desde ahí.
-¿Cual es tu nombre? Porque dudo que seas el "Dr. James F. London" ¿verdad? - Apuntó con una pequeña sonrisa hacia la capa que vestía la chica, en el bolsillo izquierdo a la altura de su pecho, donde se encontraba bordado el nombre de dicho médico. Se había fijado en ello cuando se inclinó a susurrarle. Realmente la chica había tenido suerte de que la enfermera no se hubiese dado cuenta de aquel detalle.
-Buenas noches - Respondió el saludo de forma cortés pero sonando inevitablemente cansado, como siempre, como si el hablar significara algún esfuerzo más allá de mover los labios, sin embargo, se levantó de su silla de inmediato para acatar la petición de la mujer. - Claro, no hay problema - Tras un gesto breve con la mano ambos colegas se despidieron y entonces la atención del polaco se dirigió de forma exclusiva a la joven de cabello largo, a quien observó en completo silencio. Era evidente que la chica no era quien su compañera había dicho ser y no es que Casper tuviera capacidades sobre humanas o alguna afición por jugar al detective, solo era que, por suerte o desgracia, solía prestar mucha atención a los detalles:
Primero, la muchacha llevaba el cabello suelto y, por protocolo, ningún residente o pasante jamás llevaba el cabello así, mucho menos para entrar a emergencias. Segundo, era pequeña, y con eso no quería decir que el tamaño o contextura de alguien podría tener relación alguna con su edad, pero su estatura y talla no coincidía para nada con la bata blanca que llevaba puesta, que por supuesto, debiese ser la suya. Y por ultimo estaba su actitud. No hablaba y desviaba la mirada, podía ser timidez, pero era evidente que ella realmente no quería estar ahí.
-¿Irte? - Preguntó inclinándose un poco hacia ella, sin ninguna expresión de duda o reproche en su rostro. Sin ninguna expresión en realidad. - ¿Qué sucede? - Susurró al igual que ella, no buscaba espantarla, ni mucho menos dejarla en evidencia, después de todo por algo estaba ahí.
En ese momento Casper reparó también en los gestos de sus manos. Algo no estaba bien con ellas. Entonces con cuidado llevó una de sus manos hacia el flequillo de la muchacha, tras el cual escondía sus ojos, pues quería que le mirara sin esconderse, pero le pareció mal hacerlo a la fuerza, tomando su rostro o algo similar, por lo que solo despejó su vista y entonces notó sus heridas. Hubo silencio y un diminuto gesto de sorpresa en su rostro. Las expresiones del enfermero eran tan cansinas como toda su esencia, hiporeactivas.
-...- Suspiró suavemente y apartó su mano incluso antes de que ella pudiese reaccionar. Era de esperar que tuviera una actitud defensiva así que se adelantó a ello y retrocedió unos pasos.- Si no quieres contarme qué ocurre, al menos déjame tratar esas heridas o se te van a infectar. Tu mano tampoco parece estar bien ¿No es así? - Le dio la espalda para volver a su asiento y mirarla desde ahí.
-¿Cual es tu nombre? Porque dudo que seas el "Dr. James F. London" ¿verdad? - Apuntó con una pequeña sonrisa hacia la capa que vestía la chica, en el bolsillo izquierdo a la altura de su pecho, donde se encontraba bordado el nombre de dicho médico. Se había fijado en ello cuando se inclinó a susurrarle. Realmente la chica había tenido suerte de que la enfermera no se hubiese dado cuenta de aquel detalle.
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 15/09/2014
Edad : 35
Re: Cambio de Turno (Libre)
Una vez escuchada su voz pudo percibir que era un enfermero serio pero no tanto como aquella enfermera, aunque más que eso parecía cansado. Igual su mirada siguió observándolo a la espera de que le dirigiera la palabra. Y cuando eso pasó no se esperaba que preguntara aquello. Alzó las cejas y le miró sin atreverse a decir algo, ¿Acaso él si se había dado cuenta? A decir verdad era muy obvio, quizá se había salvado una vez por el descuido de la enfermera. —No es nada— contestó al fin evitando a toda costa cruzar la mirada con aquel joven. Sin embargo, no tuvo demasiado éxito. Su acercamiento le tomó por sorpresa y en el momento que movió su flequillo se sintió descubierta.
Sus orbes temblorosos se fijaron en los del joven y tan pronto como pudo reaccionar se alejó un poco y trató de colocar el mechón en su lugar, pero era tarde, estaba segura por su expresión que continuaba confirmando sus sospechas. «¿Eh? ¿Por qué parece tan tranquilo? Debería estar reprendiéndome e incluso llamando a seguridad, en lugar de querer tratar mis heridas» se cuestionaba confundida. «Oh mierda…» Cuando hizo mención de aquel nombre grabado en el bolsillo de la bata no asintió ni respondió. Había acabado siendo una mentirosa cuando nadie sabía la verdad. Y eso le incomodaba... «¿Debería contarle? ¿Me creerá?» pensó titubeando y encogiéndose en sí misma como de costumbre.
Por alguna razón en lugar de aprovechar que ya no estaba cerca y huir, decidió caminar en su dirección con cierta timidez poco común en ella. Dejó de tapar sus manos con las mangas largas de la bata, parando de estirarla más porque iba a ser inútil. Se notaba a leguas. Caminó hasta una camilla cercana sin mirarle y se sentó despacio en ella dejando sus pies colgando cual colegiala. —Un interno me ha arañado— dijo a secas y desvió la mirada. —Estaba… bajando las escaleras... Él me empujó y caí. Me arañó en la cara hasta que se lo llevaron por el pasillo— completó mejor, algo directa sin dar muchos detalles de todo. Finalmente buscó mirarle para parecer más sincera.
Se sentía como aquel día en el interrogatorio de la policía acerca de su padre. No por que dijera la verdad o no… Sino por la forma en la que la estaba diciendo. Nunca dijo nada sobre su padre a la policía a decir verdad, pero la forma insegura y triste de contar las cosas en esa ocasión le recordaba mucho a esta vez. Pocas veces decía lo que le pasaba, todos parecían acertar diciendo que su padre le había pegado y por eso tenía un moretón en la espalda, o que era una chica problema que solo recibía la disciplina necesaria. Volvió a sujetar su muñeca izquierda, aunque no podía sentir ningún tipo de dolor en ella, por alguna razón pensaba que algo no estaba bien. De repente por los parlantes se escuchó un anuncio, en el cual indicaban que uno de los internos del área de psiquiatría se había escapado y alertaban al personal para que estuviesen atentos y los que pudiesen participaran en su búsqueda.
Momo se sintió nerviosa y entonces miró al enfermero, —Yo no…— se sentía inquieta porque llegara a suponer que el interno del que hablaban fuese ella. Estaba diciendo lo que había pasado con pelos y señales... Podría haber detallado más pero no hacía falta porque era la verdad. Aunque... ¿Cómo va a confiar en la verdad que le está diciendo sin conocerle? Y la actitud sospechosa de Momo no contribuía demasiado. Además todos los pacientes psiquiátricos mienten para sobrevivir aquí, no es que no digan verdades, pero mienten también para salvarse de lo que sea. Aunque pareciesen “locos”...Apostaba a que muchos de ellos no lo estaban. Agarró la camilla con una de sus manos, ahora mismo se sentía incomoda. Intentó relajarse y pasó un mechón de pelo tras su oreja izquierda para que no tapara su rostro como la mayoría de las veces y se le quedó mirando. —Cree en lo que le digo ¿Verdad?— preguntó directa en un murmullo sin dejarlo responder. Siendo más rápida, sin sacar conclusiones, sin pararse a pensar pero no dejó de mirarle. No sabía que estaba pensando, seguro que era otra loca mentirosa más.
Suspiró desviando la mirada a un lado del suelo y se mordió el labio inferior. Empezó a mover su pierna derecha levemente, sin tocar el suelo y se agarró de nuevo a la camilla. «Seguro que no me cree. No sería la primera vez tampoco.» pensó mirando al suelo. —Realmente debo irme— Se propuso bajar de la camilla, temía ser atrapada, necesitaba aprovechar aquel probable rebullicio para escabullirse, solo no estaba segura de que aquel enfermero estuviese dispuesto a dejarle marchar con tranquilidad.
