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{L} Un paso adelante.
Página 1 de 1.
{L} Un paso adelante.
- ¿Nombre?
- Myers. Clyde Myers.
- ¿”Myers”? ¿Como el actor?
- Así es, somos parientes.
- ¡¿En serio?!
- Por supuesto que no. Si no, ¿Crees que estaría buscando trabajo? ¡Podría tomar de su fortuna muy fácilmente!
- Alá, entonces no me ilusiones.
- En realidad sí, es un tío.
- ¡Decídete! ¿Es familiar tuyo o no?
- Ya te dije que si, ¿No me crees?
- ¿Puedo creer en ti para comprobar que Mike Myers es tu tío?
- No lo se, ¿Lo que dicen ustedes en la prensa es cierto?
- … Contratado.
- Gotcha~
Bueno, técnicamente todavía no estoy contratado. La chica que estaba hablando conmigo sólo dijo que era “la fase uno para entrar a la prensa”. Un paso adelante, supongo. Dijo que tenía que esperar mientras le comentaba a la cabecera de la prensa que “un crío nuevo estaba buscando trabajo”. En cierto modo me causó gracia el que me llamaran de esa manera, me hacía sentir bastante joven y que todos envidiaban mi eterna juventud.
¿Preguntan lo que estoy haciendo? Bueno, si no le prestaron atención a lo anterior, les resumo: Hace poco llegué a Glass City, y ni molestia me había tomado en buscar un sitio dónde hospedarme, he ido directamente hacia la prensa.
- ¿Quieres… quieres que pongamos tu maleta en algún lado? – preguntó la chica, asomándose por la puerta a la que había entrado.
- ¿Eh? ¡Oh~! No te preocupes, linda, no quiero ser de mucha molestia. Mejor ve a hablar con el o la superiora para ver lo que dice de mí. – dije, despidiéndome de la señorita con un guiño.
Efectivamente, la maleta seguía conmigo. De hecho, la tengo justo al lado, sobre el mueble en el que estaba sentado. Podía ver como las personas iban de allá para acá, sujetando miles de papeles y tazas de café que tomaban con mucho ahínco. Me pregunto si yo estaría igual dentro de unos meses cuando me hayan nombrado empleado del mes o algo por el estilo. Nada más de pensarlo me hizo reír como un bobo, encogiéndome en mi asiento mientras que montaba una pierna sobre la otra y ponía las manos sobre mi nuca. Nada como un poco de comodidad antes de empezar a trabajar, ¿No creen?
Algunas personas (sobretodo unas periodistas que se pasaban mucho por la habitación en donde había entrado la otra) me miraban con cierta curiosidad, mientras le devolvía la mirada con una sonrisa pícara que los hacía voltear hacia otra dirección, ¡Había conseguido hasta sonrojar a una monada! Era imposible no resistirse, y sin pensarlo dos veces, hurgué en mi maleta y saqué mi cámara fotográfica, queriendo tomarle unas fotos a la oficina de la prensa.
En ese preciso instante, la chica que me entrevistó brevemente se asomó, sobresaltándome al llamarme por mi nombre completo. Escondí la cámara cuánto pude, la chica me miró con una ceja levantada y mirándome de forma sospechosa, mientras me acomodaba en el asiento y llevaba un mechón de cabello pelirrojo hacia atrás y le sonreía con total hipocresía (y nervios). No me dijo mucho, sólo que esperara otro momento. Vaya, ¿Todo ese susto sólo para decirme “todavía no”? No me tomes el pelo, tía, si quieres que me muera de un infarto es mejor lanzarme por la ventana, incluso ganarían una primicia. Sólo imagínenselo: Atractivo e irresistible pelirrojo asesinado por contadora frustrada. ¡BOOM!
- Myers… Clyde Myers. A sus servicios – murmuré por lo bajo, sintiéndome sumamente complacido al ver una imagen mental de mí mismo sacando las fotos “del momento”.
- Myers. Clyde Myers.
- ¿”Myers”? ¿Como el actor?
- Así es, somos parientes.
- ¡¿En serio?!
- Por supuesto que no. Si no, ¿Crees que estaría buscando trabajo? ¡Podría tomar de su fortuna muy fácilmente!
- Alá, entonces no me ilusiones.
- En realidad sí, es un tío.
- ¡Decídete! ¿Es familiar tuyo o no?
- Ya te dije que si, ¿No me crees?
- ¿Puedo creer en ti para comprobar que Mike Myers es tu tío?
- No lo se, ¿Lo que dicen ustedes en la prensa es cierto?
- … Contratado.
- Gotcha~
Bueno, técnicamente todavía no estoy contratado. La chica que estaba hablando conmigo sólo dijo que era “la fase uno para entrar a la prensa”. Un paso adelante, supongo. Dijo que tenía que esperar mientras le comentaba a la cabecera de la prensa que “un crío nuevo estaba buscando trabajo”. En cierto modo me causó gracia el que me llamaran de esa manera, me hacía sentir bastante joven y que todos envidiaban mi eterna juventud.
¿Preguntan lo que estoy haciendo? Bueno, si no le prestaron atención a lo anterior, les resumo: Hace poco llegué a Glass City, y ni molestia me había tomado en buscar un sitio dónde hospedarme, he ido directamente hacia la prensa.
- ¿Quieres… quieres que pongamos tu maleta en algún lado? – preguntó la chica, asomándose por la puerta a la que había entrado.
- ¿Eh? ¡Oh~! No te preocupes, linda, no quiero ser de mucha molestia. Mejor ve a hablar con el o la superiora para ver lo que dice de mí. – dije, despidiéndome de la señorita con un guiño.
Efectivamente, la maleta seguía conmigo. De hecho, la tengo justo al lado, sobre el mueble en el que estaba sentado. Podía ver como las personas iban de allá para acá, sujetando miles de papeles y tazas de café que tomaban con mucho ahínco. Me pregunto si yo estaría igual dentro de unos meses cuando me hayan nombrado empleado del mes o algo por el estilo. Nada más de pensarlo me hizo reír como un bobo, encogiéndome en mi asiento mientras que montaba una pierna sobre la otra y ponía las manos sobre mi nuca. Nada como un poco de comodidad antes de empezar a trabajar, ¿No creen?
Algunas personas (sobretodo unas periodistas que se pasaban mucho por la habitación en donde había entrado la otra) me miraban con cierta curiosidad, mientras le devolvía la mirada con una sonrisa pícara que los hacía voltear hacia otra dirección, ¡Había conseguido hasta sonrojar a una monada! Era imposible no resistirse, y sin pensarlo dos veces, hurgué en mi maleta y saqué mi cámara fotográfica, queriendo tomarle unas fotos a la oficina de la prensa.
En ese preciso instante, la chica que me entrevistó brevemente se asomó, sobresaltándome al llamarme por mi nombre completo. Escondí la cámara cuánto pude, la chica me miró con una ceja levantada y mirándome de forma sospechosa, mientras me acomodaba en el asiento y llevaba un mechón de cabello pelirrojo hacia atrás y le sonreía con total hipocresía (y nervios). No me dijo mucho, sólo que esperara otro momento. Vaya, ¿Todo ese susto sólo para decirme “todavía no”? No me tomes el pelo, tía, si quieres que me muera de un infarto es mejor lanzarme por la ventana, incluso ganarían una primicia. Sólo imagínenselo: Atractivo e irresistible pelirrojo asesinado por contadora frustrada. ¡BOOM!
- Myers… Clyde Myers. A sus servicios – murmuré por lo bajo, sintiéndome sumamente complacido al ver una imagen mental de mí mismo sacando las fotos “del momento”.
Invitado- Invitado
Re: {L} Un paso adelante.
El murmuro de la calle y el ajetreo de las personas podría ser impresionante, todo a su alrededor presenciaba un síntoma de desespero; personas que posiblemente llegaban tarde a horarios de trabajo, caras largas de gente impaciente y un sin número de otros pesares que hacían del ambiente un poco tétrico. Chiaki debía adaptarse a la ciudad, a sus masas y movimientos, sus costumbres o malos hábitos, etc. Pero no quería decir que solo hubiera más cosas malas, todo lo contrario, solo resaltaba lo poco apreciable y en ese entonces solo eran pequeños detalles. Estaban los más grandes como la solidaridad del ciudadano; En más de una ocasión la chiquilla logró perderse y un buen hombre la ayudó sin duda alguna.
Supo que debía concentrarse, hoy iría directamente a la prensa para poner un anuncio, hace poco tiempo llegó a la ciudad como DJ y debía a hacer algo en grande para que pronto fuera reconocida; ¿Por qué quería tanta fama de repente? Las sonrisas. No había nada mejor que arribar en una fiesta y hacer que todos se sacudan, una de las cosas por la que Chiaki adoró serlo fue por ello.
