Primeras noches -Libre-

No sabía exactamente qué hora era, solo sabía que era lo suficientemente tarde para que el ambiente de los bares estuviera en su mejor punto y que ya al menos el cincuenta por ciento del público estuviera borracho.

En mi caso no podía apostar a mi sobriedad por completo, pero tampoco estaba en mal estado pues me encontraba trabajando como barman en uno de los varios locales alternativos de la ciudad. Era mi simple forma de ganarme la vida (o más bien de no aburrirme en ella) ya que a pesar de tener un buen capital en mi nueva cuenta de ahorros tenía que ser precavido y tener una vida lo más "normal" posible.

De a ratos algún sujeto que valía la pena me coqueteaba, de a ratos era alguna chica con grandes pechos a los cuales no les tengo realmente gran interés. Sí, son lindas de mirar, pero a mi juicio chica con chica se ven mejor. (Bien, bien, no es más que un pretexto para decir que no se como tratarlas, siento que soy demasiado bruto para tener novia.)

Esta noche había sido tranquila, nadie interesante aún o al menos eso creí hasta que mi vista se posó en unos ojos interesantes.

Ese día había sido uno de esos malos, donde todos en la empresa parecían mas idiotas de lo usual. Siempre lo mismo, el sonido era malo, había poco tiempo para almorzar; (eso era casi lo peor, pues un músico con el estomago muy lleno o muy vació era igual de malo), los bailarines nunca estaban al mismo ritmo. Era cansador, pero nunca le decía nada. Aun tenía esa costumbre de no levantar la voz, de apenas usarla con personas que no valen la pena, sacándola despacio, sin sentimientos y lo mas precavida pero intimidadora posible.
Ya luego de terminar con todo, uno de los secretarios del lugar me informo que era la fiesta de despedida de uno de los jefes del lugar, al parecer se iba a tomar unas vacaciones de medio año. (Que suerte era uno de los que mas me molestaba en ese ámbito). Y por supuesto si quería mantenerme en buena posición debía asistir.

Ya hacía casi tres horas estaba en el lugar; entablando pequeñas conversaciones con otros músicos, cantantes y algún que otro manager, el mio por lo pronto no tenía idea donde estaba. Pero realmente ya estaba aburrido, nucna le habían gustado mucho esos lugares y alguna gente molesta ya lo había coqueteado, cosa que solo respondía con un mirar molesto de ojos. Me senté luego de unos momentos en una de las mesas cerca de la barra y con los ojos entre cerrados suspire, mirando de reojo a uno de los barman que me miraba, enarcando una ceja molesto por eso. Fruncí el entrecejo; la verdad no tenía idea como era el chico desde esa distancia, solo llegaba a verle un tatuaje y los ojos y el pelo negro, pero no tenía mucha idea de como iban sus rasgos, no veía mucho a distancia.

´Bien, diré que era un chico muy bien parecido, en verdad sus rasgos eran lindos pero su mirada, vaya qué mirada. Cuando alguien cerca de donde el estaba me llamó pude notarlo mejor. De inmediato percibí que mi mirada curiosa no le había causado gracia alguna, extraño pues a la gente apuesta suele gustarle que lo miren y adulen.

Me sentí un poco intimidado, pero no por más de un segundo. Di una ultima mirada a él, esperando que quizás pidiera algo de la barra, pero eso no ocurrió.

Durante la noche no volví a chocar miradas con él y realmente no era la primera ni la ultima persona con la que tengo encuentros así de fugaces, pero era realmente una lástima.

Al acabar mi turno en en el pub me di la libertad para continuar ahí pero como un simple consumidor. Bebí, bebí quizás demasiado. Lo suficiente para meterme en problemas cuando la fiesta se fue enfriando.

Los callejones en esos lugares nunca son amistodos. Me gané un par de golpes y estaba lo suficientemente mareado como para mantenerme en pie. Me apoyé en un muro en aquel callejón y esperé.... ¿A qué? El diablo sabe a qué.