Sus orbes temblorosos se fijaron en los del joven y tan pronto como pudo reaccionar se alejó un poco y trató de colocar el mechón en su lugar, pero era tarde, estaba segura por su expresión que continuaba confirmando sus sospechas. «¿Eh? ¿Por qué parece tan tranquilo? Debería estar reprendiéndome e incluso llamando a seguridad, en lugar de querer tratar mis heridas» se cuestionaba confundida. «Oh mierda…» Cuando hizo mención de aquel nombre grabado en el bolsillo de la bata no asintió ni respondió. Había acabado siendo una mentirosa cuando nadie sabía la verdad. Y eso le incomodaba... «¿Debería contarle? ¿Me creerá?» pensó titubeando y encogiéndose en sí misma como de costumbre.
Por alguna razón en lugar de aprovechar que ya no estaba cerca y huir, decidió caminar en su dirección con cierta timidez poco común en ella. Dejó de tapar sus manos con las mangas largas de la bata, parando de estirarla más porque iba a ser inútil. Se notaba a leguas. Caminó hasta una camilla cercana sin mirarle y se sentó despacio en ella dejando sus pies colgando cual colegiala. —Un interno me ha arañado— dijo a secas y desvió la mirada. —Estaba… bajando las escaleras... Él me empujó y caí. Me arañó en la cara hasta que se lo llevaron por el pasillo— completó mejor, algo directa sin dar muchos detalles de todo. Finalmente buscó mirarle para parecer más sincera.
Se sentía como aquel día en el interrogatorio de la policía acerca de su padre. No por que dijera la verdad o no… Sino por la forma en la que la estaba diciendo. Nunca dijo nada sobre su padre a la policía a decir verdad, pero la forma insegura y triste de contar las cosas en esa ocasión le recordaba mucho a esta vez. Pocas veces decía lo que le pasaba, todos parecían acertar diciendo que su padre le había pegado y por eso tenía un moretón en la espalda, o que era una chica problema que solo recibía la disciplina necesaria. Volvió a sujetar su muñeca izquierda, aunque no podía sentir ningún tipo de dolor en ella, por alguna razón pensaba que algo no estaba bien. De repente por los parlantes se escuchó un anuncio, en el cual indicaban que uno de los internos del área de psiquiatría se había escapado y alertaban al personal para que estuviesen atentos y los que pudiesen participaran en su búsqueda.
Momo se sintió nerviosa y entonces miró al enfermero, —Yo no…— se sentía inquieta porque llegara a suponer que el interno del que hablaban fuese ella. Estaba diciendo lo que había pasado con pelos y señales... Podría haber detallado más pero no hacía falta porque era la verdad. Aunque... ¿Cómo va a confiar en la verdad que le está diciendo sin conocerle? Y la actitud sospechosa de Momo no contribuía demasiado. Además todos los pacientes psiquiátricos mienten para sobrevivir aquí, no es que no digan verdades, pero mienten también para salvarse de lo que sea. Aunque pareciesen “locos”...Apostaba a que muchos de ellos no lo estaban. Agarró la camilla con una de sus manos, ahora mismo se sentía incomoda. Intentó relajarse y pasó un mechón de pelo tras su oreja izquierda para que no tapara su rostro como la mayoría de las veces y se le quedó mirando. —Cree en lo que le digo ¿Verdad?— preguntó directa en un murmullo sin dejarlo responder. Siendo más rápida, sin sacar conclusiones, sin pararse a pensar pero no dejó de mirarle. No sabía que estaba pensando, seguro que era otra loca mentirosa más.
Suspiró desviando la mirada a un lado del suelo y se mordió el labio inferior. Empezó a mover su pierna derecha levemente, sin tocar el suelo y se agarró de nuevo a la camilla. «Seguro que no me cree. No sería la primera vez tampoco.» pensó mirando al suelo. —Realmente debo irme— Se propuso bajar de la camilla, temía ser atrapada, necesitaba aprovechar aquel probable rebullicio para escabullirse, solo no estaba segura de que aquel enfermero estuviese dispuesto a dejarle marchar con tranquilidad.
Takeshi Momo- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Edad : 27
Re: Cambio de Turno (Libre)
En los labios del polaco se dibujó una suave sonrisa, agradecía que la chica no intentara excusarse con más mentiras o se negara a recibir ayuda, por lo que cuando esta se sentó e hizo su explicación, el enfermero se acercó deslizandose en la misma silla con ruedas y estiró las manos hacia ella para invitarla a hacer lo mismo y dejar que la examinara, luego se preocuparía por el golpe en su cabeza que, si bien tenía prioridad, sabía que también necesitaba más cercanía y no creía que fuera bueno ir directamente a eso. Cuando comenzaba a revisar su mano el anuncio por alto parlante apenas le hizo desviar la mirada a un lado, como si por esos segundos prestara atención a lo que decían y no a lo que él hacía, pero inmediatamente después el hombre volvió a su trabajo, como si aquello no tuviera ninguna relación con ellos.
- ¿Mh? - Pestañeó con cierta sorpresa, luego rió muy suave, como la mayoría de sus gestos que si, parecían algo faltos de energía. - Hasta donde recuerdo en psiquiatría no hay ningún paciente con tus características. - Le explicó mientras notaba una leve inflamación en la muñeca- Avísame si algo duele... -Agregó probando algunos movimientos articulares normales de la mano.
- Además han dicho interno, es un paciente masculino. Si es una alerta de seguridad no generilazarían y hablarían de "interna". - Alzó la vista de golpe y la miró a los ojos antes de volver a retomar la palabra. -Además, paciente psiquiátrica, prófuga o simplemente perdida es mi deber atenderte igual, sin importar si lo que me estás diciendo es o no verdad. - Entonces se puso de pie para buscar un formulario del hospital, volviendo en cosas de segundos a tomar asiento frente a ella.- No puedo dejar que te vayas sin tratamiento o tu mano empeorará. Necesito que me des tu nombre y tu edad, de lo contrario no podré hacer nada por ti y tardarás más en poder irte de aquí. A menos que quieras que llame al doctor para que te mande a rayos por tu muñeca... - Le preocupó un poco la urgencia de la chica por irse pues era obvio que algo no le estaba contando, incluso así Casper no planeaba hacer nada que no fuera parte de su responsabilidad como empleado del área de salud. El polaco simplemente quería ayudarla.
- ¿Mh? - Pestañeó con cierta sorpresa, luego rió muy suave, como la mayoría de sus gestos que si, parecían algo faltos de energía. - Hasta donde recuerdo en psiquiatría no hay ningún paciente con tus características. - Le explicó mientras notaba una leve inflamación en la muñeca- Avísame si algo duele... -Agregó probando algunos movimientos articulares normales de la mano.
- Además han dicho interno, es un paciente masculino. Si es una alerta de seguridad no generilazarían y hablarían de "interna". - Alzó la vista de golpe y la miró a los ojos antes de volver a retomar la palabra. -Además, paciente psiquiátrica, prófuga o simplemente perdida es mi deber atenderte igual, sin importar si lo que me estás diciendo es o no verdad. - Entonces se puso de pie para buscar un formulario del hospital, volviendo en cosas de segundos a tomar asiento frente a ella.- No puedo dejar que te vayas sin tratamiento o tu mano empeorará. Necesito que me des tu nombre y tu edad, de lo contrario no podré hacer nada por ti y tardarás más en poder irte de aquí. A menos que quieras que llame al doctor para que te mande a rayos por tu muñeca... - Le preocupó un poco la urgencia de la chica por irse pues era obvio que algo no le estaba contando, incluso así Casper no planeaba hacer nada que no fuera parte de su responsabilidad como empleado del área de salud. El polaco simplemente quería ayudarla.
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 15/09/2014
Edad : 35
Re: Cambio de Turno (Libre)
Lo vio acercarse y su instinto hizo que retrocediera un poco irguiéndose, ya que estaba algo encorvada al sentarse. Estiró dubitativa la mano hasta él para que pudiese examinarla. Mantuvo la mirada enfocada en sus manos mientras escuchaba aquella breve opinión, la que por obvias razones le hizo sentirse un poco más tranquila. —Debe tener una buena memoria para eso…— aunque se imaginaba que con ese tipo de trabajo diario era normal que recordara a la mayoría de las pacientes, aun así no podía evitar sorprenderse. —Eso será en vano…No podré responderle— murmuró acerca de sus indicaciones. —No puedo sentirlo— continuó diciendo de una manera vaga como si no quisiera dar más detalles.
Asintió ante su deducción. —Tiene razón, aunque en realidad yo si venía de la sala de psiquiatria— una sonrisa tenue se dibujó en sus labios, segundos atrás le hubiese dado vergüenza confesarlo, pero antes las palabras del joven se sintió más confiada. Le siguió con la mirada permaneciendo inmóvil sobre la camilla. —No!. No puede llamar al doctor. No puedo darme el lujo de perder más tiempo en este lugar— exclamó con algo de nerviosismo que pronto intentó aplacar. —Takeshi Momo, 19 años— dijo sin más llevando su mirada hasta la entrada de la sala, al notar un movimiento extraño. Se sobresaltó un poco a tal punto que se levantó de la camilla de golpe y se mantuvo alerta, pero afortunadamente solo era alguien del personal que pasaba a toda prisa. Suspiró aliviada suponiendo que solo buscaban al interno.