Tomó un taxi de camino al sitio, estaba impaciente y sus nervios le hacían jugar con sus dedos. El taxita miraba de reojo por el retrovisor pero no dijo nada más. Finalmente llegaron, cuando hizo la parada Chiaki respiró profundo dos veces, ¿Por qué tanto miedo? Sería la primera vez que hacía algo independiente, desde que llegó a Glass City sus padres tomaron un vuelo directo a Japón, dijeron que ya estaba grande y ella debía formar sus propios caminos. Sí, tenían razón, pero lanzar a un bebé ave de un árbol sin darle enseñanza alguna de cómo volar era difícil, tener que extender tus alas sola… Tenía miedo. —Me gustaría saber a dónde debo dirigirme ahora...— Dijo mientras observaba las puertas del edificio. Su corazón latía rápido, no de la emoción con lo que se había comentado antes está de más decir la razón. Empezó a arreglarse el pelo con las manos y luego sacudir el ligero vestido rosa. ¿Había ido muy común? Tan solo esperaba que la sencillez también atrajera.
Empezó a abrazarse a si misma cuando un viento se asomó, recordó que estaban en invierno y ella que no traía su abrigo favorito para ese entonces. Volvió a respirar profundo, no debía detenerse ahí, hacer el anuncio de que DJ PinKBear! Había llegado era aún más importante que sus miedos de avanzar sola. Abrió las puertas del local y caminó con los brazos urgidos ¡Parecía un monito con el semblante fruncido! ¿Y por qué fruncido? Quería verse alguien determinado o tal vez ruda, quién sabe. —Disculpe, ¿Con quién me puedo comunicar para hacer un anuncio en el periódico?— La recepcionista quién parecía ser de las típicas mujeres cotilleras (estaba en la prensa, duhhh) masticaba chicle como guey y pasaba una revista de los últimos chicos hots. Cada que Chiaki abría al boca para dirigirse a ella, alzaba la mirada y volvía a releer. —S-señorita, esto es serio. N-necesito…— Se sentía impotente al no poder hacer más, resignándose de inmediato y dirigiéndose a las instalaciones aún más profundo. —O-oiga, yo… Espere… Necesito— Intentaba llamar la atención de todas esas personas que iban y venían, pero estaban lo suficientemente ocupados como para pasar de alto a la jovencita. —Yo solo quería…— Cabizbaja y sin poder hacer más, debía esperar hasta que finalmente se decidieran por al menos notar que existía, mientras tanto, buscó un sitio donde sentarse, ubicando unos muebles. Se sentó en uno cualquiera, y notó que al frente había un hombre… ¿Hablando solo? No sabía, apenas vio como movía sus labios en señal de que pudo estar hablando. —Perdón, ¿Es usted un periodista?— Se inclinó un tanto hacia el frente, apoyado sus pequeñas manos en sus rodillas. Si aquel señor lo era, ¡Bingo! Daría al blanco y finalmente pondría su anuncio.
Supo que debía concentrarse, hoy iría directamente a la prensa para poner un anuncio, hace poco tiempo llegó a la ciudad como DJ y debía a hacer algo en grande para que pronto fuera reconocida; ¿Por qué quería tanta fama de repente? Las sonrisas. No había nada mejor que arribar en una fiesta y hacer que todos se sacudan, una de las cosas por la que Chiaki adoró serlo fue por ello.
Tomó un taxi de camino al sitio, estaba impaciente y sus nervios le hacían jugar con sus dedos. El taxita miraba de reojo por el retrovisor pero no dijo nada más. Finalmente llegaron, cuando hizo la parada Chiaki respiró profundo dos veces, ¿Por qué tanto miedo? Sería la primera vez que hacía algo independiente, desde que llegó a Glass City sus padres tomaron un vuelo directo a Japón, dijeron que ya estaba grande y ella debía formar sus propios caminos. Sí, tenían razón, pero lanzar a un bebé ave de un árbol sin darle enseñanza alguna de cómo volar era difícil, tener que extender tus alas sola… Tenía miedo. —Me gustaría saber a dónde debo dirigirme ahora...— Dijo mientras observaba las puertas del edificio. Su corazón latía rápido, no de la emoción con lo que se había comentado antes está de más decir la razón. Empezó a arreglarse el pelo con las manos y luego sacudir el ligero vestido rosa. ¿Había ido muy común? Tan solo esperaba que la sencillez también atrajera.
Empezó a abrazarse a si misma cuando un viento se asomó, recordó que estaban en invierno y ella que no traía su abrigo favorito para ese entonces. Volvió a respirar profundo, no debía detenerse ahí, hacer el anuncio de que DJ PinKBear! Había llegado era aún más importante que sus miedos de avanzar sola. Abrió las puertas del local y caminó con los brazos urgidos ¡Parecía un monito con el semblante fruncido! ¿Y por qué fruncido? Quería verse alguien determinado o tal vez ruda, quién sabe. —Disculpe, ¿Con quién me puedo comunicar para hacer un anuncio en el periódico?— La recepcionista quién parecía ser de las típicas mujeres cotilleras (estaba en la prensa, duhhh) masticaba chicle como guey y pasaba una revista de los últimos chicos hots. Cada que Chiaki abría al boca para dirigirse a ella, alzaba la mirada y volvía a releer. —S-señorita, esto es serio. N-necesito…— Se sentía impotente al no poder hacer más, resignándose de inmediato y dirigiéndose a las instalaciones aún más profundo. —O-oiga, yo… Espere… Necesito— Intentaba llamar la atención de todas esas personas que iban y venían, pero estaban lo suficientemente ocupados como para pasar de alto a la jovencita. —Yo solo quería…— Cabizbaja y sin poder hacer más, debía esperar hasta que finalmente se decidieran por al menos notar que existía, mientras tanto, buscó un sitio donde sentarse, ubicando unos muebles. Se sentó en uno cualquiera, y notó que al frente había un hombre… ¿Hablando solo? No sabía, apenas vio como movía sus labios en señal de que pudo estar hablando. —Perdón, ¿Es usted un periodista?— Se inclinó un tanto hacia el frente, apoyado sus pequeñas manos en sus rodillas. Si aquel señor lo era, ¡Bingo! Daría al blanco y finalmente pondría su anuncio.
- Vestimenta:
Re: {L} Un paso adelante.
Una pregunta que cruzó por mis oídos, pasó por mi cerebro, me hizo sonreír, y salió por el otro oído. Tuve que cerrar los ojos un momento para volver a deleitarme con esa palabra mágica que quien sea había mencionado. “Periodista, periodista, periodista…” ¡Qué mágico sonaba! Era casi como si estuviera saboreando el platillo Irish stew más delicioso del mundo. De no ser porque estaba en un sitio público, probablemente habría babeado mi elegantísima chaqueta de sólo imaginarme semejante estofado frente a mí.
Levanté los párpados, buscando con la mirada ese pedacito de cielo que había llenado de esperanzas mi corazón cuando me encuentro con la figurilla que congeniaba con el tono de voz: Una señorita que vestía de la forma más elegantemente adorable que jamás había visto en mi vida. Es decir, ¿Quién lleva orejas de gato al trabajo? Aunque debía admitir que se veían geniales con sus botas, ¡Y ése vestidito rosa! Si no tuviera que mantener el profesionalismo, creo que le habría pellizcado la mejilla y pedido una foto.
- No lo sé, ¿Me ves con pinta de ser un periodista? – devolví la pregunta con otra pregunta. Muy ingenioso, Clyde. Mi voz había salido como el de un ronroneo seductor, dedicado a la Kittie-kat. Le quedaba ese nombre, por mí y se lo qeudaba - Aunque no me molestaría redactar directamente para la prensa, temo que no. Soy un fotógrafo, aunque estuviste muy cerca, Kittie-kat.
Me levanté del asiento para caminar en dirección a la jovencita. Tampoco es que hubiese mucha distancia entre ambos, pero el pasaje continuo de hombres y mujeres ajetreados con papeles y café se hizo algo tedioso para seguir esa caminata lenta e intimidadora que planeaba hacer a la señorita. No despegué la mirada de ella, de todos modos, hasta que finalmente me encontré frente a la gatita para tenderle una mano y una sonrisa cálida:
- Puedes llamarme Clyde. ¿Con quién tengo el placer de estrechar mi mano?