Cerré los ojos despues de un rato, suspirando con lentitud, ya estaba bastante molesto con el hecho de estar entre tanta gente, que pronto me iba a ir casi pateando gente. Aunque claro me iba a tener que contener como siempre, pues debía mantener mi "imagen". Ya luego de mas o menos media hora de estar ahí sentado, pude ver llegar a mi manager que se puso frente a mi. Al parecer estaba algo enojada por que no estaba haciendo sociales y comenzó a tironearme un poco hacia donde estaban los demás de la empresa, mientras yo iba casi deseando que la otra se tropezara y callera al piso, pero obvio, eso no paso y tuve que soportar a la mayoría de los chicos y chicas que usualmente eran muy sociales y "divertidos" bailando y jugando conmigo para que mueva mis piernas. No lo lograron, estuve estático mientras los veía bailar a mi alrededor y ya a las dos horas que todo se había vuelto bastante aburrido (mas que antes) comencé a ir hacía la puerta, con un poco de disimulo, hasta salirme totalmente de aquel pub y apoyarme en la pared a un lado de la puerta. Mire a todos los que había allí, la mayoría estaban fumando... Otros pocos peleando y un poco a lo lejos pude ver al chico anterior peleando bastante fuerte con otra gente. Enarqué una ceja, la verdad no esperaba que ese chico peleara en el propio lugar donde trabajaba pero eso parecía.

Suspiré cuando comencé a notar como el chico se estaba ligando varios golpes y empecé a encaminarme hacía el lugar, viendo como después de varias palizas mas dejaban al chico en el piso. Los miré sin disimulo alguno y uno de ellos se me acerco, sonriente cual flor recién bañada me pregunto si los quería acompañar y como bien me sabe ni siquiera respondí, y solo me encamine hacia el perro tirado, cosa que desconcertó a los otros tipos y con ira uno de ellos me tiro del cabello, cosa que respondí solo con la mirada, tan fría como ninguna en ese mundo.

-No me molestes.

Susurre sin mas decir y me moví hacia un lado, soltándome del aquel agarre; tome al chico de cabellos negros en mi hombro y comencé a caminar sin mirar hacia atras. Siempre me dieron pena los perros abandonados y ese chico me daba la misma impresión.

"Ugh... "

Me quejé un poco al sentir el vertigo de no estar pegado al piso. Alguien me cargaba, era plenamente conciente de ello pero ¿Quien meirda era y a donde cresta me llevaba? Ni idea. De cualquier forma no me importó, incluso si era un secuestro estaría bien si me daban unas horas para volver a tener estabilidad.

Me pregunté porqué siempre me metía en lios, encima cerca del lugar donde trabajo... De seguro si alguien me había visto la posibilidad de que me hecharan de mi empleo eran bastante altas.

"Joder... bájame, tengo ganas de vomitar..."

Fue lo único que le dije a aquel que olía tan bien como una chica, pero era un perfume masculino, por supuesto dudo que una chica pudiera cargarme, pero con lo que estaba pesando en esos dias, no era nada imposible.

Quice hacer el esfuerzo por forcejear, pero la idea solo quedó en mis pensamientos. En cambio me pregunté si aquel perro al que esos sujetos estaban atormentando había logrado escapar. No me gusta que ebrios maltraten animales, mejor es que se jodan entre ellos y se den hasta morir.

Realmente esperaba que el animalito estuviera bien, sin darme cuenta que yo mismo era otro animalillo perdido en los suburbios de aquella nueva ciudad.

Por un momento pensé en bajarlo, pero esa idea se fue de mi cabeza en unos segundos, simplemente seguiría cargándolo hasta llegar a mi departamento; que por suerte estaba apenas a cuatro cuadras de ese lugar. No me gustaba mucho que estuviese tan cerca, pues en las noches de fin de semana era molesto para dormir, pero al menos estaba cerca de la mayoría de los lugares que yo necesitaba. Fruncí el entrecejo cuando el chico desecho que tenía ganas de vomitar y negó con ímpetu, poniéndolo de forma tal que si vomitara al menos fuese en su espalda y no en su rostro o pecho.

-Aguántate.

Murmure muy por lo bajo, sin importarme si el otro me escuchaba o no, seguí caminando hasta escuchar como ruidos de botellas rotas contra el piso empezaban a inundar la calle y chasque los dientes, caminando mas rápido, esperando a meterme tras las rejas del edificio lo antes posible, estábamos a una cuadra aun y la verdad no tenía ganas de pegarle a nadie ni comerme algún moretón indeseable en alguna parte del cuerpo. No era ese tipo de chicos.

-Voy a correr, me vomitas en la cara y te dejare el tatuaje de sombrero.

Cambié de posición al chico, apoyándolo como un bebe en mi pecho y comencé a correr bastante rápido, buscando con una mano las llaves intentando ser lo mas rápido posible en todo el movimiento que tenía que hacer.

Cuando le oí decir que correría quise llorar practicamente, no estaba seguro de aguantar el movimiento de ello en la posición que estaba. Grande fue mi sorpresa al notar que me tenía consideración y me acomodaba de tal manera que no esperé que un chico hiciera. Podía oler mejor su aroma, era viciante y su cuello se veía tentador. Mis ojos subieron un poco más hacia su rostro pues quería saber la identidad de mi angel guardian.