—Es peligroso que me mantenga en este lugar— insistió, —¿No tiene una de esas….. cómo se llaman?... Vendas! Si eso. Con eso será suficiente ¿Verdad?— le indicó al enfermero mientras examinaba el lugar con la mirada tratando de visualizar el mencionado objeto. Pero antes de insistir se asomó una vez más su cabeza en la puerta, percibiendo lo que tanto temía. —No! Ya están aquí ¿Qué voy a hacer?— su mano temblaba al tiempo que la pasaba por su cabello, reflejando lo angustiada que se encontraba. —¿Me vio? Creo que si…Estoy acabada— caminaba de un lado a otro, intentando pensar en lo que podía hacer, el tiempo se le agotaba. Corrió hasta un escritorio cercano. —No puede decir que estoy aquí! Y tenga cuidado— le advirtió antes de ocultarse debajo de la mesa, encogió su cuerpo de la mejor manera que pudo.
Justo a tiempo… por aquella puerta se ingresó un hombre alto y fornido, vestido con un traje oscuro, mayor que ambos, incluso se podían distinguir algunas cicatrices en su rostro, la mayoría de los detalles indicaban que trataba de un criminal. Sin decir nada, divisó el lugar por un rato antes de fijar la mirada en el enfermero. —¿Dónde está?— cuestionó con esa voz gruesa que hizo estremecer a Momo. —La vi ingresar a este lugar, esa chica debe estar aquí. Solo dígame donde está y todo estará bien— el corazón de la chica palpitaba violentamente, se preguntaba si era capaz de someter al joven y averiguar su ubicación.
Asintió ante su deducción. —Tiene razón, aunque en realidad yo si venía de la sala de psiquiatria— una sonrisa tenue se dibujó en sus labios, segundos atrás le hubiese dado vergüenza confesarlo, pero antes las palabras del joven se sintió más confiada. Le siguió con la mirada permaneciendo inmóvil sobre la camilla. —No!. No puede llamar al doctor. No puedo darme el lujo de perder más tiempo en este lugar— exclamó con algo de nerviosismo que pronto intentó aplacar. —Takeshi Momo, 19 años— dijo sin más llevando su mirada hasta la entrada de la sala, al notar un movimiento extraño. Se sobresaltó un poco a tal punto que se levantó de la camilla de golpe y se mantuvo alerta, pero afortunadamente solo era alguien del personal que pasaba a toda prisa. Suspiró aliviada suponiendo que solo buscaban al interno.
—Es peligroso que me mantenga en este lugar— insistió, —¿No tiene una de esas….. cómo se llaman?... Vendas! Si eso. Con eso será suficiente ¿Verdad?— le indicó al enfermero mientras examinaba el lugar con la mirada tratando de visualizar el mencionado objeto. Pero antes de insistir se asomó una vez más su cabeza en la puerta, percibiendo lo que tanto temía. —No! Ya están aquí ¿Qué voy a hacer?— su mano temblaba al tiempo que la pasaba por su cabello, reflejando lo angustiada que se encontraba. —¿Me vio? Creo que si…Estoy acabada— caminaba de un lado a otro, intentando pensar en lo que podía hacer, el tiempo se le agotaba. Corrió hasta un escritorio cercano. —No puede decir que estoy aquí! Y tenga cuidado— le advirtió antes de ocultarse debajo de la mesa, encogió su cuerpo de la mejor manera que pudo.
Justo a tiempo… por aquella puerta se ingresó un hombre alto y fornido, vestido con un traje oscuro, mayor que ambos, incluso se podían distinguir algunas cicatrices en su rostro, la mayoría de los detalles indicaban que trataba de un criminal. Sin decir nada, divisó el lugar por un rato antes de fijar la mirada en el enfermero. —¿Dónde está?— cuestionó con esa voz gruesa que hizo estremecer a Momo. —La vi ingresar a este lugar, esa chica debe estar aquí. Solo dígame donde está y todo estará bien— el corazón de la chica palpitaba violentamente, se preguntaba si era capaz de someter al joven y averiguar su ubicación.
Takeshi Momo- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Edad : 27
Re: Cambio de Turno (Libre)
- Ah no, de hecho a veces suelo ser bastante despistado, pero me gusta mucho el área de psiquiatría así que a diario paso a ese piso a saludar a mis colegas o a los doctores de planta, normalmente me cuentan de los internos y a veces hago horas extra laborales en ese lugar. Es un hobbie, por decirlo de algún modo. - Le explicó y una especie de luz se encendió en los ojos del enfermero, no había que prestar mucha atención para darse cuenta que el muchacho tenía un gusto muy grande por el tema en sí. Quizás por eso fue que no notó el detalle de lo que la chica le decía. Ella no sentía la muñeca.
- ¿Así que eres paciente? Realmente tienes mala suerte para haber ido allá y haber acabado acá. - Le dijo sonriendo agradecido al haber recibido su nombre con mayor facilidad de lo que esperaba. Estaba por apuntar su nombre cuando notó su inquietud exagerada, intentó decirle que no se preocupara por el movimiento del personal, pero en su balbuceo evidenció que no era precisamente ese su temor.
Quizás la secuencia de eventos fue muy rápida como para que el enfermero pudiera procesar toda la escena, por lo que su cara de confusión frente al hombre que acababa de entrar fue completamente genuina.
- ¿Perdón? - Cuestionó a la vez que su mente intentaba ordenar las ideas y sacar algunas ideas de lo que ocurría, incluso si no comprendía razones o detalles una cosa era clara y era que la muchacha "Momo" no quería, ni debía ser encontrada por aquel sujeto grandulón.
- ¿Está buscando a alguien en particular? -Fingió ignorancia y mantuvo su postura desganada de siempre. Agradecía no haber alcanzado a apuntar el nombre de la chica en el papel y que no hubiese en verdad rastro de ella en la sala. Si la chica lograba mantenerse bien oculta, quizás podían safar de esa con algo de suerte.
- ¿Así que eres paciente? Realmente tienes mala suerte para haber ido allá y haber acabado acá. - Le dijo sonriendo agradecido al haber recibido su nombre con mayor facilidad de lo que esperaba. Estaba por apuntar su nombre cuando notó su inquietud exagerada, intentó decirle que no se preocupara por el movimiento del personal, pero en su balbuceo evidenció que no era precisamente ese su temor.
Quizás la secuencia de eventos fue muy rápida como para que el enfermero pudiera procesar toda la escena, por lo que su cara de confusión frente al hombre que acababa de entrar fue completamente genuina.
- ¿Perdón? - Cuestionó a la vez que su mente intentaba ordenar las ideas y sacar algunas ideas de lo que ocurría, incluso si no comprendía razones o detalles una cosa era clara y era que la muchacha "Momo" no quería, ni debía ser encontrada por aquel sujeto grandulón.
- ¿Está buscando a alguien en particular? -Fingió ignorancia y mantuvo su postura desganada de siempre. Agradecía no haber alcanzado a apuntar el nombre de la chica en el papel y que no hubiese en verdad rastro de ella en la sala. Si la chica lograba mantenerse bien oculta, quizás podían safar de esa con algo de suerte.
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 15/09/2014
Edad : 35
Re: Cambio de Turno (Libre)
Chasqueó la lengua mostrando una sonrisa ladina tras sus iniciales palabras. —Un hobbie tratar con esos mentalmente inestables, no me parece tan agradable— opinó pese a percibir que en verdad parecía agradarle esa parte de su trabajo. El chico se alejó dándole espacio, cosa que agradeció planeando no sonar borde o demasiado seca durante la conversación que pudiese producirse en esa sala mientras le curaba. —La verdad no me sorprende que algo como eso hubiese ocurrido. Este cuerpo suele atraer los daños fácilmente— expresó con indiferencia, mientras intentaba mover la muñeca aparentemente lesionada, pero solo se meneaba como la articulación de una muñeca de trapo.