Levanté los párpados, buscando con la mirada ese pedacito de cielo que había llenado de esperanzas mi corazón cuando me encuentro con la figurilla que congeniaba con el tono de voz: Una señorita que vestía de la forma más elegantemente adorable que jamás había visto en mi vida. Es decir, ¿Quién lleva orejas de gato al trabajo? Aunque debía admitir que se veían geniales con sus botas, ¡Y ése vestidito rosa! Si no tuviera que mantener el profesionalismo, creo que le habría pellizcado la mejilla y pedido una foto.
- No lo sé, ¿Me ves con pinta de ser un periodista? – devolví la pregunta con otra pregunta. Muy ingenioso, Clyde. Mi voz había salido como el de un ronroneo seductor, dedicado a la Kittie-kat. Le quedaba ese nombre, por mí y se lo qeudaba - Aunque no me molestaría redactar directamente para la prensa, temo que no. Soy un fotógrafo, aunque estuviste muy cerca, Kittie-kat.
Me levanté del asiento para caminar en dirección a la jovencita. Tampoco es que hubiese mucha distancia entre ambos, pero el pasaje continuo de hombres y mujeres ajetreados con papeles y café se hizo algo tedioso para seguir esa caminata lenta e intimidadora que planeaba hacer a la señorita. No despegué la mirada de ella, de todos modos, hasta que finalmente me encontré frente a la gatita para tenderle una mano y una sonrisa cálida:
- Puedes llamarme Clyde. ¿Con quién tengo el placer de estrechar mi mano?
Invitado- Invitado
Re: {L} Un paso adelante.
Su pregunta con respecto a si parecía un periodista hizo que Chiaki lo tomara como un reto acerca de sus propias expectativas por lo que se dedicó a analizarle. Primero se enfocó en poner “ojitos chinos” refiriéndose a acercar los parpados sin llegar a cerrarlos, se inclinó aún más hacia el frente para inspeccionarlo a su modo. Imagínense algo así como; Tu abuelo con uno de esos aparatos sacados e inventados por el diablo (celulares), él está comprobando como se usa pero como no tiene sus lentes de “botella” debe acercarse haciendo ojitos chinos. Algo así hizo Chiaki pero claro, sin romper el espacio personal.
Gracias a los cielos el hombre contestó, Chiaki enseguida lanzó un largo suspiro. ¿De resignación? Tal vez, pero no. Lo hizo porque mientras lo inspeccionaba de manera rara también dejó de respirar ya que pensó que eso solo serviría para desconcentrar su mente de pensamientos, ¡Vaya que locura! —Es una lástima…— Inclinó el rostro hacia abajo por impotencia, no sabía qué más hacer si todos los del interior apenas le cruzaban por el lado o hacían de su presencia poco notable al parecer. Tal vez no había levantado la voz como se debería, tal vez no lo hacía bien. Pudo haberse quedado todo el rato pensándolo, pero gracias al contrario y su presentación, sacó de pensamientos negativos a la Nanami.
❝¿Kittie-kat?❞ Pensó sin parecerle desagradable, todo lo contrario. En cuanto notó la mano del contrario levantó la cabeza, era si era alto sentado le ganó muchísimo más centímetros levantado. Le devolvió la sonrisa y estrechó la mano por ética, levantándose del asiento por igual tal como hacían los empresarios cuando cerraban un negocio, ambos se levantaban y estrechaban amistosamente su mano. —Un placer, señor Clyde. Nanami Chiaki a sus órdenes.— Su voz era como suaves plumas acariciando los oídos del oyente sin presentar molestia alguna o cosquillas, para ella ese tono que ejercía muchas veces le pareció un martirio ya que cuando tenía que decir presente en la clase debía repetirlo dos veces. —Sé que no es su problema, pero ahora en verdad necesito hacer un anuncio y no sé si a mí me presten atención aquí.— Confesaba mirando alrededor. Todos presentaban caras centradas en su asunto, pero en verdad quería mostrar que
—Me han dicho que últimamente no han visto un DJ en Glass City por esta razón quiero dar la primicia de que ya h---— Un hombre bien vestido había irrumpido a la jovencita en cuanto su espalda chocó con la de esta. Respondió con un fíjate y ella simplemente parpadeó confusa, después de todo él fue quién chocó con ella más no dijo nada para evitar ocuparlo en su asunto que si venía de alguien de la prensa debe ser importante.
Gracias a los cielos el hombre contestó, Chiaki enseguida lanzó un largo suspiro. ¿De resignación? Tal vez, pero no. Lo hizo porque mientras lo inspeccionaba de manera rara también dejó de respirar ya que pensó que eso solo serviría para desconcentrar su mente de pensamientos, ¡Vaya que locura! —Es una lástima…— Inclinó el rostro hacia abajo por impotencia, no sabía qué más hacer si todos los del interior apenas le cruzaban por el lado o hacían de su presencia poco notable al parecer. Tal vez no había levantado la voz como se debería, tal vez no lo hacía bien. Pudo haberse quedado todo el rato pensándolo, pero gracias al contrario y su presentación, sacó de pensamientos negativos a la Nanami.
❝¿Kittie-kat?❞ Pensó sin parecerle desagradable, todo lo contrario. En cuanto notó la mano del contrario levantó la cabeza, era si era alto sentado le ganó muchísimo más centímetros levantado. Le devolvió la sonrisa y estrechó la mano por ética, levantándose del asiento por igual tal como hacían los empresarios cuando cerraban un negocio, ambos se levantaban y estrechaban amistosamente su mano. —Un placer, señor Clyde. Nanami Chiaki a sus órdenes.— Su voz era como suaves plumas acariciando los oídos del oyente sin presentar molestia alguna o cosquillas, para ella ese tono que ejercía muchas veces le pareció un martirio ya que cuando tenía que decir presente en la clase debía repetirlo dos veces. —Sé que no es su problema, pero ahora en verdad necesito hacer un anuncio y no sé si a mí me presten atención aquí.— Confesaba mirando alrededor. Todos presentaban caras centradas en su asunto, pero en verdad quería mostrar que
—Me han dicho que últimamente no han visto un DJ en Glass City por esta razón quiero dar la primicia de que ya h---— Un hombre bien vestido había irrumpido a la jovencita en cuanto su espalda chocó con la de esta. Respondió con un fíjate y ella simplemente parpadeó confusa, después de todo él fue quién chocó con ella más no dijo nada para evitar ocuparlo en su asunto que si venía de alguien de la prensa debe ser importante.
Re: {L} Un paso adelante.
Olé, si hasta tenía un nombre adorable y todo. Si no le tiraba las mejillas y le pedía que dijera “Gatito” con las mejillas aplastadas era puro milagro de mi autocontrol, porque eso es precisamente lo que quiero que haga. Nanami parecía ser del tipo de jovencitas indefensas que solían estar acompañadas de enormes mastodontes con músculos hasta en la lengua, cosa que me obligó a mirar disimuladamente a los lados a ver si me encontraba con ese sujeto, suspirando de alivio al saber que mis sospechas eran erróneas. Cuando la pequeña comenzó a platicarme sobre su problema, me llevé una mano al mentón y asentí numerosas veces, entendiendo su dolor por completo.
- ¿Cuál es el problema, Kittie-Kat? Tal vez pueda echarte una mano – dije a mi compañera, sonriéndole a medio lado en cuanto manifestaba su angustia.
Sinceramente no estaba al tanto de que hacían falta algunos Dj’s en la cuidad, porque era casi tan nuevo como Nanami (técnicamente, llegué hace unas horas y mis maletas seguían conmigo), así que me mostré bastante sorprendido en cuanto a ése detalle. No fue entonces cuando un sujeto bien vestido se atrevió a interrumpirla, y para rematar le había dicho que estaba atravesada, ¿Quién se creí? Es hora de hacer una jugada Myers.
- ¡Hey, tú! – dije al hombre bien vestido, haciéndole una señal a Nanami de que volvía en breve para sujetar del hombro al sujeto y que me mirara a la cara - ¿Cómo te atreves a decirle que se fije en el camino cuando fuiste tú el idiota que chocó con ella? Mejor mira al camino y no a los mensajes de Whatsapp que llegan a tu móvil, porque como te vuelva a ver chocando con ella, te las verás conmigo – el tipo se dio cuenta que le llevaba un pedazo de tamaño (unos cinco o seis centímetros como mucho, pero esos cinco o seis centímetros hacen la diferencia), asintió con nerviosismo y siguió con lo suyo.
Suspiré, cruzándome de brazos antes de acomodar los lentes de mi cabeza y volver con la pequeña Nanami. Estos tipos de hoy en día, que no aprenden a respetar a una dama… Bueno, yo me encargaré de darle toda la cortesía y atención que se le pueda a mi Kittie-Kat. Esto será divertido.