"Oh, joder..."

Dejé escapar cuando noté que aquel sujeto no era más ni menos que el chico que había visto dentro del bar. Por el efecto del alcohol, la sorpresa y la verguenza mis mejillas tomaron un ardiente color carmesí y por un segundo quise que la tierra me tragara, pero solo fue un instante y es que ni ebrio me iba a perder la oportunidad que este sujeto me estaba ofreciendo. (Si tenía otros motivos por los cuales me había "ayudado", créanme, poco me importaban. Yo tenía los mios para sentirme afortunado en ese momento.)

Las calles eran salvajes durante las noches de fin de semana, lo sabía y creo que él también. Por eso la prisa que llevaba.
¿Me llevaba a su casa?

Lucky~

Ojalá viviera solo y me prestara la ducha antes de cualquier cosa. Y con cualquier cosa quiero decir alguna aventura interesante para mis solitarias primeras noches en la ciudad.

No tienen idea lo acumulado que me tenían los años de cárcel.

(Pff... De cualquier manera solo estoy soñando. El ebrio es libre de delirar.)

Le miré con rudeza cuando le escuche hablar y mi mirada se hizo mas modesta y desagradable, a tal punto que le hubiese tirado a un costado; pero decidí no hacerle aquello y seguir corriendo, cerrando los ojos sin espetar nada de aquel crío. Simplemente no tenía intenciones de que mataran a ese perro callejero que tenia entre brazos.

-...Tsk.

Esa fue el único sonido que el chico recibió de mis labios, ya que no salía gastar mis palabras en gente como esa, simplemente deseaba que aquel chico se bañara y protegerle de la tormenta que estaba por caer... malditas tormentas, las odio. Siempre el mismo ruido, como si los rayos de luz no fuesen suficientes, el ruido se molestaba en darle humedad a los instrumentos de la casa y apenas se podía tocar la flauta traversa de metal, que no se hinchaba.

-Anda, muévete un poco.

Susurre muy despacio, sacando las llaves de mi pantalón con esfuerzo, pues el trasero del chico estaba ocupándose de molestar mi paso. Así que simplemente le tome el trasero y lo levante, pasando la mano por debajo para sacar el juego de llaves delantero. Abrí a puerta apoyando al chico en las rejas y una rodilla, dejando le una pierna a cada lado de mi hueso. Le mire de reojo y lo volví a tomar. Caminando bastante rápido hasta entrar en los pasillos del edificio de 40 pisos en el que vivía.
Ya al caminar un poco mas subimos al ascensor, hasta el piso numero cinco; en cada piso había dos departamentos y el mio era el de la derecha. bastante lujoso, pero no tanto como lo podría tener. Es que simplemente no deseaba tantas habitaciones. Ya que odio que vengan mucamas a mi casa. Prefiero limpiar las cosas por mi mismo.

“Aah..”

Gemí suavemente mientras me sostenía de él como podía, no estaba siendo sutil ni considerado con los lugares que pasaba a llevar, tanto mi trasero como mi entrepierna le sintieron y más allá de las zonas que tocó era su calor lo que comenzaba a parecerme inevitablemente atractivo, pero otra vez culparía al alcohol por las reacciones de mi cuerpo.

Mi rostro seguía encendido por todo el recorrido hasta su departamento y mi cuerpo adolorido se mezclaba con las cosquillas que dejaron sus manos sobre mí. Pero sus ojos, sí, sus ojos eran intimidantes y me obligaban a controlar mis hormonas, mi instinto por querer lanzarme encima y hacer lo que se me ocurriera en su cama.

Noté que el puto edificio era enorme y agradecí que el albino no viviera en el ultimo piso (porque en caso de cualquier cosa hubiese sido imposible escapar). Me hice la idea de que era un niño rico, ya sea que tenía un muy buen empleo o era un hijito de papá. Realidad muy diferente a la mía, pero no suelo discriminar, el tan solo tenía “suerte” de tener comodidades, yo tenía “suerte” de tener mi libertad.

“Luego… puedes prestarme la ducha…?”

Pregunté con la garganta un poco seca. De alguna manera tenía la sensación de que iba a ensuciar su departamento si es que este era tan pulcro como él parecía.

“No tengo idea tus motivos, eh… pero gracias.”

Le susurré cerca del oído antes de que abriera la puerta, apoyándome tan solo un poco en el espacio entre su cuello y su hombro, dejando que me escuchara y ojalá, no sintiera demasiado rechazo ante mí.

No soy tan mal educado como para reconocer ese tipo de cosas, le debía una a aquel sujeto.