Quizá hubiese conseguido inmovilizarla y recibido alguno que otro consejo por parte del enfermero, se marcharía a casa y ese habría sido el final de un día tan extraño, pero el destino parecía haberle preparado algo distinto. En el momento que divisó a uno de esos gorilas que en ocasiones le seguía, se maldijo mentalmente por no haber pospuesto la cita de ese día. Pero ya nada de eso podía cambiarlo, ya el mal estaba hecho, ahora solo le quedaba “orar” porque no le descubriese. Sabía que no era el lugar perfecto para esconderse, pero como verán no tenía muchas opciones, los baños estaban algo lejos…
—Ya le dije, estoy buscando a la chica, no se haga el tonto— Entonces un ruido fuerte hizo que Momo se sobresaltara, el hombre había golpeado una mesa arrojando todo el contenido sobre ella al suelo, mientras seguía cuestionando altanero. Entrecerró un poco sus ojos, sin embargo no podía dejar de apreciar discretamente la escena, no sabía realmente que hacer, era probablemente la primera vez en un tiempo que terminaba acorralada de esa forma. Abrazó sus rodillas y se dispuso a esperar lo que venía; después de todo no podía confiar por completo en ese chico, no le conocía y quizá podría resultar siendo uno de los que le entregarían de inmediato.
El hombre continuó rebuscando con la mirada hasta que impaciente saco puñal de considerable tamaño. —¿De verdad no va a colaborar? ¿Si le hiero seriamente con esto, será capaz de tratarse a tiempo?— quizá la confianza de aquel grandulón se debía a la conmoción del hospital o quizá… ¿Había más de sus hombres por allí? Eso no hacía más que ponerle nerviosa, así que pensando en que realmente se lanzaría contra el enfermero y llegaría hasta ella, terminó por abandonar su escondite. —Espera! Iré con ustedes, no tiene que causar más alborotos— exclamó mientras elevaba sus manos para hacerle entender que no había nada oculto en sus acciones.
Ahora bien… ¿Momo sacrificándose por ayudar a otro? No parecía ser lo normal, quizá la consciencia le atormentaría por la ayuda previa que el hombre le ofreció o era que solo estaba segura que tarde o temprano le encontraría y solo estaría retardando el proceso causando más problemas de lo debido. Por su parte, el hombre sonrió con malicia y se aproximó a la joven para con su mano libre sujetarla con fuerza del cabello y arrastrarla a su lado. —Yáh! ¿Qué estás haciendo? ¿Crees que él estará contento si me tratas de esta forma?— no le dolía en lo más mínimo, pero si sentía su orgullo quebrantarse, así que lo mínimo que podía reclamar era algo de “buen” trato, lo que sería pedir demasiado…
Justo cuando el hombre se disponía a llevarla, otro miembro del personal se asomó con la intención de dar un aviso, pero lo que diviso probablemente hizo que olvidara el recado. Era la distracción que esperaba, Momo dio un codazo directo al abdomen del sujeto al mismo tiempo que pateaba su pierna, cosa que le obligó a soltarle. Entre un pequeño forcejeo consiguió apartarse y aprovechó para sujetar al enfermero del brazo y arrastrarlo fuera de la sala. —Vamos. — comenzó a correr. La verdad pudo haberse marchado sola, dejando que los demás lidiaran con las consecuencias, pero su mente y su cuerpo trabajaron por separado. Además creyó que con eso podía estar a mano con el joven, pues le resultaba obvio que a pesar de que ella huyera el gorila pagaría su frustración con alguien más antes de ir a buscarle.
Lo primero que divisó fue un pequeño cuarto casi al final de uno de los pasillos, sin pensarlo mucho giró la perilla y se adentró. Una vez en el interior pudo darse cuenta de que el lugar funcionaba como una especie de armario para guardar la lencería. Estaba oscuro, pero aun así pudo apreciar las sabanas que yacían dobladas en el estante próximo. —Seguro se marchará pronto— murmuró. —¿Está usted bien?— cuestionó tras asegurar la puerta.
Quizá hubiese conseguido inmovilizarla y recibido alguno que otro consejo por parte del enfermero, se marcharía a casa y ese habría sido el final de un día tan extraño, pero el destino parecía haberle preparado algo distinto. En el momento que divisó a uno de esos gorilas que en ocasiones le seguía, se maldijo mentalmente por no haber pospuesto la cita de ese día. Pero ya nada de eso podía cambiarlo, ya el mal estaba hecho, ahora solo le quedaba “orar” porque no le descubriese. Sabía que no era el lugar perfecto para esconderse, pero como verán no tenía muchas opciones, los baños estaban algo lejos…
—Ya le dije, estoy buscando a la chica, no se haga el tonto— Entonces un ruido fuerte hizo que Momo se sobresaltara, el hombre había golpeado una mesa arrojando todo el contenido sobre ella al suelo, mientras seguía cuestionando altanero. Entrecerró un poco sus ojos, sin embargo no podía dejar de apreciar discretamente la escena, no sabía realmente que hacer, era probablemente la primera vez en un tiempo que terminaba acorralada de esa forma. Abrazó sus rodillas y se dispuso a esperar lo que venía; después de todo no podía confiar por completo en ese chico, no le conocía y quizá podría resultar siendo uno de los que le entregarían de inmediato.
El hombre continuó rebuscando con la mirada hasta que impaciente saco puñal de considerable tamaño. —¿De verdad no va a colaborar? ¿Si le hiero seriamente con esto, será capaz de tratarse a tiempo?— quizá la confianza de aquel grandulón se debía a la conmoción del hospital o quizá… ¿Había más de sus hombres por allí? Eso no hacía más que ponerle nerviosa, así que pensando en que realmente se lanzaría contra el enfermero y llegaría hasta ella, terminó por abandonar su escondite. —Espera! Iré con ustedes, no tiene que causar más alborotos— exclamó mientras elevaba sus manos para hacerle entender que no había nada oculto en sus acciones.
Ahora bien… ¿Momo sacrificándose por ayudar a otro? No parecía ser lo normal, quizá la consciencia le atormentaría por la ayuda previa que el hombre le ofreció o era que solo estaba segura que tarde o temprano le encontraría y solo estaría retardando el proceso causando más problemas de lo debido. Por su parte, el hombre sonrió con malicia y se aproximó a la joven para con su mano libre sujetarla con fuerza del cabello y arrastrarla a su lado. —Yáh! ¿Qué estás haciendo? ¿Crees que él estará contento si me tratas de esta forma?— no le dolía en lo más mínimo, pero si sentía su orgullo quebrantarse, así que lo mínimo que podía reclamar era algo de “buen” trato, lo que sería pedir demasiado…
Justo cuando el hombre se disponía a llevarla, otro miembro del personal se asomó con la intención de dar un aviso, pero lo que diviso probablemente hizo que olvidara el recado. Era la distracción que esperaba, Momo dio un codazo directo al abdomen del sujeto al mismo tiempo que pateaba su pierna, cosa que le obligó a soltarle. Entre un pequeño forcejeo consiguió apartarse y aprovechó para sujetar al enfermero del brazo y arrastrarlo fuera de la sala. —Vamos. — comenzó a correr. La verdad pudo haberse marchado sola, dejando que los demás lidiaran con las consecuencias, pero su mente y su cuerpo trabajaron por separado. Además creyó que con eso podía estar a mano con el joven, pues le resultaba obvio que a pesar de que ella huyera el gorila pagaría su frustración con alguien más antes de ir a buscarle.
Lo primero que divisó fue un pequeño cuarto casi al final de uno de los pasillos, sin pensarlo mucho giró la perilla y se adentró. Una vez en el interior pudo darse cuenta de que el lugar funcionaba como una especie de armario para guardar la lencería. Estaba oscuro, pero aun así pudo apreciar las sabanas que yacían dobladas en el estante próximo. —Seguro se marchará pronto— murmuró. —¿Está usted bien?— cuestionó tras asegurar la puerta.
Takeshi Momo- Ocupación : Estudiante de 3°
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Fecha de inscripción : 18/07/2017
Edad : 27
Re: Cambio de Turno (Libre)
- Por eso le pregunto a qué chica está buscando precisamente. -Respondió Casper intentando ganar algo de tiempo y hacer parecer lógica su ignorancia. Aunque no tenía una apariencia intimidante ni contara precisamente con la fuerza necesaria para hacerle frente a tan enorme sujeto, el polaco al menos confiaba en su cabeza y en su capacidad para persuadir a las personas por lo que procuró mantener la calma. Así también confiaba en que el sujeto no sería tan estúpido como para agredir a algún funcionario del hospital.
Se había equivocado o a menos eso pensó cuando lo vio sacar el puñal. Contuvo la respiración un momento y luego suspiró, fingiendo no prestar importancia al puñal. -No le recomendaría hacer eso. Puede que sea capaz de tratarme a tiempo, puede que no, pero lo que no cambiará es el hecho de que agredió sin motivos a un enfermero del hospital, hay cámaras en todos lados y esto ya cuenta como una seria amenaza...- Pero de pronto su argumento fue interrumpido por la voz de la chica quien había abandonado por completo su escondite y había desbaratado de inmediato todo el esfuerzo que Casper intentaba hacer.