- Siento haberte dejado sola, Kittie-Kat – dije a Nanami, dándole una rápida reverencia - Con gusto te ayudaré a que hagan saber que estás aquí. De hecho, esa es mi especialidad~ – sonreí de oreja a oreja con los ojos cerrados, tomando a la señorita por los hombros para abrazarla y después aclararme la carganta:
- ¡Su atención, damas y caballeros! ¡Tenemos aquí a una hermosísima DJ en la ciudad! ¿Algún interesado en hacerle subir al estrellato, además de mí? – grité, llamando la atención de algunos que pasaban.
- ¿Cuál es el problema, Kittie-Kat? Tal vez pueda echarte una mano – dije a mi compañera, sonriéndole a medio lado en cuanto manifestaba su angustia.
Sinceramente no estaba al tanto de que hacían falta algunos Dj’s en la cuidad, porque era casi tan nuevo como Nanami (técnicamente, llegué hace unas horas y mis maletas seguían conmigo), así que me mostré bastante sorprendido en cuanto a ése detalle. No fue entonces cuando un sujeto bien vestido se atrevió a interrumpirla, y para rematar le había dicho que estaba atravesada, ¿Quién se creí? Es hora de hacer una jugada Myers.
- ¡Hey, tú! – dije al hombre bien vestido, haciéndole una señal a Nanami de que volvía en breve para sujetar del hombro al sujeto y que me mirara a la cara - ¿Cómo te atreves a decirle que se fije en el camino cuando fuiste tú el idiota que chocó con ella? Mejor mira al camino y no a los mensajes de Whatsapp que llegan a tu móvil, porque como te vuelva a ver chocando con ella, te las verás conmigo – el tipo se dio cuenta que le llevaba un pedazo de tamaño (unos cinco o seis centímetros como mucho, pero esos cinco o seis centímetros hacen la diferencia), asintió con nerviosismo y siguió con lo suyo.
Suspiré, cruzándome de brazos antes de acomodar los lentes de mi cabeza y volver con la pequeña Nanami. Estos tipos de hoy en día, que no aprenden a respetar a una dama… Bueno, yo me encargaré de darle toda la cortesía y atención que se le pueda a mi Kittie-Kat. Esto será divertido.
- Siento haberte dejado sola, Kittie-Kat – dije a Nanami, dándole una rápida reverencia - Con gusto te ayudaré a que hagan saber que estás aquí. De hecho, esa es mi especialidad~ – sonreí de oreja a oreja con los ojos cerrados, tomando a la señorita por los hombros para abrazarla y después aclararme la carganta:
- ¡Su atención, damas y caballeros! ¡Tenemos aquí a una hermosísima DJ en la ciudad! ¿Algún interesado en hacerle subir al estrellato, además de mí? – grité, llamando la atención de algunos que pasaban.
Invitado- Invitado
Re: {L} Un paso adelante.
No recordaba la última vez que recibió un acto amable, no es que tampoco sufriera actos de bullying como normalmente pasa con personas de apariencia débil, no señor, pero muy a su pesar Nanami era invisible. Sí, y no solo porque sea pequeña y tenga un físico muy delgado, es algo que normalmente vivía constante en el pasado, pero eso ya es un caso aparte que pasó hace mucho tiempo. Por lo tanto, cuando las personas se dirigen a ella, no le molesta si es de mal o buena forma, en caso del tipo quién había sido el que chocó con su hombro podría sonar masoquista, pero era feliz. Sonaba pero no lo era, ella era feliz de ser notada. Por eso, cuando vio a Clyde dirigirse hasta el hombre, actuar pensaba detenerlo, podría también correr el riesgo de volverse una pelea.
Antes de al menos dar un paso las palabras del contrario la dejaron pasmada. No por el contenido, eso le pareció gracioso, fue por la forma en la que la defendió. Pudo haberse buscado un problema, si Clyde era un fotógrafo, eso significaría que cabría la posibilidad de que ese hombre tuviera un rango mayor como un periodista profesional o algo similar que pudiera sacarlo de la prensa con tan solo sugerirlo a sus camaradas. Chiaki nunca se perdonaría algo como eso y estaría triste. Pero podría ser peor, ¿Y si el hombre era agresivo? Hace un momento le pareció a Chiaki, podría entonces dañarle físicamente y ahí si iría peor.
Cuando Clyde se regresó, todo parecía que marchó bien, sin embargo, las delgadas cejas de la chica estaban fruncidas. Pensaba sermonearlo por su acto impulsivo, sí, estaba agradecida demasiado pero eso no quitaba de que pudo haber ido a peor el asunto. —Señor Cly-— Se vio interrumpida a causa de que su cuerpo fue guiado hacia el ajeno. Chiaki todavía no reaccionaba al asunto, sus manos estaban aferradas al cuerpo del contrario como también lo estaba su mejilla, una posición similar a las que las princesas eran socorridas por su príncipe. Si no fuera por los aplausos la chiquilla se mantendría en ese mismo trance, se hubiera quitado de en brazos y salir huyendo pero entonces Clyde quedaría mal frente a las personas y ella no podría hacer tan desagradecido con una persona tan amable.
Le impresionaba que sus palabras pudieran hacer que todo el personal que alguna vez se presentó ignorante con ella, ahora todos parecían mirarlos. Nanami no entendía por qué aplaudían, después de todo el hizo una petición pero, estaba segura que las palabras de Clyde aunque fueran cortas, alentaron a las personas para darle la bienvenida con un gesto como ese. —Señor Clyde…— Su voz estaba no solo ahogada por la postura en que su cuerpo se encontraba, también los aplausos eran motivo para que el tono de su voz se escuchara aun más bajo. —Muchísimas gracias por su bondad…— Haría una reverencia, incluso inclinarse en el suelo que es una de las señales más grandes de respeto que se le puede dar a una persona en Japón, sin embargo, por la postura le era imposible y no le molestaría quedarse así un buen rato.
Una que otras personas quienes eran empleados del local levantaban la mano en señal de que ayudarían (en la mayoría mujeres que parecían querer impresionar al chico) y algunos hombres también se ofrecían. Chiaki lentamente se apartó luego de hacer un gesto con la cabeza de que estaba bien, ahora sería su turno. Se mantenía aún cerca del buen hombre que la ayudó, ahora debía presentarse frente a la gente. —¡Soy Nanami Chiaki, un placer! Bueno, recientemente llegué a la ciudad, soy DJ, mi nombre artístico es DJPinkBear! por lo que estaría agradecida si esta primicia se pública, ¡ahora Glass City tiene una DJ en la cuál confiar sus fiestas!— Automáticamente había ensanchado una sonrisa en su rostro, las personas parecían un poco más amable a como fueron anteriormente, tan solo necesitaría un escritor de artículos y sería feliz. Se volteó a ver a Clyde y levantó el dedo pulgar en señal de “todo está genial”.
❝Sin duda, Clyde es un verdadero Ouji-sama…❞
Off: Lamento la súper tardanza ;AA; Nanami ahora admirará a el Myers por los siglos de los siglos. (?)
Que egocéntrico sale Clyde en el avatar aunque es muy cierto (?)sholoamo
Antes de al menos dar un paso las palabras del contrario la dejaron pasmada. No por el contenido, eso le pareció gracioso, fue por la forma en la que la defendió. Pudo haberse buscado un problema, si Clyde era un fotógrafo, eso significaría que cabría la posibilidad de que ese hombre tuviera un rango mayor como un periodista profesional o algo similar que pudiera sacarlo de la prensa con tan solo sugerirlo a sus camaradas. Chiaki nunca se perdonaría algo como eso y estaría triste. Pero podría ser peor, ¿Y si el hombre era agresivo? Hace un momento le pareció a Chiaki, podría entonces dañarle físicamente y ahí si iría peor.
Cuando Clyde se regresó, todo parecía que marchó bien, sin embargo, las delgadas cejas de la chica estaban fruncidas. Pensaba sermonearlo por su acto impulsivo, sí, estaba agradecida demasiado pero eso no quitaba de que pudo haber ido a peor el asunto. —Señor Cly-— Se vio interrumpida a causa de que su cuerpo fue guiado hacia el ajeno. Chiaki todavía no reaccionaba al asunto, sus manos estaban aferradas al cuerpo del contrario como también lo estaba su mejilla, una posición similar a las que las princesas eran socorridas por su príncipe. Si no fuera por los aplausos la chiquilla se mantendría en ese mismo trance, se hubiera quitado de en brazos y salir huyendo pero entonces Clyde quedaría mal frente a las personas y ella no podría hacer tan desagradecido con una persona tan amable.