Chasqueó la lengua y le dedicó una mirada un tanto reporbatoria pero no agresiva, sino más bien llena de resignación. Su semblante se mantuvo igual solo hasta que el tipo fue a tomar a la chica del cabello.
-Oye, ¡Espe-...!- Iba a reprocharle cuando de un momento a otro toda la situación cambió y ahora estaba siendo arrastrado, obligandolo a huir de la sala de emergencias.
Cuando se detuvieron el enfermero pudo notar donde rayos habían ido a dar. Con un gesto más cansino de lo usal dio un suspiro y se llevó una mano al rostro. La situación era un desastre.
- ¿Qué diablos fue eso? -Preguntó intentando rearmar todo en su cabeza. Agradecía en parte que lo sacara de ahí pero aquello había sido demasiado imprudente. Ahora no solo estaba fugado de su lugar de trabajo sino que tendría que ver cómo rayos hacía para volver ahí. Por otra parte esperaba que el grandulón no atacara a la otra persona que había quedado en la sala con él.
-Estoy bien, eso no es lo importante... - Respondió de forma casi automática mientras buscaba en uno de sus bolsillos su celular. Sus dedos teclearon con rapidez y luego marcó un número para dar aviso del suceso con toda la formalidad correspondiente. Lo más probable es que detuvieran al gorila por disturbios en el hospital y por amenazas hacia un funcionario. Solo entonces podría volver.
-¿Cómo esta tu mano? -Preguntó una vez cortó la llamada, enfocando nuevamente toda su atención en la lesión de la jovencita.
Se había equivocado o a menos eso pensó cuando lo vio sacar el puñal. Contuvo la respiración un momento y luego suspiró, fingiendo no prestar importancia al puñal. -No le recomendaría hacer eso. Puede que sea capaz de tratarme a tiempo, puede que no, pero lo que no cambiará es el hecho de que agredió sin motivos a un enfermero del hospital, hay cámaras en todos lados y esto ya cuenta como una seria amenaza...- Pero de pronto su argumento fue interrumpido por la voz de la chica quien había abandonado por completo su escondite y había desbaratado de inmediato todo el esfuerzo que Casper intentaba hacer.
Chasqueó la lengua y le dedicó una mirada un tanto reporbatoria pero no agresiva, sino más bien llena de resignación. Su semblante se mantuvo igual solo hasta que el tipo fue a tomar a la chica del cabello.
-Oye, ¡Espe-...!- Iba a reprocharle cuando de un momento a otro toda la situación cambió y ahora estaba siendo arrastrado, obligandolo a huir de la sala de emergencias.
Cuando se detuvieron el enfermero pudo notar donde rayos habían ido a dar. Con un gesto más cansino de lo usal dio un suspiro y se llevó una mano al rostro. La situación era un desastre.
- ¿Qué diablos fue eso? -Preguntó intentando rearmar todo en su cabeza. Agradecía en parte que lo sacara de ahí pero aquello había sido demasiado imprudente. Ahora no solo estaba fugado de su lugar de trabajo sino que tendría que ver cómo rayos hacía para volver ahí. Por otra parte esperaba que el grandulón no atacara a la otra persona que había quedado en la sala con él.
-Estoy bien, eso no es lo importante... - Respondió de forma casi automática mientras buscaba en uno de sus bolsillos su celular. Sus dedos teclearon con rapidez y luego marcó un número para dar aviso del suceso con toda la formalidad correspondiente. Lo más probable es que detuvieran al gorila por disturbios en el hospital y por amenazas hacia un funcionario. Solo entonces podría volver.
-¿Cómo esta tu mano? -Preguntó una vez cortó la llamada, enfocando nuevamente toda su atención en la lesión de la jovencita.
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 15/09/2014
Edad : 35
Re: Cambio de Turno (Libre)
—Te lo he dejado bien claro. Debes hacerlo, no me interesa si lo quieres o no. Esa no es tu decisión. ¿Acaso puedes hacer tu propia vida? Trata de vivir de la manera que quieres por tu cuenta, cuando ni siquiera has ganado un centavo. La libertad de la que hablas…Incluso esa libertad, fui yo quien te la dio. Te darás cuenta de ello dolorosamente en tus huesos-
Momo nunca pensó que aquellas palabras pronunciadas en un momento de ira por el hombre que según le amaba, fuesen sinceras, sin embargo, desde hace un tiempo lo había experimentado y le seguía atormentando. Aunque estaba claro que ella era una persona fuerte que no se dejaría doblegar fácilmente y que tarde o temprano esperaría encontrar una forma de salir de eso. Después de todo, su vida siempre había estado llena de amenazas. Le molestaba cuando se sentía acorralada porque no era capaz de pensar con claridad, quizá por esa razón salió precipitadamente de su escondite y de paso terminó arrastrando a aquel muchacho con ella.
—¿Qué cosa?— preguntó con ironía, recargando la espalda de la puerta. —Lo que pasó fue que le salvé el trasero, así que con ello deberíamos estar a mano ¿No es así?— ladeó un poco su cabeza llegando a formar una sonrisa en sus labios. Entendía que aquel joven estuviese tan confundido o aturdido, cualquiera en su lugar lo estaría, pero al igual que desde que se toparon, Momo seguía sin aclarar por completo sus dudas. No estaba segura de que darle alguna explicación hiciera que la situación cambiara.
—Ese sujeto es muy peligroso, le hubiese matado sin rechistar. Lo lamento por ese compañero que dejó atrás— comentó encogiéndose de hombros con notoria indiferencia. Al menos ya no se sentía tan asustada, pues creía que aquel pobre sujeto sería una distracción que terminaría salvándole. —Oiga!... ¿A quién está llamando? No es la policía ¿Verdad?— cuestionó, reprimiendo las ganas de arrebatarle el celular. —¿Está asustado?— le examinó con la mirada y rió casi de forma burlista antes de enarcar una ceja por su pregunta. Hasta ese momento lo había olvidado.
Elevó la mano lentamente, abriendo los ojos de par en par al ver como esta sangraba. —¿S-sangre…?— el líquido carmesí recorría su mano hasta bajar por el brazo y llevaba rato goteando en el suelo. Con su otra mano la inspeccionó y se percató de que había un corte diagonal en su palma, probablemente provocado durante el forcejeó con el grandulón. —Oh.. no es mucho, la sangre suele ser muy escandalosa— dijo relajando sus facciones al saciar su curiosidad. —Como puede ver no está bien, pero seguramente sanará. No sienta tanta preocupación, ya le di a entender que no soy consciente de su dolor— se quitó la bata blanca para posarla sobre su mano herida. De una forma torpe y descuidada comenzó a limpiar la sangre.
—Si está tan ansioso por volver a su trabajo puede hacerlo ya, aunque le advierto que no será nada agradable lo que apreciará— añadió refiriéndose a la posible escena que encontraría en la sala de emergencia. —Además procure tener cuidado. Como le dije son gente peligrosa, no olvidan los rostros de quienes se interponen en su camino— le advirtió mirándole fijamente, con una sonrisa un tanto maliciosa. ¿Qué clase de cosas pasaban por la mente de esa chica? Se alejó de la puerta, acomodándose cerca de uno de los estantes que apenas y podía ver por la oscuridad.
Takeshi Momo- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Edad : 27
Re: Cambio de Turno (Libre)
El enfermero escuchó a la chica en silencio, observando cada una de sus expresiones, en su forma de hablar, en como intentaba en vano detener la sangre y lo único que pudo hacer una vez la chica cerró sus labios, fue suspirar.
¿Por qué rayos a los críos de hoy en día les gustaba ser tan dramáticos? Un fugaz recuerdo pasó por su cabeza, uno referido a sus días de juventud que le pintó una sonrisa resignada pero bastante cálida en el rostro. Cerró los ojos un momento y luego los volvió a abrir, avanzando a paso firma hacia donde se encontraba la chica.
Le quitó la bata de las manos y envolvió firmemente la palma de la chica con una de las mangas, tomó su otra mano y la puso sobre la que tenía la herida.
-Procura presionar con fuerza - Le dijo para luego sacarse su propia bata y cubrir la cabeza de Momo antes de tomarla de la muñeca y sacarla de ahí rumbo a alguna sala del hospital que estuviese vacía, donde pudiera terminar de tratar su mano y terminar de colocar al menos un vendaje en ella.
-No te detengas. Si te portas bien te prometo que en 20 minutos podrás irte. Yo mismo te sacaré por las salidas que ocupa el personal del hospital.- Si no podía volver a su lugar de trabajo entonces al menos terminaría de hacer su trabajo en cualquier otro lugar.
A los pocos minutos de andar por los pasillos y de haberse alejado lo suficiente del área de urgencias, se metió con la muchacha a una de las salas de insumos médicos, cerrando la puerta con llave. Solo entonces soltó la mano de la chica y se dirigió a un estante en el que había implementos para realizar la curación.
-Siéntate en donde puedas, solo voy a hacer un vendaje y desinfectaremos esa herida. Tendrás que venir al hospital de nuevo para hacer un estudio de tu mano dentro de los próximos días, pero por ahora te dejaré ir si me dejas hacer al menos hacer la curación. - No estaba dispuesto a tranzar más que eso, se notaba en su mirada, pues no se trataba de quien era más testarudo o quien quedaría debiéndole algo al otro, sencillamente era que Casper veía aquello como su mínimo deber y nada más.
¿Por qué rayos a los críos de hoy en día les gustaba ser tan dramáticos? Un fugaz recuerdo pasó por su cabeza, uno referido a sus días de juventud que le pintó una sonrisa resignada pero bastante cálida en el rostro. Cerró los ojos un momento y luego los volvió a abrir, avanzando a paso firma hacia donde se encontraba la chica.
Le quitó la bata de las manos y envolvió firmemente la palma de la chica con una de las mangas, tomó su otra mano y la puso sobre la que tenía la herida.
-Procura presionar con fuerza - Le dijo para luego sacarse su propia bata y cubrir la cabeza de Momo antes de tomarla de la muñeca y sacarla de ahí rumbo a alguna sala del hospital que estuviese vacía, donde pudiera terminar de tratar su mano y terminar de colocar al menos un vendaje en ella.
-No te detengas. Si te portas bien te prometo que en 20 minutos podrás irte. Yo mismo te sacaré por las salidas que ocupa el personal del hospital.- Si no podía volver a su lugar de trabajo entonces al menos terminaría de hacer su trabajo en cualquier otro lugar.
A los pocos minutos de andar por los pasillos y de haberse alejado lo suficiente del área de urgencias, se metió con la muchacha a una de las salas de insumos médicos, cerrando la puerta con llave. Solo entonces soltó la mano de la chica y se dirigió a un estante en el que había implementos para realizar la curación.
-Siéntate en donde puedas, solo voy a hacer un vendaje y desinfectaremos esa herida. Tendrás que venir al hospital de nuevo para hacer un estudio de tu mano dentro de los próximos días, pero por ahora te dejaré ir si me dejas hacer al menos hacer la curación. - No estaba dispuesto a tranzar más que eso, se notaba en su mirada, pues no se trataba de quien era más testarudo o quien quedaría debiéndole algo al otro, sencillamente era que Casper veía aquello como su mínimo deber y nada más.
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 15/09/2014
Edad : 35
Re: Cambio de Turno (Libre)
Inevitablemente cuando le vio acercarse, ella retrocedió por puro reflejo llegando a chocar su espalda contra el estante, mientras le miraba curiosa, estaba acostumbrada a que cuando su actitud se volvía tan molesta, recibiera alguna reprimenda del contrario, quizá por eso esperaba algo completamente diferente a lo que hizo. Miró confusa como envolvía su mano con la manga de la bata y asintió descuidadamente a su indicación. —Eso ya lo sabía— refutó, ejerciendo presión sobre la herida. Nuevamente se sorprendió cuando la cubrió con su bata y procedió a sacarla de aquel cuarto. Varias preguntas cruzaban por la mente de Momo.
—¿Por qué… Tcé. Está bien, si sigue insistiendo en eso, le seguiré— decidió dejar a medias aquella pregunta, cambiándola por una frase que denotaba fastidio. Su mente a veces tenía unas cosas incomprensibles cuando se paraba a pensar pero así era ella, con esos pequeños demonios dentro, como todos. En el camino se mantuvo milagrosamente en silencio, incluso cuando arribaron a una nueva sala y le observaba hurgar en los estantes. Bajó la mirada hasta su mano sana y la contemplo por unos segundos, con una expresión un tanto extraña. —Esta bien por mi— murmuró, elevando la mirada examinando su alrededor hasta divisar una silla, a la cual se encaminó y tomó asiento con una obediencia extraña en ella.
Volvió a observarlo con curiosidad. —Es una persona muy dedicada a su trabajo ¿Verdad?— Intentaba no ser tan borde porque él le intentaría curar y había sido bueno con ella, de momento. Movió su mano hasta posarla sobre la lesión, la verdad estaba acostumbrada a esas heridas, a ver cardenales y morados en su piel desde hacía años, pero le recordaban a su padre y era algo que quería olvidar. Los golpes, por mucho que quieras a quien los de, duelen. Aunque ya para ese entonces Momo padecía CIPA, de cualquier manera, le dolían.
Nunca antes me han tratado con tanta…delicadeza, pensó. Era cierto que su madre antes solía peinar su cabello liso con ese tacto, suavidad y cariño que desprenden las madres que incluso le relajaba, hasta que dejó de hacerlo. —La confianza es algo que me cuesta— murmuró de repente, desviando la mirada al suelo apoyando la mano en la silla. La confianza para ella era algo difícil sobre todo si tenía que confiar de un médico, o en este caso en un enfermero. Le iba a costar, además sabía que a veces la confianza puede llegar a ser ciega.
Pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja. Alzó la mirada hacia su rostro e intentó sonreír pero no le salió más que apretar los labios un poco. —Gracias— dijo con voz suave, agradeciéndole por curarle y ayudarle antes. Hubiera sido otro y no le hubiera dado las gracias. Eso ya era un paso, o al menos eso parecía. —A veces me pregunto si en realidad hay alguien que se preocupe por otras personas, más que por sí mismo— Incluso preguntándoselo a ella misma dudaría. —No creo que haya nadie que sea así, ni mi padre es así, ni siquiera mi madre a la que le salvé la vida en manos de mi padre más de una vez, ella no dudó en marcharse o callarse cuando me estaba pegando—. «”Tienes que ser más obediente Momo”, me decía mi padre, y lo hice, juro que lo intenté. Juro que intenté ser la hija que siempre quiso, dejé que hiciera lo que quisiera conmigo. Dejé que me pegara aunque hiciera daño, para que él se sintiera a gusto, que me gritara, zarandeara, tirara contra el suelo, dejé que me tocara… dejé todo mi ser a su merced. Pero no era suficiente. Nunca lo era. Y nadie más se preocupó por mi»… —Usted… ¿Hace esto sólo por qué es su trabajo? ¿O por qué se siente al menos un poco preocupado por mi?— le preguntó mirándole con una expresión neutra, sin querer mostrar ni un poco lo que llegaba a sentir.
Sabía la respuesta, ni siquiera le conocía de antes, sólo por mala suerte para él, se la había topado por casualidad en aquella emergencia, así que claramente no podría estar preocupado por ella, por alguien que apenas conocía, pero en el fondo, necesitaba aclararlo, escucharlo decir que era sólo su deber y nada más. De esa forma, se podía sentir…como siempre. —¿Cuánto… tiempo tendré que estar con eso en la mano?— preguntó, esperando que respondiera el día aproximado que tenía que volver para que se lo quitara. No le gustaba tener vendajes en su cuerpo, y más si eran visibles.
—¿Por qué… Tcé. Está bien, si sigue insistiendo en eso, le seguiré— decidió dejar a medias aquella pregunta, cambiándola por una frase que denotaba fastidio. Su mente a veces tenía unas cosas incomprensibles cuando se paraba a pensar pero así era ella, con esos pequeños demonios dentro, como todos. En el camino se mantuvo milagrosamente en silencio, incluso cuando arribaron a una nueva sala y le observaba hurgar en los estantes. Bajó la mirada hasta su mano sana y la contemplo por unos segundos, con una expresión un tanto extraña. —Esta bien por mi— murmuró, elevando la mirada examinando su alrededor hasta divisar una silla, a la cual se encaminó y tomó asiento con una obediencia extraña en ella.
Volvió a observarlo con curiosidad. —Es una persona muy dedicada a su trabajo ¿Verdad?— Intentaba no ser tan borde porque él le intentaría curar y había sido bueno con ella, de momento. Movió su mano hasta posarla sobre la lesión, la verdad estaba acostumbrada a esas heridas, a ver cardenales y morados en su piel desde hacía años, pero le recordaban a su padre y era algo que quería olvidar. Los golpes, por mucho que quieras a quien los de, duelen. Aunque ya para ese entonces Momo padecía CIPA, de cualquier manera, le dolían.