Le impresionaba que sus palabras pudieran hacer que todo el personal que alguna vez se presentó ignorante con ella, ahora todos parecían mirarlos. Nanami no entendía por qué aplaudían, después de todo el hizo una petición pero, estaba segura que las palabras de Clyde aunque fueran cortas, alentaron a las personas para darle la bienvenida con un gesto como ese. —Señor Clyde…— Su voz estaba no solo ahogada por la postura en que su cuerpo se encontraba, también los aplausos eran motivo para que el tono de su voz se escuchara aun más bajo. —Muchísimas gracias por su bondad…— Haría una reverencia, incluso inclinarse en el suelo que es una de las señales más grandes de respeto que se le puede dar a una persona en Japón, sin embargo, por la postura le era imposible y no le molestaría quedarse así un buen rato.
Una que otras personas quienes eran empleados del local levantaban la mano en señal de que ayudarían (en la mayoría mujeres que parecían querer impresionar al chico) y algunos hombres también se ofrecían. Chiaki lentamente se apartó luego de hacer un gesto con la cabeza de que estaba bien, ahora sería su turno. Se mantenía aún cerca del buen hombre que la ayudó, ahora debía presentarse frente a la gente. —¡Soy Nanami Chiaki, un placer! Bueno, recientemente llegué a la ciudad, soy DJ, mi nombre artístico es DJPinkBear! por lo que estaría agradecida si esta primicia se pública, ¡ahora Glass City tiene una DJ en la cuál confiar sus fiestas!— Automáticamente había ensanchado una sonrisa en su rostro, las personas parecían un poco más amable a como fueron anteriormente, tan solo necesitaría un escritor de artículos y sería feliz. Se volteó a ver a Clyde y levantó el dedo pulgar en señal de “todo está genial”.
* Ouji-sama príncipe con el complemento muy formal.
Off: Lamento la súper tardanza ;AA; Nanami ahora admirará a el Myers por los siglos de los siglos. (?)
Que egocéntrico sale Clyde en el avatar aunque es muy cierto (?)
Re: {L} Un paso adelante.
Si, sabía que estaba a una alta probabilidad de que me llamaran loco y me echaran por la ventana al hacer semejante escándalo. Igual y no es como si me importaba, básicamente tenía que irme acostumbrando a los múltiples golpes, patadas, mordiscos, sartenazos y quemaduras que posiblemente me lleve a lo largo de mi carrera como fotógrafo de celebridades y noticias para Glass City, ¿Es que acaso no era parte del encanto? Sabía a lo que me enfrentaba, y puedo manejarlo.
Sin embargo, los aplausos me habían tomado un poco desprevenido, teniendo que bajar la mirada hacia la pequeña Nanami, teniendo que aguantar mis impulsos de estirar sus mejillas como plastilina al verla, tan chiquita e indefensa, abrazándome como si de eso dependiera su vida. Si los aplausos eran una farsa, al menos me aseguraré de que no se lastime tanto durante la caída. Con suerte y la puedo dejar en el segundo piso antes de que muera, porque el edificio es harto de alto. Las personas vuelven al sorprenderme al darme palmadas en el hombro y recibir con mayor ánimo a la pequeña Kittie-Kat, sonriéndole ladino con cierto orgullo cuando se declara como la nueva DJ de la ciudad, teniendo que despeinarla un poco en el momento en que me miró con esa sonrisa tan encantadora en su rostro.
- Venga, ¿Una foto? – pregunté, siendo las mujeres a mi alrededor quiénes respondieran afirmativamente.
Me aparto un poco de la multitud para sacar de mi maleta una cámara fotográfica que me cuelgo en el cuello. Al hacerle unas señas a la gente para que se acumule alrededor de Nanami, sonrío de oreja a oreja y me preparo para la foto. La gente en multitud grita “¡Glass City!” como la típica palabra que usan previa para capturar una foto. Lo cierto es que yo había tomado un par de fotos antes de que se les ocurriera abrir la boca, y había aprovechado esa oportunidad brillante para hacerle zoom a la fotografía y enfocar el rostro de la pelirrosada, queriendo captar el momento preciso en el que su sonrisa ilumine la imagen.
Al tomar la foto, la gente se me acercó para verla, pasando rápidamente a mostrarles las que había tomado del grupal, sonriéndoles ampliamente al ver que les gustaba mi trabajo. Esto tal vez me ayudaría a conseguir el empleo, casi lo siento en la bolsa. Volteé a mirar a la pequeña Nanami, ignorando un poco los empujones de mí alrededor para quienes no habían visto la foto, dedicándole un guiño y una sonrisa, abriéndome paso entre la gente:
- ¿Estás mejor, Kittie-kat? – pregunté, volviéndola a despeinar con cuidado – Parece que has conseguido la atención que querías. ¿Hay algo más en lo que pueda serte útil? – dije, haciendo una pequeña reverencia, queriéndome hacerme el gracioso.
Sin embargo, los aplausos me habían tomado un poco desprevenido, teniendo que bajar la mirada hacia la pequeña Nanami, teniendo que aguantar mis impulsos de estirar sus mejillas como plastilina al verla, tan chiquita e indefensa, abrazándome como si de eso dependiera su vida. Si los aplausos eran una farsa, al menos me aseguraré de que no se lastime tanto durante la caída. Con suerte y la puedo dejar en el segundo piso antes de que muera, porque el edificio es harto de alto. Las personas vuelven al sorprenderme al darme palmadas en el hombro y recibir con mayor ánimo a la pequeña Kittie-Kat, sonriéndole ladino con cierto orgullo cuando se declara como la nueva DJ de la ciudad, teniendo que despeinarla un poco en el momento en que me miró con esa sonrisa tan encantadora en su rostro.
- Venga, ¿Una foto? – pregunté, siendo las mujeres a mi alrededor quiénes respondieran afirmativamente.
Me aparto un poco de la multitud para sacar de mi maleta una cámara fotográfica que me cuelgo en el cuello. Al hacerle unas señas a la gente para que se acumule alrededor de Nanami, sonrío de oreja a oreja y me preparo para la foto. La gente en multitud grita “¡Glass City!” como la típica palabra que usan previa para capturar una foto. Lo cierto es que yo había tomado un par de fotos antes de que se les ocurriera abrir la boca, y había aprovechado esa oportunidad brillante para hacerle zoom a la fotografía y enfocar el rostro de la pelirrosada, queriendo captar el momento preciso en el que su sonrisa ilumine la imagen.
Al tomar la foto, la gente se me acercó para verla, pasando rápidamente a mostrarles las que había tomado del grupal, sonriéndoles ampliamente al ver que les gustaba mi trabajo. Esto tal vez me ayudaría a conseguir el empleo, casi lo siento en la bolsa. Volteé a mirar a la pequeña Nanami, ignorando un poco los empujones de mí alrededor para quienes no habían visto la foto, dedicándole un guiño y una sonrisa, abriéndome paso entre la gente:
- ¿Estás mejor, Kittie-kat? – pregunté, volviéndola a despeinar con cuidado – Parece que has conseguido la atención que querías. ¿Hay algo más en lo que pueda serte útil? – dije, haciendo una pequeña reverencia, queriéndome hacerme el gracioso.
Invitado- Invitado
Re: {L} Un paso adelante.
Chiaki parecía estar más que feliz, súper encantada, no creyó que todo eso fuera a suceder si anteriormente fue como una pulga, menor que eso porque aunque sea las pulgas recibían atención, sin embargo, la gente logró prestarle más atención con tan solo escuchar a Clyde, si eso era siendo un fotógrafo será un gran líder dentro de la prensa en un futuro no muy lejano y eso lo podía apostar la pelirrosada.
Pronto su ‘príncipe’ anunció que tomaría una foto, Chiaki no era para nada fotogénica pero si quería triunfar en el estrellato entonces debía aceptar todo lo que pidiesen, además, será una foto grupal, ¿Qué podría ser? Se agrupó entre el montón de personas, más mujeres que hombres, por supuesto ella estaba hacia delante y no porque fuera la que anunció la noticia de su llegada, más bien fue porque era muy pequeña y podría ser eclipsada con bastante facilidad. Sentía algunas palmas sostener sus hombros y aquello le brindó una conformidad aunque sea momentánea, su sonrisa vislumbró automáticamente y no porque el flash se avecinaba.
En cuanto Clyde tomó la foto las personas comenzaron a disiparse y reunieron sus propios grupos para hablar de lo más recientes, otros con libres y unos simplemente tenían una mente almacenadora de datos que podría superar una computadora con miles de gigabytes, otros la gran mayor parte se encargó de bloquear a Clyde para ver la foto, Chiaki no le dio tiempo de integrarse así que esperaría hasta que las aguas se calmaran para verla más tarde, bien, ¿A quién mentía? No quería ver la imagen, quería agradecerle enormemente al castaño por su amabilidad.
❝Vaya, el señor Clyde consiguió popularidad muy rápido… Estoy seguro que es su habilidad innata… Como un pokémon tipo normal.❞ Asentía con la cabeza ante su presunto descubrimiento, solía salirse lo friki interno de la niña. Finalmente podía ver cómo se las ingeniaba para salir del amontamiento hasta que estuvo a su frente. —Eres genial, Clyde, ¡No sé cómo le hiciste!— Expresaba un poco más abierta, conteniendo las ganas de dar un salto y así destilar al menos un 1.01% del 100% que aún abarcaba en ella.
Asintió con la cabeza con respecto a su pregunta, ¿Qué si estaba bien? Se sentía en la gloria, y eso que apenas tan solo eran ofrecimientos, tal vez al otro día ni se acuerden de ella, más sin embargo, un día de ser aceptada fue suficiente y un buen comienzo. Lástima que Chiaki estaba tan emocionada que no se percató acerca de que la única razón por la que todos estaban conmocionados fue por la ayuda de Clyde, era más seguro que si lo hacía ella sola como antes, ni la hubieran mirado. —Estoy bien, gracias…— Enseguida al notar que había tomado mucha confianza como para expresarse de tal modo, inclinó un poco la cabeza para no verle sin dejar de sonreír y se arreglaba el pelo. —Yo tan solo espero que me sirva por un rato más esta “atención”— Hizo énfasis en la última palabra, ahora ladeó la cabeza hasta donde había un grupo de gente, pronto el tema con respecto a Chiaki cambió, parecía que la magia acabaría en cuestión de segundos.
Clyde era un príncipe y ella se sentía como cenicienta. Sin duda su día se volvió un cuento de hadas. ¿Qué más seguiría? ¿Llegaría un carro último modelo y la subiría al estrellato?Si la vida fuera tan predecible Chiaki sería más arriesgada. —Creo que es mi turno de ayudarle un poco, señor Clyde.— Escondió sus brazos tras su espalda y se tambaleaba un poco desde sus talones, como un niño en espera de un dulce solo que esta ni siquiera se inmutaba a verle directamente.
Pronto su ‘príncipe’ anunció que tomaría una foto, Chiaki no era para nada fotogénica pero si quería triunfar en el estrellato entonces debía aceptar todo lo que pidiesen, además, será una foto grupal, ¿Qué podría ser? Se agrupó entre el montón de personas, más mujeres que hombres, por supuesto ella estaba hacia delante y no porque fuera la que anunció la noticia de su llegada, más bien fue porque era muy pequeña y podría ser eclipsada con bastante facilidad. Sentía algunas palmas sostener sus hombros y aquello le brindó una conformidad aunque sea momentánea, su sonrisa vislumbró automáticamente y no porque el flash se avecinaba.
En cuanto Clyde tomó la foto las personas comenzaron a disiparse y reunieron sus propios grupos para hablar de lo más recientes, otros con libres y unos simplemente tenían una mente almacenadora de datos que podría superar una computadora con miles de gigabytes, otros la gran mayor parte se encargó de bloquear a Clyde para ver la foto, Chiaki no le dio tiempo de integrarse así que esperaría hasta que las aguas se calmaran para verla más tarde, bien, ¿A quién mentía? No quería ver la imagen, quería agradecerle enormemente al castaño por su amabilidad.
❝Vaya, el señor Clyde consiguió popularidad muy rápido… Estoy seguro que es su habilidad innata… Como un pokémon tipo normal.❞ Asentía con la cabeza ante su presunto descubrimiento, solía salirse lo friki interno de la niña. Finalmente podía ver cómo se las ingeniaba para salir del amontamiento hasta que estuvo a su frente. —Eres genial, Clyde, ¡No sé cómo le hiciste!— Expresaba un poco más abierta, conteniendo las ganas de dar un salto y así destilar al menos un 1.01% del 100% que aún abarcaba en ella.
Asintió con la cabeza con respecto a su pregunta, ¿Qué si estaba bien? Se sentía en la gloria, y eso que apenas tan solo eran ofrecimientos, tal vez al otro día ni se acuerden de ella, más sin embargo, un día de ser aceptada fue suficiente y un buen comienzo. Lástima que Chiaki estaba tan emocionada que no se percató acerca de que la única razón por la que todos estaban conmocionados fue por la ayuda de Clyde, era más seguro que si lo hacía ella sola como antes, ni la hubieran mirado. —Estoy bien, gracias…— Enseguida al notar que había tomado mucha confianza como para expresarse de tal modo, inclinó un poco la cabeza para no verle sin dejar de sonreír y se arreglaba el pelo. —Yo tan solo espero que me sirva por un rato más esta “atención”— Hizo énfasis en la última palabra, ahora ladeó la cabeza hasta donde había un grupo de gente, pronto el tema con respecto a Chiaki cambió, parecía que la magia acabaría en cuestión de segundos.
Clyde era un príncipe y ella se sentía como cenicienta. Sin duda su día se volvió un cuento de hadas. ¿Qué más seguiría? ¿Llegaría un carro último modelo y la subiría al estrellato?Si la vida fuera tan predecible Chiaki sería más arriesgada. —Creo que es mi turno de ayudarle un poco, señor Clyde.— Escondió sus brazos tras su espalda y se tambaleaba un poco desde sus talones, como un niño en espera de un dulce solo que esta ni siquiera se inmutaba a verle directamente.
Re: {L} Un paso adelante.
Esa sonrisa… esos ojitos… ese cabello… Esa postura tan jodidamente adorable… Kittie-Kat, haces que mi tarea de aguantar las ganas de estirar tus mejillas sea cada vez más difícil. Me aclaré la garganta, tratando de despejar las ideas locas de mi cabeza antes de sonreírle ladino, como solía hacer cuando tenía a una guapura como la pequeña, despeinándola suavemente mientras reía:
- No te preocupes por eso, cariño, mis cosas ya están cubiertas – extendí mi sonrisa, metiendo las manos en los bolsillos – . Estoy en la lista de espera, en realidad. Hace poco hablé con algunas secretarias y me han dicho que esperara a que llegara el jefe. Se supone que tengo una entrevista , pero parece que no ha venido… – En ese momento había recordado un detalle bastante importante, así que me incliné un poco hacia ella, acortando la distancia su rostro para verle un poco más de cerca - Aunque… ahora que lo mencionas, creo que puedes hacer algo por mí…
Mi sonrisa se retorció un poco, volviéndose un gesto un poco más maligno que galante. Erguido otra vez, me acerqué hasta mi maleta y abrí uno de los bolsillos, sacando mi billetera para guardarla en mi bolsillo. Al volverme a levantar, presioné un pequeño botón del mismo y tomé la maleta, dejándola por debajo del escritorio de la muchacha que me había atendido antes, quien me miró algo confusa por lo que había hecho.
- Tranquila, volveré por ella en unos minutos. Sólo asegúrate que nada le pase, allí tengo todo mi material de trabajo – le guiñé el ojo a la muchacha, volviéndome a acercar a la pequeña pelirrosada para pasar la mano por encima de sus hombros y atraerla hacia mí, igual a como pegué gritos para que notaran su presencia – . Bajaré un momento a desayunar, que viajar más de ocho horas desde Irlanda sin una bolsa de maní en el estómago hace daño. Voy a llevarme a PinkieBear conmigo, la traeré antes de que llamen a alguno de los dos para la entrevista – y volví a despeinar a la susodicha, indicándole a la secretaria que disponía de mi número telefónico en el papelito que dejé sobre su teclado. La mujer, aún confusa, miró al papel, comprobando que allí estaba el número escrito y la típica nota de “Llámame” por la que reí antes de entrar en el ascensor.
Luego de que se cerraran las puertas del ascensor, solté a la pequeña Kittie-kat y me recosté de uno de los muros, pasando una mano por mi cabello soltando un suspiro. Bajé los hombros, recostando la cabeza de la pared para cerrar los ojos por un momento. Efectivamente, el estómago me estaba pasando la factura por no haber disuelto nada delicioso. No había comido nada en todo el día de ayer por los nervios del viaje, porque en el fondo, incluso un sujeto tan genial como yo siente nervios por irse de su propia patria para trabajar con los grandes. Recordando la presencia de Nanami, abrí un ojo y le dediqué una sonrisa, saliendo del ascensor apenas éste se abrió, para así finalmente salir del edificio.