Nunca antes me han tratado con tanta…delicadeza, pensó. Era cierto que su madre antes solía peinar su cabello liso con ese tacto, suavidad y cariño que desprenden las madres que incluso le relajaba, hasta que dejó de hacerlo. —La confianza es algo que me cuesta— murmuró de repente, desviando la mirada al suelo apoyando la mano en la silla. La confianza para ella era algo difícil sobre todo si tenía que confiar de un médico, o en este caso en un enfermero. Le iba a costar, además sabía que a veces la confianza puede llegar a ser ciega.
Pasó un mechón de cabello por detrás de su oreja. Alzó la mirada hacia su rostro e intentó sonreír pero no le salió más que apretar los labios un poco. —Gracias— dijo con voz suave, agradeciéndole por curarle y ayudarle antes. Hubiera sido otro y no le hubiera dado las gracias. Eso ya era un paso, o al menos eso parecía. —A veces me pregunto si en realidad hay alguien que se preocupe por otras personas, más que por sí mismo— Incluso preguntándoselo a ella misma dudaría. —No creo que haya nadie que sea así, ni mi padre es así, ni siquiera mi madre a la que le salvé la vida en manos de mi padre más de una vez, ella no dudó en marcharse o callarse cuando me estaba pegando—. «”Tienes que ser más obediente Momo”, me decía mi padre, y lo hice, juro que lo intenté. Juro que intenté ser la hija que siempre quiso, dejé que hiciera lo que quisiera conmigo. Dejé que me pegara aunque hiciera daño, para que él se sintiera a gusto, que me gritara, zarandeara, tirara contra el suelo, dejé que me tocara… dejé todo mi ser a su merced. Pero no era suficiente. Nunca lo era. Y nadie más se preocupó por mi»… —Usted… ¿Hace esto sólo por qué es su trabajo? ¿O por qué se siente al menos un poco preocupado por mi?— le preguntó mirándole con una expresión neutra, sin querer mostrar ni un poco lo que llegaba a sentir.
Sabía la respuesta, ni siquiera le conocía de antes, sólo por mala suerte para él, se la había topado por casualidad en aquella emergencia, así que claramente no podría estar preocupado por ella, por alguien que apenas conocía, pero en el fondo, necesitaba aclararlo, escucharlo decir que era sólo su deber y nada más. De esa forma, se podía sentir…como siempre. —¿Cuánto… tiempo tendré que estar con eso en la mano?— preguntó, esperando que respondiera el día aproximado que tenía que volver para que se lo quitara. No le gustaba tener vendajes en su cuerpo, y más si eran visibles.
Takeshi Momo- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Edad : 27
Re: Cambio de Turno (Libre)
- A todos nos cuesta confiar. - Contestó sin perder la atención de lo que estaba hciendo, comenzando a desinfectar la herida con una solución un tanto jabonosa, ignorando por completo el comentario sobre lo dedicado que parecía a su trabajo, pues ni él mismo sabía bien qué tan cierto eso era.
Casper continuó curando la herida, comenzando a vendarla mientras la muchacha comenzaba a soltar por propia voluntad cosas de su vida privada que le dieron al Polaco una vaga pero rápida idea de la clase de familia que tenía la chica. Ahora entendía mucho mejor que estuviera envuelta en líos y que su respuesta fuese tan altanera como un gato arisco. El enfermero alzó la vista y le dedicó una mirada que parecía decir "sé a lo que te refieres."
- Si soy honesto, sería ambas. No te conozco, pero eres mi paciente, o lo eras al menos hasta que decidiste huír de la sala de emergencia. Si solo te viera como mi deber, entonces desde el momento en que pisaste el pasillo mi deber contigo acababa. Sin embargo, es demasiado poco responsable decir que me preocupas como persona sin realmente conocerte. Suena a una mala mentira. - Aseguró mientras terminaba de afirmar los vendajes y se permitió darle una pequeña palmada en la cabeza a la chica. - Sí, hay gente que realmente se preocupa por alguien más allá de sí mismos. - Y esta vez en su mirada se vislumbró cierto pesar. - Pero no todos. Tampoco puedes esperar que esa preocupación nazca de forma espontanea. Si no generas lazos reales con los demás, probablemente solo te termines rodeando de personas superficiales. -Era recordar sus días de juventud, era ver una parte suya en un espejo. El resentimiento, la falta de fe en las personas, las heridas silenciosas y la rebeldía que parecía no medirse sin importar las circunstancias. Pero bien sabía Casper que la persepción que tenía de la muchacha frente a él era lo que él mismo quería creer y podía estar completamente equivocado.
"Pero de eso se trata." Pensó para si mismo y luego dio otro pequeño suspiro, incorporándose para ordenar lo que había ocupado.
- Al menos debes tener eso por una semana. Debes volver aquí apenas puedas, pero con todo este revuelo creo que lo más prudente es que dejemos pasar un par de días. Puede verte cualquier traumatólogo, también puedes buscarme si no quieres tener que lidiar con alguien nuevo, puedes preguntar por Casper, enfermero del área de urgencias. Quedará a tu criterio venir o no. Es tu mano, es tu responsabilidad también. - Dijo al acabar de ordenar y le hizo una seña para que se levantara. Tal y como había prometido, planeaba sacarla del hospital por una salida segura.
Casper continuó curando la herida, comenzando a vendarla mientras la muchacha comenzaba a soltar por propia voluntad cosas de su vida privada que le dieron al Polaco una vaga pero rápida idea de la clase de familia que tenía la chica. Ahora entendía mucho mejor que estuviera envuelta en líos y que su respuesta fuese tan altanera como un gato arisco. El enfermero alzó la vista y le dedicó una mirada que parecía decir "sé a lo que te refieres."
- Si soy honesto, sería ambas. No te conozco, pero eres mi paciente, o lo eras al menos hasta que decidiste huír de la sala de emergencia. Si solo te viera como mi deber, entonces desde el momento en que pisaste el pasillo mi deber contigo acababa. Sin embargo, es demasiado poco responsable decir que me preocupas como persona sin realmente conocerte. Suena a una mala mentira. - Aseguró mientras terminaba de afirmar los vendajes y se permitió darle una pequeña palmada en la cabeza a la chica. - Sí, hay gente que realmente se preocupa por alguien más allá de sí mismos. - Y esta vez en su mirada se vislumbró cierto pesar. - Pero no todos. Tampoco puedes esperar que esa preocupación nazca de forma espontanea. Si no generas lazos reales con los demás, probablemente solo te termines rodeando de personas superficiales. -Era recordar sus días de juventud, era ver una parte suya en un espejo. El resentimiento, la falta de fe en las personas, las heridas silenciosas y la rebeldía que parecía no medirse sin importar las circunstancias. Pero bien sabía Casper que la persepción que tenía de la muchacha frente a él era lo que él mismo quería creer y podía estar completamente equivocado.
"Pero de eso se trata." Pensó para si mismo y luego dio otro pequeño suspiro, incorporándose para ordenar lo que había ocupado.
- Al menos debes tener eso por una semana. Debes volver aquí apenas puedas, pero con todo este revuelo creo que lo más prudente es que dejemos pasar un par de días. Puede verte cualquier traumatólogo, también puedes buscarme si no quieres tener que lidiar con alguien nuevo, puedes preguntar por Casper, enfermero del área de urgencias. Quedará a tu criterio venir o no. Es tu mano, es tu responsabilidad también. - Dijo al acabar de ordenar y le hizo una seña para que se levantara. Tal y como había prometido, planeaba sacarla del hospital por una salida segura.
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 53
Fecha de inscripción : 15/09/2014
Edad : 35
Re: Cambio de Turno (Libre)
Una vez escuchó que: ”la confianza era como el polvo, que antes de acumularse era nada”; pero aun siendo de ese modo, nunca había tenido la oportunidad de figurativamente amontonar tanto polvo por alguien, y las veces que lo intentó este se disipó demasiado pronto, así que… ¿Para qué molestarse en intentarlo? Suspiró con pesadez, parecía cansada, ni siquiera tenía mucho ánimo de hablar, algo muy raro en ella, pues casi nunca paraba de hacerlo. Se dedicó a observar como trataba su herida y posteriormente a escuchar atenta su respuesta. Asintió algo aliviada a sus palabras iniciales. « Tiene razón…»
Se sorprendió un poco al sentir aquel breve contacto en su cabeza, pero aun así se permitió mostrar una sonrisa tenue, pues le había parecido un gesto agradable. —”Personas superficiales”…— repitió en un murmullo, reflexionando un poco sobre sus palabras. —No es tan malo después de todo ¿No cree?— dijo mientras le veía apartarse para organizar sus implementos. —Si te rodeas de personas superficiales, ellas no se preocuparan realmente por ti, ni tú por ellos. Entonces no saldrás lastimado y eso es lo importante para sobrevivir— opinó con apatía. —Después de todo, es lo que te obligan a creer, a pesar de la palabrería motivacional de la amistad y el amor. Eso también es superficial— volvió a suspirar, intentando dejar de lado todo eso, incluso se preguntaba porque había terminado hablando de esas cosas con él.