A partir de allí me sentí completamente perdido, por poco y había recordado que estaba en territorio desconocido. Miré a ambos lados, procurando que no se me notase mucho la cara de póker al no saber a dónde demonios ir. Para mi fortuna, frente a nosotros había una cafetería con buena pinta, así que le indiqué a Kittie-kat que iríamos allí, esperando a que el semáforo diera rojo para cruzar rápidamente la calle y ver el local. No estaba tan mal, el sitio estaba medianamente lleno pero había sitios dónde sentarse. Llevé a la muchacha hasta una mesa cerca de la ventana que me daría una vista directa de la puerta de la prensa, en caso de que llegara el jefazo quería tener una idea de cómo se vería.
- Disculpen… ¿En qué puedo servirles? – dijo una voz femenina a nuestro lado. Cuando volteé hacia ella, me encontré con una hermosa chica de cabellos claros que vestía de camarera, sacándome automáticamente una sonrisa de Don Juan.
- Vaaaya… – dije en voz alta, haciendo que la chica sonriese nerviosa y apartara la mirada de mí. Reí suave, volviéndome hacia la pelirrosada – ¿Qué se te antoja, Kittie-kat? Apuesto que aquí tienen cosas muy buenas que servir… – volví a mirar de reojo a la chica, haciendo que la muchacha riera hecha un tomate.
- No te preocupes por eso, cariño, mis cosas ya están cubiertas – extendí mi sonrisa, metiendo las manos en los bolsillos – . Estoy en la lista de espera, en realidad. Hace poco hablé con algunas secretarias y me han dicho que esperara a que llegara el jefe. Se supone que tengo una entrevista , pero parece que no ha venido… – En ese momento había recordado un detalle bastante importante, así que me incliné un poco hacia ella, acortando la distancia su rostro para verle un poco más de cerca - Aunque… ahora que lo mencionas, creo que puedes hacer algo por mí…
Mi sonrisa se retorció un poco, volviéndose un gesto un poco más maligno que galante. Erguido otra vez, me acerqué hasta mi maleta y abrí uno de los bolsillos, sacando mi billetera para guardarla en mi bolsillo. Al volverme a levantar, presioné un pequeño botón del mismo y tomé la maleta, dejándola por debajo del escritorio de la muchacha que me había atendido antes, quien me miró algo confusa por lo que había hecho.
- Tranquila, volveré por ella en unos minutos. Sólo asegúrate que nada le pase, allí tengo todo mi material de trabajo – le guiñé el ojo a la muchacha, volviéndome a acercar a la pequeña pelirrosada para pasar la mano por encima de sus hombros y atraerla hacia mí, igual a como pegué gritos para que notaran su presencia – . Bajaré un momento a desayunar, que viajar más de ocho horas desde Irlanda sin una bolsa de maní en el estómago hace daño. Voy a llevarme a PinkieBear conmigo, la traeré antes de que llamen a alguno de los dos para la entrevista – y volví a despeinar a la susodicha, indicándole a la secretaria que disponía de mi número telefónico en el papelito que dejé sobre su teclado. La mujer, aún confusa, miró al papel, comprobando que allí estaba el número escrito y la típica nota de “Llámame” por la que reí antes de entrar en el ascensor.
Luego de que se cerraran las puertas del ascensor, solté a la pequeña Kittie-kat y me recosté de uno de los muros, pasando una mano por mi cabello soltando un suspiro. Bajé los hombros, recostando la cabeza de la pared para cerrar los ojos por un momento. Efectivamente, el estómago me estaba pasando la factura por no haber disuelto nada delicioso. No había comido nada en todo el día de ayer por los nervios del viaje, porque en el fondo, incluso un sujeto tan genial como yo siente nervios por irse de su propia patria para trabajar con los grandes. Recordando la presencia de Nanami, abrí un ojo y le dediqué una sonrisa, saliendo del ascensor apenas éste se abrió, para así finalmente salir del edificio.
A partir de allí me sentí completamente perdido, por poco y había recordado que estaba en territorio desconocido. Miré a ambos lados, procurando que no se me notase mucho la cara de póker al no saber a dónde demonios ir. Para mi fortuna, frente a nosotros había una cafetería con buena pinta, así que le indiqué a Kittie-kat que iríamos allí, esperando a que el semáforo diera rojo para cruzar rápidamente la calle y ver el local. No estaba tan mal, el sitio estaba medianamente lleno pero había sitios dónde sentarse. Llevé a la muchacha hasta una mesa cerca de la ventana que me daría una vista directa de la puerta de la prensa, en caso de que llegara el jefazo quería tener una idea de cómo se vería.
- Disculpen… ¿En qué puedo servirles? – dijo una voz femenina a nuestro lado. Cuando volteé hacia ella, me encontré con una hermosa chica de cabellos claros que vestía de camarera, sacándome automáticamente una sonrisa de Don Juan.
- Vaaaya… – dije en voz alta, haciendo que la chica sonriese nerviosa y apartara la mirada de mí. Reí suave, volviéndome hacia la pelirrosada – ¿Qué se te antoja, Kittie-kat? Apuesto que aquí tienen cosas muy buenas que servir… – volví a mirar de reojo a la chica, haciendo que la muchacha riera hecha un tomate.
Invitado- Invitado
Re: {L} Un paso adelante.
Chiaki era muy bien reconocida en Japón por ser una chica muy solidaria, alguien que siempre gusta de tender la mano al necesitado, sin embargo, en este caso, Clyde no mostró señales de carecer de algo, de suplir una necesidad, de ayudarse en alguna bronca y aún así, ésta se ofreció. No sabía que buscaba con ello, nunca deseó tener beneficios por su ayuda a la gente, pero ésta vez, tal vez esperaba algún gesto por parte del contrario. ¿Quería un gracias una aprobación? ¡Pues claro, hombre! ¿Qué más esperaba? Y todo por el simple hecho y la mera necesidad de ver aquel hombre más tranquilo… Más tranquilo de lo que ya está, sentía que era lo mínimo que podía hacer luego de haberle ayudado bastante anteriormente.
Sintió el suave despeine produciendo que esta se inclinara un poco más como si de un cachorrito se tratara. —¡Señor Clyde!— Exclamó entre risas, queriendo sonar en tono demandante por haberle hecho un nuevo peinado en su cabeza, el cuál le llamaría flequillos locos, pues estaban muy desarreglados. Clyde explicó que su ayuda no sería necesaria puesto a que al parecer ya había acordado algo con la empresa en la que trabajaría, aunque luego, de repente su decisión había cambiado al cabo de unos pocos segundos. —Ha-hai! ¿En qué puedo servirle?— En sus finos entrecejos, se dibujó una minúscula inclinación mientras que sus labios curvaron hacia abajo, con esa típica expresión de niña decidida o valiente, como si de una misión súper arriesgosa se tratase.
Clyde habló con el señor y pronto le dio la noticia de que éste saldría a desayunar, Chiaki pensaba quedarse ahí y esperar por él pero, no, pasó algo más; Clyde se la llevaría, ambos irían a comer juntos, sonaba un poco comprometedor si lo pensaba de tal modo pero era lo que pasaba. En poco tiempo llegaron a la tienda, un lugar muy bonito sin duda, Chiaki había distraído sus orbes con la decoración del lugar mientras que Clyde se encargaba de buscar una mesa para ambos y así lo hizo, guiándola hasta un lugar bastante cómodo y bonito. —Señor Clyde, mire, se puede ver-— Chiaki se vio interrumpida cuando una nueva mujer se presentó; Bonito monumento e cuerpo lánguido y de mucho material de qué hablar. La pelirrosa tan solo guardó silencio mientras que veía la escena con curiosidad.
No pudo decir nada, Clyde habló primero y al parecer, su “ouji-sama” se distrajo lo suficiente con la nueva presente. Despertó del pequeño trance gracias al llamado de Clyde, levantó la cabeza y se dispuso a moverla un poco para mantenerse al cien por ciento despierta en la realidad. —Oh, solo un vaso de agua.— Contestó a lo que dibujaba una sonrisa corta y luego, una vez más se distrajo pero esta vez poniendo los ojos sobre la mujer. —Señor Clyde, se me ocurrió que tal vez, bueno, noté que es nuevo en la ciudad por lo escuchado y sus maletas, eso quiere decir que tal vez no tenga donde quedarse — A pesar de que las palabras iban dirigidas para Clyde, ella mantenía su mirada alerta sobre la mujer de lacias hebras claras. —Mi hogar es un departamento no muy lejos de acá, con un taxi se llega en menos de lo que canta un gallo. Podría quedarse en mi departamento, tengo un par de habitaciones para huésped— Chiaki no titubeaba, sus orbes abiertos y con un semblante entre sereno y ¿Amenazador? No, más bien parecía con un mensaje oculto que solo tal vez la peliclara sabría. —¿Qué te parece?— Esta vez sí llevó su mirada al chico mientras sonreía un poco, tal vez parte de ella había vuelto en sí y moría de la vergüenza, pero había otra que no se arrepentía de nada por la oferta.
Sintió el suave despeine produciendo que esta se inclinara un poco más como si de un cachorrito se tratara. —¡Señor Clyde!— Exclamó entre risas, queriendo sonar en tono demandante por haberle hecho un nuevo peinado en su cabeza, el cuál le llamaría flequillos locos, pues estaban muy desarreglados. Clyde explicó que su ayuda no sería necesaria puesto a que al parecer ya había acordado algo con la empresa en la que trabajaría, aunque luego, de repente su decisión había cambiado al cabo de unos pocos segundos. —Ha-hai! ¿En qué puedo servirle?— En sus finos entrecejos, se dibujó una minúscula inclinación mientras que sus labios curvaron hacia abajo, con esa típica expresión de niña decidida o valiente, como si de una misión súper arriesgosa se tratase.
Clyde habló con el señor y pronto le dio la noticia de que éste saldría a desayunar, Chiaki pensaba quedarse ahí y esperar por él pero, no, pasó algo más; Clyde se la llevaría, ambos irían a comer juntos, sonaba un poco comprometedor si lo pensaba de tal modo pero era lo que pasaba. En poco tiempo llegaron a la tienda, un lugar muy bonito sin duda, Chiaki había distraído sus orbes con la decoración del lugar mientras que Clyde se encargaba de buscar una mesa para ambos y así lo hizo, guiándola hasta un lugar bastante cómodo y bonito. —Señor Clyde, mire, se puede ver-— Chiaki se vio interrumpida cuando una nueva mujer se presentó; Bonito monumento e cuerpo lánguido y de mucho material de qué hablar. La pelirrosa tan solo guardó silencio mientras que veía la escena con curiosidad.
No pudo decir nada, Clyde habló primero y al parecer, su “ouji-sama” se distrajo lo suficiente con la nueva presente. Despertó del pequeño trance gracias al llamado de Clyde, levantó la cabeza y se dispuso a moverla un poco para mantenerse al cien por ciento despierta en la realidad. —Oh, solo un vaso de agua.— Contestó a lo que dibujaba una sonrisa corta y luego, una vez más se distrajo pero esta vez poniendo los ojos sobre la mujer. —Señor Clyde, se me ocurrió que tal vez, bueno, noté que es nuevo en la ciudad por lo escuchado y sus maletas, eso quiere decir que tal vez no tenga donde quedarse — A pesar de que las palabras iban dirigidas para Clyde, ella mantenía su mirada alerta sobre la mujer de lacias hebras claras. —Mi hogar es un departamento no muy lejos de acá, con un taxi se llega en menos de lo que canta un gallo. Podría quedarse en mi departamento, tengo un par de habitaciones para huésped— Chiaki no titubeaba, sus orbes abiertos y con un semblante entre sereno y ¿Amenazador? No, más bien parecía con un mensaje oculto que solo tal vez la peliclara sabría. —¿Qué te parece?— Esta vez sí llevó su mirada al chico mientras sonreía un poco, tal vez parte de ella había vuelto en sí y moría de la vergüenza, pero había otra que no se arrepentía de nada por la oferta.
Re: {L} Un paso adelante.
- ¿Sólo un vaso de agua? – repetí, creyendo no haber escuchado bien. No sabía si Nanami era de esas que trataban de “mantener la figura” o algo por el estilo. Al final le resté importancia al asunto y miré de nuevo hacia nuestra atractiva camarera – Yo quisiera sólo el desayuno de hoy. Gracias – alcé los hombros, señalando vagamente con el índice derecho al cartel que anunciaban el desayuno de pan tostado, huevos revueltos… ustedes saben, desayuno.
La muchacha me sonrió y mientras anotaba nuestros pedidos, la Kittie-Kat había retomado la palabra. Mi mirada estaba centrada en la camarera, pero eso no quitaba que no le prestaba atención a mi adorable compañera hasta darme cuenta que algo parecía suceder. Volteé hacia Nanami, un poco extrañado que mirara más a la chica al lado mío que pues… a mí, pero esa expresión de ojos abiertos y de búho me parecía realmente linda en ella. Mi miraba se rotaba en la pelirrosada y la pelipúrpura, sintiendo que se había hecho un repentino agujero de silencio que me parecía corresponder como respuesta.
Volteé plenamente hacia Nanami, sonriéndole de oreja a oreja y queriendo aplastar sus pequeñas pero tiernas mejillas.
- La verdad es que es muy amable de tu parte, Kittie-Kat – respondí, apoyando los codos sobre la mesa – Si es verdad que llevo unas pocas horas en la ciudad y no conozco de nada. Literalmente al bajarme del avión fui directo hacia la torre de prensa y no he visto mucho de hoteles o departamentos – me encogí de hombros, sin percatarme de que nuestra mesera se había ido (¿demasiado rápido, tal vez?) y volvimos a estar solos – . No quiero ser una molestia para ti, pero tampoco quiero dormir a merced de la lluvia… – levanté un dedo frente a ella, sonriéndole de oreja a oreja – podría aceptar tu oferta por una noche. Es todo el tiempo que necesito para encontrar un departamento, ¿está bien?
Y justamente en ese momento, la mesera llegó con una gran bandeja en donde estaba mi plato y una taza de café grande. También había traído el vaso de agua para la Kittie-Kat, el cual se lo dio con la mano temblorosa y una expresión ligeramente asustada, como si tuviera miedo de que en algún momento se le abalanzara encima para comerse su mano entera. Entregado el pedido, le dije como último recado a la chica que volviera en unos cinco minutos. Ella asintió y murmuró un suave “de acuerdo” sin dejar de mirar a Nanami, ¿Qué cosa extraña pasa entre ellas dos?
Cuando la camarera se fue nuevamente, yo me ocupé de probar el café y antes de darle un bocado a mi desayuno, le dediqué una sonrisita algo burlona a mi compañera con el tenedor cerca de los labios:
- Se nota que tienes varias amigas por aquí, Kittie-kat – reí suavemente, metiéndome un puñado de comida a la boca.
La muchacha me sonrió y mientras anotaba nuestros pedidos, la Kittie-Kat había retomado la palabra. Mi mirada estaba centrada en la camarera, pero eso no quitaba que no le prestaba atención a mi adorable compañera hasta darme cuenta que algo parecía suceder. Volteé hacia Nanami, un poco extrañado que mirara más a la chica al lado mío que pues… a mí, pero esa expresión de ojos abiertos y de búho me parecía realmente linda en ella. Mi miraba se rotaba en la pelirrosada y la pelipúrpura, sintiendo que se había hecho un repentino agujero de silencio que me parecía corresponder como respuesta.
Volteé plenamente hacia Nanami, sonriéndole de oreja a oreja y queriendo aplastar sus pequeñas pero tiernas mejillas.
- La verdad es que es muy amable de tu parte, Kittie-Kat – respondí, apoyando los codos sobre la mesa – Si es verdad que llevo unas pocas horas en la ciudad y no conozco de nada. Literalmente al bajarme del avión fui directo hacia la torre de prensa y no he visto mucho de hoteles o departamentos – me encogí de hombros, sin percatarme de que nuestra mesera se había ido (¿demasiado rápido, tal vez?) y volvimos a estar solos – . No quiero ser una molestia para ti, pero tampoco quiero dormir a merced de la lluvia… – levanté un dedo frente a ella, sonriéndole de oreja a oreja – podría aceptar tu oferta por una noche. Es todo el tiempo que necesito para encontrar un departamento, ¿está bien?
Y justamente en ese momento, la mesera llegó con una gran bandeja en donde estaba mi plato y una taza de café grande. También había traído el vaso de agua para la Kittie-Kat, el cual se lo dio con la mano temblorosa y una expresión ligeramente asustada, como si tuviera miedo de que en algún momento se le abalanzara encima para comerse su mano entera. Entregado el pedido, le dije como último recado a la chica que volviera en unos cinco minutos. Ella asintió y murmuró un suave “de acuerdo” sin dejar de mirar a Nanami, ¿Qué cosa extraña pasa entre ellas dos?
Cuando la camarera se fue nuevamente, yo me ocupé de probar el café y antes de darle un bocado a mi desayuno, le dediqué una sonrisita algo burlona a mi compañera con el tenedor cerca de los labios:
- Se nota que tienes varias amigas por aquí, Kittie-kat – reí suavemente, metiéndome un puñado de comida a la boca.
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