—”Casper”— susurró intentando grabar el peculiar nombre en su memoria. —De acuerdo, si lo veo necesario vendré y te buscaré— sonrío mientras empleaba su otra mano para inspeccionar el vendaje que recién le había colocado antes de ponerse de pie. —Supongo que ya se deben haber calmado las cosas, ellos no son tan persistentes en una persecución, seguro lo intentaran mañana, pero en tal caso estaré más prevenida— mencionó con tranquilidad, pues conocía bien a esos delincuentes, se les había escapado en más de una ocasión, salvo cuando necesitaba algo de ellos, sabía que el fondo no tenían la intención de lastimarle seriamente, si esa fuera el objetivo de su jefe hace mucho estaría enterrada bajo tierra.
—Date prisa en guiarme hasta la salida, o sino mientras más tiempo te tome terminarás acostumbrándote a mi presencia como los demás— bromeó atreviéndose a palmear su hombro como si comenzaran a ser cercanos, pero sólo era parte de la “confianza” temprana que solía tomarse con algunas personas. Sus expresiones se habían suavizado por mucho, ya casi no quedaba de esa hostilidad inicial, quizá toda esa situación había conseguido agotarle lo suficiente o era que Casper con su apacible actuar, podría tener ese efecto en las personas, quién sabe.
Se sorprendió un poco al sentir aquel breve contacto en su cabeza, pero aun así se permitió mostrar una sonrisa tenue, pues le había parecido un gesto agradable. —”Personas superficiales”…— repitió en un murmullo, reflexionando un poco sobre sus palabras. —No es tan malo después de todo ¿No cree?— dijo mientras le veía apartarse para organizar sus implementos. —Si te rodeas de personas superficiales, ellas no se preocuparan realmente por ti, ni tú por ellos. Entonces no saldrás lastimado y eso es lo importante para sobrevivir— opinó con apatía. —Después de todo, es lo que te obligan a creer, a pesar de la palabrería motivacional de la amistad y el amor. Eso también es superficial— volvió a suspirar, intentando dejar de lado todo eso, incluso se preguntaba porque había terminado hablando de esas cosas con él.
—”Casper”— susurró intentando grabar el peculiar nombre en su memoria. —De acuerdo, si lo veo necesario vendré y te buscaré— sonrío mientras empleaba su otra mano para inspeccionar el vendaje que recién le había colocado antes de ponerse de pie. —Supongo que ya se deben haber calmado las cosas, ellos no son tan persistentes en una persecución, seguro lo intentaran mañana, pero en tal caso estaré más prevenida— mencionó con tranquilidad, pues conocía bien a esos delincuentes, se les había escapado en más de una ocasión, salvo cuando necesitaba algo de ellos, sabía que el fondo no tenían la intención de lastimarle seriamente, si esa fuera el objetivo de su jefe hace mucho estaría enterrada bajo tierra.
—Date prisa en guiarme hasta la salida, o sino mientras más tiempo te tome terminarás acostumbrándote a mi presencia como los demás— bromeó atreviéndose a palmear su hombro como si comenzaran a ser cercanos, pero sólo era parte de la “confianza” temprana que solía tomarse con algunas personas. Sus expresiones se habían suavizado por mucho, ya casi no quedaba de esa hostilidad inicial, quizá toda esa situación había conseguido agotarle lo suficiente o era que Casper con su apacible actuar, podría tener ese efecto en las personas, quién sabe.
Takeshi Momo- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Edad : 27
Re: Cambio de Turno (Libre)
- ¿De verdad eso es lo que piensas? - Preguntó de reojo, con una voz suave pero que sin dudas parecía perspicaz. Si realmente la chica estuviera convencida de aquella conclusión entonces muy posiblemente el tema ni siquiera hubiese salido a conversación en primer lugar. De cualquier forma la pregunta quedó lanzada al aire, pues el polaco inmediatamente después de ordenar y guardar lo utilizado, se dirigió a la puerta, recibiendo en la pasada las palmaditas en su espalda, detalle que tampoco pasó desapercibido para él, pero frente al cual no hizo ningún comentario.
- ¿Eso sería malo? - Preguntó con curiosidad ante la broma/advertencia que le hizo la muchacha, pues no había comprendido bien a lo que se refería. Se volteó una vez para darle una sonrisa suave, un tanto cómplice que fue acompañada por un gesto de secretismo, indicando que incluso ahí debían intentar pasar desapercibidos. Fue similar a lo que hizo antes de sacarla del cuarto anterior, incluso volvió a cubrirla con su delantal blanco antes de salir y la guió por el pasillo hasta cruzar la recepción. En su otra mano cargaba el delantal manchado con la sangre de la muchacha, el cual dejó en uno de los cestos destinados a lavandería que encontró a su paso.
Algunos colegas o médicos lo miraban curioso, pero el hacía el mismo gesto cómplice de su índice sobre sus labios, acompañado de una suave sonrisa indicando que "era un secreto", más tarde por supuesto se encargaría de dar las respectivas explicaciones y de poner en orden los hechos, incluido el incidente de la sala de emergencias, pero ahora su objetivo era sencillamente que la chica pudiese abandonar el hospital de forma segura.
Tomaron el ascensor del personal que sí, estaba bastante escondido y solo cuando estuvieron dentro y las puertas se cerraron, Casper le quitó la bata de encima y se la volvió a colocar. Indicándole después que se arreglara el cabello porque la tela había generado un poco de estática sobre ella.
- Vamos hasta el primer piso, saldrás a un pasillo blanco que solo conduce a una puerta que está junto a las escaleras. Esa es la salida de emergencias y es la salida que generalmente usa solo el personal, así que no deberías tener ningún problema, dudo que alguien fuera del hospital conozca esa salida. Camina derecho un par de cuadras y luego dobla a la izquierda, te vas a ubicar de inmediato. - Le indicó y es que aunque le preocupara, no podía salir del hospital. Eso era todo cuanto podía hacer por la muchacha.
- Procura cuidar esa mano. Incluso si no sientes nada, las heridas causan daño y no queremos que empeore ¿verdad? -
- ¿Eso sería malo? - Preguntó con curiosidad ante la broma/advertencia que le hizo la muchacha, pues no había comprendido bien a lo que se refería. Se volteó una vez para darle una sonrisa suave, un tanto cómplice que fue acompañada por un gesto de secretismo, indicando que incluso ahí debían intentar pasar desapercibidos. Fue similar a lo que hizo antes de sacarla del cuarto anterior, incluso volvió a cubrirla con su delantal blanco antes de salir y la guió por el pasillo hasta cruzar la recepción. En su otra mano cargaba el delantal manchado con la sangre de la muchacha, el cual dejó en uno de los cestos destinados a lavandería que encontró a su paso.
Algunos colegas o médicos lo miraban curioso, pero el hacía el mismo gesto cómplice de su índice sobre sus labios, acompañado de una suave sonrisa indicando que "era un secreto", más tarde por supuesto se encargaría de dar las respectivas explicaciones y de poner en orden los hechos, incluido el incidente de la sala de emergencias, pero ahora su objetivo era sencillamente que la chica pudiese abandonar el hospital de forma segura.
Tomaron el ascensor del personal que sí, estaba bastante escondido y solo cuando estuvieron dentro y las puertas se cerraron, Casper le quitó la bata de encima y se la volvió a colocar. Indicándole después que se arreglara el cabello porque la tela había generado un poco de estática sobre ella.
- Vamos hasta el primer piso, saldrás a un pasillo blanco que solo conduce a una puerta que está junto a las escaleras. Esa es la salida de emergencias y es la salida que generalmente usa solo el personal, así que no deberías tener ningún problema, dudo que alguien fuera del hospital conozca esa salida. Camina derecho un par de cuadras y luego dobla a la izquierda, te vas a ubicar de inmediato. - Le indicó y es que aunque le preocupara, no podía salir del hospital. Eso era todo cuanto podía hacer por la muchacha.
- Procura cuidar esa mano. Incluso si no sientes nada, las heridas causan daño y no queremos que empeore ¿verdad? -
Casper Grayling- Ocupación : Ciudadano
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